Introducción:
La Revolución
Inglesa *
La Revolucion Industrial *
La Revolución
Americána (Norteamericána) *
La Revolución
Francesa *
Las ideas *
Antecedentes: Antiguo Régimen *
La Revolucion *
Conclusiones *
En el presente trabajo
describiré primero cada una de las revoluciones, agregando
a su final una pequeña conclusión
peronal.
Mi objetivo
será el de buscar las características principales de cada una de
ellas, sus causas y consecuencias; sus posibles relaciones y
diferencias, etc.
Desarrolaré de manera más amplia
tanto la Revolución
Inglesa, como la Americana, ya que son las que más
importantes considero debido a los cambios materiales
(entendidos tambien como sociales y culturales) que les han
sucedido.
No trataré a las revoluciones de manera
igual, debido a que en algunas seré mas descriptivo y en
otras un poco más crítico por razones cognocitivas
que el tiempo de
procesamiento de la información no me ha sido suficiente, pero
de cualquier manera e tratado de combinar los dos
elementos.
Sin más que agregar…
La Revolución
Inglesa
Este proceso de
cambio, que si
bien se agudiza entre 1642/49 (período de la Guerra Civil
inglesa), y su desarrollo
final se lo ubica entre los años 1688/89 (la llamada
Revolución
Gloriosa); sus causas pueden encontrarse en los acontecimientos
sociales, económicos, constitucionales y religiosos de
todo un siglo o más, sobre todo, en las cuestiones de
soberanía del Estado
inglés
(sustitución de la dinastía inglesa de los Tudor
por la escocesa de los Estuardo en 1603, disolución del
parlamento en 1629, etc.) y el puritanismo de la Iglesia.
Analicemos, a mi juicio, uno de los elementos mas
importantes del sistema
británico.
El Parlamento es una de las instituciones
británicas más antiguas y respetadas. Su nombre se
deriva de la palabra francesa parler (hablar) que se daba
a las reuniones del consejo del rey inglés
a mediados del siglo XIII. Su antecesor más directo fue el
consejo feudal del monarca, la curia regis, y antes de eso
el witan o witenagemot anglosajón, que era
un mecanismo desarrollado por los reyes medievales para ayudarles
a gobernar y reflejaba la idea de que un rey debería
consultar a sus súbditos.
En el siglo XIII se combinaron varios elementos que
influyeron en la evolución del Parlamento: la necesidad,
expresada en la Carta Magna
(1215), de que los impuestos fuesen
aceptados por los contribuyentes; la costumbre de convocar al
consejo real no sólo a los barones sino también a
representantes electos de las ciudades y de los condados; la
conveniencia de tratar ciertas audiencias ante una reunión
ampliada del consejo real; y el carácter de hombres como
el rey Eduardo I que entendió que podía manejar el
Parlamento para sus propios intereses.
Al principio, el Parlamento no era una
institución sino un acontecimiento. Durante la disputa
entre el rey Enrique III y sus barones, el Parlamento de Oxford
(1258) forzó a Enrique a aceptar la supremacía de
un comité de barones. El jefe de los barones, Simón
de Montfort, convocó al Parlamento a representantes de las
ciudades por primera vez en 1265. El llamado Parlamento Modelo de
Eduardo I (1295) ya tenía todos los elementos de un
Parlamento maduro: obispos y abades, pares, dos caballeros de
cada condado y representantes de cada ciudad.
En el siglo XIV el Parlamento se dividió en dos
cámaras, consiguió controlar la legislación
impositiva, creó la inhabilitación (1376) y
supervisó las abdicaciones de Eduardo II (1327) y Ricardo
II (1399). Su importancia continuó bajo los reyes de la
Casa de Lancaster (1399-1461) pero decayó a partir de ese
momento. Volvió a crecer con el Parlamento Reformado de
Enrique VIII (1529-1536). Aunque la Cámara de los Comunes
seguía sometida a la Corona, los comunes adquirieron bajo
Enrique y sus sucesores más experiencia y confianza en
sí mismos.
Por lo cual, se puede apreciar, que el Parlamento es el
elemento por exelencia del sistéma británico; que
desde fines del siglo XIII en adelante fue adquiriendo un
carácter institucional en la vida política de los
ingleses. Ahora bien, cuando en 1603 murió la reina Isabel
I de Inglaterra sin
dejar descendientes y Jacobo subió al trono con el nombre
de Jacobo I, el primer rey Estuardo de Inglaterra; la
situación política había
cambiado: su falta de tacto con el Parlamento, debido a su idea
del derecho divino de los reyes, desembocó en un largo
conflicto, que
se agudizaría con la sucesión del trono por parte
de su segundo hijo, Carlos I.
En 1625, Carlos accedió al trono y se casó
con Enriqueta María, pero su matrimonio
provocó las iras de sus súbditos protestantes
porque la reina era católica.
Carlos creía en el derecho divino de los reyes y
en la autoridad de
la Iglesia de
Inglaterra. Estas
creencias le enfrentaron con el Parlamento, que luego
disolvió reiteradamente unas tres veces, gobernando
aproximadamente unos once años sin parlamento. Cuando las
arcas del gobierno
empezaron a vaciarce, y las necesidades tanto internas como
externas (conflictos
bélicos con Escocia, al tratar de imponer la liturgia
católica) subian cada vez más, Carlos, se
vió forzado a reunir lo que se denominó el
Parlamento Largo con el fin de recaudar fondos, pero a cambio, los
parlamentaristas le exigían ciertas garantías
políticas. Pero luego de ciertas disputas
políticas, el Parlamento se dividió
entre los que estaban a favor del rey, y los que no lo estaban,
estallando de esta manera una guerra civil
en 1642.
Dos años antes, Oliver Cromwell, había
vuelto al Parlamento luego de su retiro en 1629. Cuando
estalló la guerra civil
en 1642, reunió un regimiento de caballería, para
combatir en favor de la causa parlamentaria. Con este contingente
logró un gran prestigio como militar durante la primera
fase de la guerra.
Cuando las infructuosas negociaciones con el rey Carlos
I dividieron a los vencedores, Cromwell optó por la
facción del ejército que defendía la
tolerancia
religiosa, en contra de los intransigentes presbiterianos del
Parlamento. El enfrentamiento entre los parlamentarios
cesó cuando el Rey escapó, se alió con los
escoceses y desencadenó de nuevo la guerra civil
en 1648. Cromwell reprimió una rebelión en Gales y
derrotó a los escoceses en Preston (agosto de 1648). De
nuevo se puso de parte del Ejército en contra del
Parlamento, que intentaba reanudar las negociaciones con Carlos.
En el mes de diciembre, autorizó la expulsión de la
oposición del Parlamento, dejando sólo a unos pocos
miembros que estaban de acuerdo con la designación de una
comisión que juzgara al Rey por
traición.
La primera tarea de Cromwell durante la
República, que fue proclamada después de la
ejecución de Carlos el 30 de enero de 1649, fue el
sometimiento de Irlanda y Escocia.
Cromwell aceptó el Instrumento de Gobierno
(diciembre de 1653), una constitución escrita establecía un
Protectorado (fórmula mixta de gobierno con
aspectos semimonarquicos y del parlamentarismo) y le nombraba
lord protector, compartiendo poderes soberanos con un nuevo
Consejo de Estado de 21
miembros. Sus principales objetivos eran
lograr un gobierno estable
y tolerancia
para todas las sectas puritanas. Se enfrentó con los
parlamentos del Protectorado, que trataban de alterar los
principios de
la Constitución escrita. En 1657 aceptó
la Humilde Petición y Consejo: petición de crear
una segunda cámara parlamentaria y potestad de nombrar a
su sucesor, pero no aceptó el título de
rey.
El éxito de Cromwell se debió a que supo
mantener la paz y la estabilidad, y a que proporcionó los
medios
necesarios para la tolerancia
religiosa de grupos no
católicos. Por ello, los judíos, que habían
sido expulsados de Inglaterra en
1290, pudieron regresar en 1655. La enérgica política exterior de
Cromwell y los éxitos del Ejército y la Armada
otorgaron a Inglaterra un
gran prestigio en el extranjero. Los ingleses, en alianza con
Francia,
arrebataron Dunkerque a España en
1658, obteniendo así una plaza fuerte en el continente
desde donde invadir Calais, ciudad que Inglaterra había
perdido hacía 100 años.
Cromwell murió el 3 de septiembre de 1658 y fue
enterrado en la abadía de Westminster. Su hijo, Richard
Cromwell, a quien nombró su sucesor, fue incapaz de
mantener el poder. En 1661
Carlos II reestablece la monarquía y dinastía
Estuardo en Gran Bretaña, manteniendo una relativa
tranquilidad luego de terminada la guerra civil.
Jacobo (hermano de Carlos II) pasó a ser lord
almirante supremo de Inglaterra. Ese mismo año se
casó con Ana Hyde, hija de Eduardo Hyde, conde de
Clarendon. En 1672, un año después de la muerte de
Ana, Jacobo anunció públicamente su
conversión a la fe católica. Al año
siguiente, el Parlamento inglés
aprobó las Test Acts, por las que los
católicos quedaban inhabilitados para el desempeño
de cargos públicos, y Jacobo dimitió como almirante
supremo. Poco después se casó con María
Beatriz de Módena, que era católica. En 1679, la
Cámara de los Comunes trató de excluir a Jacobo del
trono, sin éxito.
A la muerte de
Carlos en 1685, Jacobo se convirtió en rey. Apartó
a muchos de sus seguidores con sus severas represalias, sobre
todo como consecuencia de una serie de juicios represivos
conocidos por el nombre de 'juicios Sangrientos'. Jacobo
trató de ganarse el apoyo de los disidentes y de los
católicos en 1687, poniendo fin a las restricciones
religiosas, pero sólo consiguió aumentar las
tensiones. El nacimiento de su hijo, Jacobo Francisco Eduardo
Estuardo, el 10 de junio de 1688, pareció garantizar la
sucesión católica. Poco después, los
líderes de la oposición invitaron al yerno de
Jacobo, Guillermo de Orange, más tarde Guillermo III de
Orange, a hacerse con el trono inglés,
desencadenando así la Revolución
Gloriosa.
Guillermo obtuvo el control temporal
del gobierno, y en
febrero de 1689 les fue ofrecida, a él y a María,
la corona con la condición de que aceptaran la
Declaración de Derechos, que se
convirtió en el Bill of Rights. Dicho proyecto de
ley otorgaba
la sucesión a la hermana de María, (Ana), en caso
de que María no tuviera hijos, impedía el acceso al
trono de los católicos, garantizaba elecciones libres y
convocatorias frecuentes del Parlamento, y declaraba ilegal la
existencia de un ejército permanente en época de
paz.
La Revolución Gloriosa tuvo éxito, sin
derramamiento de sangre: el
Parlamento era soberano e Inglaterra próspera. Fue una
victoria de los principios
whig, ya que, si los católicos no podían ser
reyes, ningún monarca podía ser
absoluto.
Lo importante de todo este proceso
revolucionario se basa en el avance político (mientras
que el sistema del
continente europeo seguia siendo absolutistas, los
británicos ya tenían una monarquía
parlamentaria consolidada) en que se encuentra Gran
Bretaña a partir de finales del siglo XVII, lo cual le
dió las capacidades intelectuales para que durante todo el
siglo XIX sea la potencia
hegemónica por exelencia.
También, sembró la base
política
para que poco después se desarrolle la llamada Revolución
Industrial, que le aseguraria el trono de todo el globo por
casi un siglo.
La historia de la
urbanización tiene un punto clave de referencia
coincidiendo con lo que se ha llamado la Revolución
Industrial, es decir, aquel período en el que un
conjunto de invenciones e innovaciones conexionadas permiten
lograr una enorme aceleración de la producción de bienes y
asegurar un crecimiento
económico autosostenido, independiente de la agricultura.
Como es sabido, se inicio espontáneamente en Inglaterra y
se afianzó y convirtió en irreversible entre 1750 y
1850. Su base estaba en el desarrollo de
la industria
manufacturera, generalizando el uso de la máquina para
reducir tiempos y coste de producción.
El despegue inicial lo proporcionó la industria
algodonera, al multiplicarse fabulosamente la producción de tejidos por
introducción de telares mecánicos. Pero fue la
siderurgia la que, al revolucionar su tecnología de
producción, produjo un impacto aún
más decisivo, puesto que repercutío en todo el
desarrollo
industrial posterior y, en una buena medida, lo hizo posble. En
efecto, una cadena de perfeccionamientos en hornos y sistemas de
fundición permite obtener un hierro de alta
calidad, capaz
de sustituir ventajosamente a otros materiales
para mejorar muchas técnicas anteriores y construir nuevas
máquinas. Sólo el hierro
permitió el dearrollo del ferrocarril, que venía a
sumarse a las importantes transformaciones del transporte,
que ya habían empezado a producirse: técnicas
modernas de pavimentación de carreteras y apertura de
redes de canales.
La disminución de tiempos de desplazamiento e intercambio,
que así se hizó posible, inició la ruptura
de las nuevas dimensiones espacio-temporales y las relaciones de
dependencia entre núcleos urbanos y rurales, propias de la
sociedad
agrícola anterior.
Con posterioridad a este despegue británico, la
industrialización se difundió por otros
países de Europa y América, pasando por etapas parecidas de
aumento en la producción y repercusiones en las formas de
vida humana, especialmente en las formas de
urbanización.
Porque, efectivamente, la industrialización tuvo
repercusiones conmocionantes sobre las ciudades. En primer lugar,
porque a ellas vinieron a instalarse las fábricas y, en
segundo lugar, porque ello provocó amplios movimientos
migratorios de campesinos pobres, atraídos por el salario
industrial, para los cuales hubo que preparar acomodo. Las
ciudades atrajeron a la industria y la
industria hizo
crecer a las ciudades. Entre 1790 y 1841, Londres pasó de
1.000.000 de habitantes a 2.235.000.
Pero debe recordarse que la filosofía social
dominante era del más crudo liberalismo,
que suponía una completa aceptación del principio
de Laissez Faire.Para el famoso economista Adam Smith, no
había que producir ninguna interferencia en el desarrollo
espontáneo del sistema
económico, pues ello acrecentaba la productividad. Y
David Ricardo
sostenía que la persecución del beneficio privado "
esta admirablemente conectada con la consecución del bien
común ". Por tanto, no es extraño que todo el
proceso de
transformación de la ciudad que se produjó en
aquellos momentos se desarollase libremente, sin controles ni
directrices de ningún tipo. El crecimiento urbano,
producto de
azoras operaciones
privadas movidas por la búsqueda del máximo
provecho, tanto para la instalación de fábricas
como para la creación de barrios obreros.
El resultado fue una dislocación y una
degradación del espacio urbano anterior, así como
también una degradación del medio ambiente
circundante, de lo cual han quedado diversas clases de
testimonios dados por algunos contempráneos. Desde las
descripciones literarias de Dickens, y los análisis de Engels, se nos muestra un
panorama lacerante. Por una parte, la destrucción de
los valores de
la ciudad tradicional y la aprición de unas graves
condiciones de inhabitabilidad: contaminación de la atmósfera y del
agua,
acumulación hedionda de detritus humanos e industriales,
estrépito fabril… Por otra parte, la inacua
explotación del trabajador, con una jornada de dieciseis
horas y una " estabulación " precaria en los hacinados
slums o conglomerados de viviendas de ínfima calidad
producidos por los especuladores.
Sin embargo, hay que señalar que
simultáneamente se desarrollaba muchas veces la ciudad de
una burguesía que se enriquecía en este contexto
político-económico. Es necesario, pues, recordar
que el siglo XIX se caracteriza también por la
continuación de las operaciones de
embellecimiento interior y por la acometida de grandes
extensiones planeadas ( generalmente de acuerdo con trazados
regulares en cuadrícula ) yuxtapuestas a los cascos
urbanos antiguos. Y estos barrios nuevos ( a veces más
grande que la propia ciudad anterior ) aparecen, por su dignidad
arquitectónica y urbanística, como el contrapunto
de los barrios obreros de la ciudad industrial.
Resumiendo, podría decirse que la
iniciación del proceso de
industrialización tuvo unas repercusiones claras en las
formas de urbanización, que se han dejado sentir
más o menos intensamente y con mayor o menor prontitud, en
función de los ritmos nacionales correspondientes. Esas
repercusiones caracterizan a la ciudad industrial a finales del
siglo XIX y principios de la
actual, como una nueva forma de urbanización, en la que la
ciudad se sacrifica en gran medida a la producción
económica. Pero debemos recordar que todo lo dicho ha
estado
referido a la forma inicial de producirse la
industrialización.
La profunda importancia que tiene esta
revolución, es su temprana consecuencia: la de cambiar
materialmente hablando, las condiciones sociales y las relaciones
sociales de producción que llevaron a diversos problemas
incontenibles qué, desde una perspectiva neomarxista se
puede afirmar que sólo faltaba que la burguesia adquiera
su autonomía política para
establecerce como clase hegemónica en la sociedad, lo cual
no tardaría en gestarse… años después se
desataria la Revolución
Francesa.
La Revolución
Americána (Norteamericána)
Dígase a un estadounidense "1776" ó "4 de
julio", e inmediatamente cualquiera de estas fechas le
traerá a la memoria la
Declaración de Independencia,
cuando las 13 colonias originales se separaron de Inglaterra. El
19 de abril de 1775, 700 soldados ingleses salieron de Boston
para impedir la rebelión de los colonos mediante la toma
de un depósito de armas de estos
últimos en la vecina ciudad de Concord. En el poblado de
Lexington se enfrentaron a 70 milicianos. Alguien, nadie sabe
quién, abrió fuego, y la guerra de independencia
comenzó. Los ingleses fácilmente tomaron a
Lexington y Concord, pero a su regreso hacia Boston fueron
hostilizados por cientos de voluntarios de Massachusetts. Para
junio, 10.000 soldados coloniales habían sitiado Boston, y
los británicos se vieron forzados a evacuar la ciudad en
marzo de 1776.
En mayo de 1775, un Segundo Congreso Continental se
reunió en Philadelphia y empezó a asumir las
funciones de
gobierno nacional. Creó un ejército y una marina
continentales bajo el mando de George Washington, un hacendado
virginiano y veterano de la Guerra Francesa e Indígena. Se
imprimió papel moneda y
se iniciaron relaciones diplomáticas con potencias
extranjeras. El 2 de julio de 1776, el Congreso finalmente
resolvió : Que estas Colonias Unidas son, y por
derecho deben ser, estados libres y soberanos. Thomas
Jefferson, con la ayuda de otros de Virginia, redactó una
Declaración de Independencia,
que el Congreso aceptó el 4 de julio de 1776
La declaración presentó una defensa
pública de la Guerra de Independencia
incluida una larga lista de quejas contra el soberano inglés
Jorge III. Pero sobre todo, explicó la filosofía
que sustentaba a la independencia,
proclamando que todos los hombres nacen iguales, y
poseen ciertos derechos inalienables, entre
ellos la vida, la libertad y la
búsqueda de la felicidad; que los gobiernos pueden
gobernar sólo con el consentimiento de los
gobernados; que cualquier gobierno puede ser disuelto
cuando deja de proteger los derechos del pueblo (aunque
poco después se verian las contradicciones de estos
enunciados con el problema de la discriminación). Esta teoría
política tuvo su origen en el filósofo
inglés John Locke, y
ocupa un lugar prominente en la tradición política
anglosajona.
Al principio, la guerra fue desfavorable para los
colonos. Los británicos tomaron a la ciudad de New York en
septiembre de 1776, y a Philadelphia un año
después. Las cosas empezaron a cambiar en octubre de 1777
cuando un ejército británico bajo el mando del
General John Burgoyne se rindió en Saratoga, en el norte
del estado de New
York. Alentada por esa victoria, Francia
aprovechó la oportunidad de humillar a la Gran
Bretaña, su enemiga tradicional. En febrero de 1778 se
firmó una alianza franco-americana. Pese a sus escasas
provisiones y limitado adiestramiento,
las tropas coloniales pelearon bien en general, pero
podrían haber perdido la guerra si no hubieran recibido
ayuda del erario francés y de la poderosa marina
francesa.
Después de 1778, la lucha se trasladó en
gran medida al sur. En 1781, 8.000 tropas británicas al
mando del General George Cornwallis fueron rodeadas en Yorktown,
Virginia, por una flota francesa y un ejército combinado
franco-americano al mando de George Washington. Cornwallis se
rindió, y poco después el gobierno británico
propuso la paz. El Tratado de Paris, firmado en septiembre de
1783, reconoció la independencia de Estados Unidosde
América
y otorgó a la nueva nación todo el territorio al
norte de Florida, al sur del Canadá y al este del
Río Mississippi.
Las 13 colonias eran ya estados libres y
soberanos, pero aún no una nación unida. Desde
1781 habían estado
gobernadas por los Artículos de la Confederación,
una constitución que establecía un
gobierno central muy débil. El pueblo acababa de rebelarse
contra un parlamento en la distante Londres, y no quería
remplazarlo con una autoridad
central tiránica en su propio país. De acuerdo con
los Artículos de la Confederación, el Congreso,
compuesto por representantes del pueblo, no podía dictar
leyes ni
elevar impuestos. No
había poder judicial
federal ni poder
ejecutivo permanente. Cada estado en lo individual era casi
independiente: podía incluso establecer sus propias
barreras fiscales.
En mayo de 1787 se reunió una convención
en Philadelphia con instrucciones de revisar los Artículos
de la Confederación. Los delegados, entre quienes estaban
George Washington, Benjamin Franklin y James Madison, rebasaron
su encargo y redactaron una constitución nueva y más viable, la
cual estableció un gobierno federal más poderoso y
con facultades para cobrar impuestos,
conducir la diplomacia, mantener fuerzas armadas, y reglamentar
el comercio exterior
y entre los estados. Dispuso la creación de una Corte
Suprema y tribunales federales menores, y dio el poder
ejecutivo a un presidente electo. Lo que es más
importante, estableció el principio de un "equilibrio de
poder" entre
las tres ramas del gobierno: los poderes ejecutivo, legislativo y
judicial. Este principio le otorgó a cada rama medios propios
para contrarrestar y equilibrar las actividades de las
demás, garantizando así que ninguna de ellas
pudiera ejercer autoridad
dictatorial sobre las operaciones del
gobierno.
La constitución fue aceptada en 1788, pero
sólo después de muchas amargas discusiones. Muchos
colonos temían que un gobiemo central poderoso aplastara
las libertades del pueblo, y en 1791 se agregaron a la
constitución 10 enmiendas: la Declaración de
Derechos. Este
documento garantizó la libertad de
culto, de prensa, de
palabra, el derecho de los ciudadanos a porter armas, la
protección contra cateos ilegales, el derecho a un juicio
justo por un jurado, y la protección contra "castigos
crueles e inusuales". Es la más antigua
constitución escrita del mundo, perdurable por tratarse de
un documento general que se puede interpretar de conformidad con
los cambios de la época. O bien se puede enmendar, como ya
se ha hecho en 27 ocasiones.
La Constitución dejó establecida una forma
de gobierno federal con facultades divididas entre los gobiernos
federal y estatales. Al gobierno federal corresponden todos los
asuntos que afectan a la nación en general. De este modo,
la Constitución y la Declaración lograron un
equilibrio
entre dos aspectos fundamentales pero contradictorios de la
política: la necesidad de una autoridad
central eficiente y fuerte y la necesidad de garantizar
libertades individuales.
El Distrito de Columbia (DC), que está rodeado
por los estados de Maryland y Virginia, fue designado en la
década de 1790 como la sede de la capital de la
nación. Fue bautizada con el nombre de Washington en honor
del primer presidente. En Washington, DC, quedó
establecida la sede de las tres ramas del gobierno federal: la
legislativa, la ejecutiva y la judicial. La rama legislativa la
constituyen el Congreso, compuesto por dos cámaras, las
cuales se reunen en el Capitolio. La Cámara de
Representantes se compone de miembros que se eligen en cada
estado en proporción con su población. El Senado está compuesto
por dos miembros que elige cada estado. El poder
ejecutivo está compuesto por el Presidente quien, con
ayuda de su Gabinete, se encarga de administrar la ley. El
Presidente es elegido por todo el pueblo y habita en la Casa
Blanca. La rama judicial esta compuesta por nueve magistrados de
la Corte Suprema, a quienes incumbe la decisión final en
lo que se refiere a la determinación de si una ley está
conforme con el espíritu de la Constitución.
Así pues, el Congreso elabora las leyes, el
Presidente las pone en vigor y la Corte Suprema las
interpreta.
Entre las atribuciones del gobierno federal están
las de acuñar monedas, imponer tributos al
pueblo, mantener un ejército, una armada y una fuerza
aérea para defender a la nación y dirigir sus
relaciones exteriores. Además, a través de los
tribunales federales el gobierno tiene autoridad
sobre las personas en casos relacionados con la
interpretación de la Constitución o de las leyes y tratados
elaborados al amparo de la
misma.
Los gobiernos estatales conservan el poder
exclusivo en lo que se refiere a todo asunto local. Tienen su
gobernador, sus asambleas legislativas y tribunales propios.
Promulgan las leyes
relacionadas con la salud, la educación, los
impuestos
locales y muchas otras cuestiones de importancia.
Como primer presidente de Estados Unidos,
George Washington gobernó con un estilo federalista.
Cuando los agricultores de Pennsylvania se negaron a pagar un
impuesto
federal sobre el licor, Washington movilizó a un
ejército de 15.000 hombres pare sofocar la
Rebelión del Whiskey. Con Alexander Hamilton al
frente de la Secretaría de Hacienda, el gobierno federal
se hizo cargo de las deudas de cada estado y creó una
banca nacional.
Estas medidas fiscales fueron concebidas pare alentar la inversión y persuadir a la iniciativa
privada a que apoyara al nuevo gobierno.
En 1797, Washington fue sucedido por otro federalista,
John Adams, quien se vio envuelto en una guerra naval no
declarada contra Francia. En
una atmósfera de histeria bélica, el
Congreso, controlado por los federalistas, aprobó en 1798
las Leyes sobre
Extranjeros y Sedición. Estas medidas permitieron la
deportación o arresto de extranjeros "peligrosos", y
prescribieron multas o prisión por publicar ataques
"falsos, escandalosos y maliciosos" contra el gobierno. Diez
editores republicanos fueron condenados conforme a la Ley de
Sedición, la cual fue acremente denunciada por el abogado
virginiano y principal autor de la Declaración de
Independencia, Thomas Jefferson.
La represión a que dieron lugar las Leyes sobre
Extranjeros y Sedición terminó en 1801, cuando
Thomas Jefferson fue elegido presidente. Como Republicano,
Jefferson fue un jefe del ejecutivo informal y accesible. Aunque
quiso limitar el poder del
presidente, la realidad política lo obligó a
ejercer ese poder
vigorosamente. En 1803 compró a Francia el
inmenso territorio de Louisiana por US$15 millones: en adelante
Estados Unidos
se extendería hacia el oeste hasta las Montañas
Rocosas. Cuando piratas norafricanos atacaron barcos
estadounidenses, Jefferson envió una expedición
naval en contra del estado de Trípoli.
Mientras tanto, la Corte Suprema, bajo su presidente
John Marshall, afimmaba su propia autoridad. En el caso de
Marbury vs. Madison, que se ventiló en 1803, Marshall
afimmó que la corte declararía nulo cualquier acto
del Congreso "contrario a la Constitución". Esa
disposición estableció la idea más
fundamental del derecho
constitucional de Estados Unidos:
la Corte Suprema toma la decisión final en la
interpretación de la Constitución y, si los jueces
determinan que una ley es
inconstitucional, pueden declararla nula aunque haya sido
promulgada por el Congreso y firmada por el
presidente.
Durante las guerras
napoleónicas, barcos de guerra británicos y
franceses hostilizaron a buques de Estados Unidos.
Jefferson respondió prohibiendo las exportaciones
estadounidenses a Europa, pero los
comerciantes de la región de Nueva lnglaterra protestaron
porque su comercio se
arruinaría por el embargo, el cual fue derogado por el
Congreso en 1809. Sin embargo, en 1812 el Presidente James
Madison le declaró la guerra a la Gran Bretaña por
este asunto.
Durante la Guerra de 1812, los barcos de guerra
estadounidenses tuvieron algunas victorias impresionantes, pero
la marina inglesa, inmensamente superior, bloqueó los
puertos de Estados Unidos.
Los intentos por invadir al Canadá británico
terminaron en catástrofe, y las fuerzas inglesas se
tomaron y quemaron Washington, la nueva ciudad capital de la
nación. Inglaterra y Estados Unidos convinieron en una paz
pactada en diciembre de 1814; ningunade las partes obtuvo
concesiones de la otra. Dos semanas después, el General
Andrew Jackson detuvo un asalto británico a New Orleans.
La noticia del tratado de paz aún no llegaba a
oídos de los soldados.
Después de la guerra, Estados Unidos gozó
de un período de rápida expansión
económica. Se construyó una red nacional de carreteras y
canales, buques de vapor surcaban los ríos, y el primer
ferrocarril de vapor se inauguró en Baltimore, Maryland,
en 1830. La Revolución
Industrial había llegado a Estados Unidos: la
región de Nueva Inglaterra contaba con fábricas de
textiles y Pennsylvania con fundiciones de hierro. Para
la década de 1850 había fábricas que
producían artículos de hule, máquinas de
coser, zapatos, ropa, equipos agrícolas, pistolas y
relojes.
Las tierras colonizadas crecieron hacia el oeste,
más allá del Río Mississippi. En 1828 Andrew
Jackson fue elegido presidente: el primer hombre en
ocupar este cargo quien haya nacido en el seno de una familia pobre y
en el oeste de Estados Unidos, lejos de las tradiciones
culturales del litoral del Atlántico. Jackson y su nuevo
Partido Demócrata, herederos de los Republicanos de
Jefferson, promovieron un credo de democracia
popular y atrajeron a los miembros humildes de la sociedad: los
agricultores, los mecánicos y los obreros. Jackson
destruyó el poder del Banco de Estados
Unidos, que había dominado la economía de la
nación. Premió con empleos gubernamentales a sus
partidarios sin experiencia pero de probada lealtad. Puso tierras
a disposición de los colonizadores del oeste, obligando a
las tribus indígenas a emigrar al oeste del Río
Mississippi.
Cabe aclarar que si bien me he explayado
demasiado en la historia norteamericana,
que, me parece de primordial importancia ya que describe
perfectamente las consecuencias (a nivel nacional) de la
revolución. Ésta, es la que lleva las ideas a la
práctica cosa que no se extraña de los anglosajones
con su pragmatismo
característico.
Me he dedicado a describir la
formación de las diversas instituciones
por que creo que contemporaneamente han tenido un papel
preponderante en el mundo occidental, tanto en la
configuración democrática, como en el desarrollo
mundial del capitalismo.
Los pensadores franceses admiraban la
organización política, social, económica
y la filosofía inglesa. De esa admiración surgieron
las ideas principales de la Ilustración francesa: Fe en el progreso
humano. Los hombres mejoran a través de la educación. Libertad
religiosa. Todos los seres humanos son esencialmente iguales. El
gobierno de un pueblo surge por convenio de los ciudadanos. Tales
ideas fueron propugnadas por pensadores como Rousseau,
Diderot, D'Alambert y Voltaire. Se
difundieron a través de la Enciclopedia y se apoyaron en
gran parte en el surgimiento de la Revolución
francesa.
Luis XIV, Luis XV y Luis XVI impusieron la
monarquía absoluta, restando privilegios a la nobleza y
uniéndose a la burguesía.
Enfrentaron graves problemas
económicos que no resolvieron con poner impuestos.
Entonces encargaron su solución a los Estados Generales,
asamblea formada por representantes de la nobleza, el clero y el
pueblo. Esta asamblea también fracasó. Los
representantes del pueblo formaron aparte la Asamblea Nacional,
que pronto incluyó a representantes de la nobleza y del
clero, y que exigió al gobierno importantes
reformas.
Con el lema "Libertad,
Igualdad,
Fraternidad", el 14 de julio de 1789 dio inicio la Revolución
Francesa, movimiento que
derrocó a la monarquía absoluta, proclamó
los derechos del
hombre e
instituyó la república. Hasta antes de 1789 el
clero y la nobleza eran las clases privilegiadas, exentas de
determinados impuestos que campesinos, comerciantes y artesanos
estaban obligados a pagar. Otras desigualdades que determinaron
el levantamiento fueron, por ejemplo, las cuotas por el derecho
al uso de tierras que debían pagar los campesinos, sin
considerar el monto de la producción o si los cultivos se
habían perdido a causa de siniestros o inclemencias del
tiempo.
Además de las cuotas que debían pagar al rey y la
nobleza, los campesinos debían también cumplir
compromisos económicos con la iglesia. La
manifestación de descontento fue resultado de muchos
años de silencio del pueblo ante la evidente dispendio de
los tesoros de Francia. Las
extravagancias de Luis XIV y sus sucesores, el apoyo
económico que se otorgó a los estados de
Norteamérica para obtener su independencia y la frivolidad
de María Antonieta fueron los últimos golpes dados
a la tolerancia
popular. El 5 de mayo de 1789 se reunieron los Estados Generales
(la nobleza, el clero y el pueblo) que se erigieron en Asamblea
General Constituyente, se dejó claro que sólo el
pueblo y no el rey tenían poder de decisión sobre
este órgano y se anunció que se promulgaría
una constitución.. Posteriormente, el 14 de julio de 1789,
la gente de París tomó la prisión real
conocida como la Bastilla, con lo que se dio por iniciado el
movimiento
revolucionario y un comité de ciudadanos de clase media se
hizo cargo del gobierno. Poco a poco, en las provincias se
imitó el procedimiento
seguido en la capital. En
octubre, los monarcas fueron trasladados de Versalles a
París para ser vigilados más de cerca. En 1791 fue
concluida la Constitución y quedó abolida la
nobleza, se impusieron limitaciones a la monarquía, antes
absoluta, y se dio a conocer la Declaración de los
Derechos del Hombre. Un
intento de huida de los reyes con sus hijos hizo crecer la
desconfianza hacia ellos. Entonces fueron recluidos en el palacio
de las Tullerías que fue asaltado el 10 de agosto de 1792.
Un mes después se declaró abolida la realeza y en
enero de 1793 Luis XVI fue enviado a la guillotina.
En 1792, gobernada por la Convención Nacional, se
proclama la República que subsiste pese a la
oposición de la nobleza europea y a la guerra de Austria y
Prusia contra Francia. Durante la formación de la
República surge el Régimen del Terror, originado
por el ansia de poder y el temor de los grupos
revolucionarios a una invasión extranjera. Napoleón
Bonaparte, militar al servicio de la
Revolución, preserva la hegemonía politica de
Francia, realiza grandes reformas, pero suprime el régimen
republicano nombrándose emperador. Napoleón empieza
a realizar una campaña con el fin de extender los dominios
de Francia, se apodera de España. Es
vencido en 1815, en Waterloo.
El estallido de la Revolución
francesa representó para la Corona española un
nuevo y gran peligro. Aparte de lo que significaba en el plano
ideológico-político la caída del Antiguo
régimen monárquico en el país vecino, la
amenaza inmediata de una guerra con Francia pareció
aumentar a causa de la "diplomacia de mano dura" del ministro
Floridablanca, que mostró una actitud
inflexible de rechazo frente a la revolución, lo que
proporcionó a sus enemigos políticos una
oportunidad para intensificar las intrigas en su contra, haciendo
ver a Carlos IV la posibilidad de que la hostilidad de
Floridablanca contra la Revolución francesa pudiera
inmiscuir a España en
una guerra que no estaba en condiciones de emprender.
La Revolución Francesa se limita
a realizar las ideas ya elaboradas. Por ejemplo, la doctrina de
la división de los poderes de Montesquieu la
toma de la historia inglesa; la
igualdad de
los hombres ante la ley, es un concepto
elaborado por la filosofía racionalionalista y empirista
anterior; la supresión de los privilegios de la iglesia y de
los feudales es obra de Voltaire que,
en trabajos preeliminares a la revolución, habia discutido
esas instituciones.
Por otra parte, los franceses
conocián el movimiento
emancipador de las colonias americanas y muchos habián
intervenido en la guerra de éstas contra
Inglaterra.
La Revolución Francesa fue de
caracter
burgés, entonces, fueron los intereses económicos
los que la impulsaron, fue el tercer estado que, sintiendose
coivido despóticamente por la Iglesia, la
nobleza, y el absolutismo de
los reyes se levanta en defensa de sus propios intereses
económicos.
Si bien he presentado algunas conclusiones acerca de
cada una de las revoluciones, se me presentan ciertas reflexiones
personales que mencionaré a
continuación.
Las cuatro revoluciones anteriormente descriptas,
guardan una íntima relación entre sí.
Así, Sin la Revolución Inglesa no se hubiesen dado
las circunstancias políticas
para llegar a la Industrial, y como tampoco se hubiese llegado a
la Francesa si la burguesia no se hubiese convertido
economicamente poderosa luego de la Industrial (por que destaco,
que a mi parecer, la Revolución Francesa no se destaca por
sus ideas sociales – éstas ya habian sido anunciadas
por los ingleses un siglo antes-, sino por declarar victoriosa a
esta nueva clase triunfante. Respecto a los norteamericanos,
llevaron a la práctica las ideas que rodearon durante
todos estos siglos y practicamente no se bajaron a la
realidad.
Estas revoluciones, no han creado cambios a nivel
ideológico, sino que se nutrieron de filosofía
anterior a éstas y han sabido aprovecharse de
éstas, asi como la técnica se apodera de la ciencia,
las revoluciones se apodera de las ideas
filosóficas.
Ariel Gonzalez. |
23547/x. |
Relaciones |
2do año, Comisión |
Bibliografía:
PAUL KENNEDY Auge y caida de las grandes potencias.
Plaza & Janes (1995).
NUEVA CLIO La Historia y sus problemas.
Barcelona (1969).
VICENS VIVES, J. Hª General Moderna. Barcelona
(1969) 2 v.
TEXOS LEIDOS PARA LAS CLASES