Europa es un continente de ocupación humana
muy antigua. Hoy en día la civilización creada en
torno al
Mediterráneo está extendida por todo el mundo, bien
como única, bien superpuesta, bien
coexistiendo.
Los límites de
Europa son: el
cabo Norte y el casquete polar al norte; el océano
Atlántico al oeste; el Mediterráneo, el mar
Negro y el Cáucaso al sur; y los montes Urales y el
río Ural al este. Históricamente este
límite oriental se ha ido desplazando. En tiempo de los
romanos fue el Danubio y más tarde el Elba, el
Vístula-Dniéper y el Volga. La superficie es
de 10.359.358 km2.
La idea de Europa es una construcción humana, puesto que; a
diferencia de otros continentes, que tienen una unidad
geográfica muy definida; Europa, en realidad, no es
más que una península de Asia. Claro que
eso no lo sabían los antiguos, que fueron los que
dividieron el mundo en continentes. Sin embargo, en esa
península se dan una serie de características comunes que la
individualizan; características fundamentalmente de tipo
cultural. Europa es la cuna de la civilización
clásica grecolatina, una civilización que hizo del
latín la lengua
común hasta mucho después de que hubiese dejado de
ser utilizada por el pueblo; puesto que se mantuvo en las
universidades, los monasterios y la liturgia, como lengua culta y
de transmisión del saber. Con el tiempo esta cultura se
convertiría en el modelo
civilizador de todo el mundo y llegaría a
dominarlo.
Europa, por su posición en el globo
terráqueo, entra dentro del dominio de los
climas templados y fríos del oeste de los continentes.
Son, en general, climas agradables y buenos para la agricultura
actual.
La
red
hidrográfica
La actual red hidrográfica se perfila tras
la última glaciación, en la que se forman los
actuales fiordos, lagos y grandes cuencas. En general, los
ríos transcurren por encima de los materiales
blandos, encajándose profundamente en las regiones de
materiales duros. Estos países son más antiguos y
las debilidades de las fallas y diaclasas dirigen el curso de los
ríos.
Los ríos europeos son moderadamente largos, sin
grandes avenidas y, en general, regulares. Los grandes
ríos son navegables hasta los comienzos del curso medio.
En Europa occidental, el río más largo es el
Danubio, con 2.860 km
de longitud y que desemboca en el mar Negro. El segundo
río más largo es el Rin, con 1.326 km de longitud y que desemboca en el
Atlántico, al norte del canal de la Mancha.
También sobrepasan los 1000 km el Elba, el
Vístula, el Loira y el Tajo; todos ellos desembocan en el
Atlántico, excepto el Vístula que desemboca en el
Báltico. Pero más largos son los ríos rusos:
el Volga tiene 3.531 km
de longitud y desemboca en el mar Caspio, el Dniéper
2.201 km y desemboca en
el mar Negro, el Ural 2.428 km y desemboca en el mar Caspio; este
es el río que prolonga la frontera con Asia desde los
montes Urales al Caspio. También superan los 1000 km el
Don, el Petchora, el Dniéster y el Dvina.
Otros ríos importantes son: Guadalquivir,
Guadiana, Duero, Garona, Sena, Támesis y Mosa que
desembocan en el Atlántico; Óder que desemboca en
el Báltico; Ebro y Ródano, que desembocan en el
Mediterráneo; y Po que desemboca en el Adriático. A
parte de multitud de ríos más
pequeños.
Si exceptuamos los ibéricos, los
ríos que desembocan en el Atlántico son caudalosos
y regulares, por lo que permiten la navegación durante
todo el año. Los ríos bálticos y los rusos
se hielan en invierno, así como el propio mar
Báltico. Pero son importantes vías de comunicación. Los ríos
mediterráneos sufren un fuerte estiaje en verano: son muy
irregulares, incluso torrenciales. Los ríos que nacen en
los Alpes tienen su máximo en primavera, tras el
deshielo.
Una de las características más
destacadas de los ríos europeos es que están
intensamente aprovechados, y no sólo como vías de
comunicación. Prácticamente todos los ríos
están regulados por embalses, que proporcionan agua para el
regadío, las ciudades y la producción de energía
eléctrica. El aprovechamiento de los ríos es muy
antiguo, pero nunca se ha hecho con tanta intensidad como en la
actualidad. El modelo urbano contemporáneo es imposible
sin la regulación de los ríos y sin su
aprovechamiento integral.
En Europa no hay grandes lagos, pero hay multitud de
pequeños lagos repartidos por todo el territorio. Podemos
encontrar un patrón claro de localización y
densidad de
los lagos en virtud de la retirada del inlandsis, tras la
última glaciación. La mayor parte de los lagos, y
los más grandes, son de origen glaciar y se encuentran en
el entorno del mar Báltico. La excepción es el mar
Caspio, que hace frontera con Asia. En realidad el mar Caspio es
el lago más grande del mundo, aunque de aguas saladas y de
origen endorreico. Exceptuando el Caspio los lagos más
grandes de Europa son: el lago Ladoga de 18.400 km2, el Onega de
9.752 km2,
el Vaenern de 5.565
km2 y el Saimaa 4.400 km2. Lagos como Paijaenne
Irari, Vaettern y Maelaren tienen más de 1000
km2, todos ellos en Suecia, Finlandia o Rusia. Fuera
de este ámbito sólo los lagos Balatón
(Hungría), Grada (Italia), Leman y
Constanza (Suiza) tienen cierta entidad.
El relieve
europeo no es excesivamente complejo, básicamente se
organiza en torno a una gran llanura central rodeada de regiones
montañosas más o menos antiguas. Sin embargo,
aunque la llanura es lo dominante (el 66% del territorio no
supera los 200 metros de altitud) la influencia de las
montañas es notable. La combinación de
montaña y llanura da al territorio una variedad
ecológica muy valiosa, lo que ha permitido explotar gran
cantidad de recursos. En
Europa las montañas no han constituido obstáculos
insalvables, más bien lo contrario, son regiones de
contacto. Las mayores elevaciones son: Elbrus
(5.633 m), Mont Blanc
(4.807 m) y
Mulhacén (3.478
m).
Pero el rasgo más destacado del relieve europeo
es la constante presencia del mar, gracias a lo recortado de sus
costas. Europa tiene más de 43.000 km de costas; y ninguno de sus puntos
se aleja tanto del mar como para no recibir su influencia, aunque
la orografía tenga mucho que decir en ello. Esto permite
la entrada de las masas de aire marinas
mucho menos contrastadas que las continentales. El clima europeo es
dulce y agradable, con cuatro estaciones muy marcadas. Los mares
han facilitado la
comunicación entre los pueblos de Europa. En sus
costas se encuentran con facilidad puertos naturales, golfos,
etc. Son de destacar a este respecto dos regiones: la del mar del
Norte y el Báltico y la del
Mediterráneo.
En Europa encontramos gran cantidad de
penínsulas, cabos, golfos, estrechos e islas las
más importantes son:
Penínsulas: Kola, Jutlandia, Escandinavia,
Iberia, Italia y Balcanes.
Cabos: Norte, Punta de San Mateo, Finisterre, Roca, San
Vicente, Gata, Spartivento y Matapan.
Golfos: Botnia, Finlandia, Vizcaya, León, Génova
y Venecia.
Estrechos: Canal de la Mancha, Gibraltar, Messina, Dardanelos y
Bósforo.
Islas: Islandia, Británicas, Baleares, Córcega,
Cerdeña, Sicilia y Creta.
Podemos distinguir siete conjuntos
fisiográficos: la gran llanura europea, que es
extiende desde los montes Urales hasta el río Weser en
Alemania;
las llanuras atlánticas, continuación de las
anteriores, desde el río Weser hasta las Landas y
el
Pirineo; las llanuras interiores, que son
depresiones intramontañosas; las llanuras litorales
mediterráneas, estrechas y orientadas al
Mediterráneo; los viejos macizos hercinianos y
caledonianos, que organizan en torno a sí el relieve; y
los arcos alpinos, las montañas jóvenes de la
última orogenia.
Costas, llanuras y montañas conforman
escenario único en el que se desarrollan las
civilizaciones que están dominado el
mundo.
Llanuras: la llanura predomina en toda la
Europa oriental, estrechándose hacia el oeste, donde
abarca casi toda Polonia, el norte de Alemania e incluso el sur
de Suecia, se reduce también entre el macizo renano y el
mar del norte y se ensancha al fin en el oeste de Francia, donde
dominan las tierras bajas y algunos islotes
montañosos.
La gran llanura oriental se extiende desde los
montes Urales hasta el rio Weser, alcanzando en Rusia la
máxima extensión y continuidad. El suelo está
formado por un zócalo rígido, que apenas ha sufrido
alteración. Al norte existen depósitos glaciares
mientras que en el sur tierra negra
rica en materia
orgánica.
La llanura atlántica debe su origen a
movimientos de ascenso y descenso del mar. Estos han tenido como
como consecuencia el depósito de sedimentos que los
ríos han excavado posteriormente.
Las llanuras interiores son de gran variedad. Unas
están formadas por sedimentos marinos, otras son
depósitos lacustres del terciario que han descubierto
sedimentos más antiguos.
Montañas: las montañas
europeas forman tres grandes conjuntos: el frente
Atlántico, las montañas hercianas de la Europa
central y los pliegues alpinos de la parte
mediterránea.
La estructura
montañosa del Atlántico recibe, por la edad de su
formación geológica, el nombre de montañas
caledonianas, pero su rejuvenecimiento data de la fines de la era
terciaria. Se extiende desde el norte de Irlanda hasta el extremo
septentrional de Escandinavia, con interrupciones como la de las
hoyas de los mares del norte y de Irlanda.
El macizo herciciano, muy afectado por la erosión,
no sobrepasa la altura de los 2000m. Los movimientos alpinos
dieron a estas montañas muna estructura de relieve
tabular, resultado de un sistema de
fallas.
Las cordilleras rugosas del sistema alpino
aparecieron en la era terciaria y su naltura sobrepasa los 3000
m. Se componen de cimas escarpadas y crestas en forma de dientes.
Fragmentos de macizos primarios, o de llanuras sedimentarias,
están encajados entre las guirnaldas de cadenas que forman
estos sistemas
montañosos. El relieve montañoso de Europa termina
al este con la cadena de los montes Urales.
El clima europeo está determinado por la
posición de Europa en el globo, entre las latitudes medias
y altas del norte y en la fachada occidental del continente
eurasiático. Le afectan las masas de aire polar
marítimo y polar continental, pero también las
masas de aire tropical marítimo, y sólo en
ocasiones tropical continental. La constante presencia de masas
de aire marítimo hace del europeo un clima estable y
agradable.
El territorio está dentro de los centros de
acción de: el frente polar, que a través de
la borrasca de Islandia y la corriente en chorro canaliza las
masas de aire polar marítimo que llegan a Europa; el
anticiclón siberiano que se instala en invierno sobre
Siberia y canaliza las masas de aire polar continental, y el
anticiclón de las Azores que canaliza las masas de aire
tropical marítimo. Estos son los centros de acción
principales, pero también hay algunos secundarios y
estacionales, que canalizan masas de aire ártico o
tropical continental. En las regiones centrales aparecen
anticiclones térmicos en invierno, así como en
ciertas regiones del Mediterráneo. En otras, como el mar
de Liguria, en otoño aparecen borrascas convectivas. En
muchas regiones, como en España, el
relieve tiene una importancia decisiva en la definición
del clima que, sin modificar los valores
típicos del clima zonal, lo hacen mucho más
extremo, otorgándole un alto grado de
continentalidad.
Cuatro son los climas más importantes en
Europa: el clima mediterráneo, el clima marítimo de
la costa oeste, el clima seco de las latitudes medias, y el clima
continental húmedo, pero también encontramos, en
regiones del norte, el clima de los bosques boreales y el clima
de tundra.
Clima mediterráneo
El clima mediterráneo se da entre los
30º y los 45º de latitud y en el oeste de los
continentes. Se caracteriza por tener inviernos relativamente
húmedos y veranos secos, resultado de las variaciones del
frente polar y las altas presiones subtropicales. Estos son los
centros de acción principales que dominan el
clima.
Las masas de aire que encontramos son de tipo
tropical marítimo o continental y polar marítimo.
Las masas de aire polar marítimo dominan en otoño e
invierno y también en primavera. Son responsables de la
mayor parte de las precipitaciones en este clima. Las estaciones
más lluviosas son las intermedias, otoño y
primavera. Especialmente en otoño, se pueden dar lluvias
torrenciales provocadas por la acumulación de calor en las
masas de agua durante el verano, y la llegada de gotas
frías polares. En invierno pueden aparecer, localmente,
anticiclones térmicos. Las temperaturas son suaves durante
todo el año, con poca amplitud térmica anual (unos
15 ºC), sin embargo las condiciones topográficas
pueden variar estos parámetros y encontrarnos con un clima
más seco y frío; de inviernos secos y fríos
y veranos frescos, aunque siempre dentro de las condiciones
generales. Lo más significativo del clima son los tres o
cinco meses de aridez en el verano; cuando está bajo el
dominio del anticiclón subtropical. En la
clasificación Koeppen Csa y Csb.
Las zonas representativas de este clima son: el
entorno del Mediterráneo de Europa y África, en
Norteamérica California central y meridional, Australia
suroccidental, la costa chilena en el entorno de Santiago y la
región de Ciudad del Cabo.
Clima marítimo de la costa oeste
(Oceánico o Atlántico)
Este clima se da entre los 35º y los 60º
de latitud, en las costas occidentales de los continentes.
Está dominado por los centros de acción del frente
polar y las altas presiones subtropicales. Las masas de aire que
dominan son de tipo polar marítimo, que trae el frente
polar, frías y húmedas. La acción del
anticiclón subtropical se reduce a algunos días en
verano, que es la estación con menos lluvias. El resto del
año las precipitaciones son abundantes, aunque se alcanza
el máximo pluviométrico en invierno. Las
temperaturas son frescas pero suaves, y la amplitud
térmica reducida. En la clasificación Koeppen Cfb
yCsb.
Son zonas representativas de este clima: Europa,
la costa oeste norteamericana, Nueva Zelanda y el Chile
medio.
Clima de tundra
Este clima se desarrolla entre los 60º y los
75º de latitud. Ocupa las franjas costeras ártica y
antártica, y está dominado por las masas de aire
polar continental y marítimo y ártico. Se dan
frecuentes tormentas ciclónicas. Los inviernos son largos
y rigurosos. No hay un verdadero verano, aunque sí una
estación, muy corta, algo más suave. Las
precipitaciones son siempre en forma de nieve. En la
clasificación Koeppen ET.
Los países representativos de este clima
son: la vertiente ártica de Norteamérica, Europa y
Siberia, la costa de Groenlandia y la costa
antártica.
Climas de montaña
Las montañas tienden a tener condiciones
climáticas diferentes del clima zonal donde se encuentran,
debido a un descenso de la temperatura
con la altura. El gradiente térmico negativo de 0,5-1
ºC cada 100 m supone un aumento de la humedad relativa del
aire y la presencia de lluvias orográficas abundantes en
la vertiente de barlovento; y menores en la vertiente de
sotavento. La orientación con respecto a los vientos
dominantes y el sol es de
transcendencia vital. También reciben una mayor
insolación y un régimen de vientos
específico, creando un topoclima diferenciado. Sin
embargo, los centros de acción, las masas de aire y los
frentes que le afectan son los mismos que en el clima
zonal.
Por medio de este trabajo pude reconocer las
riquezas geográficas que presenta Europa, así como
también sus formas, relieve, hidrografía, clima.
Conociendo más a fondo como está conformada
geográficamente Europa, y su clima.
Además, reconocí los diversos climas
que se presentan en Europa, montañoso, tundra,
etc.
Población
Europa es un continente poblado desde antiguo e
intensamente transformado. Tienen una economía capitalista
desarrollada, lo que le permite beneficiarse de unas densidades
de población altas y ser un país rico.
Pero la población está desigualmente repartida. Nos
podemos encontrar con algunas de las densidades de
población más altas del mundo y auténticos
vacíos demográficos. En Europa central se superan
los 100 h/km2, e incluso los 300 h/km2; los
países próximos están entre 50
h/km2 y los 100 h/km2; y en los
nórdicos no superan los 25 h/km2,
también desigualmente repartidos ya que en el norte no se
superan los 2 h/km2.
Se calcula que Europa tienen, en 1991, aproximadamente
800.000.000 de habitantes, de los cuales poco
más de 400.000.000 pertenecen a la Unión
Europea.
A comienzos del siglo XIX éramos unos
183.000.000, y a inicios del siglo XX
400.000.000, en los años 30 llegamos a los
500.000.000, y en los años 80 llegamos a
ser 800.000.000. Lo que quiere decir que el aumento
de población ha sido grande y relativamente rápido.
Sin embargo, en la actualidad no lo es. En este período
Europa ha iniciado, desarrollado y concluido la transición
demográfica.
En la Unión Europea todos los países
han concluido la transición demográfica
Según uno de los tipos clásicos: nórdico,
centro-occidental y meridional-oriental. La mortalidad infantil
es muy baja, en torno al 7‰. La fecundidad también,
en torno a 1,6 hijos por mujer. Esto
supone un índice de envejecimiento muy rápido, ya
que la transición demográfica está
recién terminada y aún viven las últimas
generaciones amplias. En Europa se ha pasado de las políticas
pronatalistas de principio de siglo y posguerra, a las
antinatalistas de los últimos tiempos. Aunque en los
años 90 se vuelve tímidamente a las
políticas pronatalistas, ante la alarma social que produce
la falta futura de fuerza de
trabajo. Sin embargo, la baja fecundidad es una tendencia
difícilmente superable. La población europea es una
población envejecida, con más del 40% de la
población por encima de los 65 años. Pero esto es
coyuntural, ya que aún están vivas muchas
generaciones nacidas con la transición
demográfica.
La mortalidad ordinaria es baja hasta los 70
años. La última mortandad catastrófica por
motivo de subsistencia fue la crisis de la
patata en la Irlanda, a mediados del XIX y el hambre en los
años 20 tras la revolución
bolchevique en Rusia. Pero
también hay que contar como mortalidad
catastrófica las dos guerras
mundiales.
Hoy en día, en toda la Unión Europea
se superan los 73 años de esperanza de vida, aunque cabe
esperar que la cifra baje a medida que desaparezcan las
últimas generaciones grandes de la transición
demográfica.
La emigración ha sido una de las
características destacables de la población
Europea. Cuando la población comenzó a crecer por
encima del desarrollo
económico, una salida a la falta de oportunidades fue la
emigración a las colonias y a los países nuevos,
América
y Australia. Millones de europeos emigraron en aquella
época. También fue una constante la
emigración del campo a la ciudad en busca de mejores
oportunidades de ganarse la vida. El campo se despobló. La
nueva industria
necesitaba la fuerza de trabajo concentrada y desvinculada del
campo. El tercer ciclo migratorio se produjo tras la segunda guerra
mundial. De los países en los que sobraba fuerza de
trabajo, países del sur, como España, salieron
millones de emigrantes para la Europa central, que había
estado en
guerra.
Por último hay que señalar la
corriente inmigratoria actual, desde los países del Tercer
Mundo, en busca de mejores oportunidades. Un ingente río
humano que la sociedad europea
quiere frenar.
Composición
étnica
En Europa existen gran variedad de grupos
étnicos, a causa de las sucesivas oledas migrantes que
llegaron a estas tierras. Por este motivo, aunque la
mayoría de sus habitantes pertenecen al grupo
caucasico, no conservan los caracteres primitivos de la raza
blanca. Las etnias resultantes más importantes son: el
nórdico, el eslavo y el mediterráneo; le siguen las
minorías de ugros, lapones, tosks y los vascos quienes
conservan su identidad.
Lengua
El continente europeo es rico en grupos
lingüísticos, también consecuencia de la
mezcla de los diversos grupos humanos. Las lenguas se pueden
agrupar en troncos así: indoeuropeos y
Uralo-altaica.
Dentro del grupo indoeuropeo se
encuentran:
Lenguas germánicas que comprenden el
alemán, el holandés, el flamenco, el inglés,
y el subgrupo nórdico: islandés, sueco, noruego y
danés.
Lenguas latinas como el castellano, el
portugués, el catalán, el francés , el
italiano, el rumano y el moldano.
Lenguas griegas y albanesa.
El uralo-altaica comprende la lengua fino-ugrio,
de la cual surgió el húngaro, estonio, finés
y lapón.
Los europeos profesan la religión cristiana,
que tuvo su origen en la ciudad de roma. El cristianismo
se difundió con gran rapidez porque proclamaba la igualdad entre
los hombres, el amor a Dios
y en general significó una nueva esperanza. Se divide en
tres grupos según las creencias y las prácticas
religiosas: católicos, ortodoxos y
protestantes.
Católicos: significa iglesia
universal, se dicen católicos, apostólicos y
romanos; obedecen al papa como principal jerarca de la iglesia,
quien reside en la ciudad del vaticano o Estado pontificio,
situado en la ciudad de Roma.
Ortodoxos:
Corresponde a la iglesia de oriente, que
buscó hacer unas modificaciones profundas en el cuerpo
jerárquico de la institución y causó el
cisma de oriente en 1054; dio origen a la religión
ortodoxa con sede en Bizancio. Predomina en Europa oriental y en
el mundo hay 130 millones de adeptos.
Protestantes:
El protestantismo nació como una
reacción de al gunos sectores frente a la decadencia de la
iglesia romana, Martín Lutero fue el primero en
preocuparse por dar una nueva interpretación a los
problemas
teológicos, a partir del movimiento de
la Reforma, surgido en Alemania. En Suiza surge el calvinismo y
así se va diversificando cada vez mas el pensamiento
protestante, formando las iglesias evangelista, anglicana,
presbiteriana, pentecostal, anabaptista.
La ciudad europea
La europea es una sociedad muy urbanizada,
más del 80% de la población vive en núcleos
urbanos, y en algunos países del centro de Europa superan
el 90%. Este alto índice de urbanización se debe al
intenso éxodo rural que hubo en todos los países en
los años 30, 50 o 60 del siglo XX, según los
casos.
La cultura urbana está muy arraigada en la
mentalidad europea. Encontramos ciudades desde el tiempo de los
griegos y romanos . La ciudad grecorromana fue el modelo de la
ciudad actual. Durante la época medieval las urbes
decayeron, aunque se mantuvo en las ciudades islámicas de
la península ibérica. Las ciudades cristianas
medievales se crearon en torno a un mercado y a los
privilegios que le concedía el fuero. Pero el modelo
urbano volvió a resurgir con la Edad moderna.
Las poblaciones se remodelan durante el Renacimiento y
se hacen proyectos de
ciudades nuevas, aunque no se construyen nuevos núcleos
hasta el Barroco,
época en la que también se embellecen con arreglo a
los nuevos cánones: grandes vistas y rincones
singulares.
Pero la actual es la ciudad contemporánea,
en la que se hacen reformas fundamentales: calles nuevas, anchas
y arboladas alcantarillas, alumbrado y diversas medidas
higienistas. Además, se diseñan las ciudades con
criterios policiales y de organización política y
administrativa.
También es la época en la que se
adapta a los nuevos medios de
transporte,
como el ferrocarril. En los años 20 surge un nuevo modelo
de ciudad: se abren las calles para los coches, se jerarquiza la
red viaria; se crean las infraestructuras que llevarán
el agua y la
electricidad a
las casas, se recogen las basuras, etc., y aparece un nuevo tipo
de edificio que condicionará el paisaje urbano; el
rascacielos y los edificios de varios pisos.
Los edificios de varios pisos permitirán el
uso de los bajos para mercado y el resto del edificio para
vivienda. La revolución
industrial necesita un mercado centralizado, y la
concentración de la fuerza de trabajo, con
dedicación exclusiva, de ahí que la
población se reúna en las ciudades y se desvincule
del campo.
Todo esto nos lleva a la creación del
centro urbano, dedicado a los negocios; y a
la segregación social por barrios, en función
del nivel de rentas. Las ciudades se especializan y aparecen
barrios con funciones
determinadas: negocios, residencia, ocio, turismo,
etc.
Además, la ciudad actual necesita de una
gran infraestructura que debe situarse en las afueras, desde
hospitales y cementerios a vertederos, rondas de
circulación, depósitos de agua, transformadores
eléctricos, etc. La ciudad debe dotarse, también,
de pavimento asfaltado, modernamente calles peatonales,
alumbrado, estaciones de transporte y taxi, mobiliario urbano,
recogida de basuras y toda una infraestructura sin la cual
sería imposible su funcionamiento.
Todo este entramado pide un planeamiento de
las acciones, ya
que la inversión en dinero es muy
grande. Desde comienzos de siglo es están ejecutando estos
planes, primero el de gran vía, luego el ensanche,
dirigidos a crear el centro urbano, y tras él los
distintos barrios. A todo este fenómeno no es ajena la
especulación, por lo que los planes se han tenido que
modificar con frecuencia dando al plano un aspecto regular donde
debe ser regular. Son de destacar las parcelaciones ilegales de
los barrios del extrarradio para albergar obreros. Cada una de
estas parcelas tiene un plano regular, pero no con la misma
orientación que la vecina, lo que da un aspecto muy
irregular al plano urbano. Otro fenómeno de albergue
obrero es el patio de vecinos en el centro de las ciudades y en
el casco antiguo. Con el tiempo la burguesía fue
trasladándose al ensanche, y el casco antiguo se fue
degradando
socialmente, hasta que, recientemente, el interés
por conservar el pasado y la nueva función del casco
antiguo, como lugar de ocio y turismo, lo ha revitalizado, para
lo que está siendo necesario expulsar de allí a las
clases marginadas.
Recientemente, en todas las ciudades se observan
fenómenos de rururbanización, que en las ciudades
más grandes alcanzan la isócrona de los 30 minutos,
he incluso más. Aparecen, así, viviendas
unifamiliares en el entorno rural, habitadas por gente que viven
de la ciudad, conviviendo con gente que vive en y del campo.
La parte histórica de las ciudades españolas se
divide en dos: el casco antiguo y el casco
histórico. La ciudad histórica es la que
concentra todos los edificios con valor
artístico y que merece la pena conservar. El casco antiguo
es el que abarca las calles y los edificios anteriores a la
revolución industrial. Conserva los restos de su origen y
su historia a
través de la Edad Media y
Moderna. El casco histórico, además del antiguo,
incluye el ensanche y las barriadas de extrarradio
contemporáneas a él.
Esta es una división administrativa, ya que
las calles que forman el casco antiguo tienen un grado de
protección mayor. En la actualidad se están
haciendo peatonales estas calles, las reformas de edificios debe
conservar la fachada y los comercios de
la zona deben tener un aspecto similar y no muy
llamativo. En el resto del casco histórico se permite una
mayor intervención urbana, pero hay ciertos edificios con
altos valores
artísticos que están protegidos, para conservar el
carácter de los primeros tiempos de la
ciudad industrial.
Política y
economía
Desde la Edad Moderna, Europa ha ejercido un
dominio económico, político y cultural sobre el
resto del mundo. Fundamentalmente tras el descubrimiento de
América en 1492. Esto implicó un desplazamiento
del eje económico y comercial del Mediterráneo al
Atlántico; en el siglo XVII, básicamente. Se
desarrolla el capitalismo
comercial y el Estado
absoluto, que tratarán de controlar el mercado colonial.
Pero el control no es
completo y surge la piratería. Este monopolio lo
ejercen, fundamentalmente, España y Portugal; sin embargo,
en 1778 este sistema se cae, tras el Decreto de liberación
del comercio con
las provincias de ultramar: al
permitir a Inglaterra,
Francia y Holanda comerciar con las Indias. El comercio nacional
estaba protegido.
Pero la revolución industrial
cambiará las cosas. A mediados del siglo XVIII, en
Inglaterra, comienzan a utilizarse máquinas
para la producción de bienes: surge
el capitalismo industrial, y bajan los precios
unitarios de los productos, que
tienen una calidad
asimilable. Inglaterra será el principal foco de
producción del mundo; al que pronto le seguirán
Flandes y los Países Bajos, Alemania y Francia. Se crea el
proletariado industrial y se comienza la transición
demográfica en los países industrializados. Pero
este modelo económico cada vez necesita mayores mercados y
más fuentes de
abastecimiento de materias primas. A comienzos del siglo XIX se
alcanza el primer equilibrio
económico europeo: Inglaterra, Países Bajos y
Francia, en la región noroeste, proporcionan productos
manufacturados; el este de Europa y la llanura central europea
cereales; y el sur de Europa, España, Portugal, Italia y
Grecia,
productos de lujo, frutas y verduras.
Durante este período se desarrolla
extraordinariamente la burguesía, que intenta alcanzar el
poder
político, porque que el económico ya lo tiene. Con
la Revolución
francesa aparece el Estado liberal que se consolida
definitivamente tras las revoluciones liberales de 1848 y 1868.
Este Estado tiene una concepción diferente de las
relaciones económicas, tanto nacionales como
internacionales. Pretende terminar con el proteccionismo,
liberalizar el comercio, poner la propiedad de
la
tierra en el mercado (con la
desamortización), disminuir y ordenar los impuestos y el
gasto
público, proteger la industria y abastecerse de todos
los productos necesarios. Para ello suprimirán las
aduanas
interiores y creará diversas leyes que
regularán el comercio, la industria, etc.; y
promulgarán diversos códigos, que tienen vigencia
en todo el territorio nacional. Se trata de la creación,
por parte de la burguesía, de un Estado liberal y si es
posible republicano.
Pero la economía entra en crisis a finales
del siglo XIX (la gran depresión). La expansión de la
economía y del modelo industrial por toda Europa deja
pequeños tanto el mercado como las fuentes de materias
primas, por lo que se hace necesario buscar otros países
de abastecimiento y mercado; aparece, así, el colonialismo
europeo, gracias al cual Europa difunde por todo el mundo su
modelo de capitalismo industrial y su cultura. Claro que, en esta
expansión, los mismos países europeos
chocarán en sus intereses. Las tensiones irán
aumentando hasta la primera guerra
mundial.
El desarrollo del capitalismo industrial y del
proletariado favorece el surgimiento del socialismo y la
lucha de clases, que tendrá su apogeo en la Revolución
rusa y la creación de la URSS.
A comienzos del siglo XX se alcanza un segundo
equilibrio europeo. La industria se ha difundido por Alemania y
los países nórdicos, en el resto de Europa es
marginal. El este deja de ser el gran productor de cereales y
pasa este papel al sur,
que mantiene la hegemonía de los productos
hortícolas.
Pero este es un equilibrio precario. La
burguesía tiene una época de bonanza, mientras que
el proletariado padece condiciones muy duras. En muchos
países europeos se instalan dictaduras. Al final, las
tensiones sociales y la crisis económica de 1929
provocarán la segunda guerra
mundial.
El tercer equilibrio europeo aparece tras la
guerra, con la creación del bloque socialista y la guerra
fría. Hay un corte total de vínculos
económicos y aparecen dos modelos
antagónicos que evolucionan paralelamente y a distintos
ritmos. En la Europa capitalista surgen dos ámbitos: uno
industrial al norte, y otro agrícola al
sur.
Durante los años 60 la industria se difunde
definitivamente por toda Europa, haciendo disminuir las
diferencias. Desde los años 50 se intenta crear un
ámbito económico común, libre de trabas
políticas. Pero este es un proceso
complejo y
lento, por lo que se comienza por establecer ese
mercado para algunos productos, tratando de crear regiones
especializadas. En 1951 se firma el Tratado de la CECA, y en 1957
el Tratado de Roma. Lo firman los países del norte, seis,
los industriales.
Lo fundamental es la desaparición de los
aranceles y la
adopción
de una política
económica común. En los años 80 entran
en la Comunidad
Económica Europea los países del sur, que aportan
fundamentalmente su potencial agrícola. Aunque crean el
problema de los excedentes, ya que, con la revolución
verde, Europa es autosuficiente en productos agrícolas. En
1995 entraron los países nórdicos, también
industriales, pero con toda una tradición de
compensación de las desigualdades.
Agricultura
Al ser el continente europeo un país de
ocupación muy antigua, la biocenosis está
profundamente modificada, debido a la agricultura. La
acción de la sociedad ha
transformado profundamente el medio. En la
actualidad, en Europa nos encontramos con el policultivo de tipo
capitalista, en el que el producto
cultivado no es para consumo
familiar sino para su venta en el
mercado. El tipo de empresa
típico es la familiar.
El tamaño medio de las explotaciones es
insuficiente, mediano o pequeño, aunque permite el
empleo de los
insumos que proporciona la revolución verde. Son
explotaciones muy capitalizadas. Sin embargo, deben ser
subvencionadas para que sean rentables, en la mayoría de
las ocasiones.
La agricultura europea tiene una fuerte tendencia
a la especialización productiva por regiones. El paisaje
agrícola forma un mosaico muy complejo de producciones
especializadas. Los ámbitos ecológicos en los que
se desarrolla la agricultura son muy variados y van desde la
montaña a las grandes llanuras. Prácticamente todo
el territorio está explotado, el 80%,
agrícolamente.
En Europa podemos distinguir tres paisajes
agrícolas típicos: el nórdico, de
carácter seminómada y ganadero; el centroeuropeo,
con un marcado contraste entre campos cerrados y abiertos, en
él encontramos el policultivo capitalistas de mercado y el
predominio del regadío (este modelo se remonta a la Edad
Media); y el mediterráneo, en el que también existe
un marcado contraste entre campos abiertos y cerrados, pero con
un claro predominio de los abiertos en las regiones
de
secano y de los cerrados en las regiones de
montaña. Este modelo también tiene un origen
medieval, en el que encontramos influencias árabes, sobre
todo en las técnicas
de regadío, como el uso de la noria. El paisaje
mediterráneo se caracteriza por la trilogía
productiva de trigo, vid y olivo, pero, también, es
primordial el policultivo hortícola, de gran variedad, en
el que predominan los cítricos.
En todos los modelos europeos tiene gran
importancia la ganadería,
más en el pasado, cuando la ganadería era
fundamental para el abono de los campos. Hoy en día, las
tierras de labor y las granjas de ganado están totalmente
separadas y localizadas en diferentes regiones. En general, las
explotaciones agrícolas están en países de
poca densidad de población y de campos abiertos, mientras
que las granjas se localizan relativamente cerca de las grandes
aglomeraciones de población, próximas a los
mercados. Son explotaciones sin tierra en las que el ganado
está estabulado permanentemente, y cuyos residuos generan
contaminación.
La agricultura europea ocupa a muy poca
población activa, sobre todo tras el éxodo rural y
la concentración parcelaria, que permitió reducir
la población que vive del campo y aumentar el
tamaño de las explotaciones. Sólo un 8% de la
población activa trabaja en el campo, y la agricultura
supone sólo el 4% del PIB.
Aunque asociada a la agricultura está la
industria de transformación alimentaria.
La política agraria común es
claramente contradictoria, ya que, por un lado, trata de
potenciar sólo aquellas explotaciones que son viables
económicamente, para lo cual han de tener un tamaño
mínimo y una productividad
mínima, por otro lado multa a los agricultores que son muy
productivos, por crear excedentes, y por otro lado, pretende
conservar, subvencionando, las explotaciones más
pequeñas y de subsistencia; para conservar un tipo de vida
que está desapareciendo, y que en la actualidad
sólo se conserva en las montañas y en las regiones
más pobres: convirtiendo a estos agricultores en
auténticos jardineros del monte.
Industria
La industria es el segundo sector en importancia,
el segundo que contribuye al PIB (35%) y el segundo en ocupar a
la población activa (30%).
En Europa encontramos gran número de
materias primas para la industria, aunque no son suficientes para
alimentarla por completo. La industria europea produce, sobre
todo, bienes de consumo de alto valor añadido y con poco
factor tierra. Las
industrias europeas tienden a utilizar poca
energía para producir, aunque no la utiliza tan
eficazmente como Japón.
Algunos sectores de la industria tienen muy envejecidos los
medios de producción, por lo que ha de hacer un ingente
esfuerzo para reconvertirse y utilizar tecnología de
producción más moderna y que necesite menos fuerza
de trabajo.
La mano de obra es cara, pero altamente
cualificada, lo que le quita ventajas competitivas en el mercado
internacional libre.
Los sectores fundamentales son: la
siderometalurgica , una de las más antiguas del mundo; las
industrias
químicas pesadas; las industrias de bienes de equipo; la
metalurgia de
transformación, automóvil, aeronáutica y la
construcción naval; y la industria ligera y de
tecnologías avanzadas.
El sector empresarial está bien
estructurado y jerarquizado. Existen compañías
grandes, multinacionales; firmas de tamaño medio de dos
tipos, las que son dependientes de las grandes
compañías y las que son independientes; y empresas
de tamaño pequeño de carácter
familiar. Las firmas dependientes suelen dedicarse a fabricar
componentes y insumos para las grandes industrias; y las empresas
de carácter familiar tienden a ser cada vez más
especializadas en un producto, sector o incluso marca.
El «talón de Aquiles» de la
industria europea es dependencia energética, sobre todo
del petróleo.
La mayor parte de la energía
eléctrica se consigue del petróleo y la
termoelectricidad de carbón, en menor medida de la
hidroelectricidad, seguida de la nuclear y las alternativas.
Mucha de la maquinaria y casi todo el transporte funciona con
derivados del
petróleo.
En líneas generales, el mercado europeo
está saturado, y debe buscar su expansión en otros
países. La exportación es fundamental para la
industria europea, supone más de un 18% del
PIB.
En Europa encontramos una fuerte
concentración industrial. Hay una región altamente
industrializada que va desde Londres hasta Turín y
Milán, por el norte de Francia y el sur de Alemania. Otro
segundo sector industrial va desde el golfo de Génova a
Valencia, el arco del Mediterráneo, y un tercero muy lejos
de estos, de París a Oporto, el arco del
Atlántico.
El sector servicios es
el más importante, tanto por su contribución al PIB
57% como por la población activa ocupada, sobre un 66%. En
algunos países, como los Países Bajos, puede llegar
hasta el 90% de población activa.
El sector servicios es muy complejo, pero uno de
los subsectores fundamentales es el del transporte. El transporte
tiene una red viaria,
de carreteras y ferrocarriles, muy densa y rápida, que
transporta tanto mercancías como personas. El transporte
fue el impulsor de la revolución industrial y su medio de
difusión. Las relaciones comerciales entre todos los
países europeos son muy intensas, sobre todo tras la
supresión de las aduanas en la Unión
Europea.
El mercado al por menor es otro de los sectores
fundamentales. También es muy denso y está bien
estructurado. El turismo es un sector fundamental para algunos
países, como España, Italia o
Grecia.
La Administración del estado ocupa
muchísima población y presta muchos servicios. En
Europa se ha tratado de imponer el modelo de Estado del
bienestar, aunque no sin dificultades.
Otro sector de gran importancia es el de las
telecomunicaciones, sin el cual la sociedad actual
difícilmente se entiende. Es uno de los sectores que
más capital ocupa,
para la transmisión de noticias, ideas y publicidad. La
red de telecomunicaciones es una de las más densas del
mundo.
El empresariado del sector servicios
también está bien jerarquizado ya que hay grandes
compañías, y empresas medianas y pequeñas.
En este caso es en las pequeñas empresas donde encontramos
las entidades subsidiarias, ya que las medianas tienden a ser
independientes.
Uno de los problemas más urgentes de la
Unión Europea es el paro que afecta a un 10% de la
población activa.
Mediante este trabajo, pude apreciar las diversas
clases de religiones, lenguas y
étnias existentes en el continente europeo. Además
conocí su economía, junto con la forma como
está constituida.
Finalmente pude apreciar que existen grandes
diversidades de razas en Europa, lo cual trae varias lenguas,
religiones, etc.
Luz