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El nuevo milenio




Enviado por fcuenca



     

    Indice
    1.
    Introducción

    2. El progreso técnico y
    científico

    3. La revolución de las
    comunicaciones

    4. Un Mundo Global
    5. Los problemas del comienzo del nuevo
    milenio

    1.
    Introducción

    Milenio, Nuevo, paso del segundo al tercer milenio de la
    era cristiana que ha originado reflexiones y efectos en la
    psicología
    colectiva en muchos países. No obstante, la llegada de un
    "nuevo milenio" no es más que una convención
    cronológica propia del calendario de la cultura
    occidental. Tiene que ver con la llamada era cristiana, que
    comienza a contar desde el año en el que se supone que
    nació Jesucristo. Otras culturas, como el islam, establecen
    un año diferente para el comienzo de su era y, por lo
    tanto, según su calendario no están a las puertas
    de un nuevo milenio.
    El comienzo del siglo XXI, y por ende, del tercer milenio,
    tendrá lugar en un mundo que ya vive una acelerada
    transformación en todos los ámbitos. Los cambios
    afectan a todo el orbe y señalan a un futuro cada vez
    más próspero e interconectado, pero también
    amenazado por importantes retos y graves problemas. Los
    aspectos más destacados son la mundialización de
    las relaciones entre los pueblos, los progresos en la
    técnica y la ciencia y
    la revolución de las comunicaciones. Junto a ello encontramos un mundo
    con profundas desigualdades, con conflictos
    endémicos y con un crecimiento industrial que puede poner
    en peligro el medio ambiente
    si no se hace especial hincapié en la aplicación de
    las teorías
    del desarrollo
    sostenible.

    2. El progreso técnico
    y científico  

    El progreso de la ciencia y de
    la tecnología ha mantenido, desde la segunda
    mitad del siglo XX, un ritmo espectacular. Los resultados de la
    investigación científica y
    tecnológica se han convertido en elementos normales en la
    vida diaria, hasta el punto de que la mitad de los productos
    utilizados habitualmente por la humanidad eran desconocidos al
    finalizar la II Guerra Mundial,
    en 1945. Este proceso, que
    algunos especialistas han calificado de revolución
    científica y tecnológica, no ha hecho más
    que empezar y, si no se producen novedades importantes,
    seguirá siendo una de las características de la civilización
    del nuevo milenio. Muchos son los campos en los que se pueden
    centrar los avances que se prevén: las ciencias de
    los nuevos materiales, la
    robótica o
    la tecnología de los alimentos
    serían tal vez algunos de los principales. Pero hay tres
    áreas de la investigación que deben ser destacadas como
    líneas de progreso de un futuro imparable: la electrónica, la astronáutica y la
    ingeniería
    genética.
    En la actualidad, los ordenadores son protagonistas de una
    verdadera "revolución informática" que afecta decisivamente a una
    sociedad cada
    vez más digitalizada. Ello permite, y permitirá
    cada día más, una auténtica
    transformación de todos los aspectos de la vida cotidiana
    y de la economía, tanto de la productiva, como de
    la de los servicios.
    La investigación aeroespacial está convirtiendo en
    realidad la cada vez más cercana conquista del espacio. Es
    de prever que se establezcan estaciones habitadas por humanos de
    manera permanente en el espacio. Ya se anuncian viajes
    turísticos al espacio exterior y parece que, en menos de
    un siglo, el viajar a la Luna estará al alcance de muchos
    ciudadanos.
    En el campo de las investigaciones
    biológicas, el descubrimiento del ácido
    desoxirribonucleico (ADN), a mediados
    del siglo XX, y el posterior desarrollo de
    la llamada ingeniería genética
    permitirá, en los próximos lustros, avances
    espectaculares. Muchas de las enfermedades podrán
    alcanzar una explicación en la estructura
    genética de los seres humanos y ello facilitará su
    curación; será posible la creación y
    modificación de nuevos organismos vivos realizando una
    adecuada alteración genética, lo cual
    supondrá una auténtica revolución en la
    agricultura y
    la ganadería.
    La nueva genética comporta, sin duda, indudables ventajas,
    pero se encuentra sometida a límites de
    responsabilidad ética en
    su desarrollo.

    3. La revolución de las comunicaciones
     
    El extraordinario progreso en las técnicas
    de comunicación e información puede ser comparado al
    nacimiento de la escritura o de
    la imprenta. Como en estos dos acontecimientos, la
    revolución de las comunicaciones lleva a la
    formación de una particular cultura que tiene, en esta
    ocasión, un carácter
    universal que se convertirá en un signo del inicio del
    nuevo milenio.
    La revolución de las comunicaciones hace posible
    presenciar, en tiempo real,
    guerras,
    acontecimientos deportivos y culturales, y todo tipo de eventos. Millones
    de personas, que viven en lugares muy alejados entre sí,
    pueden escuchar una canción y una conferencia al
    mismo tiempo. El acceso a la información hace que, a
    través de Internet u otras redes informáticas,
    sea posible obtener rápidamente más
    información de cualquier ámbito de la ciencia o la
    cultura de la que, hasta hace no muchos años, hubiese sido
    imposible imaginar. El perfeccionamiento de estas redes
    planetarias, fruto de la denominada revolución de la
    información, hará que en pocos años se pueda
    disponer en cada domicilio de acceso a las principales
    filmotecas, bibliotecas,
    hemerotecas e incluso puntos de venta.
    El progreso de las comunicaciones y el auge de la sociedad de la
    información ha provocado una carrera tecnológica
    sin precedentes, motivada por el deseo de dominar el mundo de
    la
    comunicación. El ganador de esta carrera está
    siendo Estados Unidos,
    pero todos los países desarrollados siguen invirtiendo
    enormes sumas en este campo.

    4. Un Mundo Global
     

    En los últimos años del siglo XX ha tenido lugar
    una serie de fenómenos de carácter "global" que
    habrían sido impensables unos decenios antes. Un conjunto
    de comportamientos, gustos y valores son
    compartidos en la actualidad por millones de personas que
    pertenecen a culturas muy diferentes. Los medios de
    comunicación han reducido las distancias
    físicas y han hecho que tiempos diferentes sean vividos al
    unísono ante las pantallas de televisión
    o ante un determinado producto de
    consumo.
    La
    globalización es un fenómeno nuevo y aún
    resulta difícil calcular sus consecuencias para el siglo
    XXI. Sin embargo, hay tres campos en los que su influencia se
    acentúa notablemente: la economía, la política y la
    cultura.
    La globalización tiene su ámbito
    más preciso en el mundo de la economía, sobre todo
    en los niveles comercial, financiero y organizativo, donde
    funciona ya de un modo eficaz. La globalización económica supone una
    absoluta libertad de
    intercambio. Con ella, la producción de mercancías sólo
    se encuentra limitada por ventajas físicas o
    geográficas; las empresas se
    encuentran organizadas de un modo muy flexible para que tengan
    mejor acceso a los mercados
    globales; al tiempo que el mercado
    financiero se halla descentralizado, tiene un carácter
    instantáneo y escapa a la influencia de los gobiernos.
    En el ámbito de la política, la
    globalización afecta a la estructura de los gobiernos y de
    las decisiones políticas.
    En un mundo global, la soberanía de los estados parece
    debilitarse, se crean múltiples centros de poder y las
    organizaciones
    internacionales ven incrementada de forma notable su
    importancia.
    La cultura se ve afectada de múltiples formas por el
    proceso de globalización. La creación de grandes
    símbolos tiene un carácter mundial. Hay una
    tendencia a la diversidad cultural y al triunfo de un
    cosmopolitismo que va más allá de los propios
    estados. La información no tiene un único origen
    local y se ve difunde de un modo muy veloz a todo el mundo. El
    ocio y el turismo crecen hasta niveles
    insospechados. Los instrumentos de universalización y
    conexión cultural, como Internet (uno de los más
    importantes fenómenos del final del siglo XX), se
    multiplican y obligan a idear nuevas formas de aprendizaje.
    La globalización es un fenómeno nuevo, que afecta a
    la estructura de las sociedades,
    los gobiernos y las formaciones culturales: se encuentra llena de
    interesantes cuestiones y de respuestas todavía inciertas.
    El nuevo milenio irá configurando el nuevo mundo
    globalizado que ya percibimos.

    5. Los problemas del comienzo
    del nuevo milenio  

    No obstante, ante este nuevo
    mundo tecnológicamente desarrollado y con más
    capacidad de producción por habitante de la que haya
    existido en cualquier otro momento histórico, la humanidad
    ha de enfrentarse a graves problemas, los más destacados
    de los cuales son los que siguen.
    La existencia de un mundo dual: por un lado, la diferencia entre
    países ricos y pobres, por otro, la desigualdad de riqueza
    en el seno de las sociedades de los países ricos.
    Más de las tres cuartas partes de la humanidad vive en
    países que no han alcanzado un grado de desarrollo
    suficiente y la mayoría de sus habitantes apenas puede
    sobrevivir. Estos países se encuentran en
    Sudamérica, Asia y
    África. Entre ellos hay grandes diferencias: algunos se
    encuentran en vías de desarrollo, pero otros viven sumidos
    en la pobreza. El
    hambre, la enfermedad y el analfabetismo
    son graves carencias sociales que afectan a buena parte de los
    habitantes de estos países. En el mundo inmediatamente
    anterior al comienzo del tercer milenio, más de 800
    millones de personas pasan hambre y 500 millones se alimentan de
    modo insuficiente. Las enfermedades degenerativas, provocadas por
    la malnutrición, siguen haciendo estragos. En los
    países más pobres de la Tierra, el
    analfabetismo alcanza, como media, a un 60% de la población. Ello supone que la
    mayoría de los seres humanos se ve privada de
    instrucción.
    Las sociedades de los países ricos ven surgir en su seno
    un conjunto de graves problemas entre los que destaca la
    marginación social. En las sociedades desarrolladas la
    pobreza afecta
    fundamentalmente a los parados de larga duración, que ya
    no cobran el seguro de
    desempleo.
    Junto a éstos, los inmigrantes (sobre todo los procedentes
    de los países del Tercer Mundo) y las mujeres son los
    principales protagonistas de la pobreza en el cambio de
    siglo. Hay una forma más trágica de pobreza, la de
    los más pobres de entre los pobres: las personas "sin
    techo", los marginados por la droga y muchos
    de los inmigrantes extranjeros; las ciudades del mundo industrial
    ven aumentar sin cesar el número de estas personas.
    Paradójicamente, un elevado número de emigrantes se
    agolpa en las fronteras de los países ricos, en busca de
    mejores condiciones de vida. El aumento de la intolerancia y del
    racismo en los
    países desarrollados convierte a muchos extranjeros que
    consiguen entrar procedentes de países pobres en grupos marginados
    y, en ocasiones, perseguidos.
    El derrumbamiento desde 1991 de la Unión de
    Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS),
    así como el de los gobiernos de los países de la
    órbita de ésta, ha supuesto un nuevo reto para el
    siglo XXI. Los antiguos países comunistas han visto caer
    sus sistemas
    económicos y se enfrentan a difíciles transiciones
    hacia formas distintas de economía y de gestión
    política. Esta transformación comporta graves
    problemas
    sociales, que sumen en la miseria a gran parte de sus
    habitantes.
    El grave problema del consumo y el tráfico de drogas
    está alcanzado cotas inimaginables entre los sectores
    jóvenes de muchos países desarrollados. Junto a
    ello existe el temor a enfermedades nuevas, como es el caso del
    síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), que afecta
    de forma brutal a los países pobres, pero no sólo a
    éstos. Estas nuevas epidemias vienen a sumarse a otras
    tradicionales, como la malaria, que produce todavía casi
    tres millones de muertos cada año en las poblaciones
    africanas, asiáticas y sudamericanas.
    El peligro de un desarrollo industrial desenfrenado, que ya ha
    provocado graves problemas ecológicos, sigue siendo en
    este nuevo siglo un riesgo que
    amenaza con una degradación irreparable del medio ambiente.
    Los conflictos bélicos son todavía una experiencia
    habitual en determinados lugares del mundo. Las guerras entre
    países o las que pueden considerarse guerras civiles
    ocasionan el sufrimiento y la muerte de
    muchos miles de personas. Entre las zonas de permanente conflicto se
    encuentran Oriente Próximo, la península de los
    Balcanes y muchos países africanos.
    Por último, aunque la democracia ha
    dado en ser considerada como el "menos malo" de los sistemas
    políticos, los países que disfrutan de ella se
    encuentran lejos de colmar las aspiraciones de sus ciudadanos.
    Las críticas que este hecho suscita, realizadas en gran
    medida por destacados representantes de la política y por
    muchos de los militantes en los nuevos movimientos sociales, se
    basan en el deseo de redefinir los principios de la
    participación política, de la gestión de los
    asuntos del Estado y de la
    construcción de sociedades más
    justas.
    No es de extrañar que el comienzo del nuevo milenio genere
    en ocasiones un juicio pesimista sobre el futuro. Sin embargo,
    cabe señalar la presencia de algunos motivos para la
    esperanza: el desarrollo tecnológico ha permitido la
    mejora de las condiciones de vida de millones de hombres y
    mujeres, al mismo tiempo que los derechos democráticos
    se están extendiendo y permitiendo mayores cotas de
    igualdad y
    libertad en muchas naciones.
    Pero, sobre todo ello, cabe destacar el progresivo aumento de la
    solidaridad
    humanitaria que surge de forma espontánea y que se hace
    necesaria ante la presencia de los graves problemas que afectan
    al mundo contemporáneo. Será la combinación
    entre una verdadera actitud
    solidaria e igualitaria y la constante crítica ante todo
    exceso de poder y ante la injusticia la que permita construir un
    mejor siglo XXI. Y en esa tarea se encuentran empeñados,
    afortunadamente, millones de hombres y mujeres, muchos de ellos
    activistas de las llamadas organizaciones no
    gubernamentales.

     

     

     

    Autor:

    Fernando Cuenca

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