- Reseña de los Pensadores
- Durkheim, Émile
(1858-1917) - Weber, Max (1864-1920)
- Lewin, Kurt (1890-1947)
- Freud, Sigmund
(1856-1939) - Pichon Rivière, Enrique
(1905-1979) - Relaciones entre las diferentes corrientes de
investigación
social - Corriente
Sociológica - Corriente Gesltaltica
- Corriente Psicoanalitica
- Corriente de la Psicología
Social - Relaciones entre los procesos
de control y
cambios sociales, y similitudes y diferencias entre las
distintas corrientes de investigación tomando como referencia a
los autores citados. - Bibliografía
Utilizada
Reseña de los
Pensadores
Para profundizar en los autores, se detalla a
continuación una breve reseña de los
mismos:
Teórico social francés y uno de los
pioneros del desarrollo de
la sociología moderna.
Durkheim nació en Epinal (Francia) en el
seno de una familia
judía. Se graduó en la Ècole Normale
Supérieure de París en 1882 y a continuación
trabajó como profesor de derecho y filosofía. En
1887 comenzó a enseñar sociología, primero en la Universidad de
Burdeos y después en la de París.
Durkheim pensaba que los métodos
científicos debían aplicarse al estudio de la
sociedad, y
creía que los grupos
sociales presentaban características que iban más
allá o eran diferentes a la suma de las características o conductas de los
individuos. También estudió la base de la
estabilidad social, es decir, los valores
compartidos por una sociedad, como la
moralidad y la religión. En su
opinión, estos valores (que
conformaban la conciencia
colectiva) son los vínculos de cohesión que
mantienen el orden social. La desaparición de estos
valores
conduce a una pérdida de estabilidad social o anomia (del
griego anomia, 'sin ley') y a
sentimientos de ansiedad e insatisfacción en los
individuos. Explicó el fenómeno del suicidio como
resultado de una falta de integración del individuo en la sociedad.
Durkheim
analizó esta correlación en su obra El suicidio: un
estudio sociológico (1897). Para explicar sus teorías
en sus escritos utilizó a menudo material
antropológico, especialmente de sociedades
aborígenes. Otros de sus libros son
La división del trabajo social (1893), Las
reglas del método
sociológico (1895) y Las formas elementales de la
vida religiosa (1912)
Economista y sociólogo alemán, conocido
por su análisis sistemático de la historia mundial y del
desarrollo de
la civilización occidental.
Weber nació el 21 de abril de 1864 en Erfurt, y
estudió en las universidades de Heidelberg, Berlín,
y Gotinga. Letrado en Berlín (1893), fue más tarde
profesor de Economía en las
universidades de Friburgo (1894), Heidelberg (1897) y Munich
(1919). Fue editor, durante algunos años, del Archiv
für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik, periódico
alemán de sociología.
Queriendo refutar el determinismo económico de la
teoría
marxista, Weber
combinó su interés
por la Economía con la Sociología, en un intento de establecer, a
través de un estudio histórico, que la
relación causa – efecto histórico no sólo
dependía de variables
económicas. En una de sus obras más famosas, Die
protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus (La
ética
protestante y el espíritu del capitalismo, 1904-1905), intentó
demostrar que los valores
éticos y religiosos habían ejercido una importante
influencia en el desarrollo del
capitalismo..
Volvió sobre este tema en sus últimos libros, al
analizar las religiones asiáticas
y afirmar que las ideas religiosas y filosóficas que
imperaban en las culturas orientales habían impedido el
desarrollo del
capitalismo en
estas sociedades, a
pesar de la existencia de factores económicos favorables
para que se produjera dicha evolución.
Sicólogo germano estadounidense, nacido en
Mogilno (Alemania), y
formado en la Universidad de
Berlín, que contribuyó de forma significativa al
desarrollo de
la psicología
de la Gestalt como
miembro del profesorado de esa Universidad.
Después de emigrar a los Estados Unidos en
1932, enseñó en Stanford, Cornell, e Iowa, llegando
a ser el director del centro de investigación en dinámica de grupos en el MIT
(Instituto Tecnológico de Massachusetts) en 1944. En sus
trabajos estudió los problemas de
la
motivación de los individuos y los grupos e
investigó sobre el desarrollo infantil y las características de la
personalidad. Su trabajo tuvo una influencia decisiva en la
investigación psicológica moderna.
Entre sus libros
destacan Teoría dinámica de la personalidad (1935),
Principios de topología psicológica (1936),
y Teoría del campo en las ciencias
sociales (1951).
Médico y neurólogo austríaco,
fundador del psicoanálisis.
Freud nació en Freiberg (actual Príbor,
República Checa), el 6 de mayo de 1856 y se educó
en la Universidad de
Viena. Cuando apenas tenía tres años, su familia, huyendo
de los disturbios antisemitas que entonces se producían en
Freiberg, se trasladó a Leipzig. Poco tiempo
después, la familia se
instaló en Viena, donde Freud
residió la mayor parte de su vida.
Aunque su ambición desde niño había
sido dedicarse al ejercicio del derecho, Freud se
decidió a estudiar medicina justo
antes de entrar en la Universidad de
Viena en 1873. Inspirado por las investigaciones
científicas del poeta alemán Goethe, sintió
un vehemente deseo de estudiar ciencias
naturales y de resolver alguno de los retos que en aquel
momento afrontaban los investigadores de su tiempo.
Ya durante el tercer curso, Freud
comenzó a investigar sobre el sistema nervioso
central de los invertebrados, en el laboratorio de
fisiología que dirigía el
médico alemán Ernst Wilhelm von Brücke. Estas
investigaciones neurológicas fueron tan
absorbentes que Freud
descuidó sus obligaciones
académicas, permaneciendo en la facultad tres años
más de lo habitual antes de obtener su licenciatura en
Medicina.
En 1881, después de cumplir un año de
servicio
militar obligatorio, finalizó su licenciatura. Sin
embargo, no quiso abandonar el trabajo
experimental y permaneció en la universidad como ayudante
en el laboratorio de
fisiología. En 1883, presionado por
Brücke, se vio obligado a abandonar la investigación teórica.
Así, Freud estuvo tres
años en el Hospital General de Viena, dedicándose
sucesivamente a la psiquiatría, la dermatología y
los trastornos nerviosos. En 1885, tras su designación
como profesor adjunto de Neuropatología en la Universidad
de Viena, dejó su trabajo en el hospital. A finales del
mismo año, recibiría una beca del gobierno para
estudiar en París diecinueve semanas junto al
neurólogo Jean Charcot, que a la sazón trabajaba en
el tratamiento de ciertos trastornos mentales mediante la
hipnosis, en el manicomio de Salpêtrière del que era
director. Los estudios de Freud con Charcot, centrados en la
histeria, encauzarían definitivamente sus intereses hacia
la psicopatología, el estudio científico de los
trastornos mentales.
En 1886 Freud se estableció como médico
privado en Viena, especializándose en los trastornos
nerviosos. Sufrió una fuerte oposición de la clase
médica vienesa por su defensa del punto de vista de
Charcot sobre la histeria y el uso de la hipnosis, entonces
considerados como enfoques poco ortodoxos. El enfrentamiento
resultante retrasó la aceptación de sus hallazgos
posteriores sobre el origen de las neurosis.
Los comienzos del psicoanálisis
El primer trabajo publicado de Freud sobre
psicopatología, Sobre la afasia, apareció en
1891; era un estudio de este trastorno neurológico en el
que la capacidad para pronunciar palabras o nombrar objetos
comunes se pierde como consecuencia de una enfermedad
orgánica en el cerebro. Su
último trabajo sobre neurología, el
artículo, ‘Parálisis cerebrales
infantiles’, fue escrito para una enciclopedia en 1897
sólo por la insistencia del editor, porque en aquel
momento Freud estaba más ocupado en las explicaciones
psicológicas de las enfermedades mentales que en
las fisiológicas. Sus trabajos posteriores se inscriben
enteramente en ese terreno, que él mismo había
bautizado como psicoanálisis en 1896.
Esta nueva orientación de Freud se dio a conocer
por vez primera en su trabajo Estudios sobre la histeria
(1893), elaborado en colaboración con el médico
vienés Josef Breuer, que dos años después se
publicaría con mayor extensión. Se consideraban los
síntomas de la histeria como manifestaciones de
energía emocional no descargada, asociada con traumas
psíquicos olvidados. El procedimiento
terapéutico consistía en sumir al paciente en un
estado
hipnótico, para forzarle a recordar y revivir la
experiencia traumática origen del trastorno, con lo que se
descargarían por catarsis las emociones
causantes de los síntomas. La publicación de esta
obra marcó el comienzo de la teoría
psicoanalítica, formulada sobre la base de las
observaciones clínicas.
Durante el periodo de 1895 a 1900, Freud
desarrolló muchos de los conceptos posteriormente
incorporados tanto a la práctica como a la doctrina
psicoanalítica. Poco después de la
publicación de los estudios sobre la histeria, Freud
abandonó el uso de la hipnosis como procedimiento
catártico, para reemplazarlo por la investigación
del curso espontáneo de pensamientos del paciente
—llamado asociación libre—, como método
idóneo para comprender los procesos
mentales inconscientes que están en la raíz de los
trastornos neuróticos.
En sus observaciones clínicas, Freud halló
evidencias de los mecanismos mentales de la represión y la
resistencia,
describiendo la primera como un mecanismo inconsciente que hace
inaccesible a la mente consciente el recuerdo de hechos dolorosos
o traumáticos; y la segunda como la defensa inconsciente
contra la accesibilidad a la consciencia de las experiencias
reprimidas, para evitar la ansiedad que de ella se
deriva.
Freud propuso seguir el curso de los procesos
inconscientes, usando las asociaciones libres del paciente como
guía para interpretar los sueños y los lapsus en
el lenguaje
(además de chistes, actos
fallidos, etc.). Mediante el análisis de los sueños llegó
a sus teorías
sobre la sexualidad
infantil y el complejo de Edipo, que explicaría el apego
del niño al progenitor del sexo
contrario, junto con los sentimientos hostiles hacia el del
propio sexo
(considerado —en principio— un rival). Estos
planteamientos, que hacían hincapié en la base
biológica del comportamiento
humano —particularmente el sexo y la
agresividad—, fueron muy controvertidos.
En estos años, desarrolló también
la teoría
de la transferencia, proceso por el
que las actitudes
emocionales, establecidas originalmente hacia las figuras de los
padres durante la infancia, son
transferidas en la vida adulta a otros personajes (maestros,
autoridades, jefes, el propio psicoanalista, etc.). El final de
este periodo viene marcado por la aparición de su obra
más importante, La interpretación de los
sueños (1900 primera edición, que
posteriormente el mismo Freud ampliaría). En ella analiza
(además de algunos sueños de sus pacientes, amigos,
hijos, e incluso de personajes famosos) muchos de sus propios
sueños, registrados durante tres años de
autoanálisis iniciados en 1897. Este trabajo expone todos
los conceptos fundamentales en que se asientan la teoría
y la técnica psicoanalítica.
En 1902 Freud fue nombrado profesor titular de la
Universidad de Viena. Este honor no era, sin embargo, debido al
reconocimiento de sus aportaciones, sino como resultado de los
esfuerzos de un paciente con influencias. El mundo médico
todavía contemplaba su trabajo con hostilidad, y sus
siguientes escritos, Psicopatología de la vida
cotidiana (1904) y Tres ensayos para
una teoría
sexual (1905), no hicieron más que aumentar este
antagonismo. Como consecuencia, Freud continuó trabajando
virtualmente solo, en lo que él mismo denominó "una
espléndida soledad ".
Sin embargo, hacia 1906, Freud contaba ya con un
reducido número de alumnos y seguidores destacando los
psiquiatras austríacos William Stekel y Alfred Adler, el
psicólogo austríaco Otto Rank, el psiquiatra
estadounidense Abraham Brill, y los psiquiatras suizos Eugen
Bleuler y Carl Jung, además del húngaro
Sándor Ferenczi, que se unió al grupo en
1908.
Reconocimiento internacional
El creciente reconocimiento del movimiento
psicoanalítico hizo posible crear en 1910 una organización de ámbito mundial
denominada Asociación Psicoanalítica Internacional.
Mientras el movimiento se
extendía, ganando adeptos en Europa y Estados Unidos,
Freud estaba preocupado por las disensiones aparecidas entre los
componentes de su círculo original, sobre todo las de
Adler y Jung, cada uno de los cuales desarrolló una base
teórica diferente en desacuerdo con la tesis de Freud
sobre el origen sexual de las neurosis. Freud
se enfrentó a estas posturas desarrollando sus conceptos
básicos y sus puntos de vista en publicaciones y
conferencias.
Tras el comienzo de la I Guerra Mundial,
Freud abandonó casi la observación clínica y se
concentró en la aplicación de sus teorías
a la interpretación psicoanalítica de
fenómenos sociales, como la religión, la
mitología, el arte, la literatura, el orden social
o la propia guerra. En
1923 se le detectó un cáncer en la mandíbula
que precisó de un tratamiento constante y doloroso, por el
que tuvo que someterse a varias operaciones
quirúrgicas. A pesar de estos sufrimientos,
continuó su actividad durante los dieciséis
años siguientes, escribiendo principalmente sobre asuntos
filosóficos o culturales.
Cuando los nazis ocuparon Austria, en 1938, Freud se
trasladó con su familia a
Londres, donde falleció el 23 de septiembre de
1939.
La principal contribución de Freud fue la
creación de un enfoque radicalmente nuevo en la
comprensión de la
personalidad humana, al demostrar la existencia y poder de lo
inconsciente. Además, fundó una nueva disciplina
médica y formuló procedimientos
terapéuticos básicos que, más o menos
modificados aún se aplican, en el tratamiento mediante
psicoterapia de las neurosis (y,
parcialmente, de las psicosis). Aunque
nunca conoció en vida un reconocimiento unánime, y
ha sido a menudo cuestionado desde entonces, Freud es
indudablemente uno de los grandes pensadores del mundo
contemporáneo.
Entre otros de sus trabajos habría que destacar
Tótem y Tabú (1913), Más
allá del principio del placer (1920),
Psicología de masas (1920), El yo y el ello
(1923), El malestar en la cultura (1930), El porvenir
de una ilusión (1927), Introducción al
psicoanálisis (1933), y Moisés y el
monoteísmo (1939).
Pichon Rivière,
Enrique (1905-1979)
Sicoanalista argentino, dedicó su vida a
fundamentar y desarrollar el psicoanálisis. Discípulo del
español Ángel Garma, trabajó en diversas
instituciones
sanitarias y fundó y dirigió la Escuela de
Psiquiatría Dinámica, que más adelante se
denominó de Psicología
Social, en la que se formaron los principales psicoanalistas
argentinos.
Su obra ha tenido una amplia influencia no sólo
en Argentina, sino
en todos los países de habla hispana y lusa. Vocero de una
postura humanista, Pichón recogía una
tradición de la praxis psiquiátrica localizada en
los hospicios y, por tanto, cercana al Estado, la
política y
a una realidad social cruel que se manifestaba en la locura de
los desamparados. Su ‘teoría del
vínculo’ supone un salto cualitativo desde una
teoría psicoanalista intrapsíquica a una
psiquiatría social. Considera al individuo como el
resultado dinámico – mecanicista, no de la acción
de los instintos y de los objetos internalizados, sino del
juego
dialéctico establecido entre el sujeto y los objetos tanto
internos como externos. A la psiquiatría centrada en las
relaciones
interpersonales la denomina ‘psiquiatría del
vínculo’.. Entre sus obras destacan: Del psicoanálisis a la psicología
social. El proceso
grupal (1970), La psiquiatría, una nueva
problemática (1977) y Teoría del
vínculo (1980)
Relaciones entre las
diferentes corrientes de investigación
social
Hecha la reseña de los mismos y considerando los
aportes que estos han realizado, podemos separar a los mismos de
acuerdo a las corrientes que le son representativas, para ello he
hecho la siguiente división:
- Corriente orientada hacia la
Sociología - Corriente orientada hacia la Gestalt,
- Corriente orientada hacia el
Psicoanalisis, - Corriente orientada hacia la Psicología
Social,
A continuación se definen caracteristicas de cada
una de ellas y relaciones que han tenido entre
si :
Sociología, ciencia que
estudia el desarrollo, la estructura y
la función de la sociedad. Otras
disciplinas de las ciencias
sociales (economía, ciencias
políticas, antropología y psicología)
también estudian temas que pertenecen al ámbito de
la sociología. Los sociólogos estudian
las formas en que las estructuras
sociales, las instituciones
(clase social, familia, comunidad y
poder) y los
problemas
sociales (delito) influyen
en la sociedad.
La sociología se basa en la idea de que los seres
humanos no actúan de acuerdo a sus propias decisiones
individuales, sino bajo influencias culturales e
históricas y según los deseos y expectativas de la
comunidad en
la que viven. Así, el concepto
básico de sociología es la interacción
social o la respuesta entre individuos, ya que esta
interacción es el punto de partida para cualquier
relación en una sociedad. Los sociólogos que
estudian los detalles de las interacciones de la vida cotidiana
reciben el nombre de microsociólogos y los que se ocupan
de los patrones de relación entre sectores sociales
más amplios (el Estado, la
economía e
incluso las relaciones
internacionales) reciben el nombre de
macrosociólogos.
Historia de la
sociología
El origen de la sociología como disciplina o
conocimiento
sistematizado es relativamente reciente. El concepto de
sociedad civil
como un ámbito diferente al Estado se
encuentra por primera vez en el siglo XVII en la obra de los
filósofos ingleses Thomas Hobbes y
John Locke, y
de los pensadores del Siglo de las Luces (en Francia y
Escocia). El primer enfoque de la sociología ya se
encuentra tanto en estos trabajos como en los escritos sobre
filosofía de la historia del italiano
Giambattista Vico y en el estudio del cambio social
del filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich
Hegel.
Orígenes
La primera definición de sociología fue
propuesta por el filósofo francés Auguste Comte. En
1838 Comte acuñó este término para describir
su concepto de una
nueva ciencia que
descubriría unas leyes para la
sociedad parecidas a las de la naturaleza,
aplicando los mismos métodos de
investigación que las ciencias
físicas. El filósofo británico Herbert
Spencer adoptó el término y continuó
el trabajo de
Comte.
Hoy también se consideran fundadores de esta
disciplina a
algunos filósofos sociales del siglo XIX que nunca
se consideraron sociólogos. El principal entre ellos fue
Karl Marx,
aunque no hay que olvidar al aristócrata francés
conde de Saint-Simon, al escritor y estadista Alexis de
Tocqueville y al filósofo y economista inglés
John Stuart Mill. Todos ellos fueron grandes pensadores
especulativos, como lo fueron Comte y Spencer, y sus predecesores
en los siglos XVII y XVIII. En el siglo XIX se desarrolló
una tradición bastante diferente de estadística empírica que
posteriormente se incorporó a la sociología
académica.
Desarrollos
Hasta finales del siglo XIX la sociología no
comenzó a ser reconocida como disciplina
académica. En Francia,
Émile Durkheim, el
heredero intelectual de Saint-Simon y Comte, comenzó a
enseñar sociología en las universidades de Burdeos
y París. Durkheim,
fundador de la primera escuela de
pensamiento
sociológico, destacaba la realidad independiente de los
hechos sociales (independientes de los atributos
psicológicos de las personas) e intentaba descubrir las
relaciones entre ellos. Durkheim y sus
seguidores estudiaron ampliamente las sociedades no
industrializadas de forma similar a como más tarde lo
harían los antropólogos sociales.
En Alemania, la
sociología fue reconocida formalmente como disciplina
académica en la primera década del siglo XX, en
gran parte gracias a los esfuerzos del economista e historiador
alemán Max Weber.
Frente a los intentos por parte de Francia y de
los países angloparlantes de modelar la disciplina
según las ciencias
físicas, la sociología alemana se basó en
una amplia erudición histórica modulada por la
influencia del marxismo, muy
presente en el trabajo de
Weber. Los
esfuerzos del filósofo alemán Georg Simmel por
definir la sociología como una disciplina independiente
subrayaron el enfoque humano del idealismo
filosófico alemán.
En Gran Bretaña la sociología se
desarrolló lentamente. Hasta la década de 1960, la
enseñanza de esta disciplina se limitó
básicamente a una institución académica, la
London School of Economics de la Universidad de Londres. La
sociología británica combinaba el interés
por el cambio social
evolutivo a gran escala con el
interés
práctico por problemas
administrativos del Estado de
bienestar.
En la segunda mitad del siglo XX, cuando ya había
decaído el interés
por las teorías
evolutivas de Comte y Spencer, la sociología
comenzó a estudiar determinados fenómenos sociales
como el delito, las
desavenencias matrimoniales y la aculturación de
inmigrantes.
El centro más importante del estudio de la
sociología antes de la
II Guerra Mundial (1939-1945) fue
la Universidad de Chicago (EEUU). Allí, el filósofo
estadounidense George Herbert Mead, formado en Alemania,
destacaba en sus trabajos la influencia de la mente, el yo y la
sociedad en las acciones e
interacciones humanas. Este enfoque (conocido posteriormente como
interaccionismo simbólico) destacaba ampliamente los
aspectos microsociológicos y psicosociales. En 1937 el
sociólogo estadounidense Talcott Parsons utilizó
las ideas de Durkheim,
Weber y del
sociólogo italiano Vilfredo Pareto en su obra principal
La estructura de
la acción social, ampliando así el enfoque
estrecho y limitado de la sociología estadounidense. En la
Universidad de Columbia, el sociólogo estadounidense
Robert Merton intentó vincular la teoría con una
rigurosa investigación empírica de
recopilación de datos.
Tanto en Estados Unidos
como en Europa
Occidental, Marx, Durkheim y
Weber son
considerados como los pensadores clásicos más
relevantes de la tradición sociológica y sus obras
continúan ejerciendo gran influencia en los
sociólogos contemporáneos.
Áreas de la
sociología
Durante mucho tiempo se ha
identificado la sociología con una amplia
reconstrucción evolutiva del cambio
histórico en las sociedades
occidentales y con el estudio de las relaciones e
interdependencias entre instituciones
y aspectos de la vida social (economía, Estado,
familia o
religión).
Por esta razón, se consideraba a la sociología como
una disciplina sintetizadora que intentaba integrar los
resultados de otras ciencias
sociales. Aunque estos conceptos sobre el ámbito y el
enfoque de la sociología siguen siendo válidos,
actualmente se tiende a considerarlos como una parte de la
teoría sociológica que a su vez sólo es un
área de la ciencia de
la sociología.
La teoría sociológica también
engloba el estudio y el análisis de conceptos básicos
comunes a todas las esferas de la vida social estudiadas por los
sociólogos. El énfasis puesto en las investigaciones
empíricas, realizadas con métodos de
investigación estandarizados y a menudo
estadísticos, desvió la atención de los
sociólogos de la visión abstracta de los estudiosos
del siglo XIX hacia áreas más concretas de la
realidad social. Estas áreas se convirtieron en
subáreas y especialidades de la sociología y hoy
son objeto de estudio en cursos
académicos, libros y
revistas especializadas. Gran parte del trabajo de
investigación de los sociólogos se refiere a alguna
de las múltiples subáreas en las que está
dividida la disciplina. La mayoría de estas
subáreas comparten los mismos conceptos básicos y
técnicas de investigación. Por esta razón,
la teoría sociológica y los métodos de
investigación son dos asignaturas obligatorias para
cualquier sociólogo.
Subáreas
Las subáreas más antiguas de la
sociología son aquéllas que estudian los
fenómenos sociales que no han sido todavía
considerados objeto de estudio por otras ciencias
sociales; por ejemplo, el matrimonio y
la familia, la
desigualdad social, la estratificación social, las
relaciones étnicas, la desviación social, las
comunidades urbanas y las organizaciones
formales. Subáreas de origen más reciente son la
gerontología, la sociología del sexo y los
roles de género.
Dado que prácticamente toda actividad humana
implica una relación social, otra de las áreas
importantes de especialización de la sociología es
el estudio de la estructura
social de áreas de actividad humana, como la
sociología política, la del
derecho, la religión, la educación, el
ejército, las ocupaciones y las profesiones, las
burocracias, la industrial, las artes, las ciencias,
el lenguaje (o
sociolingüística), la medicina, la
biología
(sociobiología), los medios de
comunicación y los deportes. Estas subáreas
difieren de modo considerable en cuanto a volumen de
investigación y número de adeptos. Algunas
áreas (como la sociología del deporte) son de origen reciente,
mientras que otras (como la sociología de la religión y del
derecho) tienen sus raíces en los primeros estudios
sociológicos. Algunas subáreas de escasa
popularidad han sido incorporadas a otras más amplias. La
sociología industrial, por ejemplo, fue un área
floreciente en Estados Unidos en
las décadas de 1930 y 1940, para ser después
absorbida por el estudio de las organizaciones
complejas. En Gran Bretaña, sin embargo, la
sociología industrial se ha mantenido como un área
independiente de investigación. Un fenómeno
sociológico más habitual es la división de
una subárea en subdvisiones. Así, por ejemplo, la
sociología del conocimiento
se ha dividido en campos sobre la ciencia, el
arte, la
literatura, la
cultura
popular y el
lenguaje.
Dos subáreas, la demografía y la criminología, ya eran áreas
independientes mucho antes de que existiera la disciplina formal
de la sociología. Antiguamente se solían asociar a
otras disciplinas. En algunos países la demografía
(ciencia que
estudia el tamaño, el crecimiento y la distribución de la población) está estrechamente ligada
a la economía, pero en otros, sobre todo occidentales, se
considera una subdivisión de la sociología o de la
geografía
humana. En las últimas décadas, la criminología se ha ido relacionando cada
vez más con el estudio de las desviaciones (cualquier
forma de conducta
diferente a la considerada normal o a la aceptable desde el punto
de vista social) y de sus formas no delictivas de conducta.
Áreas interdisciplinarias
La subárea interdisciplinaria más antigua
de la sociología es la psicología
social, considerada una disciplina independiente que
atraía a estudiosos tanto de la sociología como de
la psicología. Mientras que los
sociólogos estudian principalmente normas, roles,
instituciones
sociales y estructuras de
grupo, los
psicólogos sociales se concentran en su impacto sobre
la
personalidad del individuo. Los psicólogos sociales
formados en la sociología han estudiado las interacciones
en pequeños grupos
informales, la distribución de creencias y actitudes en
la población, y la formación del
carácter y de las aspiraciones bajo la influencia de
la familia, el
colegio, las amistades y demás instituciones
de socialización. Las ideas psicoanalíticas
derivadas del
trabajo de Sigmund Freud y
de otros psicoanalistas posteriores, han influido también
en el área de la psicología
social.
La sociología histórica comparada,
determinada por las ideas de Marx y Weber, ha
tenido un gran interés en
los últimos años. Muchos historiadores se han
guiado por conceptos procedentes de la sociología,
mientras que algunos sociólogos han realizado estudios de
historia
comparada a gran escala. Las
barreras, antes claras entre historia y
sociología, hoy han desaparecido, sobre todo en
áreas como la historia social, el cambio
demográfico, el desarrollo
económico y político, la sociología de
las revoluciones y los movimientos de protesta.
Métodos de
investigación
Los sociólogos utilizan casi todos los métodos de
recopilación de información empleados por otras ciencias
sociales y por las humanidades, desde avanzadas estadísticas matemáticas hasta la interpretación
de textos. También se apoyan en la información de tipo estadístico
recogida periódicamente por los gobiernos, como censos y
estadísticas demográficas, registros de
desempleo,
inmigración y delincuencia.
Observación directa
La observación directa de algunos aspectos de
la sociedad tiene una larga historia en la investigación
sociológica. Los sociólogos obtienen información a través de la observación participante, es decir,
participando como miembros del grupo
estudiado o confiando en informantes seleccionados del grupo. Ambos
métodos
han sido igualmente utilizados por los antropólogos
sociales.
En los últimos años esta observación directa se ha aplicado a
escenarios más pequeños como clínicas,
reuniones religiosas y políticas,
bares, casinos y aulas. El trabajo de
Erving Goffman, sociólogo canadiense, ha postulado una
teoría y diferentes modelos para
este tipo de estudios. Goffman sostiene que la base de la
realidad social es la vida cotidiana y no las abstracciones
estadísticas o conceptuales. Esta
teoría ha impulsado la investigación
microsociológica intensiva haciendo uso de grabadoras y
cámaras de vídeo en situaciones sociales naturales,
en lugar de situaciones experimentales creadas de forma
artificial.
Los sociólogos, como los historiadores, utilizan
fuentes de
segunda mano que incluyen historiales, documentos
personales elaborados por instituciones y registros
médicos.
A pesar de que los estereotipos han descrito a los
sociólogos como personas que captan la observación cualitativa de las experiencias
humanas para reducirlas a sumarios cuantitativos
(estadísticos), esto no es exacto. Aunque es cierto que se
ha destacado la investigación social cuantitativa y que la
sociología se ha distanciado de las disciplinas
humanísticas como la antropología, la filosofía, la
historia y el derecho, la investigación cualitativa ha
sido desde siempre de gran valor en esta
ciencia.
Métodos cuantitativos
Estos métodos,
cada vez más sofisticados y apoyados en la informática, siguen jugando un papel
importante en la sociología. La sociología
cuantitativa engloba la recopilación de gran volumen de
datos
estadísticos descriptivos y la utilización de
técnicas de muestreo,
modelos
matemáticos avanzados y simulaciones informáticas
de procesos
sociales. El análisis cuantitativo se ha popularizado en
los últimos años como un medio de
investigación de las posibles relaciones causales,
especialmente en la investigación de la movilidad social y
la adquisición de estados sociales.
Encuestas
El término ‘encuesta’ significa la recopilación y
el análisis de respuestas de grandes grupos de
personas a través de sondeos y cuestionarios
diseñados para conocer sus opiniones, actitudes y
sentimientos hacia un determinado tema. En las décadas de
1940 y de 1950 la realización de encuestas y
los métodos
estadísticos para tabular e interpretar sus resultados
eran considerados como la principal técnica de
investigación sociológica. Las encuestas de
opinión, en especial los sondeos preelectorales o las
investigaciones de mercado, se
utilizaron por primera vez en la década de 1930.
Actualmente, las encuestas son
herramientas
utilizadas tanto por políticos como por numerosas organizaciones y
empresas
relacionadas con la opinión pública.
Aunque los sociólogos utilizan las encuestas en
casi todas las subáreas de la sociología, su
principal campo de aplicación es el estudio de la conducta de los
votantes, los prejuicios étnicos, las respuestas a los
medios de
comunicación de masas, así como en otras
áreas en las que el sondeo de actitudes
subjetivas resulta adecuado. A pesar de que las encuestas son
una herramienta de investigación sociológica
importante, su utilización ha sido a veces muy criticada.
La observación directa de la conducta social
no puede ser sustituida por respuestas verbales a una lista de
preguntas estándar presentada por un entrevistador, aun
cuando estas respuestas se adaptan fácilmente a la
tabulación y la manipulación. La observación
directa permite al sociólogo obtener información detallada sobre un determinado
grupo; el
muestreo, sin
embargo, permite al sociólogo obtener una información uniforme pero superficial sobre
un sector mucho más amplio de la población.
Nuevas tendencias
A partir de la década de 1960, la
sociología se popularizó de forma considerable en
Europa y Estados Unidos.
Además de la diversificación de teorías, surgieron nuevas subáreas
como la sociología del género (impulsada
especialmente por los movimientos feministas) que engloba el
análisis de roles y desigualdades sociales según el
sexo, el
estudio de las emociones y el
envejecimiento.. Se revitalizaron subáreas más
antiguas como la sociología histórica y comparada,
la sociología aplicada y la sociología política. Los
sociólogos aplican sus conocimientos en su trabajo como
asistentes, planificadores, educadores, investigadores y gestores
en la administración local y nacional, en
organizaciones
no lucrativas y en empresas
privadas, especialmente en las áreas de marketing,
publicidad,
seguros,
recursos
humanos y análisis organizativo.
A partir de la década de 1960, los
sociólogos interesados en el estudio de los
fenómenos sociales han intensificado el uso tanto de los
métodos de
investigación tradicionales asociados con otras
disciplinas (análisis de material histórico, por
ejemplo) como de las más sofisticadas técnicas
matemáticas y estadísticas. El desarrollo de los
ordenadores y de otros dispositivos para manejar y almacenar
información ha facilitado hoy día el procesamiento
de los datos
sociológicos.
Debido a la gran diversidad de métodos de
investigación y de enfoques teóricos, los
sociólogos que trabajan en una determinada subárea
tienen más en común con los trabajadores de una
disciplina complementaria que con los sociólogos
especializados en otras subáreas. Un sociólogo del
arte, por
ejemplo, se encuentra mucho más cercano en intereses y
métodos a un historiador o a un crítico de arte que a un
sociólogo que diseña modelos
matemáticos de movilidad ocupacional. Actualmente no
existe una escuela de
pensamiento o
una materia
predominante en cuanto a teoría, métodos o materias
de la sociología.
Psicología de la Gestalt,
escuela de
psicología
que se dedicó principalmente al estudio de la percepción.
Frente al asociacionismo imperante, la escuela de la
Gestalt
postulaba que las imágenes
son percibidas como un todo, como una configuración (del
alemán, gestalt) y no como mera suma de sus partes
constitutivas. En las configuraciones perceptivas así
consideradas, el contexto juega además un papel
esencial. Si en el contexto de una ciudad, por ejemplo, vista en
silueta, pongo un capitel, se percibirá como el cimborrio
de una iglesia,
mientras que en el contexto de un bosque la misma silueta se
percibiría como un árbol. La escuela de la Gestalt
intentó formular las leyes de estos
procesos
perceptivos.
Según el punto de vista del asociacionismo, los
estímulos se reciben primero aislados (como
‘sensaciones’) que después se organizan en
imágenes perceptivas más complejas.
Pero esta explicación era insuficiente ante ciertos
fenómenos, incluso en el terreno del aprendizaje; si
se condiciona a un animal a elegir un huevo gris situado entre
varios de color blanco,
según la perspectiva asociacionista, el estímulo
condicionado, el huevo gris, debería ser elegido
también en otro contexto distinto. Sin embargo, se
comprobó que situado entre varios huevos de color negro,
nunca era elegido; en cambio, si se
colocaba un huevo negro junto a varios de color gris, era
el negro el elegido; lo que probaba que el condicionamiento no se
había implantado respecto de un estímulo, sino de
una configuración (huevos más oscuros que los
circundantes). Del mismo modo, un ave adiestrada para descender
al ver un cuadrado en el suelo, desciende
también si el cuadrado no es tal, sino un esquema del
mismo formado por las cuatro piedras de los vértices (que
el animal reconoce como la misma configuración).
Además del contexto, el significado o el valor de un
estímulo es esencial, máxime en la percepción
humana. Hacia 1910, los investigadores alemanes Max Wertheimer,
Wolfgang Köhler y Kurt Koffka rechazaron el sistema de
análisis predominante en la psicología de aquel
tiempo,
adoptando el de la teoría del campo, recién
desarrollado entonces para la ciencia
física.
Este modelo les
permitió estudiar la percepción
en términos distintos al mecanicismo atomista de los
asociacionistas.
Los psicólogos de la Gestalt
descubrieron que la percepción
estaba muy influida por el contexto y la configuración de
los elementos percibidos; las partes derivan a menudo su naturaleza y su
sentido global, y no pueden entenderse separadas de éste.
Más aún, la mera suma de las partes no equivale al
todo.
El enfoque de la Gestalt se ha extendido a la
investigación en áreas distintas de la
psicología, como el pensamiento,
la memoria, o
la estética. También algunas cuestiones candentes
de la psicología social se han estudiado desde el punto de
vista de la Gestalt estructuralista, como los trabajos de Kurt
Lewin sobre las dinámicas de grupo, hoy esenciales en la
investigación social, tanto teórica como aplicada.
Sin embargo, ha seguido siendo el área de la percepción
donde el enfoque de la Gestalt ha tenido mayor
influencia.
Diversos tipos actuales de psicoterapia se autodenominan
‘gestáltico’, porque se llevan a cabo
siguiendo ideas similares a la antigua escuela de la
percepción: los seres humanos considerados como conjuntos que
responden a la experiencia configurada de modo global, con lo que
la separación cuerpo – alma sería artificial.
Según estas psicoterapias, la percepción adecuada
de las necesidades personales y del mundo es vital para
equilibrar la experiencia personal y
conseguir una ‘buena gestalt’, mientras que
apartarse de la consciencia rompe la respuesta global o
gestalt. Los terapeutas de la Gestalt intentan restablecer
el equilibrio
armónico natural del individuo mediante un fortalecimiento
de la consciencia. El énfasis se pone en la experiencia
presente, más que en indagar las experiencias infantiles
propias del psicoanálisis clásico. También
se estimula el enfrentamiento directo con los propios
temores.
Psicoanálisis, nombre que se
da a un método
específico para investigar los procesos mentales
inconscientes y a un enfoque de la psicoterapia. El
término se refiere también a la
estructuración sistemática de la teoría
psicoanalítica, basada en la relación entre los
procesos mentales conscientes e inconscientes.
Teoría
psicoanalítica
Las técnicas del psicoanálisis y gran
parte de la teoría psicoanalítica basada en su
aplicación fueron desarrolladas por Sigmund Freud..
Sus trabajos sobre la estructura y
el funcionamiento de la mente humana tuvieron un gran alcance,
tanto en el ámbito científico como en el de la
práctica clínica.
El inconsciente
La primera de las aportaciones de Freud fue el
descubrimiento de la existencia de procesos psíquicos
inconscientes ordenados según leyes propias,
distintas a las que gobiernan la experiencia consciente. En el
ámbito inconsciente, pensamientos y sentimientos que se
daban unidos se dividen o desplazan fuera de su contexto
original; dos imágenes o
ideas dispares pueden ser reunidas (condensadas) en una sola; los
pensamientos pueden ser dramatizados formando imágenes,
en vez de expresarse como conceptos abstractos, y ciertos objetos
pueden ser sustituidos y representados simbólicamente por
imágenes de otros, aun cuando el parecido
entre el símbolo y lo simbolizado sea vago o explicarse
sólo por su coexistencia en momentos alejados del
presente. Las leyes de la
lógica,
básicas en el pensamiento
consciente, dejan de ejercer su dominio en el
inconsciente.
Comprender cómo funcionan los procesos mentales
inconscientes hizo posible la comprensión de
fenómenos psíquicos previamente incomprensibles,
como los sueños. A través del análisis de
los procesos inconscientes, Freud vio que soñar
servía para proteger el sueño (el reposo) del
individuo contra los elementos perturbadores procedentes de
deseos reprimidos, relacionados con las primeras experiencias del
desarrollo que afloran en ese momento a la conciencia.
Así, los deseos y pensamientos moralmente inaceptables,
(es decir, el contenido latente del sueño), se transforman
en una experiencia consciente, aunque no inmediatamente
comprensible, a veces absurda, denominada ‘contenido
manifiesto’.. El
conocimiento de estos mecanismos inconscientes permite al
analista invertir el proceso de
elaboración onírica, por el que el ‘contenido
latente’ se transforma en el contenido manifiesto,
accediendo, a través de la interpretación de los
sueños, a su significado subyacente.
Pulsiones
Una suposición esencial de la teoría
freudiana es que los conflictos
inconscientes involucran deseos y pulsiones, originadas en las
primeras etapas del desarrollo. Al serle desvelados al paciente
los conflictos
inconscientes mediante el psicoanálisis, su mente adulta
puede encontrar soluciones
inaccesibles a la mente inmadura del niño que fue. Esta
descripción de la función que cumplen las pulsiones
básicas en la vida humana es otra de las aportaciones
cruciales de la teoría freudiana.
Según su teoría sobre la sexualidad
infantil, la sexualidad
adulta es el resultado de un complejo proceso de
desarrollo que comienza en la infancia, pasa
por una serie de etapas ligadas a diferentes funciones y
áreas corporales (oral, anal y genital), y se corresponde
con distintas fases en la relación del niño con los
adultos, especialmente con sus padres. En este desarrollo es
esencial el periodo edípico, que transcurre,
aproximadamente, entre los 4 y 6 años de edad, momento en
el que el niño por primera vez es capaz de establecer un
vínculo afectivo con su progenitor del sexo opuesto,
semejante a la relación de un adulto con su pareja, con lo
que el progenitor del mismo sexo es considerado un rival. La
inmadurez psíquica del niño condena al fracaso los
deseos infantiles y malogra su primer paso hacia lo adulto.
Además, la inmadurez intelectual del niño complica
aún más la situación porque le hace temer
sus propias fantasías. El grado en el que el niño
supere este trauma y en el que estos vínculos, miedos y
fantasías pervivan de modo inconsciente, será
decisivo en su vida posterior, especialmente en sus relaciones
afectivas.
Los conflictos que
ocurren en las etapas iniciales del desarrollo no son menos
significativos como influencia formativa, porque representan los
prototipos iniciales de situaciones sociales tan básicas
como la dependencia de otros o la relación con la autoridad. Por
eso, en estas primeras etapas de su desarrollo, también
será básico en la formación de la
personalidad del niño el comportamiento
de los padres. Sin embargo, el hecho de que el niño
reaccione no sólo ante la realidad objetiva, sino
también ante la distorsión fantástica de la
realidad, complica significativamente incluso los esfuerzos
educativos mejor intencionados.
El ello, el yo y el superyó
El esfuerzo por clarificar el desconcertante
número de observaciones interrelacionadas puestas a la
luz por la
exploración psicoanalítica, condujo al desarrollo
de un modelo de
estructura del
sistema
psíquico. Tres sistemas
funcionales, o instancias, se distinguen en este modelo: el
ello, el yo y el superyó..
La primera instancia se refiere a las tendencias
impulsivas (entre ellas las sexuales y las agresivas) que parten
del cuerpo y tienen que ver con el deseo en un sentido primario,
contrarios a los frutos de la educación y la
cultura. Freud
llamó a estas tendencias triebe, que literalmente
significa ‘pulsión’ pero que a menudo se
traduce con impropiedad como ‘instinto’.. Estas
pulsiones exigen su inmediata satisfacción, y se
experimentan de forma placentera por parte del sujeto, pero
desconocen el principio de realidad y se atienen sólo al
principio del placer (egoísta, acrítico e
irracional).
Cómo conseguir en el mundo real las condiciones
de satisfacción de esas pulsiones básicas es tarea
de la segunda instancia, el yo, que domina funciones como la
percepción, el pensamiento y
el control motor, para
adaptarse a las condiciones exteriores reales del mundo social y
objetivo. Para
desempeñar esta función adaptativa, de
conservación del individuo, el yo debe ser capaz de
posponer la satisfacción de las pulsiones del ello que
presionan para su inmediata satisfacción, con lo que se
origina la primera tensión. Para defenderse de las
pulsiones inaceptables del ello, el yo desarrolla mecanismos
psíquicos específicos llamados mecanismos de
defensa. Los principales son: la represión
—exclusión de las pulsiones de la consciencia, para
arrojarlas a lo inconsciente—, la proyección
—proceso de
adscribir a otros los deseos que no se quieren reconocer en uno
mismo— y la formación reactiva
—establecimiento de una pauta de comportamiento
contraria a una fuerte necesidad inconsciente. Tales mecanismos
de defensa se disparan en cuanto la ansiedad señala el
peligro de que las pulsiones inaceptables originales puedan
reaparecer en la conciencia.
Una pulsión del ello llega a hacerse inadmisible,
no sólo como resultado de una necesidad temporal de
posponer su satisfacción hasta que las condiciones de la
realidad sean más favorables, sino, sobre todo, debido a
la prohibición que los otros (originalmente los padres)
imponen al individuo. El conjunto de estas demandas y
prohibiciones constituye el contenido principal de la tercera
instancia, el superyó, cuya función es controlar al
yo según las pautas morales impuestas por los padres. Si
las demandas del superyó no son atendidas, la persona se
sentirá culpable, culpabilidad que también se
manifiesta como ansiedad y/o vergüenza.
El superyó, que según la teoría
freudiana se origina en el esfuerzo de superar el complejo de
Edipo, es parcialmente inconsciente, debido a que tiene una
fuerza
semejante (aunque de signo opuesto) a la de las pulsiones, y
puede dar lugar a sentimientos de culpa que no dependan de
ninguna transgresión consciente. El yo, instancia
mediadora entre las demandas del ello, las exigencias del
superyó y el mundo exterior, puede no tener el poder
suficiente para reconciliar estas fuerzas en conflicto. Es
más, el yo puede coartarse en su desarrollo al ser
atrapado en sus primeros conflictos,
denominados fijaciones o complejos, pudiendo volverse hacia modos
de funcionamiento primarios en el desarrollo psíquico y
hacia modos de satisfacción infantiles. Este proceso se
conoce como ‘regresión’. Incapaz de funcionar
normalmente, el yo sólo puede mantener su control limitado
y su integridad desarrollando síntomas neuróticos,
a través de los cuales se expresa la tensión del
aparato psíquico.
Ansiedad
Piedra angular de la teoría y la práctica
psicoanalíticas modernas es el concepto de
ansiedad, un tipo de experiencia que implica una reacción
contra ciertas situaciones peligrosas. Estas situaciones de
peligro, tal como las describe Freud, son el miedo a ser
abandonado, a perder el objeto amado, el miedo a la venganza y al
castigo, y la posibilidad de castigo por parte del
superyó.. En consecuencia, los síntomas, los
desórdenes de la
personalidad y de los deseos, así como la propia
sublimación de las pulsiones, representan compromisos,
diferentes formas de adaptación que el yo intenta con
mayor o menor éxito, reconciliando las diferentes fuerzas
mentales en conflicto.
Escuelas psicoanalíticas
Varias escuelas psicoanalíticas han adoptado
otras denominaciones para indicar sus diferencias con las
teorías freudianas ortodoxas.
Carl Jung
Carl Gustav Jung, uno de los primeros alumnos de Freud,
creó un movimiento que
designó él mismo como psicología
analítica. Como Freud, Jung usa el concepto de
libido; sin embargo, rechazaba el carácter exclusivamente
sexual de la libido, y consideraba que ésta
constituía una energía de carácter universal
basada en el conjunto de los instintos y pulsiones creativas que
constituyen la fuerza
motivadora de la conducta
humana.
Según Jung, el inconsciente se compone de dos
partes: el inconsciente personal, que
contiene el resultado de la experiencia global de un individuo, y
el inconsciente colectivo, reserva de la experiencia humana. En
el inconsciente colectivo hay una serie de imágenes
esenciales, a las que él denomina arquetipos, comunes a
todos los individuos de un país o de un momento
histórico concreto. Los
arquetipos se constituyen así en unidades de conocimiento
intuitivo que normalmente sólo existen en el inconsciente
colectivo del individuo, y que se manifiestan en leyendas,
obras artísticas, prejuicios sociales… y, por
supuesto, en los sueños.
Cuando la mente consciente no contiene imágenes
propias, como durante el sueño, o cuando la conciencia es
sorprendida por no estar en guardia, los arquetipos empiezan a
funcionar. En su origen, eran modos primitivos de pensamiento que
tendían a personificar los procesos naturales en
términos mitológicos, como espíritus del
bien y del mal, hadas y dragones. La madre y el padre
también se establecen como arquetipos
básicos.
Otro concepto importante en la teoría de Jung es
la existencia de dos tipos básicos distintos de personalidad,
actitud mental
y función psíquica dominante: la
extraversión y la introversión. Cuando la libido y
el interés general se vuelven hacia las personas y los
objetos del mundo exterior, se dice que la persona en
cuestión es extrovertida. Cuando se da la tendencia
contraria, y la libido y los intereses se centran en el propio
individuo, se habla de personalidad
introvertida. En una persona
completamente normal esas dos tendencias se alternan, sin que
ninguna de ellas predomine sobre la otra, pero la libido suele
tener preferencia por una de ellas, por lo que los dos tipos de
personalidad
son fácilmente reconocibles.
Jung rechazó la distinción freudiana entre
el yo y el superyó, pero reconoció una parte
diferenciada de la personalidad,
con ciertas similitudes con el superyó, a la que
denominó persona (máscara en griego), que
consiste en lo que aparentamos frente a los demás, en
oposición a lo que en realidad somos. La persona es
el rol que los individuos eligen representar en la vida, la
impresión global que desean transmitir de sí mismos
en el mundo social exterior.
Alfred Adler
Alfred Adler, otro de los discípulos de Freud, se
diferenció tanto de éste como de Jung al acentuar
la importancia que en la
motivación humana tiene el sentimiento de
inferioridad, que comienza desde el momento en que el niño
es consciente de la existencia de otros más capaces de
cuidar de sí mismos y de dominar su entorno. Desde que
aparece el sentimiento de inferioridad, el niño trata de
superarlo, debido a lo intolerable que le resulta, ya que puede
ocasionar el descontrol de los mecanismos compensatorios
organizados por la estructura psíquica, determinando
actitudes
neuróticas egocéntricas, sobrecompensaciones e,
incluso, la huida del mundo real y sus problemas.
Adler hizo hincapié en que los sentimientos de
inferioridad nacen de las que él consideraba las tres
relaciones más importantes: las que el individuo mantiene
con su trabajo, con los amigos y con su objeto amado. El intento
de evitar el sentimiento de inferioridad en estas relaciones
conduce al individuo a adoptar objetivos
vitales poco realistas, que a menudo se manifiestan como una
voluntad poco razonable de poder y
dominio, que
conduce a diversos tipos de comportamiento
antisocial, desde la intimidación y la presunción a
la tiranía política. Adler
creía que el análisis podía fomentar un
sentimiento sano y razonable de pertenencia a la comunidad,
más constructivo que destructivo.
Otto Rank
Otro discípulo de Freud, Otto Rank, introdujo una
nueva teoría de la neurosis,
atribuyendo todas las perturbaciones neuróticas al trauma
inicial del nacimiento. En sus últimas investigaciones
describe el desarrollo individual como una progresión
desde la absoluta dependencia de la madre y de la familia a
la independencia
física,
que va unida a la dependencia intelectual del entorno social,
llegando finalmente a completarse la emancipación
intelectual y afectiva del individuo. Rank también daba
gran importancia a la voluntad, definida como la
organización y la integración positivas de la personalidad
que utiliza de forma creativa los impulsos instintivos, al
tiempo que los
controla e inhibe.
Otras escuelas psicoanalíticas
Las últimas innovaciones a la teoría
psicoanalítica que merecen mención son las de los
psicoanalistas Erich Fromm, Karen Horney y Harry Stack Sullivan.
Las teorías de Fromm hacen especial hincapié en la
idea de que el individuo y la sociedad no son fuerzas opuestas ni
separables, en que la naturaleza de la
sociedad viene determinada por su pasado histórico, y en
que las necesidades y deseos de las personas están en gran
medida determinados por su contexto social. Como resultado de
este punto de vista, Fromm creía que el problema
fundamental de la psicología y del psicoanálisis no
era resolver los conflictos
entre los fijos e inamovibles impulsos instintivos del individuo
y las exigentes e inamovibles leyes y normas sociales,
sino armonizar y comprender las relaciones entre ambos. Fromm
también hizo hincapié en la importancia que tiene
para los individuos desarrollar la capacidad de usar plenamente
su potencial perceptivo, emocional e intelectual.
Horney trabajó básicamente en el terreno
de la psicoterapia (en concreto con
las neurosis), en el
que estableció una distinción básica entre
situación neurótica y carácter
neurótico. La primera nace de la ansiedad asociada a un
conflicto
simple, como la necesidad de enfrentarse a una decisión
difícil. Aunque pueda paralizar al individuo
temporalmente, haciéndole imposible pensar o actuar
eficazmente, tales neurosis no están profundamente
enraizadas. Por el contrario, la personalidad neurótica
posee, debido a su carácter, una ansiedad y una hostilidad
básicas fruto de la carencia afectiva en la infancia.
Por último, Sullivan creía que todo el
desarrollo podía describirse exclusivamente en
términos de las relaciones con los otros. Los distintos
tipos de personalidades, así como los síntomas
neuróticos, se explican como resultado del combate contra
la ansiedad que nace de las relaciones con los demás,
actuando como un sistema de
seguridad que se
mantiene con el propósito de mitigarla.
Melanie Klein
Otra importante escuela de pensamiento
psicoanalítico, especialmente en Europa y
Latinoamérica, es la conocida como ‘escuela
inglesa’, que se basa en las enseñanzas de esta
autora británica, provenientes básicamente de sus
observaciones del psicoanálisis infantil.
Klein postuló la existencia de complejas
fantasías inconscientes en los niños, incluso de
menos de seis meses, cuya principal fuente de ansiedad es la
amenaza sobre la propia existencia por el instinto de muerte.
Dependiendo de cómo se materialicen las representaciones
concretas de las fuerzas destructivas en la vida inconsciente
fantaseada por el niño, aparecerían dos primeras
actitudes básicas que Klein denominó
‘posición paranoide’ y ‘posición
depresiva’. En la paranoide, la defensa del yo se realiza
proyectando los objetos internos peligrosos hacia algún
elemento exterior que los represente, elemento que pasará
a considerarse como una amenaza procedente del mundo exterior. En
la depresiva, el objeto amenazador es introyectado, es decir,
retenido dentro del propio individuo, con lo que aparecen los
síntomas de la depresión
y de la hipocondria. Aunque hay serias dudas de que tales
complejos infantiles actúen realmente en la mente del
niño, estas observaciones han tenido bastante importancia
en el desarrollo de la psiquiatría y la psicología
de las fantasías inconscientes, delirios paranoides y
teorías vinculadas en general con las primeras relaciones
objetales.
El psicoanálisis en el ámbito
hispano
En España, la
favorable acogida de la obra de Freud propició la
rápida asimilación de la corriente
psicoanalítica a principios del
siglo XX. Tras la Guerra Civil
española, diversos profesionales tuvieron que exiliarse a
Latinoamérica, éxodo que se vería compensado
a finales de la década de 1970 con la llegada a España de
numerosos psicólogos y psicoanalistas, que
contribuirían a la consolidación de esta ciencia. En
Latinoamérica, el país en el que el
psicoanálisis ha tenido una mayor implantación es
Argentina, con
figuras de la talla de Arminda Aberasturi, introductora de la
escuela inglesa de psicoanálisis en su país, y
Enrique Pichón Rivière. El psicoanálisis ha
tenido también una gran difusión en otros
países como Chile,
México
y Venezuela.
Destacados psicólogos en el ámbito hispano son
también el español de origen cubano Emilio Mira y
López o el argentino David Liberman.
Corriente de la
Psicología Social
Psicología Social, rama de la
psicología que estudia cómo el entorno social
influye, directa o indirectamente, en el comportamiento
de los individuos.
Los psicólogos sociales se interesan por el
pensamiento, emociones, deseos
y juicios de los individuos, así como por su
comportamiento externo. Los fenómenos psíquicos
internos pueden deducirse a partir de ciertas peculiaridades del
comportamiento externo. La investigación ha demostrado que
el individuo es influido por los estímulos sociales tanto
si está o no en presencia de otros y que, en la
práctica, todo lo que un individuo experimenta está
condicionado en mayor o menor grado por sus contactos sociales
previos o actuales.
Aproximaciones teóricas
La psicología social surgió de las
primeras indagaciones intelectuales hechas por el hombre en
sus relaciones con la sociedad. La mayoría de los problemas que
ocupan a la actual psicología social fueron ya reconocidos
como problemas por
los filósofos sociales mucho antes de que las
cuestiones psicológicas formaran parte del campo de
la ciencia.
Las premisas formuladas por Aristóteles, el italiano Nicolás
Maquiavelo, el
inglés
Thomas Hobbes y otros
pensadores políticos a lo largo de la historia siguen hoy
vigentes, aunque estén enunciadas de muy diversas
formas.
La historia reciente de esta disciplina comienza en 1908
con la publicación de dos libros que
llevaban en su título el término
‘psicología social’ y que examinaban el
impacto de las variables
sociales en el desarrollo y el comportamiento de los individuos.
El primero estaba escrito por el psicólogo inglés
William McDougall y el segundo por el sociólogo
estadounidense Edward Alsworth Ross. McDougall esbozaba una
teoría controvertida sobre los instintos humanos,
concebidos como amplias tendencias finalistas emergentes del
proceso evolutivo. Por su parte, Ross se ocupaba de la
transmisión del comportamiento social de persona a
persona,
similar al contagio emocional que sucede en las masas, o a la
sucesión de modas y caprichos sociales.
Otro libro de
psicología social, publicado en 1924 por el
psicólogo estadounidense Floyd H. Allport, que tuvo una
importancia decisiva en el desarrollo de la psicología
social como especialidad de la psicología general,
extendía los principios del
aprendizaje
asociativo a un amplio espectro de comportamientos sociales. Se
evitaban también las referencias a las misteriosas fuerzas
sociales propuestas por Ross y a las elaboradas disposiciones
instintivas empleadas por McDougall y sus seguidores para
explicar el comportamiento social. En el resto de esa
década, la psicología social continuó
dedicándose a discusiones y controversias entre los
diferentes puntos de vista, mientras que el trabajo
empírico —basado en la experiencia y la
observación— de relevancia práctica o
teórica, era escaso.
Los comienzos de la
experimentación
En la década de 1930 el trabajo empírico
de la psicología social se enfocó en un principio
en materias como el comportamiento animal social, la
resolución de problemas, las actitudes y la
persuasión, los estereotipos nacionales y étnicos,
la transmisión de rumores o el liderazgo. El
psicólogo alemán Kurt Lewin subrayó la
necesidad de realizar análisis teóricos antes de
lanzarse a investigar empíricamente un problema, para que
la investigación tuviera una finalidad clara: determinar
la validez de las hipótesis formuladas sobre los mecanismos
explicativos del comportamiento objeto de estudio. La
teoría debía proponer una explicación de
cierto comportamiento social que permitiera al investigador
predecir con ella las condiciones específicas en las que
tal comportamiento iba a ocurrir o no. El investigador
diseñaba entonces experimentos en
los que las condiciones apropiadas variaban metódicamente
y la frecuencia de un comportamiento podía ser observada y
medida. Los resultados permitían así refutar,
modificar o extender la teoría propuesta.
En 1939 Lewin, junto con dos de sus estudiantes de
doctorado, publicó los resultados de un experimento de
importancia histórica: los investigadores habían
entrenado a varios adultos para que interpretaran diferentes
roles como líderes de grupos de
niños. Los adultos trataban de establecer climas
determinados en función de un liderazgo
autoritario, democrático o absolutamente permisivo y se
observaban cuidadosamente las reacciones de los grupos
infantiles, tomando nota detallada del tipo de interacción
social que surgía de cada forma de liderazgo.
Aunque el experimento presentaba numerosas deficiencias,
demostró que algo aparentemente tan confuso como crear un
clima social
democrático podía darse bajo condiciones de
laboratorio
controladas.
La originalidad y el éxito de esta
investigación tuvo un efecto estimulante sobre otros
investigadores, que al final de la
II Guerra Mundial se lanzaron a la
realización de investigaciones experimentales en las que
se manipulaban ambientes sociales coyunturales en condiciones de
laboratorio.
Al mismo tiempo, hubo importantes avances en la investigación
de campo, no experimental, de la psicología social. De
ese modo se perfiló el estilo de la actual
psicología social, más como un estudio objetivo de
comportamientos sociales muy determinados que como un estudio
especulativo de dinámicas sociales más
amplias.
Áreas de investigación
La psicología social comparte muchas áreas
de estudio con otras disciplinas, especialmente con la
sociología y con la antropología cultural. Las tres ciencias
difieren, sin embargo, en que el sociólogo estudia los
grupos
sociales y las instituciones, el antropólogo las
culturas humanas y el psicólogo social centra su
atención en cómo los grupos
sociales, las instituciones y la cultura
afectan al comportamiento del individuo. Las principales
áreas de investigación en psicología social
son las siguientes:
Socialización
Los psicólogos sociales que estudian el
fenómeno de la socialización —proceso de
adaptarse o formarse para un medio social
específico— están interesados en cómo
los individuos aprenden las reglas que regulan su comportamiento
para con los demás en la sociedad, los grupos de los que
son miembros y los individuos con los que entran en contacto. Las
cuestiones sobre cómo los niños aprenden el lenguaje,
los roles sexuales y los principios
éticos y, en general, el comportamiento adaptado, han sido
objeto de intensas investigaciones. También se han
estudiado ampliamente los métodos por los cuales los
adultos aprenden a adaptar sus pautas de comportamiento cuando se
enfrentan a situaciones u organizaciones
nuevas.
Cambio de actitudes
Las actitudes suelen considerarse como predisposiciones
aprendidas que ejercen una influencia y que consisten en la
respuesta hacia determinados objetos, personas o grupos. Las
actitudes son normalmente consideradas como productos de
la socialización y, por tanto, como algo modificable.
Debido a que el comportamiento de una persona hacia los
demás se corresponde a menudo con sus actitudes hacia
ellos, la investigación sobre cómo se forman las
actitudes, cómo se organizan en la mente y cómo se
modifican ha sido considerada de gran importancia tanto
teórica como práctica.
El descubrimiento de que las actitudes siguen a los
comportamientos, y viceversa, emerge de la suposición,
ampliamente demostrada, de que los individuos desean preservar la
consistencia lógica
en sus puntos de vista sobre ellos mismos y sobre su entorno.
Algunas teorías sobre la consistencia cognitiva han
llegado a ser importantes en el pensamiento
psicosociológico, al subrayar la idea de que los
individuos prefieren pensar que sus acciones son
coherentes con sus creencias, y que si perciben inconsistencia
entre ambas (disonancia cognitiva) tratan de reducirla
(lógicamente, cambiando las creencias antes que las
acciones).
A través de la investigación
empírica, los psicólogos sociales intentan
comprender las condiciones bajo las que las personas descubren la
disonancia y en las que intentarán reducirla mediante el
cambio de actitudes básicas. Los estudios que apoyan la
teoría de la disonancia predicen que las actitudes de un
individuo hacia un grupo social pueden modificarse si se induce a
aquél a modificar su conducta hacia el
grupo; el cambio de actitudes representa los esfuerzos que el
individuo hace para que sus ideas sobre ese grupo coincidan con
el modo en que se ha comportado con sus miembros.
Afiliación social, poder e
influencia
Los factores que determinan con quién y de
qué modo se relacionan los individuos —si es que lo
hacen—, o si intentarán ejercer una influencia sobre
los demás o ser influidos por otros, tienen gran
interés para los psicólogos sociales. Los
investigadores han determinado, por ejemplo, que si las personas
no están seguras de cómo se sentirán o
cómo responderán en una situación nueva o
indeseable, buscarán la compañía de otras
que puedan aportarles esa información. Los
psicólogos sociales han observado también que los
primogénitos e hijos únicos son normalmente
más propicios a unirse a grupos durante su vida que los
que han nacido después.
Estructura y dinámica de grupos
Los psicólogos sociales han estudiado
también en profundidad cómo el individuo y el grupo
se influyen mutuamente, estudio en el que se han tratado temas
como el del liderazgo, sus
funciones, sus
estilos y su efectividad. También se han investigado las
condiciones en que los grupos humanos resuelven sus conflictos de
forma cooperativa o
competitivamente y las múltiples consecuencias de estos
modos globales de resolución de conflictos. También
se ha estudiado cómo el grupo induce la conformidad y
cómo actúa con los miembros
disconformes.
Personalidad y sociedad
Ciertos psicólogos sociales están
especialmente preocupados por el desarrollo y las consecuencias
de las diferencias individuales estables. Las diferencias en el
grado de motivación
hacia el logro, por ejemplo, han resultado mensurables y tienen
una importancia decisiva para saber cómo se comporta una
persona en diferentes situaciones sociales. Los tipos de
actitudes hacia la autoridad,
así como la noción de personalidad autoritaria,
están relacionadas con las actitudes hacia las
minorías étnicas o hacia ciertos aspectos del
comportamiento social. El síndrome de personalidad
conocido como ‘maquiavelismo’, —del
filósofo político italiano Nicolás Maquiavelo—
puede explicar y predecir el grado de manipulación hacia
los demás en las interacciones sociales y la capacidad del
individuo para dominar ciertas situaciones
interpersonales.
Técnicas de
investigación
Existen numerosos sistemas y
técnicas de investigación en psicología
social, aunque el método
basado en la teoría sigue siendo el más empleado.
En los últimos años se han utilizado modelos
matemáticos cada vez más rigurosos que son
proyecciones del comportamiento social en un posible sistema de
relaciones sociales.
Otras técnicas incluyen cuestionarios y entrevistas
ampliamente utilizados en las encuestas de opinión
pública y estudios de preferencias de los consumidores
(dentro de los estudios de mercado). Estos
dos métodos son un desafío para los investigadores,
ya que el tipo de control del
entorno posible en el laboratorio no
lo es en la investigación
de campo, y los efectos de variables
sutiles que pueden controlarse y apreciarse con facilidad en los
experimentos
controlados son fácilmente enmascarados bajo los efectos
de otras variables
propias del entorno natural.
Con frecuencia, el comportamiento en los entornos
naturales se observa sistemáticamente o se programa en
equipos informáticos para su simulación. También se usan
técnicas específicas para el análisis de
estadísticas y otros datos, así
como para la medición de las actitudes, la elección
social y el atractivo interpersonal. También es importante
en esta especialidad la medición psicofisiológica
—de variables
psíquicas a través de variables fisiológicas
probadamente relacionadas. Las investigaciones comparativas entre
diferentes países y culturas proporcionan
información que permite no sólo la
comparación de los comportamientos sociales en diferentes
naciones o culturas, sino también la validación
intercultural de los resultados obtenidos.
En el estudio del comportamiento social de los animales, el
ambiente del
laboratorio permite el control
experimental, que supone tener en cuenta las variables
ambientales y también la historia previa de cada especie.
Las acciones
simples de un comportamiento, como el picoteo de una paloma sobre
un objeto, pueden ser aisladas y se puede implantar un inventario de
refuerzo (repetición de estímulos para mantener o
incrementar el comportamiento). Las investigaciones psicosociales
con animales han
conducido al desarrollo de nuevas técnicas para su
adiestramiento.
Psicología social aplicada
Los principios
desarrollados en el laboratorio y en la investigación
de campo en psicología social han sido aplicados a la
resolución de diferentes problemas en situaciones sociales
reales. Los asesores y los investigadores de la psicología
social han trabajado para mitigar los problemas en las relaciones
étnicas, internacionales, laborales e industriales, en el
comportamiento económico y político, en la educación, la
publicidad y
la salud mental
comunitaria. Las industrias,
organizaciones, escuelas y grupos de trabajo de diversa
índole recurren regularmente a los servicios de
los psicólogos sociales para mejorar las relaciones
interpersonales, aumentar la comprensión de las
relaciones entre los miembros de los grupos en conflicto, y
diagnosticar y ayudar a corregir los problemas en la productividad del
grupo y la
organización.
Relaciones sociales
Los especialistas de este área se han interesado
también por las relaciones de amistad y de
amor,
mostrando, por ejemplo, que las relaciones duraderas responden a
pautas típicas de reglas y comportamientos que se
modifican según su duración. Distintas
teorías han tratado de explicar el balance de costes –
beneficios que se da en estas relaciones. El éxito de las
relaciones personales está, además, ligado a la
salud física y
mental.
Comunicación interpersonal
Los psicólogos sociales consideran el lenguaje y
la
comunicación como algo central en la
organización de la vida social. Hay una larga
tradición de investigaciones sobre comunicación no verbal que muestran
cómo una compleja comunicación inconsciente que utiliza el
lenguaje del
cuerpo es básica para el funcionamiento armónico de
la interacción social (la simpatía y el afecto se
expresan en general de este modo). Recientemente, se ha dado en
la psicología social un interés creciente por el
discurso. El
papel del
lenguaje en la
construcción del mundo social es examinado
utilizando métodos provenientes de la crítica
literaria y la lingüística.
Cognición social
La cognición social ha sido el enfoque dominante
en la psicología social desde la década de 1970: se
ocupa de las percepciones y creencias de los individuos sobre el
mundo social. Las principales áreas abarcan el estudio de
cómo las personas se explican su propio comportamiento y
el de los demás, los estereotipos que se forman sobre los
sucesos sociales, la concepción de ellas mismas y el rol
que interpretan en el mundo social al que pertenecen, y en
qué se ocupan en las diferentes situaciones sociales. La
cognición social también estudia el efecto de todos
estos procesos en el pensamiento y la
motivación.
Durkheim, que incursionó en la
sociología, tuvo que hacer frente a la discriminación que existía con las
ciencias
sociales, ya que eran comparadas con las ciencias
naturales y, en esta comparación, las ciencias
sociales o ciencias blandas, parecía poco
serias.
Dada la metodología que utilizaba
Durkheim, de una gran rudeza en sus términos y la
necesidad que tenía de convertir la combulsionada
época en que vivía, penso en establecer una ciencia
"científica" que analizara y pudiese ordenar la sociedad
imperante, la cual había sido modificada por la revolución
industrial, repercutiendo en el ámbito
social.
Durkheim, consideraba al individuo como un mero actuante
del entorno, ya que este lo condicionaba y le hacia tomar las
desiciones que el obraba, considera al al individuo como a un ser
pasivo, y no como un reactor de hechos, no considera el
modo voluntarista de la acción, que
será central en Weber.
Considera que el temor a las sanciones sólo
constituye el motivo secundario para la adhesión a las
normas
institucionales. El primario es el sentido de la
obligación moral,
exterioridad y coacción como criterios de los hechos
sociales.
En vez de generalizar el esquema medio, método que
utiliza Weber, para sistemas de
acción, concibió al individuo actuando en un medio
social y pasó a analizar los elementos de este
medio.
Reconoce en el medio, un sistema
común de reglas, expresamente normadas, que representan la
voluntad de la mayoría, caracterizando al mismo como uno
de sus principales rasgos.
Estas normas morales de
la sociedad y valores
comunes, es la fuente de "sacralidad" o norma "suprema" de las
cosas sagradas como de la obligación las reglas
morales.
Las asociaciones que se realizan con las ideas
religiosas se manifiestan no sólo en ideas sino en ciertas
acciones o
conductas, y estas acciones comparten la cualidad de sacralidad e
implican relaciones con entidades sagradas. Finalmente, para
Durkheim el ritual es un modo de revivificar y fortalecer a los
elementos comunes de valor. El
ritual es uno de los mecanismos fundamentales de defensa de la
sociedad frente a la tendencia a la falta de normas
(anomia).
Para Durkheim, la división del trabajo que
provocó el industrialismo es cada vez es más
notoria. Esta especialización, que para Marx es
degradante y alienante, Durkheim la ve como un cambio al cual hay
que ajustarse. Esto trae una separación de los actores y
una posible destrucción de la sociedad, que Durkheim trata
de salvar con la creación de los sindicatos,
que según el mantendría el sentimiento moral de la
sociedad.
Para Durkheim, el estado
está formado por una base de agrupaciones profesionales
(los sindicatos),
que mantienen a los actores unidos y en estas agrupaciones, los
intereses de los actores se mantienen claros, ya que todos son
pares. Cada sindicato
reflejará los intereses de sus integrantes, y los
representantes de cada sindicato se
reunirán y llevarán hasta el Estado los
intereses de cada sindicato.
Esta intervención de agrupaciones intermedias es lo que
salvará a los actores y a la sociedad de la
especialización, institucional y del trabajo.
Weber coincide con Durkheim con respecto a la
especialización, aunque es mas especifico, dado que el
toma a la burocratización como un estado inevitable de la
sociedad, dado que la carencia de esta provocaría una
desorganización natural.
Durkheim era objetivista, ya que ponía pleno
interés en la sociedad conductora de los actores, Weber,
por el contrario, era un autor subjetivista.
Para Weber, la acción de los actores está
centrada en una relación: entre
los motivos, la acción y resultados que esta
provoca, o sea que el individuo no es un mero espectador, sino
que es un condicionante de su realidad ; él considera
la interrelación de los individuos cono un hecho natural
de las cosas, de las que se puede esperar determinados
actos.
Los desarrollos de Durkheim y Weber son ejemplos
paradigmáticos de la forma de trabajar las relaciones
entre teoría y método: no es posible intentar
interpretar los planteamientos teóricos de Durkheim sin
tener presente el positivismo o,
por último, utilizar las elaboraciones teóricas de
Weber sin relacionarlas con la sociología comprensiva y la
lógica
de los tipos ideales.
Tanto Durkheim como Weber trataron de describir los
fenómenos sociales en términos intencionales, de
sujetos activos,
proponiéndose fines y evaluando, por un lado, los medios para
alcanzarlos, y trabajando, por el otro, con la idea de que los
distintos modos que tienen los individuos y los grupos de
seleccionar fines y medios
dependen de las relaciones sociales en las que
participan.
La visión Durkheiniana de la sociedad se basa en
la idea de la combinación de elementos físicos y
morales que está siempre por encima de los individuos que
la componen y de la cual dependen. De esta interpretación
deriva dos conceptos fundamentales: el de conciencia
colectiva y el de autoridad
moral de la
sociedad, que remiten al análisis de la normatividad
social y al estudio del problema de la solidaridad y la
integración.
Max Weber parte de una visión de la realidad
histórico – social constituida por un conjunto infinito y
contradictorio de elementos y relaciones entre los mismos. Esto
le permite afirmar que cuando se toma el concepto de lo social en
su significación general el mismo se vuelve indeterminado
y no proporciona un punto de vista específico desde el
cual estudiar la significación de los elementos
histórico – sociales.
En la interpretación de estas dos corrientes es
posible percibir, entre otras cosas, una preocupación que
nos parece necesario señalar específicamente: se
refiere a la distancia entre teoría y realidad, entre el
campo de las relaciones sociales y el pensamiento desarrollado
sobre el mismo.
Simultáneamente con la construcción de sus sistemas
teóricos y en una interrelación dialéctica
con éstos, ambos autores elaboraron, a partir de
determinadas concepciones epistemológicas sobre el
conocimiento
científico y sobre las posibilidades de ese conocer,
sus principios
metodológicos básicos, presentados como un conjunto
de categorías y normas de procedimiento por
medio de las cuales es factible aprehender la realidad, y que
indican la forma de hacerla inteligible
científicamente.
Freud, Pichón Rivière y
Lewin trabajaron en el campo de la salud mental,
pero partiendo de diferentes modos de pensar sobre el aparato
psíquico, y construyendo distintos métodos para
abordar los fenómenos del inconsciente.
Métodos: Freud aportó el método
psicoanalítico y su trabajo partía de los
fenómenos histéricos. En cambio Pichón
utilizaba el método de dispositivos para grupos operativos
y su trabajo parte de su práctica en psiquiatría y
psicología social, de ahí que en la práctica
resaltó la importancia de trabajar con todo el grupo
familiar. Por su parte, Lewin empleaba un método
doblemente experimental (experimentación
sociológica e investigación activa).
Para Freud las fantasías subyacen de los
sueños, síntomas, relación y sexualidad.
Para Pichón subyacen en el trabajo grupal, los individuos
que lo conforman se combinan en forma involuntaria actuando
según estados, llamados "supuestos básicos". Veamos
cuáles son:
- De dependencia
- De ataque y fuga
- Apareamiento
Para sus teorías Freud se basó en los
fenómenos del inconsciente, partiendo desde la sexualidad
infantil (fue el primero en dedicarse a investigar el tema de la
sexualidad). En cambio Pichón en ECRO (esquema conceptual
referencial y operativo) y partió desde el mundo interno
hacia el externo. Por su parte, Lewin se basó en la
investigación de la psicología motivacional o
vectorial (teoría de campo).
Tanto Lewin como Freud y Pichón se dedicaron a
estudiar problemas como la naturaleza del
aprendizaje,
los factores culturales en la estructura de la personalidad y el
desarrollo infantil; aunque cada uno le atribuyó distinta
importancia dentro de sus propias investigaciones.
Para Freud el yo es la masa de representaciones que el
sujeto tiene de sí mismo, en cambio Pichón
amplía la concepción del yo, considerando
también el plano interaccional social (recordemos que para
él: "el hombre es
un ser de necesidades que sólo se satisfacen
socialmente").
Tanto Lewin como Freud, más aún
éste, consideraba que el individuo desarrolla en su
proceso de maduración dimensiones de realidad –
irrealidad. Freud se ocupó de diferenciarlas y
caracterizarlas de forma más completa.
También Freud y Lewin estudiaron los conflictos
que enfrenta el individuo y las frustraciones que pueden llegar a
producirse, las causas y cómo sé reencauzan.
Mientras Lewin le daba mucha importancia a la
motivación, Freud relacionaba todo con el campo
sexual.
En cuanto a las relaciones con los otros, Freud
considera que los vínculos se establecen a través
de objeto, modelo o
rival; mientras que para Pichón se dan a través de
interacción mutua y dialéctica.
- Enciclopedia Britanica.
- Enciclopedia Encarta.
- Charla con el Lic. en Psicología Pablo
Challu. - Apuntes tomados de compañeros de
curso. - Libro : "Grandes Pensadores del Mundo" de
Editorial Perfile.
Autor:
Guillermo Miguel Alves Pinheiro