Indice
1.
Introducción
2. Desarrollo
3.
Conclusión
4. Referencias
bibliográficas
El machismo constituye un fenómeno
multidimensional, en el cual se hayan imbricados tantos factores
y de tan diversa índole, que siempre ha de ser pretencioso
el plantearse siquiera la posibilidad de realizar el más
somero análisis acerca de su naturaleza, la
forma en que se ha erigido como un fenómeno transcultural,
los mecanismos a través de los cuales se sostiene y
perpetúa, las razones de su fundación, etc. por lo
que de partida asumimos los límites de
nuestro "análisis teórico explicativo", en cuanto a
que la explicación de un fenómeno con las características del machismo debe
insertarse en un esfuerzo interdisciplinario que logre abarcar al
menos en parte la complejidad que todo fenómeno social
conlleva.
Nos embarcamos entonces en la realización de un trabajo de
investigación teórica en el que
debemos relacionar, por un lado, un fenómeno social
plurideterminado que se evidencia como una realidad social
enmarcada en una época histórica determinada y en
un contexto sociocultural determinado, como es "el machismo", y
por el otro un constructo teórico pragmático
proveniente del ámbito de la psicología
social, disciplina que
se instaura en la contingencia de la modernidad y que
tiene a su haber una serie de elaboraciones discursivas o
construcciones lingüísticas operativas destinadas al
desarrollo de
herramientas
para la investigación científica de las
actividades del individuo influido por otros individuos, "la
psicología social se puede definir como el estudio
científico de las actividades del individuo influido por
otros individuos"(Klinneberg,O. 1986). El constructo
teórico al que hacemos referencia es el de "Actitud", que
en breves palabras lo podemos definir de la siguiente manera;
"Una actitud se considera como una asociación entre un
objeto dado y una evaluación
dada"(Morales, F. Y colls, 1994)
Con respecto a la multidimensionalidad del fenómeno del
machismo ya hablamos de su complejidad para el abordaje
teórico. Con respecto a que la psicología social se
inscriba única y exclusivamente en el plano de la
modernidad, implica el hecho de estar analizando un
fenómeno que ha trascendido los límites epocales de
tiempo, lo que
no significa que ha permanecido indemne al paso del tiempo, pues
es de perogrullo decir que las distintas épocas han
modulado las expresiones de nuestras necesidades y nuestras
pautas culturales, pero que sí significa el reconocimiento
del fenómeno del machismo desde muy temprano en las
historia de la
humanidad (desde la aparición de la división social
del trabajo). Por lo que, realizar un análisis desde la
psicología social, operativizando uno de sus conceptos
teóricos es abordar la problemática desde un prisma
modernista cientificista que no puede otorgar una visión
más corporalizada del fenómeno, por tanto teniendo
claro nuestro paraguas paradigmático, ya estamos en
condiciones de desarrollar nuestro ensayo/investigación.
Toda sociedad o
cultura debe,
para dar garantías a su supervivencia, modular la
expresión de sus necesidades adaptándose a las
condiciones históricas y ambientales que están en
continua relación con sus miembros, relación que es
más que bidireccional, multidireccional, dado que no
sólo se condicionan mutuamente, sino más bien,
producen una concatenación de efectos en el plano
simbólico, medioambiental, genético, evolutivo,
etc.
Una de las necesidades a las que hacemos referencia antes,
está relacionada con las relaciones de género al
interior de una cultura, para entender esto es necesario
remontarse a mucho tiempo atrás. En las sociedades que
basaban su economía en la caza,
sociedades tribales, se produjo por primera vez la
división de las tareas entre hombres y mujeres. Los
hombres tenían la misión de
encontrar el alimento para el hogar, este alimento por lo general
consistía en feroces animales que
debían cazarse en grupos, y a
la mujer le
correspondía el cuidado de la progenie y el hogar. El
motivo, más que un impedimento en el plano de las
habilidades (antes de esto las mujeres cazaban la comida con los
hombres), la división social del trabajo deviene con el
establecimiento o asentamiento humano, tenía que ver con
diferencia anatómicas que hacían de la mujer una mejor
cuidadora de sus pequeños, principalmente por la
posibilidad de amamantarlos.
Posteriormente, comienza a ser atribuido al trabajo masculino,
una preponderancia excesiva en desmedro de las actividades de las
mujeres, quienes son vistas en un papel
más pasivo y que no guarda relación cercana al
modelo
icónico religioso del imaginario colectivo de los hombres
de aquella época (los dioses, poderosos guerreros
debían ser la imagen y
semejanza de los fieros y diestros cazadores).Entonces es en este
primer momento en que comienzan a instaurarse las pautas
diferenciadas de los diferentes sexos, adquiriendo un carácter
jerárquico, que no responde más que a una
expresión cultural que se ha perpetuado bajo la forma de
un "Patriarcado" en las diferentes épocas
históricas y que se ha visto reforzada por
prácticas religiosas, intereses económicos,
ambiciones de poder, y quien
sabe que otras cosas más.
Ahora sabemos que los roles de género son construcciones
culturales acerca de las pautas que las personas deben explicitar
como miembros de una cultura determinada según sea su
sexo, "cuando
hablamos de género nos referimos a las
características de la mujer o de el hombre que
son determinadas socialmente, estas características o
roles que se les asigna a cada género, son un conjunto de
reglas y normas,
aprendidas, reforzadas y sancionadas dentro de la sociedad, de la
cual el hombre y la
mujer forman parte"
Nos referiremos ahora a la forma en que son socializados los
roles en nuestras sociedades ("occidentales"). Latinoamérica ha sufrido el impacto del
choque entre diversas culturas, y nuestra identidad, tan
problemática para muchos investigadores se encuentra
diseminado en ese torbellino de razas, en este multiverso de
nociones acerca del mundo. El influjo de los pueblos occidentales
calo de tal forma que su impronta se convirtió en nuestro
estatuto de vida, desde la llegada del Europeo, el
latinoamericano ha mirado hacia occidente para encontrar sus
modelos
culturales, sociales, económicos, etc. indudablemente la
forma en que los géneros se relacionan entre sí
también es parte de este acervo cultural.
En los antiguos pueblos de occidente (Grecia,
Roma)las
relaciones sociales en la familia
proyectaban a la mujer a un segundo plano, todo su sistema giraba en
torno a la
concepción Machista del pueblo, y si bien incluían
a las mujeres dentro de su sistema panteísta, los dioses
femeninos encarnaban principalmente la corrupción
y la maldad. La asimetría de género se instauraba
desde el plano simbólico, lo cual definía el "todo
conocido". Con la llegada del cristianismo
se producen nuevos cambios en la concepción de autoridad del
hombre, cuyo poder ahora era divinamente legítimo al
interior de la familia.
"Nuestra sociedad, como muchas otras sociedades, tiene la
característica de ser androcéntrica, esto quiere
decir que toma al hombre, como medida para todas las cosas, como
prototipo del ser humano y todas las instituciones
creadas socialmente, responden a las necesidades del
varón, es decir, todo gira a su alrededor"
De lo citado anteriormente descubrimos que la socialización con respecto a la
asignación de roles de género ha constituido la
historia de legitimación de un género por sobre el
otro, y junto con ello un orden social instaurado artificialmente
sobre la base de supuestos mitológicos (hombre superior),
y que hoy en día se encuentra "manifiestamente oculto"
como el aire que
respiramos. Hoy en día el machismo es un lenguaje, una
concepción tan arraigada en nuestra psique que cuesta
descubrir el velo que envuelve sus mecanismos, el machismo
está presente en todos los aspectos de nuestra
interacción tanto de hombres con mujeres, hombres con
hombres, mujeres con mujeres. Todas nuestras definiciones son
androcéntricas, inclusive las que utilizan las mujeres
para definirse a sí mismas. Un ejemplo de la
extremización de este fenómeno lo constituye la
siguiente reflexión; sabemos que el feminismo
vendría a ser algo así como la antítesis de
machismo, pero su naturaleza, su presencia sólo puede
entenderse bajo la presencia del machismo, o sea el feminismo
encuentra su posibilidad de ser en la lucha contra aquello que no
lo valida, el feminismo encuentra su sentido y su razón de
ser en el objeto de su negación, por ello su presencia no
hace más que afirmar la condición de existencia del
machismo, un ejemplo práctico lo obtenemos reflexionando
acerca de lo siguiente: el feminismo ha logrado, entre otras
cosas la mayor participación de la mujer en las decisiones
de la sociedad, ha ingresado masivamente al campo laboral, ha
ingresado al marco de la competitividad
de género y muchas veces, sino la mayoría ha salido
victoriosa, sin embargo postulamos que estos triunfos son
triunfos del modelo machista de sociedad para la cual el
feminismo viene a ser funcional, o sea la mujer al participar (lo
cual es algo muy valioso) perpetua el modelo machista imperante,
al permitir regirse bajo el alero de un mundo definido desde el
prisma de la masculinidad dominante.
El machismo, entonces vendría a ser una construcción cultural, basada en la
historia de la evolución de la socialización de los
roles de género, en esencia es un modo particular de
concebir el rol masculino basado en el mito de la
superioridad de los hombres por sobre las mujeres y en la
autoridad que "por derecho propio" tiene sobre ellas.
En estos momentos nos vemos ante la necesidad de definir un
constructo teórico que de cuenta en alguna medida de cual
es la dimensión psicológica del Machismo, asumiendo
que, si bien este fenómeno encuentra su origen en la
evolución de las formas culturales, es en el grado
último (pero no menos relevante) de su expresión,
un fenómeno individual de actualización de pautas
culturales. El concepto que
decidimos operativizar para este análisis es el de las
"actitudes", y
tal como quedo definido en la introducción, constituye una
asociación entre un objeto dado y una evaluación
dada. Lo cierto es que, es difícil entender un concepto
con tan poca información, pero la simpleza de esta
definición nos permite trabajar con este concepto de
manera más eficiente (simplicidad pragmática).
Sabemos además que las actitudes están constituidas
por tres componentes: un componente cognitivo que se relaciona
con creencias, percepciones acerca del objeto de la actitud. Un
componente afectivo relacionado con el valor positivo
o negativo que le asignamos a ese objeto, y por último un
componentes conativo conductual que se expresa en conductas de
hostilidad u apoyo con respecto al objeto de la actitud.(Morales,
F. 1994)
A modo de ejemplo, supongamos que alguien tiene una actitud
negativa frente a los autos
Japoneses, la actitud aquí consiste en asociar al auto
Japonés con la valoración que ese sujeto le da, en
este caso negativa. Entonces el componente cognitivo está
presente porque el sujeto ve el auto Japonés y dice "creo
que ese es un auto de mala calidad", el
componente afectivo se daría por ejemplo si el sujeto
pensara "a mi me gusta mucho más mi auto Inglés", y por último, el componente
conductual "yo no me voy a comprar un auto Japonés". El
ejemplo es un tanto rebuscado, pero nos permite figurarnos de
manera más explicativa la forma en que opera la actitud,
luego esto aplicado al fenómeno del Machismo es algo de
mucho mayor complejidad.
Para relacionar lo que hemos hablado hasta ahora con respecto a
las actitudes, y con respecto al machismo, vamos a citar ciertos
fragmentos de una conversación que mantuvimos con el
profesor Max Eytel (profesor de psicología Social en la
Universidad de la
Frontera y en la universidad Diego Portales )
La verdad es que yo no te autorizo para que me citen por que me
voy a mandar un volón (risas); yo me atrevería a
decir que el machismo consiste en una "actitud" que tiene el
hombre frente a la mujer, en el que hace una asociación
entre el objeto mujer y el grado de valoración que le da,
pero resulta, fijate que esta es la volada que me voy a pegar
ahora, que el Machismo no es una actitud solo frente a la mujer,
sino que es frente a toda una serie de actividades o funciones que se
supone que tiene la mujer, entonces eso si lo miramos desde el
punto de vista de la teoría
del aprendizaje,
podría ser perfectamente una
sobregeneralización.
Esta idea es bastante interesante porque nos permite
entender de qué manera una "actitud", que como dijimos es
la asociación entre un objeto dado y una evaluación
dada, se convierte en un "estereotipo", que es un conjunto de
ideas que se mantiene acerca de un grupo
determinado. Esta sobregeneralización desborda el terreno
del objeto concreto para
diseminarse a la categoría genérica de elementos de
la cual ese elemento en particular (objeto de la actitud)forma
parte, así las actividades que desempeñan las
mujeres son etiquetadas como actividades de menor status social,
y asignadas a la categoría de las mujeres en general.
La sobregeneralización es un proceso que da
cuenta de la dinámica de nuestros procesos
cognitivos orientados a nuestra adaptación, sin embargo el
curso de esta dinámica psicológica unido a la
historia de nuestras pautas culturales de asignación de
roles, constituyó, y aún constituye un escenario
muy hostil para la mujer.
Las actitudes cumplen múltiples funciones, es una
herramienta cognitiva que nos permite aprender selectivamente
aquello que
nos sea significativo, en este caso la actitud actuaría
como un "esquema bipolar", entendiéndose por este "que las
actitudes contienen conocimientos relativos a puntos de vista con
los que se está muy de acuerdo, o muy en desacuerdo,
facilita el aprendizaje y
recuerdo de la información que se adecúa a
cualquiera de estos dos puntos de vista".(Morales F. 1994)
En este sentido las actitudes adquieren un gran valor adaptativo,
ligado a la supervivencia, al constituir un marco cognoscitivo
organizativo o esquema, permite orientar nuestra acción de
manera efectiva disminuyendo el gasto energético, y el
tiempo invertido, la actitud además actúa como
Heurístico, siendo una herramienta operativa que permite
resolver problemas de
manera sencilla recurriendo a nuestras evaluaciones
almacenadas.
A modo de resumen, ahora sabemos que el Machismo, puede
constituir una "actitud" que tiene como objeto, más que la
mujer, lo femenino, o sea todo el entorno simbólico que
rodea la figura de la mujer en nuestra sociedad, el contenido de
esta actitud está basado en el mito de la superioridad
masculina, por lo que se puede argüir que es
explícitamente negativo hacia las posibilidades de
desarrollo espiritual de la mujer, y paradójicamente del
hombre, que se constituye en un temprana víctima de sus
formas institucionalizadas, que orientan la formación de
los varones a la supresión de la expresión de la
emocionalidad y la sensibilidad a causa de una homofobia por
parte de los padres. Este último elemento es muy
importante dado que permite la visión de la diversidad de
elementos a la base del Machismo, siendo la homofobia un factor
no muy reconocido, y para completar es necesario agregar que no
se ha encontrado una relación directa entre la crianza con
una conducta de
pasividad y la posterior homosexualidad, y además las historias de
la milicia confirman que el aspecto de macho no es suficiente
para negarse a la posibilidad de encontrar una pareja
homosexual.
Las actitudes son aprendidas, el aprendizaje se lleva a cabo en
un contexto histórico y socio-culturales que imprime su
sello en nuestra individualidad, las actitudes pueden cambiar, no
son estáticas, pero en el caso del machismo el cambio
esperado debe pasar por la ruptura de macroestructuras de
paradigma que
incluso hoy en día permanecen encubiertas.
Hemos mirado a nuestro alrededor, sí lo hemos
hecho, hemos descubierto que en nuestra melindrosa cotidianeidad,
hay fantasmas que siguen haciendo mella en nuestra sociedad se
vive hoy, según dicen, una ruptura de paradigmas,
una crisis de los
pilares que sustentarían a la Modernidad, ese viejo
monstruo desprestigiado que agotado ya sólo desea
prestarse para el estudio.
Hemos mirado en torno nuestro, nuestros padres, nuestras madres,
hemos intuido el peligro de los hábitos, de las palabras
habituales, de esas que parecen tan inocuas y que sin embargo
llevan la semilla de la dominación masculina hacia su
perpetuidad.
Hemos asistido en esta época a la inclusión de la
mujer en el propio juego de su
dominación y nos entristece, sin embargo, creemos que hay
esperanza, sólo por medio de la conciencia de
todas las formas de dominación, no tan sólo el
Machismo, sino a todo abuso cometido en el contexto de la
desigualdad de posiciones, podremos estar premunidos para poder
atacarlos, es necesario dar vuelta el mundo, descubrir velos,
gritar los más fuerte que se pueda, y con todas las voces
que se pueda. Este trabajo es una forma de gritar, esta
investigación acerca del papel de las actitudes en el
fenómeno del Machismo es un pequeño paso hacia su
desenmascaramiento. Pero sabemos que hemos dejado muchas cosas en
el tintero, la psicología social nos dio una herramienta
teórica adecuada, según creemos, pero temas como,
las condiciones socioeconómicas y su relación con
el machismo, el machismo como medida compensatoria de las
clases
sociales desprotegídas para aliviar la
frustración, Machismo y alcohol, no
pueden ser abordadas tan fácilmente por medio de un
aparato discursivo, volvemos al principio, la mirada
múltiple, interdisciplinar puede ser más
útil, puede brindar más que sólo inquietud
al respecto, la investigación en este plano debe estar
orientada a producir un cambio, no a permanecer neutral frente al
tema. Por ahora sólo tenemos las herramientas de la ciencia
para abordar seriamente el estudio de este fenómeno, una
ciencia que
desde sus inicios se ha definido bajo el prisma de la
masculinidad, en la medida en que esto no cambie, nuestra voz
seguirá siendo el eco del discurso
patriarcal, y esa será nuestra burla y nuestro
destino.
Morales F. (1994), capitulo "actitudes", editorial Mc
graw hill, Madrid, España.
Klineberg O. (1992)capitulo "las actitudes", editorial fondo de
cultura económica, México
Max Eytel, profesor de psicología Social en la Universidad
de la Frontera y en la universidad Diego Portales
(conversación)
http://www.monografias.com/trabajos2/viointrafam/viointrafam
www.mundolatino.org/mirador/machismo/htm
www.udec.cl/ssrvi/numero2/articulos/machismo.htm
Autor:
Boris Isla Molina
Estudiante de Psicología de 4º año
Universidad de la Frontera, Temuco, Chile