Indice
1.
Introducción
2. Proceso de reorganización
nacional
3. Los Desaparecidos
4. La guerra de las
Malvinas
5. Conclusión, y fin de
la dictadura
6.
Bibliografía
1. Introducción
Cuando recordamos la dictadura militar
que vivimos en la Argentina,
pensamos en los desaparecidos, la plata dulce, la guerra de
Malvinas, etc., Lo que mucha gente no sabe, es que estos
hechos y muchos más fueron piezas de un macabro
rompecabezas destinado a reformar, o reorganizar a la Argentina,
para volver a convertirla en un país agro-exportador con
participación política restringida
a una élite. Los hechos destacados anteriormente son los
resultados de las medidas tomadas para convertir a este
país altamente movilizado y con el ingreso muy distribuido
en una granja productora de materias primas
de riqueza concentrada.
Estado
Terrorista y modelo
económico neoliberal fueron las dos caras de una misma
moneda: el ejército se encargó de destruir
físicamente las bases de apoyo y resistencia de
los sectores progresistas, sindicatos y
organizaciones
de izquierda, y Martínez de Hoz se ocupó de acabar
con sus fuentes de
alimentación: el Estado
Benefactor y la industria. Y
"si la industria sobrevivía a su ataque, era probable que
lo lograse en bloques aún más concentrados".
Quizás el análisis de tan vasto tema sea un tanto
utópico dentro de las limitaciones de una monografía, hoy nos queda la
sensación de que el Estado terrorista ha pasado, y no hay
perspectivas de que vaya a volver, pero sus consecuencias
están entre nosotros: dependencia, caída del
salario real,
desocupación, concentración
económica, desindustrialización, y por
último una de las más profundas heridas sufrida en
el corazón
mismo del pueblo argentino, los más de 30.000
desaparecidos, 30.000 ciudadanos de esta tierra
condenados, torturados, y muertos sin ningún tipo de
juicio justo, aunque todos sabemos que la tortura y demás
tormentos no son justificados bajo ningún punto de vista,
menos por pensar diferente como lo fue, quizás la gran
causa de la mayoría de estas desapariciones; Gran
testimonio de estos ilícitos a gran escala, es decir
en el ámbito nacional, lo encontramos en las paginas del
informe de la
CONADEP, en donde encontramos información relevante sobre los diversos
modos de secuestro y
tortura de personas, los centros clandestinos de
detención, testimonio de las víctimas etc. Es decir
todos los componentes de esta sangrienta máquina, que aun
hoy nos cuesta comprender lo que en nuestro país
produjo.
A continuación, talvés sea necesario ubicarnos de
modo temporal, tomando como arista la cuestión
económica y tratar de fijar dos aspectos del contexto
global, el contexto internacional y el nacional
Contexto Internacional
Desde la segunda posguerra el mundo vivió dos
décadas de bonanza económica que hicieron creer que
el crecimiento sostenido indefinido era posible. El consenso
keynesiano imperante en el momento permitía una alta
redistribución hacia los sectores de bajos recursos,
necesario para poder consumir
la gran cantidad de productos
generados por el fordismo.
Sobre fines de la década del ‘60 y principios del
‘70 se empezó a frenar este ritmo de crecimiento, y
el mundo se sumó en una recesión, sacudido por
crisis
múltiples: energética, de productividad,
del Estado Benefactor, etc. El capitalismo
debió transformarse para fortalecerse y surgió un
nuevo patrón tecnológico-productivo, que a su vez
provocó una mayor concentración de capitales
necesaria para afrontar estas transformaciones. Es en esta
época en que comienza a agrandarse la brecha entre ricos y
pobres, contrarrestando el efecto de acercamiento de las
décadas pasadas. Los sectores conservadores toman fuerza
cuestionando la ineficiencia del Estado distribucionista y
así ascienden los gobiernos de Margaret Tatcher en el
Reino Unido y Ronald Reagan en EEUU.
A mediados de la década del ‘70, el mundo industrial
enfrentaba dos problemas: la
sobreabundancia de petrodólares, producto de la
crisis del petróleo
de 1973, y el exceso de stock por la recesión mundial.
Alguien encontró la solución: se concederían
préstamos a bajo interés a
los países periféricos para que comprasen
mercaderías importadas. Desde 1975 hasta 1981 la deuda externa de
América
Latina creció un 25% anual, representando en 1982 el
80% del PBI de la región.
Además de destruir con las importaciones
gran parte de la industria nativa, el producto de la deuda
externa fue una mayor dependencia de los países deudores
con respecto a sus acreedores, que cada vez con más poder
pudieron decidir y vetar las políticas
económicas periféricas que no convenían a
sus intereses. También las multinacionales; Jacqes
Maisonrouge, ex-presidente de la IBM, afirma "¿cómo
puede un gobierno nacional
establecer un plan
económico con un mínimo de confianza, si un Consejo
Directivo reunido a ocho mil kilómetros puede estar
modificando la política de compras o de
producción de un modo que debe afectar
fundamentalmente la vida económica de un
país?".
Contexto Nacional
Desde la muerte de
Perón
el 1º de julio de 1974 y la asunción de su esposa
María Estela Martínez bajo la conducción
derechista de López Rega, el país se fue sacudiendo
cada vez más. El frente peronista se fracturó y la
actividad guerrillera se consolidó y agrandó. Los
Montoneros decidieron "volver a la resistencia" clandestina,
abandonando definitivamente la esfera legal, acercándose
cada vez más al ERP y al
terrorismo
político, cuyas víctimas muchas veces eran civiles
que no integraban el gobierno ni las fuerzas de seguridad.
A principios de 1976, cada cinco horas se cometía un
asesinato político y cada tres estallaba una bomba.
Además de la violencia
política reinante, la inquietud obrera se estaba
generalizando de nuevo. A pesar de que las huelgas estaban
prohibidas, importantes sectores del movimiento
obrero recurrieron a ellas, así como a marchas de hambre,
trabajo a reglamento y manifestaciones callejeras, en un esfuerzo
destinado a cambiar la política
económica del gobierno. Con una inflación mayor
a la de Alemania en el
período 1921-1922, y al borde de la cesación de
pagos internacionales, el gobierno constitucional había
perdido el control de las
variables
claves del manejo económico.
Ante el caos económico, político y social, las FFAA
lideradas por Videla actuaron sagazmente, sin intervenir hasta
que la situación empeoró hasta tal punto que los
civiles fueron a golpear las puertas de los cuarteles. Así
probaron la absoluta falencia del régimen constitucional y
lograron que la opinión
pública apoyase o se resignase nuevamente ante la
opción militar.
Se puede decir que el golpe del 24 de Marzo fue, a grosso modo,
la reacción militar al período abierto con las
grandes movilizaciones populares de fines de la década del
‘60 (Cordobazo, etc.) ante la incapacidad de las gestiones
peronistas para neutralizarlas. Ya que la evolución de estas luchas no
pretendía sólo provocar la caída de un
gobierno, sino más bien, y fundamentalmente, transformar
las relaciones socio-económicas del país y reubicar
a la Argentina en el plano internacional, ésta no fue una
intervención militar como tantas en la historia
argentina contemporánea. Esta vez las FFAA y sus
aliados decidieron que el "problema argentino" era estructural,
por lo que aplicaron soluciones
estructurales
2. Proceso de
reorganización nacional
Es imposible dividir de forma seria los objetivos,
acciones y
efectos logrados por el Proceso, ya que no hay
reorganización económica sin reorganización
política y cambio de
mentalidad cultural, (y viceversa). Por lo tanto, para una mejor
comprensión teórica y coherencia explicativa,
diferencié los aspectos políticos de los
económicos y de los socio-culturales. Es importante
aclarar que la interrelación que hay entre los tres
aspectos es tal que se hace indispensable comprender
correctamente a los tres para tener una sólida idea de lo
que el Proceso de Reorganización Nacional significó
para el país. Pero antes de ir al detalle de estos tres
aspectos conviene hacer una breve reseña de los hechos,
protagonistas, y como se proponían lograr sus
objetivos
El 24 de marzo de 1.976, la Junta de los Jefes (integrada por el
Gral. del Ejército Jorge Rafael Videla, el Almirante
Emilio Eduardo Massera de la Marina y el Brigadier Orlando
Ramón
Agosti de la Aeronáutica), se hizo cargo del poder y
comenzó el Proceso de Reorganización Nacional.
El caos económico, las luchas facciosas, la muerte
presente cotidianamente, la acción de las organizaciones
de las guerrillas, y el terror sembrado por la Triple A (Alianza
Anticomunista Argentina, organización de Derecha , que de una forma
"simbólica" estaba a favor y apoyando al ejército,
pero que en realidad su fin era el de tomar el poder enemigo y
político luego de acabar con la subversión),
crearon las condiciones para la aceptación de un golpe de estado
que prometía restablecer el orden y asegurar el monopolio
estatal de la fuerza.
Estas fuerzas se guiaban por los hechos, los cuales les
resultaban amenazantes, y se prepararon para defender su
territorio. De esta manera pusieron en marcha las siguientes
"operaciones de
aislamiento" :
Las realizadas por los grupos
paramilitares que logran aislar a las organizaciones armadas de
su base social. El más importante, por la frecuencia y la
envergadura de sus acciones, fue la "Triple A", que tenía
asesoramiento político y participación directa en
la formación militar.
Los secuestros, que eran la forma en la que el régimen
constituía sus prisioneros. Consistía en la
detención ilegal de personas buscadas, sin orden judicial,
con la cooperación de la policía del lugar, y sin
informar a la familia del
destino del secuestrado. Las familias de los secuestrados que
buscaron asesoramiento jurídico para encontrarlos,
descubrieron que eso también era "peligroso", (entre 1.976
y 1.978 desaparecieron 107 abogados defensores).
El terror que se provocaba en la sociedad,
reforzado por la propaganda del
régimen militar que culpaba a las familias por la
actividad "subversiva" de los prisioneros. Otro dato es que casi
un 35% de los familiares sólo hicieron la denuncia de la
desaparición ante la CONADEP (creada recién en
1.984), es decir, que unas 3.000 familias esperaron
aproximadamente 6 años para denunciarlos.
Los campos de concentración (contabilizados alrededor de
340 centros clandestinos de prisioneros en todo el país),
donde se los torturaba y hasta se los asesinaba. Gracias a la
liberación de unos 1.000 prisioneros , que lograron irse
al exterior, fue que pudo obtenerse más información
sobre lo que ocurría dentro de estos campos de
concentración. Éstos, fueron principalmente "campos
de tortura prolongada y sistemática", ya que el exterminio
se hacía casi siempre fuera de ellos, en los llamados
"traslado de prisioneros". Se calcula que por cada detenido eran
necesarias alrededor de 10 personas, lo que serían 100.000
miembros directamente comprometidos con la fuerza y el proceso de
aniquilamiento. El 1% de los desaparecidos fueron denunciados por
personal
subalterno de las Fuerzas Armadas o de seguridad.
Aspecto político durante el proceso
La situación de la Argentina a mediados de los ‘70
era muy particular: el proletariado gozaba de una
situación económica y política
considerablemente positiva, tomando en cuenta variables tales
como la participación del salario en el ingreso nacional
(que llegó a su punto más alto en la historia argentina en 1973,
cuando el salario participaba de la Renta Nacional en un 45%) y
la incidencia de los sindicatos y otras agrupaciones obreras en
el poder político. En suma, el país estaba muy
movilizado políticamente; las guerrillas eran sólo
la porción más radicalizada de todo el espectro
social que directa o indirectamente apoyaba cambios en la
estructura
socio-económica de la Argentina.
Las FFAA asumieron el poder con el objetivo de
"terminar con el desgobierno, la corrupción
y el flagelo subversivo". Pero hay que examinar con
detención qué es la "subversión" para estos
hombres para comprender su accionar sobre la sociedad argentina.
Videla dijo alguna vez que "un terrorista no es
sólo el portador de una bomba o una pistola, sino
también el que difunde ideas contrarias a la
civilización cristiana y occidental". Aclarando más
el panorama, el entonces gobernador de la provincia de Bs. As.,
general Ibérico Saint Jean, declaró: "Primero vamos
a matar a todos los subversivos, después a sus
colaboradores; después a los indiferentes y por
último a los tímidos".
El esquema político-institucional que las FFAA
querían aplicar necesitaba de un modelo político
que evitara la
organización y los reclamos sociales y que
desmantelara las estructuras
gremiales, por lo tanto entre las primeras medidas de gobierno se
encontraron la suspensión, por tiempo
indeterminado, de las actividades políticas y gremiales de
todo orden. Se intervino la CGT, la CGE, las 62 organizaciones y
la Cruzada de la Solidaridad.
Luego se eliminó el fuero sindical, se suspendió el
derecho de huelga y se
prohibió, en forma absoluta, la actividad de los partidos
de izquierda, como ser: Comunista Revolucionario, Socialista de
los Trabajadores, Política Obrera, etc. Se depuró
la administración
pública de agitadores mediante la Ley de
Prescindibilidad y se intervinieron todas las asociaciones
gremiales.
Se comunicó a la población que "será severamente
reprimida toda manifestación callejera; […] que todas
las fuentes de producción y lugares de trabajo estatales y
privados, a partir de la fecha serán considerados de
interés militar", y que "se expulsará del
territorio nacional a extranjeros que afecten la paz social". Por
el comunicado Nº 19 se informó a la población
que serían recluidos por tiempo indeterminado todos
aquellos que "difundieran actos, palabras o imágenes
de personas o grupos considerados subversivos o terroristas".
También se sacó de circulación a la prensa
política: Nuevo Hombre,
Nuestra Palabra, Tribuna Popular, Posición Nacional, etc.
Si no eran cerrados directamente, eran "advertidos" e insinuados
para que discontinúen su trabajo, como fue el caso de la
revista
Sucesos del Partido Intransigente, o de Cuestionario,
revista que por entonces dirigía Rodolfo Terragno.
La noche anterior y el mismo día del golpe, los militares
ocuparon los principales complejos fabriles con listas negras en
las manos. Allí comenzó la cacería de toda
una generación de dirigentes medios y
activistas de base que fueron secuestrados, torturados y
asesinados en la clandestinidad. Aquí reside una de las
claves del Proceso de Reorganización Nacional: este
conjunto social de individuos movilizados políticamente
tarda décadas en aflorar nuevamente. Si a esto le sumamos
el implante del miedo y el "no te metás", no es
difícil entender la posterior desmovilización de la
sociedad.
Aspecto económico durante el proceso
El plan económico de Martínez de Hoz puede
sintetizarse en los siguientes puntos:
- Rebaja de un 40% en los salarios,
comparados con el quinquenio anterior. - Reformas a la Ley de Contrato de
Trabajo y eliminación de las convenciones
colectivas. - Establecimiento de una creciente regresividad en el
sistema
impositivo, mediante el aumento de los impuestos
indirectos (IVA, etc.)
y la disminución de los indirectos (ganancias,
riqueza). - Eliminación de las retenciones a las
exportaciones agropecuarias y de los subsidios
a las exportaciones no tradicionales. - Progresiva reducción de los aranceles
a la importación. - Apertura total a los capitales extranjeros: igual
trato al capital
nacional que al extranjero y reducción de los plazos
de entrada y salida de dichos capitales. - Liberación de los mercados
de cambio y financiero. - Reducción del gasto
público a través de la
racionalización del empleo y
la privatización de empresas
nacionales. - Presupuesto Nacional: Aumento en Defensa y
Seguridad y reducción en Educación, Salud y
Vivienda. - Política de transferencias del Estado hacia
los grupos económicos, mediante los mecanismos de
estatización de la deuda privada, la Ley de Promoción industrial y las
políticas de compra del Estado.
El sistema
financiero tuvo un rol fundamental en la ubicación y
reasignación de recursos en contra de los asalariados y a
favor del sector más concentrado del capital. "La reforma
financiera acabó con una de las herramientas
del Estado para la transferencia de recursos entre sectores: la
regulación de la tasa de
interés, la existencia de crédito
a tasas negativas y la distribución de este subsidio según
normas y
prioridades fijadas por las autoridades". Las altas tasas de
interés superaban por mucho a las de ganancia (por
producir), por lo que "ninguna actividad era rentable ni
podía competir contra la especulación".
Una de las consecuencias más características del PRN fue la
concentración de capital, la cual se estimuló a
través de la estatización de la deuda privada, la
implementación de las leyes de
promoción industrial y la política de compras del
Estado.
Los resultados de estas políticas fueron:
- Aumento de la especulación en detrimento de
la producción - Desindustrialización
- Deuda externa
- Concentración económica
- Institucionalización de la
inflación - Caída del salario real
- Deterioro de los servicios
públicos - Incremento en los niveles de pobreza
Con respecto al segundo punto, a mediados de la
década del ‘70, las exportaciones de manufacturas
habían alcanzado por primera vez en la historia
económica nacional el 50% de las ventas totales
del país, pero la industria no pudo superar la
pérdida de su protección, la competencia de
las importaciones, el encarecimiento del crédito, la
supresión (o "reubicación") de los mecanismos de
promoción industrial y la reducción del nivel
adquisitivo de la población. El nivel industrial
cayó un 20% en los primeros cinco años.
Para marzo de 1981 "existía una férrea
concentración industrial, una fuerte capitalización
del campo, la comercialización de los granos estaba en
manos de grandes empresas cerealeras y el Estado argentino estaba
endeudado en más de 17.000 millones de dólares, a
los que se sumaba un endeudamiento ‘privado’ -por
parte de las empresas residentes en el país- de casi
12.5000 millones de dólares. En total, una deuda bruta, al
31 de marzo de 1981, de 29.587 millones de dólares." Queda
claro que la apertura económica de Martínez de Hoz
significó abrir el mercado interno a
la competencia exterior, y no expandir la producción local
con destino al mercado externo.
La brecha tecnológica que en los veinte años
anteriores se había reducido, volvió a ensancharse
de manera irreversible. "Al final de la transformación que
condujo Martínez de Hoz, el poder económico se
concentró de tal modo en un conjunto de grupos
empresarios, trasnacionales y nacionales, que la puja corporativa
y la negociación ya no fueron siquiera
posibles"
Aspecto sociocultural durante el proceso
El objetivo de la acción antisubversiva de los militares
era clara: no sólo se debía exterminar a los
guerrilleros, sino que se debía acallar a la sociedad
toda, mediante un bombardeo psicológico destinado a romper
los lazos de solidaridad que unían a la sociedad para
instalar el individualismo y el "sálvese quien pueda".
Esto se logró mediante diversas acciones:
Desaparecidos: Mientras que la dictadura
chilena tiraba al río a las víctimas del Estado
terrorista para que todos los vieran, el proceso militar
argentino inventó una nueva figura jurídica. La
"desaparición" de una persona llevaba a
sus familiares y amigos a una situación de incertidumbre,
inacción y temor por lo que sus propias acciones pudieran
causarle al detenido-desaparecido, en caso de que éste
estuviese con vida. O sea, había temor a que la denuncia,
la búsqueda y la movilización de sus seres queridos
causaran daño al desaparecido, si este se encontraba con
vida.
Programa
económico de especulación y
desindustrialización: Buscó romper con la
tácita alianza de las clases medias con las bajas.
Represión cultural: Censura y promoción de la
autocensura, quema de libros,
violencia contra profesionales de relevancia social (periodistas,
párrocos populares, psicólogos, abogados,
educadores, escritores, actores, etc.)
El sistema educativo fue reformado para que encajara con el
régimen y su programa: Listas de antecedentes en los
ingresos a las
facultades, represión en los establecimientos,
modificación del sistema pedagógico, etc. Se
prevenían "futuros subversivos" retrasando el aprendizaje de
la lectoescritura hasta tercer grado (sólo "podían"
aprender 13 letras por año) y prohibiendo la enseñanza de la teoría
de los conjuntos en
matemáticas. A los universitarios,
demasiado grandes para reformarse, se los reprimía y
exterminaba.
La inserción de "terror" es comentada por Victor de
Gennaro en un debate
organizado por el diario Página/12 con motivo del
vigésimo aniversario del golpe militar: "[…] Hubo un
proyecto
sistemático de meternos el terror en cada célula, en
cada hueso, para que no nos acordemos de lo fundamental que
significa querer ser, con autodeterminación, defensores de
un proyecto nacional y popular. Querían quebrarnos esa
capacidad de construir lo nuestro, ese derecho que tenemos a ser
poder en nuestro propio país. Había que quebrar esa
capacidad, había que imponer un modelo económico,
social y cultural del sálvese quien pueda. Para sobrevivir
había que mentir, había que desconocer la identidad, el
de al lado era un peligro, era alguien que comprometía,
había que pensar nada más que en uno, como si esa
fuera la opción."
No fue sólo miedo lo que provocó el
individualismo, aunque este fue su ingrediente fundamental. La
censura y la autocensura (se emitían avisos televisivos
con la frase "El silencio es salud" como consigna) se combinaron
con la nueva doctrina liberal impuesta desde el Estado. La
ideología del "sálvese quien pueda"
se acreditaba en el dinero
fácil que las actividades especulativas proveían.
El que producía, quebraba, el que "invertía" en la
bicicleta financiera se salvaba. Al crecimiento industrializado
colectivo, en el cual todos los sectores recogen los frutos del
progreso, se oponía un nuevo modelo de "quita de
ganancias" individualista, en el cual el progreso era personal y
a costa de los demás. La "economía imaginaria"
de la plata dulce y el "deme dos" sumado a la represión en
todos los ámbitos de la vida civil, lograron romper muchos
lazos de solidaridad que había en la comunidad.
"Aunque los salarios y los beneficios de los industriales eran
muy bajos, la prensa se hallaba amordazada y los sindicatos
acobardados, gran parte de la población encontraba solaz
en la especulación y la compra de artículos
importados baratos". Si no, ¿cómo se explican las
tristemente célebres frases "algo habrá hecho",
"por algo será" y "no te metás" en una sociedad que
no muchos años antes veía con algo de
simpatía y mucho de esperanza las acciones guerrilleras
que, al menos en sus prédicas, querían "cambiar el
mundo"?
La sociedad argentina, acostumbrada a hechos como estos
sólo publicados a través de las crónicas de
otros países, tenía miedo, miedo de saber, de tener
algún tipo de información, de estar enterado de
algo.
"El silencio es salud", siniestra ironía escrita en
carteles, para anunciar en un lugar donde se cometían
aberraciones, en busca de quebrar el silencio heroico de las
víctimas.
La sociedad ya no sólo extrañaba el hecho de poder
votar, sino también el de poder decir lo que pensaban,
tener ideales políticos diferentes a los impuestos. A
cambio de estas privaciones, tenían constantes
amenazas.
De la manera en que se presentaban los hechos, parte de la
sociedad decidió exiliarse, ya sea por razones
políticas o laborales, en el exterior o, en otros casos,
en las provincias.
En el plano educativo, la censura y la mentira también
estaba presente. Los libros eran "transparentes",
frívolos, en ellos no existían la mezquindad ni el
crimen. Así mismo, la música también
estaba reprimida los actos de protesta y los cantos populares
estaban titulados en su totalidad como "subversivos".
El 80% de los ciudadanos argentinos que entre 1.976 y 1.983
cursaban la escuela
secundaria, no recuerda sobre su vida social y/o salidas
estudiantiles, tampoco las canciones que escuchaban ni los cantos
populares de protesta.
El 17,4%, que pertenecía a la clase alta, parecía
haber vivido en otro planeta, aislados del mundo.
El 3,6% prefiere no opinar del tema, por miedo a nuevos actos
represivos.
La gente conocía la verdad de lo que estaba ocurriendo,
pero la violencia había llegado a tal grado que se
sentían intimidados y no se animaban a hablar. Luego de
los 2 primeros años fue evidente que la política
económica no funcionaba y empezó a notarse cada vez
más el problema de los desaparecidos. Fue allí
cuando la sociedad, el pueblo argentino, se volvió en
contra de los militares.
Una concluida esta modesta y pequeña síntesis
de los aspectos más importantes de la dictadura o mejor
dicho del Proceso de Reorganización Nacional, por
último no me queda más que centrarme en una de las
consecuencias más dañinas para el presente y futuro
de nuestra sociedad, como lo fue el tema de los desaparecidos y
todo lo que ello significa para nosotros, aunque no debemos
olvidar otro hecho, quizás de igual relevancia como lo fue
la guerra de las
Malvinas,
comprendiendo esto de todos modos he decidido centrar mi foco de
investigación sobre el primero de los
temas. Haciendo especial mención al tema de los
desaparecidos; las madres y abuelas de plaza de mayo; la
apropiación ilegal de niños y
por último hacer una breve reseña de la guerra de
las malvinas.
Los secuestros se realizaban generalmente a altas horas
de la noche por una patota (que en "ocasiones especiales" eran
más de 50).
Entraban al domicilio de la persona señalada
(generalmente, antes había un "apagón"), se
apoderaban del señalado, lo tabicaban (le vendaban los
ojos), se los encapuchaba y lo torturaban delante de sus hijos
(que después, eran dejados con algún vecino,
familiar o solos; en otras ocasiones eran llevados con sus padres
a los centros clandestinos, para que después sean
adoptados por algún represor).
Luego, eran introducidos en vehículos (generalmente dentro
de automóviles correspondientes a la marca Ford,
modelo Falcón, de color verde),
parte de ellos conseguidos en los operativos de secuestro, como
botín de guerra.
De allí partían hacia alguno de los centros
clandestinos. Y pasaban a ser miles de hombres, mujeres y
niños de distintas edades y ocupaciones, integrando una
categoría dentro de la población de carácter
"tétrico" llamado "los desaparecidos".
Los represores secuestraban a los que consideraban "subversivos"
:
- Los que ayudaban en las villas-miseria
- Los que tenían como objetivo una mejora en
los salarios - Los miembros de alguno de los centros
estudiantiles - Los periodistas que demostraban su desacuerdo con
los represores, y hacia la represión; y eran capaces
de demostrar su oposición a los hechos en un
artículo periodístico, etc. - Los psicólogos y los sociólogos, por
pertenecer a profesiones "sospechosas" - Las monjas y/o sacerdotes que llevaban sus
enseñanzas a las villas-miserias - Los amigos de cualquiera de todas estas personas,
los amigos de éstos amigos, etc.
Todas en su mayoría inocentes de cometer actos
terroristas, o siquiera de compartir con alguien, o pertenecer a
grupos que combatían esta guerrilla.
Massera integró las brigadas operativas de secuestros,
presenció torturas e interrogatorios, en apoyo a la
formación del "grupo de
tareas". En la inauguración del mismo, ordenó:
"-responder al enemigo con la máxima violencia, sin
trepidar en los medios".
De esta manera se convierte en "cero", su nombre de guerra. Junto
con el poder de Massera, creció el poder de algunos
oficiales navales hasta llegar a la jurisdicción del
Estado, como en el caso del contraalmirante Chamorro y el
capitán Acosta Ambone, jefe de inteligencia
del G.T. 3.3. éste último decía ser "el
dueño de la vida y la muerte" o "como Dios".
Uno de los centros del poder político en la Armada fue el
campo de concentración de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), que empezó a
funcionar en marzo de 1.976, y aunque tuvo cambios
políticos y distintas formas de represión, se
clausuró en noviembre de 1.983, unos días antes de
asumir el gobierno constitucional.
Por allí pasaron casi 5.000 detenidos -desaparecidos, y
junto con el "Campo de mayo", fue uno de los mayores centros
clandestinos de tortura.
Antes del golpe militar de 1.976 ya existían los centros
ilegales de detención: "la escuelita de familia" y la
Jefatura General de Policía en Tucumán, entre
otros
La base del poderío de la ESMA no fue sólo
político sino también material: -obtuvieron grandes
sumas de dinero
mediante el "botín de guerra". Hasta se montó una
inmobiliaria en Belgrano, a raíz de los inmuebles ocupados
y adquiridos por torturas y falsificación de documentos.
El campo de concentración funcionó en el Casino de
Oficiales de la ESMA, un edificio de 3 pisos, con un altillo
grande y un sótano. En el 3er piso y en el altillo se
alojaba a los detenidos- desaparecidos, en habitaciones sin
ventanas llamadas "capuchas".
En la planta baja estaba el Salón Dorado o "el dorado",
donde de instaló la sección de inteligencia del G.T
3.3 (el acceso a ese sector era restringido como la
sección de "los jorges", oficinas de algunos oficiales del
grupo). En el sótano estaban la enfermería, un laboratorio
fotográfico y varias salas de torturas.
Los interrogadores torturaban salvajemente a los secuestrados
atados a elásticos metálicos. Con la picana
eléctrica, los golpes brutales, el ""submarino seco", el
"submarino mojado", y los simulacros de fusilamiento, buscaban no
sólo obtener información sino destruir a los
detenidos –desaparecidos física y
psíquicamente.
El oficial Alfredo Astiz ha tenido un papel
importante en esta última dictadura. Secuestró a
ancianos y adolescentes,
mujeres embarazadas, a las monjas francesas Domon y Duquet ; Se
infiltró en el grupo de Madres de Plaza de Mayo y
familiares que se reunían en la Iglesia Santa
Cruz y se ganó el desprestigio ante la opinión
pública internacional. Hasta 1.983 siguió
trabajando en tareas de inteligencia.
A mediados de 1.979 llegó a Buenos Aires la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH). Ante las pruebas
acumuladas sobre la ESMA, se prefirió neutralizar la
visita del CIDH a la escuela. Algunos prisioneros fueron
trasladados a una quinta en el norte de Buenos Aires, otros a una
isla en el Tigre donde permanecieron un mes aproximadamente. Casi
60 prisioneros políticos estuvieron en una isla cercana al
río Paraná, llamada "El Descanso".
Entre 1.980 y 1.983 se trasladaron a la ESMA prisioneros de otros
campos de concentración, que tenían determinados
oficios o profesiones, para montar un servicio de
impresiones y falsificación de documentos.
El G.T. 3.3 tenía 3 tareas específicas:
- Inteligencia : donde se planeaban las operaciones,
se concentraban los efectivos antes de salir y se analizaba
la información obtenida por medio de torturas y la
represión. - Operaciones : realizaba lo que planeaba
"inteligencia" - Logística : mantenía el campo de
concentración y administraba las finanzas
propias y del "botín de guerra".
En resumen, la tortura funcionó como un elemento
relevante en la metodología empleada. Los centros
clandestinos de detención fueron concebidos para poder
practicarla impunemente.
Las madres y abuelas de plaza de mayo
En abril de 1.977 un grupo de madres, que se conocieron durante
los trámites para buscar a sus hijos desaparecidos,
decidió juntarse un día por semana en Plaza de
Mayo. Así nacieron las "Madres de Plaza de Mayo", un
símbolo de la resistencia popular argentina a la dictadura
militar.
Los militares no las atendieron nunca, y desde entonces hace 20
años que siguen reclamando por sus hijos.
Estas madres también sufrieron la represión. No
sólo cayó su fundadora, Azucena Villaflor de
Vicenzi, sino 14 personas más en un mismo operativo, entre
las cuales estaban las monjas francesas Leonie Reneé
Duquet y Alice Domon. Este acto fue protagonizado por Astiz (el
"ángel de la muerte") , junto con una prisionera
colaboradora que fingió ser su hermana.
De esta manera logró infiltrarse en este grupo, y se
ganó la confianza de las madres cuando simuló, un
jueves en Plaza de Mayo, enfrentar a la policía.
Decía tener un hermano secuestrado y llamarse "Gustavo
Niño". Así fue seleccionando sus víctimas,
secuestradas entre el 8 y 10 de diciembre de 1.977. Algunos ex-
prisioneros de la ESMA cuentan que la monja Domon, mientras era
brutalmente torturada, se preocupaba por la suerte de "Gustavo".
Horas después comprobó que "Gustavo" era
Astíz y ese aparente joven luchador, un asesino.
A pesar de personajes siniestros como estos las madres y abuelas
lograron conformar un grupo que con mucho esfuerzo y casi sin
ningún apoyo del estado, a logrado recuperar a muchos de
los niños de los desaparecidos con sus familiares directos
e incluso en muchos casos con sus padres biológicos,
recuperando la identidad genuina de éstos en beneficio de
ellos mismos y de la sociedad toda
La Apropiacion De Niños
Durante el Golpe de Estado perpetuado por las Fuerzas Armadas se
llevó a cabo una política de terror y
avasallamiento de los derechos sociales e
individuales del pueblo de la República Argentina. El
saldo de este accionar fue la desaparición de miles de
personas.
Esta metodología aberrante también se
ensañó con los hijos de los prisioneros, algunos de
corta edad, otros nacidos en los centros clandestinos durante el
cautiverio de sus padres.
Luego de 13 años de ejercicio de la democracia, se
espera obtener Verdad y Justicia. Poco
se ha conseguido.
En un fallo dictado el 9 de diciembre de 1.985, la Cámara
Federal analizó este tema, y al respecto
afirmó:
"La posibilidad de que el personal a quien se mandaba a
domicilios particulares a cometer delitos de la
apuntada gravedad se apoderara sistemáticamente de
bienes en su
propio beneficio fue necesariamente prevista y asentida por
quienes dispusieron tal modo de proceder. La enorme
proporción de casos e que ellos, tuvo lugar, y el hecho de
que se les otorgara igual tratamiento en cuanto a la impunidad de
sus autores confirma esta inferencia.
No es posible, en cambio, hacer extensivo este razonamiento a
otros delitos como la sustracción de menores cuya
comisión se ha demostrado sólo en forma ocasional
únicamente se han verificado las sustracciones de los
menores Felipe, Martín y María Eugenia Gatica".
Por aplicación de este criterio, el Tribunal
absolvió del delito de
sustracción de menores a los Comandantes a quienes se les
había imputado este delito.
Esta injusta decisión impulsó a diversos grupos de
la sociedad civil,
especialmente a las Abuelas de Plaza de Mayo, a realizar una
búsqueda de menores desaparecidos. Como resultado se
conocieron centenares de casos de menores secuestrados con sus
padres o nacidos en centros clandestinos de detención.
Recientemente, en un juicio administrativo promovido contra el
Estado Nacional para que informa sobre la suerte de los
desaparecidos, fue encontrada en un organismo militar la prueba
de la existencia de un documento titulado : "Instrucciones sobre
procedimiento
a seguir con menores de edad hijos de dirigentes políticos
o gremiales cuando sus progenitores se encuentran detenidos o
desaparecidos" (proveniente del Ministerio del Interior en abril
de 1977).
Con esta prueba, cayó el fundamento conceptual del fallo
de la Cámara en materia de
sustracción de menores, pues la sola existencia de tales
"instrucciones" demuestra que este accionar existió y fue
previsto por los autores del plan criminal, tal como el fallo lo
admitió sólo para el simple robo de cosas.
Los que se apropiaron de estos menores desaparecidos, usaron dos
caminos supuestamente legales para borrarles la identidad y su
historia familiar:
a ) o fueron adoptados como hijos propios
b ) o fueron adoptados con adopción
plena, la que en nuestro país borra el vínculo con
la familia de sangre y el menor
pasa a
integrar la familia adoptiva.
Esto obliga a actuar en dos planos jurídicos, luchando
contra la impunidad: una causa penal para demostrar que ese
menor
anotado como propio o adoptado es el hijo de un desaparecido y
luego, la causa civil para anular la adopción plena. Esto
hace que las causas sean diferidas en el tiempo, que los
apropiadores renueven sus trabas para evitar que se encuentren a
esos niños, y que continúen gozando de la impunidad
que han tenido y tienen a 21 años del golpe militar.
Se debe destacar, además, que estos "individuos" cuentan
con la complicidad de muchos funcionarios que vienen desde el
proceso militar y siguen integrando el poder judicial
como si nada hubiera pasado.
Se juzgó a los militares pero no a sus cómplices, a
los jueces que denegaban el hábeas
corpus sabiendo su origen; a los médicos que
controlaban las torturas y atendían los partos en campos
clandestinos de detención y regalaban el bebé o se
quedaban con él; a los psicólogos que violaban el
secreto profesional y sacaban información a los detenidos
que se quebraban; A los curas que utilizaban la confesión
para sacar información o que admitían la tortura
"una o dos horas nada más", pero se oponían a la
violación como forma de tortura porque era inmoral.
El plano judicial de este tema es el más difícil de
sobrellevar, ya que la prescripción de las causas aparece
como un obstáculo importante. Esto se ve claramente en el
fallo que presentó la Corte Suprema de Justicia de la
Nación,
en Diciembre de 1.995:
"En consecuencia, atento a lo establecido por el art.62, inc.2do
del Código
Penal y la fecha de comisión de los hechos, se advierte
que han transcurrido el máximo de duración de las
penas previstas por los arts. 139, inc.2do y 146 del
Código Penal, por cuya razón la prescripción
de la acción se ha operado y así debe declararse,
por cuanto aquel instituto jurídico en materia penal opera
de pleno derecho por el mero transcurso del plazo
pertinente."
El voto en disidencia dice: "En primer lugar, cabe
señalar que en autos no se ha
operado la prescripción de la acción penal. En
efecto, dado que una de las conductas típicas previstas en
el art. 146 del Código Penal reprime a quien "retuviere" a
un menor de 10 años, resulta evidente- dado el
carácter permanente del delito- que dicha conducta
habría continuado produciéndose mucho
después del acto inicial de sustracción ocurrido
con posterioridad al 22 de junio de 1.976 y antes del 23 de marzo
de 1.977, lo que lleva a concluir, en principio, que en el caso
no se habría operado el citado plazo de
prescripción."
Las Abuelas de Plaza de Mayo han elevado este caso a la CIDH
(Comisión Interamericana de Derechos Humanos), sosteniendo
que: "la gravedad de la decisión de la Corte radica en que
el fallo no es sino el punto final para la búsqueda de
nuestros nietos y la impunidad para los apropiadores de ellos,
temas que habían sido expresamente excluidos de las
llamadas leyes de Punto Final y Obediencia Debida."
Según testimonios, se logró conocer cómo
eran tratadas las mujeres embarazadas que eran secuestradas:
cuando llegaban a la ESMA, eran tiradas en colchonetas en el
suelo,
encapuchadas y boca abajo. No se salvaron de las torturas pese a
su estado.
Al principio, cuando faltaban pocos días para el
alumbramiento, eran llevadas a una pieza con ventanas
herméticamente cerradas; recién ahí le
sacaban los grilletes, que eran vueltos a poner cuando iban al
baño.
Eran atendidas por un médico del Hospital Naval, un
enfermero de la ESMA, y ayudadas por otras prisioneras. Una vez
nacida la criatura la madre era "invitada" a escribir una
carta a sus
familiares, a los que supuestamente les llevarían el
niño.
Inmediatamente la secuestrada era "trasladada", mientras el
bebé quedaba en la habitación atendido por otras
embarazadas. Luego se lo llevaban.
Desde que la embarazada llegaba ya se sabía cuál
sería el destino de su hijo y el suyo: a ella le esperaba
el TRASLADO, y a su pequeño la seguridad de que nunca
conocería su verdadera historia, y menos a su verdadera
familia.
En el mes de julio de este año, el ex marino Scilingo
reveló el "modus operandus" del horror, ante la
Cámara Federal de Buenos Aires. "Alegando razones
humanitarias" la Armada habría dispuesto que las
embarazadas detenidas deberían dar a luz, pero para
evitar que los mismos niños se contaminasen con ideas
extremistas, éstos se darían en adopción a
familias "normales": marinos o allegados a ellos que, a
través de haber tomado contacto con el Grupo de Tareas
3.3.2, habrían expresado el deseo de adoptar un
niño.
El procedimiento que se llevaba a cabo era el siguiente: el
entonces director de la ESMA, contralmirante Rubén
Chamorro, el jefe del G.T. 3.3.2, capitán de navío
Jorge Vildoza, y el jefe de Inteligencia, capitán de
fragata Jorge Acosta, resolvían a quién
correspondía el futuro del bebé, todo con el visto
bueno de quien ejercía la conducción directa del
Grupo, el Comandante en Jefe de la Armada, almirante Eduardo
Massera.
Jorge Luis Magnasco, que hasta hace pocos meses trabajaba como
obstetra en el Sanatorio Mitre de donde ya fue despedido, y sus
asistentes Aldo Clemente Chiappe, Alberto Arias Duval, Carlos
Octavio Capdevilla y Raúl Sanchez Ruiz, fueron
responsables de la acta de nacimiento que se realizaba ya con el
nombre de la madre adoptiva.
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