Indice
1.
Introducción
2. El debate posmoderno, como modo de
pensar
3. La
mundialización-globalización, como
contexto
4. Latinoamérica,
como lugar de encuentro y posibilidad
5.
Bibliografía
Todas las épocas o periodos de la historia de la humanidad han
sido marcados por una doble toma de conciencia: una
con respecto al pasado inmediato que las ha forjado y otras con
respecto al futuro que está por construirse.
Con este presupuesto,
pretendemos dar paso a un tema de gran importancia en nuestra
época actual. En el marco del "Debate
Posmoderno" queremos ofrecer una visión sobre el impacto
cultural que ha generado el fenómeno de la
Mundialización-Globalización en el mundo y más
específicamente en el contexto de Latinoamérica. Dicho fenómeno tiene
sus raíces en el pasado y su visión en el
futuro.
Con frecuencia, se habla de la crisis europea
e inclusive hay quienes se refieren a ella como la crisis de la
civilización occidental. En general el mundo
contemporáneo se nos presenta a diario en medio de
tensiones políticas,
económicas y militares, a través de luchas de
liberación nacional y de pugnas de estrategias por
la hegemonía del poder
mundial.
Como parte de este proceso de
agitación individual y obedeciendo a causas
históricas y culturales, irrumpe el grupo de
países asiáticos, africanos y latinoamericanos
identificados por la denominación de países de
Tercer Mundo o Países No Alineados, como para significar
por encima de las muchas diferencias, y de las características y condiciones propias de
cada uno de los países una vocación
histórica de reafirmación nacional frente al
predominio de los países desarrollados.
Una crisis histórica y cultural se dio en el siglo XV con
el Renacimiento,
otra se produce en el siglo XX con la emergencia de nuevas
sociedades y
con los signos de limitación del racionalismo
europeo. Con el Renacimiento
surge el antropocentrismo y el nuevo humanismo que
hace del hombre el
sujeto más importante de toda acción y
reflexión. La conciencia del hombre moderno trataba de
sustituir los valores
místicos y teológicos de la Edad Media por
el nuevo de la razón.
En el siglo XX la crisis histórica y cultural se presenta
ante las contradicciones del sistema
capitalista y un aparente agotamiento del racionalismo moderno.
Una nueva situación parece surgir con el neocapitalismo,
en primer lugar, y la conciencia de las nuevas sociedades
emergentes, por la otra.
El tema central de este trabajo es el impacto cultural que ha
generado la Mundialización-Globalización en el
mundo y de manera muy especial, en el escenario de América
Latina. Su presencia resalta o subyace, explícita o
implícita, a lo largo de esta introducción y de esta investigación. Su desarrollo lo
asumimos, en esta ocasión, a través de tres escenas
fundamentales: El Debate Posmoderno, como modo de pensar, La
Mundialización-Globalización, como contexto y
Latinoamérica, como lugar de encuentro y posibilidad.
Cabe aclarar que no pretendemos enaltecer estos fenómenos
ni tampoco satanizarlos, simplemente nuestro análisis está enfocado a mostrar los
diferentes puntos de vista desde los cuales se pueden mirar,
según los diferentes críticos y estudios del tema.
Como tampoco es de nuestro interés
agotar las posibilidades de reflexión que este problema
antropológico nos plantea, quizás sea sencillamente
un acercamiento tímido y escueto, a una crisis
histórica y a una posibilidad humana.
Tal vez las preguntas y los cuestionamientos, al finalizar este
trabajo sean mayores que los que podamos tener al inicio de este,
no importa, será nuevamente una posibilidad más de
volver sobre nosotros mismos y reflexionar sobre la posibilidad
de pensar y vivir en una aldea global, que tiene como mayor
fortaleza, no la unidad sino la diversidad.
2. El debate posmoderno,
como modo de pensar
Posmodernidad Y Modernidad Del
Mundo Hacia
América
Latina
- Posmodernismo y Modernismo
La forma de pensar que hoy empieza a imponerse en este
nuevo milenio podría clasificarse como una nueva
conciencia posmoderna, de acuerdo con el sentido más
extendido de Posmodernidad.
Este movimiento
apareció primero en el mundo del Arte, más
concretamente en el campo de la arquitectura. Los
criterios por los cuales se rige es el juicio estético, es
decir, que son las directrices que generan el pensamiento de
los hombres actuales. Sus manifestaciones pueden apreciarse en la
vida cotidiana, en la moral, en
la política e
incluso en la
ciencia.
La Posmodernidad como idea surge contrastando con la
categoría de la modernidad, concebida en los
términos de etapa histórica llena de fe en
progreso, en los valores de la
razón y la tecnoindustria, de la erradicación de
las trabas para la superación humana, una fase de gran
desarrollo del gran capital, pero
también de una utopía socialista. Esto procesos
socioeconómicos encaminan a una sociedad como la
de América Latina a construir proyectos
culturales que intentarían renovar las prácticas
simbólicas con un sentido experimental.
La modernidad alude al proceso de la humanidad durante los
últimos siglos, encaminando grandes transformaciones en el
mundo a través de un progreso evolutivo, en medio de una
universalidad en la historia que busca un nivel de vida mejor y
de una unidad entre los pueblos y el optimismo de frente a la
eficiencia de
la ciencia. La
razón de la modernidad es señalar un instrumento
para la liberación del hombre y su búsqueda del
valor de la
democracia.
Habermas, define la modernidad como proyecto de
la
Ilustración que asume la idea de progreso como su
paradigma
fundamental. Esta idea de progreso implica el optimismo
lógico de la creencia en el desarrollo infinito de la
razón, lo mejor de la vida humana.
La modernidad nació de la integración del mundo clásico pero
superándolo a la vez; "por ello la idea de progreso lleva
implícita la de evolución, de superación, lo cual
nos conduce a la convicción de que lo nuevo siempre es
mejor y lo último mejor que lo primero." Una de las
primera expresiones de esto es Francia, esta
manifestación comenzó en 1769, y trato sobre
pintura y
escultura, esto luego influyó en los productos de
la industria. Su
continuidad se dio hasta mediados del siglo XIX en donde se
internacionalizan; en el siglo XX los Americanos toman el
protagonismo del progreso, hasta que esta idea comienza a
desilusionar, este criterio se presentara probablemente en los
países tercermundistas en este nuevo siglo.
Si la modernidad consagra como valor lo "último"
¿cómo podremos definir Posmodernidad? la mejor
forma de definirla, es decir que la Posmodernidad es lo que
está después de lo último, la modernidad.
Los modelos
modernos a la hora de concebir evoluciones sociales son
historicidad, esto se presenta desde la modernidad, hasta los
inicios de la dialéctica de Hegel, que
siempre nos invitan a pensar en un final feliz. Pues bien, sea
porque ese final ya ha llegado a su fin, o porque no puede
llegar, o porque nos cansamos de esperar que llegara, el mundo ha
tomado un nuevo paradigma sociocultural, esto nos lleva a
caracterizar esa situación como un paso más
adelante, que se denomina Posmodernidad.
Habermas, deja servida una polémica en la que defiende el
fin de la modernidad y los que opinan que el proyecto moderno
aún no esta agotado. Lo cierto es que hay un cambio en los
distintos ámbitos, estos son: lo político, lo
social, lo económico e industrial. Estos síntomas
culturales nos permite hablar de una nueva conciencia, de una
"Conciencia Posmoderna."
- Categorías Sociológicas.
Queremos comenzar con una pregunta ¿Qué es
el individuo?, el momento actual que vivimos es la consecuencia
actual de la desaparición de la persona, en el
sentido de Descartes como
sujeto lógico, esto debido a las políticas
contractualistas y en la perdida del ser como ser humano. Prueba
de ello es que en la política no se lucha por ideales sino
por sectores del electorado hasta el extremo de que en los
partidos no hay diferencias ideológicas. La persona en
sentido moderno, se afirma en oposición a los otros, y en
relación dialéctica construida con las leyes que rigen
el destino de los estados, dando posibilidad a la violencia y a
la trasgresión de la ley.
El individúo, hoy no vive en la creación del
consenso sobre la normalidad, está dado como un hombre que
se dedica a vivir de la estadística y a copiar sin buscar ser el
mismo. No es que sea el final del sujeto en sentido
apocalíptico, sino que ese ideal de modernidad, al igual
que el de progreso, ya ha sido realizado. La persona hoy sigue
funcionando al igual que la sociedad sigue progresando, pero es
dado por su propia dinámica y no como una idea de
solución a un proyecto que nos diera una luz clara para
donde seguir.
Ya no se puede hablar de una acción social responsable,
sino más exactamente de acontecimientos
estadísticos. El ideal de persona es la propia conquista
de su liberación; se puede decir que hoy en día esa
liberación está concluida, se ha alcanzado la
máxima expresión en: liberación de las
ciencias
políticas, la liberación sexual, la
"liberación de los niños",
"la liberación de la conciencia", y de todas las
artes.
Después de esto no nos queda sino una figura de la
sociedad bastante deforme, puesto que todos los limites se han
rebasados sin encontrar donde detenerse, es ya una
anomalía de sociedad.
Es evidente que el traspaso de los límites es
dado por un exceso de conformismo que se traduce en un
hiperdimensionismo tan saturado como vacío, en donde se ha
extraviado la esencia de lo social y del cuerpo. Ya no hay
límites, es como si el cuerpo quisiera engullir el medio.
Esta sobre dimensión no solo afecta a las persona sino que
afecta a en su raíz a la sociedad cultural. Es traducido
en un mundo sin limites en la información, en los servicio de
bienes.
Curiosamente esta disponibilidad infinita conduce a un estado
característico de nuestra cultura: el
aburrimiento, y no precisamente el aburrimiento romántico
sino al aburrimiento integral al que se llega por el hecho de
poder hacerlo todo, por el hecho de haber recorrido todo espacio
que ocupa un proyecto voluntario; se podría decir hoy es
una acción sin destino. Ese ocuparnos de las cosas sin
responsabilizarnos de ellas es lo que nos conduce a crecer
desaforadamente y a no satisfacernos de todo lo que conseguimos.
A esto hay que sumarle la falta de proyectos, estado
característico de la desilusión que no lleva al
aburrimiento.
La consecuencia primordial es el terror y el terror es la
consecuencia de la superación por medios
violentos, esto nos encamina a una revolución
que tiene sentido en el mundo moderno; el terror es más
violento que la violencia como efecto total, esto es dado gracia
a una anomalía, fundamentada en una libertad sin
limites, que nos conduce a una arbitrariedad absoluta en donde no
hay iguales y nos deja sin proyecto de sociedad.
Todos somos rehenes de nuestro destino, ese destino no
está en nuestras manos sino que está en manos de
nuestro sistema que se basa en la manipulación. La
dialéctica del esclavo ha sido cambiada por la del
rehén, esta es un relación que se fundamenta en el
chantaje.
Es triste decir, que lo obsceno en la Posmodernidad es no saber
donde ni cuales son los límites y seguir
excediéndolos. Lo sexual se traduce a lo
pornográfico. Cuando excedemos los limites aparece lo
obsceno como una figura social; con la desaparición de
escena ya no hay espectadores, ni actores, sino mirones, ya no
hay realidad sino apariencia, ya no hay valor de uso y valor de
cambio, el valor de uso fue una ilusión de la modernidad;
hoy sabemos que no hay más que simples y eternos
intercambios. Es un revuelto de todo: política, sexo, arte,
ciencia, deporte,
dialéctica, pero todo dado para que produzca un
rendimiento o un interés particular. La trasgresión
llego hasta la verdad.
Nuestra realidad social como un escenario, nos mantiene en una
ilusión, dejándonos involucrar de los distintos
ámbitos pero sin participar de ellos. Es como si
desapareciera la quimera y rigiera la desilusión, esta
característica es la base de nuestra cultura moderna.
Aparece en la escena un consumismo desaforado, basado en el
placer desordenado y en definitiva el culto a las apariencias
como única forma posible de realidad, es el juego infinito
de las apariencias y del culto al cuerpo, convirtiéndonos
en cosas y además desechables o reemplazables, sin tomar
en cuenta la destrucción del ser. Esto lo acompaña
la falta de memoria, en
donde nos fundamentamos para olvidar fácilmente nuestros
compromisos, tanto con la sociedad, como con las personas.
Otro gran problema, es la valoración de la
información, porque no hay referencia para ello, lo
único que cuenta es la rapidez de los procesos. Esta
rapidez vertiginosa con que la información se distribuye
afecta a todos los ámbitos de la vida y es lo que a hecho
concebir una estética de la velocidad. Es
probable que la velocidad no nos lleve a ningún destino, y
nos guié a una era del vacío. En fin en esta
época todo vale, pero es entonces cuando realmente se
puede decir que nada vale realmente, es la era de lo "light", se
terminó la era del ser para comenzar la era del
estar.
- La Posmodernidad como Conciencia
Este planteamiento que nos hace esta nueva era, es de
una manera particular de pensar. Su principal
característica es la del pensamiento fragmentado y no
fuerte, es decir, un subjetivismo integral. El debilitamiento del
ser necesariamente nos conduce a un debilitamiento del pensar,
como consecuencia de esto se fortalecen las estructuras
retóricas del pensar en detrimento, de las estructuras del
rumiar. El utilitarismo se convierte en el único criterio
valido para regir nuestra vida.
Desaparece la razón y comienza el juego de las fachadas.
Es la era de la seducción y en ella no se encuentra
ningún fundamento de la verdad, es decir reina las
apariencias, la fascinación, y el juego de manipular al
otro y nunca dejar determinar nada. Lo femenino como un arma de
seducción. El destino que la razón había
definido en todos los campos ha sido sustituido por la
seducción; hoy es el único reto y sus huellas
pueden encontrarse en los distintos ámbitos de la vida.
Cada vez lo más estético es el único
criterio, pero es que lo estético no convence, como la
razón, lo estético solamente seduce.
En la ciencia también es dura la posición del
pensamiento, puesto que se a colocado como manifiesto esta forma
de pensar. El desorden que caracteriza el mundo de hoy abarca
también la materia
física.
El universo
mecanicista (de Descartes) ha dejado el paso a un universo mucho
más estable. Retomar las teorías
del albur y creer que si algo pierde su equilibrio
causara un daño descomunal e irreparable. Los sistemas cerrados
desaparecen abriendo un espacio a los sistemas que
interactúan unos con los otros, dando como resultado la
impredecibilidad de los sucesos.
La razón moderna converge en la idea de lo absoluto, ese
absoluto que, al modo hegeliano, está al final de todo
proceso de desarrollo y que puede ser considerado como dios, como
verdad última, como sociedad civil,
etc. Muerto el absoluto no quedad sitio para la razón,
solo para la sinrazón; por eso, cada suceso ya no tiene
sentido y se convierte en un evento puro, sin secuelas. Es el
desvanecimiento del sentido, el sentido es el sin
sentido.
3. La
mundialización-globalización, como
contexto
El concepto de
"Mundialización" es sin duda uno de los que siguen
suscitando actualmente los debates más vivos y
contradictorios. Aceptado por algunos como una realidad
ineludible o incluso natural de nuestro tiempo,
denigrado por otros porque lo entienden como una
uniformización del mundo impuesta por la única
verdadera potencia
actual, Estados
Unidos.Hoy por hoy, es en el campo económico donde
principalmente el fenómeno de la Mundialización
aparece como más patente, y una forma de sus marcas
visibles es la desregulación económica y
financiera que no cesa de afectar a los países pobres,
empobreciéndolos todavía más. Existen
súper industrias
y multinacionales de toda clase que se han liberado desde
hace decenios de la tutela de Estados y constituyen,
actualmente, un poder gigantesco en el que más de un
Estado debe contemporizar.
Es cierto que la gran potencia económica sigue siendo
Estados Unidos y la Mundialización aparece claramente
según sus detractores, como una especie de
americanización del mundo, pues ante otros
países pretende imponer su modelo
social, su visión del mundo y su lengua, es
decir, se intenta sustituir al otro a través de la
cultura. La Mundialización entendida como una
americanización del globo aspira, por un lado, a la
hegemonía económica y por el otro a la
hegemonía política, llamada comúnmente
como imperialismo americano.- Aproximación al concepto
Sin embargo, dicha hegemonía se realiza
también en el terreno cultural. Puesto que no es
necesario demostrar la importancia de la lengua inglesa en
las relaciones
internacionales, el ingles se sigue convirtiendo en la
lengua común de los cinco continentes.
Este simple hecho pone de manifiesto que la
mundialización afecta íntimamente la
cuestión intercultural. Más que los siglos
anteriores, el siglo XX ha visto establecerse la
mundialización, que pone en contacto culturas muy
distintas. La diversidad cultural está sometida a la
dinámica de está mundialización que
algunos acusan de uniformización. Asistimos a un
continuo movimiento de difusión de los modelos de
producción y consumo a
escala
planetaria, ligada a mundialización de las
tecnologías e intercambios, además de unas
profundas mutaciones económicas, sociales y culturales
que conllevan un replanteamiento de los modelos de
integración social. - Mundialización y Cultura
La globalización, se entiende como la
apertura y la puesta en comunicación de sistemas diversos que
adquieren de esta manera nuevas propiedades emergentes y que
pueden alcanzar a veces una dimensión planetaria. Es
la sociedad abierta y global. No se trata solamente de
apertura de sistemas económicos a los cuales el
término de globalización se refiere casi
siempre en la actualidad, sino también de sistemas
políticos, culturales, sociales, científicos y
tecnológicos, genéticos y ecológicos.
La
globalización no es nueva en la historia de la
humanidad, siempre se ha producido, con consecuencias
comparables, a cuando ha habido grandes e imprevistos
avances
tecnológicos en el campo de las comunicaciones y del desarrollo de la
industria, la economía, la política y todo lo
que gira en torno al
avance de la sociedad.
El término globalización se refiere a una
intensificación sin precedentes y una
aceleración de un flujo cada vez mayor de las
comunicaciones y el movimiento de gente, tecnología, dinero,
bienes, imágenes e ideas a través de las
fronteras nacionales. Esta interacción más
allá de las fronteras vincula –de hecho o
potencialmente– a individuos, organizaciones, países y culturas. Sin
embargo, la interdependencia que resulta de esos
vínculos es frecuentemente asimétrica.
En su sentido más pleno, la globalización es un
proceso que surge de dos desarrollos históricos
mutuamente conexos. Uno es el avance en las
tecnologías de las comunicaciones, la
información y el transporte. El otro es la
implementación de políticas liberales y la
apertura de mercados
locales al flujo internacional de bienes, servicios,
tecnología y, en especial, de capital. Estos son
desarrollos polifacéticos, que involucran actividades
económicas, ecológicas, socioculturales y
políticas interconexas que penetran todas las esferas
de la vida diaria.
Max Weber
señala una visión que se haya trascendida por
procesos mayores y más globalizadores, bajo cuya
dinámica se formó en Occidente, en los
últimos dos siglos, el tipo de sociedad moderna,
característica de los países de Europa
Occidental y Estados Unidos.
El motor del
actual proceso de globalización es la globalización económica.
Entenderemos mejor esta economía global en su contexto
histórico. La ola actual de globalización
económica es fundamentalmente distinta de la primera
ola que ocurrió aproximadamente entre 1870 y 1914.
Durante aquel primer período, la reducción de
barreras en las transacciones internacionales condujo
primariamente a mayores intercambios de artículos y
productos.
En este segundo y actual período, más
allá del aumento de los intercambios, la
globalización económica desemboca en una mayor
articulación entre las economías nacionales de
mercado.
Se da a través del crecimiento de la inversión extranjera directa, el
aumento de empresas de
responsabilidad compartida, y la
integración sin precedentes de los mercados
financieros internacionales. Con el mayor flujo de
información (comercio
electrónico), este mercado de
capitales goza de tal apertura que le permite operar
más allá de las regulaciones nacionales. El
aumento de capital de corto plazo dentro del flujo global de
capital internacional genera mayores posibilidades de
inestabilidad económica y social (por ejemplo, la
crisis asiática).
La decisión de abrir el mercado nacional y local, por
parte de quienes definen las políticas
gubernamentales, se implementa a través de
políticas fiscales (sobre el presupuesto, la tasa de
cambio y los impuestos).
Históricamente, los gobiernos que sufren una escasez
crítica de capital financiero se han visto en la
necesidad de tomar tales medidas, debido a los
condicionamientos que las instituciones financieras bilaterales y
multilaterales ponen a sus préstamos.
Tales condiciones llamadas "políticas de ajuste
estructural económico" han exigido que los gobiernos
adopten políticas fiscales asociadas con la
globalización. Pero si esas políticas de ajuste
estructural no van acompañadas de políticas
sociales apropiadas (alivio a la pobreza,
cuidado de la salud, educación) llevan con frecuencia a
excluir a los pobres de los beneficios del crecimiento
económico e incluso a su mayor
empobrecimiento.
Más aún, junto con la mayor apertura en el
flujo de bienes y capital, vemos contradicciones en las
políticas nacionales de países industrializados
que promueven la globalización. Por ejemplo, las
políticas de migración de muchos países, que
restringen el movimiento poblacional a través de la
frontera, son contrarias a la creciente liberalización
del mercado de capital financiero, bienes y servicios.
Además, algunas políticas nacionales protegen
el empleo
doméstico mediante medidas que favorecen productos que
ya no resultan competitivos a nivel internacional. - Globalización
- Globalización y Cultura
En nuestro tiempo existe una conciencia creciente de la
interdependencia de todos los pueblos en una herencia
común. La globalización de la economía y de
la sociedad avanza a ritmo acelerado, impelida por el desarrollo
en los campos de la tecnología, la
comunicación y la empresa.
Aunque este fenómeno pueda comportar muchos beneficios,
puede ocasionar también injusticias a escala masiva:
programas de
ajuste económico y fuerzas de mercado, desentendidos de su
consecuente impacto social, especialmente sobre los pobres;
"modernización" homogeneizante de culturas en formas que
destruyen culturas y valores tradicionales; creciente desigualdad
entre naciones y –dentro de una misma nación– entre ricos y pobres, entre
poderosos y marginados. En justicia
debemos oponernos a todo eso, trabajando por construir un orden
social basado en genuina solidaridad,
donde todos puedan ocupar el puesto a que tienen derecho en el
banquete del Reino.
(Congregación General XXXIV, Decreto 3, numeral 7).
La Compañía de Jesús ha reconocido que la
globalización es un proceso dinámico de resultados
ambivalentes: puede aumentar el potencial para un desarrollo
humano más amplio y puede también empobrecer al
pueblo en una escala masiva. La gente tiene la vivencia de la
globalización desde diversas perspectivas, con
comprensiones y juicios diversificados. Algunos mantienen
expectativas eufóricas de prosperidad (como se
expresó, por ejemplo, en el Foro Económico Mundial de
Davos). Otros ven este proceso con pesimismo, como el causante de
todos los males sociales (como, por ejemplo, las organizaciones
que protestaron contra la existencia de la
Organización Mundial del Comercio, en
Seattle).
El rechazo a la globalización surge con frecuencia de la
preocupación de que las culturas locales queden malogradas
por los valores occidentales asociados a la expansión de
las políticas de libre mercado. La gente percibe la
globalización como la imposición de una forma ajena
de vida y se siente impotente al no tener ninguna voz en las
decisiones sobre políticas. Cuando la frustración
pesa más que la esperanza de desarrollo humano, la
globalización aumenta el potencial de tensiones sociales.
Si las políticas económicas no toman en cuenta las
fuentes de
tales tensiones sociales, corren el riesgo de
exacerbarlas.
Por otra parte, la globalización puede también
despertar un sentido contrapuesto de potencial hacia nuevas
formas de ejercer la libertad y la responsabilidad para mejorar
las condiciones materiales de
vida. Más aún, la gente va tomando conciencia de
que, con este potencial, emerge en su vida cotidiana algo
así como una identidad
global, que coexiste de alguna manera con su cultura local. De
ahí, la necesidad de entender la globalización en
relación a las culturas locales.
Pero además, la globalización es desigual tanto en
la manera en que influye sobre las culturas locales como en la
manera en que queda afectada por su encuentro con cada cultura
local. Es desigual porque los procesos ocurren en cada
país a velocidades distintas y porque hay también
variación en el rango y profundidad de su influencia.
Queda afectada por cuanto, al tiempo que impacta a la gente,
queda a la vez moldeada por ella, tanto si la respuesta es reacia
como si es receptiva.
Carlos Marx,
describe en un reportaje sobre "los futuros resultados del
dominio
británico en la India".
"Inglaterra tiene
en la India una doble misión que
cumplir: una destructiva y otra renovadora la destrucción
del antiguo orden social asiático y la creación de
las bases materiales de un ordenamiento social occidental en
Asia.
Típico en la primera constatación es una
comparación entre el Informe Pearson y
la declaración aprobada en diciembre de 1980 sobre
"estrategia
internacional de desarrollo para la tercera década de
desarrollo de las Naciones Unidas".
Pese a que la Comisión Pearson estaba integrada por
especialistas y banqueros occidentales, y a que el documento de
NN UU fue elaborado con la participación mayoritaria de
representantes de estados del Tercer Mundo, ambos documentos
reflejan en sus bases ideológicas el mismo objetivo:
crecimiento cuantitativo orientado hacia la creación de
una moderna sociedad industrial. Los aspectos socio-culturales se
mencionan en el número 42 solo en una frase subordinada,
pero en el "Informe de la Comisión Norte-Sur", en la que
estaban representadas personalidades destacadas de Norte y Sur,
no se los menciona, salvo en la introducción del
presidente de la comisión, Willy Brandt.
Otro aspecto que es bueno señalar sobre los efectos de la
globalización, es el de los campesinos mayas en Chiapas,
México,
son caracterizados como no productivos porque rinden sólo
dos toneladas de maíz por
acre. Sin embargo, la producción de alimentos
completa es de 20 toneladas por acre cuando se consideran
también sus frijoles y sus calabacitas, sus verduras y los
árboles
frutales.
En Java
pequeños agricultores cultivan 607 especies en los
jardines de sus casas. En el África Sub- Sahariana las
mujeres cultivan 120 plantas
diferentes, un solo jardín hogareño en Tailandia
tiene 230 especies y los jardines africanos contienen más
de 60 especies de árboles. Las familias rurales en el
Congo comen hojas de más de 50 especies diferentes de
árboles de sus parcelas.
Un estudio en Nigeria oriental vino a descubrir que las huertas
hogareñas ocupaban solamente el 2 % de la tierra
cultivable del grupo familiar y equivalían a la mitad del
total de la producción agrícola. En Indonesia el 20
% del ingreso de la familia y
el 40 % de la provisión de alimentos domésticos
proviene de huertos hogareños administrados por las
mujeres.
Mientras las mujeres y los pequeños campesinos alimentan
al mundo mediante la biodiversidad
se nos dice insistentemente que sin ingeniería
genética y sin globalización de la agricultura el
mundo se morirá de hambre. En contra de toda la evidencia
empírica que muestra que la
ingeniería genética
no produce más alimentos y en los hechos a menudo lleva
una declinación productiva, se promueve constantemente
como la única alternativa a nuestro alcance para alimentar
a los hambrientos. Es por eso que preguntamos,
¿Quién alimenta al mundo? la
industrialización y la ingeniería genética
de los alimentos y la globalización del comercio en la
agricultura son recetas para crear hambre, no para alimentar al
pobre.
En vez de reconocer que los intereses comerciales se construyen
sobre la naturaleza y la
contribución de otras culturas, la ley global ha elevado a
los altares el mito
patriarcal de la creación de nuevos derechos de propiedad
sobre las formas de la vida, del mismo modo como el colonialismo
usó el mito del descubrimiento como base para hacerse de
las tierras de otros como colonias.
La economía global de libre mercado ha llegado a ser una
amenaza a la sustentabilidad, y la misma sobre vivencia de los
pobres y de las demás especies está en juego, no
como un efecto lateral o como una excepción, sino de un
modo sistemático a través de la
reestructuración de nuestra visión del mundo desde
sus bases más fundamentales. La sustentabilidad, la
donación y la supervivencia han sido puestas fuera de la
ley económica en nombre del la competitividad
y de la eficiencia del mercado.
La búsqueda de la satisfacción de las necesidades
básicas fortalece la identidad cultural, ya que la
reorientación de los vínculos económicos
exteriores hacia una producción para el consumo interno se
vincula al esfuerzo y la preocupación por lograr la
cohesión social interna y el bienestar común.
La durabilidad de este planteamiento debe atribuirse a la
posición asumida por los gobiernos de los países en
desarrollo en relación con su propia tradición e
historia, e incluso con una gran parte de su propia población, una relación que
está impregnada de una visión idealizada, orientada
según las tendencias de desarrollo occidentales. Esto se
debe también a las instituciones de desarrollo de los
países industriales occidentales, "que están
más interesados en la realización y la
aplicación técnica para alcanzar éxitos que
en los valores culturales, las tradiciones y los
diagnósticos etnológicos, los que no se quiere
preservar o movilizar para nuevos desarrollos, sino
superar".
Página siguiente |