Introducción
Todos los seres vivos tienen una manera de vivir que
depende de su estructura y
fisiología y también del tipo de
ambiente en
que viven, de manera que los factores físicos y
biológicos se combinan para formar una gran variedad de
ambientes en distintas partes de la biosfera.
Así, la vida de un ser vivo está estrechamente
ajustada a las condiciones físicas de su ambiente y
también a las bióticas, es decir a la vida de sus
semejantes y de todas las otras clases de organismos que integran
la comunidad de la
cual forma parte.(1)
Cuanto más se aprende acerca de cualquier clase
de planta o animal, se ve con creciente claridad que cada especie
ha sufrido adaptaciones para sobrevivir en un conjunto particular
de circunstancias ambientales. Cada una puede demostrar
adaptaciones al viento, al sol, a la humedad, la temperatura,
la salinidad y otros aspectos del medio ambiente
físico, así como adaptaciones a plantas y
animales
específicos que viven en la misma
región.(2)
La ecología se ocupa del estudio
científico de las interrelaciones entre los organismos y
sus ambientes, y por tanto de los factores físicos y
biológicos que influyen en estas relaciones y son
influídos por ellas. Pero las relaciones entre los
organismos y sus ambientes no son sino el resultado de la
selección natural, de lo cual se desprende que todos los
fenómenos ecológicos tienen una explicación
evolutiva.
A lo largo de los más de 3000 millones de
años de evolución, la competencia,
engendrada por la reproducción y los recursos
naturales limitados, ha producido diferentes modos de vida
que han minimizado la lucha por el alimento, el espacio vital,el
cobijo y la pareja.(1)
También podemos definir el término
ecología como el estudio de las relaciones mutuas
de los organismos con su medio ambiente
físico y biótico. Este término está
ahora mucho más en la conciencia del
público porque los seres humanos comienzan a percaterse de
algunas malas prácticas ecológicas de la humanidad
en el pasado y en la actualidad. Es importante que todos
conozcamos y apreciemos los principios de
este aspecto de la biología, para que
podamos formarnos una opinión inteligente sobre temas como
contaminación con insecticidas,
detergentes, mercurio, eliminación de desechos, presas
para generación de energía
eléctrica, y sus defectos sobre la humanidad, sobre la
civilización humana y sobre el mundo en que
vivimos.
La voz griega oikos significa "casa" o "lugar
para vivir", y ecología (oikos
logos) es literalmente el estudio de organismos "en su
hogar", en su medio ambiente
nativo. El término fue propuesto por el biólogo
alemán Ernst Haeckel en 1869, pero muchos de los conceptos
de ecología
son anteriores al término en un siglo o más. La
ecología
se ocupa de la biología de grupos de
organismos y sus relaciones con el medio
ambiente. El término autoecología se
refiere a estudios de organismos individuales, o de poblaciones
de especies aisladas, y sus relaciones con el medio
ambiente. El término contrastante,
sinecología, designa estudios de grupos de
organismos asociados formando una unidad funcional del medio
ambiente. Los
grupos de
organismos pueden estar asociados a tres niveles de organización: poblaciones, comunidades y
ecosistemas.
En el uso ecológico, una población es un
grupo de
individuos de cualquier clase de organismo, un grupo de
individuos de una sola especie. Una comunidad en el
sentido ecológico, una comunidad biótica
comprende todas las poblaciones que ocupan un área
física
definida. La comunidad, junto
con el medio ambiente
físico no viviente comprende un ecosistema.
Así, la sinecología se interesa por las numerosas
relaciones entre comunidades y ecosistemas.
El ecólogo estudia problemas como
quién vive a la sombra de quién, quién
devora a quién, quién desempeña un papel en
la
propagación y disperción de quién,
y cómo fluye la energía de un individuo al
siguiente en una cadena
alimenticia. El ecólogo trata de definir y analizar
aquellas características de las poblaciones
distintas de las características de individuos y los
factores que determinan la agrupación de poblaciones en
comunidades.(2)
Objetivos
Conceptualizar el término
ecología.
Definir niveles tróficos y cadenas
alimentarias.
Defininir el término biomasa.
Definir ecosistema y diferenciar sus componentes
y estructura.
Establecer diferencia entre hábitat y
nicho ecológico.
Conceptualizar el término red
trófica.
Diferenciar entre población y comunidad.
Definir potencial biótico.
Identificar los distintos biomas
terrestres.
Niveles tróficos y cadenas
alimentarias
Todas las plantas compiten
por la luz solar, los
minerales del
suelo y
el agua, pero
las necesidades de los animales son
más diversas y muchos de ellos dependen de un tipo
determinado de alimento. Los animales que se
alimentan de vegetales son los consumidores primarios de
todas las comunidades; a su vez, ellos sirven de alimento a otros
animales, los
consumidores secundarios, que también son
consumidos por otros; así, en un sistema viviente
pueden reconocerse varios niveles de alimentación o
niveles tróficos. Los productores son los
organismos autótrofos y en especial las plantas verdes,
que ocupan el primer nivel trófico; los hervívoros
o consumidores primarios ocupan el segundo nivel, y así
sucesivamente. La muerte
tanto de plantas como de
animales,
así como los productos de
desecho de la digestión, dan la vida a los
descomponedores o desintegradores, los
heterótrofos que se alimentan de materia
orgánica muerta o en descomposición procedente de
los productores y los consumidores, que son principalmente
bacterias y
hongos. De
modo que la energía procedente originariamente del sol
pasa a través de una red de alimentación.
Las redes de alimentación
normalmente están compuestas por muchas cadenas de
alimentación entrelazadas, que representan
vías únicas hasta la red. Cualquier red o cadena de alimentación es
escencialmente un sistema de
transferencia de energía. Las numerosas cadenas y sus
interconexiones contribuyen a que las poblaciones de presas y
depredadores se ajusten a los cambios ambientales y, de este
modo, proporcionan una cierta estabilidad al sistema.
Biomasa y
energía
La red alimentaria de cualquier
comunidad
también puede ser concebida como una pirámide en la
que cada uno de los escalones es más pequeño que el
anterior, del cual se alimenta. En la base están los
productores, que se nutren de los minerales del
suelo, en
parte procedentes de la actividad de los organismos
descomponedores, y a continuación se van sucediendo los
diferentes niveles de consumidores primarios, secundarios,
terciarios, etc. Los consumidores primarios son pequeños y
abundantes, mientras que los animales de presa de mayor
tamaño, que se hallan en la cúspide, son
relativamente tan escasos que ya no constituyen una presa
útil para otros animales.
La biomasa es la cantidad total de materia
viviente, en un momento dado, en un área determinada o en
uno de sus niveles tróficos, y se expresa en gramos de
carbono, o en
calorías, por unidad de superficie. Las
pirámides de biomasa son muy útiles para mostrar la
biomasa en un nivel trófico. El aumento de biomasa en un
período determinado recibe el nombre de
producción de un sistema o de un
área determinada.
La transferencia de energía de un nivel
trófico a otro no es totalmente eficiente. Los productores
gastan energía para respirar, y cada consumidor de la
cadena gasta energía obteniendo el alimento,
metabolizándolo y manteniendo sus actividades vitales.
Esto explica por qué las cadenas alimentarias no tienen
más de cuatro o cinco miembros: no hay suficiente
energía por encima de los depredadores de la
cúspide de la pirámide como para mantener otro
nivel trófico.
Ecosistemas
Los ecólogos emplean el término
ecosistema para indicar una unidad natural de partes
vivientes o inertes, con interacciones mutuas para producir un
sistema estable
en el cual el intercambio de sustancias entre las plantas vivas e
inertes es de tipo circular. Un ecosistema
puede ser tan grande como el océano o un bosque, o uno de
los ciclos de los elementos, o tan pequeño como un acuario
que contiene peces
tropicales, plantas verdes y caracoles. Para calificarla de un
ecosistema, la
unidad ha de ser un sistema estable, donde el recambio de
materiales
sigue un camino circular.
Un ejemplo clásico de un ecosistema
bastante compacto para ser investigado en detalle cuantitativo es
una laguna o un estanque. La parte no viviente del lago comprende
el agua, el
oxígeno disuelto, el bióxido de carbono, las
sales inorgánicas como fosfatos y cloruros de sodio,
potasio y calcio, y muchos compuestos orgánicos. Los
organismos vivos pueden subdividirse en productores, consumidores
y desintegradores según su papel
contribuyendo a conservar en función al ecosistema
como un todo estable de interacción mutua. En primer
lugar, existen organismos productores; como las plantas
verdes que pueden fabricar compuestos orgánicos a partir
de sustancias inorgánicas sencillas por fotosíntesis. En un lago, hay dos tipos de
productores: las plantas mayores que crecen sobre la orilla o
flotan en aguas poco profundas, y las plantas flotantes
microscópicas, en su mayor parte algas, que se distribuyen
por todo el líquido, hasta la profundidad máxima
alcanzada por la luz. Estas
plantas pequeñas, que se designan colectivamente con el
nombre de fitoplancton, no suelen ser visibles, salvo si
las hay en gran cantidad, en cuyo caso comunican al agua tinte
verdoso. Suelen ser bastante más importantes como
productoras de alimentos para el
lago que las plantas visibles.
Los organismos consumidores son
heterótrofos, por ejemplo, insectos y sus larvas,
crustáceos, peces y tal
vez algunos bivalvos de agua dulce.
Los consumidores primarios son los que ingieren plantas; los
secundarios, los carnívoros que se alimentan de los
primarios, y así sucesivamente. Podría haber
algunos consumidores terciarios que comieran a los consumidores
secundarios carnívoros.
El ecosistema se
completa con organismos descomponedores, bacterias y
hongos, que
desdoblan los compuestos orgánicos de células
procedentes del productor muerto y organismos consumidores en
moléculas orgánicas pequeñas, que utilizan
como saprófitos, o en sustancias inorgánicas que
pueden usarse como materia prima
por las plantas verdes. Aún el ecosistema más
grande y más completo puede demostrarse que está
constituído por los mismos componentes: organismos
productores, consumidores y desintegradores, y componentes
inorgánicos.
La estructuración de un ecosistema consta de la
biocenosis o conjunto de organismos vivos de un
ecosistema, y el biótopo o medio ambiente en
que viven estos organismos.
Hábitat y nicho
ecológico
Para escribir las relaciones ecológicas de los
organismos resulta útil distinguir entre
dónde vive un organismo y lo que hace como
parte de su ecosistema. Dos conceptos fundamentales útiles
para describir las relaciones ecológicas de los organismos
son el hábitat y el nicho ecológico. El
hábitat de un organismo es el lugar donde vive, su
área física, alguna parte
específica de la superficie de la tierra,
aire, suelo y agua. Puede
ser vastísimo, como el océano, o las grandes zonas
continentales, o muy pequeño, y limitado por ejemplo la
parte inferior de un leño podrido, pero siempre es una
región bien delimitada físicamente. En un
hábitat particular pueden vivir varios animales o
plantas.
En cambio, el
nicho ecológico es el estado o el
papel de un
organismo en la comunidad o el ecosistema. Depende de las
adaptaciones estructurales del organismo, de sus respuestas
fisiológicas y su conducta. Puede
ser útil considerar al hábitat como la dirección de un organismo (donde vive) y al
nicho ecológico como su profesión (lo que hace
biológicamente). El nicho ecológico no es un
espacio demarcado físicamente, sino una abstracción
que comprende todos los factores físicos, químicos,
fisiológicos y bióticos que necesita un organismo
para vivir.
Para describir el nicho ecológico de un organismo
es preciso saber qué come y qué lo come a
él, cuáles son sus límites de movimiento y
sus efectos sobre otros organismos y sobre partes no vivientes
del ambiente. Una de las generalizaciones importantes de la
ecología
es que dos especies no pueden ocupar el mismo nicho
ecológico.
Una sola especie puede ocupar diferentes nichos en
distintas regiones, en función de factores como el
alimento disponible y el número de competidores. Algunos
organismos, por ejemplo, los animales con distintas fases en su
ciclo vital, ocupan sucesivamente nichos diferentes. Un renacuajo
es un consumidor
primario, que se alimenta de plantas, pero la rana adulta es un
consumidor
secundario y digiere insectos y otros animales. En contraste,
tortugas jóvenes de río son consumidores
secundarios, comen caracoles, gusanos e insectos, mientras que
las tortugas adultas son consumidores primarios y se alimentan de
plantas verdes como apio acuático.
Redes tróficas y
alimentarias
Se estima que el índice de aprovechamiento de los
recursos en los
ecosistemas
terrestres es como máximo del 10 %, por lo cual el
número de eslabones en una cadena alimentaria ha de ser,
por necesidad, corto.
Sin embargo, un estudio de campo y el
conocimiento más profundo de las distintas especies
nos revelará que esa cadena trófica es unicamente
una hipótesis de trabajo y que, a lo sumo,
expresa un tipo predominante de relación entre varias
especies de un mismo ecosistema. La realidad es que cada uno de
los eslabones mantiene a su vez relaciones con otras especies
pertenecientes a cadenas distintas. Es como un cable de
conducción eléctrica, que al observador alejado le
parecerá una unidad, pero al aproximarnos veremos que
dicho cable
consta a su vez de otros conductores más
pequeños, que tampoco son una unidad maciza. Cada uno de
estos conductores estará formado por pequeños
filamentos de cobre y
quienes conducen la electricidad son
en realidad las diminutas unidades que conocemos como electrones,
componentes de los átomos que constituyen el elemento
cobre. Pero
hay que poner de relieve una
diferencia fundamental, en el cable todas las sucesivas
subunidades van en una misma dirección, pero en la cadena trófica
cada eslabón comunica con otros que a menudo se
sitúan en direcciones distintas. La hierba no sólo
alimenta a la oveja, sino también al conejo y al
ratón, que serán presa de un águila y un
búho, respectivamente. La oveja no tiene al lobo como
único enemigo, aunque sea el principal. El águila
intentará apoderarse de sus recentales y, si hay un lince
en el territorio, competirá con el lobo, que en caso de
dificultad no dudará en alimentarse también de
conejos.
De este modo, la cadena original ha sacado a la luz la existencia
de otras laterales y entre todas han formado una tupida
maraña de relaciones interespecíficas. Esto es lo
que se conoce con el nombre de red
trófica.
La red da una visión
más cercana a la realidad que la simple cadena. Nos
muestra que
cada especie mantiene relaciones de distintos tipos con otros
elementos del ecosistema: la planta no crece en un único
terreno, aunque en determinados suelos prospere
con especial vigor. Tampoco, en general, el hervíboro se
nutre de una única especie vegetal y él no suele
ser tampoco el componente exclusivo de la dieta del
carnívoro. La red trófica, contemplando un
único pero importante aspecto de las relaciones entre los
organismos, nos muestra lo
importante que es cada eslabón para formar el conjunto
global del ecosistema.
Productividad de los
ecosistemas
La productividad es una característica de las poblaciones que sirve
también como índice importante para definir el
funcionamiento de cualquier ecosistema. Su estudio puede hacerse
a nivel de las especies, cuando interesa su aprovechamiento
económico, o de un medio en general.
Las plantas, como organismos autótrofos, tienen
la capacidad de sintetizar su propia masa corporal a partir de
los elementos y compuestos inorgánicos del medio, en
presencia de agua como
vehículo de las reacciones y con la intervención de
la luz solar como
aporte energético para éstas. El resultado de esta
actividad, es decir los tejidos
vegetales, constituyen la producción primaria. Más tarde, los
animales comen las plantas y aprovechan esos compuestos
orgánicos para crear su propia estructura
corporal, que en algunas circunstancias servirá
también de alimento a otros animales. Eso es la producción secundaria.
En ambos casos, la proporción entre la cantidad
de nutrientes ingresados y la biomasa producida nos dará
la llamada productividad,
que mide la eficacia con la
que un organismo puede aprovechar sus recursos
tróficos. Pero el conjunto de organismos y el medio
físico en el que viven forman el ecosistema, por lo que la
productividad
aplicada al conjunto de todos ellos nos servirá para
obtener un parámetro con el que medir el funcionamiento de
dicho ecosistema y conocer el modo en que la energía fluye
por los distintos niveles de su organización.
La productividad es
uno de los parámetros más utilizados para medir la
eficacia de un
ecosistema, calculándose ésta en general como el
cociente entre una variable de salida y otra de
entrada.
La productividad se
desarrolla en dos medios
principales, las comunidades acuáticas y las
terrestres.
Relaciones
intraespecíficas
A nivel unicelular, tanto en organismos animales como
vegetales, las relaciones entre los distintos individuos
presentes en un medio determinado vienen condicionadas
principalmente por factores de tipo físico y
químico. Al ser su hábitat generalmente el agua, donde
suelen formar parte del plancton, la rápida
multiplicación de estos organismos puede provocar a veces
en ambientes reducidos una cantidad excesiva de residuos
metabólicos o un agotamiento total del oxígeno
disuelto que provoque su muerte. La
relación entre cada organismo unicelular viene mediada por
el medio común que comparten, al que vierten sus
metabolitos y del que reciben los de otros organismos.
En el caso de los organismos de mayor entidad
biológica, de formas pluricelulares, cualquier
relación entre individuos de una misma especie lleva
siempre un componente de cooperación y otro de competencia, con
predominio de una u otra en casos extremos. Así en una
colonia de pólipos la cooperación es total,
mientras que animales de costumbres solitarias, como la
mayoría de las musarañas, apenas permiten la
presencia de congéneres en su territorio fuera de la
época reproductora.
La colonia es un tipo de relación que implica
estrecha colaboración funcional e incluso cesión de
la propia individualidad. Los corales de un arrecife se
especializan en diversas funciones: hay
individuos provistos de órganos urticantes que defienden
la colonia, mientras que otros se encargan de obtener el alimento
y otros de la reproducción. Este tipo de asociación
es muy frecuente también en las plantas, sobre todo las
inferiores. En los vegetales superiores, debido a la incapacidad
de desplazamiento, surgen formaciones en las que el conjunto crea
unas condiciones adecuadas para cada individuo, por lo que se da
una cooperación ecológica, al tiempo que se
produce competencia por
el espacio, impidiendo los ejemplares de mayor tamaño
crecer a los plantones de sus propias semillas.
En el reino animal nos encontramos con sociedades,
como las de hormigas o abejas, con una estricta división
del trabajo. En todos estos casos, el agrupamiento sigue una
tendencia instintiva automática. A medida que se asciende
en la escala
zoológica encontramos que, además de ese componente
mecánico de agrupamiento, surgen relaciones en las que el
comportamiento
o la etología de la especie desempeñan un papel
creciente. Los bancos de
peces son un
primer ejemplo. En las grandes colonias de muchas aves
(flamencos, gaviotas, pingüinos, etc.), las relaciones entre
individuos están ritualizadas para impedir una competencia
perjudicial.
Algo similar sucede en los rebaños de
mamíferos. Entre muchos carnívoros y, en grado
máximo entre los primates, aparecen los grupos familiares
que regulan las relaciones intraespecíficas y en este caso
factores como el aprendizaje de
las crías, el reconocimiento de los propios individuos y
otros aspectos de los que estudia la etología pasan a
ocupar un primer plano.
Relaciones
interespecíficas
En este caso prima el interés
por el alimento o el espacio, aunque en muchas ocasiones, para
conseguir unos fines se recurra a compromisos que se manifiestan
en asociaciones del tipo de una simbiosis.
Dentro de este amplio apartado se incluyen todas
aquellas relaciones directas o indirectas entre individuos de
especies diferentes y que se estudian en otros apartados. Entre
ellas tenemos el parasitismo y la depredación, la
necrofagia o el aprovechamiento de otros organismos para
conseguir protección, lugar donde vivir, alimento,
transporte,
etc. La importancia de estas relaciones es que establecen muchas
veces los flujos de energía dentro de las redes tróficas y por
tanto contribuyen a la estructuración del ecosistema. Las
relaciones en las que intervienen organismos vegetales son
más estáticas que aquellas propias de los animales,
pero ambas son el resultado de la evolución del medio, sobre el cual, a su
vez las especies actúan, incluso modificándolo, en
virtud de las relaciones que mantienen entre ellas.
Poblaciones y sus características
Puede definirse la población como un grupo de
organismos de la misma especie que ocupan un área dada.
Posee características, función más
bien del grupo en su
totalidad que de cada uno de los individuos, como densidad de
población, frecuencia de nacimientos y
defunciones, distribución por edades, ritmo de
dispersión, potencial biótico y forma de
crecimiento. Si bien los individuos nacen y mueren, los
índices de natalidad y mortalidad no son
característica del individuo sino de la población global. La ecología moderna
trata especialmente de comunidades y poblaciones; el estudio de
la
organización de una comunidad es un campo
particularmente activo en la actualidad. Las relaciones entre
población y comunidad son a menudo
más importantes para determinar la existencia y
supervivencia de organismos en la naturaleza que
los efectos directos de los factores físicos en el medio
ambiente.
Uno de sus atributos importantes es la densidad, o sea
el número de individuos que habitan en una unidad de
superficie o de volumen.
La densidad de
población es con frecuencia difícil de medir en
función del número de individuos, pero se calcula
por medidas indirectas como por ejemplo, los insectos atrapados
por una hora en una trampa.
La gráfica en la que se inscribe el número
de organismos en función del tiempo es llamada
curva de crecimiento de población. Tales curvas son
características de las poblaciones, no de especies
aisladas, y sorprende su similitud entre las poblaciones de casi
todos los organismos desde las bacterias
hasta el
hombre.
La tasa de nacimientos o natalidad, de una
población es simplemente el número de nuevos
individuos producidos por unidad de tiempo. La
tasa de natalidad máxima es el mayor número
de organismos que podrían ser producidos por unidad de
tiempo en
condiciones ideales, cuando no hay factores
limitantes.
La mortalidad se refiere a los individuos que mueren por
unidad de tiempo. Hay una
mortalidad mínima teórica, la cual es el
número de muertes que ocurrirían en condiciones
ideales, consecutivas exclusivamente a las alteraciones
fisiológicas que acompañan el
envejecimiento.
Disponiendo en gráfica el número de
supervivientes de una población contra el tiempo se
obtiene la curva de supervivencia. De esas curvas puede
deducirse el momento en que una especie particular es más
vulnerable. Como la mortalidad es más variable y
más afectada por los factores ambientales que por la
natalidad, estos tienen una enorme 0influencia en la
regularización del número de individuos de una
población.
Los ecólogos emplean el término
potencial biótico o potencial reproductor para
expresar la facultad privativa de una población para
aumentar el número, cuando sea estable la
proporción de edades y óptimas las condiciones
ambientales. Cuando el ambiente no llega a ser óptimo, el
ritmo de crecimiento de la población es menor, y la
diferencia entre la capacidad potencial de una población
para crecer y lo que en realidad crece es una medida de la
resistencia del
ambiente.
Cadenas y pirámides
alimenticias
El nímero de organismos de cada especie es
determinado por la velocidad de
flujo de energía por la parte biólógica
del ecosistema que los incluye.
La transferencia de la energía alimenticia desde
su origen en las plantas a través de una sucesión
de organismos, cada uno de los cuales devora al que le precede y
es devorado a su vez por el que le sigue, se llama cadena
alimenticia. El número de eslabones de la cadena debe
ser limitado a no más de cuatro o cinco, precisamente por
la gran degradación de la energía en cada uno. El
porcentaje de la energía de los alimentos
consumida que se convierte en material celular nuevo es el
porcentaje eficaz de transferencia de energía.
El flujo de energía en los ecosistemas,
procedente de la luz solar por
medio de la fotosíntesis en los productores
autótrofos, y através de los tejidos de
hervíboros como consumidores primarios, y de los
carnívoros como consumidores secundarios, determina el
peso total y número (biomas) de
los organismos en cada nivel del ecosistema. Este flujo de
energía disminuye notablemente en cada paso sucesivo de
nutrición
por pérdida de calor en cada
transformación de la energía, lo cual a su vez
disminuye los biomas en cada
escalón.
Algunos animales sólo comen una clase de
alimento, y por consiguiente, son miembros de una sola cadena
alimenticia. Otros animales comen muchas clases de alimentos y no
sólo son miembros de diferentes cadenas alimenticias, sino
que pueden ocupar diferentes posiciones en las distintas cadenas
alimenticias. Un animal puede ser un consumidor
primario en una cadena, comiendo plantas verdes, pero un consumidor
secundario o terciario en otras cadenas, comiendo animales
hervíboros u otros carnívoros.
El hombre es el
final de varias cadenas alimenticias; por ejemplo, come pescados
grandes que comieron otros peces
pequeños, que se alimentaron de invertebrados que a su vez
se nutrieron de algas. La magnitud final de la población
humana (o la población de cualquier animal) está
limitada por la longitud de nuestra cadena
alimenticia, el porcentaje de eficacia de
transferencia de energía en cada eslabón de la
cadena y la cantidad de energía luminosa que cae sobre
la
Tierra.
El hombre nada
puede hacer para aumentar la cantidad de energía luminosa
incidente, y muy poco para elevar el porcentaje de eficacia de
transferencia de energía, por lo que sólo
podrá aumentar el aporte de energía de los alimentos,
acortando la cadena
alimenticia, es decir, consumiendo productores primarios,
vegetales y no animales. En los países superpoblados como
China e
India, los
naturales son principalmente vegetarianos porque así la
cadena
alimenticia es más corta y un área determinada
de terreno puede de esta forma servir de sostén al mayor
número de individuos.
Comunidades
bióticas
Se llama comunidad biótica al conjunto de
poblaciones que viven en un hábitat o zona definida que
puede ser amplia o reducida. Las interacciones de los diversos
tipos de organismos conservan la estructura y
función de la comunidad y brindan la base para la
regularización ecológica de la sucesión en
la misma. El concepto de que
animales y vegetales viven juntos, en disposición
armónica y ordenada, no diseminados al azar sobre la
superficie de la Tierra, es
uno de los principios
importantes de la ecología.
Aunque una comunidad puede englobar cientos de miles de
especies vegetales y animales, muchas son relativamente poco
importantes, de modo que únicamente algunas, por su
tamaño y actividades, son decisivas en la vida del
conjunto. En las comunidades terrestres las especies dominantes
suelen ser vegetales por dar alimento y ofrecer refugio a muchas
otras especies; de esto resulta que algunas comunidades se
denominan por sus vegetales dominantes, como artemisa, roble,
pino y otras. Comunidades acuáticas que no contienen
grandes plantas conspicuas se distinguen generalmente por alguna
característica física: comunidad de
corrientes rápidas, comunidad de lodo plano y comunidad de
playa arenosa.
En investigaciones
ecológicas es innecesario considerar todas las especies
presentes en una comunidad. Por lo general, un estudio de las
principales plantas que controlan la comunidad, las poblaciones
más numerosas de animales y las relaciones
energéticas fundamentales (cadenas alimenticias) del
sistema definirán las relaciones ecológicas
existentes en la comunidad. Por ejemplo, al estudiar un lago se
investigarían primero las clases, distribución y abundancia de plantas
productoras importantes y los factores físicos y
químicos del medio ambiente que podrían ser
limitadores. Luego, se determinarían las tasas de
reproducción, tasas de mortalidad, distribuciones por edad
y otras características de población de los
peces
importantes para la pesca. Un
estudio de las clases, distribución y abundancia de consumidores
primarios y secundarios del lago, que constituyen el alimento de
los peces de pesca, y la
naturaleza de
otros organismos que compiten con estos peces por el alimento,
aclararía las cadenas alimenticias básicas del
lago. Estudios cuantitativos de éstos revelarían
las relaciones enérgicas básicas del sistema y
mostrarían con qué eficacia
está siendo convertida la energía luminosa
incidente en el producto final
deseado, la carne del pez de pesca.
Basándose en éste conocimiento,
podría administrarse inteligentemente el lago para
aumentar la producción de peces.
La misión del
ecólogo
Tanto en el medio rural como en el urbano son muchas las
tareas que debe llevar a cabo el ecólogo en el presente.
Su misión
fundamental, desde el punto de vista práctico, puede
resumirse en una sóla palabra: prevenir. Cualquier
acción irracional que se produzca en el medio
biológico trae como consecuencia verdaderas reacciones
en cadena. El consejo del ecólogo debe llegar antes y
no después, porque una vez iniciado el proceso
destructivo del ambiente resulta muy difícil detenerlo. La
segunda misión del
ecólogo es conservar, que no sólo implica evitar la
destrucción sino favorecer, a veces artificialmente, a las
poblaciones cuya existencia peligra.
Los biomas o zonas
de vida
El bioma es una zona de vida dentro del gobo terrestre o
más precisamente un tipo principal de hábitat en el
que la vegetación dominante comprende algunos tipos
característicos que
reflejan las tolerancias del ambiente y a la que se
vinculan determinadas comunidades animales.
Es lógico que encontremos biomas
acuáticos y continentales. Los primeros podrán
subdividirse a su vez en lacustres o palustres (correspondientes
a las lagunas y lagos), fluviales (ríos) y marinos (mares
y océanos). En tierra firme
podemos reconocer biomas
específicos al bosque, la tundra, el desierto, la pradera,
la estepa y la selva. La biogeografía es una
ciencia de
síntesis, derivada de la geografía y vinculada
estrechamente a la biología, que intenta
describir y explicar la distribución de los seres animados en
la Tierra.
Aunque la comunidad biológica es indivisible, se ha
subdividido el campo de esta ciencia en dos
grandes ramas: fitogeografía, que trata sobre la
distribución de los vegetales, y
zoogeografía, de los animales. Decimos que esta
disciplina es
sintética porque parte de datos
analíticos que le brindan otras especialidades, tales como
la botánica, la ecología, la zoología, la
geografía
física, la
edafología y la climatología. A partir de este gran
cúmulo de información se hace indispensable el
rescate, entre los casos particulares, de las leyes
básicas de la distribución
biológica.
Existen distintos tipos de biomas, tanto terrestres como
acuáticos. Entre los biomas terrestres podemos distinguir:
la tundra, la taiga, el bosque templado, la pradera, el bosque
esclerófilo, el desierto y el bosque tropical
lluvioso.
Conclusión
La ecología es la ciencia que
estudia a los organismos en su propio hábitat, y las
relaciones que mantienen a los seres vivos con su entorno.
Actualmente la ecología se encarga de preservar la
naturaleza y
las especies en extinción.
Los niveles tróficos son aquellos que dividen una
cadena alimentaria en: productores, consumidores y
descomponedores. Una cadena alimentaria es la transferencia de
energía alimenticia a través de una sucesión
de organismos que producen, consumen, y a su vez son consumidos
por otros.
La biomasa es la cantidad total de materia
viviente en un momento dado y en un área
determinada.
Un ecosistema es un sistema estable de tipo circular en
el cual existe una constante interrelación entre
organismos vivos e inertes. Los componentes de un ecosistema son
los productores, consumidores y descomponedores. Y su
estructuración consta de el biótopo y la
biocenosis.
La diferencia entre hábitat y nicho
ecológico es que el hábitat es el lugar en donde
vive un organismo (domicilio), y el nicho ecológico es el
papel que
desempeña en él (profesión).
Una red trófica es un conjunto de relaciones
interespecíficas que forman parte de la cadena alimentaria
o trófica.
Una población es un conjunto de individuos de la
misma especie que ocupan un determinado lugar, y comunidad es un
conjunto de individuos de distinta especie que ocupan un
determinado territorio.
El potencial biótico se refiere a la capacidad de
una población de aumentar en número.
Los distintos biomas terrestres son: tundra, taiga,
bosque templado, pradera, bosque esclerófilo, desierto y
bosque tropical lluvioso.
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