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Historia de la Revolución Mexicana




Enviado por angelivcz



     

    Indice
    1.
    Introducción

    2. Don Francisco I. Madero en la decena
    tragica la decena infame

    3. Cronología de los
    hechos

    4. El Maximato
    1928-1934

    1.
    Introducción

    La primera de las grandes revoluciones sociales del
    siglo tuvo lugar en la América
    Latina. México
    estaba bajo el férreo control del
    dictador Porfirio Díaz y aunque su política
    económica favoreció el progreso comercial y la
    producción mexicana, los beneficios se
    repartían entre los miembros de una oligarquía
    excluyente. Para 1910, el 85% de la tierra
    mexicana le pertenecía a menos del 1% de la población. Los campesinos se quedaron sin
    tierras y sin trabajo y sufrían a diario los efectos del
    hambre y la pobreza.
    Luego de más de 30 años en el poder,
    Díaz hizo un simulacro de apertura democrática y
    llamó a elecciones ese año. Surgió un
    oponente poderoso, Francisco Madero, que simpatizaba con la causa
    de la reforma
    agraria, contaba con el apoyo del campesinado y postulaba el
    principio de la no-reelección. Madero fue encarcelado y
    Díaz obtuvo una victoria electoral por la vía del
    fraude.
    Las protestas y la insurrección campesina no le
    permitieron al viejo dictador mantenerse en el poder y
    optó por exiliarse a Francia. Las
    esperanzas que muchos mexicanos tenían cifradas en Madero
    se vieron frustradas por su incapacidad para mantener el orden.
    Su asesinato en 1913 fue el detonante que sacudió al
    país y desató un torrente de pasiones y cruentas
    pugnas por el poder que se
    extendieron por varios años.
    De los ejércitos campesinos surgieron grandes
    líderes militares como Francisco "Pancho" Villa y Emiliano Zapata
    que se hicieron famosos por sus hazañas. En 1917 se
    redactó una nueva constitución que promulgaba el control
    público de los recursos
    naturales, la educación gratuita
    y compulsoria y la formación de uniones laborales.
    México
    recuperó su estabilidad en 1920 con el gobierno de
    Alvaro Obregón.
    La revolución
    mexicana tuvo muchos caudillos, se garantizó el
    20 de
    Noviembre, pero ya se había iniciado el día 17
    en la casa de los hermanos Serdán, dentro de la revolución
    brillaron infinidad de planes, uno de los que más eco tuvo
    dentro del grueso de la población campesina fué la frase de
    Emiliano
    Zapata, TIERRA Y
    LIBERTAD ,
    dicha frase se puede decir que fué el himno de muchos de
    los campesinos que tomaron parte en la lucha contra la dictadura, se
    puede localizar dentro del famoso PLAN DE AYALA,
    formulado por Emiliano Zapata,
    que en su punto cinco dice:
    "En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y
    ciudadanos mexicanos, no son dueños ni de la tierra que
    pisan, y sin poder mejorar en nada su condicion social, ni poder
    dedicarse a la industria o la
    ganadería
    por estar monopolizadas por unas cuantas manos las tierras,
    montes y aguas, por esa causa, se expropiarán previa
    indemización de la tercera parte de esos monopolios, a los
    poderosos propietarios de ellas, a fín de que los pueblos
    y ciudadanos de México,
    obtengan ejidos, colonias, feudos legales para pueblos o campos
    de sembradíos o de labor, y se mejore en todo y para todo
    la falta de prosperidad para los mexicanos.

    El lema completo de este plan fue
    "REFORMA, LIBERTAD,
    JUSTICIA Y
    LEY"
    Dentro de la revolución
    hubo otros cientos de caudillos, pero no todos brillaron por que
    usaron métodos
    diferentes de lucha, solo hubo algo que hacia homogéneos,
    y fué la lucha contra una causa común.
    La tiranía del gobierno, los
    tratos infrahumanos de que eran objeto, los campesinos, las
    inhumanas jornadas de trabajo, y las pésimas condiciones
    de trabajo de los obreros, de todos estos personajes que lucharon
    juntos para mejorar sus condiciones de existencia, y sus
    perspectivas de un futuro mejor, destacaron algunos por sus ideas
    progresistas, otros por su tenacidad para combatir en el campo de
    batalla, de los principales podemos citar algunos que
    también dieron a la revolución sus planes, como
    Venustiano Carranza y su PLAN DE
    GUADALUPE, Francisco I. Madero y su PLAN DE SAN LUIS POTOSI,
    llamado así para distinguirlo de San Luis Missouri,
    Francisco
    Villa tenía en la lucha armada, los hermanos Carmen,
    Aquiles y Máximo Serdán, Felipe Angeles, Jose Ma.
    Pino Suárez, los hermanos Flores Magón, Belisario
    Domínguez, Alvaro Obregón y muchos otros.
    Debemos tener en cuenta que paso mucho tiempo para que
    se dieran las condiciones necesarias para que no fuera un
    fracaso, mucho tiempo de
    organización, muchísimas muertes por
    todas partes de la República Mexicana, donde
    también hubo muchos destierros de personas que se oponian
    al régimen de Porfirio Díaz.
    Una vez que terminó la lucha armada, se procedió a
    organizar políticamente el país, se cambió
    al Presidente, pero se continuo con el mismo gabinete
    político, lo que originó que empezara una
    Época de Anarquía Política en la que se
    cambiaba de personas dentro de la política cuando
    llevaban poco tiempo en el
    poder, ésta terminó con la llegada de
    Cárdenas a la Presidencia.
    Las primeras manifestaciones de descontento hacia las clases
    gobernantes se realizaron prácticamente en 1901 cuando en
    San Luis Potosí se reunió un Congreso Laboral
    organizado por el Club Liberal "Ponciano Arriaga", saliendo de su
    Congreso los hermanos Flores Magón.
    En 1906 estalló el primer conflicto
    obrero en Cananea, Sonora, con la consiguiente represión.
    Un año después , en 1907, ocurren los sangrientos
    sucesos de Río Blanco, Veracruz. El 18 de noviembre se
    inició en Puebla el primer brote sangriento cuando Aquiles
    Serdán, uno de los más puros revolucionarios,
    fué cercado en su casa. Al resistirse, lo hirieron y el
    día 19 murió.
    Exiliado en los Estados Unidos,
    Dn. Francisco I. Madero, expidió el Plan Revolucionario de
    San Luis, desconociendo al Presidente, Vicepresidente y los
    Poderes Legislativo y Judicial de la República,
    determinando una organización política y militar
    revolucionaria y fijando el 20 de noviembre
    de 1910 como la fecha indicada para que principiara la
    revolución armada.
    Uno de los más destacados revolucionarios fué
    Pascual Orozco, minero de Chihuahua, quien obtuvo los primeros
    triunfos en la lucha armada al tomar Ciudad Guerrero
    después de fieros combates.Exiliado en los Estados Unidos,
    fué muerto cuando regresaba al país. Otros
    seguidores de Madero en aquella época fueron el Padre
    Orozco, Abraham González, José de la Luz
    Blanco, Feliciano Díaz, Ignacio Valenzuela, Manuel Chao y
    otros muchos que permanecen casi ignorados.
    El General D. Porfirio Diáz, el viejo soldado de la
    República, obligado por las circunstancias,
    renunció a su cargo de Presidente de la República
    el día 25 de mayo de 1911, renunciando asímismo el
    Vicepresidente Ramón
    Corral. El General Díaz salió esa misma noche para
    Veracruz, en donde embarcó en el barco alemán y
    nunca regreso al País.
    Indudablemente el Plan de Ayala, es uno de los documentos
    más consistentes y de mayor contenido humano y social.
    Este Plan fué aprobado y firmado en una junta de jefes
    revolucionarios del Sur, en la Villa de Ayala el 25 de noviembre
    de 1911. En este documento se desconoció al Presidente
    Madero, acusándolo de debilidad e ineptitud para realizar
    los postulados de la Revolución. Afirmaba:
    "Somos partidiarios de los principios y no
    de los hombres". Su postulado fué: "La tierra es para
    quien las trabaje con sus manos", y su lema "Tierra y
    Libertad".
    El día 9 de Febrero de
    1913 al iniciarse la sublevación encabezada por los
    Generales Bernardo Reyes, Manuel Mondragón y otros,Madero
    marcha desde Chapultepec hacia el Palacio Nacional (hoy Palacio
    de Bellas Artes). Es ahí donde Madero nombra Comandante
    Militar de la Plaza al General Victoriano Huerta, error que le
    costaría la vida.
    El Gral.Victoriano Huerta fué uno de los elementos en
    quien más confiaba Madero. lo había enviado para
    combatir a Zapata y a Orozco. Huerta traicionó a Madero y
    ordenó su aprehensión y se apoderó del
    gobierno como
    Presidente de la República hasta ser derribado por la
    revolución constitucionalista. Se exilió en los
    Estados Unidos
    en donde murió. Francisco I. Madero y José
    María Pino Suárez, cuando aparentemente eran
    conducidos a la Penitenciaría del D.F. por órdenes
    del Gral. Huerta. Se dijo que un grupo de sus
    partidos trató de liberar a los prisioneros y en la pelea
    éstos murieron. Este penoso suceso ocurrió el 22 de
    febrero.
    El 19 de Junio de 1867 es fusilado Maximiliano en el Cerro de las
    Campanas con los dos jefes conservadores Miguel Miramón y
    Tomás Mejía. El 18 de Julio de 1872 fallece el
    presidente Lic. Benito Juárez, declarado Benemérito
    de las Américas, y, tras de ocupar la Presidencia de la
    República el Lic. Sebastián Lerdo de Tejada, se
    proclama el plan de Tuxtepec y el 28 de Noviembre de 1876 asume
    la Presidencia por primera vez el Gral. don Porfirio Díaz,
    quien, olvidándose de las viejas causas liberales por las
    cuales combatiera tan brillantemente, principia por establecer
    una dictadura
    patriarcal, que si bien da al país 30 años de paz,
    pronto degenera en oprobioso continuismo de una casta de
    privilegiados que se confabulan con la aristocracia de caciques,
    hacendados y latifundistas que explotan y oprimen al
    pueblo.

    El Gral. don Porfirio Díaz envejece, pierde sus
    facultades de mando, control y
    energía, que en algo servían con su íntimo
    espíritu de mexicano para amenguar las exageradas
    ambiciones de sus protegidos, que como nuevos encomenderos y
    esclavistas arrecian su desconsideración sobre el pueblo
    humílde: el trabajador y el campesino de
    México.
    Eran los tiempos de don Porfirio Díaz en los que su corte
    de favoritos sometían y acallaban a las inteligencias
    más relevantes con la violencia
    brutal o con el soborno más descarado, corrompiendo a
    aquella generación que floreció en el último
    tercio del siglo pasado, y, cuyos hombres a principios de
    este siglo quedaron eunucos en sus razonamientos, y seducidos con
    el halago del poder y del dinero se
    convirtieron en los más groseros cómplices de sus
    depredaciones con el pueblo.

    Ellos habían abolido toda posibilidad del voto
    democrático, del sufragio efectivo y, desde el Jefe
    Político de cualquier pueblo hasta los gobernadores de los
    Estados, eran designados por don Porfirio Díaz bajo la
    presión
    que el ejercía aquella corte de favoritos. Las nefastas
    "tiendas de raya" en las que el campesino era obligado a adquirir
    lo poco que consumía, fueron el medio para obligarlos a
    vivir siempre subyugados bajo la afrenta pública de una
    deuda irredimible. El alcohol se les
    vendía en abundancia para embrutecerlos y para apretar
    más el lazo a aquellos desventurados labradores
    rústicos. Pero, en esa hora, dentro de aquel ambiente
    asfixiante e irrespirable, supieron surgir espíritus
    valientes, para protestar y luchar incontaminados. Entre ellos,
    como cabeza indiscutible, surge cimera la figura precursora de
    Ricardo Flores Magón, que secundado por Antonio I.
    Villarreal, Juan Sarabia y Librado Rivera, son persegidos,
    encarcelados, y desterrados hasta Allende el Bravo, con sus almas
    siempre impulsadas por su aleteo rebelde contra los vientos de la
    dictadura que
    azota y diezma a la Patria.
    La revolución Maderista del 20 de noviembre
    de 1910 derrotó al dictador Porfirio Díaz y
    logró sentar en la Presidencia con sufragios efectivos a
    don Francisco I. Madero. En Coahuila don Pablo González,
    el viejo magonista, y estando de acuerdo con don Francisco I.
    Madero y con Venustiano Carranza para lanzarse contra la
    Dictadura Porfirista, lo hizo pronunciándose al grito de
    "!Viva Madero!" el 22 de enero de 1911 en el Puerto del Carmen,
    del Municipio de Nadadores, Coahuila, al frente de muchos
    después connotados jefes como Francisco Murguía,
    Cesáreo Castro, Idelfonso V. Vázquez, Teodoro
    Elizondo y muchos más.

    Francisco I. Madero inmaculado prócer y
    mártir de la democracia a
    partir de los Tratados de
    Ciudad Juárez del 10 de mayo de 1911 y con la renuncia de
    don Porfirio Díaz que abandonó el país el 25
    de mayo de 1911, dejando como presidente interino al Lic.
    Francisco León de la Barra y al antiguo Ejército
    Federal porfirista según acuerdos en pie, error tremendo
    que criticó don Venustiano Carranza: "Revolución
    que tranza, Revolución que se pierde".

    Hecho el Gobierno de don Francisco I. Madero, el primer
    gran traidor fue Emiliano Zapata quien, obedeciendo
    órdenes de latifundistas como Felix Díaz e Ignacio
    de la Torre y Mier, sobrino el primero y yerno el segundo del
    Dictador Porfirio Díaz, lanzó el 28 de noviembre su
    fraudulento Plan de Ayala significando como Jefe al traidor
    Pascual Orozco Jr., y según documentación comprobatoria, actuó
    siempre como fiel instrumento de los terratenientes, de las
    compañías petroleras extranjeras y de la Casa
    Blanca en Washington.

    Al entonces Teniente Coronel Pablo González
    Garza, Jefe de las Fuerzas Auxiliares de Coahuila, se le
    encomienda en mayo de 1912 repeler la invasión orozquista
    que entró por Sierra Mojada y fue batida y rechazada en
    memorables combates como el de Los Divisaderos cerca de Cuatro
    Ciénegas, Coahuila y luego en la Polka, hasta destruirlos
    y aventarlos en retirada, acciones donde
    don Pablo González fue herido dos veces. Y,
    posteriormente, por órdenes del Presidente Francisco I.
    Madero, desde noviembre de 1912 al 11 de febrero de 1913, con su
    Regimiento de 300 aguerridos coahuilenses operó en
    Zacatecas, en Durango y Chihuahua realizando 30 combates contra
    los orozquistas, operando primero como columna independiente,
    derrotándolos siempre, pero en México los
    porfiristas lograron influir en el Presidente Francisco I. Madero
    y desde mediados de enero de 1913 hubo de someterse a las
    órdenes directas del Cuartel General de la Zona Militar de
    Chihuahua bajo el mando del General Antonio Rábago, y
    desde entonces todas las órdenes emanadas del Gral.
    Rábago, resultaron ser puros movimientos en falso, por lo
    que sospechó don Pablo González que Rábago,
    estando ocultamente de acuerdo con el desleal, lo protegía
    de las efectivas arremetidas de don Pablo González
    Garza.

    Don Venustiano Carranza había visitado en
    México al Presidente Francisco I. Madero y al regresar a
    Saltillo, por telégrafo en clave conferenció
    largamente con don Pablo González que estaba en Chihuahua,
    indicándole que al saber de cualquier caso desgraciado en
    la Capital de la
    República, se viniera con sus tropas a reconcentrarse en
    Coahuila, donde indudablemente se tendría que organizar el
    mayor número de fuerzas para restaurar el orden
    constitucional, pues a las claras se veía que muy pronto
    sería el Presidente Francisco I. Madero víctima de
    la torpeza política de los que lo rodeaban y de su
    ingenuidad de hombre de
    estado. A ese
    acuerdo previo obedeció que el entonces Teniente Coronel
    Pablo González Garza, encontrándose en Julimes,
    Chihuahua, y considerando muy delicada la situación en la
    Capital de la
    República, confirmada por el siguiente telegrama del
    Señor Presidente de la República:
    Palacio Nacional, México, Febrero 9 de 1913. Tte. Coronel
    D. Pablo González. -Julimes, Chihuahua. "Desmienta
    noticias alarmantes; situación igual; rebeldes siguen
    encerrados en la Ciudadela; yo acabo de regresar de Cuernavaca
    trayendo dos mil hombres (bajo el mando del también oculto
    traidor Felipe Angeles) y estamos preparando el
    ataque."

    En vista de esto (dice en su libro "La
    Revolucion" el General Alfredo Breceda) el valiente jefe
    fronterizo dirigió el siguiente mensaje al Gobernador
    Carranza, desde San Pablo Peoqui, Chihuahua, el día 11 de
    febrero de 1913:
    Señor don Venustiano Carranza. Saltillo, Coahuila. "En
    vista de noticias recibidas hoy de México y de
    observaciones que comuniqué a usted en mi carta fechada en
    Meoqui el 5, salgo en estos momentos rumbo a Coahuila, sin
    órdenes y sin aviso al Cuartel General de Chihuahua. Tte.
    Corl. Pablo González."
    Pero, es histórico que al salir el 11 de febrero de 1913
    de San Pablo Meoqui, su columna fue alcanzada por un fuerte
    escuadrón federal que comandaba Joaquín Porras
    tratando de intimidarlo para que obedeciera las órdenes de
    Rábago de concentrarse en Chihuahua, y don Pablo
    González volteó sus armas contra los
    federales y allí se puede decir que se dispararon los
    primeros tiros de la Revolución Constitucionalista. Y
    continuó su caminata rumbo a Coahulia en una odisea de 15
    días, llegando a Monclova, Coahuila el 26 de febrero de
    1913, para saber que ya desde el 22 había sido asesinado
    el Presidente Francisco I. Madero y el Vicepresidente Pino
    Suárez por los esbirros de Victoriano Huerta, Felix
    Díaz, Manuel Mondragón, con la complicidad
    comprobada documentalmente de Emiliano Zapata.
    Los sublevados Manuel Mondragón y Félix Díaz
    se apoderaron e hicieron fuertes en La Ciudadela, donde se
    iniciaría la funesta "Decena Trágica" que tantas
    vidas habría de costar.

    2. Don Francisco I. Madero
    en la decena tragica la decena infame

    Francisco I. Madero candidato del Partido
    Antireleccionista en contra de Porfirio Díaz fue hecho
    prisionero en San Luis Potosí mientras se realizaban las
    elecciones.
    Díaz se reeligió y Madero escapó de la
    cárcel y se refugio en San Antonio, Texas donde dio a
    conocer el Plan de San Luis. En él declara nulas las
    elecciones desconocía al régimen de Díaz,
    exigía el sufragio efectivo y la no reelección y,
    señalaba el 20 de Noviembre de 1910 para que el pueblo se
    levantara en armas contra el
    tirano.
    Al llamado Plan de San Luis, se pronunciaron hombres como Pascual
    Orozco, Pancho Villa, Emilizano Zapata etc. La insurreción
    se extendió poco a poco por todo el País. En Mayo
    de 1911 cayó Ciudad Juárez en poder de los
    maderístas. Debilitado el gobierno de Díaz
    entrá en negociaciones y el 25 del mismo mes el dictador
    presentó su renuncia.
    Al triunfo de la Revolución Madero dejá intacto el
    ejército porfirista, mientras a su alrededor crecía
    el descontento. Los Porfiristas reclamaban sus antiguos
    privilegios; los zapatistas exigían el reparto de tierras;
    la prensa lo atacaba
    a diario y las rebeliones de Félix Díaz y Bernardo
    Reyes, independientes entre sí, confluyeron en la llamada
    Decena Trágica para asentarle el golpe definitivo a
    Madero.

    3. Cronología de
    los hechos

    Domingo 9 de Febrero de 1913.- Los sublevados liberan a
    Bernardo Reyes y Félix Díaz. Madero se dirige a
    Cuernavaca en busca de Felipe Angeles para que se defienda la
    Plaza.
    LUNES 10.- Los diarios capitalinos no aparecen. Temor general. No
    hay transporte y
    las tiendas permanecen cerradas.
    Martes 11.- Se bombardea la Ciudadela. Son aniquilados dos
    batallones.
    Miercoles 12.- Escapan los presos de la cárcel de
    Belén. La ciudad queda sin servicios.
    Jueves 13.- Se recrudece la lucha de la ciudadela y sus
    alrededores. Se disparan mil cañonazos por minuto.
    Viernes 14.- Varios edificios públicos son dañados.
    Muchos civiles mueren por causas de "balas perdidas".
    Sabado 15.- Madero rechaza a los senadores que le piden su
    renuncia. La ciudad se llena de humo producido por los
    cadáveres incinerados.
    Domingo 16.- Se pacta un armisticio que es roto al poco tiempo.
    Mueren cerca de 300 civiles ajenos a la lucha.
    Lunes 17.- Continuan los enfrentamientos.
    Martes 18.- Se celebra el Pacto de la Embajada entre Félix
    Díaz y Huerta con la aprobación del embajador
    Norteamericano, Henry Lane Wilson, Madero y Pino Suárez
    son aprehendidos al Salir del Palacio Nacional.
    Miercoles 19.- Madero y Pino Suárez son obligados a
    renunciar. Huerta asume la presidencia. 3 días
    después son asesinados alevosamente.

    El 20 de Noviembre de 1910
    Los treinta años de dictadura de Porfirio Díaz
    significaron una profunda transformación para el
    país. La propiedad
    comunal se disolvió y muchos campesinos se quedaron sin
    tierras, obligados a trabajar para las grandes haciendas. Como
    consecuencia de esto, se inició la emigración hacia
    la frontera del norte del país.
    La introducción del ferrocarril
    favorecía la integración del mercado interno
    y, con ello, la incipiente industrialización. A medida que
    se articulaba dicho mercado y la
    hacienda agroexportadora entraba en su etapa de auge y
    expansión, las relaciones de trabajo se fueron
    transformando. El campesino aparcero y mediero, privado de sus
    tierras, se convirtió en jornalero agrícola,
    mientras que, por otro lado, se inició la expulsión
    de la mano de obra rural hacia los nuevos centros de
    industrialización, formandose así los primeros
    grupos de
    trabajadores fabriles.
    Políticamente, el Estado
    Mexicano fue centralizándose y los intereses regionales se
    supeditaron a un proyecto de
    desarrollo
    nacional moderno. Ante las consecuencias sociales de este
    proceso, gran
    parte del país opuso resistencia.
    Desde los primeros años fueron frecuentes las
    sublevaciones campesinas, las huelgas en fábricas y minas
    y, antes de que terminara el siglo, amplios sectores del antiguo
    artesanado se movilizaron también, formando grupos de
    oposición.
    A la una de la mañana del 9 de Febrero de 1913, en la
    escuela militar
    de San Fernando, todo era movimiento:
    los jóvenes aspirantes habían recibido
    órdenes de los oficiales, para enlistarse de momento y
    marchar a la Capital de la
    República, disque a reprimir una asonada. Poco
    después de la hora mencionada, los artilleros del 2o
    Regimiento de guarnición en Tacubaya, despertaban al toque
    de diana. Escucharon la consigna de tomar equipo de combate y
    emprender salida rumbo a la Ciudad de México. Ambas
    corporaciones fueron escogidas por el Gral. Manuel
    Mondragón, está perfectamente probado que el
    menguado General fue el autor intelectual del cuartelazo del 9 de
    Febrero, el mismo individuo que prostituyó al
    ejército, mediante procedimientos
    arteros, a la deslealtad. Habiendo perdido el patrocinio del
    General Díaz, necesitaba encumbrarse por cualquier medio a
    un sitio gubernativo en el que el oro manara a raudales y le
    concediera todo el poder que años atrás
    había disfrutado.

    Artilleros y aspirantes de la caballería, se
    presentaron muy de mañana frente a la prisión de
    Santiago, reclamando la liberación del General Bernardo
    Reyes. Dicha casa de reclusión militar fue incendiada en
    el transcurso de la mañana y muertos la mayor parte de los
    reos. Los astutos sublevados llevando a Mondragón y a
    Reyes a la cabeza, continuaron su marcha hacia la
    Penitenciaría, donde a fuego de metralla, lograron la
    libertad de Félix Díaz. Mientras se desarrollaban,
    los últimos sucesos, el Intendente del Palacio,
    Capitán de Navío Adolfo Bassó Méndez,
    se ponía en comunicación con el Ministro de la Guerra General
    Angel García Peña y con el Comandante Militar de la
    Plaza General Lauro Villar, para organizar la defensa de la
    residencia oficial del Ejecutivo.

    Así fue como al las 7:20 a.m. dichos Generales a
    las órdenes del Coronel Juan C. Morelos; los mismos
    generales nombrados, procedieron a distribuir a leales en sitios
    estratégicos, con el objeto de repeler la agresión
    de los amotinados. Al presentarse estos, capitaneados por el
    General Reyes, fueron recibidos con nutrido fuego de
    fusilería. Los bravos García Peña, Villar y
    Bassó, disparaban certeros la dotación de sus
    revólveres. En los primeros momentos de la terrible
    refriega, perecieron el Gral. Bernardo Reyes, por una parte, y
    por la otra el Coronel Morelos. Heridos los Generales
    García Peña y Villar, la continuación de la
    defensa quedó encomendada al General José
    María de la Vega. Los aspirantes que ocupaban la Catedral
    depusieron las armas,
    poniéndolas a las órdenes del Supremo Gobierno;
    Félix Díaz y Mondragón, tomaron el rumbo de
    la Ciudadela.
    Tan pronto como la noticia detallada del cuartelazo llegó
    a Chapultepec, residencia privada del Señor Madero,
    éste dispuso su violenta salida al lugar de los sucesos.
    Después de transmitir las órdenes más
    urgentes se encaminó a caballo hacia el Palacio Nacional,
    acompañado de sus hermanos D. Ernesto y D. Gustavo, del
    Ministro de Comunicaciones
    Ingeniero Manuel Bonilla y del Mayor López Figueroa.
    Formábanle escolta los alumnos del Colegio
    Militar.

    Caminando por la Avenida Juárez a la altura del
    Teatro Nacional,
    una patrulla de revoltosos, disparó sus armas sobre el
    grupo que
    rodeaba al Ejecutivo, más con tal precipitación,
    sólo se tuvo que lamentar la desgracia de algunos heridos.
    Los revoltosos desaparecieron y la comitiva presidencial
    continuó su marcha por la Avenida de San Francisco
    llegando al fin, al Palacio, sitio en el que pocos momentos
    después se les reunieron la mayor parte de los Secretarios
    de Estado. Donde
    en Consejo extraordinario se llegó a las resoluciones
    siguientes:
    Enviar a la Ciudadela al Mayor López Figueroa pidiendo la
    rendición de los rebeldes. Detenido éste por los
    sublevados, lo sustituyó en la Inspección de
    Policía el Mayor Benjamín Camarena.
    Suspender el servicio
    particular de telégrafos para el
    interior y el telefóno suburbano. Llamar al General
    Vasconcelos, al traidor Blanquet de Toluca,a Medina
    Barrón, al 30 Batallón situado en
    Teotihuacán, al numeroso cuerpo de voluntarios que
    comandaba en el Estado de
    Puebla el Coronel Ocaranza y por último, a Rubio
    Navarrete.

    El Presidente deseando sofocar la rebelión
    salió a las 2 de la tarde para Cuernavaca, regresando el
    día 10 con el General Angeles, Gobernador de Morelos. Sin
    darse punto de reposo asistió a una junta de Guerra a la
    que concurrieron Cauz, San Ginés, Delgado, Angeles, Mass,
    el Coronel Castillo y el Judas de ese cenáculo Victoriano
    Huerta. En dicha junta se decidió el plan de combate que
    se desarrollaría al día siguiente.
    En la mañana del 11 se emprendió el ataque a la
    Ciudadela. A las diez de la mañana la ciudad
    escuchó el primer cañonazo felicista. Dicho disparo
    señaló el principio del gran combate que
    duró ocho días que parecieron eternos.
    De acuerdo con el plan, cuatro poderosas columnas atacaron
    simultáneamente a la fortaleza infiel: por el norte el
    General Cauz, por el sur el Gral. Mass y hacia el oriente y oeste
    las comandadas por los generales José M. Delgado y Felipe
    Angeles.
    Huerta, a quien se había otorgado el mando superior del
    Ejército, mandó debilitar dichos puntos hasta que
    al fin fueron abandonados en manos enemigas.
    Cerca del mediodía del 18, el Presidente Francisco I.
    Madero asistido por sus Ayudantes, celebraba acuerdo con algunos
    de los Secretarios de Estado. (Cuan
    lejos estaba de que momentos antes, Huerta en connivencia con
    Blanquet, Mass, Yarza, Rubio Navarrete, Garcia Hidalgo, etc.
    había determinado agregar al cuartelazo del 9 otro
    más inícuo). Presentáronse de improviso el
    Teniente Coronel Jiménez Riveroll y el Mayor Izquierdo con
    gente del 29 intimando en nombre del Ejército la
    prisión del Sr. Madero. El impasible funcionario en
    contestación disparó su revólver sobre el
    sayón. Y como si se tratara del suceso más natural,
    salió al balcón a arengar a la guardia, ignorando
    que ésta había sido sustituida con hombres del
    fatídico Batallón citado. Descendió en
    seguida por el elevador al patio de honor en donde ya lo asechaba
    Blanquet, quien pistola en mano lo hizo prisionero.
    Simultáneamente fueron aprendidos el Vicepresidente y la
    mayor parte de los Ministros, haciéndose otro tanto con
    don Gustavo Madero en compañía de los Generales
    Francisco Romero y José Delgado.
    Conseguido el aseguramiento de las primeras personalidades del
    Gobierno, el plan de los traidores pudo desarrollarse en lo de
    adelante sin el menor tropiezo.
    Se llevó a cabo en el resto del día la
    persecución contra algunos diputados del grupo
    "renovador", contra los principales líderes maderistas y
    contra los politicos más connotados del régimen que
    se trataba de derrocar; iniciáronse, al mismo tiempo, los
    preliminaresdel convenio, baldón de nuestra historia, conocido con el
    nombre de "pacto de la Ciudadela". Las bases de éste nuevo
    Tuxtepec, fueron firmadas por Huerta y Félix Díaz,
    asesorado el primero por Mass y el ingeniero Cepeda y el segundo
    por los licenciados Fidencio Hernández y Rodolfo Reyes. Se
    intentaron, además, los primeros trámites para
    obtener la renuncia de los CC. Presidente y Vicepresidente de la
    República. Las renuncias de los señores Madero y
    Pino Suárez fueron llevadas, al fin, a la Cámara y
    discutidas en la sesión de la tarde del 19, aprobadas por
    mayoría: La del Sr. Presidente por 123 votos contra la
    opinión de los viriles ciudadanos Escudero, Pérez,
    Rojas, Alardín y Hurtado Espinoza y la del Vicepresidente
    por 118 votos afirmativos contra 10 de la negativa. ¡La
    traición fue consumida y la ambición
    satisfecha!
    Los ilustres prisioneros fueron confiados primeramente en uno de
    los departamentos de la Comandancia Militar y trasladados,
    después a los de la Intendencia del Palacio. Allí
    permanecieron hasta el día 22, en que sacados de su celda
    fueron conducidos al sacrificio. ¿Cómo fue
    éste?
    La versión oficial de todos conocida, lo relató de
    un modo tonto y perverso; la voz de la calle lo refirió,
    aproximándolo a la verdad, de mil maneras diversas, y el
    sicario Francisco Cárdenas que lo ejecutó, lo
    describe en una de sus declaraciones en la forma
    siguiente:

    Ese día como a las seis de la tarde, me mandaron
    llamar a los salones de la Presidencia y hablé con mi
    General Mondragón, quien me dijo: "Sabemos,
    Cárdenas, que usted es hombre y sabe
    hacer lo que se le manda. El que mató a un
    Santanón, debe con facilidad matar a un Madero." El
    General después de escuchar mi contestación
    afirmativa, me indicó que podría retirarme y que
    estuviera listo con mis hombres, escogiéndolos de
    confianza, pues el primero que dijera una frase de lo que se iba
    a hacer sería fusilado.

    Como a las ocho y media de la noche y cuando ya
    tenía mis hombres listos, se me mandó llamar por el
    mismo General Mondragón, quien me ordenó que
    sacásemos a los Señores Madero y Pino Suárez
    de los alojamientos donde se encontraban y los lleváramos
    a la Penitenciaría para que allí, en uno de los
    patios, procediéramos a su ejecución. Despues de
    recibida esta orden, yo y mis hombres nos dirigimos a tomar a los
    reos del lugar en que se hallaban. El Señor Madero
    incorporándose, me dijo encolerizado: "Qué van a
    hacer conmigo, cualquier atropello que se haga, no será a
    mí sino al Primer Magistrado de la Nación". Nada contesté, me
    limité a poner al Presidente entre los rurales y poco
    después hacía lo mismo con el Licenciado Pino
    Suárez quien no protestó, pidiendo solamente se
    avisara a su familia sobre el
    sitio a donde se le llevara.

    Salimos yo y mi gente con los prisioneros, cuando al
    pasar por uno de los pasillos que hay en el patio de honor, el
    Sr. Madero protestó con energía y hubo un momento
    en que dio un bofetón en el rostro a uno de los guardias
    que estaba más cerca de él. Los gritos de protesta
    continuaban y entonces me apresuré a participarlo al
    General, comprendiendo que era expuesto sacarlo de allí
    con escándalo. En uno de los salones de la Presidencia,
    creo que fue en el Amarillo, me encontré a los generales
    Victoriano Huerta y Manuel Mondragón, así como a
    otras personas que no conocía y en seguida expuse lo que
    pasaba. Mi General Mondragón mesándose con ira los
    cabellos, se levantó de su asiento y me dijo:
    "Llévelos a una caballeriza y allí los remata."
    Esta orden la aceptaron las personas que con él estaban,
    agregando Huerta esta frase: "Lo que ha de ser…. que sea".
    Esperaba nuevas órdenes cuando el General
    Mondragón, encolerizado, exclamó: "Sobre la
    marcha"; luego salí de allí y poco después
    entrábamos a una de las caballerizas. Los prisioneros, al
    ver aquéllo, comprendieron lo que les esperaba y
    protestaron con frases duras para mi General Huerta. Más
    como la orden tenía que cumplirse, a empellones los hice
    entrar al interior de la caballeriza donde los puse al fondo para
    que mis muchachos tiraran. El Vicepresidente fue el primero que
    murió, pues al ver que se le iba a disparar comenzó
    a correr, di la orden de fuego y los proyectiles lo clarearon
    hasta dejarlo sin vida, cayendo sobre un montón de paja.
    El Sr. Madero vio todo aquéllo y cuando le dije que a
    él le tocaba, se fue sobre mí, diciéndome
    que no fuéramos asesinos, que se mataba con él a la
    República. Yo me eché a reir y cogiéndolo
    por el cuello, lo llevé contra la pared, saqué mi
    revolver y le disparé un tiro en la cara, cayendo en
    seguida pesadamente al suelo. La
    sangre me
    saltó sobre el uniforme.

    Muertos los dos, así lo participé al
    General Mondragón, quien metió la mano al bolsillo
    y me dio un rollo de billetes agregando: "Eso es para usted y su
    gente". Después los pusimos en el automóvil y al
    llegar a las calles de Lecumberri, bajé a mis guardias y
    ordené que dispararan sobre el vehículo. Los
    muchachos así lo hicieron y poco después
    entregué los cadáveres al director de la
    Penitenciaría.
    ¡Baldón para el menguado que esgrimió el arma
    homicida!
    ¡Maldición eterna para los directores intelectuales
    de tamaño delito!

    Venustiano Carranza desconoce al Usurpador Victoriano
    Huerta el 19 de Febrero de 1913 y sabiendo que ya está en
    Coahuila el Tte. Corl. Pablo González, sale hasta entonces
    de Saltillo y es en la Hacienda de Guadalupe donde proclama El
    Plan de Guadalupe el 26 de marzo de 1913, bajo la
    protección y el amparo del Tte.
    Corl. Pablo González, que se bate heróicamente en
    Monclova, en Candela, en Lampazos, en Bustamante, en Gloria, en
    Aura, contra poderosas fuerzas federales huertistas de los
    Generales Joaquín Mass y Guillermo Rubio Navarrete.
    El Plan de Guadalupe es un documento sencillo, severo; expresa
    con admirable precisión la finalidad intrínsica de
    la lucha que empieza; por eso fue la resolución correcta
    del orden social y político porque ya no era posible
    mediante el sistema de
    súplicas y ruegos que nadie oiría, sino como lo
    comprendió el Gobernador Venustiano Carranza, tenía
    que ser un problema antes que todo, escencialmente militar. Fue
    por esto que, para acabar radicalmente con el régimen de
    la usurpación, fue indispensable que surgiera avasalladora
    La Revolución Constitucionalista.

    El Gral. de División, don Pablo González
    Garza en uniforme de campaña cuando comandaba un
    ejército de poco más de 100 mil hombres.

    Para ello Don Venustiano Carranza cuenta en su inmensa
    labor de preparación y para llevar a feliz término
    la campaña, con el contingente de muy valiosos elementos
    en el orden civil y militar, entre ellos ostensiblemente
    figuró la relevante personalidad
    del entonces Teniente Coronel Pablo González Garza, de
    notables rasgos morales que reveló al hombre
    conciente de sus deberes, de méritos indiscutibles
    conquistados en campaña muy comentada por su eficacia y
    actividad, que fueron motivos justificados para que el Primer
    Jefe del Ejército Restaurador Constitucionalista lo
    ascendiera al grado inmediato de Coronel. Y después don
    Pablo González ganó bien sus insignias de General
    Brigadier, luego de Brigada, y por último de General de
    División, convirtiéndose en Magnífico
    organizador, en El Brazo Derecho de Carranza, y en General en
    Jefe del Cuerpo de Ejército del Noreste, luego del
    Oriente, siendo su lealtad a la causa y su aguerrida actividad el
    que obtuvo para Venustiano Carranza y el Constitucionalismo el
    triunfo sobre el Usurpador Victoriano Huerta y no Alvaro
    Obregón, y sobre el traidor hipócrita agrarista
    Emiliano Zapata; siendo además, a el General Pablo
    González Garza a quien don Venustiano Carranza
    debió alcanzar la Presidencia de la República y
    hacer posible que se Promulgara la Constitución de 1917.

    4. El Maximato
    1928-1934

    El expresidente Alvaro Obregón quiso regresar al
    poder y logró que se reformaran las leyes que
    prohibían la reelección. Ganó las elecciones
    presidenciales de 1928. Pero antes de tomar posesión,
    durante una comida en que se celebraba su victoria, fue
    asesinado. Desde entonces el principio de la no reelección
    ha sido rigurosamente respetado.
    Como consecuencia del asesinato del presidente electo, el
    Congreso designó como presidente provisional a Emilio
    Portes Gil.
    Para fortalecer el gobierno, Calles les propuso a los jefes
    políticos y militares la creación de un partido
    político que serviría para resolver sus diferencias
    y fomentar la unidad. Así nació, en 1929, el
    Partido Nacional revolucionario (PNR).
    En las nuevas elecciones ganó el candidato del PNR,
    Pascual Ortiz Rubio; fue una votación muy discutida contra
    José Vasconcelos, que era candidato independiente. Sin
    embargo, el verdadero poder lo tuvo Plutarco Elías Calles,
    llamado Jefe Máximo de la revolución.

    De 1928 a 1934 hubo tres presidentes: Emilio Portes Gil,
    Pascual Ortíz Rubio y Abelardo Rodríguez. Ninguno
    de ellos cubrió un periodo completo. A este periodo se le
    conoce como el Maximato, porque durante ese tiempo el poder se
    concentró en el Jefe Máximo. La influencia de
    Calles terminó cuando el siguiente presidente de la
    República, el general Lázaro
    Cárdenas, lo expulsó del
    país.

     

     

     

     

    Autor:

    Angel Ivan Cazañas

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