Indice
1.
Introducción
2. Vida Y Obra
3. La Dialéctica
4. La filosofía de la
historia
5. Conclusión
1. Introducción
Hegel (1770-1831) es el punto culminante del idealismo
alemán. Con un portentoso dominio del saber
y con una profundidad inigualable, Hegel emprende
la empresa de
mostrar el ser en su totalidad. La filosofía de Hegel es,
pues, un idealismo absoluto.
Después de Hegel, se producirá un brusco viraje del
idealismo al materialismo. La
izquierda hegeliana transformará la grandeza del
espíritu por la realidad concreta de la materia.
Después de que Kant (1724-1804)
expusiera su programa
filosófico, toda la filosofía posterior
tenía, inevitablemente, que partir de él. Kant era
el punto de referencia inevitable, pero, a la vez, también
era superar algunas de sus ideas en algunos puntos. Será
Hegel el que logre superar el sistema de
pensamiento
kantiano.
Hegelianismo
Doctrina filosófica de Hegel, o pensamiento influido por
este autor. Entre los hegelianos se distingue el ala derecha,
ortodoxa o tradicional, que insiste en los rasgos nacionalistas y
concibe el Estado como
la síntesis
perfecta entre lo privado y lo público, al tiempo que
cultiva la visión teológica de las teorías
de Hegel, y la izquierda («jóvenes
hegelianos»), para la cual la religión aparece
superada por la filosofía, y que se interesa en particular
por el método
dialéctico aplicado a la realidad (materialismo
dialéctico); en esta última corriente se destacan
autores como D. Strauss, B. Bauer, L. Feuerbach, K. Marx y F.
Engels.
Hegel, Georg Wilhelm Friedrich (1770-1831), filósofo
alemán, máximo representante del idealismo y uno de
los teóricos más influyentes en el pensamiento
universal desde el siglo XIX.
Nacido en Stuttgart el 27 de agosto de 1770, hijo de un
funcionario de la hacienda pública, Hegel creció en
un ambiente de
pietismo protestante y estudió a los clásicos
griegos y latinos mientras estuvo en el gymnasium de su ciudad
natal. Animado por su padre para que se hiciera pastor
protestante, en 1788 ingresó en el seminario de la
Universidad de
Tubinga, donde entabló amistad con el
poeta Friedrich Hölderlin y el filósofo Friedrich
Wilhelm Joseph von Schelling, de significada filiación
romántica, compartiendo con ellos su entusiasmo por la
Revolución
Francesa y la antigüedad clásica. Después
de completar un curso de Filosofía y Teología, y
decidir que no quería seguir la carrera religiosa, en 1793
comenzó a ejercer como preceptor en Berna (Suiza). En 1797
consiguió un cargo similar en Frankfurt, pero dos
años más tarde su padre falleció,
dejándole un legado cuya cuantía económica
le permitió abandonar su trabajo como tutor.
En 1801 se trasladó a la Universidad de Jena, donde
estudió, escribió y logró un puesto como
profesor. Allí concluyó la Fenomenología del espíritu (1807),
una de sus obras más importantes. Permaneció en
Jena hasta octubre de 1806, cuando la ciudad, en el transcurso de
las Guerras
Napoleónicas, fue ocupada por las tropas francesas, por lo
que se vio obligado a huir. Desde 1807 hasta 1809, una vez
agotadas las rentas que le había proporcionado la herencia paterna,
trabajó como redactor en el
periódico Bamberger Zeitung de Baviera. Sin embargo,
el periodismo no
le agradó y en 1809 se trasladó a Nuremberg donde
fue director de un gymnasium durante ocho años.
Durante los años que residió en Nuremberg, Hegel
conoció y contrajo matrimonio con
Marie von Tucher, de quien tuvo tres hijos: una niña (que
murió al poco de nacer) y dos varones (Karl e Immanuel).
Antes de su matrimonio, Hegel había tenido un hijo
ilegítimo (Ludwig) que acabaría viviendo en el
hogar de los Hegel. Después de haber trabajado en su
redacción durante siete años,
publicó en Nuremberg otro de sus más afamados
escritos, Ciencia de la
Lógica
(1812-1816). En 1816 aceptó la cátedra de
Filosofía en la Universidad de Heidelberg y, poco
después, publicó de forma sistemática sus
pensamientos filosóficos en su obra Enciclopedia de las
ciencias
filosóficas (1817). En 1818 ingresó en la
Universidad de Berlín, institución en la cual
expuso y enseñó el conjunto de su pensamiento hasta
su fallecimiento, ocurrido en esa misma ciudad el 14 de noviembre
de 1831.
La última gran obra publicada por Hegel fue La
filosofía del Derecho (1821), aunque algunas notas de sus
conferencias y clases, junto con apuntes de sus alumnos, fueron
también publicadas después de su muerte. En el
conjunto de estos trabajos (conocido por el nombre
genérico de Lecciones o Lecciones de Berlín) se
encuentran Estética (1832), Lecciones sobre
filosofía de la religión (1832), Lecciones de
historia de la
filosofía (1833-1836) y Lecciones de filosofía
de la historia
(1837).
Muy influido por las ideas de los grandes pensadores griegos,
también conoció las obras del holandés
Baruch Spinoza, del escritor francés Jean-Jacques Rousseau y de
los autores alemanes Immanuel Kant, Johann Gottlieb Fichte y
Schelling. Aunque muchas veces sus teorías discreparon de
las de los mencionados pensadores, la influencia que ejercieron
sobre él es evidente en sus escritos.
La filosofía de Hegel surge estrechamente vinculada con la
situación social, cultural y filosófica de su
tiempo, a la vez que es una respuesta racional a los problemas
planteados por esa
situación.
El Marco Histórico
– Social
La filosofía de Hegel supone una lucha por la falta de la
libertad y de
la razón. A su juicio, la situación
histórico – social en que vivía estaba
necesitada de una mayor libertad.
La Situación de
Alemania.
La guerra de los
Treinta Años dejó a Alemania atrasada tanto
política
como económicamente. No existía un estado
moderno, sino un estado carente de justicia
centralizada y fundamentado sobre un despotismo feudal.
Además, el campesinado aún era muy numeroso,
la industrialización era mínima y carecía de
una clase media poderosa que pudiese transformar ese estado de
cosas.
Alemania no era un Estado. La libertad estaba sometida y la
censura atenazaba la libertad de
expresión. Se atacaba la cultura y todo
lo que significaba "ilustración".
Hegel vivió la Alemania de su tiempo como un ataque a sus
aspiraciones democráticas y a la libertad, y
concibió la necesidad de un Estado moderno y racional. Era
preciso también, pues, una idea o concepto de
Estado racional.
El Ideal de la "Polis"
Griega.
La "polis" griega aparece como un modelo frente
a la situación de Alemania. En la polis griega se
cumplía la armonización del individuo con la
sociedad: la
vida del hombre
nacía, se desarrollaba y moría en la vida y en el
"espíritu" de la polis, hasta el punto de que el individuo
no era nada separado de la comunidad
política, social y cultural de la ciudad.
En relación con esto, es muy importante el concepto de
Volkgeist (espíritu del pueblo). Este espíritu es
el único concreto y
efectivo, ya que el espíritu individual no es sino
abstracto. Para Hegel el espíritu del pueblo da plenitud
al individuo. Sin embargo, al parecer de este filósofo,
está realización y armonía resulta
deficiente y meramente "formal", ya que el individuo
todavía no ha descubierto la conciencia de su
propia individualidad y de su libertad. En la polis griega
sólo algunos llegaron a ser realmente libres.
El Cristianismo y
el Descubrimiento de la "Subjetividad" y de la "Conciencia".
Con respecto a la polis griega, el Cristianismo viene a
significar, negativamente, la disolución de la vida
armónica y en comunidad social. Positivamente, significa
el descubrimiento del concepto de "subjetividad", que será
interpretado por Hegel como un momento absolutamente necesario
para la realización plena de la libertad y el desarrollo y
perfección del espíritu. La religión
constituye para Hegel un aspecto fundamental de la vida de
un pueblo. El concepto de subjetividad vendrá a
significar, en último término, una crítica y
un opuesto al concepto "positivización" que puede hacerse
de la vida político – social. El término
"positividad" viene a significar un 'límite' que se le
impone a la vida desde una realidad impuesta de un modo exterior
y por la fuerza de la
tradición, sin estar fundada y justificada ante la propia
razón. "Positividad" vendría a equivaler a
"alienación". El hallazgo de la subjetividad y
su carácter
de principio racional y libre representará para Hegel un
principio rector en la
organización social y política de la vida del
espíritu.
La Revolución
Francesa
La Revolución Francesa significó para Hegel el
triunfo de la Razón. La Revolución Francesa
estableció el principio de que el pensamiento debe
gobernar la realidad y el orden político – social;
Hegel también tenía la concepción de que
sólo puede considerarse como verdadera realidad aquella
que realiza las exigencias y los fines de la Razón.
Además, la Revolución Francesa se proponía
aunar la vida en comunidad con el principio de subjetividad: la
realización de la libertad y el sentirse libre.
Sin embargo, la experiencia del Terror en la época de
Robes Pierre mostró a Hegel la tremenda dificultad de
conjugar racionalmente la libertad del hombre y la organización político – social
en un equilibrio en
el que ninguno de los polos sea reducido y disuelto en el otro,
pues en tal caso se acabaría con la libertad objetiva y
con la vida del Espíritu.
El Marco
Filosófico
La obra de Hegel puede considerarse como la madurez
filosófica y cultural de la tradición occidental.
Su filosofía pasa por ser el último gran
sistema filosófico, en el que confluyen
prácticamente todas las filosofías anteriores. El
propio Hegel interpretó así su sistema, como el
estado de maduración y unidad interna de todo el
pensamiento anterior a él (así lo hace en sus
Lecciones sobre la historia de la filosofía).
La filosofía de Hegel se basa en la relación entre
los dos conceptos fundamentales de la filosofía anterior:
la Naturaleza (en
la filosofía griega) y el Espíritu (en la
filosofía cristiana y, a partir de Descartes, en
la filosofía
moderna). Hegel pretende la unidad interna y la
conexión entre Naturaleza y Espíritu, de modo que
pueda elaborarse una teoría
unitaria, total y cerrada sobre la realidad en su totalidad. Pero
para ello Hegel necesitaba revisar y superar la filosofía
de Kant, que era la que había alcanzado mayor madurez pero
que, en cambio,
ofrecía mayores dificultades para ese proyecto de
sistema filosófico unitario, cerrado y total.
Kant veía como insuperables las siguientes
cuestiones:
– La distinción entre el entendimiento y la razón.
El entendimiento para Kant sólo alcanzaba a los
fenómenos, a lo finito y limitado. La razón, aunque
tiende hacia lo absoluto y lo infinito, no puede alcanzar esa
plenitud.
– La distinción entre fenómeno y noúmeno.
Esta distinción supone que el orden de la realidad
está dividido, sin que sea posible elaborar una
teoría absoluta y total sobre la realidad en su
integridad.
– La distinción entre el ser y el deber ser. Esta
distinción establecía una radical distinción
entre la teoría (el pensamiento) y la praxis (la
acción).
– La escisión entre lo finito y lo infinito (mundo –
Dios, Naturaleza – Espíritu).
Aristóteles concebía la
filosofía como la tendencia a un saber universal y
necesario de la realidad de lo total. Para Kant esta tarea
será algo inalcanzable para la limitada razón
humana (y por eso para Kant la filosofía era una
crítica). Hegel, corrige a Aristóteles afirmando
que la filosofía tiene que dejar de ser "tendencia" al
saber para ser un efectivo y pleno Saber; y corrige a Kant
diciendo que tiene que ser ciencia (y, por lo tanto, no
crítica, sino sistema): el sistema absoluto de la
totalidad de lo real (un sistema racional.
Sentido De La
Dialéctica
El término "dialéctica", aunque no fue Hegel el
primero en utilizarlo (lo habían hecho ya, por citar
dos ejemplos, Platón y
Kant), sirve para caracterizar toda su filosofía
llamándola método dialéctico o
naturaleza dialéctica de
la realidad.
Carácter Concreto e Histórico de la
Dialéctica.
Ya habíamos hablado de que la filosofía de Hegel
nacía unida a un marco histórico y social
determinado, en el que Hegel denunciaba la falta de libertad del
hombre. El término "dialéctica" es utilizado por
Hegel para comprender y expresar la situación real del
mundo. En la dialéctica de Hegel queda patente, pues, una
voluntad de actuación sobre una realidad escindida,
contradictoria y alienaba que lucha por superar esa
situación.
La dialéctica expresa, pues, tanto la contradicción
del mundo existente cuanto la necesidad de superar los límites
presentes en un afán de superación movido por la
necesitad de una realización total y de un modo efectivo
de la libertad y de la infinitud.
La Dialectica como Estructura de
la Realidad.
Pero también habíamos visto
que la filosofía de Hegel estaba inserta en un marco
filosófico muy preciso. En ese sentido, en cuanto
expresión de la filosofía de Hegel,
dialéctica significa la radical oposición de Hegel
a toda interpretación fragmentaria de la realidad y del
conocimiento.
El carácter dialéctico de lo real significa que
cada cosa es lo que es, y sólo llega a serlo en interna
relación, unión y dependencia con otras cosas y, en
último término, con la totalidad de lo real.
La dialéctica de Hegel concibe la realidad como un todo,
sin que ello afecte para nada a la relativa independencia
de cada cosa en su singularidad.
Esta concepción se opone a la interpretación
empírica de la experiencia. Frente a la supuesta
autonomía de los hechos tal y como son dados en la
experiencia, la estructura dialéctica de lo real acaba por
mostrar que los hechos no son sino el resultado de un juego interno
de relaciones que son las que, en última instancia,
constituyen las cosas, a pesar de que aparentemente pueda parecer
que los hechos tengan una independencia.
Pero el carácter dialéctico de lo real no
sólo significa que tenga una relación interna,
sino, más profundamente aún, que cada cosa
sólo es lo que es en un proceso
continuado. Es decir, la realidad, en cuanto dialéctica,
no es fija ni determinada de una vez por siempre, sino que
está en un constante proceso de transformación y
cambio, cuyo motor es, a la
par, tanto su interna contradicción, limitación y
desajuste en relación con su exigencia e intención
de totalidad, infinitud y absoluto, como la interna
relación en que está con otra realidad, que aparece
como su contrario.
La realidad en cuanto dialéctica está, pues, regida
y movida por la contradicción, internamente relacionada y
constituida como oposición de contrarios. De este modo,
cada realidad particular remite a la totalidad, al todo, y
sólo puede ser comprendida y explicada en relación
al todo. Y, por otra parte, cada realidad, casa cosa, no es sino
un momento del todo, que se constituye en el todo, pero que
también queda asumida y disuelta en el todo. Según
sus propias palabras, "lo verdadero es el todo".
La Dialéctica como
Estructura del Conocimiento.
El carácter dialéctico de la filosofía
hegeliana tiene igual alcance en lo que se refiere al
conocimiento o al saber ("conocimiento dialéctico" o
"método dialéctico").
Para Hegel, por su propia concepción de la
filosofía como "el
conocimiento efectivo de lo que es en verdad", la
teoría acerca de la realidad requiere indagar lo que es el
conocimiento, el saber, el pensar (recuérdese que la
relación ser – pensar ha sido una cuestión
fundamental a lo largo de la historia de la filosofía.
Para Hegel el conocimiento tiene una estructura
dialéctica. Y tiene esa estructura, en definitiva,
porque la realidad es dialéctica y, por tanto, el
conocimiento también es dialéctico, en cuanto que
es una dimensión de lo real y en cuanto que se configura
dialécticamente al manifestar adecuadamente la naturaleza
dialéctica de la realidad. Pero, en verdad, las
distinciones entre conocimiento y realidad, pensar y ser, etc.,
son, según Hegel, inadecuadas, justamente en
razón del carácter dialéctico de la realidad
en general y del principio hegeliano de que "lo verdadero es el
todo". Lo que hay, en cualquier caso, es la relación
interna y estructural entre el ser y el pensar, o, lo que es lo
mismo, entre el objeto y el sujeto.
Veamos ahora tres puntos fundamentales de la estructura
dialéctica del conocimiento:
El conocimiento, estructuralmente, consiste en la relación
sujeto – objeto, de modo que cada uno de los momentos de
esta relación sólo lo es por beneficio o
consideración del otro. Pero con la peculiaridad de que
cada uno de ellos niega y contradice al otro, dándose
entre ellos una desigualdad y desajuste (que de ser definitivos e
insuperables harían imposible una plena verdad),
desigualdad que impone un proceso de transformación en el
que se tienda a la igualdad o
identidad.
El proceso encaminado a superar la diferencia entre objeto y
sujeto tiende a la identidad de ambos. Es decir, se tiende a la
reducción de uno al otro. Sólo en la identidad
total que se alcanza en la total reducción es posible
alcanzar uno conocimiento total y absoluto, es decir, un
conocimiento que sabe la totalidad de lo real. Hegel, pretende
hacer de la filosofía un sistema para llegar a un
conocimiento absoluto. Sólo un conocimiento total y
que sepa la totalidad de un modo absoluto merece, según
Hegel, el nombre de verdadero conocimiento (él lo llama
ciencia). El conocimiento dialéctico es un conocimiento
absoluto; y no sólo porque llega a saber la totalidad de
lo real, sino porque además sabe cada realidad particular
"en relación al todo y como formando un momento del todo".
Así sólo gracias al conocimiento o saber
absoluto adquiere validez y sentido cada conocimiento
provisional, relativo y parcial. El conocimiento
dialéctico es, pues, un conocimiento absoluto. Esta
tesis
epistemológica está conectada estrechamente
con la tesis ontológica de que lo verdadero es el
todo.
En la reducción a la identidad absoluta en que se alcanza
el verdadero y pleno conocimiento dialéctico tiene lugar
la disolución de uno de los momentos estructurales del
conocimiento en el otro. Hegel interpretará está
disolución y reducción como la reconversión
del objeto en el sujeto: será, pues, en el sujeto y como
sujeto como se alcance la identidad absoluta. La identidad
será una identidad en y del sujeto. Pero con esa
reducción no sólo se cumple una reducción
epistemológica (del objeto de conocimiento al sujeto de
conocimiento), sino también una reducción
ontológica (del ser en el pensar). Y siendo el Sujeto del
saber, en último término, pensamiento, razón
o idea, la reducción al sujeto, la reducción del
ser al pensar, convierte la filosofía hegeliana en un
idealismo absoluto. No se trata tanto de la reducción del
ser al pensar, cuanto de la interpretación de lo real, del
ser, como Idea o Razón: "Todo lo real es racional"; "el
que lo verdadero sólo es real como sistema o el que la
sustancia es esencialmente sujeto, se expresa en la
representación que enuncia lo absoluto como
espíritu, el concepto más elevado de todos y que
pertenece a la época moderna… Sólo lo espiritual
es lo real".
Estructura De La
Dialéctica
Hemos visto que para Hegel la dialéctica no se limita a
ser un método del conocimiento, sino que es algo
más. La dialéctica constituye la naturaleza y
estructura de lo real, y por ello es por lo que constituye el
modo de proceder del conocimiento.
La estructura y esencia de la dialéctica es un todo
complejo constituido por tres momentos o aspectos implicados
entre sí (y es ésta la auténtica
interpretación, y no que sean tesis, antítesis y
síntesis –términos, por otro lado, que Hegel nunca
utilizó– tres pasos sucesivos):
- Lo que se ha llamado tesis (el aspecto o momento
abstracto o intelectual). Suele interpretarse la tesis
como una afirmación cualquiera, una realidad, un
concepto. Pero esta afirmación lleva en su
entraña un contrario, ya que la realidad no es estática, sino dinámica. - Lo que se ha llamado antítesis (el aspecto o
momento dialéctico o negativo –racional). Suele
interpretarse como la negación de la afirmación
anterior, ya que es esa contradicción el motor de
la dialéctica. Este momento negativo es lo que hace
dinamizar la realidad. - Lo que se ha llamado síntesis (el aspecto o
momento especulativo o positivo – racional). Suele
interpretarse como la superación del conflicto,
la negación de la negación anterior. Los dos
momentos anteriores son a la vez eliminados y conservados, es
decir, elevados a un plano superior. La síntesis
conserva todo lo positivo que había en los momentos
anteriores. Por eso la síntesis es enriquecimiento y
perfección, es la seguridad de
que la realidad está en constante progreso. La
síntesis se convierte inmediatamente en tesis del
proceso siguientes, a la que se opondrá la
antítesis para dar lugar nuevamente a una
síntesis que será a la vez la tesis del proceso
siguiente: todo está en constante progreso
dialéctico.
Esto tres momentos de la dialéctica hegeliana
están vertebrados y constituidos en una estructura cuya
adecuada comprensión se alcanza mediante lo que
podríamos denominar categorías fundamentales de la
dialéctica:
- Inmediatez – mediación.
- Totalidad.
- Negatividad – contradicción.
- Superación.
4.
La filosofía de la historia
Hegel intenta comprender dialécticamente lo que
ha sucedido en la historia y para ello somete y contrasta toda su
armazón doctrinal con los sucesos históricos de
cada época.
Para Hegel la reflexión sobre la historia supone una
interpretación: la imparcialidad es imposible . Hay que
interpretar la historia desde la racionalidad; hay que atender a
los hechos para discernir el proceso racional que se da en la
historia.
La filosofía de la historia es la consideración
reflexiva de la historia en cuanto que es el espíritu el
que dirige esa historia. Hay que contemplar los hechos, pero
interpretándolos a la luz del
espíritu tal como se desenvuelve en el tiempo.
La visión racional de la
historia. Las categorías
Para Hegel la razón rige el mundo y, por tanto, la
historia ha transcurrido racionalmente. La razón es, pues,
la sustancia de la historia. Si la historia ha transcurrido
racionalmente, esto significa que ha transcurrido de acuerdo con
unas categorías o leyes, y es
necesario que el historiador se enfrente a la historia con
esas armas para
poder explicar
de forma convincente y racional la historia.
Esas categorías son las siguientes:
- Variación. Se pone de manifiesto si nos
fijamos en el cambio de individuos, pueblos y Estados que se
van sucediendo: "Vemos un ingente cuadro de acontecimientos,
pueblos, Estados e individuos en incesante sucesión.
Cuando uno desaparece viene otro al momento a ocupar su
puesto". - Negatividad. El espíritu en su andadura
histórica no cesa de destruirse y construirse
constantemente. Esto significa que las etapas históricas
tienen un desarrollo interno dialéctico que las hace
desaparecer para transformarlas en otras más ricas y
potentes: es la dialéctica aplicada a la historia. Cada
estadio histórico se muestra como un
individuo y, como tal, nace, florece, madura, decae y muere. En
la muerte de
un estadio reside el motor de cambio del proceso
histórico, pues lleva en sí el germen de un nuevo
estadio. En este sentido hay que entender la frase "De la
muerte surge la vida". Esta idea la explicaban antiguamente a
través del ave Fénix: de sus cenizas surge una
vida rejuvenecida y fresca. - Razón. La historia se desenvuelve en el
terreno del espíritu. El espíritu es una
conciencia no sólo del sujeto, sino también del
objeto (Hegel llamaba a esto "conciencia de sí". Y esta
conciencia de sí es la libertad, es decir, la
autoconciencia. - Libertad. Es el principio fundamental que hace
posible la historia. Sólo teniendo conciencia de la
libertad se puede ser libre (de los tres tipos de libertad que
distingue Hegel –natural, de capricho y racional–, Hegel se
refiere a la libertad racional). Pero no basta con tener
conciencia de la libertad, sino que es necesario hacerla
realidad, objetivarla. Esta libertad se objetiva a
través del Estado.
Para saber cómo se objetiva la libertad, es
necesario saber lo que es el espíritu objetivo. El
espíritu subjetivo concluye en la conciencia de libertad,
pero hace falta que se den las condiciones objetivas que hagan
posible el ejercicio de la libertad. Estas condiciones son el
derecho, la moralidad y la eticidad, de las cuales no vamos a
hablar, que constituyen el espíritu objetivo. El Estado es
la perfecta expresión de la racionalidad y de la libertad,
y, por tanto, representa la forma más alta del
espíritu objetivo.
El Estado representa para Hegel la única realidad capaz de
lograr y realizar plenamente la libertad. En el Estado se inserta
plenamente lo individual y lo universal. El capricho individual
no es libertad. Sólo en el Estado el hombre
tiene existencia racional. Estas ideas de Hegel han motivado que
algunos lo acusaran de totalitarista. Hegel dice que pensar que
el Estado no hace más que coartar la libertad de los
individuos es pensar de forma negativa e idealista, ya que
sólo el Estado es la única garantía de la
libertad y de que los individuos vivan libremente. Lo
demás sería pensar que el capricho individual puede
ser elevado al rango de libertad. Esto hizo que Hegel criticase
algunas de las teorías sobre el Estado de pensadores
anteriores (crítica de los que piensan que el hombre era
libre en el estado de naturaleza y que el Estado no hace sino
coartar la libertad, y crítica de la teoría de
Estado Patriarcal).
La historia como
explicitación del espíritu en el tiempo
Para entender mejor esta noción de historia, veamos por
separado los conceptos de "espíritu" y
"explicitación en el tiempo"
Espíritu
Espíritu no es lo opuesto a la materia. Es lo más
fuerte, profundo y real de lo existente. Es el espíritu
del mundo o espíritu universal, la fuerza de todas las
fuerzas, la profundidad de todas las profundidades. Es la
reconciliación del hombre con la realidad, la
reconciliación del sujeto pensante con el objeto
pensado.
No es nada estático. Por el contrario, va evolucionando
dialécticamente: espíritu subjetivo (descubrimiento
de sí), espíritu objetivo (realización
práctica: aquí hay que colocar a la historia) y
Espíritu Absoluto (encuentro definitivo del hombre con la
realidad, del sujeto con el objeto).
Explicitación en el tiempo
El espíritu poco a poco se va desarrollando, se va
expresando en medio de un proceso siempre progresivo, sin poder
volver atrás.
Por eso la historia es:
- El paso de todo la parcial hacia la
totalidad. - El tiempo que dura el enriquecimiento progresivo de
los seres, de la verdad, de la libertad… - El encuentro y reconciliación del sujeto con
el objeto, del hombre con la realidad.
La historia es la cumbre en el Espíritu Absoluto:
es la total superación de todo proceso, la máxima
unidad de contrarios, la
culminación y la plenitud de todo ser, la expresión
máxima de la Libertad, de la Verdad, del
Pensamiento…
La Historia Como Escenario De
Dios En El Mundo
La razón dialéctica es la que rige el mundo, y, por
tanto, la historia
universal ha transcurrido racionalmente.
La comprensión filosófica de la Historia se
convierte para Hegel en una justificación del protagonismo
de Dios en la Historia, en lo cual todo lo negativo aparece como
algo subordinado al Todo, al plan total del Espíritu.
Hegel tiene una visión teológica de la historia que
implica que todos los acontecimientos crueles, injustos y
bárbaros que se han producido en la historia no tuvieron
más remedio que hacerse. Fueron unos instrumentos en manos
del Espíritu del Mundo.
Esa Razón infinita es la que opera en la historia de la
humanidad por la cual esa Razón infinita se realiza a
sí misma.
Hegel no se fija en lo penoso del camino histórico, sino
en la meta, en el
fin con que se han llevado a cabo esos sucesos desagradables.
Para Hegel, esa meta, es el Espíritu, y e fin que persigue
el Espíritu es la conquista de la libertad.
La Historia Como Avance De La
Conciencia De La Libertad
La historia es el proceso de desarrollo de la libertad. Este
proceso es el mismo que el desenvolvimiento de la verdad parcial
hacia la totalidad hasta llegar a la Verdad total. La historia
universal es para Hegel un conjunto de fases o épocas
históricas que se van sucediendo dialécticamente en
un progresivo avance de la realización de la libertad a
través del Estado, que no sólo no coarta la
libertad de los individuos, sino que es la única forma de
que los individuos vivan en libertad.
Hegel distingue tres estadios en este progreso de la conciencia
en libertad que constituye la trama de la historia:
Oriente. Es el primer período, la infancia de la
humanidad, que se caracteriza por la ausencia de libertad. Los
orientales no saben que el hombre como tal es libre, y, como no
lo saben, no lo son. Solamente un hombre era libre: el
déspota. Es la época de despotismo en la que el
poder del Estado se concentra en un solo individuo. El individuo,
pues, está absorbido por el Estado. En la relación
individuo – colectividad prevalece el elemento comunidad.
Pertenecen a este periodo China,
India, Persia,
Asia Menor y
Egipto.
Occidente: Grecia y
Roma. Es el
segundo periodo, que contiene la historia del mundo grecorromano.
Es la etapa de la adolescencia
de la humanidad. Se inicia la conciencia de la libertad, y por
ello se lucha por la libertad. Pero entre Griegos y romanos
sólo sabían que algunos hombres eran libres, pero
no que el hombre como tal lo fuera. Por ello se dio la esclavitud. Sigue
prevaleciendo el elemento comunitario sobre el elemento
individual (polis griega).
Pueblos Germánicos. Representan la ancianidad de la
humanidad. Es un periodo que se prolonga desde la llegada
del Cristianismo hasta la época actual (de Hegel, se
entiende). La libertad, que surgió con el Cristianismo, no
llegó a tener inmediata expresión en las leyes y en
las instituciones
porque con el triunfo cristiano perduró la esclavitud. Ha
sido necesario un largo proceso de desarrollo de los pueblos
antes del reconocimiento explícito de la libertad. Se
produce la reconciliación de la escisión sujeto
– objeto = individuo – colectividad. Sólo las
naciones germánicas han llegado a la conciencia de
que el hombre es libre como hombre. Es la etapa de madurez de la
Historia: todos somos libres. Todos los hombres se sienten y son
libres (abolición de la esclavitud), y realizan su
libertad a través del Estado.
¿Qué medios utiliza
el espíritu para realizar este fin? A primera vista,
pueden parecer los menos adecuados. Se trata de los
pequeños intereses, necesidades y pasiones humanas que
aparecen constantemente en la Historia. Hegel afirma incluso que
sin pasión nada grande se ha realizado en el mundo. Pero
¿cómo puede el Espíritu, con esa enorme masa
de intereses y pasiones individuales realizar el fin universal de
la historia? Es verdad que sin pasión no se hace nada
serio en la historia, pero las pasiones de las grandes figuras de
la historia son utilizadas como instrumentos del Espíritu
del Mundo y muestran la "astucia de la razón". La
razón hace que el interés
particular de la pasión sirva de cebo a la
realización del interés universal. Sus instrumentos
son los grandes personajes históricos, los hombres cuyo
fin individual incluye el fin universal del Espíritu.
Tales hombres (Alejandro
Magno, Julio César, Napoleón) no tenían necesariamente
conciencia de que sus fines particulares eran sólo
momentos del fin universal.
La institución que asegura la consecución del fin
al que se dirige la historia es el Estado. Este es algo
así como el material con el que se construye la historia y
llega al fin último del Espíritu. El Estado es la
realización de la libertad, la unión de la voluntad
universal del Espíritu y de la voluntad subjetiva del
individuo. Sólo en la obediencia al Estado es el hombre
verdaderamente libre. Por eso los grandes individuos
históricos han sido los creadores de los grandes
Estados.
En resumen, el pensamiento hegeliano se ha desplegado
dialécticamente conforme a los tres momentos:
- Tesis: la meta de la historia universal es el
progreso en la conciencia de libertad. - Antítesis: los medios para lograr ese fin son
las pasiones y egoísmos de los individuos. - Síntesis: la unión de ambos momentos y
el ámbito de realización de la libertad es el
Estado.
Hay que tener muy en cuenta que:
Hegel no intenta justificar ninguna forma política
concreta. Lo único que intenta justificar es la
racionalidad del Estado. El que algunos grupos
políticos hayan querido justificar su propia doctrina
(totalitarismo) apoyándose en Hegel es otra
cuestión.
La interpretación que hace Hegel del Estado hay que
situarla dentro de una época determinada y tal vez no
valga para otra época.
Autor:
Juan Paulo Ramírez
Sánchez