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El Padre Varela




Enviado por rolansab



     

    Indice
    1. Los
    primeros años

    2. El Padre Varela,
    maestro

    3. El Padre Varela, político:
    diputado a Cortes

    4. El Padre Varela, sacerdote. Los Estados
    Unidos
    .
    5. Un hecho poco concocido: el Padre Varela,
    inventor

    6. El Padre Varela, el
    hombre

    7. La muerte del Padre
    Varela

    8. Bibliografía

    1. Los primeros
    años

    El sacerdote cubano Félix Francisco de la
    Concepción Varela y Morales, conocido en la historia como el padre
    Félix Varela o, la mayoría de las ocasiones,
    sencillamente como el Padre Varela, es un personaje que
    marcó de manera indeleble la historia de Cuba y la de
    la Iglesia de los
    Estados Unidos
    de América. Su figura ha sido tanto venerada
    como atacada, pero hoy es reconocida como fundamental y los
    cubanos de buena entraña le reconocemos con sano orgullo
    como Padre de nuestra
    cultura
    genuina y forjador primordial de nuestra identidad
    ética.
    Nació el 20 de noviembre
    de 1788, en la calle Obispo número 91, en La Habana. A los
    tres años de edad quedó huérfano de madre, y
    su padre se hallaba continuamente de viaje por sus funciones como
    oficial del ejército español ,
    por lo que el pequeño quedará al cuidado y
    protección del cariño de sus tías maternas:
    Rita, que es además su madrina de bautizo, Margarita e
    Isabel. Margarita entraría luego en el Convento de Santa
    Teresa de las Madres Carmelitas Descalzas y se supone que su
    influencia marcó el destino del sacerdote con una fuerte
    espiritualidad carmelitana. Ya en esta etapa de la infancia
    siente la vocación al sacerdocio y se distingue por su
    gran inteligencia y
    piedad.
    Cuando tenía 14 años, su abuelo le propuso comenzar
    la carrera de cadete, a lo que él respondió: "Yo
    quiero ser soldado de Jesucristo. Mi designio no es matar
    hombres, sino salvar almas" y con esta divisa comenzó sus
    estudios en el Seminario de San
    Carlos y San Ambrosio. Durante su estancia como estudiante en el
    seminario, se destacó no solo por su brillantez sino por
    su disponibilidad para ayudar a sus compañeros de
    estudio.
    A los 23 años es ordenado sacerdote en la catedral de La
    Habana. Pronto merece la admiración y el aprecio de todos
    por su vida ejemplar, su bondadoso carácter y
    su dedicación al ministerio de la enseñanza.

    2. El Padre Varela,
    maestro

    Una de las etapas importantes en la vida del Padre
    Varela comienza al ser ordenado sacerdote, y se le nombra para
    ejercer la docencia en el mismo Colegio Seminario de San Carlos y
    San Ambrosio donde él ha estudiado. Desde 1811 hasta 1821
    se extiende este período, aunque ya no podrá dejar
    de ser maestro nunca. En estos años
    desempeñó las cátedras de Filosofía,
    Constitución, Latinidad y Retórica.
    Introdujo la enseñanza de la física y la química y fue el
    primero que empleó la lengua
    española en lugar del latin para dictar conferencias y
    redactar documentos
    docentes.
    En sus años como profesor de Filosofía
    realizó una verdadera revolución
    filosófica y pedagógica, apoyado por el obispo Don
    Juan José Díaz de Espada y Fernández de
    Landa. La escolástica decadente de la época se
    había constituido en un freno para el avance de Cuba,
    árbol inútil que el maestro se propuso derribar.
    Eliminó el método
    escolástico, absolutizador de la deducción y el
    silogismo, en la enseñanza de la filosofía de Locke
    y Condillac, en la enseñanza de la Física y la
    Química experimental, en la sustitución del
    latín por el español. En estos años
    escribió importantes trabajos filosóficos: Instituciones
    de filosofía ecléctica, Miscelánea
    filosófica y las famosas lecciones de
    filosofía.
    Durante sus diez años como profesor en el seminario,
    formó una ilustre pléyade de discípulos, en
    los cuales inculcó el amor a
    Dios, a la Patria y al prójimo. Fundó la primera
    Cátedra de Derecho
    Constitucional que tuvo Cuba, a la que él llamó
    "Cátedra de la libertad, de
    los derechos del
    hombre…"
    (Escritos Políticos, página 25).

    3. El Padre Varela,
    político: diputado a Cortes

    En 1821, el Padre Varela fue elegido para representar a
    Cuba en las Cortes de España.
    Llegó al puerto de Cádiz el 7 de junio de 1821 y a
    la ciudad de Madrid el día 12 del mismo mes. No pudo tomar
    posesión de su cargo, pues en Cuba las elecciones de mayo
    habían sido anuladas. Ocho meses después repitieron
    las elecciones y resultaron diputados el Padre Varela, Tomas
    Gener y Leonardo Santos Suárez.
    En estos ocho meses, Varela visita museos, bibliotecas y
    escuelas, participa en tertulias, siendo reconocido su talento en
    los más exclusivos círculos de intelectuales.
    Presentó a la Dirección de Estudios de Madrid sus
    libros de
    texto, que
    fueron aprobados para ser utilizados en todos los dominios de
    España. los tres asuntos de mayor trascendencia que
    planteó como diputado fueron el proyecto de
    abolición de la esclavitud, el
    proyecto de autonomía y el dictamen sobre el
    reconocimiento de la independencia
    de América.
    Las Cortes a las que era diputado decretaron la deposición
    de Su Majestad Fernando VII en 1822 y nombrando en su lugar un
    Consejo de Regencia. El propio Rey las disolvió,
    condenando a muerte a los
    diputados que habían firmado su deposición, entre
    los que se encontraba el Padre Varela, lo que lo obligó a
    exilarse de territorio español. Logra huir y halla refugio
    en la posesión inglesa de Gibraltar.

    4. El Padre Varela, sacerdote.
    Los Estados Unidos.

    Procedente de Gibraltar, llegó a Nueva York en el
    vapor Draper el 17 de diciembre de 1823. Los Estados Unidos eran
    una nación
    emprendedora, democrática y hospitalaria, en la que el
    Padre Varela se instaló porque la injusticia se lo
    imponía. Llegaba perseguido, pero dispuesto a incorporarse
    a la naciente Iglesia Católica de los Estados Unidos.
    Puso al servicio de su
    nueva realidad las energías espirituales, intelectuales y
    pastorales que había empleado en La Habana y en
    España. En Nueva York fue vicario parroquial,
    párroco, vicario general, editor pionero de varias
    publicaciones religiosas y culturales, polemista religioso
    apologético, acertado y siempre caballero, fundador de
    escuelas para inmigrantes irlandeses, de hospicios para niños
    pobres, y perito consultor de aquella embrionaria Iglesia
    Católica americana, que dieron cimiento a esa Iglesia
    local.
    La mayoría de los historiadores eclesiásticos
    americanos considera al Padre Varela como uno de los pilares de
    la Iglesia Católica de los Estados unidos de
    América.
    Sacerdote ejemplarísimo y lleno de celo por la
    salvación de las almas, el Padre Varela ejerció el
    ministerio sacerdotal en Nueva York durante 30 años. Tuvo
    que celebrar la liturgia en casas particulares por no tener
    templo en su parroquia. Asistió a enfermos en los
    hospitales y los barcos durante la epidemia de cólera. En
    las iglesias de El Cristo y de la Transfiguración de esta
    ciudad se entregó a los pobres inmigrantes irlandeses.
    Fundó una escuela para
    niños y otra para niñas. Organizó una
    guardería y un orfanato de medio-pensionistas para hijos
    de viudos o viudas. Fundó una asociación de mujeres
    costureras para vestir al que carecía de ropa y dar
    trabajo al que no tenía. Estableció la
    "Asociación Católica de Nueva York para la
    Temperancia" para dar respuesta a uno de los problemas de
    aquella ciudad: el alcoholismo.
    Visitaba mucho la casa de sus parroquianos, dándoles
    asistencia material y espiritual. Visitaba enfermos en casas y
    hospitales. Pasaba horas en el confesionario. Fue él mismo
    pobre: se despojó de cuanto tenía, incluso reloj,
    cubiertos de plata, sábanas, para darle a los más
    pobres que él.
    Su labor periodística también fue notable en esta
    época. Comenzó a publicar El Habanero, primera
    expresión del periodismo
    revolucionario en Cuba y que se distribuía
    clandestinamente en la isla. En esta publicación se pone
    de manifiesto su ideología, su ideario independentista y sus
    enseñanzas cívicas de valor
    imperecedero.
    Colaboró con José Antonio Saco en El Mensajero
    Semanal, escribió reseñasde libros, hizo
    traducciones importantes y publicó en The Catholic
    Expositor and Literary Magazine algunos ensayos de
    filosofía, entre ellos su ensayo sobre
    la doctrina de Kant.
    Su segunda obra mayor fue Cartas a Elpidio
    (1835-1838), fruto de la madurez de su talento y de su
    experiencia personal, en
    donde ataca inetereses y prejuicios muy poderosos, lo que levanta
    una ola de antipatías en la Isla, a lo que puede
    atribuirse que no llegara a escribir el tercer tomo.

    5. Un hecho poco concocido: el
    Padre Varela, inventor

    Fechada en agosto de 1831, la Oficina de
    Privilegios (patentes de invención) de Estados Unidos,
    otorgó a un inventor cubano el correspondiente
    reconocimiento por la creación de un nuevo dispositivo
    mecánico para amortiguar el ruido
    producido por la ruedas de los carruajes durante sus
    desplazamientos en las empedradas calles de la época. El
    autor padecía de alta sensibilidad a los ruidos, y deseaba
    ayudar a las personas que padecían el mismo mal.
    Diez años más tarde, apareció publicado en
    el Repertorio Médico de La Habana la descripción de un novedoso sistema destinado
    al mejoramiento de la circulación del aire en los
    hospitales. Sabía el inventor, aquejado de asma,
    cuánto necesitaban de aire puro y filtrado quienes
    padecían la enfermedad.
    En ambos casos era un mismo hombre: el presbítero
    Félix Francisco José María de la
    Concepción Varela y Morales.

    6. El Padre Varela, el
    hombre

    El Padre Félix Varela fue el primero que
    despertó la conciencia de
    nuestra dignidad como hombres y como cubanos. Fue el primero
    entre los cubanos que habló de independencia política de
    España. Fue el primero que nos enseñó que lo
    primero era aprender a pensar con cabeza propia y correctamente y
    que para ello debemos capacitarnos adecuadamente. Los cubanos lo
    tenemos como la piedra irrenunciable de la cultura y la
    nacionalidad cubanas.
    Físicamente, era de estatura mediana, de cuerpo delgado y
    piel cetrina.
    Un contemporáneo escribe que "…su rostro, lampiño
    y sonriente, gritaba la adustez que encuadraban unos quevedos
    frente a dos ojos negros, grandes, muy miopes. Su frente era
    amplia y el cabello lo llevaba generalmente muy crecido,
    peinándolo en melena, otras veces con mayor aliño,
    echándolo hacia atrás. Eminentemente sensible, su
    nerviosismo lo desfogaba jugando con el blanco pañuelo de
    lino que contrastaba con la negra sotana de sus
    hábitos".
    Sus alumnos recuerdan que padecía de asma, pero era
    resistente y hábil. Sus sensaciones cutáneas le
    atormentaban hasta la hiperestesia.
    Le agradaba usar diminutivos y expresiones familiares para llamar
    a discípulos y amigos. A veces improvisaba décimas
    en las tertulias a las que asistía. Le gustaba escribir,
    aunque con frecuencia destruía las cuartillas en las que
    había volcado sus sinsabores.
    Jamás le preocupó lo que pudieran pensar sus
    contemporáneos de sus ideas ni ser atacado por ellas. Se
    le ha descrito como nuestro primer moralista activo. Fue un
    hombre honesto, íntegro, que llegó a escribir "si
    por decir la verdad me atraigo el odio, he aquí un nuevo
    estímulo para continuar diciéndola". Su pluma nunca
    descansó mientras la verdad fue atacada y tergiversadas
    las enseñanzas de la Iglesia de Dios.
    Fue intransigente con todo lo que atentara contra el desarrollo de
    su país, pero actuó invariablemente según su
    conciencia. Por ello sufrió intrigas, persecuciones y
    hasta condena a la pena de
    muerte. Por eso sus enemigos lucharon para que no lo
    nombraran obispo en la ciudad de Nueva York, pero había
    otro impedimento. Aunque él amaba al país que lo
    cobijó, "no soy ciudadano, ni lo seré
    jamás… de país alguno de la tierra,
    desde que circunstancias que no ignoras me separaron de mi
    patria".
    Fue un hombre cultísimo. Tuvo profundos conocimientos del
    inglés,
    francés, alemán,. Italiano y portugués.
    También tenía notables conocimientos del griego y
    hebreo, lo que le permitía enfrascarse en polémicas
    sobre la recta interpretación de las Escrituras.
    También manejaba con soltura el latín.
    La enfermedad y el clima lo fueron
    minando. El ejercicio de la caridad, del cual fueron testigos y
    beneficiarios los neoyorquinos pobres y cuya fama ya va creciendo
    con visos de leyenda basada en la realidad en los años 40
    del siglo XIX, junto con la austeridad de su vida, se manifiestan
    en su modo de vivir. Ya anciano, cuando regresa a San
    Agustín de la Florida, es visitado por Lorenzo de Alfo
    en 1852 quien, impresionado por la pobreza en que
    vive, escribe a La Habana y su carta es
    leída por todos los que han sido sus alumnos:
    "Hallé un cuarto pequeño, de madera, de
    tamaño igual o algo mayor que las celdas de los
    colegiales. En esta celda no había más que una mesa
    con mantel, una chimenea, dos sillas de madera y un sofá
    ordinario, con asiento de colchón. No vi cama, ni libros,
    ni mapas, ni avios
    de escribir, ni nada más que lo dicho. Solo había
    en las paredes dos cuadros de santos, y una mala campanilla sobre
    la tabla de la chimenea. Sobre el sofá estaba acostado un
    hombre viejo, flaco, venerable, de mirada mística y
    anunciadora de ciencia: era
    el Padre Varela."

    7. La muerte del
    Padre Varela

    Los tres últimos años de su vida
    estuvieron marcados por las enfermedades, la soledad y
    la pobreza, pero,
    sin quejarse de nada, sobrellevó la contradicción y
    el sufrimiento con amor y paz
    interior. Su fortaleza espiritual estaba en la oración y
    la Eucaristía.
    Se acepta que falleció en San Agustín de la Florida
    el 25 de febrero de 1853. sin embargo, hay discrepancias sobre
    esta fecha. Según José Ignacio Rodríguez,
    esta ocurrió el día 18 de febrero.
    Otros aceptan el 25 siguiendo la aseveración de
    José Rea Casal, discípulo suyo, y del libro de
    defunciones de la parroquia, conservado en el archivo de la
    diócesis de San Agustín de la Florida y esta fecha
    es la que se ha dado oficialmente.
    Según Casal, en carta a Rafael Díaz, Varela
    murió el 25, a las 8:30 p.m. y fue enterrado el 26.
    Según Rodríguez, murió el 18 y fue enterrado
    el 25.
    Gracias a gestiones hechas por Casal, don José de la
    Luz y
    Caballero y el padre Francisco Ruiz, y con el concurso monetario
    de muchos cubanos, se llegó a construir una capilla en el
    cementerio de San Agustín; y a ella se trasladaron los
    restos del Padre Varela que habían sido depositados en
    tierra.
    Cuando Cuba alcanzó la independencia de España, se
    creó una Comisión Nacional encargada de trasladar
    los restos del Padre Varela desde San Agustín para ser
    depositados en el Aula Magna de la Universidad de La
    Habana, donde se encuentran en la actualidad. Un lugar digno,
    pero alejado de la devoción de la mayoría de los
    cubanos.

    El primer santo cubano
    El Padre Félix Varela vivió con fama de santo y
    esta se conservó en la memoria de
    cubanos y americanos. En 1985 la Santa Sede autorizó al
    Episcopado de Cuba a iniciar el proceso
    canónico sobre la santidad del Siervo de Dios, Padre
    Félix Varela, lo que pudiera concluir en su
    canonización, lo que lo convertiría en el primer
    santo cubano.
    En 1998, durante su visita a Cuba, Su Santidad el Papa Juan Pablo
    II, en el aula magna de la Universidad de La Habana, ante los
    restos del Padre Varela, dijo que "él mismo es, en su
    persona, la
    mejor síntesis
    que podemos encontrar entre fe cristiana y cultura cubana."

    8. Bibliografía

    Los fundadores de nuestra nacionalidad, Lic. Perla
    Cartaya, Palabra Nueva, varios números
    Padre Félix Varela Morales, Mons. Ramón
    Suárez Polcari, Palabra Nueva No. 73, febrero 1995.
    Coloquio con el Padre Varela, Mons. José Siro
    González Bacallao. Vitral No. 29, enero-febrero 1999.
    Apuntes para hurgar en la presencia histórica de la
    Iglesia cubana en los Estados Unidos (y viceversa), Mons. Carlos
    Manuel de Céspedes y García-Menocal. Palabra Nueva,
    No. 74. Mayo 1999.
    Discurso de
    Monseñor José Siro González Bacallao en el
    Seminario de San Carlos y San Ambrosio, la noche del 24 de
    febrero de 1996, en ocasión del celebrarse el ECO.
    Félix Varela: Sacerdote y divulgador de las ciencias,
    Alexis Schlater, Servicio Informativo Latinoamericano de la
    OEI.
    Vinculación de la doctrina sanjuanista con el Siervo de
    Dios Presbítero Félix Varela Morales, Fray Fidel de
    Jesús, o.c.d. Vitral, No. 24. Marzo-abril 1998.
    Apertura del Coloquio Internacional "Ética y
    Emancipación en el pensamiento
    anticipador de Félix Varela", Federico Mayor Zaragoza.
    Vitral, No. 24. marzo-abril 1998.
    Espiritualidad sacerdotal del Padre Varela. P. Hilario de
    Céspedes García-Menocal. Vitral No. 14, marzo-abril
    1998.
    Discurso de Juan Pablo II al mundo de la cultura, Juan Pablo II.
    En: El viaje de Juan Pablo II. Cuadernos de L’Osservatore
    Romano. Tipografía Vaticana 1998.
    Padre Varela: Formación integral y compromiso, Mary Cruz
    García. Revista
    Cáritas Cubana. No. 2. Mayo-octubre 1996.

    Resumen
    El Padre Félix Varela, conocido en Cuba sencillamente como
    el Padre Varela, es no solo uno de los más insignes
    patriotas cubanos, sino que su esfera de influencia se extiende a
    los Estados Unidos. Sacerdote, político, educador,
    inventor, fue catalogado por José Martí como el
    primero que nos enseñó a pensar. En esta biografía se hace un
    recorrido por su vida y se esbozan opiniones diversas sobre
    el hombre en
    quien nacen la cultura y la nacionalidad cubanas.

     

     

     

    Autor:

    Dr. Rolando Sabín

    Categoría:
    Biografía, Historia

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