Historia
Desde el neolítico, la península griega
está culturalmente ligada a las islas del Egeo y las
costas occidentales de Asia
Menor. Sus numerosos puertos naturales a lo largo de
las costas y la gran cantidad de islas cercanas han contribuido
al desarrollo de
una civilización marítima homogénea. Pero su
homogeneidad cultural no implicaba la política.
Los sistemas
montañosos y los profundos valles dividieron la
península en pequeñas unidades políticas
y económicas, ligeramente mayores en extensión que
una ciudad y su territorio circundante. Para una información más detallada sobre
estas ciudades-estado,
Atenas; Corinto; Esparta; Tebas.
Prehistoria
Las planicies fértiles y lo valles regados por el
Tigris y el Eufrates (la media luna fértil)
constituían en la antigüedad la región con el
mayor potencial agrícola junto con los del Indo y los del
Nilo.
Los restos arqueológicos indican que algunos
primitivos pueblos del Mediterráneo, estrechamente ligados
a las culturas del norte de África, habitaron las regiones
meridionales del Egeo hasta bien entrado el periodo
neolítico, antes del 4000 a. C. Estas pruebas
muestran la evolución cultural desde la edad de piedra
hasta la edad del bronce, que en Grecia
empezó en el 3000 a. C.
Las primeras comunidades agrícolas del mundo se
desarrollaron ahí: En Jericó se cultivaron cereales
desde el 8000 a. C. Sin embargo, era una tierra que
mantenía un delicado y frágil equilibrio
necesitando una defensa constante, tanto de la naturaleza como
de los predadores humanos del desierto por el Oeste y de las
montañas a Norte y al Este. A diferencia de las crecidas
regulares y benévolas del Nilo, el flujo de estos
ríos gemelos al subir por los montes Tauro al Este era
irregular he imprescindible, con lo cual se producían casi
condiciones de sequía un año y al otro violentas y
destructivas inundaciones. Para tener algún tipo de
control se
necesitan diques, canales y una organización más compleja. Fue
enfrentando estos desafíos como evolucionaron muchos de
los logros más significativos de los inicios de la
civilización.
A principios del
III milenio a. C., la denominada civilización del Egeo
evolucionó hasta niveles extremadamente altos. La
civilización de la edad del bronce en el Egeo se
dividía en dos culturas, cada una de ellas con sus propias
etapas y subdivisiones cronológicas. Una, la
civilización de Creta o minoica, ubicada en el centro de
la isla de Creta, a sólo 660 Km al noroeste de
Egipto y
directamente relacionada con las rutas marinas hacia los antiguos
países del Oriente
Próximo. La otra civilización, la
Heládica (micénica, en su periodo más
reciente), florecía al mismo tiempo en la
porción continental de Grecia,
concretamente en el Peloponeso. Sus grandes centros estaban
en Micenas,
Tirinto (cerca del actual
Návplion) y Pilos. La cultura y el
comercio
cretense dominaron el Mediterráneo hasta después
del año 1500 a. C., cuando Micenas tomó el
relevo.
La cultura griega
tiene sus orígenes en la civilización cretense,
cuyos principios se
remontan al tercer milenio a. C. los cretenses fueron los
primeros en recorrer el Mediterráneo y llegaron a tener
una flota poderosa, comerciaron con otros pueblos ubicados en
tierras de los actuales países de Italia y España,
produjeron vino, aceite, artículos de cerámica,
etc. Que vendían al extranjero; la intensidad de su
comercio le
hizo adquirir la hegemonía en todo el Mediterráneo
Oriental. Esta hegemonía fue marítima por esto se
llama talstocracia (gobierno de
mar).
Este poderío
marítimo se extendió desde Roda y Chipre hasta los
puertos fenicios de Biblos y Gadir hacia el 2000 a.
C.C.
Los habitantes de la isla de Creta copiaron de los
fenicios su escritura
lineal, imitaron de los arquitectos babilonicos la construcción de sus palacios de Cnosos,
Festos, Mallia, Faistos y Hagia Triada. Estas ciudades fueron
erigidas durante la ultima época de Creta también
denominada el apogeo de la civilización de Creta. En esta
civilización la mujer jugo un
papel muy
importante pues adoraban a una diosa madre, a un dios de la
luz y parece
que también veneraban a sus reyes.
Cultivaron los deportes iniciando los grandes
juegos que
después se llamaron las olimpiadas en Grecia
Continental. Se dedicaron especialmente al box, las carreras y
las corridas de toros, que eran demostraciones de acrobacia donde
estaba prohibido matar al toro. Estos pobladores adoraban a sus
dioses en cavernas o pequeñas capillas no tenían el
culto a los muertos pero creían en un más halla
semejante al mundo.
Los habitantes de Creta provenían de la tribu de
los Egeos quienes subsistieron en le continente europeo en
Micenas y Tirinto y en el Asia Menor en
Troya.
Troya estaba edificada casi en la entrada del estrecho
de los Dardanedos en una colina que domina la llanura inferior
del río Escandro denominada la roca de
Pérgamo.
A finales del III milenio a. C.C. comenzaron una serie
de invasiones de tribus del norte que hablaban una lengua
indoeuropea. Existen pruebas de que
estos pueblos del norte vivieron en la cuenca del río
Danubio, al sudeste de Europa. De los
primeros pueblos invasores, los más destacados, los
aqueos, se habían visto
con toda probabilidad
obligados a emigrar presionados a su vez por otros invasores. Los
aqueos invadieron el sur de Grecia y se
establecieron en el Peloponeso. Según algunos
especialistas, un segundo pueblo, los jónios, se asentó
principalmente en Ática, la zona central del este de
Grecia y en
las islas Cícladas, donde asimilaron la cultura de los
pueblos heládicos. Los eolios, un tercer pueblo de características poco definidas, se
asentaron en principio en Tesalia.
Grecia antigua
Los griegos daban el nombre de pelasgos a los primeros
habitantes de su país. Estos labraban la tierra y se
les atribuyo la fundación de las más antiguas
poblaciones.
A fines del siglo XV se produce una civilización
de pueblos más civilizados que hablan un dialecto
indoeuropeo, es decir emparentado con los idiomas que hoy se
hablan en Europa. Las
inscripciones egipcias y los poemas
homericos llaman a estos pueblos aqueos y son antecesores de los
Helenos.
En el último periodo de la edad del bronce en
Grecia (1500-1200 a. C.C.), el continente fue absorbiendo
paulatinamente la civilización cretense. Hacia el
1400 a. C.C., los aqueos conquistaron y controlaron las
islas y poco después también dominaron el
continente, en especial la región de Micenas. Debido a las
exhaustivas investigaciones
de sus ruinas, la ciudad da su nombre a los antecesores aqueos,
aunque también destacaron en importancia otras
ciudades-estado.
La guerra de Troya,
descrita por Homero en
la Iliada, comenzó alrededor del 1200 a. C.C.
y probablemente fue uno de los conflictos
bélicos que tuvieron lugar entre los siglos XIII y XII a.
C.C. cuando la civilización micénica estaba en su
apogeo. Puede que tuviera relación con la última y
más importante invasión del norte, que
ocurrió en aquel tiempo e
introdujo la edad del hierro en
Grecia.
La guerra de
Troya fue generada por los pueblos de Asia quienes
cometieron actos de piratería, entonces los griegos
formaron una coalición para tomar venganza.
Antecedentes de la guerra de
Troya
París hijo de Príamo rey de Troya robo
Elena mujer de Menelao
rey de Esparta y hermano de Agamenón rey de Micenas.
Agamenón, para vengar el ultraje hecho a su hermano
convoca a los príncipes griegos y fue elegido jefe de una
flota confederada, que destruyo a Troya al cabo de diez
años de sitio.
Después llegaron otros pueblos del norte que
más tarde se llamaron los Helenos y conquistaron Grecia,
luego se dividieron en otros cuatro grupos que son:
Aqueos, Eolios, Dorios y Jonios. Con la invasión de los
helenos termina la prehistoria
griega y comienza su verdadera historia de este hecho el
pueblo griego es denominado helénico.
Los dorios
abandonaron las montañas del Epiro y descendieron al
Peloponeso y a Creta, utilizando armas de hierro para
conquistar y expulsar a los anteriores habitantes de estas
regiones. Los dorios derrocaron a los monarcas aqueos y se
asentaron sobre todo en las regiones meridionales y orientales de
la península. Esparta y Corinto se transformaron en las
principales ciudades dóricas. Muchos aqueos buscaron
refugio al norte del Peloponeso, zona que más tarde se
llamó Aquea. Otros resistieron duramente a los dorios, y
tras ser sometidos, fueron reducidos a servidumbre y denominados
‘ilotas’. Los que lograron huir se refugiaron en el
Peloponeso, se reunieron con sus parientes en Ática y en
la isla de Eubea, pero después emigraron al igual que los
eolios a las costas de Asia
Menor.
En los siglos posteriores al 1200 a. C.C. la
progresiva colonización de las costas de Asia Menor,
primero por los refugiados procedentes de zonas ocupadas por los
dorios y más tarde por los mismos dorios, convirtió
la región en parte política y cultural
de Grecia. Por cada una de las tres divisiones étnicas
griegas se creó una gran confederación. La parte
norte de la costa de Asia Menor y la
isla de Lesbos formaban la Confederación Eólica. La
Confederación Jónica ocupaba el distrito medio,
llamado Jonia, y las islas de Quíos y Samos. Al sur de las
islas de Rodas y Cos se estableció una
Confederación Dórica. Varios siglos después
(750-550 a. C.), el rápido aumento de la población, la escasez de alimentos, el
florecimiento de la artesanía y el comercio y
otros factores conllevaron una nueva oleada colonizadora. Se
fundaron colonias en lugares tan lejanos como la costa oriental
del mar Negro y Massilia (actual Marsella, Francia), y
tuvieron lugar asentimientos en Sicilia y la parte meridional de
la península Itálica. Esta última
tenía tal densidad de
población griega que se la conocía
como la Magna Grecia.
A lo largo de al formación de Grecia se
distinguen una Continental y otra Marítima.
Grecia Continental
También denominada Hélade,
comprendía la parte inferior de la península de los
Balcanes región caracterizada por ser la más
montañosa de las tres penínsulas
mediterráneas de Europa esta se
unía con la península del Peloponeso (hoy Morea)
por el istmo de Corinto. El territorio griego se hallaba entre
los mares Egeo y Jonico, hacia el norte no se conocía una
frontera natural pero según Estrabon (geógrafo
griego), esta podía marcarse con una línea que iba
desde el golfo de Arta hasta el golfo de
Salónica.
El territorio de Grecia se caracterizo por presentar un
conglomerado de montañas de rocas
calcáreas y frecuentemente desnudas, las cuales se hallan
separadas por valles estrechos y profundos o por llanuras,
verdaderas cuencas de antiguos lagos donde abundan los olivares;
entre tales llanuras podemos nombrar las de Tesalia, Tebas,
Atenas, Argos y la Esparta.
Entre las montañas más celebres podemos
nombrar el Pindo, el Olimpo, el Osa, el Pelión, el
Parnasó, el Helicón, el Himeto y el
Pentélico.
En Peloponeso se alza la alta planicie de Arcadio
terminada hacia el sur por la poderosa cadena del
Taigeto.
Grecia marítima
Grecia tenia una posición marítima
privilegiada pues presentaba posibilidades de comunicación marítima a lo largo de
todo el territorio gracias a sus golfos, entre los cuales los
más relevantes son de Corinto y de Egina, que apenas
estaban separados por una lengua de
tierra de 5
Km. Grecia poseía mas de 2000 Km de costa, de manera que
no existía cantón o república que no tuviese
bahías y promontorios bañados por el
mediterráneo.
Grecia estaba envuelta por las islas algunas tan
próximas del continente que parecen su
prolongación, lo cual sucede con la Eubea, y las
Cícladas esparcidas por el mar Egeo lasque
señalaban el paso entre Europa y la Costa
de Asia, donde otros griegos poblaban las grandes islas de
Lesbos, Quío, Samos, y Rodas.
El mar formo marinos y comerciantes poniendo a los
griegos en contacto con todos los pueblos de oriente de quienes
tomo los primeros elementos de civilización. El mar fue el
que les dio riquezas e hizo que estados de muy corta
extensión, reducidos casi a una ciudad, fueran el centro
de verdaderos imperios mediterráneos.
La época arcaica
Hacia el año 1100 a. C.C. penetraron en el
territorio Griego los Dorio llegando a constituir la cultura
centromiceníca. . es en esta época cuando empieza
la llamada "edad media
griega" y fue una larga etapa de formación que se prolongo
hasta el siglo VIII.
Uno de los procesos
más importantes que se dieron fue el de la
formación de los estados griegos, surgidos de la fusión
entre la población indígena y los
invasores.
Abarcaban pequeñas comarcas con una ciudad como
centro, la Polis. En general, todos ellos pasaron por etapas
parecidas en cuanto a la evolución de su forma de gobierno. Al
comienzo de esta época eran monarquías, a las que
sucedió un gobierno
aristocrático que en buen parte de ellos derivo hacia la
democracia.
La expansión comercial, el crecimiento
demográfico y el endeudamiento del campesinado, entre
otros motivos, obligaron a los griegos a abandonar sus lugares de
origen, se instalaron tanto en Oriente como en Occidente y
fundaron colonias; hubo dos clases de colonias: las plazas
comerciales y las agrarias, mantenían fuertes lazos
culturales con la metrópoli, pero disfrutaban de una total
independencia
político administrativa.
La expansión por Oriente la realizaron en dos
etapas. En la primera colonizaron las islas del Egeo y las costas
del Asia menor. En la segunda, tras conquistar el norte del Egeo
y el Helesponto, llegaron hasta Crimea y el mar de Asov. Los
griegos llegaron incluso hasta el país del Nilo, en cuyo
delta instalaron también una factoría. Seguidamente
se dirigieron hasta Occidente. Fundaron colonias en Sicilia y en
el sur de Italia, en un
área que fue conocida con el nombre de Magna Grecia.
Llegaron hasta las costas del Mediterráneo español
donde entraron en contacto con Tartesos, y las del sur de
Francia.
Estas colonias en parte de poblamiento y en parte
puramente comerciales, difundieron la tecnica y el
arte
Helénicos
Periodo helénico
Una vez finalizadas las grandes migraciones al Egeo, los
griegos desarrollaron una orgullosa conciencia
racial. Se llamaban a sí mismos ‘helenos’,
nombre derivado, según Homero, de una
pequeña tribu del sur de Tesalia. El término
griegos, empleado por posteriores pueblos extranjeros,
provenía nominalmente de Grecia, nombre en latín de
una pequeña tribu helénica del Epiro con la que los
romanos tuvieron contactos. Al margen de la mitología, que
era la base de una compleja religión, los helenos
desarrollaron una genealogía que remontaba sus
orígenes a héroes con carácter
semidivino.
A pesar de que los pequeños estados
helénicos mantenían su autonomía,
seguían un desarrollo
similar en su evolución política. En el
periodo pre-helénico los jefes de las tribus invasoras se
proclamaron monarcas de los territorios conquistados. Entre el
800 y el 650 a. C.C. estas monarquías se fueron
sustituyendo por oligarquías de aristócratas,
ya que las familias nobles compraban las tierras y éstas
eran la base de todo su poder y
riqueza. Cerca del año 650 a. C.C., muchas de estas
oligarquías helénicas fueron sustituidas por
plebeyos enriquecidos o aristócratas desafectos, llamados
tiranos. La aparición de las tiranías se
debió sobre todo a un factor económico. El
descontento popular surgido frente a las aristocracias se
había convertido en un importante factor político a
causa del aumento de la esclavitud de los
campesinos sin tierras; la colonización y comercio en
los siglos VIII y VII a. C.C. aceleró el desarrollo de
una próspera clase de comerciantes, que supieron
aprovecharse del gran descontento para reclamar el reparto del
poder con los
aristócratas de las ciudades-estado.
Estructura
Económica
Se constata una clara especialización del trabajo
que favorece la acumulación de excedentes y el
intercambio. La base económica era la agricultura
siendo la propiedad de
la tierra la
base del poder.
Cultivaban la trilogía mediterránea (cereales,
olivo, vid). Con arados y utensilios similares a los actuales.
Poseían huertas y plantas
industriales (lino, esparto).
La agricultura se
completaba con la ganadería: ovejas, cabras, cerdos,
bueyes, de los que obtenían carne, leche, lana,
fuerza de
trabajo. A destacar los caballos símbolo de prestigio para
la aristocracia y de cara a la guerra. Las
actividades depredatorias (caza, recolección, pesca)
continuaron. La arqueología y restos cerámicas dan
también importancia a la pesca.
Conocían la metalurgia y
las minas proporcionaron las materias primas con las que
comercian con los colonizadores. Eran excelentes orfebres y
fabricantes de armas, entre los
que destaca la Farcata (espada corta).
La cerámica era muy importante para el transporte y
el almacenamiento
siendo decorado con motivos geométricos o
figuras.
Los objetos de alfarería comunes que en enorme
cantidad salieron de las necrópolis griegas así
como las pinturas de los vasos provenientes de Troya, Micenas,
Tirinto y Creta así como de las necrópolis de
Atica, Beosia, Tesalia y las de las Ciclades, construidos con
materias muy distintas como los vasos barnizados y esmaltados,
los vasos de cristal, los vasos de mármol y los grandes
vasos decorativos así como los de oro y plata sirvieron
para comerciar con los pueblos bárbaros que rodeaban esta
civilización. A parte de las demás industrias
griegas como ser la agricultura,
el tejido, y otras la alfarería era la más
importante de la época.
Durante la época de Solón este tuvo la
idea de suplir la insuficiencia de los recursos
agrícolas favoreciendo el desarrollo de
los oficios. Por eso la ciudad, primero pequeña y pobre,
llega alcanzar una gran prosperidad. Sus habitantes sacaron del
Laurium, montaña inmediata ha Atenas grandes cantidades de
plata esa pequeña riqueza les permitió crear
industria,
comercio y
marina. La población buscó en estas vías
nuevas la fortuna que la esterilidad del suelo les negaba.
Los extranjeros llegaron a ser ciudadanos a condición de
llevar al Atica una industria que
fuese desconocida allí. En todas partes se fundaron
fábricas de muebles, armas, tejidos, y sobre
todo alfarería. Atenas llegó hacer desde entonces
una población marítima manufacturera
renombrada por el buen gusto y la elegancia de sus productos.
Los griegos para mejorar su comercio marítimo
mejoraron extraordinariamente los antiguos y lentos barcos que
iban a través del Egeo fondeando en cada isla, se
construyeron mejores puertos, se los protegió con diques,
se construyo el Diolcos, cuyos restos todavía existen,
este permitía cruzar el istmo de Corinto, rodando los
barcos sobre cilindros de manera, etc. En el siglo octavo los
puertos griegos están en todo el mediterráneo.
Allí acuden los colonos a comprar y vender. Compran lo que
después revenderán a los bárbaros de
alrededor y venden lo que les han comprado así se completo
la obra de la moneda.
Acuñación de
moneda
Del latín moneta, apodo de la diosa Juno,
cuyo templo en Roma se utilizaba
para acuñar monedas.
La idea de moneda pertenecía a los babilonios y a
los hititas, pero éstos no dividían el metal en
secciones de valor
determinado ni pensaron en controlar el valor
intrínseco del metal.
Los griegos son los primeros que reemplazan las marcas groseras
que certifican el valor con
sellos de valor
artístico. Como vimos, la moneda facilito los cambios y
los prestamos. Convertida pronto en otra mercancía, sufre
todas las alternativas de una mercancía. Termina por ser
la mercancía por excelencia: ya la posesión de
la tierra no
es el signo de la riqueza lo es la posesión de metal
amonedado.
Entonces los nobles abandonan el campo para especular,
como vimos, con la moneda, para formar capitales que realizan
empresas antes
imposibles: crear talleres explotar minas, equipa flotas. El
campo
Abandonado por el capital es
abandonado por sus victimas, obligadas a serlo ahora en la
ciudad.
Las ciudades crecen en especial las que tienen las
condiciones que exige la nueva economía:
posibilidades industriales y comerciales. Por esto progresan los
puertos. Ya las ciudades son mucho más que los
caseríos mas o menos pobres. Los nobles que gobiernan
ahora las ciudades quieren tener seguridad y vivir
con gusto: construyen monumentos y murallas de defensa. Pero las
calles se llenan de una multitud de desheredados, obreros o que
esperan serlo, que miran con creciente rencor lo que para ellos
es injusta diferencia.
Entre tanto en los campos aparece una nueva clase la de
los labradores enriquecidos. Estos aplicaran casi toda la
tecnica de los
que tenían tierras heredadas: compraran otras y buscaran
todos los modos acrecer su capital.
La Casa de la Moneda es el lugar donde se
diseñan, graban y fabrican las monedas, que son medios de pago
de curso legal, es decir, dinero. Antes de la aparición de
las monedas, el comercio se llevaba a cabo mediante el
intercambio de bienes
(trueque) o utilizando lingotes de oro y plata. Este sistema resultaba
poco práctico porque era necesario pesar y evaluar la
calidad del
metal, en cada intercambio se establecía el valor de los
lingotes, por lo que se dificultaba el crecimiento del
comercio y la industria. La
invención del sistema de
acuñación de monedas, cuyo valor era siempre el
mismo, resolvió los inconvenientes anteriores.
Historia de la
acuñación
Se cree que las primeras monedas acuñadas con
carácter oficial aparecieron durante el siglo VI a. C.C.
en la zona de Lidia (en Asia Menor) y en China. A
partir de entonces empezaron a surgir monedas en Grecia y en
otras ciudades-estado. Sin
embargo, con el Imperio romano se
empezó a acuñar una única moneda,
homogeneizando los tamaños, pesos y valores de
todas las monedas existentes, y prohibiendo la
acuñación de monedas por parte de individuos
particulares, pues era monopolio del
Estado.
China
conservó su sistema de
acuñación homogénea centralizada durante su
época imperial, pero con la desintegración del
imperio empezaron a surgir distintas monedas en los diferentes
principados.
Los genos
Más parecidos a la familia son
verdaderos clanes. Dentro de ellos, en efecto, el padre tenia
autoridad
absoluta puesto que era el interprete de los dioses; la propiedad, por
otra parte, era colectiva. La unidad del clan conducía a
curiosas consecuencias: la ofensa hecha a un individuo se
consideraba hecha al clan.
Varios clanes se reunían fratrias y estas en
tribus, pero los genos mantenían su autonomía
dentro de esas confederaciones.
Las ciudades-estado
Poco a poco comienzan sin embargo a agruparse las chozas
de los genos; los caseríos aumentan, pero, sobre ser poco
importantes no están suficientemente adheridos al suelo.
Grecia estaba formada por una serie de ciudades estado
independientes, gobernadas por oligarquías
aristocráticas, el aislamiento geográfico impuesto por el
territorio que ocupaban y la necesidad de agruparse para
defenderse de las invasiones explicaba la formación por
los griegos de estas ciudades estado. Aunque eran independientes,
a menudo se unían en una liga dentro de la cual la
más importante acababa por imponerse. Las dos polis
más importantes fueron Atenas y Esparta. Esparta cuido por
encima de todo su poderío
militar descuidando el arte y las
actividades económicas, redujeron a los vencidos a la
esclavitud
(ilotas) la población se componía de Dorios,
Periecos e Ilotas; los primeros conservaron supremacía
mediante las armas.
Esparta contó con dos reyes de poder ilimitado y
veintiocho ancianos guiados por cinco Eforos, que formaban el
senado, el cual monopolizaba todo el poder volviéndose
verdaderos amos del estado.
La guerra era el
único móvil de la educación, Esparta
quiso imponer su fuerza desde
un principio, Mesenia le resistió heroicamente, pero fue
vencida, después organizó una liga en Peloponeso,
de la cual fue jefe.
Los ciudadanos espartanos gozaban de enormes privilegios
sobre los indígenas sometidos (iliotas y periecos).
Estaban gobernados por reyes de familias diferentes, que se
transmitían el cargo por herencia, la
monarquía se mantuvo en Esparta hasta la total decadencia
de la polis.
Atenas la capital del
Atica careciendo de militarismo se convirtió en el
motor del
mundo Griego. Desarrolló el modelo
más perfeccionado democracia
limitada y puso las bases de la sociedad
Occidental. Sus habitantes proclamaron la independencia,
la libertad y la
igualdad.
El gobierno
comprendió: los Arcontes, el Areopago y el consejo de los
cuatrocientos, dividió el pueblo en cuatro clases
según su fortuna. Las leyes de
Solón suavizaron las costumbres i aseguraron la libertad
En los primeros siglos del primer milenio, Atenas tuvo
un papel
secundario con una economía basada en la
agricultura y
el pastoreo. A partir del siglo VI el desarrollo del
comercio hizo posible su futura importancia. Cuando Atenas inicio
su decadencia, Esparta no pudo sustituirla.
Junto a estas dos grandes ciudades destacaron
también Samos, Mileto, Delos, Argos Epiduro, Corinto,
Egina, Calcis, Eritrea y Tebas.
El gobierno de los
mejores
Los reyes perdieron el poder a favor de la aristocracia
que eran los más capacitados para dirigir, poseían
tierras y podían adquirir las armas
imprescindibles para defender la ciudad, los que ostentaban el
poder se llamaban Arcontes, al principio el cargo era vitalicio,
hasta que en el siglo VIII a. C.C. su gobierno se limitó a
una década. Antiguos Arcontes de conducta
irreprochable formaban el Areópago, un tribunal que
juzgaba causas civiles y militares; las otras dos instituciones
eran la Bulé, de carácter legislativo formada por
400 ciudadanos elegidos anual mente, y la ecclesia constituida
por todos los ciudadanos y que votaba las leyes presentadas
por la Bulé.
A finales del siglo sexto se promulgó la primera
legislación de la ciudad de Atenas, el código de
Dracón. Solón realizó una serie de reformas
que podían considerarse como un intento de organizar una
democracia,
suprimió la esclavitud por
deudas y terminó la lucha entre los grandes propietarios y
la burguesía. Estas reformas no fueron
duraderas.
Atenas, al igual que otras muchas ciudades griegas,
vivió bajo el gobierno de un tirano que por el empuje de
las clases populares facilitó su ascensión al
gobierno; paradójicamente estos abrieron el paso hacia la
democracia, el
tirano más importante fue Pisístrato (560-527 a.
C.C.) quien hizo posible el poderío posterior de esta
polis
Democracia ateniense
La reforma de Clistenes (510) fue un paso decisivo para
la democratización, distribuyó los demos del Atica
en diez tribus eliminando la división anterior entre el
campo, la costa y la montaña; creo el consejo de los 500
que proponían las leyes y era la
suprema autoridad
administrativa, la democracia
griega llego a su máxima expresión con Pericles
(443-430)
Pero la democracia griega era restringida de los 400000
habitantes que tenia Atenas en el siglo V a. C.C. solo la
décima parte gozaba de los derechos civiles y
políticos, los organismos de la democracia Ateniense era
la ecclesia y el Bulé, Pericles logro que las decisiones
políticas y las concesiones de derechos pasaran por estas
instituciones
y por el tribunal popular de los heliastas. Por primera vez los
miembros de setos dos tribunales cobraron dietas, que eran
pagadas con los tributos
federales; la evolución democrática
concluyó con la admisión de los miembros de la
tercera clase, los zeugitas entre los Arcontes. La responsabilidad política había
pasado de la aristocracia a los ciudadanos.
Las tiranías
La era de los tiranos griegos (650-500 a. C.)
destaca por los avances logrados en la civilización
helénica. El título de tirano implicaba el acceso
ilegal al poder, no el abuso del mismo. En general, tiranos como
Periandro de Corinto, Gelón de Siracusa y
Polícrates de Samos (reinó entre 535 a.
C.-522 a. C.) fueron gobernantes sabios y populares. El
comercio y la artesanía prosperaron. Con el nacimiento de
la fuerza
política y
económica llegó el florecimiento de la cultura
helénica, de un modo especial en Jonia, donde empezaba a
surgir la filosofía griega con Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes. El desarrollo de
objetivos
culturales comunes a todas las ciudades helénicas fue uno
de los factores que dieron cierta cohesión a la antigua
Grecia a pesar de la división política existente.
En este sentido contribuyó la lengua griega,
cuyos muchos dialectos se entendían en cualquier parte del
país o en cualquier colonia. El tercer aspecto a tener en
cuenta fue la religión griega que
todos los helenos compartían: el santuario de
Delfos fue el mayor y
más respetado. En torno a la
religión,
los griegos también tenían cuatro festivales
nacionales, llamados juegos (los
olímpicos, los ístmicos, los pitios y
nemeos).
Los Juegos
Olímpicos eran tan importantes que muchos griegos remontan
sus cálculos históricos a la Primera Olimpiada (el
periodo de cuatro años entre la celebración de los
Juegos
Olímpicos) celebrada en el año 776 a. C.
Relacionada con la religión, en origen
al menos, estaba la Liga de
Anfictionía, organización de tribus helenas que se
creó para la protección y administración de los
santuarios.
De la democracia a la
monarquía
Las ciudades-estado se unificaron en cierta medida.
Entre los siglos VIII y VI a. C., Atenas y Esparta se
habían convertido en las dos ciudades hegemónicas
de Grecia. Cada uno de estos grandes estados absorbió a
sus débiles vecinos en una liga o confederación
dirigida bajo su control. Esparta,
estado militarizado y aristocrático, estableció su
poder a base de conquistas y gobernó sus estados
súbditos con un control muy
estricto. La unificación del Ática, por el
contrario, se realizó de forma pacífica y de mutuo
acuerdo bajo la dirección de Atenas; se otorgó la
ciudadanía ateniense a los habitantes de las
pequeñas ciudades. Los nobles, o eupátridas,
abolieron en el 638 a. C. la monarquía hereditaria y
gobernaron Atenas hasta mediados del siglo VI a. C.
Los eupátridas retuvieron autoridad
plena gracias a su poder supremo para disponer de la justicia, a
menudo de forma arbitraria. En el 621 a. C. el
político Dracón (finales del siglo VII a. C.)
codificó la ley ateniense,
por la que el poder judicial de
los nobles quedaba limitado. Un segundo revés para el
poder hereditario de los eupátridas fue el código
del político y legislador ateniense Solón de 594 a. C., que no era
sino una reforma del código draconiano y que otorgaba la
ciudadanía a las clases bajas. Durante el brillante y
prudente mando del tirano Pisístrato, las formas de
gobierno empezaron a adoptar elementos democráticos.
Hipias e Hiparco, hijos de Pisístrato, heredaron el poder de
su padre pero fueron más déspotas. Hipias, que
murió después que su hermano, fue expulsado por una
insurrección popular en el 510 a. C. Durante el
consiguiente conflicto
político, los partidarios de la democracia obtuvieron,
bajo el mando del político Clístenes de
Sición, la victoria total y, alrededor del 502 a. C.,
comenzaba una nueva etapa política, basada en principios
democráticos.
El comienzo del gobierno democrático supuso el
más brillante periodo de la historia de Atenas.
Florecieron el comercio y la agricultura.
Más aún, el centro de las artes y la cultura
intelectual, que entonces estaba en las ciudades de la costa de
Asia Menor, pronto se trasladó a Atenas.
Estados en guerra
Hacia el siglo V los políticos de las ciudades
estado se habían polarizado hasta llegar a la
confrontación entre Esparta y Atenas a comienzos de este
siglo, Atenas y Esparta dejaron de lado sus diferencias para
enfrentar la invasión de la Persia Aqueménida. Una
fuerza
expedicionaria Persa fue derrotada por Atenas en Maratón
en el año 490 a. Dies años después, una
confederación encabezada por Atenas y Esparta
derrotó a una invasión mucho mayor en la batalla
naval de Salamina y en la batalla terrestre de Platea, al
año siguiente las decadas posteriores a esta espectacular
victoria fueron testigo del poder economico y naval de Atenas
para edificar una supremacía sobre algunos de sus antiguos
aliados maritimos, esto llevo inevitablemente, a una ultima
prueba de fuerza con
Esparta y sus aliados.
La encarecida guerra del Peloponeso, que duró 27
años (431 – 404 a. C.) es relatada con suma maestria
por el historiador Tucídides, esta guerra finalizó
con la derrota de Atenas sí bien esta fue la época
de oro para Atenas (siglo XV a. C.) las tragedias de Esquilo,
Sófocles, la arquitectura del
Partenón, etc. Que florecieron en este siglo, es por estas
extraordinarias obras que la civilización griega a
trascendido en el tiempo.
El siglo IV se inició con intrigas entre las
ciudades estado griegas, Tebas arrebató la
supremacía a Esparta en la batalla de Leuctra 371 a. C.;
sin embargo a pesar del surgimiento i caida de estados
individuales no existía una egemonia duradera, la cual fue
impuesta por el poder de Macedonia, su poder aumentó
progresivamente durante el siglo IV hasta que el año 338
a. C. en la batalla de Queronea Filipo de Macedonia puso fin a la
libertad
griega.
Las Guerras
Médicas
Creso, rey de Lidia,
conquistó las colonias griegas de Asia Menor en el
560 a. C., en la primera parte de su reinado (560 a.
C.- 546 a. C.). Creso fue un gobernador moderado, respetuoso
con los helenos y aliado de Esparta; el gobierno lidio
estimuló la vida económica, política e
intelectual de las colonias. En el 546 a. C., Creso fue
expulsado del trono por Ciro II
el Grande, rey de Persia. A excepción de la
isla de Samos, que se defendió con tenacidad, las ciudades
griegas de Asia y las islas costeras pasaron a formar parte del
Imperio persa.
En el 499 a. C., Jonia, ayudada por Atenas y
Eretria, se volvió contra Persia. Los rebeldes tuvieron
éxito, en principio, y el rey Darío I el Grande de Persia juró
vengarse. Sofocó la revuelta en el 493 a. C. y, tras
saquear Mileto,
restableció su control absoluto
sobre Jonia. Un año después, Mardonio, yerno del
rey, condujo una gran flota persa para conquistar Grecia, pero
casi todas sus naves fueron hundidas en el cabo de Athos. Al
mismo tiempo,
Darío envió emisarios a Grecia para pedir muestras
de sumisión a todas las ciudades-estado.
Aunque la mayoría de los pequeños reinos
consintieron, Esparta y Atenas se negaron y mataron a los
emisarios persas en señal de desafío. Darío,
encolerizado por tal ofensa, así como por la
pérdida de su flota, preparó una segunda
expedición que partió en el 490 a. C.
Después de destruir Eretria, el ejército persa
avanzó hacia la llanura de Maratón, cerca de
Atenas. Los dirigentes atenienses pidieron ayuda a Esparta, pero
el mensaje llegó durante la celebración de un
festival religioso que prohibía a los espartanos abandonar
la ciudad. Sin embargo, el ejército ateniense, bajo el
mando de Milcíades el
Joven, obtuvo una increíble victoria sobre
una fuerza persa tres veces mayor que la suya.
Inmediatamente Darío dispuso una tercera
expedición; su hijo, Jerjes
I, quien le sucedió en el 486 a. C.,
reunió uno de los mayores ejércitos de toda la
época antigua. En el 481 a. C., los persas cruzaron
sobre un puente de naves el estrecho del Helesponto y marcharon
en dirección al sur. La primera batalla tuvo
lugar en el paso de las Termópilas, en el 480 a. C.,
donde el rey espartano Leónidas I y varios miles de
soldados defendieron heroicamente el estrecho paso. Un traidor
griego condujo a los persas a otro paso que permitía a los
invasores acceder al primero por la retaguardia
espartana.
Leónidas permitió a la mayoría de
sus hombres retirarse, pero él y una fuerza de 300
espartanos y 700 téspidas resistieron hasta el final y
fueron aniquilados. Los persas marcharon entonces sobre Atenas e
incendiaron la ciudad abandonada. Mientras, la flota persa
persiguió a la griega hasta Salamina, isla situada en el golfo de
Egina (hoy, golfo Sarónico), cerca de Atenas. En la
contienda naval que siguió, menos de 400 barcos griegos,
al mando del político y general ateniense
Temístocles, derrotaron
a 1.200 embarcaciones persas. Jerjes I, que había
presenciado la batalla desde su trono de oro en una colina sobre
el puerto de Salamina, huyó a Asia. Al año
siguiente, 479 a. C., el resto de las fuerzas persas fueron
destruidas en Platea y
los invasores fueron expulsados definitivamente.
Hegemonía de
Atenas
Como resultado de su brillante liderazgo
durante las guerras
médicas, Atenas se convirtió en el estado
más influyente de Grecia. Más aún, las
guerras
demostraron la creciente importancia de su poder naval,
especialmente tras la batalla de Salamina. Esparta, hasta
entonces el mayor poder militar de Grecia, perdió su
prestigio en favor de la flota ateniense. En el 478 a. C.,
un gran número de estados griegos formaron una alianza
voluntaria, la Liga de
Delos, para expulsar a los persas de las ciudades
griegas de Asia Menor. Atenas encabezó la alianza. Las
victorias de la Liga, al mando del general Cimón, liberaron las costas de Asia
Menor del dominio persa. No
obstante, Atenas extendió su poder sobre otros miembros de
la Liga de tal manera que, más que en sus aliados, se
convirtieron en sus súbditos. Los atenienses exigieron un
tributo a sus antiguos confederados y cuando Naxos intentó retirarse de la Liga,
las fuerzas atenienses arrasaron la ciudad.
El periodo de hegemonía ateniense durante el
siglo V a. C. es denominado como la ‘Edad de Oro de
Atenas’. Bajo el mando de Pericles, la ciudad alcanzó su
máximo esplendor. La Constitución, reformada hacia una
democracia interna, contenía cláusulas tales como
el pago por los servicios del
jurado, lo que permitía a los ciudadanos más pobres
ser parte de tal institución. Pericles se propuso hacer de
Atenas la ciudad más bella del mundo.
Se construyeron el Partenón, el Erecteion y otros grandes edificios. El
teatro griego
alcanzó su máxima expresión con las obras
trágicas de hombres como Esquilo, Sófocles y Eurípides, y el autor de
comedias Aristófanes. Tucídides y Heródoto fueron famosos
historiadores, y el filósofo Sócrates fue otra figura de la
Atenas de Pericles quien hizo de la ciudad un centro
artístico y cultural sin rival.
La edad de oro de Grecia
Grecia, pese a sus continuas guerras, fue
la cuna de una extraordinaria cultura. Los escultores griegos
Fidias y Praxiteles nunca fueron superados. El que sube a la
Acropolis ciudad alta descubre la armonía perfecta de las
líneas puras en la esbeltez de las columnas que, a pesar
de estar semiderruidas aun ofrecen un espectáculo de
maravilla
Las letras y las artes brillaron durante el siglo de
Pericles, Esquilo primer gran poeta dramático de Atenas
dio a conocer sus ultimas producciones en el preciso instante en
que Pericles empezaba a imponerce; se destacaron también
Sófocle, Aristófanes, Herodoto (padre de la
historia).
Hipócritas fundó la ciencia
medica basada en principios que
aun hoy permanecen en vigor
Las artes del siglo de Pericles fue labrada más
que por una simple administración, por el resplandor de las
letras y las artes, cuyas ruinas aun dan la impresión de
que jamas mortal alguno estuvo tan próximo a la
perfección de la belleza, con la ayuda de Fidias ilustre
artista elevó magníficos templos como el
Partenón, los Propíleos y el Odeón. En
ciertos pórticos de Atenas y de Delfos, podían
contemplarse maravillosas pinturas de Polignoto, Zeuxis y Apeles
considerados como los pintores más celebres de
Grecia.
Guerra del Peloponeso
A pesar de la excelente situación interna de la
ciudad, la política exterior de Atenas no era buena.
Surgieron fricciones entre los descontentos miembros de la Liga
de Delos, supervisada por Atenas; Esparta además envidiaba
tal esplendor. Desde el 550 a. C. se había fundado
otra liga entre las ciudades del Peloponeso dominada por Esparta.
Esta Liga del Peloponeso empezó a oponerse a Atenas
activamente. En el 431 a. C., se produjo el enfrentamiento
entre Atenas y Esparta con motivo de la ayuda ateniense a Corcyra
(hoy Corfú) durante la disputa que ésta
mantenía con Corinto, aliado de Esparta.
La Guerra del Peloponeso, sostenida entre las dos
grandes confederaciones, duró hasta el 404 a. C. y
concluyó con el establecimiento de la hegemonía
espartana sobre Grecia. Al final de la guerra, Esparta
promovió la oligarquía llamada de los Treinta
Tiranos para gobernar Atenas. Se crearon similares cuerpos
regentes en las ciudades e islas de Asia Menor. Pronto el
dominio
espartano se mostró más duro y opresivo que el de
Atenas. En el 403 a. C., los atenienses, bajo
Trasíbulo, se sublevaron y expulsaron a la
guarnición espartana que había apoyado a los
oligarcas, y restauraron la democracia y la independencia.
Otras ciudades griegas también se rebelaron contra la
hegemonía espartana.
Predominio de Esparta y
Tebas
Esparta : Logrado el triunfo, Lisandro
apareció como todo poderoso y estableció por
doquier gobiernos aristocráticos iguales a los de Esparta
entregó el poder en Atenas a los treinta tiranos. Los
proyectos
revolucionarios internos causaron la ruina de Lisandro que fue
destituido por los Éforos y luego los treinta tiranos no
tardaron en volverse odiosos por sus crueldades y proscripciones.
Trasíbulo desterrado ateniense recuperó la ciudad y
restableció la democracia.
Tebas : Esparta no disfrutó mucho de su
predominio; Tebas ciudad que hasta entonces desempeñaba un
papel
secundario en Grecia se levantó contra Esparta.
Dos hombres de talento Pelópidas y Epaminondas se
encargaron de esta lucha desigual y le dieron a su patria un
momento de inmortal grandeza. En el año 371 Esparta fue
vencida en Leuctra y mientras Pelópidas invadía
tres veces consecutivas el Peloponeso, Epaminondas hacia sentir
su potencia en
Tesalia y Macedonia.
Pelopidas fue muerto el 364 y Epaminondas que
había invadido por cuarta ves el Peloponeso logrando otra
resonante victoria en Mantinea encontró también
la muerte en
el escenario del triunfo. Con la desaparición de estos
ilustres jefes Tebas perdió su grandeza luego sobrevino
una especie de acuerdo entre Esparta, Tebas y Atenas que les
permitió disfrutar de la paz.
Nuevas alianzas
Los estados griegos empezaron a buscar por separado la
ayuda de su tradicional enemigo, Persia. En el 399 a. C.,
los ejércitos persas saquearon la costa de Asia Menor,
provocando que Esparta enviara un ejército. Aunque
éste tuvo cierto éxito, se vio obligado a regresar
en el 395 a. C. para hacer frente a la coalición de
Argos, Atenas, Corinto y Tebas. El conflicto que
siguió, las Guerras
Corintias, continuó por medio de pequeñas
contiendas y escaramuzas hasta el 387 a. C., cuando Esparta,
aliada de Persia, impuso la Paz de Antálcidas sobre sus
discrepantes estados súbditos. Según las
condiciones del asentamiento persa-lacedemonio, se cedía
toda la costa oeste de Asia Menor a Persia y se otorgaba la
autonomía a las ciudades-estado de Grecia. A pesar del
acuerdo, Esparta invadió Tebas en el 382 a. C. y
tomó la ciudad de Olinto, al norte.
El general de Tebas Pelópidas, respaldado por Atenas,
dirigió tres años después un levantamiento
que expulsó a las fuerzas de ocupación espartanas.
La guerra entre Esparta y Atenas, aliada con Tebas,
continuó y llegó a su fin con la batalla de
Leuctra, en el 371 a. C., en la que los tebanos, al mando
de Epaminondas,
derrotaron por completo a sus enemigos y pusieron fin
definitivamente a la dominación espartana. Tebas, en
virtud de su victoria, se convirtió en el primer estado de
Grecia, e inauguró un periodo de malestar civil y miseria
económica resultado de las luchas previas. Atenas, en
concreto, se
negó a someterse a la supremacía de Tebas y, en el
369 a. C., se alió con Esparta. Para mayor inseguridad,
la hegemonía de Tebas dependía principalmente de la
brillante regencia de Epaminondas y cuando éste
murió, en la batalla de Mantinea (362 a. C.), Tebas
se vio privada de su breve hegemonía.
Supremacía de
Macedonia
Durante este periodo de luchas por la hegemonía
en Grecia, Macedonia, al norte de Tesalia, comenzaba su
política de expansión. Filipo II, rey de Macedonia en el
359 a. C., gran admirador de la civilización griega,
era consciente de su gran debilidad y la falta de unidad
política macedonia. Inmediatamente después de subir
al trono, Filipo anexionó las colonias del sur de Grecia,
en la costa de Macedonia y Tracia, y se propuso convertirse en el
dueño de la península. Su astucia en las artes
políticas y el apoyo de las fuerzas
macedonias contribuyeron al logro de sus ambiciones, a pesar de
la oposición de muchos políticos griegos, liderados
por el ateniense Demóstenes. En el 338 a. C.
Filipo derrota al ejercito griego en Queronea era lo
suficientemente poderoso como para convocar un congreso de todos
los estados griegos, en el que reconocieron la superioridad de
Macedonia en la península y nombraron a Filipo comandante
en jefe de las fuerzas griegas. Un año después, un
segundo congreso declaraba la guerra a Persia, su enemigo
tradicional. Filipo empezó a preparar la campaña en
Asia, pero fue asesinado en el 336 a. C. Su hijo,
Alejandro III el Magno, de veinte años, se
convirtió en su sucesor.
Alejandro III el Magno (356-323 a. C.), rey
de Macedonia
(336-323 a. C.), conquistador del Imperio persa, y uno
de los líderes militares más importantes del mundo
antiguo.
Su nacimiento coincidió con extraños
sucesos. Ese día mientras Eróstrato, un loca,
incendiaba uno de los más celebres santuarios, una de las
maravillas del mundo. El templo de Diana en Efeso, Filipo II
recibía la noticia de tres victorias en los juegos
olímpicos.
Las primeras conquistas
Alejandro nació en Pela, la antigua capital de
Macedonia; era hijo de Filipo
II, rey de Macedonia, y de Olimpia, princesa de
Epiro. Aristóteles
fue su tutor, enseñándole retórica y
literatura, y
estimuló su interés
por la ciencia, la
medicina y la
filosofía. En el verano del año 336 a. C.
Filipo fue asesinado y Alejandro ascendió al trono de
Macedonia. Se encontró rodeado de enemigos y se vio
amenazado por una rebelión en el extranjero. Alejandro
ordenó la ejecución de todos los conspiradores y
enemigos nacionales. Marchó sobre Tesalia, donde los partidarios de la
independencia
habían obtenido el control, y
restauró el dominio
macedónico. Hacia finales del verano del 336 a. C.
había restablecido su posición en Grecia y un
congreso de estados en Corinto lo eligió comandante del
Ejército griego para la guerra contra Persia. En el 335 a. C.
dirigió una campaña brillante contra los rebeldes
tracios cerca del río Danubio. A su regreso a Macedonia,
reprimió en una sola semana a los hostiles ilirios y
dardanelos cerca del lago Pequeño Prespa y después
se dirigió hacia Tebas, que se había sublevado.
Tomó la ciudad por asalto y arrasó sus edificios,
respetando sólo los templos y la casa del poeta
lírico Píndaro, esclavizando a unos
treinta mil habitantes capturados. La rapidez de Alejandro en
reprimir la sublevación de Tebas facilitó la
inmediata sumisión de los otros estados
griegos.
La creación de un
imperio
Alejandro comenzó su guerra contra Persia la
primavera del 334 a. C. al cruzar el Helesponto (actualmente
Dardanelos) con un ejército de unos 365.000 hombres de
Macedonia y de toda Grecia; sus oficiales jefes eran todos
macedonios, incluidos Antígono (más tarde
Antígono Monoftalmos), Tolomeo (más tarde
Tolomeo I) y Seleuco
(más tarde Seleuco
I). En el río Gránico, cerca de la
antigua ciudad de Troya
(en la actual Turquía), atacó a un
ejército de 40.000 persas y griegos hoplitas
(mercenarios). Sus fuerzas derrotaron al enemigo y, según
la tradición, sólo perdió 110 hombres;
después de esta batalla, toda Asia se rindió. Al
parecer, en su camino a través de Frigia cortó con su espada
el nudo gordiano.
Continuó avanzando hacia el sur y se encontró con
el ejército principal persa, bajo el mando de
Darío III, en
Isos, en el noroeste de Siria.
Según la tradición, el ejército de
Darío se estimaba en 500.000 soldados, cifra que hoy es
considerada exagerada. La batalla de Isos, en el año
333 a. C., terminó con una gran victoria de
Alejandro. Aunque cortó la retirada, Darío
huyó, abandonando a su madre, esposa e hijos a Alejandro,
quien les trató con respeto debido a
su condición de familia
real. Tiro, un puerto
marítimo muy fortificado, ofreció una resistencia
obstinada, pero Alejandro lo tomó por asalto en el
332 a. C. después de un asedio de siete meses.
Seguidamente, Alejandro capturó Gaza y después
pasó a Egipto, donde
fue recibido como libertador. Estos acontecimientos facilitaron
el control de toda la línea costera del
Mediterráneo. Más tarde, en el 332 a. C.,
fundó en la desembocadura del río Nilo la ciudad
de Alejandría,
que se convirtió en el centro literario, científico
y comercial del mundo griego. Cirene, la capital del
antiguo reino de Cirenaica, en el norte de África,
se rindió a Alejandro en el 331 a. C., extendiendo
sus dominios a todo el territorio de Cartago.
En la primavera del 331 a. C. Alejandro hizo una
peregrinación al gran templo y oráculo de
Amón-Ra, el dios egipcio del Sol a quien los griegos
identificaron con Zeus. Se creía que los primeros faraones
egipcios eran hijos de Amón-Ra, y Alejandro, el nuevo
dirigente de Egipto,
quería que el dios le reconociera como su hijo. La
peregrinación tuvo éxito, y quizá confirmara
la creencia de Alejandro en su propio origen divino.
Dirigiéndose de nuevo hacia el norte, reorganizó
sus fuerzas en Tiro y salió hacia Babilonia con un
ejército de 40.000 infantes y 7.000 jinetes. Cruzó
los ríos Éufrates y Tigris y se encontró con
Darío al frente del ejército persa, el cual,
según informes
exagerados, llevaba un millón de hombres, cantidad que no
impidió que sufriera una derrota devastadora en la
batalla de Arbela (Gaugamela)
el 1 de octubre del 331 a. C. Darío huyó
al igual que hizo en Isos y un año más tarde fue
asesinado por uno de sus propios colaboradores. Babilonia se
rindió después de Gaugamela, y la ciudad de Susa,
con sus enormes tesoros, fue igualmente conquistada. Más
tarde, hacia mitad del invierno, se dirigió a
Persépolis, la capital
de Persia. Después de robar los tesoros reales y
apropiarse de un rico botín, quemó la ciudad, lo
cual completó la destrucción del antiguo Imperio
persa. El dominio de
Alejandro se extendía a lo largo y ancho de la orilla sur
del mar Caspio, incluyendo las actuales Afganistán y
Beluchistán, y hacia el norte a Bactriana y Sogdiana, el actual
Turkestán ruso,
también conocido como Asia central. Sólo le
llevó tres años, desde la primavera del 330 a.
C. hasta la primavera del 327 a. C., dominar esta vasta
zona.
Para completar la conquista del resto del Imperio persa,
que en tiempos había incluido parte de la India
occidental, Alejandro cruzó el río Indo en el
326 a. C. e invadió el Punjab, alcanzando el
río Hifasis (actual Bias); en este punto los macedonios se
rebelaron, negándose a continuar. Entonces Alejandro
construyó una flota y bajó navegando el Hidaspo
(llamado Hydaspes por los griegos, donde derrotó al
dirigente indio Poros en el 326 a. C.) hacia el Indo,
alcanzando su delta en septiembre del 325 a. C. La flota
continuó hacia el golfo Pérsico. Con su
ejército, Alejandro cruzó el desierto de Susa en el
324 a. C. La escasez de comida y agua durante
la marcha había causado varias pérdidas y
desacuerdos entre sus tropas. Alejandro pasó
aproximadamente un año organizando sus dominios e
inspeccionando territorios del golfo Pérsico donde
conseguir nuevas conquistas. Llegó a Babilonia en la
primavera del 323 a. C., pero en junio contrajo fiebres y
murió. Dejó su Imperio, según sus propias
palabras, "a los más fuertes" este ambiguo testamento
provocó terribles luchas internas durante medio
siglo.
El legado de Alejandro
Alejandro fue uno de los mayores conquistadores de la
historia,
destacó por su brillantez táctica y por la velocidad con
la que cruzó grandes extensiones de terreno. Aunque fue
valiente y generoso, supo ser cruel y despiadado cuando la
situación política lo requería, aunque
cometió algunos actos de los que luego se
arrepintió, caso del asesinato de su amigo Clito en un
momento de embriaguez. Como político y dirigente tuvo
planes grandiosos; según muchos historiadores
abrigó el proyecto de
unificar Oriente y Occidente en un imperio mundial, una nueva e
ilustrada hermandad mundial de todos los hombres. Hizo que unos
30.000 jóvenes persas fueran educados en el habla griega y
en tácticas militares macedónicas y les
alistó en su Ejército. Él mismo
adoptó costumbres persas y se casó con mujeres
orientales: con Estatira (o Stateira; que murió hacia el
323 a. C.), la hija mayor de Darío III, y con Roxana
(que murió hacia el 311 a. C.), hija del
sátrapa de Bactriana Oxiartes; además animó
y sobornó a sus oficiales para que tomaran esposas persas.
Poco después murió. Alejandro ordenó que las
ciudades griegas le adoraran como a un dios. Aunque probablemente
dio la orden por razones políticas,
según su propia opinión y la de sus
contemporáneos, se le consideraba de origen divino. Tras
su muerte, la
orden fue en gran parte anulada.
Para unificar sus conquistas, Alejandro fundó
varias ciudades a lo largo de su marcha, muchas se llamaron
Alejandría en honor a su persona; estas
ciudades estaban bien situadas, bien pavimentadas y contaban con
buenos suministros de agua. Eran
autónomas pero sujetas a los edictos del rey. Los
veteranos griegos de su Ejército al igual que soldados
jóvenes, negociantes, comerciantes y eruditos se
instalaron en ellas y se introdujo la cultura y la lengua griega.
Así, Alejandro extendió ampliamente la influencia
de la civilización griega y preparó el camino para
los reinos del periodo helenístico y la posterior
expansión de Roma.
Periodo
helenístico
Cuando Alejandro murió, los generales macedonios
iniciaron entre ellos el reparto de su vasto imperio. Los
desacuerdos surgidos por esta división provocaron una
serie de guerras entre los años 322 a. C. y
275 a. C., muchas de las cuales tuvieron lugar en Grecia.
Por ello, una de las características de este periodo que abarca
desde la muerte de
Alejandro hasta la conversión de Grecia en provincia
romana en el 146 a. C., fue el deterioro como entidades
políticas de las ciudades-estado griegas,
además del progresivo declive de la independencia
política en conjunto.
No obstante, el periodo helenístico estuvo
marcado por el triunfo de Grecia como fuente de cultura y, como
resultado de las conquistas de Alejandro, se adoptó su
estilo de vida en todo el mundo antiguo.
Los diádocos
De los reinos establecidos por los generales de
Alejandro, llamados ‘diádocos’ (en griego,
diadochos, ‘sucesor’), los más
importantes eran los de Siria, bajo la dinastía
Seléucida, y Egipto, bajo
la Tolemaica. La capital del Egipto
tolemaico, Alejandría, fundada por Alejandro
en el 332 a. C., se convirtió en foco de rivalidades
culturales, a veces superando la importancia de Atenas en ese
campo. Cada rincón del mundo heleno se dedicó al
cultivo de las artes y las actividades intelectuales. Algunos
sabios, como los matemáticos Euclides y Arquímedes, los filósofos Epicuro y Zenón de Citio y los poetas
Apolonio de Rodas y
Teócrito, pertenecen a
esta época.
En el 290 a. C., las ciudades-estado de Grecia
central se unieron en la Liga
Etolia, una poderosa confederación militar
que había sido inicialmente organizada bajo el reinado de
Filipo II por las ciudades de Etolia para su mutua
protección. Una segunda organización de similares características, la Liga Aquea, se convirtió en el
280 a. C. en la confederación suprema de las ciudades
al norte del Peloponeso. Más tarde se unieron otras
ciudades. Sendas alianzas estaban destinadas a proteger al resto
de los estados griegos del dominio del reino
de Macedonia. La Liga Aquea se hizo mucho más poderosa que
su rival e intentó conseguir el control de toda Grecia.
Encabezada por el general y político Arato de
Sición, inició un conflicto con
Esparta que no se había aliado con ninguna de las dos. La
Liga fue inicialmente vencida, pero, contradiciendo su primera
intención, pidió ayuda militar a Macedonia; la Liga
consiguió vencer entonces a Esparta, pero a costa de caer
bajo el dominio de Macedonia.
Dominación romana
En el 215 a. C. Roma
empezó a interferir en los asuntos de Grecia. Filipo V de
Macedonia se alió con Cartago contra Roma, pero los
romanos, con el apoyo de la Liga Etolia, vencieron a las fuerzas
macedonias en el 206 a. C., y consiguieron importantes
posiciones en Grecia. Roma, apoyada por
ambas ligas, derrotó nuevamente a Filipo V en el
197 a. C. en la batalla de Cinoscéfalos, y Macedonia,
totalmente sometida, aceptó pactar la paz con Roma y
reconocer la independencia de los estados griegos, los cuales,
sin embargo, sólo cambiaron un dominador por otro. En un
último intento desesperado por liberarse, los miembros de
la Liga Aquea resistieron a las demandas de Roma en el
149 a. C. Hubo una nueva guerra que terminó con la
destrucción de Corinto a manos de las legiones romanas en
el 146 a. C. Las Ligas Etolia y Aquea fueron disueltas y
Grecia fue anexionada en su totalidad por Roma, que creó
la provincia romana de Macedonia, cuyo procónsul
extendía su autoridad al
resto de Grecia. Sólo Atenas, Esparta y Delfos escaparon a
esta situación, convirtiéndose en ciudades
federadas.
Grecia romana
Durante los sesenta años posteriores al
146 a. C., Roma administró Grecia. En el 88 a.
C., cuando Mitrídates VI Eupátor, rey del
Ponto, empezó su campaña para conquistar los
territorios controlados por los romanos, se encontró con
que muchas ciudades griegas apoyaban a un monarca asiático
que les había prometido ayudarles a recuperar su
independencia. Las legiones romanas, bajo el mando de
Lucio Cornelio Sila expulsaron
a Mitrídates de Grecia y sofocaron la rebelión
saqueando Atenas, en el 86 a. C., y Tebas un año
después. Roma castigó duramente a las ciudades
rebeldes y las campañas realizadas en suelo griego
dejaron el centro de Grecia en ruinas. Atenas seguía
siendo foco intelectual y de la filosofía, pero su
comercio prácticamente desapareció. En el
22 a. C., el primer emperador romano, Augusto, separó Grecia de Macedonia
e hizo de la primera la provincia de Aquea.
Autor:
Aldo Vasquez