INTRODUCCIÓN
Sin duda alguna España ha
sido el país que más ha cultivado el baile desde la
antigüedad más remota. De ello hay testimonios en los
autores del mundo clásico y en los de la Edad Media.
Los romanos tenían a nuestras bailarinas gaditanas por las
más bellas y elegantes del mundo. Fue el Renacimiento
el que rehabilitó los bailes populares, dándoles
tono y llevándolos muchas veces a los salones elegantes.
Resultó entonces que en el transcurso del tiempo se
habían ido perdiendo o confundiendo unos con otros, sin
que por eso dejaran de advertirse dos grandes grupos: de un
lado, las danzas de ritos guerreros o conmemorativos de grandes
batallas, antiquísimos; y de otro, las danzas rituales
religiosas, más propias de la Edad
Media.
LA DIVERSIDAD DE LAS DANZAS
ESPAÑOLAS
Posiblemente haya en España un
millar de danzas o bailes distintos. Sólo en
Cataluña se bailaban hace cien años más de
dos centenares. En la región del Panadés, por
ejemplo, llegó a recoger un erudito veinticinco bailes
diferentes.
Sabemos que el baile ha sido desde la Edad de
Piedra un signo representativo del grado de cultura o
civilización de un pueblo. Los hombres han expresado a
través de sus danzas sus sentimientos religiosos, sus
costumbres sociales y políticas,
sus afanes agrícolas y guerreros, sus amores y pasiones,
sus emociones nobles
y felices. En la historia de la danza, como
expresión humana de sentimientos, España ha
ocupado siempre un lugar preeminente.
La más antigua representación de
hombres entregados a la danza que ha
aparecido en Europa
está en las pinturas rupestres de la cueva de Cogull, en
la provincia de Lérida. Parece evidente que estas pinturas
y otras aparecidas en la misma comarca pertenecen a los primeros
tiempos del Neolítico, lo cual da a tales danzas una
antigüedad impresionante. Resulta curioso observar
cómo, en líneas generales, las danzas del mundo
oriental son femeninas, mientras que las del mundo occidental
tienen un indudable signo masculino. Bastaría tener en
cuenta las danzas astronómicas egipcias, las
báquicas, las pánicas, las cretenses, las
pírricas o las de las antorchas en las
Galias.
Con las naturales limitaciones que ha de tener una
afirmación semjante, podría decirse que las danzas
del Este de España son
ceremoniosas y delicadas; las del Mediodía, vivas y
valientes; las del Norte, en particular las conservadas desde el
Ebro hasta los Pirineos, de aire guerrero y
militar. Los especialistas tienen a estas danzas como herencias
de las primitivas propias de las civilizaciones ibérica y
griega, y supervivencias de danzas ancestrales bailadas dentro
del total de un rito en homenaje a los guerreros muertos. Y en
las de sabor religioso hay siempre un aire primitivo
que las liga con antiquísimos y desaparecidos cultos a
poderosos dioses paganos.
En Asturias y Galicia los bailes populares se
acompañan con tamboril y gaita. En Andalucía, con
castañuelas. En Vizcaya, con pandero y txistu. En
Valencia, con dulzaina. En cataluña, con la cobla,
orquesta elemental con tiples, tenores, flaviol y tamboril. Y en
gran parte de España,
con la guitarra, instrumento nacional, con categoría de
universalidad.
ANDALUCÍA
Andalucía es el gran enigma, la esfinge que
sorprende a los poetas, que enloquece a los pintores, que
martiriza a los músicos, incapaces todos y cada uno de
interpretarla a fondo.
Y toda ella está en sus
danzas…
SEVILLANAS
Las sevillanas se cantan y se bailan. Su copla
es una seguidilla que quiere expresar en su temario todo cuanto
de alegre, bonito y bueno puede ofrecer la Andalucía del
Guadalquivir a la imaginación de los poetas. Cante y
baile propios de ferias y romerías, que casi exige un
paisaje con jacas enjaezadas, mujeres ataviadas con el vestido
de faralaes, hombres con chaquetilla corta y calzón de
montar. Las más famosas son las que se cantan y bailan
en Sevilla y Córdoba, Málaga y Lucena, Montilla y
El Alosno.
ALEGRÍAS
(Cádiz)
El cante y el baile por alegrías son
pilares fundamentales del folklore
gaditano. Las alegrías son a las soleares, por ejemplo,
lo que el cascabeleo de un tronco o de unas buenas mulas camino
de la feria, respecto del majestuoso sonar de las campanas
catedrálicas. Es curioso lo dicho por Rodríguez
Marín, según el cual, entre las alegrías y
las muñeiras, hay cierta semejanza. En su
temática, las coplas son siempre alegres, festivas,
piropos llenos de gracia. No es un baile gitano, pero los
gitanos le ponen una gracia especial, un duende, un toque de
luz.
"EL ROBAO" (Fandango de
Baza-Granada)
Es un fandango barroco,
complicado, como si los pies de los danzantes se
empeñaran en dibujar las más bellas y
difíciles grecas que fueron creadas hace siglos por los
artistas granadinos que labraron de su mano las maravillas de
la Alhambra. Característico de la comarca de Baza, la
noche anterior al día del baile acuden a la ciudad los
vecinos de los pueblos inmediatos, alumbrándose con
candelas. "El robao" se acompaña con guitarras y
bandurrias, y la indumentaria de los danzantes -mujeres y
hombres- es de una extrordinaria riqueza
plástica.
JOTILLA DE VILLANUEVA DE
CORDOBA
¿Quién bautizaría a este
baile cordobés con ese nombre de "jotilla", si se
está viendo a leguas que es un fandango y de los buenos?
Acaso el que lo bautizó no anduvo descaminado, porque
son muchos los que creen que la jota no es más que un
fandango, o su prima hermana, con raíces en antiguos
bailes gitanos no andaluces. Por eso, quizás, no hay
jotas en Andalucía "flamenca" y las hay en Aragón
y en Valencia, en Cataluña y Navarra, en Baleares y en
Extremadura… Y a extremeña huele la jotilla de
Villanueva que al finalizar la recolección de la
aceituna baila el manijero con la más guapa de las
mozas, mientras todos y todas cantan y jalean, al son de
guitarras y bandurrias, ruidos de cántaro vacío y
palmas, para acabar bailando en corro y por
parejas.
VERDIALES VELEÑOS
(Málaga)
Este de los verdiales veleños es un baile
campero, nocturnal y antiguo. En la noche de
Vélez-Málaga, cuando el nuevo amanecer ha de
trernos la alegría de la fetividad de Nuestra
Señora de la Victoria,los verdiales veleños
sirven de enlace y de compás entre la popular algazara
del fin de la vendimia y la también popular
devoción a la Virgen María. Las viñas se
han quedado viudas de sus racimos, los aperos inútiles
han sido destruidos y la voz de un mozo saluda al nuevo
día con la copia tradicional, que canta las tres gracias
de la costa malagueña: "las viñas y los parrales,
-la gracia de las veleñas- y el baile de los
verdiales…"
PAÍS VASCO
En el Norte de España, en el vértice
del golfo de Vizcaya, están las provincias vascas:
Álava, Guipúcoa y Vizcaya. Los caminos y las
poblaciones tienen la constante nostalgia de una sonata
épica de don Ramón del
Valle Inclán. Todo el folklore vasco
es como un arcoiris que recogiese en la música, la
canción y la danza las
grandes virtudes de un pueblo tan singular.
ROMERÍA
VASCA
No hay camino en el País Vasco que no sea
algún día del año camino de
romería. Es entonces cuando el txistu y el tamboril
-¡curiosa coincidencia con el tamboril y la flauta de la
romería andaluza!- acompañan una rica mescolanza
de jotas vascas, en la que hombres y mujeres compiten en
alegría y destreza. La indumentaria de los danzantes es
muy sencilla, pero con una belleza extraordinaria colorista y
campesina de gran fuerza
expresiva. Contribuye a la plástica de esta danza la
singular geografía, los paisajes altos, verdes,
arbolados y a veces rematados por un pico pétreo que
parece una lanza que buscara el cielo para clavarse en
él.
SAN MIGUEL DE ARRETXINAGA (San
Sebastián)
Al Arcángel San Miguel, príncipe
de la milicias celestiales, está dedicada desde tiempo
inmemorial la Ermita de Arretxinaga. En el atrio, en las
festividades del Corpus y de San Miguel, un grupo de
danzantes interpreta plásticamente lo que pudo ser en el
gran momento la lucha tremenda y decisiva, la rebelión
de los ángeles y su derrota por los leales capitaneados
por el Arcángel. El Príncipe de la Luz y El
Príncipe de las tinieblas frente a frente. El blanco de
la indumentaria de los danzantes -mujeres y hombres- se quema
con el brochazo violento de las fajas de color y -como
siempre el el País Vasco- el txistu y el tamboril
acompañan esta danza
religiosa, una de las más antiguas y bellas de
España.
ARIÑ ARIÑ…
(Bilbao)
Antigua, bella, emocionante y popular, esta
danza vasca es interpretada espontáneamente por todos
los hombres y mujeres que acuden a las romerías. Por
parejas, forman un círculo, con avances y retrocesos que
ponen a prueba la fortaleza física, la gracia
danzante, la alegría natural y el viejo sentido del
ritmo, características del pueblo vasco. El
"ariñ ariñ…" es una verdadera danza de
romería, sin complicaciones, sin otro significado que no
sea el eterno, desde que el hombre es
hombre, de
divertirse al aire libre, con
la Naturaleza por
testigo.
GALICIA
Durante siglos, Santiago de Compostela ha sido
vértice de un triángulo que asentaba su base en
Jerusalén y Roma. Por eso
toda Galicia está cruzada de caminos de
peregrinación, que han sido pisados por gente llegada de
todos los confines del mundo. Gente peregrina, y pícaros
que nunca faltan. La tierra
gallega tiene huellas de las cabalgadas celtas, de la administración romana, de las devastaciones
bárbaras, de suevos, visigodos, árabes, napoleones.
Y de todo hay eco en la música, la danza y la
canción gallegas.
MUIÑEIRA MARIÑANA (La
Coruña)
Sobre su origen hay muchas teorías, aunque todas estén de
acuerdo en asignarle reminiscencias de danzas rituales griegas,
si bien hay muchos folkloristas que piensan si los griegos no
asimilarían a su vez antiquísimas danzas celtas,
y se basan para pensar esto, en que también en Irlanda
se baila el "trivanau" de evidente origen céltico, y muy
semejante a la muiñeira. "Muiñeira" es la
versión gallega del vocablo castellano
"molinera". El baile se acompaña con gaita, por
supuesto, y de vez en vez se rompe la copla con los
aturuxos, gritos de alegría que animan el baile.
La muiñeira se baila al compás de seis por ocho,
en tiempo de
rigodón.
DANZA DE DAMAS Y GALANES (La
Coruña)
He aquí una danza de indudable origen
religioso. Un grupo
integrado por cuatro damas, ocho galanes y un guía son
los intérpretes. Como es natural, les acompañan
la gaita y el tamboril. En la festividad de la Asunción
de la Virgen, el pueblecito gallego de Santa Cristina de
Lavadores es el escenario de esta curiosa y bellísima
danza. Damas y galanes, con el guía, salen del templo de
espaldas, es decir, cara al altar, y una vez en el atrio
interpretan el baile. Hay en la mímica de los danzantes
una serie de reverencias y saludos, que hacen que el conjunto
alcance matices de majestuosidad. No es un baile de
alegría, sino de respeto, de
serenidad, de oración sin duda. A la belleza
plástica de esta danza contribuyen la gaita y el
tamboril, con la indumentaria de los danzantes, severa y
honesta como corresponde a quien baila para la Madre de Dios en
su tránsito a la Eternidad.
CANARIAS
El folklore de
las islas Canarias es riquísimo, sugestivo, inquietante en
ocasiones. En todos los rincones del archipiélago hay
alguien que canta, baila o toca la guitarra, el timple, el
guitarrillo. El canario tiene una especial sensibilidad para la
melodía, para el ritmo, para la canción y el baile.
El guanche primitivo, el español que llegó luego,
la inminencia de América
a partir del descubrimiento y la conquista, todos tienen en el
folklore
canario un eco, un recuerdo, una nostalgia. Las folías,
las isas, el tango
herreño, la danza antigua de Hermigua, todas las
expresiones populares de las islas, tienen siempre en el
horizonte la silueta terrible y entrañable al mismo
tiempo del
pico del Teide, dios poderoso que durante siglos ha representado
para los canarios el fuego y la destrucción, sí;
pero también el símbolo eterno de la eterna
Canarias.
ISAS CANARIAS
De gran belleza, languidez y melancolía,
acompañada por el timple, pequeño gitarrillo de
sonido muy
particular, la isa es una danza canaria, que alguien ha llamado
"la jota del Atlántico". La riqueza de figuras y
evoluciones es mucha, y las coplas con que el baile se anima
tienen letras candorosas que siempre hablan de amor. La
rica policromía de la indumentaria femenina y el severo
color de la
masculina acrecientan el encanto de esta danza. Es característica de todas las islas del
archipiélago y puede decirse que con la folía, es
la isa, el cante y el baile populares que más universal
resonancia han alcanzado de cuantos tiene el rico folklore
canario.
DANZA ANTIGUA DE
HERMIGUA
Hermigua, uno de los parajes más hermosos
de la isla de Gomera, del archipiélago canario, ofrece
esta danza antigua y misteriosa, de indudable origen religioso
y guerrero, acompañada de tambor y del repiqueteo
característico de las chácaras,
especie de castañuela grande, propia del folklore
gomero. La danza tiene el brío, la fuerza y la
belleza de todos los bailes canarios, incrementado aquí
con la delicada alegría de la indumentaria
femenina.
TANGO HERREÑO (Isla de Hierro)
La isla de Hierro
pertenece a la provincia de Santa Cruz de Tenerife. En su
folklore destaca este tango
herreño por su antigüedad, su tipismo, la
extraña salida del acompañamiento y su
dificilísima ejecución. Su origen se remonta a
los primitivos guanches, que se acompañaban con tambores
pequeños y flautas de caña, o sencillamente, con
el rítmico sonido que
conseguían con la boca y las manos. Los movimientos son
rápidos y cortos, y en la danza el hombre
trata de cautivar a su pareja femenina haciendo alardes de su
destreza y gallardía. Mientras baila, la mujer no
levanta la vista del suelo, en
prueba de modestia y honestidad.
BALEARES
Mallorca, Menorca, Ibiza, Formentera, Cabrera,
Dragonera, Conejera… y un centenar de islotes sin más
habitantes que los pájaros: éstas son las islas
Baleares. Desde siempre, el archipiélago ha sido
considerado como islas de los pinos (Ibiza y Formentera), las
"pithiusas" griegas, y las "gimnesias" o islas de los hombres
desnudos (Mallorca y Menorca). Hoy la fama de estas islas es
universal. Junto a todas sus bellezas, que son innumerables,
tiene un lugar destacado su folklore, con sabor de viejas danzas
ancestrales, de ritos milenarios, de inquietantes
interpretaciones del amor y de
la muerte.
Sencilla y bella es la indumentaria de las mujeres baleares, y
como un símbolo mediterráneo, la guitarra
está presente en las fiestas y las
romerías.
BOLERO VIEJO O PARADO
(Valldemosa)
El bolero es una derivación lenta de la
seguidilla. El mallorquín es mundialmente famoso. Este
bolero de Valldemosa es quizás el más popular en
las islas Baleares, y su denominación de "parado" le
viene del final brusco, que contrasta con la suave cadencia de
su ritmo. Se acompaña con violines, guitarras,
castañuelas y el peculiar triángulo, instrumento
tan elemental como popular en España. El bolero de
Valldemosa tiene un aire
señorial y distinguido, distinto de otros boleros
más cercanos a los ritmos populares.
S’A LLARGA Y S’A CURTA
(Ibiza)
Estas son las dos danzas típicas de la
isla de Ibiza. Sus nombres tienen una facilísima
traducción castellana: la larga y la corta, diferencia
que consiste en la mayor o menor vivacidad del ritmo. El
acompañamiento se hace con tamboril, flauta y
castañuelas, instrumentos todos, especialmente el
último, de nobles raíces mediterráneas. La
característica fundamental de estas
danzas está en el simbolismo de las actitudes
que adoptan el hombre y
la mujer.
Ésta baila con recato, con suavidad, casi sin moverse,
mientras el hombre se
esfuerza en demostrar su gallardía, su agilidad, su
destreza, siempre de cara a su pareja, sin darle la espalda,
sin perderle la vista, como si en cada instante pudiera
producirse la maravilla esperada, que sin duda ha de ser -en el
simbolismo del baile- la mirada de ella que transmite el
rendimiento y la pleitesía, el amor y la
voluntad de ser amada. Estas dos danzas son propias de las
fiestas mayores y de los acontecimientos familiares,
principalmente las bodas, suprema fiesta
siempre.
S’ESCANDALARI
(Ibiza)
Esta danza tiene un clarísimo origen
campesino, de viejo rito labrador. Antiguamente servía
para expresar con garbo y alegría el fervor de los
labriegos al final de las faenas de labranza y
recolección: la siega, la vendimia, la recogida de la
aceituna… En castellano
su nombre es tanto como "escandaloso", tomando el
escándalo no en sentido peyorativo, sino en el bueno de
bulla y jolgorio sano y popular. Posiblemente sea una de las
danzas más antiguas del acervo folklórico
español, y de las más alegres, vistosas y
coloristas.
CASTILLA – LA
MANCHA
El primer y más característico rasgo
geográfico de Castilla – La Mancha es la alternancia, y
confluencia a la vez, de elementos físicos y humanos que
delimitan una región de caracteres geográficos
imprecisos. Así, desde un punto de vista físico,
Castilla – La Mancha ocupa la submeseta meridional, pero no toda,
pues excluye a Madrid y Extremadura. Desde un punto de vista
histórico se corresponde con "Castilla la Nueva", pero sin
Madrid y con Albacete, provincia ésta que una erudita
tradición del XIX integró en el "reino de Murcia".
Y desde un punto de vista geográfico en general, la
región se articula en torno a La
Mancha, la gran llanura meseteña, de grandes pueblos y
acusada personalidad,
a la que se ha añadido una Guadalajara excéntrica,
de alcarrias, sierras y altos páramos, y de escasa
población repartida en pequeños
pueblos.
DANZANTES Y PECADOS (Camuñas
(Toledo))
Danza eucarística típica de
Camuñas (Toledo). Posiblemente se trate de la
supervivencia de una antiquísima danza pagana, que al
correr de los siglos fue asimilada por el cristianismo. Los danzantes acuden ante la
Eucaristía, portando los símbolos e instrumentos
de la Pasión del Señor, y tapadas las caras con
unas extrañas caretas. Uno de los penitentes golpea con
una especie de mazo en una madera y
produce un rítmico sonar al que acompasa la danza.
Alguien ha querido ver en la coraza que cubre uno de los
pecados y en el gran manto que cubre a otro, simbólicas
representaciones del judaísmo y la herejía como
pecados fundamentales de un tiempo
indeterminado en que la danza antigua y pagana se acercó
sumisa y devota a la Santa Eucaristía. Es danza de gran
vistosidad y de mucho colorido. En líneas generales,
puede decirse que toda la fuerza de
estos "danzantes y pecados", de Camuñas, está en
el simbolismo de sus atavíos y sus figuras de baile,
dignas de ser estudiadas y aquilatadas.
DANZA DEL PALOTEO Y EL CORDÓN A LA
VIRGEN DE LA PIEDAD
He aquí un baile interesantísimo
de La Mancha toledana, típico y tradicional de este
pueblo, que se viene celebrando desde hace muchísimos
años, como aseguran los viejecitos de la
localidad.
Para bailar esta danza se precisan ocho
danzantes y un muchacho, llamado el rabozorra, quien va
danzando en medio de todos con un látigo en la mano.
Esta danza se baila de la forma siguiente:
Se colocan los danzantes en dos filas, de
frente, y al compás de la melodía, bailan la
danza del paloteo, marcando el ritmo con las
castañetas y con los golpes de los palillos.
Durante la misma, se cambian de paso, una fila con otra,
haciendo diversos ejercicios rítmicos, siempre al
compás del tambor y la dulzaina.
Terminada esta danza, sigue otra vez la de
carrera, por diversas calles del pueblo, hasta el
momento en que tiene lugar la típica danza del
cordón, que consiste en poner un palo en el
centro, con ocho cintas de colores, unidas
al dedo corazón
de la mano de los danzantes, los cuales, mudándose unos
con otros, van tejiendo un cordón, de donde
proviene la danza del mismo nombre.
Finalizada esta danza, recogen el palo y siguen
bailando, por las callejuelas y plazas del pueblo, la danza de
la carrera.
DANZA DEL CORDÓN, DE LA CARRERA Y
DEL PALOTEO AL CRISTO DE LA VIGA (Villacañas
(Toledo))
Esta danza, o danzas, pues son varias las que
tienen lugar en el pueblo de Villacañas (Toledo) en
honor del Cristo de la Viga, es la más típica y
original entre todas las que se celebran en La Mancha toledana.
Empiezan el día 27 de abril, para continuarlas el 28,29
y 1º. de mayo. Los tres orimeros días tienen lugar
ante las puertas del mayordomo, que sostiene en sus manos un
cetro con el Cristo de la Viga, al cual hacen una reverencia
arrodillados todos los danzantes, diciéndole a
continuación todos los dichos o
súplicas.
El día 30 por la mañana
también actúan frente a la ermita de la
Purísima Concepción, y por la tarde recorren las
calles y plazuelas del pueblo, tomando el típico
refresco y danzando en casa de los tres
oficiales.
Sin embargo, la fiesta mayor tiene lugar
el día 1º. de mayo. A las diez de la mañana,
durante la Santa Misa, que se celebra en la Iglesia
Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, los
danzantes bailan ante el Cristo de la Viga la danza que tiene
su mismo nombre. Finalizada la Misa, hacen lo propio ante el
edificio del Ayuntamiento, en presencia de todas las
autoridades.
Los danzantes son ocho, más el de la
porra o director. Van vestidos con una enagua
blanca, bordada, rodeada de una banda encarnada, y turbante en
la cabeza, con zapatillas blancas, adornadas, y medias
también blancas, llevando en las manos las
castañetas. El de la porra lleva
pantalón corto, estrecho, encarnado, y chaleco
también estrecho, con turbante en la cabeza y en la mano
una muñeca de medio metro vestida con el color de la
ropa que lleva el Cristo. Siempre va el primero y por eso le
llaman el director de la danza.
La danza del cordón al Cristo de
la Viga consiste en poner un palo clavado, o sujeto en el
suelo por un
hombre, con
ocho cintas de distinco color. Cada
danzante, al compás de la melodía, coge una de
ellas y se cruza con el siguiente, haciendo puente. Al
terminar, como se han cruzado ya todos los danzantes, queda
hecho en el palo un dibujo de la
forma de un cordón, quedando cubierto el palo con
todas las cintas.
Finalizada la danza del cordón,
los danzantes siguen interpretando por las calles la danza de
la carrera, hasta dejar el Cristo en la Parroquia, sin
dejar de bailar, ante el altar mayor, la danza del
paloteo. Esta danza consiste en ir brincando ante el
Cristo, al compás de la música,
con acompañamiento de la gaita y tamboril, durante la
cual los danzantes siguen marcando el mismo ritmo con los
palillos.
DANZA DE LOS DIABLOS EN HUETE
(Cuenca)
Según testimonios de varios viejecillos
de Huete (Cuenca), y a juzgar por los datos que posee
el Ayuntamiento, el historial de esta danza es
antiquísimo.
La danza de los diablos se inicia, generalmente,
con tres parejas de cuatro mujeres u hombres, vestidos con
refajos de colores, blusa
blanca, pañuelo o mantón pequeño y
delantal negro, con pañoleta blanca sobre la cabeza,
llevando media también blanca, basta, con dibujos,
alpargata blanca con cintas encarnadas, y colocándose
las danzantes de frente, ostentando palos y cadenas. El traje
de diablo es de lienzo color
caña, con unas culebras pintadas, faja colorada y una
canana o cinto de cuero bordado; lleva la chaqueta igual que
los pantalones y en dragón con una cabeza pintada,
pañoleta de tul blanca en los hombros y el pico
atrás, poniéndose encima de la cabeza una montera
con flores y relicarios, lazos y cintas de adorno y sostenido
el palo en la mano derecha, para sujetar la cadena, que lleva
colgada en la canana, con la mano izquierda.
La danza consta de un tiempo con diferentes
formas coreográficas. Primeramente hacen el
pasacalle, y a continuación el paloteo,
que consiste en palotear con la compañera de enfrente al
ritmo de la música
y, al cambiarse de posición, palotea con la de la
izquierda, siempre en esta dirección y en fila recta. Seguidamente
se dejan los palos en el suelo, dando
una vuelta, y cogen las cadenas unas de las otras, con lo cual
se inicia la danza de los diablos. La que hace de
cabeza, conocida por el diablo (que lleva la cadena
más grande que las demás danzantas), coge una
cadena a su compañera y da la suya a la que tiene a su
izquierda, alzando los brazos y pasando las dos filas por
debajo de cada brazo suyo, quedándose siempre en el
centro. De esta forma se dan tres vueltas, colocándose
cada danzanta en su sitio, para que el diablo empiece a
tejer su cadena con la de las danzantas, pasando por cada
cadena dos veces: una por arriba y otra por debajo. Una vez
tejida la cadena, el diablo queda al final de las filas,
dando tres vueltas todas las danzantas con las cadenas tejidas.
A continuación, para destejerla, va el diablo en
forma contraria, saliendo de cada fila una danzanta y
cogiéndose las cadenas unas de las otras, dando tres
vueltas encadenadas y quedándose en su sitio. Prodiguen
haciéndose los arcos, pasando unas cadenas por debajo y
otras por encima, volviendo a dar otras tres vueltas para
quedarse en su sitio, saliendo después, en corro, unas
tras otras; hincándose de rodillas el diablo en
el centro, a quien echan las danzantas sus cadenas al cuello,
que recoge el diablo con las manos. Una vez que se han
arrodillado todas, se levantan, dando otras tres vueltas,
alzando el diablo los brazos con todas las cadenas,
momento que aprovecha él para escaparse por algún
sitio, persiguiéndole después todas las danzantas
alrededor, quedándose en el lugar en que se
inició la danza. Cada danzanta recoge su cadena,
enlazándose los dedos de la mano derecha con los de su
compañera y con la izquierda sostiene el refajo,
desapareciendo todas de la escena y finalizando así esta
danza antiquísima, que llama poderosamente la
atención en toda la comarca de Huete.
A continuación tienen lugar las Loas
de los diablos, en honor de San Juan Bautista,
Patrón del barrio de Atienza.
PROVINCIA DE CIUDAD
REAL
La provincia de Ciudad Real es un espacio
geográfico surcado por los más diversos caminos
de España. Tierra
fronteriza con Andalucía y Extremadura, su historia y tradiciones
rememoran un pasado inmerso en la pluralidad de los avatares y
culturas que la han ido configurando y fortaleciendo. Desde los
antiguos tiempos oretanos hasta el siglo XX, Ciudad Real ha
intentado labrar sus propias señas de identidad,
haciendo emerger en cada época lo mejor de sí
misma. Se ha dicho que la historia es como un tren
que pasa una sola vez por un determinado paisaje y que no hay
más opción que tomarlo y seguir hacia delante si
no queremos quedar postergados para siempre, lección
bien aprendida por las gentes de esta provincia, para quienes
el deseo de superarse continuamente ha sido su blasón
principal.
BAILES EN LA
PROVINCIA
Los bailes característicos de las
distintas áreas geográficas tienen su
expresión en aquellos movimientos rítmicos que
aún se conservan. Entre otros: las seguidillas
manchegas, las torrás, jotillas, fandangos y
boleros.
Las seguidillas tienen diferentes formas de
expresión. Según la opinión
generalizada, donde mejor y con más gracia se bailan
es en Ciudad Real y La Solana. El movimiento
del baile de las seguidillas manchegas es de gran viveza en
cuanto al ritmo que toma el cuerpo, brazos y pies. Estos
últimos se mueven en alternancia rápida,
pisando de tacón y puntillas.
El fandango manchego (que tiene sus variantes
en las rondeñas y malagueñas) es muy similar al
fandango bailado en Andalucía. Los fandangos manchegos
se suelen bailar por varias parejas próximas unas a
otras, colocándose los hombres junto a las
mujeres.
Las torrás se bailan en algunos pueblos
de la provincia (Ciudad Real, Daimiel, Villahermosa…). Es
en sí una variante de la seguilla, pero más
animada, alegre y graciosa. Los bailarines se han de colocar
en filas. Las torrás tienen su desarrollo
dividido en tres tercios.
El bolero es un baile de gran riqueza
lírica y plástica. Posee tres tiempos y se
baila generalmente en conjunto, formado por ocho parejas,
hombres y mujeres.
Las jotillas o jotas manchegas tienen
diferentes estilos o "aires", según las comarcas y las
disposiciones de los ejecutantes. Generalmente se colocan los
bailadores de frente, mirando uno al derecho y otro al
izquierdo, con el brazo extendido hacia abajo y el izquierdo
apoyado en la cintura.
Eminentes musicólogos, como el profesor
García Matos y otros, están de acuerdo al
relacionar nuestra jota como derivación de la
aragonesa, siendo un baile que se extendió y
popularizó por Castilla, además de otras
regiones, hacia el siglo XVII.
Musicalmente, su estructura
está formada por una sucesión de coplas y
estribillos. Cada copla, a su vez, está compuesta por
siete elementos melódicos, no excesivamente diferentes
unos de otros, e incluso a veces repetidos, de cuatro
compases de suración cada uno, separados entre
sí, aunque no siempre. El texto lo
forman cuatro versos octosílabos (aunque se ha
recogido alguna excepción), de carácter
variopinto, unas veces gracioso, socarrón, picaresco,
otras de sentencioso, de halago, etc., de tradición, y
en muchas ocasiones improvisado según el
caso.
La jota solía comenzar con cuatro
acordes rasgueados en la guitarra, sobre la tónica, a
lo que seguía una frase melódica instrumental
alegre, de ocho compases, que podía repetirse, para
dar paso después a una sucesión en
número variable de copla y estribillos, "…hasta que
se casaban".
Los danzantes, una o diferentes parejas
sueltas, se movían con soltura y alegría,
acompañándose de castañuelas o pitos,
con los dedos, cuyo sonido
apagaban para que la copla fuera escuchada.
Como instrumentos de acompañamiento a
la guitarra solían estar, además de las
castañuelas, los platillos o el almirez, y a falta de
éstos las cucharas entrechocadas, el caldero o simples
rasgueos en la botella labrada.
La jota se cantaba y bailaba en cualquier
reunión o fiesta familiar, romerías, en el
campo o quintería, después de la jornada de
recollección, etc. El comienzo no era difícil,
bastaba con rasguear los primeros acordes en la guitarra para
que viejos y jóvenes de uno y otro sexo se
levantaran al animado baile.
Son también de destacar las danzas del
Corpus Christi de Villanueva de la Fuente y Porzuna, donde
los danzantes bailan avanzando de espaldas dando siempre
vistas al Señor. También sobresale la danza de
ánimas de Albadalejo, en Carnaval.
JOTA DE LA VENDIMIA (Ciudad
Real)
Típica de Ciudad Real. Su
característica fundamental está en que tiene su
lugar y su tiempo en la vendimia, con lo que prueba su
indudable origen antiquísimo de danza ritual
labradora. El dueño de la viña vendimiada
regala a los vendimiadores y vendimiadoras un cordero para
que sea sacrificado y guisado, y es en la comida cuando se
celebra la fiesta y se baila la jota. Intervienen con la
guitarra y la bandurrria, instrumentos indispensables, un
coro de instrumentos elementales y populares: el almirez, el
caldero, la paleta, la sartén… Lo popular de la
danza no admite dudas, y la indumentaria de los danzantes se
ajusta a época y a la faena de la vendimia, incluidos
los sombreros de paja campesinos con que las mujeres se
defienden del sol. Por supuesto es un baile alegre, divertido
y que gusta del aire libre y
del olor inequívoco de la uva
madura.
SEGUIDILLAS
Dentro de la región manchega, el baile
de las seguidillas tiene diferentes variantes. Sin embargo,
puede decirse que hoy La Solana y Ciudad Real son las dos
poblaciones donde mejor se bailan, sin que por esto olvidemos
a muchos pueblos de esta región, donde hemos visto
vibrar, en toda su pureza y desnudez, esta clase de
baile.
Pues bien, en La Solana, pueblo
conocidísimo por la zarzuela La rosa del
azafrán, cuyas melodías folklóricas
recopiló allí el maestro Guerrero, las
seguidillas se hablan de la siguiente
manera:
Dicho baile tiene tres tercios, con sus nueve
coplillas o cantares. Cada tercio consta de tres pases de
ocho compases seguidos de música
y otros cuatro o cinco, indistintamente según las
comarcas, de toque de guitarras y
mandurrias.
La posición de los bailarines, antes de
comenzar el baile, es esta: Los mozos, puestas las manos en
las caderas, se colocan frente a las mozas, mientras
éstas, sujetando las castañetas en las
manos, con las cuales marcan los movimientos, permanecen con
la mano derecha en la cadera y colgando la izquierda,
quedando de esta forma preparados hasta que preludia la
rondella, compuesta generalmente de guitarras,
mandurrias, panderetas, platillos y el típico
tiplillo, que en algunas comarcas tiene el nombre de
requinto.
Seguidamente, los cantores hacen la salida
o introducción, que consiste en lanzar un
¡ay…! muy prolongado, o en cantar el primer
hemistiquio de cualquier seguidilla, con lo cual puede
decirse que se inicia ya el baile de las manchegas,
terminando dicha salida o introducción con una
ligera inflexión de los bailadores, que se arrodillan
hasta tocar en tierra,
con la pierna derecha.
MELONERAS
Las boleras (como se llaman el La Solana) o
meloneras (en Daimiel), son una variante de las seguidillas
manchegas y suelen bailarse más lentamente que
éstas, con la diferencia de que no se cantan. Pueden
bailarse indistintamente con dos o con cuatro parejas.
Éstas se colocan de frente, con posturas de brazo en
cintura (mano derecha) y el otro bajo, teniendo en ambas
manos sus correspondientes
castañetas.
Los bailadores empiezan el baile al ejecutar
la rondalla el quinto compás de la melodía. Las
boleras constan de tres fases distintas en su forma de
bailar, pero la melodía es la misma. En la primera se
dan ocho pasos, siendo el último acompañado de
la vuelta; la segunda fase se baila exactamente igual, y en
la tercera se dan tres pasos hacia delante y otros tres hacia
atrás, seguidos de una vuelta y haciendo el corte del
baile, siendo de ritual que quede el pie derecho avanzado
hacia la parte izquierda.
FANDANGO
El fandango manchego, juntamente con sus
variantes, como las rondeñas y las
malagueñas, es muy parecido en el fondo y
formas musicales al andaluz, que tiene muchos admiradores en
esta región entre la gente avanzada en años,
pues la juventud
entera está detrás del nuevo folklore
estilizado que llevan a los teatros de La Mancha Juanito
Valderrama (ídolo de las comarcas de Alcázar,
Tomelloso, Manzanares y Valdepeñas), Marchena, La
Niña de la Puebla y otros muchos cantaores de
fandanguillos… extraños a nuestro propio
temperamento nacional, dentro del verdadero
folklore.
Sin embargo, todavía perdura entre los
viejos este típico y tradicional baile, que tiene su
mejor manifestación en Ciudad Real, Tomelloso, La
Solana, Alcázar, Villarrubia de los Ojos, Herencia y
otros muchos pueblos.
Veamos cómo se baila en La Solana.
Suelen bailarlo varias parejas juntas, las cuales se colocan
de frente. Los hombres, con los brazos en las caderas, y las
mujeres, con castañetas para marcar los
movimientos, la derecha en la cadera y la otra
colgando.
En este baile se cantan las coplas que uno
quiere. Su primer cantar, llamado paseo, tiene tres
pasos; el segundo, llamado la arrastrá, cinco
pasos; el tercero, llamado la cruz, cuatro pasos; el
cuarto denominado arratrá doble, diez pasos; y
el quinto, conocido por arratrá con doble
vuelta, tiene 16 pasos.
Suele acompañarse con guitarras,
mandurrias y
castañetas.
LAS
TORRÁS
Este baile manchego, muy típico y
tradicional, es mucho menos conocido que las seguidillas y
hoy día se practica en muy pocos pueblos, a
excepción de La Solana, Daimiel, Villahermosa, Torre
de Juan Abad y la capital de
la Provincia. Es una variante de las seguidillas, aunque de
un movimiento
más animado y más alegre, cuyo compás es
de tres tiempos, y de un ritmo musical diferente, parecido a
las segudillas sevillanas.
Las parejas, mozos y mozas, se colocan en
fila. La posición del cuerpo y de los brazos es
idéntica al de las manchegas. Al romper a tocar
la rondalla, y una vez que se ha preludiado la salida
o introducción, salen a bailar primeramente las
mozas, con vuelta de al revés, mientras tanto,
los mozos, al mismo tiempo, dan otra vuelta de la misma
forma, quedando las parejas de frente, con corte de rodilla
derecha hasta pisar tierra.
Las torrás tienen también tres
tercios, todos ellos diferentes, con nueve coplillas o
cantares, siendo la salida de cada tercio siempre la
misma música.
En La Solana, se conserva todavía, en
toda su pureza y desnudez, el folklore manchego, en
sus más distintas modalidades, a través de sus
bailes y danzas.
BOLERO
El baile del bolero simboliza la
esencia pura del folklore manchego, impregnado de una
gran riqueza lírica, capaz de enmudecer a
cualquiera.
Por regla general, suelen bailarlo ocho
parejas, hombres y mujeres. Éstas se visten con faldas
de vuelo, largas hasta el tobillo, blusa floja de lunarillo y
satenes negros, adornados con agremán de seda,
lentejuela y cuentecillas. Llevan botas de cartera con
botones abrochados al lado de afuera o zapato abotinado y
medias de diversos colores y
labores; mantoncillo de manila pequeño de talle y
tocas de lana con flecos, sujetando los palillos o
castañetas con las manos. Los hombres llevan
pantalón largo y estrecho, sin volver y sin vuelo,
ajustado al tobillo, chaqueta corta, chaleco bordado y faja
de varios colores,
con camisa blanca y muchos plieguecillos, tapa de pechera de
dos dedos de anchura y sombrero cordobés,
acompañándose con los dedos que hacen de
palillos.
Este baile tiene tres tiempos
diferentes.
DANZA DE LAS
ÁNIMAS
Esta danza es muy tradicional y
antiquísima en el pueblo de Albaladejo, del partido de
Infantes, donde se conserva en su forma más virginal
el folklore manchego. Los danzantes, en número de
siete, más el tocador y el capitán,
visten trtajes típicos, llevando cada uno una espada,
y tienen las siguientes prendas: pañuelo de seda,
tapando la cabeza y colgando los picos, dos bandas de
pañuelos de manila atravesando los hombros y otro
atado por la cadera, haciendo pico hacia adelante. Usan
chaleco de colores y
americana negra, con calzón corto, adornado con una
botonadura por la pierna, medias blancas de algodón,
con calzos, adornadas con cintas de colores,
madroños y alpargate blanco.
La danza, o función de ánimas,
consiste en vestir una vara de cuatro metros con ocho cintas,
tantas como danzantes. El tocador, acompañado de un
tiplillo o requinto (instrumento parecido a la guitarra, pero
mucho más pequeño), interpreta la parte musical
de esta danza, mientras los danzantes, al compás de
dicha melodía, visten y desnudan la vara, haciendo un
tejido de cuadros, en la forma siguiente:
De los ocho danzantes, cuatro tejen la vara
danzando hacia la derecha y los otros cuatro hacia la
izquierda; y para destejerla, al contrario. A
continuación, los danzantes ahorcan al
capitán, poniendo cada uno su espada encima de
sus hombros, rodeándole el cuello, sin dejar de
danzar.
Esta danza se celebraba durante los tres
días de Carnaval (la última vez que se
celebró este acto fue a raíz de la
Liberación), cuyo último día se decicaba
a las ánimas, y de ahí el título
de la presente danza. Durante la Santa Misa in
memoriam de las ánimas benditas del Purgatorio,
los danzantes la interpretaban durante el ofectorium
hasta el alzar a ver a Dios o sea hasta la
consagración, y al final de la Misa se dirigían
danzando hasta el cementerio, donde se decía un
Responso, regresando otra vez a la Iglesia,
sin parar de danzar, dando siempre los danzantes la cara al
cementerio.
Esta danza, según costumbre
tradicional, se bailaba en la Iglesia
durante tres días seguidos y el último en el
cementerio.
EXTREMADURA
Todo el folklore extremeño hay que verlo en
función de una circunstancia que justifica su variedad: la
existencia de tres Extremaduras, la Alta, la Central y la
Meridional. Aquélla cruzada por los valles de Plasencia,
de la Vera, de Gata, de Eljas y de Val de Arrago, con las Hurdes.
La Central con las sierras de Guadalupe, de Montánchez y
de San Pedro, el Tajo y las comarcas de las Villuercas, la
Siberia extremeña y los bosques de robles, encinas y
alcornoques. La Meridional, al sur del Guadiana, con los valles
de La Serena, la tierra de
Barros, las llanuras y sus rebaños trashumantes. Corona de
toda Extremadura, el Monasterio de Guadalupe,
hispánicamente universal. Hay por todo ello un sabor
bucólico, pastoril, montaraz en determinadas danzas y
canciones populares, mientras en otras el ritmo y hasta la
indumentaria de hombres y mujeres tienen un indudable matiz de
fiesta campesina tradicional, al pie de la era, del camino o de
la viña. Trashumantes los pastores y viajeros hasta
confines lejanos, los botijeros típicos de la tierra de
Barros, el folklore extremeño de la montaña y de la
llanura presenta a veces inesperadas semejanzas con otros
folklores de lejanas tierras.
DANZAS DE
MONTEHERMOSO
Tres son las danzas típicas de este bello
pueblo de la provincia de Cáceres: el "Quita y pon", el
"Son brincao" y "La punta y el pie". Son bailes muy vivos, pero
con una característica curiosa que los distingue de
otros también populares, incluso de la misma
región, y es que los brazos de los danzantes adoptan
posturas que dan al cuerpo cierta apariencia de rigidez. Por
supuesto, la ocasión del baile es cualquier día
de fiesta o cualquier circunstancia alegre familiar, pero
principalmente la festividad del Patrono, San Bartolomé.
El aire de candor de estas danzas, interesantísimas
desde todos los puntos de vista, se acentúa con la
preocupación constante de las muchachas de sujetarse el
refajo con las manos para que no se levante en las
vueltas.
BAILE DEL CANDIL
(Olivenza)
Típico en Olivenza, de la provincia de
Badajoz. Tierra
fronteriza aquélla, los especialistas creen encontrar en
el "Baile del candil" influencias del folklore
portugués. Todos los presentes en la fiesta acompasan el
baile con palmas y golpes. Las parejas forman círculos
mientras bailan, y el ritmo se va haciendo más vivo,
hasta el final que se adorna con un alegre taconeo, que tanto
tiene de recuerdo del taconeo andaluz como del taconeo
ultramarino de Centroamérica, acaso porque el parentesco
entre ellos sea más profundo de lo que pueda parecer a
primera vista. El nombre de "Baile del candil" tiene un origen
claro en la primitiva circunstancia de que se bailara a
cubierto, alumbrada la fiesta por un candil, aunque la
explicación no acabe de convencer a los folkloristas
exigentes.
ARAGÓN
En líneas generales, Aragón es un
amplio valle rodeado de agrestes montañas; el Ebro sirve
de eje a este valle, desde Cortes a Fayón. Desde las altas
montañas pirenaicas bajan los grandes valles de
Aragón: Benasque, Bujaruelo, Gistain, Bielsa, Tena,
Canfranc, Ansó, Hecho… Las cordilleras aragonesas tienen
picos famosos: la Maladeta y el Aneto, por ejemplo, y algunas
comarcas son universalmente conocidas: Los Llanos de la Violada,
Las Cinco Villas, Las Bárdenas, Los Monegros, Desierto de
Calanda, Caspe… Hay un Alto Aragón y un Bajo
Aragón, con tierras ricas, menos ricas y hasta pobres… Y
en todas partes, de arriba hasta abajo, desde la huerta a la
montaña pelada, donde quiera haya un aragonés,
mejor dicho, un aragonés y una aragonesa, allí
está la jota, la copla y el baile, la guitarra y las
castañuelas, la gracia, la reciedumbre, la fortaleza
espiritual y física de
Aragón, alegría de España.
LA JOTA
(Aragón)
La jota es una de las danzas populares de
España más originales y atractivas. Es
también, al mismo tiempo, la que mayor difusión
alcanza en la Península, siendo rara la región en
donde no se baile, asumiendo formas que de zona a zona
varían más o menos.
Nada concreto o
seguro se
sabe respecto de su origen; los documentos
históricos más firmes que de la jota hacen
mención datan del siglo XVII, pudiéndose creer,
por lo tanto, que fuese hacia los comienzos de ese siglo, o no
mucho más antes, cuando cristalizase en la forma,
siquiera aproximada, con que hoy la
conocemos.
CANTABRIA
Cantabria es un territorio montañoso
asomado al mar. La contraposición entre el borde del mar
Cantábrico y el interior constituye un elemento mayor de
la caracterización física de esta
Comunidad. Una
estrecha faja de tierras costeras, cuya altitud no suele
sobrepasar los 200 m, con una anchura inferior a los 10 km, forma
la fachada marítima de la provincia: La Marina. Hacia el
sur, separadas de La Marina por una larga, abrupta y constante
barrera, se extienden las montañas. La mayor parte de
Cantabria corresponde a este interior montañoso, que se se
resuelve en un conjunto de valles profundos.
Con sus 5.289 km2 y 534.690 hab. es una
de las de menor extensión y población.
ROMANCE DEL CONDE DE LARA
(Santander)
Danza interensantísima. Según don
Ramón
Menéndez Pidal, se trata de una supervivencia de alguna
danza cortesana mediaval. Su ejecución es muy
ceremoniosa. Los varones van ridiéndose al paso de las
mujeres, las cuales se mueven con una impresionante mesura y
honestidad.
No parece de origen popular, sino erudito, de salón, de
cortesanía. Desarrollado en forma mixta, con movimientos
y giros de suma elegancia, no puede ocultar este baile su
origen cortesano. El pueblo ha sabido recoger ese ambiente y
conservarlo. Por supuesto, el propio pueblo ha incorporado a la
danza modalidades y transformaciones de indudable origen
popular, que no hacen sino confirmar la sutil facilidad de
adaptación del medio popular castellano a
la cortesanía medieval. En cuanto a las
características del modo instrumental las
melodías son claras y el optimismo de sus
melodías es evidente. Los mozos danzan vivamente un paso
de picayo de mucha agilidad, inclinándose con
reverencia al paso de las mozas.
CATALUÑA
Entre Aragón y el Mediterráneo con
los Pirineos al norte, está Cataluña. Una y
múltiple, la tierra
catalana refleja en su folklore tanto la unida como la variedad.
Desde la Costa Brava, por ejemplo, hasta la Sierra de Cadí
hay más de dos mil quinientos metros de diferencia en
altura, y el paisaje arriba es por supuesto muy diferente del
paisaje mediterráneo, y también son diferentes los
bailes y las canciones. Como son distintas en la montaña y
en las llanuras hermosas y fértiles del Panadés,
Vich o el Ampurdán. Dicen los especialistas que todo el
folklore catalán tiene un denominador común: su
origen cortesano, culto. Y el instrumental: la cobla, conjunto
musical con sus tenoras y su flaviol. Hay en las danzas catalanas
un tono general de galanteria y una belleza suave y luminosa, que
se acrecienta con el bello colorido de la indumentaria,
especialmente la femenina.
LA SARDANA
Es uno de los grandes bailes españoles,
oriundo del Ampurdán y extendido por toda
Cataluña. Se baila en círculo por hembras y
varones. Todos los tratadistas coinciden en que se trata de un
baile antiquisimo, tal vez de origen griego, como casi todos
los bailes catalanes. Algunos se remontan hasta los tiempos
megaliticos, y creen que la sardana es reminiscencia de
antiquisimas danzas de un culto al Sol, propio de los hombres
prehistoricos de aquellas tierras. No todas las sardanas que se
bailan en la actualidad son identicas, variando, aunque no en
lo fundamental, de una a otra comarca. Antiguamente habia una
denominada corta o ampurdanesa, que ahora esta casi olvidada.
Su ejecución es muy dificil, porque el bailarin a de
moverse y medir sus pasos, teniendo en la memoria
la melodia que antes de comenzar el baile le ha facilitado el
acompañamiento musical. El comienzo lo anuncia el
caramillo, que recuerda el canto del gallo anunciador del nuevo
día; a continución, los tiempos cortos simbolizan
las horas de la noche; toda la melodia tiene un aire
nostalgico, casi triste a veces; y los tiempos largos finales
recuerdan la alegria y la luz del
amanecer.
LA MOIXIGANGA
(Sitges)
Es una danza ritual, sin duda. Más que
una danza propiamente dicha, es una serie de cuadros plasticos,
representativos de diversos misterios de la Pasión del
Señor, fundamentalmente cuatro dolorosos: la
Coronación de Espinas, el Calvario, el Descendimiento
(Mare de Deu) y el Sepulcro (Sant Sepulcre). Los danzantes
figuran cuando bailan y cuando componen los cuadros plasticos a
los personajes de la Pasión: sayones, ladrones
crucificados junto a Jesús, la Virgen, San Juan.
Antiguamente esta representación tenía lugar en
la Fiesta Mayor, y como en todo el folklore catalán, a
sus peculiares caracteristicas de sabor religioso une las
tradicionales de la elegancia y la dulzura en los movimientos.
La indumentaria es muy singular, y en algunos cuadros y
movimientos vuelven a aparecer la agilidad lindante con la
acrobacia, que tanto se halla en el folklore
catalán.
JOTA FOGUEADA
(Tarragona)
Baile típico en las fiestas de San
Antón, San Jaime y la que llaman Mayor. Varones y
hembras entran en la plaza por parejas. Lo de fogueada
tiene su razón y su explicación: los muchachos
llevan en la faja cohetes, que llaman truenos, y
encendiéndoles la mecha los dejan escapar por el
suelo, con
el consiguiente susto de las muchachas, que llevan las faldas
mojadas para que no se les quemen. Como en todas las
manifestaciones folklóricas en que la pólvora
tiene papel
importante, hay que pensar en el origen árabe de esta
jota. Antiguamente, en el centro de la plaza se colocaba un
tronco de árbol y en él ardian las antorchas que
iluminaban la fiesta. Lo del árbol, alrededor del cual
se baila, sugiere un primer origen fálico, ritual y
campesino. La indumentaria es sencilla, pero muy vistosa y muy
sugestiva. El acompañamiento se hace con gaita y
tamboril, y los bailarines necesitan poseer unas excepcionales
condiciones físicas, que, en algunos virtuosos de la
jota fogueada, linda con lo acrobatico, como un alarde de
posibilidades y de ingenio coreografico, especialmente en los
varones.
ASTURIAS
Asturias se abre al mar, pero una cadena
montañosa, aspera y elevada, la separa del resto de la
Peninsula. Su topografia es enmarañada, las
montañas alcanzan más de dos mil metros de altitud,
las comunicaciones
son difíciles a través de ellas, y los que viajan
conocen los puertos montañeros de Leitariegos, de Pajares,
de Piedrafita, de San Isidro y muchos más, que en los
grandes temporales de nieve cierran el paso a los caminantes.
Entre la alta montaña y la costa ¡qué
diferencias! Lógicamente, el folklore las acusa tambien.
No es la misma una fiesta popular en Castropol, Navia, Luarca o
Pravia, que en Peña Vieja y en Naranco de Bulnes, ni en
Llanes, Villaviciosa o Avilés, y las aldeas lejanas donde
los campesinos todavia se hablan de amor en una
lengua
venerable: el bable. Dicen los folkloristas que en Asturias se
hallan más danzas y canciones de indudable origen en
primitivas canciones y danzas que en otras regiones
españolas, acaso porque los puertos de montaña
hallan sido durante siglos una barrera infranqueable y defensora
contra novedades y mixtificaciones.
EL CORRI-CORRI
Por razones cordiales, por intuición,
cualquiera esta dispuesto a creer que estamos ante una danza
antiquisima, autenticamente primitiva, de origen tribal. Seis u
ocho doncellas son cortejadas por un solo hombre, el
bailin. Suavemente, la cabeza inclinada, el busto
erguido a veces, con un ramo de oliva en la mano, las mozas se
dejan querer. Alardeando de facultades físicas, con
pasos complicados, acrobaticos si se quiere, el hombre
baila y baila hasta que se decide por una de las muchachas y la
elige, y con la elección acaba el baile. Seguramente el
bailin representa al jefe de la tribu, acaso al guerrero
victorioso, a quien se le concede el privilegio de elegir la
más hermosa de las mujeres del poblado. La rama de oliva
seria el simbolo de la fecundidad femenina, el aviso de que la
elegida no defraudaria la esperanza de la
maternidad.
EL PERICOTE
Originario de Llanes, éste es uno de los
bailes más antiguos de España. Hay quien hace
descender este baile directamente de antiquísimas danzas
del periodo Neolítico. Bailan cuatro varones con ocho
muchachas. Ellos con pasos muy complicados, trenzando los pies,
avanzan como cortejando, mientras ellas giran
rítmicamente a derecha e izquierda como si coquetearean.
Este juego del
quiero y no quiero se repite dos veces, y a la tercera, cuando
los hombres avanzan, las mujeres ceden al requerimiento y
empieza el baile propiamente dicho. Es muy espectacular. Y la
indumentaria de los varones, muy pintoresca. Algunos
investigadores señalan la vivencia de otra que los
celtas interpretaban con sentido ritual, acaso suplicando la
fecundidad y el amor,
ante la Peña Tú, ídolo de piedra que
recibía culto en la religión mil
años antes de Jesucristo. Por supuesto, aquella danza
primitiva ha llegado hasta nosotros, en el caso de que se trate
de la misma, modificada a lo largo de tantos
siglos.
MURCIA
Todo el folklore murciano, especialmente las
danzas y las canciones, tienen el brillo, la luz y la
alegría del ambiente
geográfico y del humano carácter de la provincia.
En una palabra, todo en Murcia tiene un aire mediterráneo,
un aire inconfundible de proximidad al Mar Nuestro, al Mare
Nostrum de siempre. La indumentaria es de una belleza
sorprendente, sin ostentosas exageraciones, dentro de una
línea de gracia muy meridional. Por supuesto, la Comunidad
Valenciana, Castilla – La Mancha y Andalucía, que se tocan
con Murcia, han influido en sus danzas y en sus canciones, pero
por la misma razón, Murcia ha influido en las de las
comarcas vecinas. Es curioso que los andaluces vean andalucismo
en el folklore murciano, y los castellanos vean algo familiar en
los bailes, y los valencianos sientan llamadas cordiales cuando
escuchan las canciones de Murcia. Y es que la tierra
murciana tiene el poder, a veces
asombroso por lo eficaz e ineludible, de conservar algunas de las
más bellas y tradicionales virtudes de los viejos reinos
musulmanes peninsulares.
LA PARRANDA
(Murcia)
Baile típico y popular de la huerta
murciana. Es elegante, alegre y vistoso, capaz de hacer que se
sienta optimista el hombre
más preocupado. Es danza de ritmo ternario, y las hay de
varias y diferentes características, aunque en
definitiva, sean todas una misma cosa y se llamen lo mismo: del
medio, del uno, del tres y del campo. Consta de tres coplas y
un estribillo, acabando con lo que llaman retal o cadencia
final. Se acompaña con castañuelas o pitos, es
decir, chasqueando los dedos pulgar y corazón
de cada mano, y se acompasa con guitarras, bandurrias y hasta
violines. Comienza la fiesta con una especie de pantomima o
invitación, mientras cada hombre busca
su pareja entre las mujeres. Cuando todos la han hallado
empieza la parranda propiamente dicha, es decir, la fiesta de
verdad, el jolgorio, en el que acaban tomando parte tanto los
bailarines como los curiosos espectadores de la primera
parte.
COMUNIDAD
VALENCIANA
Mundialmente famosa, Valencia es el símbolo
de la España mediterránea, por el esplendor de su
paisaje, la fertilidad de sus tierras, la luz de su sol
maravilloso y la dorada alegría de sus naranjas, sus
limones y sus palmeras. Tierra
generalmente llana, está salpicada de picos, como
torreones vigilantes: Tosal del Rey, Muela de Ares o Altana.
Siglos de dominación musulmana han dejado sus huellas en
el folklore valenciano, en particular en la indumentaria de sus
músicos y danzarines, rica y de sin par belleza. Litoral
abierto desde siempre a todas las culturas que en la
Península tuvieron asiento procedentes del
Mediterráneo. Griegos y romanos también dejaron sus
huellas en las danzas y las canciones valencianas, todas ellas
sugestivas, armoniosas y elegantes. Todas las danzas,
especialmente en las mujeres, tienen cierto aire de majestad y
dulzura, que contrasta a veces con la pompa rítmica e
instrumental de sus coplas.
EL UNO Y EL DOS
(Valencia)
Baile muy popular en la tierra valenciana y en y
todo Levante. Propio de festividades populares y de ocasiones
familiares en que triunfa el buen humor y la alegría. Se
baila por parejas, formando rueda, quedando los hombres dentro
del círculo, dándose la espalda. La música
tiene un ritmo vibrante y rápido. Los pasos son
complicados y vistosos y durante los estribillos hacen los
bailarines evoluciones llenas de gracia y teatralidad. Los
especialistas consideran este baile como incluido en el
grupo de los
llamados mímicos. La indumentaria presta al baile luz y
colorido, y las guitarras ponen en la danza y en la copla el
inconfundible destello de su españolísimo rigor
musical.
JOTA DE JIJONA
(Alicante)
Es una jota levantina, acaso la más
representativa de ellas. Tiene el mérito,
folklórico y también humano, de que parece
conservar casi en su prístina pureza toda la
autenticidad de sus tiempos más antiguos. No falta nunca
en las fiestas populares y en los acontecimientos familiares, y
se caracteriza por la soltura airosa de las mujeres y la
arrogancia y majeza de los hombres. Por supuesto, se
acompaña con guitarras y bandurrias.
NAVARRA
Todo el territorio navarro está afectado
por una topografía muy heterogénea. Al
norte, la zona montañosa de los Pirineos, con los valles
del Roncal, el Baztán y Roncesvalles, que se prolonga
hacia el oeste por los montes vasconavarros; en el centro, la
cuenca de Pamplona y las Bárdenas; al sur, la Ribera…
Muchos de los nombres de todo el territorio ocupan un lugar
preferente en las páginas de la mejor historia de España.
El folklore tiene todas las características de la raza
eúskara, durante siglos viviendo en las montañas
dedicada al pastoreo y en las industrias
derivadas de la
agricultura.
Encuentran los especialistas indudables influencias
folkóricas riojanas, aragonesas y vascas, aunque la recia
personalidad
de los navarros ha asimilado todo de tal manera que ha creado un
folklore propio, lleno de belleza y de fuerza
expresiva. Su situación fronteriza, cara siempre a todas
las invasiones que por el Pirineo se realizaron o se intentaron,
no deja de reflejarse también en sus danzas y en sus
coplas.
TXUN-TXUN DE
USTARROZ
Baile típico del valle del Roncal,
antiquísimo, supervivencia indudable de un folklore
navarro muy primitivo. El ritmo, el movimiento,
el aire de sus pasos, todo contribuye a resaltar su evidente
sabor de antigüedad. Se acompaña de txistu y
tamboril, y su música es sencilla, acaso monótona
para oídos no acostumbrados a ella, pero de una belleza
extraordinaria. Sus características se realzan con la
vistosidad y atractivo del traje
roncalés.
DANZA DE LAS MANZANAS (Valle de
Caytan)
En vascuence: sagardantza. Es curiosa su
coincidencia, en el nombre, con otra danza de las
manzanas, muy popular en la tierra lagarterana, y que con
pocas variaciones suele encontrarse en otras regiones
españolas. Se trata de un danza de marcado sabor
campesino, con origen en antiquísimas danzas rituales,
posiblemente epitalámicas, de ronda y de boda. La
denominación puede que tenga su razón en que la
época de recolección de las manzanas es la
más propia para esta fiesta popular. Las bailarinas
juegan, mientras danzan, con la jugosa fruta, poniéndola
sobre su cabeza, echándola al aire, entre risas y pasos
de baile, de sugestiva perfección y
belleza.
CASTILLA Y
LEÓN
El conocimiento e
interpretación de la
personalidad geográfica de Castilla y León
deben partir, en principio, de la variedad de matices que se
derivan del considerable tamaño físico de esta
Comunidad
Autónoma. Pues, ciertamente, el hecho de que su superficie
abarque un total de 94.147 km2 le confiere sin duda
una entidad singular y compleja, en la medida en que,
tratándose al propio tiempo de la región más
extensa de la Comunidad
Económica Europea, representa casi la quinta parte del
territorio español, dentro del cual ocupa además
una situación crucial de primer orden como espacio surcado
por los grandes ejes que conectan la capital del
país con las regiones de la España
atlántica, lo que ratifica su relevante posición de
encrucijada en el sistema de flujos
e intercambios desarrollados en la mitad septentrional de la
península Ibérica. Sin embargo, pese a la
importancia de su dimensión superficial y
estratégica, es evidente que el peso adquirido por la
región en las grandes magnitudes españolas se
sitúa en umbrales sensiblemente
inferiores.
DANZA DE LA ROSCA
(Salamanca)
Baile salmantino, propio de la gente charra.
Como muchas danzas de religión, es propia
de las bodas y los bautizos, es decir, en las ocasiones
solemnes de familia. Lo
curioso, y hasta cierto punto inquietante, de esta danza es que
mientras dura hay en la mesa una rosca de pan y una jarra
talaverana con vino, lo que da cierto matiz litúrgico y
eucarístico a la ocasión. Primero baila el
hombre, luego le acompaña la mujer.
Antes, ella ha estado
esperando junto a la mesa que el acabe su introducción
coreográfica, concluida la cual y como si se dejara
querer, conquistar, llevar, los dos inician la danza
propiamente dicha, que es en conjunto muy viva y muy
graciosa.
BOLERO DE ALGODRE
(Zamora)
Este bolero, típico del pueblo de
Algodre, tiene su origen en viejísimas danzas
árabes, y su música y sus pasos así lo
declaran. Los folkloristas señalan el el siglo X el
nacimiento de esta danza en la tierra leonesa, porque fue
entonces cuando los árabes llegaron a la comarca, pero
fue en el siglo XII cuando adquirió la danza su actual
compostura y se hizo más suave de movimientos y de
ritmo. Cuando se fundó la cofradía de Santa
Águeda, el bolero pasó a ser baile
característico de la fiesta de la Santa, y ante la
imagen lo
interpretaban las mozas y los mozos. En el baile intervienen
grupos de tres
personas: un hombre en el centro, dos mujeres a los lados. De
rato en rato el baile se interrumpe para que el mayordomo
reparta entre los bailarines un pedazo de bollo, lo que llaman
la migaja. Se acompasa con
castañuelas.
LA PEREGRINA
(Astorga)
Típica en la maragatería, en
Astorga, ésta es una de las danzas más sugestivas
del folklore español. La indumentaria de los maragatos
-¡y de las maragatas!- refleja antiquísimas
herencias, sugieren costumbres y tradiciones de hace muchos
siglos. Es por otra parte una indumentaria más que
conocida en el mundo entero. "La peregrina" es una danza de
boda indudablemente, y en las bodas sigue siendo elemento
principal de la fiesta. La danza se centra principalmente en el
hombre, que baila a la vez con dos mujeres. Un punto
difícil del baile es la zapatera, un salto en que con
los pies juntos se dibuja en el aire una pirueta pintoresca,
ágil y sorprendente. Se acompaña con la
música de dulzaina.
BAILE DEL CÁNTARO
(Valladolid)
Es una danza encantadora. De indudable
raíz popular, refleja el eterno problema del amor, la
eterna cuestión del hombre que quiere enamorar a una
mujer. Las
mozas van a la fuente, con sus cántaros, a recoger
el agua,
cuando la fuente del pueblo era lugar de cita, de ronda y de
enamoramiento. En la danza se representa la llegada de las
mozas, el seguimiento de los mozos, la ronda, la conquista,
hasta que el mozo queda victorioso y la moza rendida. Entonces
la mujer es
requebrada, y moza y mozo bailan con alegría algo que es
una jota con todas sus consecuencias. Una jota castellana, por
supuesto. ¿Antigua? ¿Quién lo duda?
¿Puede haber algo más antiguo que una moza que
baja a la fuente con agua con su
cántaro, y un mozo que la quiere, y que la sigue y la
requiebra, y por fin consigue que se le rinda y le acepte y le
de promesa de boda y alegría?
JOTA DE LA PIÑA
(Segovia)
¿Por qué de la piña? Muy
sencillo… Porque se bailaba en el Domingo de Piñata.
¿Y qué es la piñata? Todo el mundo lo
sabe: es una olla llena de dulces, que en el baile del primer
Domingo de Cuaresma suele colgarse de un techo para que los
concurrentes, con los ojos vendados, le acierten con un palo o
bastón y la rompan. En el caso de esta danza
típica de Segovia, los mozos y mozas bailan alrededor de
una enorme piñata de la que cuelgan una serie de cintas
que los varones van arrancando para ofrecerlas a las muchachas,
sin dejar de bailar. Por lo tanto, su origen tiene bastante de
pagano, con todas las reservas que queramos aplicarle.
¿Una jota en Segovia? ¿Por qué no, si la
jota es un baile nacional que con variantes más o menos
acusadas se interpreta en muchísimas regiones
españolas, como el fandango? Por algo Segovia es
Castilla, y Castilla es como una España en
clave.
DANZA DE LA ROMERÍA DE SANTO
TORIBIO (Palencia)
Este es un baile palentino típico y
popular en la romería del Santo. Su origen religioso es
indudable, no sólo por la ocasión en que se
baila, sino porque los bailarines van en procesión y los
movimientos son rítmicos y airosos, con sabor ritual
indudable. Una alcaldesa preside a los danzantes, de uno y otro
sexo,
durante el camino a la romería y en la procesión
alrededor del Santo, y luego, en la danza propiamente dicha,
hasta que ésta termina. Entonces, la alcaldesa tiene el
derecho y el deber de apedrear -el verbo es típico y
popular- a los trozos de pan y de queso desde los balcones de
la ermita. Dice la leyenda que allá por el año
1200 existía en Palencia una secta de priscianistas que
eran contrarios al matrimonio, a
lo que el obispo Santo Toribio se opuso, por lo que fue
apedreado. Cuando consiguió hallar refugio en la cueva
del Cristo de Lotero pidió que se desbordasen las aguas
del río Carrión, y las gentes, viéndose en
peligro de morir ahogadas, buscaron refugio allí mismo.
Las mujeres palentinas, agradecidas al Santo por su defensa del
matrimonio,
bailan todos los años esta danza con señal de
gratitud.
LA RIOJA
La Rioja, nombre utilizado para denominar
tradicionalmente una comarca, cuyo territorio lo formaban las
provincias de Álava y Logroño preferentemente, se
identifica hoy como una región uniprovincial, que abarca
la totalidad de la provincia de Logroño citada. Integrada
históricamente en la gran región de Castilla la
Vieja, con la configuración del Estado de las
Autonomías se segregó de ella y se alzó con
autonomía propia, constituyendo una región
semejante a Cantabria o Murcia.
DANZA DE LA VIRGEN BLANCA
(Logroño)
Típica en Ventosa, de la provincia de
Logroño. Los danzantes acompañan a la Virgen
durante su recorrido en procesión. Sin perder la cara la
Virgen los bailarines no descansan, y el derecho de bailar se
hereda de padres a hijos. La leyenda dice que en cierta
ocasión, el enemigo -¿los mozos?-
consiguió entrar en Ventosa y quiso llevarse a la
Virgen, pero la imagen se hizo
tan pesada que les fue imposible moverla. Abandonada por ellos,
los naturales del pueblo la tomaron sobre sus hombros y la
llevaron con absoluta normalidad a su iglesia. En
señal de alegría, cada año se celebra esta
fiesta el día 2 de julio. Estamos, pues, ante una danza
popular con origen en un suceso milagroso, cosa frecuente en el
folklore nacional español.
BIBLIOGRAFÍA
-CANCIONES Y DANZAS DE ESPAÑA.
Sección femenina de F.E.T. y de la
J.O.N.S.
-MÚSICA Y TRADICIONES POPULARES.
Antonio Vallejo Cisneros. Área de cultura.
Excma. Diputación Provincial. Primera edición.
1990.
-CIUDAD REAL. Varios autores. Editorial
Mediterráneo. 1992.
-ATLAS DE ESPAÑA. Tomo II. Servicio de
Estudios del Departamento Cartográfico de Aguilar.
Aguilar, S.A. de Ediciones, 1993.
-TRATADO DE BAILES. José Otero.
Asociación Manuel Pareja-Obregón. Madrid,
1987.
-CANCIONERO MUSICAL MANCHEGO. Ciudad Real,
1984.
OPINIÓN
PERSONAL
Los bailes y danzas populares son muy variados. La
mayoría tienen en común el celebrarse en una
determinada época del año para celebrar un
acontecimiento importante para el pueblo, ya sea religioso o
profano. Debido a su antiguedad transmiten hasta nuestros
días un saber popular originario de varios siglos
atrás. Por eso, creo oportuno que este saber y estas
danzas queden reflejados en libros para
que con el tiempo no se pierdan. Estas costumbres rurales que han
perdurado durante muchos años, desaparecerán pronto
en esta cultura
moderna que mira principalmente a lo práctico. No
estaría de más incluir algunos datos sobre estas
danzas en los libros de
enseñanza, para que desde pequeño se tenga conocimiento
de su existencia y su significado. Reflejan la cultura de un
pueblo, y es necesario una mayor difusión de las
mismas.