Objetivo: Conocer y
comprender las características ideológicas,
políticas, económicas, sociales y
culturales de la década y estar en condiciones de realizar
un balance de la misma con el fin de alcanzar una visión
profunda del período.
Contenidos: El ascenso de Perón. El
17 de octubre de 1945. El primer gobierno.
Política
social y económica. Política
internacional. Segundo gobierno. La
crisis.
Revolución
Libertadora.
Este trabajo tratará de
introducir al lector a una época que marco una etapa
fundamental en la política argentina.
Una década 1945-1955, en la
cual Juan Domingo Perón
llevó la riendas hacia una nueva Nación. Perón era
el nuevo caudillo, y como todo líder
tuvo la gente que le fue fiel y la gente que se oponía a
su política.
Justamente este es el tema base de
este trabajo el cual espero sinceramente les deje todas las ideas
acerca de Perón muy
claras. Para esto pasemos la hoja y continuemos con la lectura de
la investigación.
¿Quiénes apoyaron y quiénes
se enfrentaron a Perón?
esgraciadamente las instituciones
políticas de la nación no estaban
equipadas, en ese momento, para absorber grandes grupos de nuevos
participantes políticos. Las estructuras,
los programas y los
dirigentes de los partidos
políticos existentes no eran capaces de ofrecer nada
de valor a la
clase trabajadora. Hasta 1940 el Congreso estuvo dominado por los
conservadores, que parecían totalmente indiferentes a los
problemas de
los trabajadores; durante los tres años siguientes los
radicales utilizaron su mayoría parlamentaria para poner
en dificultades al Presidente e impedir la aprobación de
cualquier tipo de programa.
Éste era el escenario en 1943 cuando los jefes de
las fuerzas armadas asumieron nuevamente el papel
protagónico y depusieron al gobierno
conservador. En el gobierno militar
que surgió del golpe, el poder se fue
concentrando gradualmente en las manos de un coronel destinado a
dominar el curso de la política argentina durante
los 30 años siguientes: Juan Domingo
Perón.
Perón fue uno de los pocos hombres de la revolución
que percibió que había algo que satisfacer en el
pueblo y que hacerlo iba a ser el elemento legitimador de la
revolución. Perón uno de los hombres
del G.O.U (Grupo de
Oficiales Unidos) quien desde los cargos que ocuparía en
progresivo ascenso sabría "oír" las necesidades del
pueblo argentino y comenzar a planear un movimiento de
opinión.
Después de que Rawson y Ramírez
pasaran fugazmente por el sillón presidencial hubo un
cambio
importante, el tono gremial del Gobierno
cambió debido a que el coronel Perón, secretario
del Ministerio de la Guerra,
asumió la jefatura del Departamento Nacional de Trabajo,
que un mes después se transformaría en
Secretaría.
Perón fue el único dirigente militar que
pareció haber visto el potencial político del
movimiento
obrero, algo que lo ayudo a descubrirlo fue su relación
con los gremialistas . Desde una posición de importancia
secundaria en el gobierno de la revolución
inició una campaña para obtener el apoyo de la
clase trabajadora. Apoyó la formación de nuevos
sindicatos y
una gran expansión de los que ya existían y le eran
favorables. La acción de Perón se enderezó a
promover una serie de medidas laborales y previsionales
tendientes a satisfacer los reclamos y necesidades de los
trabajadores.
Farrell fue nombrado presidente a causa de la renuncia
del actual; Farrell, ex jefe, amigo y aliado de Perón lo
nombró a este ministro de Guerra con
retención de la secretaría de Trabajo. El
control del
ejército y de la fuerza obrera
quedaban en sus manos.
La vicepresidencia de la nación estaba vacante y
por este motivo la oficialidad del ejército, puesta en
asamblea, votó a los candidatos y ganó, por escaso
margen, Perón contra Perlinger. Perón fue designado
vicepresidente con retención de sus dos cargos anteriores.
La suma del poder se
encontraba en sus manos.
En los primeros meses del 45, Perón debía
computar ciertas limitaciones políticas:
los nacionalistas lo odiaban; lo consideraban un traidor. De los
partidos tradicionales no había llegado nadie, salvo
algunos socialistas que estaban cerca del oficialismo en
función de sus responsabilidades gremiales.
Lo peor para Perón era que el territorio
político se le estaba achicando de manera alarmante. Las
vagas declaraciones oficiales sobre elecciones debían
concretarse cada vez más. Sin apoyo entre los partidos
tradicionales ni de un movimiento
popular nuevo, el tiempo de
Perón estaba estrechamente vinculado a la duración
de su control sobre el
Ejército.
En 1945, el gobierno peronista se veía cercado
por una conjura vigorosa y audaz, que reunía en un solo
impulso opositor a fuerzas tan diferentes como las grandes
empresas, el
estudiantado, la influencia de la embajada norteamericana, los
partidos tradicionales, las asociaciones de comerciantes y
ganaderos, los sindicatos
ajenos a la órbita oficialista, la burocracia
estatal, la Marina, un sector no despreciable del
Ejército, los intelectuales, la justicia, la
inmensa mayoría de los diarios… Frente a esta avalancha
de fuerzas, sólo restaba a Perón el manejo del
aparato represivo del Estado y sus
propias huestes.
La llegada del embajador norteamericano, Spruille
Braden, radicalizó el proceso
político interno y las fuerzas opositoras encontraron en
el representante de Truman un verdadero jefe, cuya primera
decisión fue suspender los acuerdos que se habían
logrado semanas antes con una misión
económica norteamericana. De allí en adelante,
Braden y Perón se agredieron prolijamente. Se clarificaba
rápidamente el panorama político y las dos grandes
alternativas que habían de plantearse los argentinos en
términos electorales redondeaban sus respectivas
propuestas. De un lado, la democracia
liberal, políticamente formalista y convencional, deseosa
de retornar al sistema anterior
a la revolución
del 43 con las correcciones debidas. Del otro lado, un fervoroso
caos popular que tenía a Perón por líder
indiscutido y se abrigaba un profundo contenido nacional y una
adelantada actitud en el
campo social.
Varios de los partidos
políticos y diversas agrupaciones cívicas
postulaban desde tiempo
atrás la unión de todas las fuerzas
democráticas para enfrentar al gobierno militar. La
Unión Cívica Radical aprobará el 13 de
noviembre de 1945 la formación de la Unión
Democrática de Fuerzas Opositoras, con el lema: "Por la
libertad
contra el fascismo". Tras
dicha unión, el radicalismo elige a José P.
Tamborini y Enrique M. Mosca para integrar la fórmula que
sostendrá en los comicios presidenciales de 1946. Le dan
su apoyo los partidos Socialista, Democrático Progresista
y Comunista; y también lo harán, aunque no
oficialmente, numerosos distritos del Partido Demócrata
Nacional.
Las elecciones de 1946 habían dejado sorprendido
a los partidos tradicionales. Las elecciones fueron, desde el
punto de vista de la libre emisión del voto, las
más impecables de cuantas se había realizado en el
país.
Todas las fuerzas políticas,
ante el inesperado desastre, trataron de hacer autocrítica
de sus errores y en casi todas empezaron a brotar movimientos
renovadores. Al mismo tiempo, los
partidos declinaron tácitamente la función
opositora en el único que, pese a la derrota,
mantenía un significativo bloque de diputados en el
Parlamento: el radicalismo.
Probablemente, quienes se sintieron más
lesionados por las elecciones de 1946 fueron los socialistas.
Ellos cuatro años atrás habían ganado la
Capital
Federal; ahora salieron terceros. No habían obtenido
ningún diputado nacional, por primera vez desde la
vigencia de la Ley Sáenz
Peña. Habían sido los más constantes
artífices de la Unión Democrática, se
habían jugado en la lucha contra el gobierno de facto: el
resultado les fue decepcionante. El socialismo
sólo podía entretenerse en la confección de
hojitas opositoras distribuidas casi exclusivamente entre los
afiliados y tenían una clara posición: el peronismo era
nazifascismo.
En cuanto a los conservadores: se define el partido como
"una fuerza liberal
y progresista que aspira a acelerar la evolución del país pero cree que
ningún avance social puede consolidarse y ser fecundo si
no se apoya en el reconocimiento de la obra del pasado". Los
conservadores estaban en una situación más
afligente que otros partidos opositores. Con gran trabajo
habían logrado reconstruirse orgánicamente, pero
campeaba sobre ellos la sensación de carecer de destino
político.
El Partido Comunista, la gran incógnita electoral
después de décadas de vida clandestina,
había resultado un fracaso: junto con los
demócratas progresistas figuró en cuarto lugar en
la Capital
Federal; reunió solo 25.000 votos en Buenos Aires y no
alcanzó a colocar sino tres diputados provinciales en
Mendoza gracias al sistema
proporcional que se aplicaba en la provincia andina. Sin embargo,
este fracaso no desanimó a Victorio Codovilla, esa clase
de Stalin local. Codovilla dijo – en el acto realizado el 1º
de junio que se realizaba por la reanudación de relaciones
diplomáticas con la Unión Soviética, que el
gobierno de facto ya había decidido concretar, a pedido
del presidente electo – "los comunistas nos colocaremos
decididamente a la cabeza de las luchas de las masas por el
cumplimiento de las promesas de Perón hizo al pueblo, y no
nos dejaremos provocar por los alincistas y otros enemigos que
están interesados en crear un estado de
beligerancia entre los afiliados a nuestro partido y las masas
obreras y populares que siguen a Perón. Sólo
así se logrará unir la clase obrera en un poderoso
Frente de Liberación Nacional y Social".
Nadie , dentro de los partidos "democráticos"
burgueses" tenía interés en
asociarse a los comunistas. Para los peronistas, eran
aborrecibles.
Curiosamente, Perón mantuvo al Partido Comunista
en la legalidad. Esto se da ya que los necesitaba para varias
cosas: valorizar su Tercera Posición mostrando la independencia
de una política que en plena guerra
fría toleraba la actividad de un partido stalinista,
señalar a los "oligarcas" una alternativa que podía
ser mucho peor que la representada por el propio Perón,
disponer de un enemigo visible para mostrar a la masas adictas el
origen de las dificultades del régimen y atribuirle
bombas y
atentados.
Los radicales podían acariciar la esperanza de
ser la única alternativa política de Perón,
los reemplazantes obligados. En la UCR, el partido opositor
más vigoroso y el único que disponía de
posiciones importantes, la actividad seguí
moviéndose en dos direcciones: externamente, la lucha
contra el régimen peronista, pese a todas las
limitaciones; internamente, el pleito entre intransigentes y
unionistas.
Los intransigentes no veían al fenómeno
peronista con la histérica sensibilidad del "unionismo"
radical, sino como una etapa que se agotaría a corto plazo
y cuya secuela debía ser, necesariamente, un radicalismo
que ofrecería al pueblo, desengañado de
Perón, una nueva propuesta.
Hasta que ese momento llegara, los radicales
seguían luchando desde todas las tribunas y
particularmente desde el Congreso. Los anales parlamentarios
argentinos no registran una bancada tan brillante como el "bloque
de los 44" de los años 1946/48. Este bloque
disponía de individualidades aptas para la más
diversas luchas: el sarcasmo y la ironía, la denuncia
resonante, el debate
económico, político o internacional, y sabía
usar eficazmente cada uno de sus elementos. Presidía esta
temible concentración Ricardo Balbín, de 42
años en ese entonces. En el Congreso cada vez más
tormentoso de esos años. Arturo Frondizi aguardaba el
momento de su aparición. Pero ambos estilos personales
marcaban entre Balbín y Frondizi algo más de n
diferencia de modalidad: eran dos maneras inconciliables de
concebir la política.
El "bloque de los 44" fue un testigo peligroso y un
enjuiciador implacable de las impovisaciones económicas y
los desbordes políticos del régimen peronista. No
es de asombrar, pues, que rápidamente se tornara densa la
atmósfera
de la cámara joven – la única donde existía
oposición -, pues el Senado era unánimamente
oficialista. En 1950 el propio Balbín fue despojado de sus
fueros parlamentarios para ser sometido a juicios por desacatoque
lo llevaron a la cárcel durante casi un
año.
No obstante todo esto y la forma arbitraria con que la
mayoría conducía la mecánica parlamentaria, el bloque radical
(sensiblemente disminuido en número a partir de 1952 por
una mañosa reforma de la ley electoral)
siguió ejercitando una implacable función opositora
que muchas veces, hay que reconocerlo, atendió a sus
propios dividendos políticos y siempre sacó partido
de la inexperiencia o ineptitud técnica que campeaba en el
bloque oficialista.
La dureza del oficialismo respecto de la
oposición no se daba solamente en el plano parlamentario.
A lo largo de 1948 el gobierno fue apoderándose de la
radioemisoras privadas, lo que le negaría a la
oposición expresar o difundir sus criticas hacia el
gobierno; en la campaña 1945/46 algunos discursos de
la Unión Democrática alcanzaron a radiarse. A esta
clase de censura hay que sumarle la clausura del semanario
socialista La Vanguardia y del radical Provincias
Unidas, así como las restricciones postales a la
circulación de diarios como La Prensa y La
Nación. Hacia 1950 ya se había estructurado un
aparato de propaganda,
coacción y represión tan perfecto, que
parecía proteger al Estado
peronista.
No toda la oposición se sentía
representada por los partidos. En distintos sectores de la
sociedad
argentina
persistía una actitud de
rechazo al régimen por distintos motivos y con diferentes
características.
Tampoco debemos olvidar que el principal partido
opositor, la UCR, era quien, ante el llamado a elecciones en
1951, proclamó una fórmula que se opuso a los
nombres de Perón – Quijano, compuesta por Balbín –
Frondizi, la que fue votada por todos los sectores antiperonistas
en una virtual unión contra el gobierno
peronista.
Perón había tratado de tomar contacto con
dirigentes universitarios y empresarios. Decidió usar con
los estudiantes -el sector más activo de la
oposición- los métodos de
persuasión que había usado con los obreros. Fue uno
de los errores más grandes que cometió dentro su
carrera política. Dirigirse a los estudiantes ya era un
error, porque ellos constituían un frente totalmente
impermeable al oficialismo. Intentar seducirlos era una
fantasía y su intento estaba condenado al
fracaso.
Pero tiempo más
tarde la Confederación General de Trabajo (CGT)
organizó por primera vez un acto de apoyo a Perón.
Cabe destacar una curiosidad: aquellos obreros no pensaban en
el problema presidencial. Simplemente sentían que
Perón les había dado lo que no les había
dado nadie y venían a gritar su apoyo.
¿Quiénes formaban filas al lado de
Perón?
Como en el caso de la oposición, también
aquí coincidían la venalidad y el idealismo.
Disponiendo de los recursos del
poder,
Perón ganó a su causa a muchos elementos
políticos y sindicales a base de prebendas que fueron
comprometiendo a dirigentes de diversos sectores. En ese movimiento
carente todavía de organización, de nombre, de
ideología y de medios de
expresión, militaba gente llegada de todos los partidos
populares. En 1945, ser peronista no era fácil: era
zambullirse en una aventura política que, si fracasaba,
dejaría el tendal de hombres aniquilados. Por lo tanto,
hasta entonces casi ningún argentino denominaba como un
"peronista".
Por consiguiente, los que apoyaban a Perón fueron
constituyendo un movimiento muy
heterogéneo. Había radicales del viejo cuño
yrigoyenista, formados en la tradición del liberalismo
político; sindicalistas de todas las tendencias y
orígenes; nacionalistas que estaban con Perón por
un sentimiento visceral de rendimiento ante el hombre
fuerte, el líder,
el nuevo caudillo. Todos tenían la intuición de que
al alcance de su mano, dirigidos por ese extraordinario
conductor, un país nuevo se ofrecía para ser
modelado sin limitaciones de ninguna clase.
En 1947 se aprobó la ley que
extendía a las mujeres el derecho a elegir y ser elegidas,
duplicando así el número de electores y volcando
hacia al oficialismo una masa de votantes que serían, por
definición, adictas al régimen por vía de
la mujer que les
había posibilitado esa conquista: Eva
Perón.
PERON REPRESENTABA LA VOLUNTAD HISTÓRICA DE LA
MASAS ARGENTINAS Y FRENTE A ESE DESIGNIO TRASCENDENTE TODOS LOS
OBSTÁCULOS, POR RESPETABLES QUE PARECIERAN, DEBÍAN
ALLANARSE.
Un hecho singular para señalar durante el
gobierno de Perón es el siguiente: en el momento de la
elección presidencial de 1946, Perón contaba
ciertamente con el apoyo de la mayor parte de las fuerzas
armadas, entre otras razones porque la única alternativa
era un retorno al ejército del poder por los
desacreditados políticos civiles. Durante toda la primera
época de su gobierno, los programas de
Perón le permitieron conservar este apoyo. Sin embargo,
para 1951 un apreciable segmento de los militares había
dejado de estar dispuesto a seguir su liderazgo.
Durante los cuatro años siguientes el descontento dentro
de las fuerzas armadas aumentó gradualmente y en 1955 los
opositores a Perón habían llegado a ser
suficientemente fuertes para derrocarlo.
Otro hecho para destacar durante la presidencia de
Perón es el papel de la
Iglesia en un
principio y las causas de su variación.
Cabe mencionar que la relación entre Perón
y la Iglesia fue
confusa, llena de conflictos y,
principalmente, del festejo al alejamiento. Perón
utilizó variadas actitudes para
obtener el apoyo de la Iglesia. Por
tal manera, es que la Iglesia,
viéndose favorecida por Perón, "ordenó" a
los creyentes que votaran por la fórmula que integraba
Perón. Y es así que Perón le otorgó
diversos privilegios a la Iglesia
durante su gobierno. Aunque tiempo más
tarde la Iglesia se dio cuenta de que el gobierno peronista se
encontraba realmente utilizándola como un instrumento para
obtener el apoyo de las masas populares. Para llegar a tal
conclusión simplemente deberíamos recordar los
principales hechos que produjeron la variación de la
Iglesia: se suprimieron feriados correspondientes a celebraciones
litúrgicas, se aprobó la apertura de
"prostíbulos" y se realizó un acto en contra de la
posición de la Iglesia, que se destacó por ser
espiritista y anticatólico. Consecuentemente, se efectuaba
la definitiva ruptura de Perón y la Iglesia, cuando esta
última dispuso finalmente la excomunión mayor de
Perón, luego de que dignatarios eclesiásticos
fueran expulsados del país.
Curiosamente, tales actos fortalecieron a la
oposición y dejaron disminuido y quebrado al
régimen. Por eso es que después del incendio de las
iglesias porteñas, realizado por parte de seguidores
peronistas durante el conflicto
entre Perón y la Iglesia, todo católico era un
militante contra el gobierno y las fuerzas políticas,
tonificadas por la tácica incorporación de la
Iglesia al frente opositor, brindaban su experiencia y su
organización para vehiculizar un
sentimiento que arrancaba del fondo de los corazones
creyentes.
BALANCE DE LA
DÉCADA
Perón asumió y con él se
terminó un período corto de Gobierno Militar. Al
acceder al poder la
Argentina se
encontraba en una situación delicada y esta debía
mejorar, las palabras del General parecía convencer a
muchos. Se prometía la implantación de la justicia
social sobre la base de la soberanía política y la independencia
económica. Todo esto se cumpliría y la
Nación alcanzaría una etapa casi idílica,
que produciría un cambio total,
para hacer del actual otro país. Cuando se habla de una
Argentina nueva,
hablamos de un pueblo nuevo, de una patria nuevo, de una patria
nueva. La Nueva Argentina de Perón.
Durante su primer presidencia todo fue por el buen
camino, la nación creció de forma notable, el
país vivió una etapa de industrialización,
de nacionalismo
económico que le permitió desarrollarse y evitar la
dependencia de otros países. La primera etapa presidencial
se caracterizó por ser una etapa tranquila sin ninguna
alteración alarmante. Perón llamó a todos al
trabajo por la Patria, a quien él respetaba netamente.
Siempre se mostró como un gran patriota cuya causa era la
causa del pueblo y su guía era la bandera. "Todo
parecía reabrir la antigua edad de oro, y Perón
reflejaba exactamente ese generalizado estado de
espíritu".
Los obreros fervorosos levantaban en alto sus manos, su
alegría era incontenible, eran los apoyados por
Perón, que dejaba de lado a la clase alta porque ellos
pertenecían a la oposición. Su gobierno estaba bien
organizado. Surgiendo nuevos planes de desarrollo y
aquí es cuando surgió el Plan Quinquenal
que fue adoptado luego por los demás gobiernos y fue un
paso importante tomado por Perón. Los años fueron
pasando y las cosas se iban desarrollando de una manera positiva,
algo se no se debe olvidar que el derroche de capital era
incalculable. Perón estaba acabando con los bienes
estatales, dejando los fondos vacíos. La gente no
podía ver esto, solo podía contemplar un
país que crecía que se industrializaba y se
fortificaba. Los trabajadores eran beneficiados por el gobierno,
y el país se lanzaba al mundo.
Perón no dudaba que su reelección era
posible ya que las grandes masas lo apoyaban. Con la reforma de
la Constitución que tuvo su oposición
por parte de los radicales y otros partidos. Perón se
presentaba como el gran candidato para una nueva presidencia.
La nueva Argentina quería a ese presidente, aquel
que había logrado que el país creciese, que amaba
la patria, que valoraba todo lo que en nuestro país se
producía ya que no deseaba lo importado; aquel que
quería producir y consumir sin comprar al
extranjero.
Así se presentó a las elecciones del
‘51 y triunfó esta vez por amplio margen, a pesar de
esto se gobierno no sería el mismo, en este período
el espíritu de tiranía se había apoderado
del primer mandatario. Todo pareció empezar con
tranquilidad, pero el Presidente mostraba tener un
carácter más severo, el concepto de
libertad
empezó a esfumarse de su mente. Poco a poco fue siendo
temido por muchos aunque eran muchos más los
fanáticos de Perón.
En su segundo mandato, Perón se apoyo en
políticos que pertenecían a la masonería
(comunistas) y ellos eran los que provocaban la separación
del presidente del clero y por lo tanto de los cristianos. Este
segundo período presidencial fue muy diferente al primero,
la fuerza era el
arma para solucionar los problemas, la
gente de la oposición comenzó a ser arrestada y
llevada a la cárcel, la libertad de
prensa deja de
existir, por orden de Perón se cierran varios diarios, de
radios y de sectores de la Acción Católica. La
característica que resalta de esta etapa es
el exceso y abuso del poder.
Este Gobierno severo y tirano ya había sido
anunciado con anterioridad al primer período presidencial
por intermedio de varios obispos.
El país se encontraba con una gran crisis
económica, no había fondos estatales.
Hay dos etapas que se ven claramente en el momento que
Perón era dueño del "poder": la etapa
democrática y la de un gobierno tirano. Este ultimo
llevó a Perón a su derrota personal…
DIEZ IDEAS FUERZA
CARACTERIZADORAS DE LA DÉCADA.
El peronismo
llegó al poder exhibiendo un pensamiento político debido casi
exclusivamente a su líder. Perón venía
exponiendo sus ideas desde 1943. Su ideología
condensó influencias que iban desde el nacionalismo y las encíclicas papales
de acento social hasta su admiración por la Italia
fascista. El nuevo presidente contaba con la incondicional
adhesión de grandes sectores populares, sustentada a
través de una sensibilidad popular marcada y una
especial aptitud para manejar un lenguaje
directo como uno de los rasgos políticos más
sobresalientes de su personalidad.- El ascenso de Perón.
Sin duda alguna este es el día más
importante de nuestra historia
contemporánea porque señaló la falencia
de los partidos tradicionales y de los factores de poder
vigentes hasta entonces, para exaltar un elemento que todos
habían invocado siempre, pero que no existía
como hecho físico concreto:
la masa, el puro pueblo, el hombre
común que rompió los esquemas de sus
dirigentes, aun de los más respetables, para imponer
su voluntad. De allí en adelante queda abierto el
camino de Perón hacia el triunfo electoral. - El 17 de octubre de 1945.
No puede desestimarse la seguridad,
el regocijo, la exaltación con que el alma nacional se
vistió en aquellos años. Las grandes
mayorías argentinas confiaban en Perón y en Eva
Perón. Pero no solamente les agradecían los
bienes
materiales
a que habían accedido en pocos años. Era una
nueva dignidad la que sentían: y por eso mismo, porque
su gratitud no tenía fundamentos venales, siguieron
agradeciendo y añorando durante muchos años ese
tiempo irrepetible. - El primer gobierno.
Es en este ámbito donde pueden contabilizarse
algunos de los logros más perdurables del gobierno
justicialista.Con la intención de realizar una más
equitativa redistribución del ingreso se planearon
mejoras sociales que implicaron mejores salarios y
el reconocimiento de conquistas obreras, algunas de vieja
dada y de inspiración socialista que se reactivaron:
legislación laboral,
indemnizaciones por despido, salario
familiar, vacaciones pagas, etc.Uno de los más importantes méritos del
peronismo
reside justamente en estas medidas. El gobierno
insistió con su política de reformas sociales
(sobre todo en la primera presidencia) constituyéndose
en un verdadero portavoz y defensor de la clase
obrera. - Política social.
El gobierno encaró una política
económica que incluyó la
nacionalización de importantes empresas de
servicios
públicos y la creación de otras, lo que produjo
el apoyo de diversos e importantes sectores de la población, entre ellos cabe destacar a
abundantes grupos
pertenecientes a las fuerzas armadas. También se
advirtió el apoyo dado a la industria
liviana. En el plano social, esta política se
complementó con una legislación laboral que
contempló las reales necesidades de los sectores
obreros. En cuanto al campo, se propiciaron leyes que
beneficiaron al trabajador rural. - Política
económica.Nada define mejor la parábola recorrida por
Perón durante su gobierno como el análisis de su política
internacional. El triunfo de 1946 había sido la
victoria del sentimiento nacional herido por la
intromisión del Departamento de Estado en
nuestra política interna. La política
internacional de Perón se movía dentro de
límites cada vez más estrechos a medida que la
situación del país tendía a
deteriorarse.En suma, Perón se movió con toda la
relativa independencia que le permitían las
relaciones coyunturales del mundo, en el contexto del pico
más álgido de la "guerra
fría". En el campo de la política
internacional quedó como saldo el mantenimiento del principio de
autodeterminación de los pueblos y la solidaridad con los pequeños
países, que contribuían a fortificar la
conciencia
nacional e individualizar la posición argentina en el
mundo. - Política
internacional.Perón encontró una eficaz colaboradora
en su esposa María Eva Duarte. Desde la
Fundación que llevaría su nombre supo
granjearse la simpatía y el agradecimiento de los
sectores más desvalidos: niños, ancianos y
especialmente el de las mujeres, por quienes bregó
hasta conseguir el reconocimiento de sus derechos
cívicos.Evita desarrolló una fuerza
arrolladora que convocó a millones de argentinos hasta
convertirla en un polo de poder tan grande como el del propio
Perón.La prematura muerte (26
de julio de 1952) de Evita – tenía 33 años –
renovó los sentimientos de adhesión al peronismo y
fue motivo para la expresión de un auténtico
dolor en vastos sectores populares de nuestra sociedad. - Eva Perón.
Con la iniciación del segundo régimen,
la política peronista comenzó a poseer una
conducta
más demagógica y propagandista,
adjudicándose todo el respaldo posible,
interesándose por la masa popular y entregando una
determinada percepción e imagen. - Segundo gobierno.
En el segundo año se advirtieron algunos
signos de inquietud en la tendencia general de la economía: falta de reservas monetarias,
pérdida del crédito exterior,
inflación..En una concentración de homenaje al
presidente estallaron bombas;
por lo cual entre las filas opositoras fue tomando cuerpo la
idea de un golpe armado para superar la situación. El
oficialismo se presentaba débil y la oposición
fortificada. - La crisis.
- Exilio de Perón: hechos
concretos.
En el terreno de los hechos concretos dejaba a la clase
obrera con una clara idea de su poder, organizada en poderosos
sindicatos
comprometidos con los intereses de sus integrantes, pero
también con el interés
nacional, así como una industria apta
y experimentada que no permitiría el retroceso del
país a la economía
pastoril.
Finalmente, cabe concluir destacando a
quienes fueron realmente los que apoyaron y los que se opusieron
a Perón: Perón llegó originalmente al
gobierno con el apoyo de la Iglesia, las
fuerzas armadas y los sindicatos. Pero en 1955
tenía la oposición de todos los
partidos políticos no peronistas (Unión
Cívica Radical, Socialista,
Democrático Progresista, Comunista,
Demócrata Nacional), de la Iglesia, de los
estudiantes, de los terratenientes, muchos de los
cuales estaban dispuestos a jugarse la vida en un intento para
derrocar el régimen, y su apoyo sindical
había declinado. Pero lo más importante es que un
gran sector de las fuerzas armadas había decidido que
Perón debía dejar el poder.
La bibliografía utilizada para la
elaboración de este trabajo práctico fue la que se
señala a continuación:
* CD Clarín
* HOROWICZ, Alejandro. Los cuatro
peronismos; Buenos Aires;
Hyspamérica; 1986.
* LUNA, Félix. Argentina, de
Perón a Lanusse (1943 / 1973); Buenos Aires;
Planeta; 5ª edición; mayo de 1990.
* LUNA, Félix. El 45; Buenos Aires; Ed.
; 19 .
* Nuestro Siglo – Historia de la Argentina
(de Crónica); Buenos Aires;
Hyspamérica; 1992.
* SNOW, Peter G. Fuerzas políticas en
la Argentina; Buenos Aires; Emecé; 1983.
* SANTOS MARTINEZ. La Nueva Argentina;
Colección Memorial de la Patria (1946-1955); Buenos Aires;
La Bastilla; 1990.
Trabajo realizado por:
Ezequiel D. Masoni