Indice
1.
Introducción
2. Don Francisco I. Madero en la decena
tragica la decena infame
3. Cronología de los
hechos
4. El Maximato
1928-1934
La primera de las grandes revoluciones sociales del
siglo tuvo lugar en la América
Latina. México
estaba bajo el férreo control del
dictador Porfirio Díaz y aunque su política
económica favoreció el progreso comercial y la
producción mexicana, los beneficios se
repartían entre los miembros de una oligarquía
excluyente. Para 1910, el 85% de la tierra
mexicana le pertenecía a menos del 1% de la población. Los campesinos se quedaron sin
tierras y sin trabajo y sufrían a diario los efectos del
hambre y la pobreza.
Luego de más de 30 años en el poder,
Díaz hizo un simulacro de apertura democrática y
llamó a elecciones ese año. Surgió un
oponente poderoso, Francisco Madero, que simpatizaba con la causa
de la reforma
agraria, contaba con el apoyo del campesinado y postulaba el
principio de la no-reelección. Madero fue encarcelado y
Díaz obtuvo una victoria electoral por la vía del
fraude.
Las protestas y la insurrección campesina no le
permitieron al viejo dictador mantenerse en el poder y
optó por exiliarse a Francia. Las
esperanzas que muchos mexicanos tenían cifradas en Madero
se vieron frustradas por su incapacidad para mantener el orden.
Su asesinato en 1913 fue el detonante que sacudió al
país y desató un torrente de pasiones y cruentas
pugnas por el poder que se
extendieron por varios años.
De los ejércitos campesinos surgieron grandes
líderes militares como Francisco "Pancho" Villa y Emiliano Zapata
que se hicieron famosos por sus hazañas. En 1917 se
redactó una nueva constitución que promulgaba el control
público de los recursos
naturales, la educación gratuita
y compulsoria y la formación de uniones laborales.
México
recuperó su estabilidad en 1920 con el gobierno de
Alvaro Obregón.
La revolución
mexicana tuvo muchos caudillos, se garantizó el
20 de
Noviembre, pero ya se había iniciado el día 17
en la casa de los hermanos Serdán, dentro de la revolución
brillaron infinidad de planes, uno de los que más eco tuvo
dentro del grueso de la población campesina fué la frase de
Emiliano
Zapata, TIERRA Y
LIBERTAD ,
dicha frase se puede decir que fué el himno de muchos de
los campesinos que tomaron parte en la lucha contra la dictadura, se
puede localizar dentro del famoso PLAN DE AYALA,
formulado por Emiliano Zapata,
que en su punto cinco dice:
"En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y
ciudadanos mexicanos, no son dueños ni de la tierra que
pisan, y sin poder mejorar en nada su condicion social, ni poder
dedicarse a la industria o la
ganadería
por estar monopolizadas por unas cuantas manos las tierras,
montes y aguas, por esa causa, se expropiarán previa
indemización de la tercera parte de esos monopolios, a los
poderosos propietarios de ellas, a fín de que los pueblos
y ciudadanos de México,
obtengan ejidos, colonias, feudos legales para pueblos o campos
de sembradíos o de labor, y se mejore en todo y para todo
la falta de prosperidad para los mexicanos.
El lema completo de este plan fue
"REFORMA, LIBERTAD,
JUSTICIA Y
LEY"
Dentro de la revolución
hubo otros cientos de caudillos, pero no todos brillaron por que
usaron métodos
diferentes de lucha, solo hubo algo que hacia homogéneos,
y fué la lucha contra una causa común.
La tiranía del gobierno, los
tratos infrahumanos de que eran objeto, los campesinos, las
inhumanas jornadas de trabajo, y las pésimas condiciones
de trabajo de los obreros, de todos estos personajes que lucharon
juntos para mejorar sus condiciones de existencia, y sus
perspectivas de un futuro mejor, destacaron algunos por sus ideas
progresistas, otros por su tenacidad para combatir en el campo de
batalla, de los principales podemos citar algunos que
también dieron a la revolución sus planes, como
Venustiano Carranza y su PLAN DE
GUADALUPE, Francisco I. Madero y su PLAN DE SAN LUIS POTOSI,
llamado así para distinguirlo de San Luis Missouri,
Francisco
Villa tenía en la lucha armada, los hermanos Carmen,
Aquiles y Máximo Serdán, Felipe Angeles, Jose Ma.
Pino Suárez, los hermanos Flores Magón, Belisario
Domínguez, Alvaro Obregón y muchos otros.
Debemos tener en cuenta que paso mucho tiempo para que
se dieran las condiciones necesarias para que no fuera un
fracaso, mucho tiempo de
organización, muchísimas muertes por
todas partes de la República Mexicana, donde
también hubo muchos destierros de personas que se oponian
al régimen de Porfirio Díaz.
Una vez que terminó la lucha armada, se procedió a
organizar políticamente el país, se cambió
al Presidente, pero se continuo con el mismo gabinete
político, lo que originó que empezara una
Época de Anarquía Política en la que se
cambiaba de personas dentro de la política cuando
llevaban poco tiempo en el
poder, ésta terminó con la llegada de
Cárdenas a la Presidencia.
Las primeras manifestaciones de descontento hacia las clases
gobernantes se realizaron prácticamente en 1901 cuando en
San Luis Potosí se reunió un Congreso Laboral
organizado por el Club Liberal "Ponciano Arriaga", saliendo de su
Congreso los hermanos Flores Magón.
En 1906 estalló el primer conflicto
obrero en Cananea, Sonora, con la consiguiente represión.
Un año después , en 1907, ocurren los sangrientos
sucesos de Río Blanco, Veracruz. El 18 de noviembre se
inició en Puebla el primer brote sangriento cuando Aquiles
Serdán, uno de los más puros revolucionarios,
fué cercado en su casa. Al resistirse, lo hirieron y el
día 19 murió.
Exiliado en los Estados Unidos,
Dn. Francisco I. Madero, expidió el Plan Revolucionario de
San Luis, desconociendo al Presidente, Vicepresidente y los
Poderes Legislativo y Judicial de la República,
determinando una organización política y militar
revolucionaria y fijando el 20 de noviembre
de 1910 como la fecha indicada para que principiara la
revolución armada.
Uno de los más destacados revolucionarios fué
Pascual Orozco, minero de Chihuahua, quien obtuvo los primeros
triunfos en la lucha armada al tomar Ciudad Guerrero
después de fieros combates.Exiliado en los Estados Unidos,
fué muerto cuando regresaba al país. Otros
seguidores de Madero en aquella época fueron el Padre
Orozco, Abraham González, José de la Luz
Blanco, Feliciano Díaz, Ignacio Valenzuela, Manuel Chao y
otros muchos que permanecen casi ignorados.
El General D. Porfirio Diáz, el viejo soldado de la
República, obligado por las circunstancias,
renunció a su cargo de Presidente de la República
el día 25 de mayo de 1911, renunciando asímismo el
Vicepresidente Ramón
Corral. El General Díaz salió esa misma noche para
Veracruz, en donde embarcó en el barco alemán y
nunca regreso al País.
Indudablemente el Plan de Ayala, es uno de los documentos
más consistentes y de mayor contenido humano y social.
Este Plan fué aprobado y firmado en una junta de jefes
revolucionarios del Sur, en la Villa de Ayala el 25 de noviembre
de 1911. En este documento se desconoció al Presidente
Madero, acusándolo de debilidad e ineptitud para realizar
los postulados de la Revolución. Afirmaba:
"Somos partidiarios de los principios y no
de los hombres". Su postulado fué: "La tierra es para
quien las trabaje con sus manos", y su lema "Tierra y
Libertad".
El día 9 de Febrero de
1913 al iniciarse la sublevación encabezada por los
Generales Bernardo Reyes, Manuel Mondragón y otros,Madero
marcha desde Chapultepec hacia el Palacio Nacional (hoy Palacio
de Bellas Artes). Es ahí donde Madero nombra Comandante
Militar de la Plaza al General Victoriano Huerta, error que le
costaría la vida.
El Gral.Victoriano Huerta fué uno de los elementos en
quien más confiaba Madero. lo había enviado para
combatir a Zapata y a Orozco. Huerta traicionó a Madero y
ordenó su aprehensión y se apoderó del
gobierno como
Presidente de la República hasta ser derribado por la
revolución constitucionalista. Se exilió en los
Estados Unidos
en donde murió. Francisco I. Madero y José
María Pino Suárez, cuando aparentemente eran
conducidos a la Penitenciaría del D.F. por órdenes
del Gral. Huerta. Se dijo que un grupo de sus
partidos trató de liberar a los prisioneros y en la pelea
éstos murieron. Este penoso suceso ocurrió el 22 de
febrero.
El 19 de Junio de 1867 es fusilado Maximiliano en el Cerro de las
Campanas con los dos jefes conservadores Miguel Miramón y
Tomás Mejía. El 18 de Julio de 1872 fallece el
presidente Lic. Benito Juárez, declarado Benemérito
de las Américas, y, tras de ocupar la Presidencia de la
República el Lic. Sebastián Lerdo de Tejada, se
proclama el plan de Tuxtepec y el 28 de Noviembre de 1876 asume
la Presidencia por primera vez el Gral. don Porfirio Díaz,
quien, olvidándose de las viejas causas liberales por las
cuales combatiera tan brillantemente, principia por establecer
una dictadura
patriarcal, que si bien da al país 30 años de paz,
pronto degenera en oprobioso continuismo de una casta de
privilegiados que se confabulan con la aristocracia de caciques,
hacendados y latifundistas que explotan y oprimen al
pueblo.
El Gral. don Porfirio Díaz envejece, pierde sus
facultades de mando, control y
energía, que en algo servían con su íntimo
espíritu de mexicano para amenguar las exageradas
ambiciones de sus protegidos, que como nuevos encomenderos y
esclavistas arrecian su desconsideración sobre el pueblo
humílde: el trabajador y el campesino de
México.
Eran los tiempos de don Porfirio Díaz en los que su corte
de favoritos sometían y acallaban a las inteligencias
más relevantes con la violencia
brutal o con el soborno más descarado, corrompiendo a
aquella generación que floreció en el último
tercio del siglo pasado, y, cuyos hombres a principios de
este siglo quedaron eunucos en sus razonamientos, y seducidos con
el halago del poder y del dinero se
convirtieron en los más groseros cómplices de sus
depredaciones con el pueblo.
Ellos habían abolido toda posibilidad del voto
democrático, del sufragio efectivo y, desde el Jefe
Político de cualquier pueblo hasta los gobernadores de los
Estados, eran designados por don Porfirio Díaz bajo la
presión
que el ejercía aquella corte de favoritos. Las nefastas
"tiendas de raya" en las que el campesino era obligado a adquirir
lo poco que consumía, fueron el medio para obligarlos a
vivir siempre subyugados bajo la afrenta pública de una
deuda irredimible. El alcohol se les
vendía en abundancia para embrutecerlos y para apretar
más el lazo a aquellos desventurados labradores
rústicos. Pero, en esa hora, dentro de aquel ambiente
asfixiante e irrespirable, supieron surgir espíritus
valientes, para protestar y luchar incontaminados. Entre ellos,
como cabeza indiscutible, surge cimera la figura precursora de
Ricardo Flores Magón, que secundado por Antonio I.
Villarreal, Juan Sarabia y Librado Rivera, son persegidos,
encarcelados, y desterrados hasta Allende el Bravo, con sus almas
siempre impulsadas por su aleteo rebelde contra los vientos de la
dictadura que
azota y diezma a la Patria.
La revolución Maderista del 20 de noviembre
de 1910 derrotó al dictador Porfirio Díaz y
logró sentar en la Presidencia con sufragios efectivos a
don Francisco I. Madero. En Coahuila don Pablo González,
el viejo magonista, y estando de acuerdo con don Francisco I.
Madero y con Venustiano Carranza para lanzarse contra la
Dictadura Porfirista, lo hizo pronunciándose al grito de
"!Viva Madero!" el 22 de enero de 1911 en el Puerto del Carmen,
del Municipio de Nadadores, Coahuila, al frente de muchos
después connotados jefes como Francisco Murguía,
Cesáreo Castro, Idelfonso V. Vázquez, Teodoro
Elizondo y muchos más.
Francisco I. Madero inmaculado prócer y
mártir de la democracia a
partir de los Tratados de
Ciudad Juárez del 10 de mayo de 1911 y con la renuncia de
don Porfirio Díaz que abandonó el país el 25
de mayo de 1911, dejando como presidente interino al Lic.
Francisco León de la Barra y al antiguo Ejército
Federal porfirista según acuerdos en pie, error tremendo
que criticó don Venustiano Carranza: "Revolución
que tranza, Revolución que se pierde".
Hecho el Gobierno de don Francisco I. Madero, el primer
gran traidor fue Emiliano Zapata quien, obedeciendo
órdenes de latifundistas como Felix Díaz e Ignacio
de la Torre y Mier, sobrino el primero y yerno el segundo del
Dictador Porfirio Díaz, lanzó el 28 de noviembre su
fraudulento Plan de Ayala significando como Jefe al traidor
Pascual Orozco Jr., y según documentación comprobatoria, actuó
siempre como fiel instrumento de los terratenientes, de las
compañías petroleras extranjeras y de la Casa
Blanca en Washington.
Al entonces Teniente Coronel Pablo González
Garza, Jefe de las Fuerzas Auxiliares de Coahuila, se le
encomienda en mayo de 1912 repeler la invasión orozquista
que entró por Sierra Mojada y fue batida y rechazada en
memorables combates como el de Los Divisaderos cerca de Cuatro
Ciénegas, Coahuila y luego en la Polka, hasta destruirlos
y aventarlos en retirada, acciones donde
don Pablo González fue herido dos veces. Y,
posteriormente, por órdenes del Presidente Francisco I.
Madero, desde noviembre de 1912 al 11 de febrero de 1913, con su
Regimiento de 300 aguerridos coahuilenses operó en
Zacatecas, en Durango y Chihuahua realizando 30 combates contra
los orozquistas, operando primero como columna independiente,
derrotándolos siempre, pero en México los
porfiristas lograron influir en el Presidente Francisco I. Madero
y desde mediados de enero de 1913 hubo de someterse a las
órdenes directas del Cuartel General de la Zona Militar de
Chihuahua bajo el mando del General Antonio Rábago, y
desde entonces todas las órdenes emanadas del Gral.
Rábago, resultaron ser puros movimientos en falso, por lo
que sospechó don Pablo González que Rábago,
estando ocultamente de acuerdo con el desleal, lo protegía
de las efectivas arremetidas de don Pablo González
Garza.
Don Venustiano Carranza había visitado en
México al Presidente Francisco I. Madero y al regresar a
Saltillo, por telégrafo en clave conferenció
largamente con don Pablo González que estaba en Chihuahua,
indicándole que al saber de cualquier caso desgraciado en
la Capital de la
República, se viniera con sus tropas a reconcentrarse en
Coahuila, donde indudablemente se tendría que organizar el
mayor número de fuerzas para restaurar el orden
constitucional, pues a las claras se veía que muy pronto
sería el Presidente Francisco I. Madero víctima de
la torpeza política de los que lo rodeaban y de su
ingenuidad de hombre de
estado. A ese
acuerdo previo obedeció que el entonces Teniente Coronel
Pablo González Garza, encontrándose en Julimes,
Chihuahua, y considerando muy delicada la situación en la
Capital de la
República, confirmada por el siguiente telegrama del
Señor Presidente de la República:
Palacio Nacional, México, Febrero 9 de 1913. Tte. Coronel
D. Pablo González. -Julimes, Chihuahua. "Desmienta
noticias alarmantes; situación igual; rebeldes siguen
encerrados en la Ciudadela; yo acabo de regresar de Cuernavaca
trayendo dos mil hombres (bajo el mando del también oculto
traidor Felipe Angeles) y estamos preparando el
ataque."
En vista de esto (dice en su libro "La
Revolucion" el General Alfredo Breceda) el valiente jefe
fronterizo dirigió el siguiente mensaje al Gobernador
Carranza, desde San Pablo Peoqui, Chihuahua, el día 11 de
febrero de 1913:
Señor don Venustiano Carranza. Saltillo, Coahuila. "En
vista de noticias recibidas hoy de México y de
observaciones que comuniqué a usted en mi carta fechada en
Meoqui el 5, salgo en estos momentos rumbo a Coahuila, sin
órdenes y sin aviso al Cuartel General de Chihuahua. Tte.
Corl. Pablo González."
Pero, es histórico que al salir el 11 de febrero de 1913
de San Pablo Meoqui, su columna fue alcanzada por un fuerte
escuadrón federal que comandaba Joaquín Porras
tratando de intimidarlo para que obedeciera las órdenes de
Rábago de concentrarse en Chihuahua, y don Pablo
González volteó sus armas contra los
federales y allí se puede decir que se dispararon los
primeros tiros de la Revolución Constitucionalista. Y
continuó su caminata rumbo a Coahulia en una odisea de 15
días, llegando a Monclova, Coahuila el 26 de febrero de
1913, para saber que ya desde el 22 había sido asesinado
el Presidente Francisco I. Madero y el Vicepresidente Pino
Suárez por los esbirros de Victoriano Huerta, Felix
Díaz, Manuel Mondragón, con la complicidad
comprobada documentalmente de Emiliano Zapata.
Los sublevados Manuel Mondragón y Félix Díaz
se apoderaron e hicieron fuertes en La Ciudadela, donde se
iniciaría la funesta "Decena Trágica" que tantas
vidas habría de costar.
2. Don Francisco I. Madero
en la decena tragica la decena infame
Francisco I. Madero candidato del Partido
Antireleccionista en contra de Porfirio Díaz fue hecho
prisionero en San Luis Potosí mientras se realizaban las
elecciones.
Díaz se reeligió y Madero escapó de la
cárcel y se refugio en San Antonio, Texas donde dio a
conocer el Plan de San Luis. En él declara nulas las
elecciones desconocía al régimen de Díaz,
exigía el sufragio efectivo y la no reelección y,
señalaba el 20 de Noviembre de 1910 para que el pueblo se
levantara en armas contra el
tirano.
Al llamado Plan de San Luis, se pronunciaron hombres como Pascual
Orozco, Pancho Villa, Emilizano Zapata etc. La insurreción
se extendió poco a poco por todo el País. En Mayo
de 1911 cayó Ciudad Juárez en poder de los
maderístas. Debilitado el gobierno de Díaz
entrá en negociaciones y el 25 del mismo mes el dictador
presentó su renuncia.
Al triunfo de la Revolución Madero dejá intacto el
ejército porfirista, mientras a su alrededor crecía
el descontento. Los Porfiristas reclamaban sus antiguos
privilegios; los zapatistas exigían el reparto de tierras;
la prensa lo atacaba
a diario y las rebeliones de Félix Díaz y Bernardo
Reyes, independientes entre sí, confluyeron en la llamada
Decena Trágica para asentarle el golpe definitivo a
Madero.
Domingo 9 de Febrero de 1913.- Los sublevados liberan a
Bernardo Reyes y Félix Díaz. Madero se dirige a
Cuernavaca en busca de Felipe Angeles para que se defienda la
Plaza.
LUNES 10.- Los diarios capitalinos no aparecen. Temor general. No
hay transporte y
las tiendas permanecen cerradas.
Martes 11.- Se bombardea la Ciudadela. Son aniquilados dos
batallones.
Miercoles 12.- Escapan los presos de la cárcel de
Belén. La ciudad queda sin servicios.
Jueves 13.- Se recrudece la lucha de la ciudadela y sus
alrededores. Se disparan mil cañonazos por minuto.
Viernes 14.- Varios edificios públicos son dañados.
Muchos civiles mueren por causas de "balas perdidas".
Sabado 15.- Madero rechaza a los senadores que le piden su
renuncia. La ciudad se llena de humo producido por los
cadáveres incinerados.
Domingo 16.- Se pacta un armisticio que es roto al poco tiempo.
Mueren cerca de 300 civiles ajenos a la lucha.
Lunes 17.- Continuan los enfrentamientos.
Martes 18.- Se celebra el Pacto de la Embajada entre Félix
Díaz y Huerta con la aprobación del embajador
Norteamericano, Henry Lane Wilson, Madero y Pino Suárez
son aprehendidos al Salir del Palacio Nacional.
Miercoles 19.- Madero y Pino Suárez son obligados a
renunciar. Huerta asume la presidencia. 3 días
después son asesinados alevosamente.
El 20 de Noviembre de 1910
Los treinta años de dictadura de Porfirio Díaz
significaron una profunda transformación para el
país. La propiedad
comunal se disolvió y muchos campesinos se quedaron sin
tierras, obligados a trabajar para las grandes haciendas. Como
consecuencia de esto, se inició la emigración hacia
la frontera del norte del país.
La introducción del ferrocarril
favorecía la integración del mercado interno
y, con ello, la incipiente industrialización. A medida que
se articulaba dicho mercado y la
hacienda agroexportadora entraba en su etapa de auge y
expansión, las relaciones de trabajo se fueron
transformando. El campesino aparcero y mediero, privado de sus
tierras, se convirtió en jornalero agrícola,
mientras que, por otro lado, se inició la expulsión
de la mano de obra rural hacia los nuevos centros de
industrialización, formandose así los primeros
grupos de
trabajadores fabriles.
Políticamente, el Estado
Mexicano fue centralizándose y los intereses regionales se
supeditaron a un proyecto de
desarrollo
nacional moderno. Ante las consecuencias sociales de este
proceso, gran
parte del país opuso resistencia.
Desde los primeros años fueron frecuentes las
sublevaciones campesinas, las huelgas en fábricas y minas
y, antes de que terminara el siglo, amplios sectores del antiguo
artesanado se movilizaron también, formando grupos de
oposición.
A la una de la mañana del 9 de Febrero de 1913, en la
escuela militar
de San Fernando, todo era movimiento:
los jóvenes aspirantes habían recibido
órdenes de los oficiales, para enlistarse de momento y
marchar a la Capital de la
República, disque a reprimir una asonada. Poco
después de la hora mencionada, los artilleros del 2o
Regimiento de guarnición en Tacubaya, despertaban al toque
de diana. Escucharon la consigna de tomar equipo de combate y
emprender salida rumbo a la Ciudad de México. Ambas
corporaciones fueron escogidas por el Gral. Manuel
Mondragón, está perfectamente probado que el
menguado General fue el autor intelectual del cuartelazo del 9 de
Febrero, el mismo individuo que prostituyó al
ejército, mediante procedimientos
arteros, a la deslealtad. Habiendo perdido el patrocinio del
General Díaz, necesitaba encumbrarse por cualquier medio a
un sitio gubernativo en el que el oro manara a raudales y le
concediera todo el poder que años atrás
había disfrutado.
Artilleros y aspirantes de la caballería, se
presentaron muy de mañana frente a la prisión de
Santiago, reclamando la liberación del General Bernardo
Reyes. Dicha casa de reclusión militar fue incendiada en
el transcurso de la mañana y muertos la mayor parte de los
reos. Los astutos sublevados llevando a Mondragón y a
Reyes a la cabeza, continuaron su marcha hacia la
Penitenciaría, donde a fuego de metralla, lograron la
libertad de Félix Díaz. Mientras se desarrollaban,
los últimos sucesos, el Intendente del Palacio,
Capitán de Navío Adolfo Bassó Méndez,
se ponía en comunicación con el Ministro de la Guerra General
Angel García Peña y con el Comandante Militar de la
Plaza General Lauro Villar, para organizar la defensa de la
residencia oficial del Ejecutivo.
Así fue como al las 7:20 a.m. dichos Generales a
las órdenes del Coronel Juan C. Morelos; los mismos
generales nombrados, procedieron a distribuir a leales en sitios
estratégicos, con el objeto de repeler la agresión
de los amotinados. Al presentarse estos, capitaneados por el
General Reyes, fueron recibidos con nutrido fuego de
fusilería. Los bravos García Peña, Villar y
Bassó, disparaban certeros la dotación de sus
revólveres. En los primeros momentos de la terrible
refriega, perecieron el Gral. Bernardo Reyes, por una parte, y
por la otra el Coronel Morelos. Heridos los Generales
García Peña y Villar, la continuación de la
defensa quedó encomendada al General José
María de la Vega. Los aspirantes que ocupaban la Catedral
depusieron las armas,
poniéndolas a las órdenes del Supremo Gobierno;
Félix Díaz y Mondragón, tomaron el rumbo de
la Ciudadela.
Tan pronto como la noticia detallada del cuartelazo llegó
a Chapultepec, residencia privada del Señor Madero,
éste dispuso su violenta salida al lugar de los sucesos.
Después de transmitir las órdenes más
urgentes se encaminó a caballo hacia el Palacio Nacional,
acompañado de sus hermanos D. Ernesto y D. Gustavo, del
Ministro de Comunicaciones
Ingeniero Manuel Bonilla y del Mayor López Figueroa.
Formábanle escolta los alumnos del Colegio
Militar.
Caminando por la Avenida Juárez a la altura del
Teatro Nacional,
una patrulla de revoltosos, disparó sus armas sobre el
grupo que
rodeaba al Ejecutivo, más con tal precipitación,
sólo se tuvo que lamentar la desgracia de algunos heridos.
Los revoltosos desaparecieron y la comitiva presidencial
continuó su marcha por la Avenida de San Francisco
llegando al fin, al Palacio, sitio en el que pocos momentos
después se les reunieron la mayor parte de los Secretarios
de Estado. Donde
en Consejo extraordinario se llegó a las resoluciones
siguientes:
Enviar a la Ciudadela al Mayor López Figueroa pidiendo la
rendición de los rebeldes. Detenido éste por los
sublevados, lo sustituyó en la Inspección de
Policía el Mayor Benjamín Camarena.
Suspender el servicio
particular de telégrafos para el
interior y el telefóno suburbano. Llamar al General
Vasconcelos, al traidor Blanquet de Toluca,a Medina
Barrón, al 30 Batallón situado en
Teotihuacán, al numeroso cuerpo de voluntarios que
comandaba en el Estado de
Puebla el Coronel Ocaranza y por último, a Rubio
Navarrete.
El Presidente deseando sofocar la rebelión
salió a las 2 de la tarde para Cuernavaca, regresando el
día 10 con el General Angeles, Gobernador de Morelos. Sin
darse punto de reposo asistió a una junta de Guerra a la
que concurrieron Cauz, San Ginés, Delgado, Angeles, Mass,
el Coronel Castillo y el Judas de ese cenáculo Victoriano
Huerta. En dicha junta se decidió el plan de combate que
se desarrollaría al día siguiente.
En la mañana del 11 se emprendió el ataque a la
Ciudadela. A las diez de la mañana la ciudad
escuchó el primer cañonazo felicista. Dicho disparo
señaló el principio del gran combate que
duró ocho días que parecieron eternos.
De acuerdo con el plan, cuatro poderosas columnas atacaron
simultáneamente a la fortaleza infiel: por el norte el
General Cauz, por el sur el Gral. Mass y hacia el oriente y oeste
las comandadas por los generales José M. Delgado y Felipe
Angeles.
Huerta, a quien se había otorgado el mando superior del
Ejército, mandó debilitar dichos puntos hasta que
al fin fueron abandonados en manos enemigas.
Cerca del mediodía del 18, el Presidente Francisco I.
Madero asistido por sus Ayudantes, celebraba acuerdo con algunos
de los Secretarios de Estado. (Cuan
lejos estaba de que momentos antes, Huerta en connivencia con
Blanquet, Mass, Yarza, Rubio Navarrete, Garcia Hidalgo, etc.
había determinado agregar al cuartelazo del 9 otro
más inícuo). Presentáronse de improviso el
Teniente Coronel Jiménez Riveroll y el Mayor Izquierdo con
gente del 29 intimando en nombre del Ejército la
prisión del Sr. Madero. El impasible funcionario en
contestación disparó su revólver sobre el
sayón. Y como si se tratara del suceso más natural,
salió al balcón a arengar a la guardia, ignorando
que ésta había sido sustituida con hombres del
fatídico Batallón citado. Descendió en
seguida por el elevador al patio de honor en donde ya lo asechaba
Blanquet, quien pistola en mano lo hizo prisionero.
Simultáneamente fueron aprendidos el Vicepresidente y la
mayor parte de los Ministros, haciéndose otro tanto con
don Gustavo Madero en compañía de los Generales
Francisco Romero y José Delgado.
Conseguido el aseguramiento de las primeras personalidades del
Gobierno, el plan de los traidores pudo desarrollarse en lo de
adelante sin el menor tropiezo.
Se llevó a cabo en el resto del día la
persecución contra algunos diputados del grupo
"renovador", contra los principales líderes maderistas y
contra los politicos más connotados del régimen que
se trataba de derrocar; iniciáronse, al mismo tiempo, los
preliminaresdel convenio, baldón de nuestra historia, conocido con el
nombre de "pacto de la Ciudadela". Las bases de éste nuevo
Tuxtepec, fueron firmadas por Huerta y Félix Díaz,
asesorado el primero por Mass y el ingeniero Cepeda y el segundo
por los licenciados Fidencio Hernández y Rodolfo Reyes. Se
intentaron, además, los primeros trámites para
obtener la renuncia de los CC. Presidente y Vicepresidente de la
República. Las renuncias de los señores Madero y
Pino Suárez fueron llevadas, al fin, a la Cámara y
discutidas en la sesión de la tarde del 19, aprobadas por
mayoría: La del Sr. Presidente por 123 votos contra la
opinión de los viriles ciudadanos Escudero, Pérez,
Rojas, Alardín y Hurtado Espinoza y la del Vicepresidente
por 118 votos afirmativos contra 10 de la negativa. ¡La
traición fue consumida y la ambición
satisfecha!
Los ilustres prisioneros fueron confiados primeramente en uno de
los departamentos de la Comandancia Militar y trasladados,
después a los de la Intendencia del Palacio. Allí
permanecieron hasta el día 22, en que sacados de su celda
fueron conducidos al sacrificio. ¿Cómo fue
éste?
La versión oficial de todos conocida, lo relató de
un modo tonto y perverso; la voz de la calle lo refirió,
aproximándolo a la verdad, de mil maneras diversas, y el
sicario Francisco Cárdenas que lo ejecutó, lo
describe en una de sus declaraciones en la forma
siguiente:
Ese día como a las seis de la tarde, me mandaron
llamar a los salones de la Presidencia y hablé con mi
General Mondragón, quien me dijo: "Sabemos,
Cárdenas, que usted es hombre y sabe
hacer lo que se le manda. El que mató a un
Santanón, debe con facilidad matar a un Madero." El
General después de escuchar mi contestación
afirmativa, me indicó que podría retirarme y que
estuviera listo con mis hombres, escogiéndolos de
confianza, pues el primero que dijera una frase de lo que se iba
a hacer sería fusilado.
Como a las ocho y media de la noche y cuando ya
tenía mis hombres listos, se me mandó llamar por el
mismo General Mondragón, quien me ordenó que
sacásemos a los Señores Madero y Pino Suárez
de los alojamientos donde se encontraban y los lleváramos
a la Penitenciaría para que allí, en uno de los
patios, procediéramos a su ejecución. Despues de
recibida esta orden, yo y mis hombres nos dirigimos a tomar a los
reos del lugar en que se hallaban. El Señor Madero
incorporándose, me dijo encolerizado: "Qué van a
hacer conmigo, cualquier atropello que se haga, no será a
mí sino al Primer Magistrado de la Nación". Nada contesté, me
limité a poner al Presidente entre los rurales y poco
después hacía lo mismo con el Licenciado Pino
Suárez quien no protestó, pidiendo solamente se
avisara a su familia sobre el
sitio a donde se le llevara.
Salimos yo y mi gente con los prisioneros, cuando al
pasar por uno de los pasillos que hay en el patio de honor, el
Sr. Madero protestó con energía y hubo un momento
en que dio un bofetón en el rostro a uno de los guardias
que estaba más cerca de él. Los gritos de protesta
continuaban y entonces me apresuré a participarlo al
General, comprendiendo que era expuesto sacarlo de allí
con escándalo. En uno de los salones de la Presidencia,
creo que fue en el Amarillo, me encontré a los generales
Victoriano Huerta y Manuel Mondragón, así como a
otras personas que no conocía y en seguida expuse lo que
pasaba. Mi General Mondragón mesándose con ira los
cabellos, se levantó de su asiento y me dijo:
"Llévelos a una caballeriza y allí los remata."
Esta orden la aceptaron las personas que con él estaban,
agregando Huerta esta frase: "Lo que ha de ser…. que sea".
Esperaba nuevas órdenes cuando el General
Mondragón, encolerizado, exclamó: "Sobre la
marcha"; luego salí de allí y poco después
entrábamos a una de las caballerizas. Los prisioneros, al
ver aquéllo, comprendieron lo que les esperaba y
protestaron con frases duras para mi General Huerta. Más
como la orden tenía que cumplirse, a empellones los hice
entrar al interior de la caballeriza donde los puse al fondo para
que mis muchachos tiraran. El Vicepresidente fue el primero que
murió, pues al ver que se le iba a disparar comenzó
a correr, di la orden de fuego y los proyectiles lo clarearon
hasta dejarlo sin vida, cayendo sobre un montón de paja.
El Sr. Madero vio todo aquéllo y cuando le dije que a
él le tocaba, se fue sobre mí, diciéndome
que no fuéramos asesinos, que se mataba con él a la
República. Yo me eché a reir y cogiéndolo
por el cuello, lo llevé contra la pared, saqué mi
revolver y le disparé un tiro en la cara, cayendo en
seguida pesadamente al suelo. La
sangre me
saltó sobre el uniforme.
Muertos los dos, así lo participé al
General Mondragón, quien metió la mano al bolsillo
y me dio un rollo de billetes agregando: "Eso es para usted y su
gente". Después los pusimos en el automóvil y al
llegar a las calles de Lecumberri, bajé a mis guardias y
ordené que dispararan sobre el vehículo. Los
muchachos así lo hicieron y poco después
entregué los cadáveres al director de la
Penitenciaría.
¡Baldón para el menguado que esgrimió el arma
homicida!
¡Maldición eterna para los directores intelectuales
de tamaño delito!
Venustiano Carranza desconoce al Usurpador Victoriano
Huerta el 19 de Febrero de 1913 y sabiendo que ya está en
Coahuila el Tte. Corl. Pablo González, sale hasta entonces
de Saltillo y es en la Hacienda de Guadalupe donde proclama El
Plan de Guadalupe el 26 de marzo de 1913, bajo la
protección y el amparo del Tte.
Corl. Pablo González, que se bate heróicamente en
Monclova, en Candela, en Lampazos, en Bustamante, en Gloria, en
Aura, contra poderosas fuerzas federales huertistas de los
Generales Joaquín Mass y Guillermo Rubio Navarrete.
El Plan de Guadalupe es un documento sencillo, severo; expresa
con admirable precisión la finalidad intrínsica de
la lucha que empieza; por eso fue la resolución correcta
del orden social y político porque ya no era posible
mediante el sistema de
súplicas y ruegos que nadie oiría, sino como lo
comprendió el Gobernador Venustiano Carranza, tenía
que ser un problema antes que todo, escencialmente militar. Fue
por esto que, para acabar radicalmente con el régimen de
la usurpación, fue indispensable que surgiera avasalladora
La Revolución Constitucionalista.
El Gral. de División, don Pablo González
Garza en uniforme de campaña cuando comandaba un
ejército de poco más de 100 mil hombres.
Para ello Don Venustiano Carranza cuenta en su inmensa
labor de preparación y para llevar a feliz término
la campaña, con el contingente de muy valiosos elementos
en el orden civil y militar, entre ellos ostensiblemente
figuró la relevante personalidad
del entonces Teniente Coronel Pablo González Garza, de
notables rasgos morales que reveló al hombre
conciente de sus deberes, de méritos indiscutibles
conquistados en campaña muy comentada por su eficacia y
actividad, que fueron motivos justificados para que el Primer
Jefe del Ejército Restaurador Constitucionalista lo
ascendiera al grado inmediato de Coronel. Y después don
Pablo González ganó bien sus insignias de General
Brigadier, luego de Brigada, y por último de General de
División, convirtiéndose en Magnífico
organizador, en El Brazo Derecho de Carranza, y en General en
Jefe del Cuerpo de Ejército del Noreste, luego del
Oriente, siendo su lealtad a la causa y su aguerrida actividad el
que obtuvo para Venustiano Carranza y el Constitucionalismo el
triunfo sobre el Usurpador Victoriano Huerta y no Alvaro
Obregón, y sobre el traidor hipócrita agrarista
Emiliano Zapata; siendo además, a el General Pablo
González Garza a quien don Venustiano Carranza
debió alcanzar la Presidencia de la República y
hacer posible que se Promulgara la Constitución de 1917.
El expresidente Alvaro Obregón quiso regresar al
poder y logró que se reformaran las leyes que
prohibían la reelección. Ganó las elecciones
presidenciales de 1928. Pero antes de tomar posesión,
durante una comida en que se celebraba su victoria, fue
asesinado. Desde entonces el principio de la no reelección
ha sido rigurosamente respetado.
Como consecuencia del asesinato del presidente electo, el
Congreso designó como presidente provisional a Emilio
Portes Gil.
Para fortalecer el gobierno, Calles les propuso a los jefes
políticos y militares la creación de un partido
político que serviría para resolver sus diferencias
y fomentar la unidad. Así nació, en 1929, el
Partido Nacional revolucionario (PNR).
En las nuevas elecciones ganó el candidato del PNR,
Pascual Ortiz Rubio; fue una votación muy discutida contra
José Vasconcelos, que era candidato independiente. Sin
embargo, el verdadero poder lo tuvo Plutarco Elías Calles,
llamado Jefe Máximo de la revolución.
De 1928 a 1934 hubo tres presidentes: Emilio Portes Gil,
Pascual Ortíz Rubio y Abelardo Rodríguez. Ninguno
de ellos cubrió un periodo completo. A este periodo se le
conoce como el Maximato, porque durante ese tiempo el poder se
concentró en el Jefe Máximo. La influencia de
Calles terminó cuando el siguiente presidente de la
República, el general Lázaro
Cárdenas, lo expulsó del
país.
Autor:
Angel Ivan Cazañas