En este trabajo voy a intentar conseguir dejar en
claro la definición, las raíces y las razones del
comunismo.
Agregaré además un paneo general sobre el marxismo,
Lenin y Stalin. El trabajo
también trata de una manera muy general sobre el marxismo,
Lenin y Stalin. Abarcaré a la vez los derechos humanos
en Cuba y como
influye todo esto en Cuba ante un
líder
revolucionario como Fidel Castro
Tanto la antigüedad clásica como la
edad media
ofrecieron ejemplos de grupos humanos,
nunca numerosos, que intentaron vivir, y en ocasiones lo
consiguieron, en sociedades con
comunidad de
bienes. Sin
embargo, la aparición del comunismo en
cuanto a doctrina y movimiento
político coherente y organizado tendría lugar en el
siglo XIX, como reacción ante las contradicciones por la
revolución
industrial y el consiguiente auge del capitalismo.
Concepto:
En el diccionario la
definición de comunismo es la
siguiente: sistema
político, social y económico basado en el materialismo
histórico, que aboga por la supresión de la
propiedad
privada, establece la comunidad de los
bienes y
confiere al Estado el
control y la
distribución de estos.
El moderno concepto de
comunismo fue
elaborado por Karl Marx.
Marx considera
al comunismo como la
fase superior en la evolución histórica de las sociedades
humanas.
La sociedad
comunista sería una sociedad
altamente organizada, de trabajadores libres y conscientes, que
poseerían colectivamente los medios de
producción. Su advenimiento llevaría
consigo la desaparición del estado.
El libre desenvolvimiento de cada uno
constituiría la condición del libre desarrollo de
todos y, por consiguiente, se harían realidad las
relaciones armónicas entre el individuo y la sociedad.
Antecedentes
históricos:
El comunismo se encuentra, según Karl Marx -quien
se basó en este punto en la investigaciones
antropológicas de su tiempo-, en la
comunidad
tribal, en la que el tipo de propiedad
imperante es la colectiva, y el trabajo no
persigue la producción excedentaria, sino la estricta
subsistencia de la comunidad y de
sus miembros. La
organización social, muy simple, se fundamenta en
la familia y
apenas existe jerarquización.
Antigüedad:
En el plano teórico y como antecedente de
algunas de las ideas comunistas es usual citar la
República y Las leyes del
filósofo griego Platón.
Este no se conformó con propugnar la comunidad de la
propiedad,
sino que exigió también que los hijos y las mujeres
fueran comunes para todos los ciudadanos. Sin embargo, la
doctrina platónica poseía un claro carácter
elitista, ya que establecía clases rígidas
estructuradas, postulaba el gobierno
«de los sabios» y perpetuaba la esclavitud.
El comunismo como necesidad
histórica:
El manifiesto comunista. Con la
aparición en 1848 del Manifest der Kommunistischen
Partet ( Manifiesto del partido comunista), escrito por
Karl Marx y
Friedrich Engels, el socialismo
utópico se vio rebasado.
El manifiesto constituyó el primer
documento programático del denominado socialismo
científico. Redactado por Marx y Engels
como plataforma reivindicativa de la Liga de los Comunistas,
exponía leyes del
desarrollo
social y afirmaba que la historia de la sociedad era la
historia de la
lucha de clases. Marx y Engels
consideraron que tal procese culminaría con el
desmoronamiento del capitalismo y
la aparición de una sociedad sin
clases: el comunismo. El proletariado tendría la misión
histórica de ser el transformador revolucionario de la
vieja sociedad y el portador de los intereses de todos los
trabajadores.
Fases del
comunismo:
En la Crítica al programa de
Gotha (1875), Marx
consideró que, entre el fin de la sociedad capitalista y
la culminación de la revolución
proletaria con e advenimiento de la sociedad comunista, se
extendería un largo período de transición
que él denominó sociedad
socialista.
Establecidas las condiciones políticas
(dictadura del
proletariado) y económicas (socialización de los
medios de
producción), sobrevirían, sin
embargo, en la sociedad socialista elementos fundamentales de la
vieja sociedad: relaciones económicas, sociales,
jurídicas, intelectuales, etc. Por otra parte, en esta
primera fase del comunismo no desaparecería todavía
la oposición entre trabajo intelectual y manual, y el
insuficiente grado de desarrollo
económico y espiritual haría aún
necesaria la distribución de los productos de
consumo
según la cantidad y calidad del
trabajo, así como el mantenimiento
de las relaciones monetario mercantiles en la
sociedad.
Cumplido el período de transición
socialista, se instauraría ya la sociedad comunista, etapa
superior en la que se haría realidad la propiedad
colectiva plena sobre todos los medios de
producción y desaparecerían
definitivamente cualquier diferenciación entre clases,
entre la ciudad y el campo y entre trabajo intelectual y el trabajo
manual.
El trabajo ya
no sería un medio de supervivencia sino una necesidad
vital y las fuerzas productivas alcanzarían su más
alto desarrollo.
Con la desaparición de las clases desaparecerían
también el estado y,
en palabras de Marx, al gobierno de los
hombres sucedería la administración de las cosas. Entonces, el
orden jurídico burgués sería definitivamente
superado y la sociedad podría «escribir sobre sus
banderas: de cada uno según su capacidad, a cada uno
según sus necesidades».
Implantación y desarrollo de
los partidos comunistas:
Con anterioridad a la revolución
rusa ningún partido que propugnara la
transformación revolucionaria de la sociedad -se reclamara
o no las teorías
marxistas- se denominó a sí mismo comunistas.
Socialistas o socialdemócrata eran las apelaciones
más comunes. No sería hasta 1917 cuando Lenin, con
el fin de subrayar la ruptura con los partidos socialistas que
habrían apoyado la política belicista de
sus respectivos gobiernos en la primera guerra
mundial, adoptó para su partido la denominación
de comunista.
La aparición de partidos de
ideología comunista se remonta, sin embargo, a la mitad
del siglo XIX. Ya en 1864 se fundó, por iniciativa de
Marx, la Primera Internacional, cuyo propósito era la
coordinación de los distintos movimientos revolucionarios
y la consecución del estado
comunista. La escisión anarquista y el auge de la social
democracia
alemana, con la fundación del Partido Social
Democrático en 1875, condujeron a la ruina a la Primera
Internacional, fundada en 1889, se vio pronto dividida en dos
grandes tendencias: la facción moderada de los
socialdemócratas defendía en la práctica una
evolución pacífica hacia el socialismo
mediante el empleo de los
cauces parlamentarios; los radicales, que darían origen a
los partidos comunistas, estaban dirigidos por Lenin -los
radicales, que darían origen a los partidos comunistas,
estaban dirigidos por Lenin- cuyos puntos de vista
compartía el ala radical de la socialdemocracia y
postulaban la necesidad de la revolución
y el establecimiento de la dictadura del
proletariado.
El que sería el Partido Comunista de la
Unión Soviética surgió del sector que Lenin
encabezaba en el Partido Comunista de la Unión
Soviética surgió del sector que Lenin encabezaba en
el Partido Obrero Social Democrático de Rusia. Conocido
como bolcheviques (mayoritarios) desde que en 1903 se hicieron
con su control, los
partidarios de Lenin abandonaron, en 1912, el partido, que
quedó bajo el control de los
mencheviques (minoritarios), cercanos en sus planteamientos a los
socialdemocracia moderada. Tras el estallido de la revolución
y la toma del poder
político por los bolcheviques (que, a pesar de su
denominación, habían tenido hasta entonces una
presencia minoritaria en el movimiento
revolucionario), éstos se dieron el nombre de Partido
Comunistas de Todas la Rusias y, en 1925, el de Partido Comunista
de la Unión (al crearse la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas). Finalmente, en
1952 se adoptó la denominación de Partido Comunista
de la Unión Soviética. Desde el triunfo de la
revolución, la historia de este partido se
identificó con la del propio
país.
En 1919 se fundaba por Lenin la Tercera
Internacional, que tomó el nombre de Internacional
Comunista (Komintern). Los partidos que se unieron a ella
adoptaron explícitamente la denominación de
comunistas y asumieron entre sus fines principales la defensa de
la Unión Soviética, «patria del socialismo». La Tercera Internacional fue
disuelta en 1943 y reemplazada, en 1947, por la Oficina de
Información Comunista (Kominform),
desaparecida, a su vez, en 1956.
Tras la segunda guerra
mundial, que trajo consigo la toma del poder por los
partidos comunistas en los países de la Europa oriental y
en China, pronto
comenzaron a surgir las primeras diferencias en un movimiento que
había sido hasta entonces monolítico. En 1948,
Yugoslavia se distanció de la Unión
Soviética, y a partir de 1956 se inició un
progresivo alejamiento entre chinos y soviéticos,
alejamiento que supuso un golpe definitivo a la tradicional
unidad de los partidos comunistas. La Unión
Soviética intervino militarmente en Hungría ese
mismo año y en Checoslovaquia en 1968 para reprimir los
intentos de esos países de desarrollar un modelo
comunista autónomo. En Iberoamérica, el Partido
Comunista de Cuba, que
desde 1965 integró en él al resto de las organizaciones
políticas de la revolución, mantuvo una línea
afín a la Unión Soviética.
Rota la hegemonía del partido comunista
soviético, surgieron nuevas vías teóricas y
políticas en el movimiento
comunista, entre ellas el eurocomunismo, que afirmaba la
posibilidad de alcanzar la sociedad comunista dentro de un marco
democrático y fue asumido por los partidos comunistas de
Italia, Francia,
España
y Japón, entre otros.
La instauración simultánea del
comunismo en el ámbito mundial prevista por Marx no
llegó ciertamente a producirse. Sin embargo, de la
importancia del movimiento da
idea el hecho de que, a finales del siglo XX, un tercio de la
humanidad viviera bajo regímenes políticos
inspirados en esa doctrina.
El Marxismo
En 1847 ya es evidente su avance hacia la
acción revolucionaria. Se afilia a la Liga de los
Justos y propone que cambie su nombre por liga de los
Comunistas. Esta asociación le encomienda que en
colaboración con Engels redacte el Manifiesto del
Partido Comunista. En estos años culmina su
evolución intelectual.
El Manifiesto Comunista de 1848
constituye la Carta Magna de toda la actividad
revolucionaria cumplida desde entonces bajo la inspiración
de Carlos Marx.
El documento comienza expresando que un fantasma recorre
Europa: el
fantasma del comunismo. Y agrega que todas las
fuerzas de la vieja Europa se han
unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el
zar, Metternich y Guizot los radicales franceses y los polizontes
alemanes.
Cuba
Nombre Oficial: República de
Cuba
Extensión: 110.922
km2
Capital: Habana
Lengua oficial:
Español
Moneda: Peso
Forma de Gobierno:
República socialista unitaria con una cámara
legislativa
Religión:
Católica
Cuba fue
divisada por Colón en su primer viaje a las Indias, el 27
de octubre de 1492. La bautizó con el nombre de Juana, en
honor a doña Juana la Loca, aunque posteriormente
adoptó la versión castellana de los
topónimos indígenas Coabaí o
Cubanacán, que designaba respectivamente a la isla y a una
aldea interior. En 1511, Diego Velázquez fundó el
primer asentamiento en Baracoa, con unos 300
españoles.
Inicialmente la isla se dividió en siete
municipios, cada uno de ellos dotado de su propio cabildo, desde
el que se trataban los asuntos legales y administrativos. Desde
1515, los cabildos se organizaron con la intención de
defender los intereses coloniales frente a las autoridades
reales. Además, se fundó en Baracoa un obispado
soburdinado directamente a Santo Domingo, que en 1518 se
trasladó a Santiago de Cuba.
En las primeras décadas de la
colonización, la explotación de los placeres
auríferos se reveló poco rentable y
contribuyó a diezmar a la población indígena que trabajaba
obligatoriamente en los mismos. Desde muy pronto, la isla se
convirtió en punto de escala y
aprovisionamiento de las numerosas exploraciones que los
españoles realizaron a la península de
Yucatán, la Florida y la costa del golfo de México, en
busca de mayores cantidades de matales
preciosos.
Las dificultades a las que tuvieron que hacer
frente los colonos españoles fueron las epidemias, los
huracanes y los ataques de piratas y navegantes de otros
países europeos que trataban de establecer sus propios
asentamientos en la isla, con la intención de obtener
puertos francos para su comercio.
Hacia 1700, un período de calma y prosperidad
permitió que la población creciera hasta alcanzar los
cincuenta mil individuos. La
organización de la flota española comunicaba
regularmente casi toda la América
hispana con la metrópoli a través de Cuba, lo que
aumentó la importancia comercial y estratégica de
la isla.
A lo largo del siglo XVIII se intensificó
el desarrollo
agrícola, que dependió cada vez más de las
plantaciones de caña de azúcar y de los esclavos
capturados en África. La Compañía de la
Habana se fundó en 1740 con el propósito de
impulsar este desarrollo,
así como de suministrar los esclavos necesarios y agilizar
el comercio. Como
consecuencia del fracaso de la compañía y de una
ocupación inglesa de la Habana durante varios meses en
1762, los ministros de Carlos III emprendieron una serie de
reformas destinadas a impulsar la zafra y a centralizar el
aparato burocrático.
Cuba fue uno de los pocos territorios hispanos de
América
que permanecieron fieles a España
tras la invasión francesa de la península
ibérica. En 1821 surgió un movimiento
independentista, pero sus instigadores, entre los que figuraba el
poeta José María Heredia, fueron apresados y
castigados.
El mantenimiento
del comercio de
esclavos en la isla ocasionó dificultades
diplomáticas en las relaciones entre el Reino Unido y
España,
que habían acordado terminar con el comercio en
1820. Aunque el comercio de
esclavos terminó en 1865, la esclavitud no se
abolió hasta 1886. A partir de entonces llegaron a la isla
numerosos mexicanos (de Yucatán), indios y chinos con
contratos
laborales de varios años de
duración.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la
industria
azucarera cubana se convirtió en la más moderna del
mundo, llegando a producir por sí sola la más de un
tercio de todo el azúcar mundial. Sin embargo, la
extensión desproporcionada de las plantaciones dedicadas a
este cultivo provocó la irreversible deforestación
de extensas zonas de la isla.
El proceso
independentista:
La prosperidad agrícola de Cuba atrajo el
interés
de los estadounidenses por la isla, especialmente en los estados
esclavistas del sur, llegando a realizar varias ofertas
económicas al gobierno
español para que éste cediera su soberanía.
El fracaso de las reformas económicas y
políticas en la isla y el incremento de los
impuestos
favoreció el descontento de los criollos ricos contra la
administración española, que
perjudicaba sus intereses comerciales. el 10 de octubre de 1868
estalló la primera guerra de la
independencia
cubana con el grito de Yara, protagonizado por Carlos Manuel de
Céspedes. La guerra,
llamada de los diez años, se centró principalmente
en la región oriental, donde las crueldades del
ejército español provocaron el apoyo de la población a los insurrectos.
Céspedes fue el primer presidente de la
«república en armas»,
cuyos representantes redactaron una constitución y recibieron el reconocimiento
de varios gobiernos latinoamericanos. La superioridad de las
fuerzas españolas y la promesa de reformas por parte del
general Arsenio Martínez Campos debilitaron el movimiento
y, en febrero de 1878, concluyó la guerra con la
firma de la paz del Zanjón. Muchos cubanos, entre los que
se encontraba el líder
nacionalista Antonio Maceo, se negaron a aceptar las condiciones
ofrecidas y continuaron la lucha.
La situación económica y social
empeoró, mientras se incrementaban las inversiones y
las actividades comerciales en la isla. Varias organizaciones
políticas activistas en el exilio,
coordinadas por el poeta José Martí, organizaban la
propaganda en
la población nativa como en diversas potencias
extranjeras.
La guerra
estalló de nuevo el 24 de febrero de 1895, con el grito de
Baire, y se extendió rápidamente por toda la isla.
Murieron muchos civiles y se destruyeron pueblos y ciudades. Con
el pretexto de una inexplicada explosión en el acorazado
estadounidense «Maine», atracado en el puerto de la
Habana, los estados Unidos
declararon la guerra a
España
el 25 de abril de 1898. La armada estadounidense obtuvo una
rápida victoria y el gobierno
español se vio obligado a firmar un protocolo de paz
en Washington, en agosto de ese mismo año. Por el tratado
de París, firmado el 10 de diciembre, España
cedió a los Estados Unidos
los territorios de Cuba, Puerto Rico, Guam
y las Filipinas.
La ocupación estadounidense de Cuba se
prolongó desde el 1 de enero de 1899 hasta el 20 de mayo
de 1902, período durante el cual los gobernadores
generales John Brooke y Leonar Wood intentaron adaptar la isla a
los sistemas
económicos, educativos y culturales predominantes en ese
momento en los Estados Unidos.
En 1901 se promulgó una constitución republicana, a la que los
estadounidenses hicieron agregar la Enmienda Platt, por la que se
reservaban el derecho de intervenir en la isla en determinadas
circunstancias y de supervisar sus tratados
internacionales, así como su política
económica y de asuntos internos. Además, la
nueva República de Cuba cedió a los Estados Unidos
las bases navales de Bahía Honda (devuelta en 1913) y
Guantánamo.
Las primeras décadas
políticas de la República de
Cuba:
La administración republicana comenzó
el 20 de mayo de 1902, con el gobierno del Presidente
Tomás Estrada Palma, primer presidente de Cuba
independiente, quien se destaco por su honradez y su permanente
interés
en la educación pública. Este presidente
intentó permanecer en el poder tras las
elecciones de 1906, lo que dio lugar a la segunda
ocupación de la isla por parte de Estados Unidos.
El administrador
americano, Charles Magoon, introdujo la corrupción
y cedió el poder de la
isla en 1909 al liberal José Miguel Gómez. Fue a
partir de ese momento que la economía cubana
creció espectacularmente, a raíz de que los
precios
internacionales de la azúcar se elevaban
notablemente.
La administración de Gómez se
caracterizo por un enorme grado de corrupción, desarrollando políticas
económicas que ayudaron a determinadas clases
sociales, perjudicando a las más bajas. Es por ello
que ya en eses momento, los negros dirigidos por Evaristo Estenoz
y Pedro Ivonet comenzaron una lucha de protestas por esa
situación. En 1912 hubo sublevaciones sociales y las
tropas gubernamentales pusieron fin a las mismas, con el saldo de
más de tres mil muertos.
Desde 1913 hasta 1940 los diferentes gobiernos de
la isla, se fueron sucediendo con largas y continuos
enfrentamientos de los políticos por el poder.
Ya en 1940 el presidente Fulgensio Batista gana
la presidencia para el período
1940-1944.
Desde allí hasta el 52 hubo dos
períodos de gobiernos democráticos, pero el
último, teniendo como titular a Carlos Prío
Socarras fue derribado por un golpe militar encabezado por
Batista, quien se mantuvo en el poder hasta
1958.
Durante este período la economía de Cuba fue
una de las más fuertes de Latinoamérica, pero de la
mano de Batista, quien controlaba en forma inequitativa el
gobierno, la distribución de riquezas no era
pareja.
Este malestar a determinado nivel de la sociedad
cubana, produjo y permitió la entrada en escena del
entonces joven abogado Fidel Castro, quien el 31 de diciembre de
1958, mediante un acto de guerrilla revolucionaria ( Sierra
Maestra ), derrocó a Batista y tomó el
poder.
Por "comunismo" se entiende la doctrina
marxista
Hay cuatro posibles formas del comunismo que a
menudo se confunden. Pueden distinguirse en la siguiente
forma:
Comunismo antiguo y primitivo: propiedad
común de todos los artículos y servicios
dentro de una comunidad en particular, cuyos miembros organizan
su trabajo para el bien común. En este caso, se trata de
comunismo como forma de vida. Análogamente a una familia. Esto es
muy factible en unidades simples y pequeñas, unidas por
fines o ideales comunes.
Comunismo utópico: la propiedad
común propiciada en una mayor escala, como
armazón de un estado ideal.
En este caso los ejemplos no son reales, sino completamente
especulativos. Incluyen los conceptos o construcciones
filosóficos de trabajos tales como la "Utopía" de
Tomás Moro y la "República" de Platón,
aunque este último limitaba su comunismo a la clase
rectora imaginaria de los Guardianes. Es este un comunismo como
ideal político, esencialmente ético en su caracter,
inadecuado para la economía actual, y
nunca alcanzado en ningún estado
moderno.
Comunismo moderno: la propiedad
común (generalmente propiedad del Estado) e los medios de
producción, distribución e intercambio, compartiendo
todas las demás mercaderías según las
necesidades de los trabajadores. La idea es moderna en el sentido
de que es un producto de la
Revolución
Industrial. Por consiguiente, depende de la moderna
distinción del economista. Al igual que el comunismo
utópico, éste nunca ha sido logrado; pero, a
diferencia de aquél, es muy adecuado para las condiciones
existentes, y sus principales consecuencias son tanto sociales y
económicas como políticas y
éticas.
Comunismo marxista-leninista: la doctrina
del Partido Comunista que acepta los objetivos del
comunismo moderno y sostiene, además, que estos forman el
objetivo
predestinado de la historia
humana.
Todos los comunistas marxistas creen en el
comunismo moderno, aunque no todos los comunistas modernos son
necesariamente marxistas.
Pero, para todos los fines prácticos, el
marxismo se ha
apoderado del movimiento comunistas actual.
Lenin y Stalin han sostenido que el socialismo es
simplemente un "estado transitorio" entre el capitalismo y
el comunismo, dando ha entender que no hay ninguna diferencia
real entre los objetivos
socialistas y comunistas. Según esto, los fines son los
mismos, aunque los medios puedan
diferir.
Por consiguiente, el socialista rechaza al menos
dos principios
importantes de la doctrina comunista:
a) Dictadura del
proletariado durante la "etapa transitoria".
b) Eliminación del Estado (y por
consiguiente de la democracia
política)
de la sociedad sin clases.
Y en todo caso, los socialistas no aceptan el
estribillo comunista: "De cada uno según su capacidad, a
cada uno según sus necesidades".
Sin embargo, la distinción fundamental se
refiere a los fines y los medios. Los comunistas, carentes de
ética,
sostienen que el fin justifica los medios y que los juicios
morales acerca de los medios son por lo tanto
improcedentes.
La vasta mayoría de los socialistas creen
que los fines y los medios deben ser juzgados según las
mismas normas morales,
que la reforma gradual es preferible a la revolución
violenta, y que ningún bien puede provenir de algo
malo.
¿Por qué discutir la teoría
comunista cuando es la práctica comunista la que
representa una amenaza? ¿Por qué preocuparnos de
los pros y contras del materialismo
dialéctico cuando la verdadera amenaza es política,
económica y estratégica? Para estas preguntas, que
surgen naturalmente, hay tres respuestas:
1- Lenin mismo ha dicho que "sin una teoría
revolucionaria no puede haber acción revolucionaria", y
que "el marxismo no es
un dogma, sino una guía para la acción". De hecho,
el marxismo se ha
convertido en dogma; pero su papel como
guía entre los comunistas es sumamente fuerte. Es
completamente imposible comprender los objetivos y
líneas de conducta
comunistas sin tener un conocimiento
de la teoría
comunista.
2- Es un error suponer que la amenaza no es
teorética en absoluto. La guerra
fría es no sólo una prueba práctica de
fuerza, sino
también una lucha ideológica por las mentes de los
hombres. En esa lucha, el oponente del marxismo debe esforzarse
por igualar el arsenal teórico marxista, que por cierto es
formidable. Especialmente en los países no comprometidos
con nadie, una gran ventaja del comunismo es su atractivo
filosófico para ciertos sectores de la intelectualidad.
Desde allí llega hasta las masas. Por lo tanto, el
valor de la
refutación teórica debe ser evidente por sí
mismo.
3- Como movimiento político, el comunismo
es único en su amplitud. Es un cuerpo completo de
doctrina, que alega proporcionar "todas las respuestas" porque
está equipado con su propia teoría
política,
económica, sociológica y filosófica de la
historia. En una
era científica de duda y ansiedad, ofrece un sustituto
materialista para la religión -una
seguridad de
la salvación final de la humanidad, basada en "la sola
explicación científica de la realidad". Todo esto,
por supuesto, es teoría.
Aun así, es la causa indudable del ímpetu y
entusiasmo de los comunistas, su optimismo y seguridad. Toda
refutación de gran alcance a esta teoría asestara
ciertamente un golpe terrible a su moral.
La
Revolución:
Fidel Castro se hizo con el control de la
isla el 1 de marzo de 1959. "Pudimos alcanzar la victoria porque
reunimos a los cubanos de todas las clases y de todos los
sectores alrededor de una misma aspiración", dijo Fidel y
añadió "La revolución
cubana, la más pura y la más generosa". "Dije
de una manera clara y definitiva que no somos comunistas…
Están abiertas las puertas para las inversiones
privadas que contribuyan al desarrollo de la industria en
Cuba… es absolutamente imposible que progresemos si no nos
entendemos con los Estados Unidos". "Los Estados Unidos pueden
ayudarnos tratándonos con justicia en el
plano económico y mostrándose comprensivos con
nosotros". Los proyectos de su
Movimiento 26 de julio estaban poco definidos, esta
rebelión iba hacia la búsqueda de tres objetivos:
libertad, una
vida mejor y la independencia
nacional, y, aunque contaban con gran apoyo del país, la
experiencia política de sus
líderes era escasa. Los contrarrevolucionarios se
manifiestan. En agosto de 1959 detienen a muchos. El 25 de
septiembre Raúl Roa, en las Naciones Unidas,
subraya la independencia
de Cuba al condenar en conjunto las intervenciones de los Estados
Unidos y de la U.R.S.S. de Francia y
China "en
Guatemala, en
Hungría, en Argelia y en el Tiber… No aceptamos que se
nos obligue a escoger entre la solución comunista y la
solución capitalista… Cuba se gobierna en nombre del
pueblo, por el pueblo y para el pueblo". El 25 de noviembre todos
los ministerios claves están en manos de los rebeldes;
Raúl en el Ejército, el "Che", en el Banco Nacional.
El endurecimiento no dejará de acelerarse a lo largo de
1960. La prensa de
oposición desaparece, los colaboradores pierden sus
bienes, las
refinerías americanas se niegan a tratar el
petróleo bruto soviético, más barato
después de la visita de Mikojan a La Habana; su
nacionalización implica la supresión de la cuota
azucarera que los Estados Unidos compraban a precio
preferencial. Los Estados en 1960 apartaron la mano tendida y
aceleraron el "endurecimiento" del socialismo cubano,
obligándolo de alguna manera a acrecentar sus relaciones
económicas con el campo socialista y, por lo tanto, a
buscar su apoyo político.
En 1961 las organizaciones
revolucionarias se fusionaron en el Partido Comunista de Cuba.
Durante estos años la
organización del estado se configuró
según el modelo
soviético, lo que significó el nacimiento del
primer régimen socialista de América.
Tras un primer período de
confusión, el objetivo
definido del régimen fue la abolición del capitalismo,
eliminando cualquier elemento social, civil o militar que
permaneciera fiel a postulados o instituciones
previas a la revolución.
Según la Constitución de 1940 su Gobierno es
democrático, elegido libremente por el pueblo mediante
sufragio universal, directo y secreto. Aunque conseguida la
independencia
del poder colonial español en 1898 con la ayuda
norteamericana, Cuba no se convirtió en estado
independiente y soberano hasta el 20 de mayo de 1902. La Constitución de 1940 fue abolida el 7 de
febrero de 1959 en virtud de una Ley Fundamental
del gobierno revolucionario de Fidel Castro. Los poderes antes
detentados por el Parlamento se han delegado en el Consejo de
Ministros nombrado por el presidente. La participación del
pueblo en la vida política se hace por referéndum o
a través del partido único y los sindicatos
reunidos. El poder
ejecutivo reside en el presidente de la República,
asistido por un Consejo de ministros. El presidente designa a sus
ministros y otras facultades son: sancionar y promulgar las
leyes votadas
por el Congreso, ejecutarlas y hacerlas cumplir, convocar o
suspender las sesiones del Congreso, presentar el proyecto de
presupuesto
nacional a la Cámara, celebrar tratados con
otras naciones, disponer de las fuerzas armadas, promover la
defensa del territorio nacional, conservar el orden interior, y
ejercer las demás atribuciones que le otorgan la Constitución y las leyes. El
poder
judicial, a través del Tribunal Supremo de Justicia,
tiene como funciones
propias, además de la administración de justicia, la
interpretación de las leyes y su
constitucionalidad. Existen seis Distritos Judiciales (uno por
provincia), 47 partidos judiciales y 126 territorios
judiciales.
En diciembre de 1961 proclamó sus
convicciones marxistas-leninistas, afirmando desde ese momento el
carácter socialista de la revolución
cubana. Se firmaron a partir de entonces numerosos acuerdos
de cooperación entre Cuba y la Unión
Soviética, país que se comprometía a
adquirir un numero mínimo de toneladas de azúcar
anualmente, durante al menos cinco años, así como
proporcionar un crédito
equivalente a cien millones de dólares en condiciones muy
favorables, para la modernización de la industria
cubana, objetivo en el
que también colaborarían técnicos
soviéticos.
En 1962, la Unión Soviética
comenzó a instalar nucleares de alcance medio en suelo cubano.
Pese al secreto con el que se realizó la operación,
los Estados Unidos la descubrieron. Kennedy ordenó el
bloqueo naval de la isla y la adopción
de un plan de
invasión que se llevaría a cabo
automáticamente, en caso de que Cuba recibiese
algún otro suministro militar soviético. La
Unión Soviética decidió retirar los misiles
y paralizar la construcción de sus silos, a cambio de una
promesa del presidente estadounidense de que no se
invadiría la isla.
Tanto en la confederación tricontinental
de los pueblos de Asia,
África y América
latina de 1966 como en la de solidaridad
latinoamericana de 1967, celebradas ambas en la Habana, los
partidos comunistas latinoamericanos, al igual que el
soviético y los de los países del este de Europa, se
mostraron contrarios a las tesis
defendidas por Fidel Castro, en la que se admitía como
legítimo el uso de la violencia para
obtener el triunfo revolucionario. En octubre de 1967
moría en Bolivia
Ernesto Che Guevara, uno de los más directos
colaboradores de Fidel Castro, lo que significó la derrota
del movimiento guerrillero en aquel país. La muerte del
Che tuvo una gran repercusión en la evolución del pensamiento
político del dirigente cubano.
En 1972, Cuba se integró en el COMECON
(Consejo de Asistencia Económica Mutua) y en 1973 el
país se vio obligado a renegociar la enorme deuda que
tenía contraída con la Unión
Soviética, que se comprometió a adquirir el 80% de
la producción de azúcar cubano y a suministrar
petróleo,
acero y otros
recursos
estratégicos.
En 1967 se promulgó una nueva
constitución, por la que Castro se convertiría en
presidente del Consejo de Estado (jefe de estado), cargo que se
añadía a los de comandante en jefe de las fuerzas
armadas, primer ministro y secretario general del Partido
Comunista de Cuba.
C. R. Rodríguez sostiene, en un estudio
sobre las clases
sociales en Cuba, "que no existía verdadera
burguesía nacional, sobre todo en el sector más
floreciente del azúcar; y que la clase obrera,
insuficiente en cuanto a numero, tenía una psicología
pequeño-buerguesa proveniente de sus orígenes
rurales y artesanales. Cuando Fidel Castro plantea la necesidad
de responder a la violencia
mediante la violencia, en
Cuba parecían no existir las condiciones objetivas de una
revolución. Y sin embargo, Castro hizo que surgieran. Esto
prueba que la
personalidad de un hombre puede
ser un factor objetivo que
haga producir un salto cualitativo en una situación
dada".
El movimiento "26 de julio" se organizó
bajo la forma de células
cuyos "dirigentes, estudiantes o empleados y muy pocos obreros,
provenían casi todos de la
pequeña-burguesía. Una vanguardia
burguesa para una base popular".
Asistimos, al triunfo de un movimiento de
liberación nacional que une contra la tiranía a la
gran mayoría de la población, dirigida por un pequeño
grupo de
revolucionarios galvanizados por el verbo de
Fidel.
Raúl Castro; "No se trata de darles
la tierra a
los campesinos, sino de distribuirla para hacerla productiva.
Había que derribar el régimen para que comenzara la
revolución". La presencia del "Che", el comandante Ernesto
Guevara, reforzara muy pronto esa tendencia.
Y el "Che" precisa: "A las masas campesinas
organizadas les corresponderá concluir la reforma
agraria, imponiendo la ley que
prohibía el latifundio… Los campesinos, que conquistaron
el derecho a la libertad
despuíba el latifundio… Los campesinos, que conquistaron
el derecho a la libertad
después que triunfó la revolución, deben
conducir una acción colectiva para exigir
democráticamente que se derogue ese principio (que a toda
expropiación de tierra deba
precederla el pago de indemnizaciones). Pues sin eso no se
podría realizar directamente ninguna reforma
agraria total y verdadera".
Marx nos había prevenido de que siempre
resultaría peligroso delinear por adelantado los rasgos
demasiado precisos de la sociedad comunista; que valía
más aproximarse a ella de manera pragmática. Pero,
el 1º de mayo de 1966, Fidel comienza por clasificarse
modestamente como "aprendiz revolucionario…debemos evitar el
desprecio de las experiencias y la copia mecánica de fórmulas
(extranjeras)… el comunismo puede construirse en un solo
país, (esta afirmación es muy discutible: el cerco
contra ese país, al avanzar totalmente solo en una
construcción desacreditada, por su
contorno, exigiría un Estado fuerte, una policía,
un ejército, una burocracia que se
renovara sin cesar. En sentido contrario, podemos prever que una
civilización socialista evolucionada, rica y humana,
desarrolla el sentido de la fraternidad). El comunismo y el
socialismo deben construirse en forma paralela. Al avizorar los
objetivos
socialistas, no debemos ni hipotecar ni renunciar al desarrollo y
a la formación del hombre
comunista".
"El comunismo sólo podrá
establecerse en la sociedad humana cuando desaparezca el
egoísmo. Se puede alcanzar la abundancia sin el comunismo.
El comunismo será la abundancia sin egoísmo…
Cuando tengamos niveles satisfactorios de alimentación, de
educación,
de cuidados medicinales y, de alojamiento, no pensaremos en dar
un automóvil a cada uno de nosotros, sino que nuestro
deber será preocuparnos porque cada familia de los
países que queden muy por detrás de nosotros,
reciba al menos un arado". Esta lección de solidaridad
internacional se dirige de paso a las U.R.S.S., con la que no
eran muy buenas las relaciones en esa época. A la U.R.S.S.
no le gusta ver como se infla el déficit comercial de
Cuba, sobre todo se es un país que se niega a alinearse
políticamente.
Al mismo tiempo, y para
que se origine más pronto esa abundancia, Fidel pide que
se incorporen a la producción, en los diez años
siguientes, un millón de mujeres
cubanas.
Hay que "adquirir el concepto de
trabajo como algo que no es despreciable, ni tampoco un
sacrificio, sino un placer; la cosa más agradable y feliz,
que ya no sea un deber sino una necesidad moral…"
Violación de los derechos humanos
por la legislación comunista de Castro
A partir de la ascensión al poder, el
gobierno de Fidel Castro, tal como lo digieramos anteriormente,
se caracterizo por su totalitarismo y su profundo depotismo en la
inclusión de las ideas marxistas en la sociedad
cubana.
Esto dio lugar a que el mundo occidental
rechazara esta gestión
y continuamente denunciara a través de los foros
internacionales las continuas violaciones de hecho y de derecho
ejercidas por el gobierno de Castro.
A manera de ejemplo diremos que, el 10 de
diciembre de 1948, en París, la Asamblea General de las
Naciones Unidas
acordó proclamar unos principios
básicos de convivencia humana. Estos principios,
conocidos con el título de Declaración Universal de
los Derechos Humanos,
no eran más que un reconocimiento expreso de normas inmutables
que rigen el orden natural.
Este orden no fue establecido por un compromiso
entre partes, ni como resultado de un forcejeo entre
contratantes. Así, el enunciado de las Naciones Unidas
fue, simplemente, como hemos afirmado, un reconocimiento del
orden establecido por Dios mismo, Creador y Señor de todas
las cosas. Fue la reafirmación parcial de las esencias de
la naturaleza
humana que, reconocidas o ignoradas, integran un Derecho
natural anterior y superior a todos los acuerdos u
ocurrencias del hombre,
individual o colectivamente considerado.
En el respeto a ese
orden natural, consagrado o no en derechos positivos,
están los límites de la civilización y,
más propiamente, de la vida cristiana.
Es ese el dilema planteado al mundo occidental.
Más allá de las bellas palabras y de las
declaraciones formalistas, pletóricas de conceptos
abstrusos y altisonantes, las realidades inexorables golpean
brutalmente la sensibilidad del hombre de
todas las latitudes. Al Occidente corresponde la opción:
hacer buenos los conceptos que le han dado razón de ser a
través de su fiel observancia o desistir de su
función histórica, haciendo cobarde entrega de los
valores
humanos que tiene en custodia para subordinarlos a una
filosofía de carácter mecanizado, en que lo
económico determina los modos de pensar del hombre y sus
conceptos de la verdad.
Es un problema de mera consecuencia. Se trata de
que cada cual, sin eufemismos, sea lo que realmente es. por otra
parte, es demasiado tarde, y los momentos demasiado graves, para
hacer juegos de
palabras. En términos de occidentalidad, vale decir que
los principios, el
cristianismo,
no son tapa para cubrir la averidad mercancía que se
oculta tras los malarismos de conferencias internacionales y de
trasnochadas sutilezas diplomáticas.
El éxito en la tarea de instaurar un
régimen comunista depende de la eficacia y de la
habilidad de sus promotores para organizar el control de seres
humanos. Lograr ese control requiere la previa y minuciosa
destrucción de todos los valores de
la
personalidad y la cultura. Lo
que es tanto como afirmar que la destrucción de los
derechos
humanos más elementales, tal como han sido enunciados
por las Naciones Unidas
en su Declaración Universal de París, es
indispensable para el cabal establecimiento de un régimen
comunista.
Lo ya realizado en Cuba da fe de la eficacia sin
escrúpulos y de la capacidad técnica de los agentes
encargados de ejecutar esa tarea en nuestro
país.
El asalto contra los derechos humanos
de Cuba se a realizado con la frialdad y sistema marxista,
desde todas las posiciones. Hasta ahora, la América
Hispana había presenciado el espectáculo de
gobiernos que, desde una aparente respetabilidad legarl,
habían infringido de hecho alguno o algunos de los
derechos humanos.
Ahora, en el Caribe, existe un régimen que, ausente de
cuidados, los viola de hecho con actos de gobierno y de derecho,
los ignora y excluye con una legislación que desconoce los
principios
esenciales de Occidente.
Los fusilados con salvas en las madrugadas de
terror; los conducidos a las cámaras de frío o de
calor; los
torturados física o
psíquicamente por los mil medios inventados por la
barbarie diabólica; los martirizados
sicológicamente por el lavado de cerebro; los
presos con hambre, con sed y con horror en prisiones sobre
cimientos dinamitados; los niños sometidos a patrones de
adoctrinamiento masivo e inhumano; esos, no tienen ninguna
ley contra la
cual protestar. Ninguna ley escrita les
ha sido aplicada, sino el hecho primitivo y brutal de los actos
de gobierno de un régimen comunista en el
Caribe.
( Violación de los Derechos Humanos por la
legislación comunista de Castro. Antonio Alfonso Avila.
Ed. "La voz de Cuba" 6-1-62. Miami. Fla.
E.E.U.U.).
El Castrismo y la Ortodoxia
Marxista-Leninista en América
Latina
Los partidos comunistas de Latino América,
fundados con el apoyo directo de la Comitern, en los años
que siguieron a la revolución
rusa, reprodujeron y reflejaron con fidelidad el modelo de
organización leninista-stalinista. Antes de
Fidel Castro, con excepción del partido chileno, eran
minorías sectarias impedidas de tomar acciones
eficaces por su total subordinación a las instrucciones de
la Comitern. Los partidos comunistas latinoamericanos no estaban
interesados en elaborar experimentos
propios. Su estrategia estuvo
siempre basada en la doctrina dictada por la Unión
Soviética.
La excepción podría decirse que fue
en Chile, y en
menor medida en Brasil y El
Salvador.
La victoria de la Revolución
cubana cambió todo el espectro de la Izquierda en
América
Latina, planteando cuestiones teóricas y
prácticas fundamentales en relación a los métodos y
el ritmo de la lucha revolucionaria en el
continente.
En la década del 60 Fidel Castro y sus
seguidores trataron de convertir a La Habana en un centro de
revolución continental. Castro no ocultaba su profundo
desprecio por los marxistas escolásticos cuya principal
preocupación consistía en la evaluación
teórica de las condiciones objetivas para la
revolución. Por el contrario, los líderes cubanos
promovían y alentaban la formación de grupos
políticos-militares inspirados en el ejemplo castrista y
dispuestos a imitarlos en todo el continente.
LA LUCHA ARMADA CONTRA LAS OLIGARQUÍAS
DOMINANTES SE PROCLAMABA LA PRINCIPAL ESTRATEGIA, Y LA
VIOLENCIA FUE
REHABILITADA COMO UN ARMA POLÍTICA
JUSTIFICADA.
Ante esta posición existieron partidos que
persistían en su compromiso con el camino sin armas (Chile y
Uruguay),
mientras que otros grupos de la
línea de Moscú decidieron seguir las exhortaciones
cubanas en favor de la lucha armada (Colombia,
Venezuela,
Guatemala).
Un hecho importante en la relación entre
Fidel Castro y los partidos ortodoxos fue la Conferencia de
Partidos Comunistas Latinoamericanos efectuada La Habana en
Noviembre de 1964. Su principal objetivo fue
desarrollar y aumentar la coordinación y la
cooperación entre partidos de la línea
soviética y fortalecer las relaciones entre estos grupos y
Cuba.
Para dar a manera de ejemplo una de las
conclusiones a que se arribó en dicha Conferencia
podemos citar la siguiente: "Ciertamente, la lucha armada no se
puede lanzar a menos que exista un mínimo de
condiciones subjetivas. Pero esto no significa que sea necesario
esperar hasta que tales condiciones hayan madurado
plenamente. Si bien el momento de alcanzar el poder es
esencial que hayan madurado plenamente tanto los factores
objetivos como los subjetivos de la revolución, esto,
creemos nosotros, no es absolutamente necesario para comenzar
la lucha armada".
A raíz de este precepto el comunismo
castrista instó a la lucha armada en toda Latino
América. Los principales focos que aceptaron dicho
accionar fueron los grupos
políticos colombianos y el intento de Ernesto "Che"
Guevara en Bolivia. Los
primeros con el lema: "La agresión armada del enemigo se
debe enfrentar con resistencia
guerrillera y lucha armada en la campiña. Cuando las
condiciones lo permitan, esto debe llevarse a las ciudades y a
las zonas de las clases trabajadoras"
No solo en estos dos países
latinoamericanos se desarrollo el intento castrista de
introducción de su revolución marxista-leninista,
sino que, aunque con otra formas, también tuvo su auge en
países como Chile,
Uruguay, El
Salvador, Nicaragua y Honduras.
Luego de las diferentes luchas antiguerrilleras
y/o revoluciones militares de derrocamiento de gobiernos
comunistas (Chile), la
tremenda derrota sufrida por Ernesto Guevara en Bolivia y los
magros resultados obtenidos por la política castrista en
el resto de Latinoamérica, Castro debió centrar su
objetivo en el eje Cuba-Rusia, idealizando también su
relación Cuba-China nunca
llevada a cabo o concretada, punto que sera motivo más
adelante de nuestro análisis.
El caso de Castro es, pues, fascinante desde el
punto de vista de una sociología de elítes revolucionarios
contemporáneos: el líder
cubano parecería unificar en su personalidad
el oportunismo pragmático tan caracterítico de la cultura
política comunista y la versatilidad moral de los
dictadores latinoamericanos corruptos.
El marxismo-leninismo con rostro tropical, la
principal contribución de Castro a la historia
política del continente, fue el resultado de su
desconcertante encuentro entre diferentes y conflictivas
tradiciones, fundidas en el crisol de un romanticismo
revolucionario así llamado por él
mismo
Bajo mi opinión no hay
más que decir sobre este asunto. Mi opinión
personal es
que se debe tomar en cuenta al ser humano que vive en un isla la
cval perfectamente podría llamar una especie de
"cárcel", y esto gracias al comunismo. Pero lo que mas me
sorprendió y esto es aparte del comunismo es como gran
parte del pueblo cubano lo sigue muy fiel.
Sinceramente y para cerrar mi visión con
respecto al comunismo creo que es una especie de esclavitud de la
sociedad con toques de modernismo.
Bibliografía
utilizada:
1- Historia de las ideas políticas. Alberto
Rodriguez Varela. Ed. A-Z septiembre 1987
2- Enciclopedia Hispánica. Enciclopedia
Britanica Publishers, Inc. 1991-92. EE.UU.
3- Violación de los Derechos Humanos por la
legislación comunista de Castro. Antonio
Alfonso Avila. Ed. "La voz de Cuba". 6 de enero de
1962. Miami. Fla. EE.UU
4- Cuba, 1959-1991: Evaluando el Castrato. Serie
pedagógica. Ed. IICLA. Instituto de
Investigaciones Culturales Latinoamericanas. 1941:
ensayo
presentado en la conferencia del
Foreign Policy Research Institute, "Violencia
Revolucionaria en la América
Latina" (Washington, D.C., diciembre 1985.)