- Concepto.
- Características Fundamentales.
- Plusvalía y Capitalismo.
- Los Componentes del Valor.
- Tasa de Plusvalía.
- Composición Orgánica del Capital.
- La Tasa de Ganancia.
- Reproducción Simple.
- Acumulación.
- Reproducción Ampliada.
- El Capitalismo
de Competencia. - Leyes.
- Crisis y Depresiones del Capitalismo.
- Concepto.
- Origen y desarrollo.
- Justificación del Imperialismo.
- Consecuencias
Aunque las teorías
sobre el capital son
todas relativamente recientes, el capital, como
tal, ha existido en las sociedades
civilizadas desde la antigüedad. En los antiguos imperios
del Lejano Oriente y del Oriente Próximo, y en mayor
medida en el mundo greco-romano, se utilizaba el capital en
forma de herramientas y
equipos sencillos para producir tejidos,
cerámica, cristalería, objetos metálicos y
muchos otros productos que
se vendían en los mercados
internacionales. Tras la caída del Imperio romano,
la desaparición del comercio en
Occidente acarreó una menor especialización en la
división del trabajo y redujo la utilización del
capital en la
producción. Las economías medievales
se basaban fundamentalmente en una agricultura de
subsistencia, por lo que no se las puede considerar
economías capitalistas. Con las Cruzadas empezó a
resurgir el comercio. Esta
reaparición del comercio se
aceleró a escala mundial
durante el periodo de los descubrimientos y colonizaciones de
finales del siglo XV. El aumento del comercio
favoreció una mayor división del trabajo y una
mecanización de la producción, estimulando así el
crecimiento del capital. Los flujos de oro y plata provenientes
del Nuevo Mundo facilitaron el intercambio y la
acumulación de capital, estableciendo las bases para
la Revolución
Industrial, gracias a la cual los procesos
productivos se alargaron, necesitando mayores aportaciones de
capital. El papel del
capital en las economías de Europa Occidental
y América
del Norte fue tan importante que la
organización socioeconómica prevaleciente en
estas zonas desde el siglo XVIII hasta el siglo XX se conoce como
sistema
capitalista o capitalismo.
.
El CAPITALISMO.
Sistema económico en el que los individuos
privados y las empresas
de negocios llevan
a cabo la producción y el intercambio de
bienes y
servicios
mediante complejas transacciones en las que intervienen
los precios y
los mercados.
Aunque tiene sus orígenes en la antigüedad, el
desarrollo
del capitalismo es un fenómeno europeo; fue
evolucionando en distintas etapas, hasta considerarse
establecido en la segunda mitad del siglo XIX. Desde Europa, y
en concreto
desde Inglaterra, el sistema
capitalista se fue extendiendo a todo el mundo, siendo el
sistema
socioeconómico casi exclusivo en el ámbito
mundial hasta el estallido de la I Guerra
Mundial, tras la cual se estableció un nuevo
sistema
socioeconómico, el comunismo, que se convirtió en
el opuesto al capitalista.- Concepto.
- Características
Fundamentales:
A lo largo de sus historia, pero sobre todo
durante su auge en la segunda mitad del siglo XIX, el
Capitalismo tuvo una serie de características
básicas:
- Los medios de
producción – tierra y
capital- son de propiedad
privada. En este contexto el capital se refiere a los
edificios, la maquinaria y otras herramientas utilizadas para producir bienes y
servicios
destinados al consumo. - La actividad económica aparece
organizada y coordinada por la interacción entre
compradores y vendedores (o productores) que se lleva a cabo
en los mercados. - Tanto los propietarios de la tierra
y el capital como los trabajadores, son libres y buscan
maximizar su bienestar, por lo que intentan sacar el mayor
provecho posible de sus recursos y
del trabajo que utilizan para producir; los consumidores
pueden gastar como y cuando quieran sus ingresos para
obtener la mayor satisfacción posible. Este principio
que se denomina soberanía del consumidor, refleja que, en un sistema
capitalista, los productores se verán obligados,
debido a la competencia, a utilizar sus recursos
de forma que puedan satisfacer la demanda de
los consumidores; el interés personal y la
búsqueda de beneficios les lleva a seguir esta
estrategia. - Bajo el sistema capitalista el control
del sector privado por parte del público debe ser
mínimo; se considera que existe competencia, la actividad económica se
controlará a sí misma; la actividad del
gobierno
sólo es necesaria para gestionar la defensa nacional,
hacer respetar la propiedad
privada y garantizar el cumplimiento de los contratos.
Esta visión decimonónica del papel del
Estado en
el sistema capitalista ha cambiado mucho durante el siglo
XX.
- Plusvalía y
Capitalismo.
Pago al propietario de un factor de
producción (trabajo,
energía) de una cantidad inferior al valor del
producto.
Este término puede tener dos significados
básicos: el primero es el uso de bienes
materiales,
normalmente con un suministro fijo, para los fines establecidos
por los que se realiza su manipulación, y el segundo,
más negativo, es un elemento clave de la teoría marxista sobre la lucha de
clases. Esta teoría establece la teoría del valor del
trabajo, que a su vez conlleva el concepto de
plusvalía. Sostiene que el capitalista paga al
trabajador el coste de su producción, pero recibe el precio
de mercado del
producto,
paga costes externos (alquileres, etc.) y se embolsa el resto
(la plusvalía) como ganancia. Esta idea de la
plusvalía o ganancia nunca fue postulada por los
economistas liberales y, en cualquier caso, parece estar en
desacuerdo con la doctrina clásica del intercambio de
equivalentes económicos.
- Crisis y Depresiones del
Capitalismo.
La gran crisis de
fines del año 1929 y la profunda depresión subsiguiente marcarán,
con el surgimiento del mundo comunista, un hito prominente en
la historia del
desarrollo
económico-social de la Humanidad.
a) La Gran
Depresión
La Gran Depresión tuvo repercusiones
prácticas y teóncas.
En el orden práctico, las lecciones de
la crisis no
hacen sino corroborar los puntos de vista anteriormente
enumerados sobre las funestas consecuencias del Capitalismo
de grupos
antagónicos.
Una vez superadas las crisis de
reconversión—de una economía de guerra a
una economía de producción agrícola e
industrial—, las naciones, tanto europeas como, sobre
todo, americana, prosperaron inauditamente.
Estados Unidos, y aun Latinoamérica,
proseguía y acumulaba el impulso recibido al tener que
abastecer al continente europeo, sumido primero en la lucha,
arruinado después, pero con deseos y necesidad de
rehacerse.
Poco a poco y con sobresaltos Europa se
reconstruye. A partir de 1925 logra alcanzar los niveles de
producción conocidos antes de la guerra.
En Estados
Unidos la ola de optimismo era
gigantesca.
Su naciente, y pronto vigorosa, industria
del automóvil y maquinaría agrícola va
ampliándose sin cesar, gracias a las nuevas
modalidades de la producción en y de la venta a
crédito. Actuando como foco impulsor, a
la vez que promueve el auge de la producción
agrícola, sacude en sus cimientos a las industrias
básicas y a las ramas extractivas de carbón y
minerales.
La ola de optimismo es secundaria; viene
apoyada en la precedente del mas intenso trabajo y de la
difusión del poder de
compra entre las clases trabajadoras.
Con todo, el optimismo acabo degenerando,
sobre todo en Wall Street, en ardiente especulación.
Las acciones
cotizadas en la Bolsa de Nueva York totalizaban, según
los montos suscritos y los curves registrados, en los
diversos años:
1925 = 27.000 millones de
d61ares.
1929 = 89.000 millones de
dolares.
Donde aparece con claridad la ficticia
hinchazón de los
valores.
Como ejemplo ilustrativo se propondrá
el famoso caso "Ward", quien, deseando alzarse con la
fabricación y comercio
del pan en las mayores ciudades, halagaba a los propietarios
de las panaderías, ofreciéndoles
altísimos precios
pare la compra de sus negocios.
Una vez adquiridos estos, emitía acciones
representativas del capital social así sobrestimado;
las ofrecía en la Bolsa, y con el producto
de la venta
volvía a comprar y asociar al negocio nuevas
panaderías a precios
exagerados. Resultado: que a la vez que, ciertamente, iba
monopolizando el negocio, y por lo mismo, cobrando fuerza
económica, acentuaba la desproporción entre el
valor
nominal de las acciones,
el capital social y los verdaderos activos
que la empresa
poseía. En tales circunstancias los dividendos
repartidos no podían ser sino ficticios. La ruina
futura era inevitable.
Como se ve, aunque las gentes se
creían, y aun eran mas ricas y ello estimulaba las
compras y
la producción, la prosperidad no estaba bien
cimentada.
Un segundo factor decisivo pare el futuro
desencadenamiento de la crisis hay
que reponerlo en el sector de crédito
internacional.
Los aliados habían impuesto a
los vencidos fuertes pagos en concepto de
reparación por los gas tos y
destrucción de la guerra.
Alemania supo jugar bien la partida. Era
imprescindible que se le ayudara a reconstruirse, si se
pretendía obligarla a pagar tan cuantiosas sumas.
Saneada desde 1924 por el mago alemán de las finanzas,
H. Schacht, la situación monetaria, los capitales
extranjeros, franceses, ingleses y americanos, comienzan a
fluir sobre Alemania y
Austria. Los elevados tipos de interés pagados por los Bancos
germanos eran un especioso atractivo. Aunque recibidos a
corto plazo, esos fondos son prestados por los Bancos a la
industria
a largo plazo. Cuando sobrevenga la crisis,
estarán ampliamente inmovilizados y será
imposible el repatriarlos.
Así las cosas, los primeros
síntomas de malestar provinieron del sector
agrícola norteamericano.
Al recuperarse totalmente Europa y
seguir América acumulando los impulsos
recibidos, se va a crear una peligrosa situación de
excedentes de producción agrícola, que no
encontrara fácilmente salida en los mercados y
presionara a la baja sobre los precios.
Por ejemplo, en el sector azucarero, con
anterioridad a la guerra,
Europa y
América producían por partes
iguales un total de 181 millones de quintales de
azúcar —de remolacha y carne—. Durante la
guerra, la
producción europea se reducía a 26 millones,
mientras que la americana aumentaba a 132 millones. Pero pare
el año 1928 la producción recuperada de Europa
alcanzaba a 83 millones de quintales, mientras que la
americana seguía creciendo hasta superar los 185
millones, más que la europea y americana conjuntamente
antes de la guerra.
El caso del azúcar es tan solo un
indicio de lo ocurrido con otros productos
agrícolas, particularmente al trigo, maíz,
etc.
A1 gravitar pesadamente los excedentes,
sobrevino el hundimiento de los precios,
el retraso en los pagos de la maquinaria comprada a crédito por parte de los agricultores,
las primeras dificultades de la industria
americana y de sus Bancos.
A1 querer estos sostenerse con la
repatriación de fondos desde Europa, pusieron en
aprieto a los Bancos
alemanes. Fueron precisamente las demandas de retiro de
fondos las que, provocando la quiebra de
la poderosa institución del "Creditanstalt", de Viena,
desencadenaron la ola mundial de pánico. Los Bancos
americanos, queriendo anticiparse unos a otros en la
repatriación de capitales, agudizaron la crisis y
obligaron a Alemania a
decretar la moratoria bancaria.
El edificio de la prosperidad se venia
abajo.
La especulación jugo entonces a la baja
y las cotizaciones en Wall Street se hundieron en el abismo.
Las acciones
totalizaron en:
1932 = 15.663 millones de $, contra los 89.000
de 1929.
La caída arruinó a los que antes
se creían ricos, empezó a frenar las compras y
acabó arrastrando tras sí a todos los precios:
los industriales al por mayor bajaron en un 32 por 100; los
agrícolas lo habían hecho en un 54 por
100.
E1 frenazo consiguientemente experimentado por
la producción industrial trajo como consecuencia
inevitable la reducción de sueldos y
salarios en un 40 por 100, aun pare el personal
ocupado.
Pero, sobre todo, el paro obrero forzoso
alcanzo niveles anormales y extraordinarios. En los
años peores se contaron en EE. UU. hasta catorce
millones de obreros parados. De 1931 a 1940 hubo siempre, por
lo menos, siete millones de obreros sin
trabajo.
Como Norteamérica había empezado
a ser ya la potencia
económica dominante, la crisis se propagó a
todo el mundo. La producción global alemana se redujo
en un 40 por 100; sus exportaciones lo hicieron en un 50 por 100. En
Inglaterra
los obreros parados pasaron de los cuatro
millones.
Nada tiene de extraño que, en estas
circunstancias, germinara en la mente de Lord Maynard
Keynes la
Teoría General del Empleo,
del Interés y de la Moneda. Libro
publicado en 1936, que iba a reorientar la Teoría
Económica.
Esos graves hechos explican igualmente los
anhelos por una seguridad
social total, que culminaron en el informe de
Sir W. Beveridge y en el programa
implantado después de la segunda
guerra mundial por el partido laborista
ingles.
Pleno Empleo,
Seguridad
Social, Nacionalización de las Empresas,
Participación obrera en la Gestión, Intervención
económica del Estado,
fueron tópicos socorridos en la inmediata
postguerra.
b) El Comunismo.
Paralelamente con esta evolución del mundo occidental
había seguido su curso azaroso y sobresaltado la
revolución
rusa.
Será verdad que la implantación
del comunismo
en los diversos países ha desmentido las previsiones
marxistas de una revolución proletaria en un mundo
capitalista de intensa concentración industrial;
será cierto que los conductores soviéticos,
dando muestras de realismo
político, a veces feroz, han abandonado, o atemperado
a las circunstancias y conveniencias la ortodoxia marxista;
podremos quizás esperar o anhelar que los mismos
éxitos logrados induzcan en los dirigentes un mayor
sentido de responsabilidad y moderación ante la
necesaria salvaguarda de la obra realizada: es
verosímil que la paulatina mejora de las condiciones
materiales
de vida del pueblo ruso despierte en vasto s sectores de sus
cuadros intermedios una mayor ansia de libertad;
habrá quien vislumbre en el horizonte del futuro el
probable definitivo fracaso de un sistema absorbente,
centralizador, despótico; todos deberían
recriminar la perversión de una ideología
filosófico-religiosa falsa y antihumana, etc. Pero,
mientras tanto, quedará como hecho histórico
alucinante, de trascendental significación para el
curso de la humanidad la aparición del Comunismo
en Rusia, su atormentada consolidación en el
país soviético y la forzada y oportunista
propagación en más de la mitad del
mundo.
Cuatro estadios se pueden señalar en la
evolución del comunismo:
- E1 periodo revolucionario y de comunismo
radical de la llamada guerra civil. Momentos de conquista
audaz del poder y
primer asentamiento. - El periodo transitorio de la Nueva Política
Económica; en un cierto sentido de marcha
atrás, por acomodación a las imperiosas
exigencias de fomento de la producción y
atención al descontento campesino . - E1 lapso mas duradero y decisivo de la
construcción del Socialismo,
con la elaboración, puesta en marcha y realizaciones
de los planes quinquenales, que pretendieron colectivizar la
agricultura y lograron sentar las bases de la
industria
pesada soviética. - Los tiempos ulteriores y recientes de
creciente expansión externa hacia China y
democracias populares europeas. A una con el afianzamiento
interno ruso, por prudente atemperamiento a la cambiante
evolución, se ha operado en el bloque
comunista una evidente escisión.
A través de esos cuatro estadios un
resultado queda patente. Y es, el del abierto desafío
lanzado por el Comunismo contra el Sistema
Capitalista.
Aunque sin dar del todo crédito a los datos
estadísticos, ni aceptar siquiera la estricta
comparabilidad de las cifras, nos parece que es un triunfo
innegable de los dirigentes comunistas el que en la esfera de
la producción se vayan acercando a los volúmenes
y tasas de crecimiento occidentales.
Pero, sin duda, han sido más efectivos
sus logros en la esfera de la distribución, en la nivelación de
las fortunas, desmantelamiento de arcaicas estructuras
sociales y proporción de igualdad de
oportunidades para todos.
No tiene por que arredrarnos el reconocimiento
de que unos cuantos años de vandalismo comunista, aunque
haya sido, o sea, devastador su paso, puede dejar despejado el
terreno para la apertura de nuevos caminos.
c) La Situación actual de los dos bloques
contrapuestos.
Quizás sea una de las mas faustas
consecuencias de la aparición y afianzamiento del
Comunismo, la reacción provocada en el sistema
capitalista contrapuesto.
El mundo occidental esta despertando. Asistimos
a un rejuvenecimiento y a una transformación del sistema
capitalista. Es notorio el vigor, siempre renovado en la
eficacia
productiva, del capitalismo americano. Resulta todavía
mas esperanzador el proceso
creativo del capitalismo europeo, mas abierto a las necesarias
reformas sociales.
Comunismo y Capitalismo se hallan hoy día
frente a frente.
Personalmente opinamos que el Capitalismo, o
continua y acelera el proceso de
interna renovación, superando viejas concepciones, o
sucumbe ante el ímpetu del adversario.
Así mismo el Comunismo, que en sus etapas
iniciales puede ofrecer evidentes éxitos, por la
implantación de un férreo Capitalismo de Estado,
forzosamente ha de degenerar, y a la larga no será lo
suficientemente eficaz como para asegurar permanentemente una
adecuada y justa distribución de la
riqueza.
Frente a ambos sistemas,
capitalista y comunista, se alzan, como tierras de conquista y
promisión, las vastas extensiones del sudeste
asiático, de los continentes africano y
latinoamericano.
En este tercer campo de lucha intermedio debe
dirimirse la gran contienda, si no queremos asistir a la
conformación de un capitalismo de naciones ricas y un
proletariado de naciones pobres.
Las profundas desigualdades sociales, asentadas
en vetustas estructuras
y que dan como resultado la miserable condición de vida
de las clases populares, hacen de esos continentes campo
abonado para el Comunismo.
Pero también, al contrario, en ese
ámbito del mundo subdesarrollado podría encontrar
el sistema capitalista un terreno de misión y
de obra redentora. Redentora de esos pueblos y de sus propios
vicios. Salvando a esos mundos, el Capitalismo se salvara a
sí mismo y desbaratara la permanente amenaza del
Comunismo.
EL IMPERIALISMO.
Práctica de dominación empleada por
las naciones o pueblos poderosos para ampliar y mantener su
control o
influencia sobre naciones o pueblos más
débiles; aunque algunos especialistas suelen utilizar
este término de forma más específica
para referirse únicamente a la expansión
económica de los estados capitalistas, otros eruditos
lo reservan para caracterizar la expansión de
Europa que tuvo lugar
después de 1870. Aunque las voces imperialismo y colonialismo tienen un significado
similar y pueden aplicarse indistintamente en algunas
ocasiones, conviene establecer ciertas diferencias entre
ellas. El colonialismo, por lo general, implica un control
político oficial que supone la anexión
territorial y la pérdida de la soberanía del país colonizado.
El imperialismo, sin embargo, tiene un sentido
más amplio que remite al control o
influencia ejercido sobre otra región, sea o no de
forma oficial y directa, e independientemente de que afecte
al terreno económico o político.- Concepto.
- Origen y Desarrollo.
El origen del imperialismo
se remonta a la antigüedad y ha adoptado distintos
modelos a lo
largo de la historia, siendo algunos
de ellos más frecuentes que otros dentro de un periodo
histórico concreto. En
el mundo antiguo la práctica del imperialismo
daba como resultado una serie de grandes imperios que
surgían cuando un pueblo, que generalmente representaba
a una determinada civilización y religión, intentaba
dominar a todos los demás creando un sistema de control
unificado. El imperio de Alejandro
Magno y el Imperio
romano son destacados ejemplos de esta
modalidad.
Por el contrario, el imperialismo europeo de comienzos
de la era moderna (1400-1750) se caracterizaba por ser una
expansión colonial en territorios de ultramar. No se
trataba de un país que intentaba unificar el mundo sino
de muchas naciones que competían por establecer su
control sobre el sur y sureste de Asia y el
continente americano. Los sistemas
imperialistas se estructuraron de acuerdo con la doctrina
del mercantilismo:
cada metrópoli procuraba controlar el comercio de sus
colonias para monopolizar los beneficios obtenidos.
A mediados del siglo XIX apareció otra
variante, el imperialismo del librecambio. Esta modalidad
perduró en este periodo pese a que el mercantilismo y la creación de imperios
oficiales estaba disminuyendo de forma significativa. El
poder y la
influencia de Europa, y sobre todo de Gran Bretaña, se
habían extendido de manera oficiosa, esto es, haciendo
uso de vías diplomáticas y medios
económicos, en lugar de seguir canales oficiales como la
creación de colonias. Sin embargo, el imperialismo
basado en el librecambio desapareció pronto: hacia
finales del siglo XIX las potencias europeas habían
vuelto a practicar el imperialismo consistente en la
anexión territorial, expandiéndose en
África, Asia y el
Pacífico.
Desde que terminó la II Guerra Mundial y la mayoría de
los imperios reconocidos se disolvieron, ha prevalecido lo que
podríamos calificar como el moderno imperialismo
económico, donde el dominio no se
manifiesta de manera oficial. Por ejemplo, Estados Unidos
ejerce un considerable control sobre determinadas naciones
del Tercer Mundo
debido a su poder
económico y su influencia en algunas organizaciones
financieras internacionales, tales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Del mismo modo, las potencias
europeas han seguido interviniendo de forma significativa en la
vida política y económica de sus
antiguas colonias, por lo que han sido acusadas de practicar el
neocolonialismo, que consiste en ejercer la soberanía de una nación sin que
exista un gobierno
colonial oficial.
3 Justificaciones del
imperialismo
Las razones por las cuales los estados han
aspirado a crear imperios a lo largo de la historia son de diversa
índole, y podrían clasificarse, en
términos generales, dentro de tres grupos:
económicas, políticas e ideológicas. Asimismo,
pueden distinguirse diversas teorías en razón del elemento al
que se dé más relevancia.
Los móviles
económicos
Los intereses económicos son los más
habituales cuando se trata de explicar este fenómeno.
Los defensores de esta concepción sostienen que las
naciones se ven impelidas a dominar a otras para expandir su
economía, adquirir materias primas y mano
de obra, o para dar salida a los excedentes del
capital y producción.
La teoría más notable que vincula el imperialismo
con el capitalismo es
la de Karl
Marx. Lenin, por ejemplo, consideraba que la
expansión europea del siglo XIX era la consecuencia
inevitable de la necesidad de las economías capitalistas
europeas de exportar su excedente de capital. Del mismo modo,
los marxistas contemporáneos explican la
expansión de Estados Unidos
en el Tercer Mundo basándose en imperativos
económicos.
Los móviles
políticos
Otros autores hacen hincapié en los
condicionantes políticos y alegan que la razón
principal por la que los estados tienden a expandirse es el
deseo de poder,
prestigio, seguridad y
ventajas diplomáticas con respecto a otros estados.
Según esta corriente, el objetivo del
imperialismo francés del siglo XIX era recuperar el
prestigio internacional de Francia
después de la humillación que supuso la derrota
en la Guerra
Franco-prusiana. En este mismo sentido, la
expansión de la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS) en la Europa del Este a
partir de 1945 puede explicarse como una medida de seguridad:
la necesidad de protegerse ante otra posible invasión
desde la frontera occidental.
Los móviles
ideológicos
La tercera explicación se centra en los
móviles ideológicos o morales. De acuerdo con
esta perspectiva, algunos países se ven impulsados a
extender su influencia para difundir sus valores
políticos, culturales o religiosos. Uno de los factores
que propiciaron la constitución del Imperio Británico fue la idea de
que era responsabilidad del ‘hombre
blanco’ civilizar a los pueblos ‘atrasados’.
La expansión alemana que tuvo lugar durante el gobierno
de Adolf Hitler se
basaba en gran medida en la creencia en la superioridad
inherente a la cultura
alemana. El deseo de Estados Unidos
de "proteger al mundo libre" y el interés
de la antigua Unión Soviética por "liberar" a los
pueblos de la Europa del Este y del Tercer Mundo son
también un ejemplo de este tipo de
imperialismo.
El imperialismo como respuesta a
condicionantes externos
Por último, otras teorías explican el imperialismo
basándose en las circunstancias políticas de las naciones más
débiles, en lugar de enfatizar los móviles de las
naciones poderosas. La interpretación que ofrecen
señala que es posible que las potencias más
fuertes no tengan intención de expandirse, pero que se
ven obligadas a hacerlo debido a la inestabilidad de otras
naciones; los compromisos con los imperios del pasado son la
causa de nuevas acciones
imperialistas. La conquista de la India emprendida por Gran Bretaña
y la colonización rusa de Asia central en
el siglo XIX son ejemplos clásicos de este tipo de
imperialismo.
4. Las Consecuencias del
Imperialismo
Los efectos del imperialismo suelen girar en torno a los
aspectos económicos, dado que esta perspectiva es la que
prevalece en los debates sobre sus posibles móviles. La
polémica surge entre aquéllos que creen que el
imperialismo implica explotación y es la causa del
subdesarrollo y el estancamiento
económico de las naciones pobres, y los que alegan que,
pese a las ventajas que proporcionó esta
situación a las naciones ricas, también las
naciones pobres se beneficiaron, al menos a largo plazo. Es
difícil decantarse por una u otra concepción por
dos motivos: de un lado, no se ha llegado a un consenso sobre
el sentido del término explotación; y de otro, no
es fácil separar las causas internas de la pobreza de
una nación de las que son de índole
internacional. Lo que resulta evidente es que el efecto del
imperialismo ha sido desigual: unas naciones han obtenido
mayores ventajas económicas que otras de su contacto con
potencias más ricas. India, Brasil y otros países en
vías de desarrollo
incluso han comenzado a competir económicamente con sus
antiguas metrópolis. Por ello, sería aconsejable
examinar la repercusión económica del
imperialismo atendiendo a cada caso en particular.
Las consecuencias políticas y psicológicas del
imperialismo son igualmente difíciles de determinar.
Este fenómeno ha demostrado ser destructivo y creativo a
la vez: ha destruido instituciones tradicionales y formas de pensar,
y las ha sustituido por las costumbres y mentalidad del mundo
occidental, ya se considere esto un beneficio o un
perjuicio.
Autor:
Carolina Garcia
UNIVERSIDAD NACIONAL
EXPERIMENTAL
"SIMÓN
RODRÍGUEZ"
PROYECTO LAPSI CARACAS
CÁTEDRA: ECONOMIA
GENERAL