Indice
1.
Introducción
2. Primera Parte
3. Segunda Parte
4. Conclusión
En su novela "El
Extranjero" Albert Camus describe en forma muy detallada la
carencia de valores del
mundo contemporáneo como consecuencia de la
frustración y la desesperanza en la que Europa
quedó sumergida después de la guerra.
Meursault, el protagonista refleja la filosofía del
absurdo, la sensación de alienación, de desencanto
frente a la vida. El aburrimiento, la cotidianidad lo van
haciendo insensible, indiferente y hasta casi despiadado.
Parecería que da lo mismo ser de una forma que de otra.
Sin embargo, también en la novela se
afirman las cualidades positivas de la divinidad y la fraternidad
humana.
Considero que la obra debe llevarnos a una profunda
reflexión acerca de la importancia de encontrarle un
sentido a la vida. La costumbre no debe vencer al hombre,
ninguna fuerza
extraña debe dominarnos. Fuimos creados libres y con esa
libertad
debemos superar la cotidianidad, el absurdo, el sin sentido.
Luego de basarme en la biografía de Albert
Camus pasare al análisis del libro en el
que trataré de demostrar como la ausencia de una meta, de
un sentido en la vida, llevó a Meursault a tanta
indiferencia, a ni siquiera luchar por su vida, a entregarse en
el más absurdo y absoluto silencio.
Capitulo I
Los hechos se suceden en Argel. El protagonista, Meursault recibe
un telegrama en el que se le informa que su madre ha fallecido.
Debe partir hacia Marengo, donde se encuentra el asilo de
ancianos, lugar en el que se hallaba su madre. Pide permiso a su
patrón y emprende el viaje.
Una vez en el asilo, él esta abstraído en sus
preocupaciones, se niega a ver el cuerpo de su madre y realiza
reflexiones que demuestran su indiferencia ante un hecho de tanta
importancia. En lugar de llorar a su madre, de expresarle su
dolor, conversa con el conserje, de Paris. Fuma, se mantiene
distante con los amigos de su madre que vienen a participar del
velorio, le molesta el llanto de una de las mujeres… Se
duerme. El entierro le resulta pesado, tortuoso por el calor de la
jornada. Una vez concluido regresa a Argel con alegría
pensando solamente en dormir. Nada hubo en él que
expresara aflicción, pesar. Había muerto su madre,
sin embargo, todo fue un trámite.
Capitulo II
Al despertar y darse cuenta que es sábado, siente el gozo
de saber que tiene aun dos días de "vacaciones" y decide
ir a bañarse al mar. Se encuentra con Maria Cardona,
antigua mecanógrafa de su oficina, por la
que había sentido deseos en el pasado. La invita al
cine y luego
pasa la noche con ella. Habían transcurrido pocas horas
del entierro de su madre. Sin embargo, no pareció
importante. En cambio, a
Maria le impresionó, aunque no hizo ningún
comentario. El, entendía que no era su culpa; ya se
había disculpado con su patrón. Con ella no se
disculparía.
Llega el domingo, describe la gente que pasa por la calle,
reflexiona acerca de lo que harán y donde irán y
también expresa el aburrimiento que le provoca ese
día. Pensó que ya era un domingo menos, que su
madre estaba ahora enterrada, que volvería a su trabajo.
Nada había cambiado. El vacío que vive es extremo.
No hay ninguna expresión de sensibilidad en sus
reflexiones. Todo en él acontece como en forma
autómata.
Capitulo III
Vuelve a su trabajo. Su patrón lo saluda por el
luto y le pregunta por la edad de su madre. No la recuerda. Da
una edad aproximada. Demuestra aquí un gran desamor por
ella… ¡No saber su edad! Algo extraño, sus
afectos no significan mucho, pero si el hacho de que la toalla
que utiliza para secar sus manos, esté húmeda por
la tarde. Sale a almorzar con un amigo, duerme un poco y luego
regresa a la oficina. Al regresar a su casa, se encuentra con
Salamano, un vecino viejo que tiene un perro sarnoso. Describe la
relación entre ambos. A continuación se encuentra
con Raymond Sintes, un segundo vecino que lo invita a comer algo
en su habitación. Acepta para no tener que cocinar.
Raymond le cuenta una historia que ha vivido con
una amante. Lo escucha pero casi sin interesarse por el relato.
Por eso, cuando Raymond le pide consejo, le responde con
oraciones breves y ante la propuesta de escribir la carta,
responde afirmativamente de la misma forma que hubiera rechazado.
Le era indiferente hacerlo o no. No le molestaba. Una vez
terminada, vuelve a su departamento y escucha gemir al perro del
viejo Salamano.
A Meursault le daba lo mismo ser su camarada que no serlo. Total
imparcialidad.
Capitulo IV
Trabajó mucho toda la semana. Fue dos veces al cine con
Emmanuel. El sábado va nuevamente a la playa y pasan la
noche juntos. El domingo almuerzan juntos. Sienten una
discusión en la habitación de Raymond. Allí
le cuenta a Maria la historia del amante del vecino. Termina
interviniendo la policía. Él, debe salir de
testigo, afirma que le "da lo mismo" aunque no sabia que
debía decir. Cuando regresan se encuentran con Salamano
que había extraviado su viejo perro. Su consuelo hacia el
vecino es muy técnico, soló hace mención a
la actitud de la
perrera. No es capaz de captar la soledad y el dolor de
Salamano.
Capitulo V
Un día en el que recibió varias propuestas: Raymond
lo invita a pasar el domingo en una cabaña en la paya de
un amigo, cerca de Argel. El patrón le propone enviarlo a
una oficina que instalará en Paris. Meursault expresa que
le da igual. Ante la pregunta de su jefe si no le interesa un
cambio de vida, responde que nunca se cambia de vida, que todas
valían lo mismo… He aquí la absoluta
indiferencia. Su jefe observa que jamás responde
directamente que no tiene ambiciones…
Por la tarde Maria le pregunta si quería casarse con ella.
Nuevamente la respuesta es: "me da igual". No hay en él
"si" o "no". Pareciera que nada tiene sentido, nada le importa lo
suficiente como para jugarse en una decisión personal
única y responsable. Maria lo ama y se lo dice; él
ciertamente no la quiere y lo dice. Para él, el matrimonio no es
cosa seria. Pero si ella desea casarse él lo haría
cuando ella lo disponga.
Cena en lo de Celeste, una extraña mujercita se
sentó a su mesa, pidió la cena y extrajo una
revista
radiofónica en la que marco las emisiones. Esto le llamo
la atención a Meursault. Por ello al salir
ella, él como no tenia nada que hacer, salio
también y la siguió. Termino por perderla entonces,
volvió a su casa, encuentra a Salamano desolado por la
perdida de su perro. Habla con él, lo escucha, se aburre
pero como no tiene nada que hacer, ni sentía sueño,
se queda con su vecino. No es el afecto ni la preocupación
del otro lo que lo hacen quedar con Salamano. Sólo el
poder dejar
pasar las horas.
Capitulo VI
Llego el domingo. Raymond, Maria y él marchan hacia la
cabaña de la playa de Masson. Al salir, enfrente
había un grupo de
árabes, entre ellos estaba el hermano de la joven a la que
Raymond golpeo. Sin embargo, no les dieron importancia. Siguieron
su camino. Se bañan, almuerzan y luego los tres hombres
salen a caminar. Se cruzan con dos árabes, que vienen tras
Raymond a vengar la paliza que le dio a su amante. Raymond es
herido. Lo llevan a un medico. Nuevamente vuelve a salir con
Meursault y se encuentra otra vez con los árabes Raymond
saca un arma pero no la dispara. Meursault se la pide. Regresan,
pero él no quiere encontrarse con las mujeres y decide
seguir caminando. El sol le
molestaba, el calor lo sofocaba. Encuentra al árabe que
hirió a Raymond, le muestra su
cuchillo y él dispara. Meursault comprende que
destruyó el equilibrio del
día. Por primera vez un domingo fue diferente para
él. Había sido feliz. Disparo cuatro veces
más sobre el cuerpo y reconoce que así llama a la
puerta de la desgracia.
Capitulo I
Es llevado a un juez de instrucción e interrogado. No
había escogido abogado, le envían uno. El abogado
decide ayudarlo, pero Meursault, absolutamente sincero le afirma
que perdió la costumbre de interrogarse, de reflexionar.
Todo porque su abogado le pregunto si sintió dolor el
día del entierro de su madre. Los instructores saben de
las muestras de insensibilidad de ese día y harán
hincapié en ello el día del juicio. El abogado no
logró convencerlo de decir que ese día había
reprimido sus sentimientos naturales. Al poco tiempo, compadece
nuevamente ante el juez. El juez buscaba el arrepentimiento de
él, pero ni siquiera ante el crucifijo, se
conmovió. Afirma no creer y más que culpable o
arrepentido se confiesa aburrido.
Las visitas del juez continuaron, pero él no le prestaba
atención, estaba cansado de contar siempre lo
mismo.
Capitulo II
Maria lo visita por primera y única vez ya que se lo
prohibían por no ser su mujer.
Allí comienza a sentir que esta prisionero.
Aquí describe las sensaciones que siente en la
prisión: la falta de una mujer, la prohibición de
fumar, la falta de libertad. Reflexiona sobre el paso del tiempo
estando encerrado. Por primera vez, algo parece importarle. Es el
castigo, pero, confiesa no sentirse desgraciado. El único
problema era matar el tiempo y para ello comenzó a
recordar. Así terminó por no aburrirse.
Confiesa que con las horas de sueño, los recuerdos,
la lectura de
una historia seca y la alternancia de la luz y la sombra
discurrió el tiempo. Habían pasado cinco
meses.
Capitulo III
Comienza su juicio. El abogado le informa que no es el más
importante porque hay otro caso: homicidio. Este
último concentró la atención de los
periodistas, por ello hay mucha gente. Al entrar al juzgado le da
la sensación de estar en un club. Todos se conocen, se
saludan; él se siente un intruso, pero está
tranquilo. Hasta que escucha los nombres de los testigos: el
director y el conserje del asilo, Raymond, Massou, Salamano,
Maria. Comienza a ser interrogado por el fiscal que
hace hincapié en el tema de la madre, porque la
llevó al asilo… Luego se les toma testimonio al
director y al conserje del asilo. Ambos hablaron de su
negación a ver el cuerpo, que no lloró, que se fue
inmediatamente después del entierro sin recogerse ante su
tumba, ni siquiera sabía la edad de su madre. El fiscal
ante estas respuestas experimento una sensación de
triunfo. Meursault se da cuenta que las cosas no van resultando a
su favor porque no soló se lo juzga por su crimen sino
también por no haber sido un buen hijo. Maria, Massou,
Raymond, testimoniaron destacando sus cualidades, pero el fiscal
se mantuvo en la misma línea: desacreditarlo.
Capitulo IV
Continúa el Juicio. El protagonista siente que se habla
más de él que de su crimen. Se realizan los
alegatos del fiscal y el abogado defensor. El fiscal insiste en
que jamás lamentó haber asesinado al árabe.
Meursault piensa que él jamás lamentó nada
verdaderamente. Cuando el presidente del tribunal le pregunta si
desea decir algo, expresa que no tuvo intención de matar
al árabe, que todo fue por causa del sol. Todos rieron en
la sala. El alegato del abogado defensor fue menos efusivo. El
tribunal se retira de la sala. Delibera. Regresa y se da la
sentencia: culpable de asesinato. Sería decapitado en una
plaza pública y en nombre del pueblo
francés.
Capitulo V
Por tercera vez se niega a recibir al capellán, no tiene
deseos de hablar.
Tan solo piensa en las posibilidades que se le presentan para
volver a la libertad, pero se focaliza sobre todo en dos cosas:
el alba y su petición de indulto. Paso sus noches
esperando esa alba en la que lo ejecutarían. Cuando el
amanecer pasaba y seguía vivo, reflexionaba sobre el
indulto. Deseaba obtenerlo pero también se imaginaba que
la petición era rechazada y todo volvía a
comenzar.
Finalmente el capellán entra en su celda e intenta
explicarle porque necesita el consuelo de Dios. Él, sigue
firme en su incredulidad y sostiene que todos estamos condenados
a muerte, por lo
que ese consuelo no tiene sentido, llega a molestarse mucho y a
tomar al sacerdote por el cuello. Intervienen los guardias. El
capellán lloró por él. Meursault
recuperó la calma cuando éste se fue. Agotado, se
dejo dormir. En el límite de la noche, las sirenas
sonaron. Anunciaban su ejecución. Por primera vez,
pensó en su mamá y se abrió "a la tierra
indiferencia del mundo". Deseaba la presencia de muchos
espectadores que lo acogieran con gritos de odio.
Queda claro que a todos siempre les llamó la
atención la conducta, el
proceder de Meursault. A su jefe cuando le ofrece trasladarlo a
Paris y no se alegra. A Maria el hecho de que al día
siguiente al entierro de su madre, vaya a bañarse, la
invite al cine… Al director y al conserje que no llore no
quiera ver el cuerpo de su madre… Todas actitudes que
denotan indiferencia, insensibilidad, desamor.
Meursault es el fin reflejo del aburrimiento, la decidía,
el absurdo. Todo su proceder es casi inhumano. Parece aceptar la
vida, el devenir como algo automático. La cotidianidad lo
va socavando en su humanidad, en su dignidad. Su descreimiento,
su falta de arrepentimiento, la carencia de valores todo en
él, es un despropósito. El fiscal exploto al
máximo sus errores para obtener la condena.
Más que el crimen, su propia vida fue la razón de
su ejecución.
Autor:
Gabriel Sacco