Introducción
Si bien la siguiente obra es considerada como el
más grande tratado político de todos los tiempos,
no puede ser considerado como un libro acabado
tal como el que Aristóteles había escrito, puesto
que se duda de si el Estagirita lo compuso de la forma en que nos
es presentado en la forma actual o fue reunido de manuscritos
recolectados por sus editores, ya que a partir del libro tercero
los números son muy ambiguos.
La mejor hipótesis hasta ahora expuesta para
explicar "La Política", es la de
Werner Jaeger, que aunque no se la ha demostrado, ofrece una
forma razonable de concebir el desarrollo de
la filosofía política de Aristóteles, y según cual "La
Política",
tal como la conocemos es obra de Aristóteles y no de algún editor
posterior. Hay en primer término, una parte que trata del
estado ideal y
de las teorías
anteriores acerca de él; y en segundo término, hay
un estudio de los estados reales, principalmente la democracia y
la oligarquía, junto con las causas de su decadencia y de
los mejores medios de
darles estabilidad.
Por consiguiente, con arreglo a la
concepción de Jaeger, "La Política" trataba de
constituir un tratado sobre una sola ciencia, pero
no fue sometida nunca a la revisión que hubiera sido
necesaria para dar a las diversas partes, escritos durante un
largo período, una forma bien unificada.
A continuación, se detallan los datos
biográficos del autor a fin de entender en forma
más clara el porqué de ciertos pensamientos, que
están íntimamente relacionados con la
formación educacional y las circunstancias en la vida del
Estagirita.
Aristóteles
Filósofo y científico griego
(384-322 a.C.) que comparte junto a Platón y
Sócrates
la distinción de ser los filósofos más destacados de la
antigüedad. Nacido en Estagira (Macedonia), hijo de un
médico de la corte real, Aristóteles se trasladó a Atenas a
los 17 años para estudiar en la Academia de Platón.
Permaneció en esta ciudad unos 20 años, primero
como estudiante y más tarde como
maestro.
A la muerte de
Platón,
acaecida en el año 347 a.C., Aristóteles partió para Assos,
ciudad de Asia Menor en la
que gobernaba un amigo suyo, Hermias, al que Aristóteles
sirvió de asesor, casándose además con su
sobrina e hija adoptiva, Pitia. Tras ser capturado y ejecutado
Hermias a manos de los persas en el 345 a.C., Aristóteles
se trasladó a Pella, capital de
Macedonia, donde se convirtió en tutor del hijo menor del
rey, Alejandro, que para la historia sería
conocido como Alejandro III el Magno. En el año 335 a.C.,
al acceder Alejandro al trono, regresó a Atenas y
estableció su propia escuela: el
Liceo. Debido a que gran parte de las discusiones y debates se
desarrollaban mientras maestros y estudiantes paseaban por el
Liceo, este centro llegó a ser conocido como escuela
peripatética.
A raíz de la muerte de
Alejandro en el año 323 a.C. creció en Atenas un
fuerte sentimiento antimacedonio, con lo que Aristóteles
se retiró a una propiedad
familiar en Calcis, en la isla de Eubea, donde moriría al
año siguiente.
Obras
Al igual que Platón, en
sus primeros años en la Academia, Aristóteles
utilizó muy a menudo la forma dialogada de razonamiento
aunque, al carecer del talento imaginativo de Platón,
esta modalidad de expresión no fue nunca de su pleno
agrado. Si se exceptúan escasos fragmentos mencionados en
las obras de algunos escritores posteriores, sus diálogos
se han perdido por completo. Aristóteles escribió
además algunas notas técnicas, como es el caso de
un diccionario de
términos filosóficos y un resumen de las doctrinas
de Pitágoras; de estos apuntes sólo han sobrevivido
algunos breves extractos. Lo que sí ha llegado hasta
nuestros días, sin embargo, son las notas de clase que
Aristóteles elaboraba para sus cursos,
delimitados con gran esmero y que cubrían casi todos los
campos del saber y del arte. Los textos
en los que descansa la reputación de Aristóteles se
basan en gran parte en estas anotaciones que fueron recopiladas y
ordenadas por sus editores posteriores.
Entre los textos existen tratados de
lógica
llamados Organon ('instrumento'), ya que proporcionan los
medios con los
que se ha de alcanzar el
conocimiento positivo. Entre las obras que tratan de las
ciencias
naturales está la Física, que recoge
amplia información sobre astronomía, meteorología, plantas y
animales. Sus
escritos sobre la naturaleza,
alcance y propiedades del ser, que Aristóteles
llamó primera filosofía, recibieron el
nombre de Metafísica en la primera edición
publicada de sus obras (60 a.C.) debido a que en dicha
edición aparecían tras la Física. A
su hijo Nicómaco
dedicaría su obra sobre la ética,
llamada Ética a Nicómaco. Otras obras esenciales son
Retórica, Poética (que ha llegado a
nosotros incompleta) y su Política (también
incompleta).
Análisis
del libro "La
Política" de Aristóteles
Libro
primero:
Origen del Estado y de la
Sociedad:
Todo Estado esta
conformado por una asociación de familias que tienden a un
bien común, y éste bien es el objeto más
importante de esta asociación de tipo política, ya
que, como en todas las asociaciones que forma el hombre,
sólo hacen lo que les parece bueno. En las familias las
bases de las asociaciones se dan, entre el señor y el
esclavo, y ente el esposo y la mujer, siendo
éstas, asociaciones de tipo natural, puesto que la
naturaleza ha
creado seres para mandar y otros para obedecer, donde el que esta
dotado de razón y previsión sea el dueño, y
el que por sus facultades corporales sea capaz de obedecer y
cumplir las órdenes, obedezca como
esclavo.
La primera asociación se da entre muchas
familias, conformando el pueblo, y de la asociación de
muchos pueblos, se forma el Estado que
llega a su forma última, cuando es capaz de bastarse
absolutamente a sí mismo, es decir, que se forma por la
necesidad de satisfacer las necesidades de la vida. La
formación del Estado es un
hecho natural, ya que el hombre es
un ser naturalmente sociable, porque no puede bastarse a
sí mismo separado del todo como el resto de las partes,
siendo aquél que vive fuera de ésta, un ser
superior a la especie, o una bestia. Por todo esto, la naturaleza
arrastra instintivamente al hombre a la
asociación política.
La naturaleza le
concede al hombre
exclusivamente la palabra, mediante la cual, diferencia el bien
del mal y lo justo de lo injusto, siendo esto la principal
característica que lo hace distinto de los
demás animales. La
justicia es
una necesidad social, porque el derecho es la regla de la vida
para la asociación política, y la decisión
de lo justo es lo que constituye al derecho.
Por último, el Estado es
siempre anterior a la familia y a
cada individuo en particular, porque el todo esta siempre por
encima de las partes, y una vez que es destruido éste, ya
no hay partes, porque solas carecerían de función
alguna.
De la esclavitud:
Los elementos de la economía
doméstica son los esclavos y los hombres libres, siendo
las partes primitivas, el señor y el esclavo, el hombre y
la mujer y por
último el padre y los hijos, siendo posible añadir
un cuarto elemento que es la llamada adquisición de la
propiedad, ya
que sin las cosas de primera necesidad, el hombre no
podría vivir.
La propiedad es
un elemento de la naturaleza,
siendo dentro de ésta, el esclavo, la propiedad
viva. Pero el esclavo no es sólo un esclavo, sino que
depende de su señor absolutamente, convirtiéndose
en propiedad como
instrumento de uso, pero absolutamente individual, al ser un
hombre de otro
hombre. "…Si
las lanzaderas tejiesen por sí mismas; si el arco tocase
por sí solo la cítara, los empresarios
prescindirían de los operarios y los señores de los
esclavos…" (pág. 45).
Algunos esclavos lo son por naturaleza, ya que hay
seres que desde el momento en que nacen están destinados a
obedecer y otros lo están para mandar, porque ambos
elementos, la obediencia y la autoridad, se
encuentran en todo conjunto que aspire a un resultado
común, con razón se puede sostener que hay esclavos
y hombres libres que lo son por obra de la naturaleza. El hombre esta
formado por un alma que le sirve para mandar, y un cuerpo que le
sirve para obedecer, en los hombres corruptos suele dominar el
alma sobre el cuerpo, que es lo contrario a la naturaleza. "…El
alma manda al cuerpo como un dueño a su esclavo, y la
razón manda al instinto como un magistrado, como un
rey…" (pág. 47).
Si bien hay esclavos que lo son por naturaleza,
los vencidos en la guerra
también se los reconoce como propiedad del vencedor, ya
que la victoria supone siempre una superioridad en ciertos temas
y la virtud tiene derecho, como medio de acción, a
utilizar hasta la violencia.
El saber emplear a los esclavos constituye una
ciencia, no
por poseerlos, sino porque se sirve de ellos, esta consiste en
saber mandar lo que los esclavos deben hacer, para poder ellos
dedicarse a la vida política o a la filosofía.
También se les podrían enseñar ciertas artes
como preparar las viandas, ya que algunos servicios son
más necesarios que otros
De la adquisición de los
bienes:
La adquisición de los bienes no se
debe confundir con la administración doméstica, ya que una
emplea lo que la otra suministra.
Algunos hombres son nómades, éstos
viven en absoluta ociosidad, sin trabajo, y se alimentan de la
carne de los animales que
crían, otros viven del pillaje, otros de la pesca, otros
cazan las aves y los
animales
bravíos, pero la mayoría vive del cultivo de
la tierra y de
sus frutos, siendo los modos de existencia del hombre:
nómade, agricultor, bandolero, cazador o pescador,
pudiendo combinar los diversos modos de vivir como por ejemplo,
siendo nómades y salteadores o cultivadores y cazadores.
La naturaleza nada hace en vano, por lo que es de necesidad que
halla creado todo esto para el hombre, hasta la guerra misma
es un medio de adquisición de bienes.
La riqueza es la abundancia de los instrumentos
sociales, que es natural, y domésticos, que procede del
arte y de la
experiencia, a este género se lo llama adquisición
de bienes.
El cambio es
aplicable a todas las propiedades, si bien en su origen no se
extendía mas allá de las cosas necesarias para la
vida, a medida que las relaciones se fueron transformando, se
introdujo el uso de la moneda y con ésta nació la
venta, que
reveló cómo la circulación de bienes
podía ser origen y fuente de ganancias considerables. Por
ende, el dinero es
el que parece preocupar al comercio,
porque es el elemento y el fin de sus cambios, el interés es
dinero
producido por el dinero
mismo, siendo de entre todas las adquisiciones, la usura, la
más contraria a la naturaleza, que es un modo de
adquisición nacido del dinero, al
cual no se le da el destino para el cual fue
creado.
Consideración
práctica sobre la adquisición de los
bienes:
Se deben conocer bien a fondo el género, el
lugar y los productos que
más prometan, también es esencial tener un conocimiento
de la agricultura y
las tierras, las cuales es preferible que sean arboladas, se
ocupa a su vez de todos los animales, tanto
acuáticos y volátiles, que puedan ofrecer alguna
ventaja.
Su elemento principal es el comercio, que
se divide en: marítimo, terrestre, y al por menor, entra
también en consideración el préstamo a
interés
y finalmente, el salario. El
último tipo de riqueza es la explotación forestal y
minera, que pude ser de tantas clases como metales se saquen del seno
tierra.
Conviene a todos los jefes de Estado, tener
conocimiento
de tales recursos, puesto
que muchos gobiernos tienen la necesidad, como las familias de
enriquecerse; y muchos gobernantes creen que sólo de esta
parte de la gobernación deben ocuparse.
Del poder
doméstico:
La administración de la familia
descansa en tres tipos de poder: el del
señor, el del padre y el del esposo, según sobre
quién se gobierne, si sobre el esclavo, los hijos o
la mujer. Sobre
los dos últimos, se manda como a seres igualmente libres,
aunque sometidos a una autoridad
diferente, que es republicana (respecto a la mujer), o
regia (respecto de los hijos), ya que las afecciones y la edad
dan a los padres el poder, lo
mismo que los reyes, quienes deben ser superior a sus
súbditos por sus facultades naturales, pero sin embargo,
ser de la misma raza que ellos.
Una de las cuestiones que se suscitan es la de
saber si al esclavo, aparte de actuar como instrumento y servidor, le son
correspondientes algunas virtudes. Evidentemente, es necesario
que posea algunas virtudes, aunque muy diversas de las que le
corresponden a la mujer o a los
hijos, por esto, el hombre libre manda sobre el esclavo de muy
distinta manera a la que lo hace con los otros, estando
éste absolutamente privado de voluntad alguna. El esclavo
participa de nuestra vida, y no debe poseer virtud alguna
más de la que le exige su esclavitud.
Libro
dos:
Examen de la república de
Platón:
El Estado es una asociación y como tal para
que su funcionamiento sea eficiente, la comunidad
política debe necesariamente abrazarlo todo, o no abrazar
nada. El suelo, por lo
menos debe ser necesariamente común, porque la unidad del
lugar lleva consigo la unidad de la ciudad.
Platón sostiene que debe existir una
comunidad de
hijos, mujeres y bienes, pero lo que es común al mayor
número, es de hecho, objeto de menor cuidado, ya que
siempre uno se ocupa más de las cosas propias, que de las
comunes. Dos son las cosas que mueven al hombre a hacer algo, el
sentirlo propio y el sentirlo único, si el hombre no
siente ninguna de éstas, no se ocupa de las cosas porque
piensa que otro puede hacerlas.
También sostiene Platón que el ideal
supremo de una ciudad, es su unidad absoluta, lo que
también es criticado por Aristóteles, quien alega
que de ésa manera, ya no habría mas ciudad "El bien
para cada cosa es lo que asegura su existencia"(pág.
69).
No es posible que en una comunidad manden
todos a la vez, por lo que lo mejor sería la continuidad
de oficios, incluso en la comunidad
política, seria conveniente que siempre estuvieran los
mismos en el mando. Para Aristóteles, esto no puede ser,
ya que los ciudadanos son naturalmente todos iguales, por lo que
todos deben tener igualmente el poder;
según esta idea, el régimen que más se
acomoda, es aquel en el que los gobernantes se retiran del poder
en el que han sido desiguales, por turnos.
Otra cuestión, es si debe o no admitirse la
comunidad de
bienes, y buscar la forma de organizar la propiedad, de alguna de
esas maneras. Para Aristóteles, el mejor sistema es el que
regía en ese momento, donde la propiedad es común,
pero individual, estaba distribuida para que cada uno se ocupara
de la suya, obteniendo siempre así el mayor beneficio.
Ayudar es el mayor placer, pero no lo es sin propiedad privada,
por eso el mejor sistema, es el
del la propiedad privada con uso común, ya que nada se
puede hacer si se unifica la ciudad; sin duda debe haber ente
la familia y
la ciudad una unidad, pero no absoluta, el modo de atraer a la
comunidad y a la unión del Estado, es mediante la educación.
En cuanto a las disensiones, pleitos y otros
vicios que Sócrates
hecha en cara a las sociedades,
Aristóteles afirma que se encontrarán todos ellos
sin excepción, pero según Sócrates,
gracias a la educación, no
habrá en su República de esos reglamentos de
policía, de mercados y de
otras materias, y sin embargo, no se ocupa de dar educación más
que a sus guerreros. Su teoría
"Dios no derrama el oro unas veces en el alma de los unos, y otra
en la de los otros, sino siempre en las mismas almas"
(pág., 78). El deber del legislador es hacer dichoso a
todo el Estado,
pero todo no podrá ser dichoso cuando la mayor parte o
algunos de sus miembros, están privados de esa
dicha.
Examen del tratado de "Las
Leyes" de
Platón:
En toda materia de
legislación, nunca deben perderse de vista los elementos
más importantes que lo conforman, que son: el hombre y
la tierra. En
cuanto al tema de propiedad, esta debe ser bastante abundante
como para poder satisfacer las necesidades de una vida sobria, es
un error el dividir los bienes en partes iguales y no establecer
nada sobre el número de ciudadanos, lo más prudente
es el limitar la población y no la propiedad, no dejarles
que procreen sin limitación.
El sistema
político que propone Platón para su comunidad, es
un sistema
intermedio entre democracia y
oligarquía, a éste modo de gobierno,
él lo llama República, por ser el correspondiente a
los ciudadanos que empuñan las armas.
La constitución que pretende, es una compuesta
por elementos de demagogia y tiranía. La crítica a
este sistema, es que
necesariamente da lugar al predominio de los que pagan
más, ya que muchos de los pobres se abstendrían de
votar y de ninguna manera se los puede obligar a
ello.
En los capítulos siguientes,
correspondientes al presente libro segundo
de "La Política" de Aristóteles, él realiza
una descripción detallada de las constituciones
según los diversos autores o lugares, sobre las cuales no
creo muy importante la necesidad de analizarlas detalladamente
para la realización del siguiente trabajo. Pero de entre
todos los tipos de legislaciones que analiza, me parece de suma
importancia la de Faleas de Calcedonia, él ha sido el
primero que asentó el principio de igualdad de
fortuna, indispensable para el buen orden dentro de la comunidad,
ya que de ésta manera se reduce el riesgo de
disensiones civiles, aunque no de manera completa, puesto que en
el hecho de tener todos lo mismo, aquellos que eran superiores se
irritarán al verse reducidos.
El remedio, será la propiedad, el
hábito de trabajo y la templanza, pero aquél que
quiera encontrar la felicidad en sí mismo, deberá
encontrarla por medio de la filosofía.
Analiza también la constitución ideada por Hipódamo de
Mileto, la de Lacedemonia, la perteneciente a Creta, la de
Cartago, Solón , Zaleuco, etc.
Libro
tres:
Del estado y el
ciudadano:
El Estado es una comunidad, formada por elementos
diferentes y el gobierno de ese
estado, depende de la
organización impuesta por todos los miembros que lo
conforman.
El ser ciudadano no depende del domicilio, ya que
esclavos y extranjeros también poseen uno, tampoco
proviene del derecho de entablar una acción
jurídica, porque esto pueden hacerlo las personas que no
son ciudadanos, la característica distintiva del ciudadano es
que este goza de funciones
políticas y judiciales, tanto como juez o
magistrado, es decir que posee libertades políticas.
Dentro de la categoría de los ciudadanos, hay una
división entre Ciudadanos incompletos: que son
aquellos que aún no han llegado a la edad de
inscripción cívica; y Ciudadanos jubilados:
que son los ancianos que ya han sido borrados de la
inscripción cívica.
La definición de ciudadano es relativa del
lugar donde se la aplique, varía según la forma de
gobierno, el caso
del que estamos hablando acá, es el correspondiente a la
forma democrática principalmente.
La obra común de todos los ciudadanos es la
prosperidad de su estado, sin importar las diferencias de los
destinos de sus actos, así, la virtud del ciudadano se
refiere exclusivamente a la relativa al estado, pero como este se
encuentra revestido de diferentes formas (según el tipo de
gobierno que
adopte), la virtud del ciudadano no puede ser nunca una, al
contrario de la virtud del hombre de bien, que es una y absoluta
, entonces, es lícito que la virtud del ciudadano sea
distinta que la del hombre privado.
Teniendo en cuenta la república perfecta,
donde cada ciudadano debe llenar las funciones que le
han sido confiadas, supone que cada uno debe tener una
función diferente según su función, con lo
que no puede existir identidad
entre la virtud cívica, que puede variar según la
función que cada uno desempeñe dentro de la
república perfecta, y la virtud privada, que tiene que ser
única y puede no encontrarse presente en todos los
hombres. El magistrado digno de ejercer el mando, debe de contar
con esta doble virtud, de buen ciudadano y de hombre de bien, por
lo que a los hombres destinados a ejercer el poder, es preciso
educarlos de manera especial.
El buen ciudadano debe poseer las virtudes, tanto
de mando (la prudencia), como de súbdito (la obediencia),
y contener así la ciencia, la
fuerza del
mando y la obediencia. Debe saber tanto obedecer, como mandar a
los que los obedecen para que realicen los trabajos, entre
éstos se hallan incluidos los artesanos.
En conclusión, el ciudadano es aquel hombre
político, que es o puede ser dueño de ocuparse,
tanto personal como
colectivamente de los intereses comunes y tiene
participación en los asuntos públicos. Las
condiciones del ciudadano van a variar según el tipo de
constitución sea aristocrático, en
el que el honor de desempeñar las cuestiones
públicas esta reservado a la virtud y a la
consideración, los artesanos y obreros no serían
ciudadanos dentro de este sistema, mientras que estarían
considerados dentro de la clase ciudadana en algún otro,
pero no en la constitución perfecta.
Teoría de los gobiernos y
de la soberanía:
La constitución es la que determina en todas
partes la
organización del Estado en relación con las
magistraturas, principalmente la soberana, el soberano es siempre
el gobierno, por lo
que es la constitución misma.
Se pueden diferenciar dos tipos de constituciones,
según el interés
que persigan, pueden ser:
- Constituciones puras: son las hechas en vistas
del interés
general, son puras porque practican rigurosamente la
justicia - Constituciones impuras: sólo tienen en
cuenta el interés
personal de los
gobernantes, no son más que una corrupción de las buenas constituciones,
están viciadas.
Aristóteles divide las formas de
gobierno en puras e impuras, que son las deformaciones de las
formas puras, según persigan el interés de uno o
muchos. Así, encuentra dentro de las formas puras de
gobierno:
- La Monarquía: que es el gobierno de uno
sólo. - La Aristocracia: que es el gobierno de una
minoría conformada por hombres de
bien. - La República: que es el gobierno de la
mayoría
Y dentro de las formas impuras,
están:
- La Tiranía: que es la que tiene como fin
el interés personal del
monarca. - La Oligarquía: que es la que tiene como
fin el bien personal de los
ricos. - La Demagogia: que tiene como fin el bien
particular de los pobres.
El fin del Estado debe ser siempre, no sólo
la existencia material de todos los asociados, sino
también su felicidad y su virtud, siendo ésta
última la de primer cuidado dentro del Estado, para que la
asociación política no se convierta en una alianza
militar, ni la ley en una mera
convención. La ciudad es la asociación del
bienestar y de la virtud, para el bien de las familias y las
diversas clases de habitantes, para alcanzar una existencia que
se baste a sí misma.
Si dentro de la ciudad hay algún ciudadano,
o muchos, que tengan tal superioridad de méritos que los
demás ciudadanos no puedan competir con el suyo, siendo la
influencia política de estos individuos, incomparablemente
más fuerte, no pueden ser confundidos en la masa de la
ciudad, porque reducirlos a iguales sería cometerles una
injuria, ya que podría decirse que son dioses ente los
hombres.
La ley no se ha
hecho para seres superiores, sino que ellos mismos son
considerados la ley, sería
ridículo intentar someterlos a la constitución.
Esto es considerado causa de Ostracismo en otros estados,
principalmente en los democráticos, donde se cuida la
igualdad entre
todos los ciudadanos, cuidando que ninguno sobrepase en poder al
otro, pero lo que se debe hacer en estos casos es tomar a esto
como rey mientras viva.
En todos los casos, es preferible que la soberanía resida en la ley positiva, que
en algún ciudadano, ya que el hombre se corrompe ante el
atractivo del instinto y las pasiones del corazón
cuando se encuentra en el poder. La ley, en cambio, "es la
inteligencia
sin ciegas pasiones".
Libro
cuatro:
Teoría General de la ciudad
perfecta:
El gobierno perfecto es aquel que procura a todos
los ciudadanos el goce de la más perfecta felicidad,
dividiendo a estos goces en tres diferentes clases: los que
están fuera de su persona, bienes
del cuerpo y bienes del alma consistiendo así la felicidad
en la reunión de todos éstos, que pueden ser
adquiridos y conservados mediante la virtud. La felicidad es
patrimonio de
los corazones más puros y de las inteligencias más
distinguidas, siendo por lo tanto el estado
más perfecto, el más dichoso y más
próspero. La felicidad nunca puede estar acompañada
del vicio, porque tanto el Estado como
el hombre no prosperan sino a condición de ser virtuosos y
prudentes, transformándose en el fin esencial de la vida
de ambos el alcanzar este grado de virtud y hacer todo lo que
ella ordene.
Para Aristóteles el Estado más
perfecto es aquél en el cual cada ciudadano puede, gracias
a las leyes, practicar
lo mejor posible la virtud y asegurar su felicidad, adoptando el
camino que le parezca mejor, así, algunos se
dedicarán a la política y otros a la
filosofía. La felicidad sólo se encuentra en la
actividad, pues sólo en ella se realiza la virtud, por lo
cual es un error preferir la inacción al trabajo, siendo
por lo tanto la actividad el asunto capital de la
vida.
En ese Estado perfecto debe haber equilibrio
entre la cantidad de ciudadanos y la extensión del
suelo (causa
material del estado). No debe haber demasiados habitantes ya que
no es posible el orden en la multitud, su cantidad debe ser
reducida de modo que sea posible que se conozcan entre sí,
para que de esta manera las elecciones y sentencias
jurídicas no sean necesariamente malas pero a la vez debe
alcanzarse un mínimo necesario para la
subsistencia.
En cuanto al territorio sobre el cual se asienta
el Estado, debe ser fértil y ni demasiado pequeño –
que impediría satisfacer las necesidades de sus habitantes
– ni demasiado grande – que lo tornaría
ingobernable.
La justa proporción consiste en tener el
mayor número posible de ciudadanos capaces de satisfacer
las necesidades de su existencia, pero no tan numerosos que
dificulten su inspección o vigilancia.
Los elementos indispensables para la existencia de
la ciudad son: la subsistencia, las artes, las armas, cierta
abundancia de riquezas, culto divino y decisión sobre los
asuntos de interés general y procesos
individuales; para todos y cada uno de estos elementos debe haber
en el Estado ciudadanos dedicados a procurarlos, ya que la falta
de cualquiera de ellos resultaría en la imposibilidad del
autoabastecimiento de esa sociedad.
Se pueden suponer diversas combinaciones
según la importancia relativa que se atribuya a las
funciones
anteriores, siendo ésto lo que constituye la característica propia de cada forma de
gobierno; así, en la democracia
todos los derechos son comunes, al
contrario de lo que ocurre en la
oligarquía.
Siendo los ciudadanos los únicos que
componen el cuerpo político, se abstendrán de
realizar trabajos contrarios a la virtud o relacionados a la
agricultura,
puesto que para ocuparse de la cosa pública se necesita
tiempo
ocioso.
Los ciudadanos están divididos en dos
clases: los guerreros y lo que deliberan sobre los negocios del
Estado y juzgan los procesos,
confiriendo las funciones
según las distintas etapas de la vida, habida cuenta que
una necesita del vigor de la juventud y las
otras prudencia, la que es propia de las etapas maduras de la
vida. Los artesanos, como otras clases extrañas a las
nobles ocupaciones de la virtud, no gozan de derechos
políticos.
Un Estado es virtuoso sólo cuando todos los
ciudadanos que lo componen lo son. Tres son las cosas que pueden
hacer al hombre bueno y virtuoso: la naturaleza, en cuanto nos
concede virtudes espirituales y corporales, el hábito, que
pervierte o mejora las cualidades naturales y la razón a
cuyo imperio el hombre está sometido.
De si la autoridad y la
obediencia deben ser alternativas o vitalicias:
Siempre es preferible que aquellos cuya
superioridad de jefes fuese incontestable manden sobre los
súbditos, pero siendo tales diferencias muy
difíciles de encontrar, la alternativa entre mando y
obediencia debe ser común a todos los ciudadanos, porque
el Estado no podría vivir sin la igualdad.
La naturaleza creó dentro de la misma
especie unos destinados a obedecer y otros capaces de mandar; una
autoridad que
es conferida a causa de la edad, no provoca celos ni fomenta la
vanidad de nadie cuando cada cual está seguro que con el
devenir de los años obtendrá la misma prerrogativa,
por esto, la autoridad y
obediencia deben ser a la vez perpetuas y alternativas y, por
consiguiente, la educación debe ser
igual y diversa.
El alma se compone de dos partes: una que posee en
sí misma la razón y que encierra el fin mismo al
que debe aspirarse, la otra que obedece a la razón y a la
que pertenecen las virtudes que constituyen al hombre de bien. La
razón, a su vez, se divide en especulativa y
práctica, siendo preferible escoger las actos que
pertenecen a la parte naturalmente superior.
A su vez, la vida comprende trabajo y reposo,
guerra y paz.
Los actos humanos hacen relación sea a lo necesario, sea a
lo bello, no buscándose lo necesario y útil sino en
vista de lo bello; por esto, el hombre de Estado debe ajustar las
leyes en orden
a las partes del alma y a los actos, teniendo en cuenta el fin
más elevado al cual ambas pueden aspirar. A este fin
conviene dirigir a los ciudadanos desde la infancia y
durante todo el tiempo que
permanezcan sometidos a jefes. Vale más y es más
conforme a la virtud dirigir hombres libres que esclavos, no
debiéndose tener por dichoso a un Estado ni por muy
hábil a un legislador cuando sólo se ha fijado en
los peligrosos trabajos de la conquista, puesto que con tan
deplorables principios cada
ciudadano pensará sólo en usurpar el poder absoluto
en su propia patria lo más pronto
posible.
El legislador no debe sino más que
despertar en el corazón de
los hombres buenos sentimientos y el Estado, para gozar de paz,
debe ser prudente, valeroso y firme; sus ciudadanos deben tener
valor y
paciencia en el trabajo,
filosofía en el descanso y prudencia y templanza en ambas
situaciones.
No se puede exigir a los niños, sino hasta
los cinco años, la aplicación intelectual o fatigas
violentas que impidan su crecimiento, pero sí la actividad
necesaria para evitar la pereza total del cuerpo. Los magistrados
encargados de su educación, deben
vigilar tanto las palabras como los cuentos que
escuchan e incitarles al movimiento,
sobre todo en los juegos;
prevendrán que se comuniquen con esclavos y que
permanezcan alejados de espectáculos o palabras indignos
de un hombre libre; resguardarán a los jóvenes de
los peligros de reuniones, de representaciones de piezas
satíricas y comedias, sino hasta que tengan la edad en que
puedan asistir a comidas comunes y beber vino oscuro. Se los debe
alejar principalmente de todo aquello que esté relacionado
con el vicio o la malevolencia.
Libro cinco: De la
educación en la Ciudad Perfecta
Condiciones de la
Educación:
El legislador debe poner mayor empeño en la
educación de los jóvenes, ya que en las ciudades
donde no ocurre así, el resultado es el detrimento de la
estructura
política, porque la educación debe adaptarse a las
diversas constituciones en las cuales el carácter peculiar
de cada una es lo que suele preservarla.
Puesto que en todas las ciudades es uno el fin, es
manifiesto que la educación debe ser una y la misma para
todos los ciudadanos, y que el cuidado debe de ella debe ser
asunto de la comunidad y no de la iniciativa privada, ya que el
entrenamiento
para lo que es común debe ser también común.
Sería erróneo pensar que el ciudadano se pertenece
a sí mismo, cuando por el contrario, todos pertenecen a la
ciudad desde el momento en que cada uno es parte de la ciudad, y
es natural entonces que el cuidado de cada parte, deba orientarse
al cuidado del todo.
Deben ensañarse aquellos conocimientos
útiles que son de primera necesidad, aunque no todos;
porque es manifiesto que el ciudadano debe asumir aquellas
disciplinas que no envilecen al que se ocupa de ellas,
considerándose envilecedoras aquellas disciplinas,
trabajos y oficios que tornan al hombre incapaces, en su alma, en
su cuerpo o su inteligencia
para la práctica y actos de virtud, todos los oficios que
deforman el cuerpo, así como los trabajos asalariados,
porque privan del ocio a la muerte y la
degradan.
Cuatro son las materias que se acostumbra a
enseñar: lectura y
escritura,
gimnasia
música, y
a veces, en cuarto lugar dibujo. Las
primeras, escritura y
dibujo, se
enseñan por ser útiles en la vida y tener muchas
aplicaciones; la gimnasia porque
estimula el valor; en
cuanto a la música, en la
actualidad se lo hace sólo por placer, pero en un
principio, quienes la incluyeron en la educación lo
hicieron porque la naturaleza misma procura no sólo
el trabajo
adecuado, sino también el ocio decoroso, el cual, es el
principio de todas las cosas.
El ocio es preferible al trabajo y tiene
razón por fin, sobre cómo debemos emplearlo,
seguramente no en jugar, porque sino, el juego
sería necesariamente el fin de la vida. Los juegos deben
practicarse más bien en conexión con los trabajos,
hay que introducirlos pero vigilando la oportunidad de su
empleo. La
actividad del juego es un
relajamiento del alma, y de este placer resulta el descanso. El
placer lo determina cada uno de acuerdo con su propia
constitución moral, por lo
que del mejor hombre será el mejor placer y el que procede
de fuentes
más nobles.
Así, sabemos que deben aprenderse y formar
parte de nuestra educación ciertas cosas que nos ayudan a
dirigir nuestros ocios, y estos conocimientos y disciplinas
tienen un fin en sí mismas, mientras que aquellas que
están orientadas al trabajo se estudian por necesidad y
como medios para
otros fines.
De la gimnástica como
elemento de la educación:
Ha quedado en evidencia la necesidad de
enseñarle a los niños algunas disciplinas
útiles, como el estudio de la lectura y
la escritura, no
sólo por su utilidad sino
porque, mediante ellas, pueden adquirirse muchos otros
conocimientos. Deben aprender a dibujar, porque el dibujo afina
la contemplación de la hermosura
corporal.
La educación ha de enseñarse mas por
los hábitos que por la razón, y en el cuerpo antes
que en la inteligencia.
Los niños deben entregarse al maestro de gimnasia y al
entrenador deportivo, de los cuales, el primero le dará la
debida composición corporal y el segundo hará otro
tanto en lo que concierne a sus actos.
Los espartanos, embrutecen a sus niños a
fuerza de
fatigas, en la creencia de que esto es lo que más
contribuye a la fortaleza viril, pero la función
educativa, no debe atender a esta sola virtud, y ni siquiera ella
como principal. Permitir a los jóvenes practicar este tipo
de actividades en exceso y dejarlos sin instrucción en las
disciplinas necesarias, es en realidad degradarlos y tornarlos
inútiles para la función de
ciudadanos.
De la música como elemento
de la educación:
Hasta la pubertad deben practicarse ejercicios
ligeros, evitando dietas severas y esfuerzos violentos sino hasta
tres años pasada ésta, a fin de que no haya
ningún impedimento en el desarrollo. No
debe fatigarse a la vez mente y cuerpo, porque en la naturaleza
de una y otra clase de ejercicio está el producir un
efecto contrario, siendo el trabajo del
cuerpo un obstáculo al desarrollo de
la mente, y el de ésta al del cuerpo.
Acerca de la música, ésta
confiere al carácter ciertas cualidades,
acostumbrándonos a recrearnos rectamente, contribuye en
algo al entretenimiento intelectual y a la cultura
moral. La
educación de los jóvenes no debe tener por fin el
juego, ya que
no se aprende jugando sino que el aprendizaje va
con dolor. Finalmente, se considera al a los músicos
profesionales como hombres de menor condición, y su
actividad como no propia de un varón, a no ser que este
embriagado o jugando.
El juego tiene
como fin el reposo, que es necesariamente agradable, siendo un
remedio a las penas causadas por los trabajos, debiendo ser el
divertimento, no sólo bello sino también
placentero. De la música todos afirman
ser una de las cosas más placenteras y agradables, tanto
solas como acompañadas por el canto, de aquí que
pueda aceptarse que todos los jóvenes reciban
educación musical. Todos los placeres inocentes
contribuyen no sólo a los fines humanos, sino a la tregua
del ánimo, los hombres hacen de la diversión un
fin, sin duda porque el fin de la vida implica cierto placer,
pero no un placer cualquiera. El fin, en efecto, es deseable por
sí mismo y no por ningún otro resultado ulterior, y
los placeres de la diversión a su vez tampoco se proponen
ninguna cosa futura, sino que tienen por causa las pasadas, como
los trabajos y el dolor.
La música implica un placer natural, y por
esto es amable, su uso en todas las edades y a todos los
caracteres, la música es una de las cosas que dan placer,
y la virtud por su parte consiste en gozar, amar y odiar
rectamente, se impone con evidencia la necesidad de aprender y
habituarse sobre todo a juzgar con rectitud y a complacerse en
los caracteres virtuosos y en las bellas acciones.
En las obras musicales, hay directamente
imitaciones de los estados morales, la prueba esta en la
diferencia que desde luego se ofrece en la naturaleza de las
melodías, de suerte que los oyentes son afectados de modo
distinto y tienen diferente reacción con respecto a cada
una de ellas, unas hay que los ponen más tristes, otras
que relajan la mente, otras que producen un estado de
moderación y compostura y otras que inspiran el
entusiasmo. En cuanto a los ritmos, unos tienen un
carácter más reposado, que inducen a emociones
más propias del hombre libre y otros más movido,
que conllevan emociones
más vulgares.
La enseñanza de la música conviene
además a la naturaleza juvenil, ya que en razón de
su edad, los jóvenes no toleran nada que no este endulzado
por el placer, y la música es por naturaleza dulce, hay
además algo en nosotros que esta emparentado con la
armonía y el ritmo, y por esto dicen muchos sabios que el
alma es una armonía.
No es difícil que cuando se trata de
adquirir cierta cualidad, hay gran diferencia según que
uno tome o no parte en la ejecución, ya que es imposible
llegar a ser buenos jueces de obras que no se han practicado
nunca, y puesto que el motivo de esta práctica es la
formación del juicio, deberán los adolescentes,
mientras están en esta edad, tomar parte de la
ejecución, pero para abandonarla cuando sean mayores y
poder entonces apreciar las obras bellas gozando rectamente
gracias al aprendizaje que
hicieron en la juventud. Es
manifiesto que el aprendizaje de
la música no debe ser un obstáculo para las
actividades de los años maduros, ni degradar el cuerpo ni
tornarlo inútil para los ejercicios propios del ciudadano
o del soldado, por lo que deberían quienes hacen este
aprendizaje no
esforzarse en tomar parte de certámenes
profesionales.
En la educación musical no deberían
introducirse instrumentos profesionales como la cítara o
la flauta, quien tiene el inconveniente de impedir el uso de la
palabra durante su utilización, sino aquellos instrumentos
que formen buenos estudiantes, ya sea en el campo de la
música o en cualquier otro campo de la
educación.
Acepta la división de las melodías
establecidas por algunos filósofos, que las clasifican en expresivas
del carácter, de la acción y de la emoción,
por su parte, afirma que la música no debe practicarse por
un provecho único, sino por muchos, uno es la
educación, otro la purificación y el tercero, es el
divertimento, como relajamiento y cesación del esfuerzo.
Por lo tanto, debemos utilizar todas las melodías aunque
no de la misma manera, sino que para la educación hay que
recurrir a las que son más expresivas del carácter;
y para la audición las que son expresivas de la
acción y la emoción.
Como los espectadores son de dos clases, la de los
hombres libres y educados, y otra clase vulgar, también a
estos hay que darles certámenes y espectáculos para
su recreo; y así también hay desviaciones de las
armonías y melodías estridentes y de exceso
colorido, con lo que cada cual recibe placer lo que es acomodado
a su naturaleza. Así, como hemos dicho, para la
educación deben emplearse las melodías expresivas
del carácter y las armonías de la misma clase, de
esta especie es el modo Dórico, pero es aceptable
también cualquier otro que haya recibido la
aprobación de quienes son versados en las disciplinas
filosóficas y en la educación
musical.
Libro
sexto:
De los deberes del
Legislador:
En el momento de redactar la Constitución
para cada lugar es preciso tener en cuenta, tanto la que es ideal
para ese lugar, como así también la que es posible
que se adapte según las condiciones que el mismo presenta;
ésto constituye una ciencia que
para muchos quizás será imposible de alcanzar, pero
no para el verdadero legislador y el político, que no
ignoran en absoluto ninguna de las circunstancias. También
debe de considerar cuál es la que durará durante la
mayor cantidad de tiempo posible,
cuál es régimen que derivará del supuesto
dado, luego de haber examinado detalladamente la
constitución y sobre todo, tendrá que considerar
cual es la mejor constitución que se ajusta a todas las
diferentes ciudades. En resumen, "no habrá de considerar
sólo la mejor constitución, sino sólo la que
es posible, la más fácil y la que comúnmente
pueda implantársele a todas las ciudades". (pág.
67)
Otra opción, no por eso menos importante,
sería reformar las constituciones que ya tienen las
respectivas ciudades, de manera que los habitantes las puedan
acatar y compartir fácilmente, restableciendo un orden
político. Pero todo será imposible para el que
piense que sólo hay una forma constitucional, es decir,
para aquel que crea que sólo una forma de democracia y
una de oligarquía son posibles, ignorando de cuantos modos
pueden combinarse.
Esto también ocurre con las leyes,
teniéndose en cuenta cuáles son las mejores que
pueden adaptarse al sistema constitucional, porque éstas
se establecen en vista de las constituciones y no de manera
inversa, porque es imposible que todas las leyes se adapten
a todas las democracias y a todas las oligarquías, si es
que realmente hay diversidad de ellas.
Sobre las formas de
gobierno y sus desviaciones:
En todo régimen, la primera
desviación de la forma original de organización será la peor. Por
ejemplo: en la monarquía, la desviación que
más se aleja al gobierno constitucional es la
tiranía, en segundo lugar viene la oligarquía que
es la que se aleja de la forma aristocrática y por
último, como la desviación más moderada, se
encuentra la democracia.
Aunque todas estas formas son erradas, ya que no hay una mejor,
sino una menos mala.
La causa de que se encuentren distintas formas de
gobierno es que todas las ciudades están conformadas
por familias ricas, que poseen armas, pobres,
que no las poseen y otras de clase media, también hay
campesinos, comerciantes y obreros. Es decir que hay distinciones
por las riquezas, por las propiedades y por nacimiento o virtud,
que son las que constituyen los elementos de la ciudad, con lo
que necesariamente habrá pluralidad de gobiernos, en
referencia a los arreglos que se hagan entre las partes
superiores e inferiores dentro de la comunidad, siendo
oligárquicas o despóticas las más tensas, y
democráticas las más relajadas y suaves, existentes
sólo cuando son los hombres libres los que ejercen la
soberanía, que sólo por casualidad
resultan de ser la mayoría.
Las ciudades no están compuestas de una,
sino de muchas partes: los labradores, los obreros, los
comerciantes, los jornaleros y la clase militar, cuya existencia
es no menos indispensable, pero debe haber aún alguien que
administre el derecho, que desempeñe la justicia
judicial y una clase deliberativa (que corresponde a la prudencia
política), pero no es al caso que estas funciones se
encuentren en la misma persona o en
personas separadas. Se encuentran otras clases como la de los
funcionarios públicos, quienes administran las
magistraturas en la ciudad, ya sea de manera continua o por
turnos, la clase que delibera y la que juzga sobre los derechos de los litigantes,
que deben ser desempeñadas por hombres dotados de virtud
en manera política.
La primera forma de democracia, es la que hace que
los ricos no tengan preeminencia sobre los pobres, o viceversa,
haciendo consistir la igualdad de
manera que ambas estén al mismo nivel, participando todas
en el gobierno de la misma forma. Otra forma de democracia, es
aquella donde las magistraturas se dividen de acuerdo con los
censos tributarios; donde todos los ciudadanos gobiernan pero
siempre bajo la preeminencia de la ley, o al revés donde
la ley esta por encima de los ciudadanos, generalmente por obra
de los demagogos. Pero en todo caso, para que el gobierno e
considere efectivamente democrático, la ley debe de ser en
todo suprema y los magistrados podrán decidir sólo
en los casos particulares.
Dentro de las oligarquías, hay una en la
que la clase más pobre no tiene acceso por su elevada
calificación tributaria, otra donde las magistraturas se
llenan por elección de los grandes propietarios,
también hay una forma en la que los hijos suceden a los
padres en las funciones gubernamentales, recibiendo en nombre de
dinastía y es la que corresponde entre todas las formas de
oligarquía, a la tiranía entre éstas. Aunque
en estas formas la constitución no sea legalmente
democrática, lo es realmente por el carácter
democrático del pueblo y de los hábitos, pero por
costumbre puede inclinarse hacia una forma aristocrática,
principalmente luego de un cambio de
constitucional.
Especies diversas de
democracias:
Cuando no se permite a todos el acceso a las
magistraturas, se forman los sistemas
oligárquicos, lo que hace imposible tener tiempo libre para
la función política, si es que no hay otras
fuentes de
ingreso, esto es una forma de democracia; otra es la que se funda
en las diferencias de nacimiento, en la cual todos pueden
participar del gobierno; la tercer forma es aquella en la cual
todos los hombres tienen acceso a la participación
política; la cuarta y última forma de democracia es
la que se forma por la abundancia de población como causa del crecimiento de las
ciudades, en la cual todos participan del
gobierno.
Especies diversas de
oligarquías:
También hay diversas formas de
oligarquías, la primera es aquella donde la mayoría
de los ciudadanos tienen propiedades, pero no en cantidad
excesiva; la segundo forma se da cuando los propietarios son
menos que en el caso anterior pero poseen mas territorios, porque
siendo más fuertes reclaman más
participación en el gobierno; la tercera etapa es cuando
retienen las magistraturas y promulgan una ley donde se establece
la herencia de
éstas a sus hijos; y por última la cuarta forma es
cuando la dinastía que de lo anterior resulta está
más próxima a una monarquía y ya no gobierna
la ley sino que la soberanía reside en
ellos.
Una buena legislación no ha de entenderse
como la promulgación de leyes buenas, sino como la
obediencia éstas. Las leyes pueden ser buenas en absoluto,
o las mejores para este pueblo y ésta característica es la que realmente
cuenta.
Sobre la formación de la
República:
Para formar la República hay que tomar
porciones tanto de la democracia como de la oligarquía y
combinarlas en un todo, son tres los principios que se
toman de éstas:
- Caracteres comunes a la legislación de
cada una. - Tomar el término medio de lo que dicen
uno y otro sistema. - Combinar ambos sistemas,
tomando elementos de ambas legislaciones.
Así, en una república que se haya
logrado bien, deben verse ambos y ninguno de los elementos de los
sistemas
anteriores y debe preservarse por sí misma y no con ayuda
del exterior.
En cuanto a la mejor
constitución:
La constitución es como la vida de la
ciudad, por lo que la debe reflejar de la manera mejor
posible.
En toda ciudad hay una clase que no sabe obedecer
a ninguna autoridad, sino sólo mandar
despóticamente y otra que no sabe mandar, sino obedecer
con mando servil, lo cual es lo más distante de la
amistad, pero
la comunidad no se funda entre enemigos, puesto que ellos no
quieren ir juntos ni por el mismo camino. Por todo esto, la
ciudad aspira a componerse de ciertos elementos iguales en la
manera en que sea posible. La clase media es la que contiene esta
composición por lo que la ciudad deberá fundarse en
esta más que en ninguna otra clase, esta clase es la que
tiene mayor estabilidad, porque no codician ni son codiciados y
en aquellas ciudades donde la clase media es numerosa es
difícil que se produzcan facciones entre los ciudadanos,
preservando de esa manera el orden dentro de la
ciudad.
La constitución acomodada a cada pueblo la
que conviene a cada cual, ante todo debe haber una parte dentro
de la ciudad que quiera la permanencia de la constitución,
que sea más fuerte que los que no lo quieren. Donde la
mayoría de la población es pobre, se inclinarán
hacia la democracia, mientras que en donde la mayoría de
la población es rica, estarán a favor
de la oligarquía; pero el legislador debe siempre hacer
entrar a la clase media y si ésta sobrepasa a las otras
dos clases se podrá instaurar un gobierno
constitucional.
De los tres
poderes:
En todas las constituciones hay tres elementos que
el legislador debe tener en cuenta y que si están bien
concertados, lo estará así también la
república.
El primero de estos elementos es el que delibera
sobre los asuntos comunes. El poder deliverativo es soberano en
lo que tiene que ver en cuanto a la guerra y la
paz; las alianzas y su disolución; las leyes; las
imposiciones de la pena capital;
destierro; confiscación y para tomarles cuenta a los
ciudadanos. En cuanto a los miembros, sería provechoso que
fuesen designados, por elección o por sorteo de entre las
diferentes clases
sociales y en número proporcionalmente igual,
también pude ser provechoso elegir algunas personas de la
clase popular. En cuanto al poder judicial,
en tres factores estriba la variedad que hay entre los
tribunales:
- Por quiénes están constituidos:
si son jueces elegidos de entre todos los ciudadanos o
sólo ente algunos. Aquellos donde los jueces son
elegidos entre todos los ciudadanos y para todos los asuntos,
son democráticos y aquellos en donde los jueces se
eligen sólo entre algunos y para todos los asuntos, son
oligárquicos. - De qué asuntos se ocupan: las ocho
clases de tribunales que hay: el tribunal de cuentas, el
de delitos
ordinarios contra el orden público, uno para los
delitos
contra la constitución, un cuarto para los litigios
entre los magistrados y particulares por la imposición
de penas, otro que conoce contratos de
cierta importancia, un sexto para casos de homicidio, un
séptimo para los extranjeros y un último para los
casos de menor importancia. - Y en cuanto al cómo de su
designación: si es por sorteo o por
voto.
Libro
séptimo:
De la
organización del poder en la
Democracia:
Dos son las causas que determinan la variedad de
las democracias, siendo la primera el hecho de que los pueblos
son diferentes y la segunda causa, es la que hace que ser
diferentes a las democracias por el hecho de combinarse entre
sí las diversas características y propiedades aparentes de
dicho régimen; y así una democracia va
acompañada de menos otra de más, y otra de todos
esos caracteres. Así los fundadores tratan de combinar
todos los elementos propios de cada régimen y de acuerdo
con su principio fundamental.
La libertad es el
principio fundamental de la constitución
democrática, implicando ello que sólo en este
régimen político pueden los hombres participar de
la libertad, y a
este fin apunta. Uno de los caracteres de la libertad, es
la alternancia en la obediencia y el mando, y en efecto, la
justicia
democrática consiste en la igualdad por
el número y no por el mérito, y siendo esto lo
justo, de necesidad tiene que ser soberana la masa popular y
estimarse como final y justa la decisión de la
mayoría, el otro carácter es que cada cual viva
como le agrade, por el simple hecho de que el esclavo no vive
como quiere. De este segundo elemento surge la pretensión
de no ser gobernado por nadie, lo que contribuye a la libertad
igualitaria.
Pueden considerarse como instituciones
democráticas las siguientes:
- La elección de los magistrados por todos
y entre todos. - El gobierno alternado.
- La elección por sorteo de las
magistraturas, donde las no sea necesaria la posesión de
ninguna propiedad, y donde una persona no
pueda poseer un cargo dos veces. - Que toda magistratura sea de corta
duración. - Que la función judicial la ejerzan todos
los ciudadanos - Que la asamblea sea soberana en todos los
asuntos, pero que ningún magistrado lo sea en
ninguno. - El pago por los servicios
públicos. - La falta de linaje, la pobreza y la
vulgaridad. - Que ninguna magistratura sea vitalicia, y si
alguna sobrevive como reliquia de una antigua revolución, hay que despojarla de su
poder y hacerla sorteable en lugar de
electiva.
La democracia y el gobierno popular son el
resultado de aplicar el principio de justicia, que
es el de la igualdad de todos en razón del número,
consistiendo en que no gobiernen más los pobres que los
ricos, ni que sólo ellos sean señores, sino todos
por igual. Justo es lo que parece a la mayoría, en tanto
que la oligarquía es lo que parece tal a la mayor riqueza,
si la minoría ha de prevalecer en todo caso, el resultado
ha de ser la tiranía, pero si ha de prevalecer la
mayoría numérica, éstos cometerán
injusticia al confiscar los bienes de los ricos que son en
número menor. Dicen todos ellos que lo que apruebe la
mayoría tendrá fuerza de ley
y que deberá prevalecer el voto de aquel grupo cuya
propiedad sea mayor después de sumadas las propiedades de
ambas clases, porque así como los débiles
están siempre buscando la igualdad y la justicia, los
fuertes, por su parte, no se ocupan de estas
cosas.
De las cuatro clases de democracia, la mejor es la
que ocupa el primer lugar, siendo además la más
antigua de todas, donde el mejor pueblo es el agricultor, ya que
estos hombres están ocupados, y así, no pueden
reunirse frecuentemente en asambleas, ya que pasan la vida en lo
cotidiano sin codiciar lo ajeno, mayor placer encuentran en
trabajar que en hacer política y desempeñar cargos
de que no pueden retirar gran provecho, porque aspiran más
al lucro que al honor.
Es cosa provechosa depender de otro y no poder
hacer uno cuanto le parezca, porque con la licencia de hacer uno
cuanto quiere nada hay que pueda contener el mal inherente en
cada hombre, de este modo, vendrá como consecuencias el
gobierno de los mejores.
Después del pueblo de los agricultores, el
mejor es aquel cuyos miembros son pastores, quienes están
especialmente ejercitados para pasar la vida a la intemperie y a
causa de estar vagando por el mercado y la
ciudad, acuden fácilmente a las
asambleas.
La última forma de democracia, por ser
aquella en que todos participan, no puede llevarla cualquier
ciudad, ni es fácil que perdure a menos de concurrir a la
influencia de leyes y costumbres. Para establecer esta
democracia, sus dirigentes tienen por costumbre hacer de su
partido a todos cuantos pueden, y otorgar la ciudadanía no
sólo a hijos legítimos, sino a bastardos y a los
que tiene un solo progenitor ciudadano. De este modo, suelen
proceder los demagogos, cuando lo debido sería no
incrementar la ciudadanía sino hasta el punto en que la
masa popular sobrepase a las clases superior y media, y no ir
más allá de ese límite, porque cuando en
esto hay un exceso, en las clases superiores viene un sentimiento
de irritación que les lleva a soportar difícilmente
esta democracia.
La principal o única tarea del legislador
no es constituir el régimen sino asegurar su
conservación, ha de procurar proveer a la seguridad tomando
medidas precautorias contra la disolución y promulgar
aquellas leyes, tanto escritas o no, que comprendan lo más
posible todos los medios
tendientes a la conservación de la república, y no
creer que el carácter democrático u
oligárquico de la constitución consiste en extremar
en la ciudad la democracia o la oligarquía, sino en que
conserve estos rasgos el mayor tiempo
posible.
Los que estén interesados en contrarrestar
estas prácticas, deberán redactar una ley mediante
la cual no se confisque ni pase al territorio público nada
del patrimonio de
los condenados, de este modo, por una parte, los delincuentes no
serán menos cautos y el pueblo no teniendo nada que ganar
estará dispuesto a condenar a los procesados. Asimismo,
deben reducirse al mínimo los procesos
públicos y sancionar con graves penas a quienes intenten
frívolamente la acción penal.
Donde no hay ingresos
públicos, no deben tenerse muchas asambleas, y los
tribunales no deben sesionar sino por pocos días. Donde
hay ingresos
públicos, no debe distribuirse el excedente entre el
pueblo, sino que se debe ver cómo eximir a la masa popular
de la extrema pobreza,
discurriéndose los medios para
que la abundancia sea duradera, concentrando los productos de
las rentas públicas y distribuyéndolos entre los
pobres, por turnos, ente las tribus o entre los otros elementos
que haya en la ciudad. También es propio de la clase
superior que sea generosa y comprensiva al cuidar por los pobres
y ayudarles para que emprendan algún negocio. Puede
lograrse también ésto dividiendo los titulares de
la misma magistratura entre unos nombrados por sorteo y otros por
elección.
De la
organización del poder en las
Oligarquías:
La primera y más templada forma de
oligarquía guarda afinidad con la llamada
república, discriminándose unas menores,
dónde los titulares han de participar en las magistraturas
necesarias, y mayores para los titulares de las más
importantes. En cuanto a la forma opuesta a la democracia extrema
, o sea la más democrática y tiránica de las
oligarquías, justo por ser la peor es la que requiere
mayor vigilancia, así las peores entre las
repúblicas son las que necesitan mayor cuidado, la
oligarquía no puede manifiestamente alcanzar su seguridad sino
por el buen orden.
Son cuatro las partes del pueblo: campesinos,
artesanos, comerciantes y jornaleros; y son cuatro también
los elementos necesarios en la guerra:
caballería, infantería pesada, infantería
ligera y fuerza naval.
Donde el territorio del país sea apropiado para cabalgar,
estas condiciones favorecen al establecimiento de una
oligarquía fuerte, donde el terreno es apto para una
infantería pesada, esta indicada la siguiente forma de
oligarquía, la infantería ligera y la fuerza naval
son por el contrario elementos del todo
democráticos.
La participación que la oligarquía
debe dar al pueblo en el gobierno, no puede ser a favor de
quienes adquieran la propiedad fijada, a los que cierto tiempo se
han abstenido de los trabajos manuales o donde
se hace una selección ente los hombres de mérito,
tanto de la clase gobernante como de los extraños a ella.
A las más altas magistraturas debe serles inherentes la
prestación de costosos servicios
públicos, a fin de que el pueblo se abstenga
voluntariamente de participar en ellas y no tenga resentimientos
hacia la clase gobernante, por esto, al tomar posesión de
su cargo ofrezcan sacrificios magníficos o construyan
algún edificio público, para que el pueblo vea con
agrado la permanencia del régimen. Pero no es esto lo que
hacen los oligarcas, ya que buscan no menos el lujo que el honor,
de aquí que puedan llamarse democracias en
miniatura.
De las diversas magistraturas
indispensables o útiles a la ciudad:
No hay ninguna ciudad que pueda existir sin las
magistraturas necesarias y ninguna que pueda administrarse bien
sin aquellas que atiendan al buen orden y a la armonía. En
las ciudades pequeñas debe haber menos magistraturas y en
las grandes más.
El primero entre los servicios
públicos es la vigilancia del mercado, donde
debe haber un magistrado que atienda a los contratos y al
buen orden. Otro es la vigilancia de los servicios
públicos y privados a fin de que guarden buen aspecto y se
conserven o se reparen los edificios que amenazan con la ruina,
así como los caminos y se cuide que no surjan litigios por
los linderos entre unos y otros. A esta magistratura se la llama
comúnmente, magistratura urbana, pero tiene varios
departamentos, cada uno de los cuales esta a cargo de diferentes
personas en las ciudades más populosas, como los
constructores de muros, los inspectores de fuentes y los
vigilantes de puertas, sólo en el campo y fuera de la
ciudad se les llama a éstos vigilantes agrónomos
o inspectores forestales.
La percepción
de los ingresos
públicos, que los magistrados guardan y distribuyen entre
los diversos departamentos administrativos reciben el nombre de
tesoreros. Otro oficio es aquel que esta a cargo de las
sentencias de los tribunales y el registro de los
contratos
privados. La magistratura quizás más difícil
de todas es la que tiene que ver con la aplicación de las
penas a los condenados y la custodia de los presos, de
aquí que no convendría nombrar para este oficio a
sólo una persona sino, a
varias nombradas por diversos tribunales, asimismo, sería
conveniente que no fueran los mismos magistrados quienes
ejecutaran algunas de estas sentencias, como los magistrados
entrantes con los respecto a los salientes, y cuando se trate de
magistrados en funciones, que sea uno el tribunal que condene y
otro el que ejecute la sentencia. Mientras menor sea el odio que
se tenga por los ejecutores, tanto mejor se ejecutarán las
sentencias; ahora bien, el odio es doble cuando los que dictan
las sentencias y los que las ejecutan son los mismos, entonces
ocurre que los ciudadanos más responsables huyan de este
oficio más que algún otro, y tampoco se lo puede
confiar a gente irresponsable y vil, por todo esto los
jóvenes deben desempeñar este oficio
alternadamente.
Hay otras magistraturas, no por eso menos
necesarias, como son las establecidas para la vigilancia de la
ciudad y las funciones militares, ya que es necesario que alguien
se encargue de la guarda de las puertas y de los muros como de la
inspección y entrenamiento de
los ciudadanos.
Dado que estos magistrados manejan buena parte de
los fondos públicos, es necesario que haya otra
magistratura que tome razón de las cuentas y las
depure, y no tenga otra cosa en que entender, a éstos se
los llama auditores, contralores, revisores o procuradores
fiscales. Hay aún uno que es superior que todos ellos,
al que se le encomienda la iniciativa y la ejecución o
preside sobre la asamblea donde el pueblo es soberano, porque
quien convoca al poder soberano necesariamente es el soberano de
aquél régimen, a éstas magistraturas se las
llama comisiones consultivas a causa de que deliberan
previamente, pero en las democracias es más usual
llamarlas consejo.
Otra especie de cargos públicos son los que
se refieren al culto divino, como los sacerdotes, los encargados
de la conservación de los templos y la reparación
de los que amenazan en ruinas y de todo lo demás que se
ordena al servicio de
los dioses
Tres son las magistraturas que en algunas ciudades
supervisan la elección de los magistrados supremos, a
saber: la de los Guardianes de la Ley, que son una
institución aristocrática, las Comisiones
Consultivas, que son una institución
aristocrática y el Consejo, una institución
democrática.
Libro
octavo:
Teoría general de las
revoluciones:
Aunque todos los hombres reconocen la justicia y
la igualdad, se equivocan en el modo de
alcanzarlas.
La democracia viene de suponer que por ser iguales
en un aspecto deben ser iguales en todo, ya que se piensa que por
ser todos igualmente libres, han de ser absolutamente iguales. La
oligarquía, por su parte, viene de suponer que por ser
desiguales en un aspecto, han de ser desiguales en absoluto, que
por su diferencia en cuanto a la propiedad deben ser
absolutamente distintos, procurando tener más que los
otros, y ambos, cuando no obtienen en la república la
parte que estiman corresponder a las ideas que sustentan,
promueven la revolución. Pero de todos los hombres,
sólo podrían sublevarse con más justicia
aquellos que sobresalen por su virtud, aunque son los que menos
suelen hacerlo.
Las mudanzas políticas
se pueden realizar de diferentes maneras:
- Sustituyendo la constitución vigente por
otra nueva. - Gobernando personalmente, observando la
constitución establecida. - Aspirando sólo a un cambio de
grado, para hacer menos o más oligárquica la
existente, o para hacerla menos o más
democrática - Suprimiendo alguna
magistratura - Alterando algún elemento de la
misma.
La revolución
tiene por causa la desigualdad, buscando los que se sublevan la
igualdad, ya sea por número o por mérito. De todas
las formas de
gobierno, la democracia es la más segura y menos
expuesta a la revolución
que la oligarquía, donde hay doble peligro de revolución: de los oligarcas entre
sí y por parte del pueblo.
Las causas principales de las revoluciones son la
búsqueda de la igualdad o desigualdad, que se puede dar
por distintos factores: el lucro, el honor, la soberbia, el
miedo, el afán de superioridad, el desprecio, el
incremento desproporcionado de poder, la negligencia, la
mediocridad y la disparidad. Aunque no debe pasarse por alto la
circunstancia de que quienes han tenido el mayor poder en la
ciudad, tiendan a producir sediciones, porque promueven la
rebelión los envidiosos de esos hombres, o ellos mismos no
se atreven a guarda una posición de igualdad. Asimismo,
las revoluciones políticas
se producen por la fuerza, cuando los revolucionarios ejercen
presión desde el principio mismo de la rebelión o
posteriormente; o por engaño, que se pude dar al principio
para que con el consentimiento de los ciudadanos se lleve a
efecto el cambio de
gobierno y posteriormente sean sometidos por la fuerza contra su
voluntad.
De las causas de las revoluciones
en las democracias:
Las revoluciones en las democracias, se producen
algunas veces, porque los demagogos agravian a las clases
superiores con la mira de halagar al pueblo y promueven su
unión, bien repartiendo las propiedades o reduciendo sus
ingresos por
la imposición de servicios públicos: otras veces
los difaman ante los tribunales con el fin de poder confiscar los
bienes de los ricos.
De las causas de las revoluciones
en las oligarquías:
Una de las causas de las revoluciones en la
oligarquía se puede dar cuando los oligarcas agravian al
pueblo y sobre todo cuando de la oligarquía misma surge el
jefe de la revolución; una veces, cuando los honores
públicos son compartidos por muy pocos, la
oligarquía es minada por los ricos mismos, a
condición de que no sean ellos los que estén en el
poder.
Por otra parte, las oligarquías se alteran
por causas internas, como por rivalidad, lo que lleva a los
oligarcas a convertirse en demagogos, o cuando sus miembros
disipan su propia fortuna en una vida disoluta, procurando alguna
innovación, ya sea procurando ellos mismos
a la tiranía o instalando a otro en
ella.
Perecen asimismo estos regímenes cuando,
dentro de la oligarquía se constituye otra
oligarquía por llevarse bien entre ellos, lo cual ocurre
cuando a pesar de ser reducido el número de gobernantes,
no todos tienen acceso a los cargos más
importantes.
Las revoluciones oligárquicas ocurren
así tanto en la guerra como en la paz. En la guerra,
porque a causa de su desconfianza en el pueblo, los oligarcas se
ven obligados a utilizar tropas mercenarias, o para prevenir
esto, dan a la masa popular una participación en el
gobierno. En tiempos de paz, por otra parte, los oligarcas ponen
la defensa en manos del ejército y de un magistrado
neutral, que acaba por adueñarse de ambos elementos.
También se producen sediciones por excluirse mutuamente
los miembros de la oligarquía, hasta formar partidos
hostiles por causa de bodas o litigios.
Por accidentes
también pueden haber revoluciones. En los sistemas, algunas
de las magistraturas dependen de una renta personal que se
fija en principio, de acuerdo con las circunstancias del momento,
de modo que puedan participar pocos del poder; pero al venir una
época buena, las mismas propiedades producen una renta de
valor muchas
veces mayor, con lo cual todo el mundo participa en los
cargos.
De las causas de las revoluciones
en la aristocracia y en la república:
En las aristocracias se producen las revoluciones,
en unos casos por ser pocos los que participan de los honores, o
bien cuando ciertos grandes hombres, y en nada inferiores a otros
por su virtud, son enfrentados por otros que se hallan en alta
posición. Asimismo, cuando unos están en gran
pobreza y
otros en gran abundancia, cuando algún varón
esforzado no tiene parte de los honores, o cuando algún
hombre grande es capaz de ser más grande aún y
aspira a la monarquía.
Pero las repúblicas y democracias se
destruyen sobre todo por la desviación de la justicia en
la forma misma del gobierno, es decir, el no estar bien mezcladas
democracia y oligarquía. En lo que difieren la
república y la aristocracia, es en el modo de
combinación, siendo las que se inclinan más hacia
el lado de las oligarquías, aristocracias, y las que se
inclinan a favor del pueblo, repúblicas, siendo
éstas más seguras, porque donde está el
mayor número es la más fuerte, y donde hay igualdad
hay mayor satisfacción.
En los regímenes bien combinados, de nada
hay que cuidar con tanta dedicación como de que no se
contravenga en nada la ley, porque esta se desliza
insensiblemente, pero acaba por consumir todo el patrimonio.
La igualdad que los partidos de la democracia
pretenden establecer en la multitud, no es justa sino cuando se
da entre iguales. Así en todo régimen en que no son
numerosos los miembros de la clase gobernante, serán de
utilidad buen
número de instituciones
democráticas a fin de que todos los ciudadanos puedan
participar en ellas, con ésto será más
difícil que las oligarquías y las aristocracias
degeneren en dinastía, porque no es tan fácil
causar daño cuando uno esta poco tiempo en el
poder.
Las constituciones pueden preservarse de dos
maneras, tanto estando lejos de sus destructores, como estando
cerca, porque el temor hace que los gobernantes tengan más
en sus manos la dirección del gobierno, por lo cual es
necesario que quienes tienen en sus manos el poder inventen
causas de temor y representen como cerca lo que realmente esta
lejos. Pero sobre todo, debe orientarse la constitución de
manera que nadie pueda sobresalir del poder, sea bien por fortuna
o por amistades, para esto debería crearse una
magistratura para quienes viven en desacuerdo con la
constitución.
Toda república debe ordenarse por la
legislación y otras medidas administrativas, de modo tal
que las magistraturas no sean una fuente de lucro. Tres son las
cualidades que deben tener quienes hayan de asumir las más
altas magistraturas: lealtad a la constitución
establecida, la mayor competencia en el
desempeño del cargo y la virtud y la justicia adecuadas en
cada régimen a la respectiva forma de gobierno. Tanto la
oligarquía como la democracia pueden ser ambas aceptables,
por más que se aparten de la estructura
ideal de la constitución, pero si se extreman una u otra,
ésta empezará por deteriorarse y acabará por
no ser siquiera una constitución.
De la monarquía y la
tiranía:
La realeza tiene su origen la defensa de los
ciudadanos eminentes contra el pueblo, eligiéndose el rey
de entre los ciudadanos que se distinguen por la naturaleza de su
virtud, esta forma es la que más se aproxima a la
aristocracia. Al tirano, por el contrario lo eligen entre el
pueblo y la multitud para oponerlo a los notables, con el fin de
que el pueblo no resienta ninguna injusticia por parte de ellos,
ésta forma es un compuesto de oligarquía y
democracia en sus formas extremas y por esta razón es el
régimen más pernicioso para los
súbditos.
La finalidad del rey es la de ser guardián,
para que quienes posean sus bienes no sientan agravio, y el
pueblo por su parte no sufra ultrajes; su guardia la forma los
ciudadanos. La tiranía, por su lado no mira al
interés público, sino en cuanto sirve a su propio
provecho; por esto el fin del tirano es el placer, el tirano
desea el dinero, lo
que le viene de la oligarquía; su ejército
está formado por mercenarios.
La tiranía puede ser destruida desde fuera,
por una república más poderosa y de
constitución opuesta. Siempre estas formas de
gobierno son objeto de odio, pero muchas han sido destruidas
también por el desprecio que inspiran, la prueba de esto
está en que la mayoría de los que han conquistado
el poder han podido conservarlo, pero todos cuantos lo heredaron
lo han perdido casi inmediatamente, pues entregados a una vida de
goces han sido fácilmente despreciables y ofrecen muchas
oportunidades a sus atacantes. Asimismo, debe tenerse la
cólera como elemento de odio, pues en cierto modo es la
causa de los mismos efectos, a menudo incluso, es la
cólera más activa que el odio y por ella se ataca
con más ímpetu, porque a causa de su pasión
no se pueden hacer cálculos
La realeza por su parte se destruye muy raramente
por causas externas, y por esto es un régimen duradero, su
destrucción procede de sí misma en la
mayoría de los casos: cuando viene la discordia de entre
quienes participan de la realeza, o cuando los reyes pretenden
gobernar a la manera de los tiranos, es decir cuando aspiran a
extender su autoridad a otras esferas de la ley. El gobierno real
es el que se ejerce con el consentimiento de los súbditos
y con soberanía en asuntos de gran
importancia.
La realeza se conserva por la limitación de
sus poderes, en la medida en que los reyes reducen las esferas de
competencia, por
mayor tiempo necesariamente mantendrán intacto su
poder.
La tiranía, por su parte, se conserva de
dos modos en extremo contrarios. Uno de éstos es el
método
tradicional y al que se ajustaban la mayor parte de los tiranos
en el ejercicio del poder, despuntar a los que descuellan y
suprimir a los de ánimo indómito; no
permitir las comidas en común, ni las asociaciones, ni la
educación ni nada semejante, antes bien precaver todo
aquello de que suelen engendrarse estas dos cosas que son la
grandeza del espíritu y la confianza del individuo en
sí mismo; ni tampoco permitir la formación de
escuelas ni otras agrupaciones intelectuales, sino emplear todos
los medios con el fin de que todos los ciudadanos se desconozcan
unos a otros lo más posible. Deberá también
obligar a todos los ciudadanos a mostrarse siempre en
público, con el fin de que no le pase inadvertido nada de
lo que los súbitos puedan hacer o decir, procurando que
los ciudadanos se calumnien unos a otros, los amigos choquen
entre ellos, el pueblo lo haga con las clases superiores y los
ricos entre sí. Es además el tirano amigo de hacer
la guerra con el objeto de tener ocupados a los súbditos y
que tengan siempre la necesidad de un caudillo.
Todo esto podría resumirse en tres
capítulos, que conforman los fines de la
tiranía:
- el mantener el ánimo apocado de los
súbditos - el hacerlos desconfiados ente
sí - mantener en los demás la impotencia para
la acción política.
Hay otra manera de conservar el poder, totalmente
adversa a la forma descripta anteriormente, donde el tirano debe
actuar o semejar que actúa como un verdadero rey, para lo
cual cuidará de los fondos públicos,
absteniéndose de gastar el dinero en
regalos que resiente el pueblo; rendirá asimismo cuentas sobre los
ingresos y
egresos; aparentará que recauda los impuestos,
sirviéndose de estos solo en casos de emergencia militar y
se conducirá en general como guardián e intendente
de aquellos dineros como si fuesen públicos y no privados
de su persona. La
conducta de esta
tirano, en suma, deberá contraria a todo lo que suelen
aconsejar las viejas máximas sobre la
tiranía.
Conclusión:
Después de la lectura de
la obra, se puede decir que el pensamiento
aristotélico presenta dos estadios que manifiestan la
distancia recorrida en el camino de la emancipación de la
influencia platónica, o mejor dicho, que intenta trazar
una línea de pensamiento e
investigación propia sin las influencias de
las ideas platónicas, que había adquirido durante
su larga estadía en el "Liceo".
En el primero de esos períodos,
Aristóteles concibe la filosofía política
como constructora del Estado ideal, donde continua
predominando el valor
ético que prevalece en el pensamiento de
Platón acerca del tema; el hombre bueno y el ciudadano
bueno son la misma cosa y el fin del Estado es producir el tipo
moral
más alto posible de ser humano. Sin embargo, el
Estagirita, concibe una ciencia o
arte de la
política en una escala mucho
más amplia, que no era sólo empírica sino
descriptiva y en algunos aspectos, hasta independiente de toda
finalidad ética, ya
que el estadista puede tener la necesidad de ser perito en el
gobierno aún para corregir un estado
malo.
Con arreglo a la nueva idea, la ciencia de
la política comprendía tanto el
conocimiento del bien político, absoluto y relativo,
como el de la mecánica política, utilizada acaso
para una finalidad inferior o aún mala. Esta
ampliación del concepto de la
filosofía política constituye la concepción
más característicamente
aristotélica.
Autor:
Ernesto .R. Alcayaga
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