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Los Aztecas II




Enviado por mdml



    Como todo pueblo primitivo, en su afán por
    encontrar una solución a los problemas que
    para ellos representaban las fuerzas de la naturaleza y que
    no comprendían, aunque si sentían sus efectos
    benéficos o dañinos, las adoraron y formaron una
    religión
    llena de temores y de esperanzas en torno a
    ellas.

    La existencia del pueblo azteca giraba en torno a su
    religión,
    en la cual su DIOS principal y todopoderoso era
    TONATIUH (el Sol) al que
    atribuyeron las bondades y los defectos de los humanos, pero con
    un gran poder
    sobrenatural. Según la religión azteca
    TONATUIH necesitaba que lo alimentaran con la sustancia
    mágica: la vida del hombre, (la
    sangre y el
    corazón
    humanos) para tener la vitalidad y las fuerzas necesarias con las
    cuales poder
    enfrentarse y triunfar en su lucha contra la Luna, las estrellas
    y la noche y emerger nuevamente por el horizonte al día
    siguiente. El sacrificio humano que los antiguos mexicanos
    hacían de sus semejantes no era por satisfacer crueldades
    innatas ni instintos bárbaros, sino por una de esas cosas
    inexplicables del pensamiento
    humano de que están plagadas las páginas de la
    historia de las
    religiones en
    todos los instantes y en todas las latitudes del
    globo.

    Los aztecas
    construyeron también muchos monumentos dedicados a venerar
    y a honrar al SOL, entre los cuales el más
    importante fue la PIEDRA DEL SOL, conocida también
    con los nombres de CALENDARIO AZTECA o JICARA DE AGUILAS
    (Cuauhxicalli).

    El Calendario Azteca es una de las obras de arte
    precortesianas más hermosas de esta cultura y es
    un monolito de los más admirados universalmente.
    Está esculpido en una roca de basalto de olivino conocida
    también como peridoto. El basalto de olivino presenta la
    característica de ser granujiento o
    cristalino, de estar formado de silicato de magnesio y de
    hierro, y de
    tener una dureza un poco menor que la del cuarzo. Este tipo de
    formaciones geológicas generalmente se encuentran entre
    rocas de origen
    volcánico. Se

    supone que esta escultura la empezaron a labrar en el
    año de 1449, durante el reinado de
    Axayácatl, y que la terminaron treinta años
    después, en 1479, dato que puede leerse en caracteres
    nahoas en la parte superior y central de dicho monolito,
    correspondiendo al año MATLACTLI HUAN YEI ACATL
    (13-caña), que fue la décimo tercera caña de
    la medición del tiempo azteca. Se
    cree también que durante la época precortesiana
    este monolito estuvo colocado sobre una plataforma frente a un
    edificio que se llamaba Cuauhcuauhtenchan (morada de las
    águilas).

    El 17 de diciembre de 1790 se encontró el
    monolito, cuya cara esculpida estaba vuelta hacia abajo, en la
    Plaza de Armas, hoy
    Zócalo de la Ciudad de México.
    Posteriormente lo trasladaron al pie de la torre occidental de la
    Catedral Metropolitana y en 1885 lo colocaron en una de las salas
    del Museo Nacional de Historia, situado entonces
    en la calle de Moneda. En Agosto de 1964

    nuevamente fue trasladado para ponerlo definitivamente
    en el sitio de honor en la sala Mexica del Museo Nacional de
    Antropología en el Bosque de Chapultepec,
    en la misma Ciudad de México,
    donde se encuentra hasta ahora.

    El Calendario Azteca tiene un diámetro de 3.54
    metros y un peso de más de 24 toneladas. Es una de las
    mejores expresiones del arte azteca y
    demuestra el grado de adelanto cultural y científico que
    este pueblo alcanzó en la astronomía, en la matemática, en la

    medición del tiempo y en el
    arte
    lapidario, conocimientos que los aztecas heredaron
    de las civilizaciones que los antecedieron y que después
    desarrollaron hasta este punto por ellos mismos.

    Las figuras grabadas en este imponente monolito
    representan los datos
    correspondientes a la formación del Sol, al orden del
    Sistema
    Planetario, a la creación de la Tierra en
    sus distintas eras hasta la aparición de una pareja divina
    que llamaron OZOMOC y CIPATONATH, figuras que
    están representadas en la parte central del Calendario
    alrededor de la figura de TONATIUH (el
    Sol).

    El Calendario Azteca en su relieve
    presenta ocho círculos concéntricos esmeradamente
    labrados, siete de los cuales están en su cara frontal y
    el octavo y último se encuentra labrado en el canto de la
    escultura.

    CIRCULO CENTTRAL

    El círculo central representa la cara de
    TONATIUH, el Sol, dios que
    en la mitología tenochca, nahoa, azteca o mexica era el
    amo y señor de los cielos y el hacedor de todos los
    fenómenos de la naturaleza.

    Bajo su mando giraban todos los demás dioses
    aztecas, pues en
    torno a él
    ocurrían todos los fenómenos diarios y
    periódicos. TONATIUH es el protector de todo lo
    creado, es el señor de los guerreros que perecieron en
    combate y de las madres muertas al nacer su primer
    hijo.

    Una de tantas tradiciones sobre TONATIUH cuenta
    que el Sol ha tenido
    cuatro edades anteriores a la presente, en las que la humanidad
    ha perecido por completo salvándose solamente una pareja
    de hombre y
    mujer. La
    época actual está alumbrada por el QUINTO
    SOL
    según esta leyenda.

    En la cara de TONATIUH se pueden apreciar los
    siguientes signos:

    • La corona
    • El pendiente nasal que tiene la forma de una
      mariposa
    • Los aretes
    • El collar

    Todos estos adornos son extraordinariamente lujosos y
    característicos de la deidad.

    Debido a la apariencia del Sol, los cabellos de
    TONATIUH son de color dorado. En
    su rostro se notan las arrugas que son característica de una persona de edad
    avanzada y que, según la cultura
    azteca, demostraban la madurez y la sabiduría de los
    actos y de las decisiones, así como la firmeza del
    carácter.

    Por último se encuentra la lengua en
    forma de cuchillo de obsidiana, expuesta hacia a fuera, y que
    indica la necesidad de ser alimentada con la sustancia
    mágica, que era la sangre y el
    corazón
    humanos.

    Esta lengua
    simboliza el rayo de luz y la
    sabiduría perfectas.

    TONATIUH, en esta forma, es el representante del
    nacimiento del tiempo, el
    creador de la cronología, el señor de la Tierra y
    del Cielo, el hacedor del Sistema
    Planetario y el generador del Universo.

    SEGUNDO CIRCULO.

    En este segundo círculo, aparte de los
    símbolos de las eras Cosmogónicas (épocas o
    edades por las cuales atravesó la raza azteca) y que
    más adelante se explican, se aprecian los siguientes
    signos:

    • En la parte superior derecha está la figura de
      CE TECPATL (1-cuchillo de obsidiana) que es el
      símbolo del Norte y a su vez es el geroglífico
      con el que se identifica al dios TEXCALTIPOCA (Espejo
      Humeante).
    • Del lado izquierdo, y también en la parte
      superior, está la figura de XIUHUITZOLLI (pluma
      de codorniz azul), que es el símbolo del Oriente y la
      representación del dios QUETZALCOATL (Serpiente
      Emplumada o el Gemelo Divino) cubierto con las armas que se
      colocaban sobre los cadáveres de los nobles y de los
      bravos guerreros en sus funerales.
    • En la parte inferior derecha está el
      símbolo CHICOME OZOMATLI (7-mono) que representa
      al poniente.
    • Hacia la izquierda, también en la parte
      inferior, se encuentra el símbolo CE QUIAHUTLI
      (1-lluvia) que representa al punto cardinal del
      Sur.

    Si se trazan dos líneas rectas, la primera que
    una a las figuras CE TECPATL y CE QUIAHUTLI y la otra que
    una a los símbolos XIUHUITZOLLI y CHICOME OZOMATLI,
    se forman dos ángulos opuestos por el
    vértice.

    La abertura de estos dos ángulos, según
    algunos autores, señala el curso anual del Sol en su
    marcha hacia uno y otro lado de la línea

    de los equinoccios. Estos ángulos miden
    aproximadamente veintitres grados y medio.

    En la parte central superior de este círculo
    está un símbolo de "V" invertida que representa la
    llama divina del Sol y de la creación.

    En la parte inferior se aprecia un pectoral ricamente
    adornado con piedras preciosas de
    chalchihuites.

    Distribuidos dentro de este segundo círculo hay
    cinco puntos que corresponden a los cinco días
    complementarios o de descanso absoluto y considerados aciagos
    entre los nahoas y que se aumentaban al final de cada
    año que constaba de dieciocho meses de veinte días
    cada uno.

    ERAS COSMOGONICAS.

    En la cultura y en
    la religión
    aztecas
    había cuatro épocas o edades

    desde el principio de su existencia como raza, es decir,
    desde su

    remoto establecimiento en el continente
    americano.

    Según sus leyendas y sus
    tradiciones, en cada una de esas cuatro

    edades había perecido casi totalmente la
    humanidad salvándose

    solamente una pareja para perpetuar la raza.

    Estas cuatro edades están también
    representadas en este segundo

    círculo del Calendario Azteca:

    PRIMER SOL O PRIMERA ERA COSMOGONICA.

    A la derecha del símbolo del Norte aparece un
    rectángulo con la

    figura que representa a la primera edad de la Tierra y
    que es el

    signo de OCELO TONATIUH, o sea, el Sol Jaguar o
    el Sol Tigre. Esta figura es la cabeza de un jaguar adornada con
    "el Espejo Humeante", emblema de TEZCALTIPOCA. Esta edad
    fue la primera y la más remota de las cuatro eras
    cosmogónicas durante la cual vivieron unos gigantes que
    habían sido creados por los dioses. Estos seres de enorme
    tamaño no cultivaban la tierra,
    moraban en cuevas y su alimentación constaba
    de raíces y frutos silvestres. Finalmente los primeros
    hombres fueron atacados y devorados por los jaguares.

    Los fundamentos para esta primera época
    cosmogónica de los aztecas se remonta a la Era
    Cuaternaria, pues estos encontraron fósiles de animales
    prehistóricos enterrados en profundas grietas. Los
    indígenas al descubrir estos fósiles los
    confundieron con los restos de hombres de gran tamaño a
    los que dieron el nombre de QUINAMETZIN o HEYTLACCAME. El
    final de esta era ocurrió el día NAHUI
    OCELOTL
    (4-jaguar).

    SEGUNDO SOL O SEGUNDA ERA COSMOGONICA.

    Hacia la izquierda del símbolo del Oriente hay
    otro rectángulo que

    representa la segunda edad cosmogónica que es el
    Sol de Viento

    llamado EHECATONATIUH, época que
    llegó a su final con fuertes

    vientos que destruyeron a la humanidad. Los dioses
    convirtieron a

    los hombres en simios y monos para que pudieran trepar a
    los árboles y no fueran arrastrados por los huracanados
    vientos.

    Con esto explican los mexicas la similitud entre los
    monos y los seres humanos.

    Esta época fue presidida por QUETZALCOATL,
    que entre sus atributos está el de ser dios del aire y de los
    vientos. El símbolo de esta era es una cabeza de la que
    sobresale notablemente un pico de pato por el cual este dios
    sopla los vientos y barre los campos antes da la
    siembra.

    La idea de los fuertes vientos se originó entre
    los aztecas por los

    grandes bosques destruidos por las tempestades que
    encontraron y por la abundancia de simios que había en
    esos lugares.

    La humanidad en esta era sucumbió el día
    NAHUI EHECATL (4-viento).

    TERCER SOL O TERCERA ERA COSMOGONICA.

    Hay un tercer rectángulo en la parte inferior del
    lado izquierdo

    que es el símbolo del tercer Sol
    cosmogónico al que le dieron el

    nombre de QUIAUHTEONATIUH o TLETONATIUH, que fue
    el Sol de Lluvia de Fuego. La figura representa la cabeza del
    dios TLALOC, deidad de la lluvia, que presidió esta
    época y que los antiguos aztecas relacionaron con el Sur
    donde para ellos estaba la región del fuego. En esta
    tercera época que finalizó el día NAHUI
    QUIAHUITL
    (4-lluvia) la lluvia de lava y de fuego lo
    destruyó todo. Los dioses transformaron entonces a los
    hombres en aves para
    salvarlos de esa manera del sacrificio. Los aztecas justificaron
    esta creencia al ver los muchos signos de actividad
    volcánica que hay en nuestro territorio y también
    al descubrir restos de chozas y de esqueletos humanos bajo las
    formaciones de lava y ceniza de origen
    volcánico.

    CUARTO SOL O CUARTA ERA COSMOGONICA.

    El cuarto símbolo de los soles
    cosmogónicos que está esculpido en

    el Calendario Azteca evoca a ATONATIUH o Sol de
    Agua y
    representa a la diosa CHALCHIHUTLICUE (la de la falda
    enjoyada), esposa de TLALOC y patrona de los mares, de los
    ríos, de los lagos y de esta cuarta época. La
    humanidad por cuarta vez es destruida, ahora en el día
    NAHUI ATL (4-agua), a causa
    de tempestades terroríficas y de lluvias torrenciales que
    inundaron toda la tierra
    firme cubriendo hasta la cima de las montañas más
    altas. Los dioses transformaron entonces a los hombres en
    peces para
    salvarlos del diluvio.

    Los descubrimientos que los aztecas hicieron en el
    altiplano

    mexicano de diferentes especies de fauna marina
    fosilizada dió

    origen a esta leyenda.

    Tanto del lado derecho como del lado izquierdo, en la
    parte media

    de este sgundo círculo, aparece una garra
    enjoyada con chalchihuites

    aprisionando a un corazón
    humano; la del lado derecho representa a

    CIPATONATIUH y la del lado izquierdo a
    OXOMOCO, deidades masculina y femenina respectivamente,
    creadoras de un calendario que entregaron sus siervos humanos.
    Ambas figuras son las garras con las que el Sol está
    suspendido en el espacio. Los aztecas consideraban al Sol como un
    águila que cuando por la mañana aparecía en
    el firmamento le daban el nombre de CUAUHTLEHUANITL (el
    águila que asciende) y, por la tarde, cuando se ocultaba,
    lo llamaban CUAUHTEMOC (el águila que

    desciende).

    QUINO SOL, NUESTRA ERA

    Para los aztecas el mundo había ya pasado por
    cuatro edades o soles

    en los que el hombre
    había sido destruido. Entonces los dioses

    decidieron crear una nueva Epoca que es la del QUINTO
    SOL
    y en la cual vivimos ahora.

    Dice la leyenda nahoa que al ocurrir la última
    catástrofe ocasionada

    por la abundante lluvia que inundó la Tierra, el
    CUARTO SOL se

    perdió. Los dioses, consternados, se reunieron en
    Teotihuacan con el

    fin de crear un nuevo Sol que diera vida a la Tierra. Para
    lograr el

    nacimiento del QUINTO SOL había necesidad
    de que se sacrificara un dios, para lo cual se ofrecieron dos de
    ellos; uno era rico y

    poderoso y el otro era pobre y enfermo. Ambos le
    hicieron ofrendas

    al padre de los dioses: el rico dió bolas de
    copal y liquidambar y

    espinas hechas de coral; el pobre sólo
    ofreció bolas de heno y

    espinas de maguey tintas en su propia sangre. Ayunaron
    cuatro días y al quinto todos los dioses formaron dos
    hileras al borde del

    precipicio donde estaba el brasero sagrado con un gran
    fuego. El

    dios rico fue el primero que pasó entre las dos
    hileras formadas por

    los demás dioses e intentó lanzarse al
    fuego por tres veces pero,

    temeroso, se arrepintió todas de hacerlo.
    Entonces tocó su turno al

    dios pobre y este en el primer intento, cerrando los
    ojos, se lanzó

    al fuego. Cayó en el centro del brasero y se
    levantó una flama

    enorme en la que se consumió. El dios rico,
    apenado, se arrojó

    detrás a la pequeña hoguera que quedaba,
    donde se consumió en

    seguida.

    El dios pobre se convirtió en el QUINTO
    SOL
    y el rico en la Luna,

    pero ambos brillaban en el firmamento con igual
    intensidad.

    Indignados, los demás dioses, tomaron un conejo y
    se lo arrojaron en la cara a la Luna para quitarle brillo. Desde
    entonces una sombra

    parecida a la silueta de un conejo se ve en el disco de
    nuestro

    satélite.

    Como el sol no se movía, preguntáronle a
    éste los demás dioses que

    deberían hacer para que cruzara por el
    firmamento, y la respuesta

    fue terrible: debían sacrificarse todos los
    dioses arrojándose

    también a la hoguera. Cuando al fin se
    sacrificaron los demás dioses

    se convirtieron en las estrellas que pueblan el
    firmamento, y el Sol

    emprendió su camino seguido por la
    Luna.

    Este QUINTO SOL está bajo el dominio de
    TONATIUH y se encuentra representado en la Piedra del Sol
    por el círculo central que es la cara de TONATIUH,
    por el símbolo CE TECPATL, por la figura

    XIUHUITZOLLI, por las fechas CHICOME OZOMATLI
    y CE
    QUIAHUTLI, por la llama divina, por el pectoral
    enjoyado, por los cinco puntos querepresentan los días
    complementarios, por los cuatro cuadrantes que simbolizan las
    edades cosmogónicas y por las garras enjoyadas. Todo lo
    anterior, es decir, el círculo central y el segundo
    círculo juntos, forman la figura NAHUI OLLIN (4-
    movimiento),
    fecha en que terminará el QUINTO SOL que
    está presidido por el dios XOLOTL (dios movimiento).

    La destrucción de la Tierra al
    final del QUINTO SOL será por

    explosiones y terremotos que
    tendrán origen al final de una unidad

    cíclica azteca de 52 años, como cuentan
    las leyendas que
    sucedió en

    los otros cuatro soles anteriores; por esto, en la noche
    del último

    día del ciclo azteca se apagaban todos los
    fuegos, hasta el de la

    más humilde choza. Los sacerdotes se
    reunían en un templo situado en la cumbre del Cerro de
    la Estrella
    , en Ixtapalapa, D.F., y todo el

    pueblo, diseminado por las faldas de la
    elevación, esperaban

    sobrecogidos de temor hasta media noche temiendo que
    sobreviniera la destrucción general al no aparecer el Sol
    al otro día; pero la

    aparición de una estrella determinada en el
    centro del firmamento

    significaba que los dioses se habían apiadado de
    los hombres una vez más, que el Sol saldría a la
    mañana siguiente y que la Tierra

    tendría otro ciclo de 52 años de vida sin
    ser destruida.

    Los sacerdotes, después de un ritual especial en
    el que había

    sacrificios humanos, encendían nuevamente el
    fuego que el pueblo

    lleno de alegría llevaría más tarde
    a los templos y de ahí a sus

    hogares, dando así principio la gran festividad
    del FUEGO NUEVO.

    TERCER CIRCULO.

    En este círculo que es el tercero contando del
    centro a la

    periferia, se distinguen veinte espacios,
    correspondiendo cada uno

    de ellos a uno de los veinte días del
    período que se puede

    considerar como el mes azteca.

    El año civil en este pueblo contaba con
    trescientos sesenta y cinco

    días, que se formaban de dieciocho meses de
    veinte días cada uno

    (360) y de la suma de los cinco días que se
    agregaban al terminar el

    décimo octavo mes. Estos últimos cinco
    días, además de considerarse como complementarios,
    eran de descanso absoluto y se les consideraba como aciagos, pues
    los aztecas creían que durante ellos podían acaecer
    las mayores calamidades, hasta la destrucción de la
    Tierra, que
    según una leyenda sucedería al final de un ciclo de
    cincuenta y dos años.

    Los cinco días finales del año eran
    nombrados NEMOTEMI, no teniendo un signo especial ni un
    dios tutelar cada uno de ellos, sino que, en la piedra del Sol,
    solamente están representados por medio de cinco puntos
    distribuidos en el segundo círculo.

    En el transcurso del ciclo azteca de cincuenta y dos
    años, los sacerdotes iban haciendo correcciones
    indispensables a su calendario para que no se retrasara trece
    días su ciclo debido a la diferencia de un día que
    existe entre el año común (365 días) y el
    año bisiesto (366 días).

    Cada día del mes lo presidía un dios o una
    diosa que tenía

    influencia por su naturaleza propia
    en las actividades de los

    humanos, lo que originaba que antes de emprender una
    actividad se

    consultara con el calendario para ver si el día
    era propicio para

    ello.

    Como el significado de los signos calendáricos y
    la interpretación

    de ellos era sólo del conocimiento
    de la clase sacerdotal, al nacer

    un niño se mandaba traer a uno de los sacerdotes
    para que, según el

    signo del día en el que había nacido el
    ser y el dios patrono de esa

    fecha, dijera cual sería el destino de ese
    recién nacido. En caso de

    que el signo y el dios patrono le fueran a ser adversos,
    se efectuaban ritos y conjuros indispensables para deshacer ese
    mal sino.

    La cuenta de los días comenzaba en el casillero
    superior de la

    izquierda de la punta de la flama divina, que
    está en el círculo

    anterior, y continuaba en el sentido inverso al movimiento
    normal de

    las manecillas de un reloj, hasta terminar del lado
    derecho de la

    punta de la mencionada flama divina.

    Los antiguos mexicanos, en la cuenta de su ciclo,
    utilizaron sólo

    los signos ACATL (caña), TECPATL
    (cuchillo de obsidiana), CALLI (casa) y TOCHTLI (conejo)
    que los contaban de trece en trece, pero intercalados: 1
    ACATL, 2 TECPATL, 3 CALLI, 4 TOCHTLI, 5
    ACATL, 6
    TECPATL
    , etc., hasta volver a 1 ACATL después
    de cincuenta y dos años transcurridos.

    Símbolo, Nombre del Día, Dios
    Tutelar.

    Día 1

    CIPACTLI

    Cocodrilo TONACATECUHTLI

    Señor de Nuestra Subsistencia.

    Dios creador.

    Día 2

    EHECATL

    Viento QUETZALCOATL

    Serpiente Emplumada.

    Dios del Cielo. Dios del Saber.

    Día 3

    CALLI

    Casa TEPEYOLLOTL

    Corazón de las Montañas.

    Uno de los Dioses de la Tierra.

    Día 4

    CUETZPALLIN

    Lagartija HUEHUECOYOTL

    Coyote Viejo. Chismoso.

    Día 5

    COATL

    Serpiente CHALCHIUHTLICUE

    Señora del Manto Enjoyado.

    Diosa del Agua.

    Día 6

    MIQUIZTLI

    Cabeza de Muerto TECCIZTECATL

    Dios del Caracol Marino.

    Dios de la Luna.

    Día 7

    MAZATL

    Venado TLALOC

    Dios de la Lluvia.

    El que Hace Gemir las Cosas.

    Día 8

    TOCHTLI

    Conejo MAYAUEL

    Diosa del Pulque.

    La de la Planta del Maguey.

    Día 9

    ATL

    Agua XIUHTECUHTLI

    Señor del Año. Dios del Fuego.

    Día 10

    ITZCUINTLI

    Perro MICTLANTECUHTLI

    Señor de la Región de los
    Muertos.

    Dios de los Muertos.

    Día 11

    OZOMATLI

    Mono XOCHIPILLI

    Príncipe Flor.

    Dios de la Primavera y de las Flores.

    Día 12

    MALINALLI

    Hierba PATECATL

    Dios de la Medicina.

    El de la Tierra de las Medicinas.

    Día 13

    ACATL

    CañaI TZLACOLIUHQUI

    Dios del Frío.

    TEZCATLIPOCA

    Espejo Humeante.

    Cuchillo de Obsidiana Grabado.

    Día 14

    OCELOTL

    Ocelote o Tigre TLAZOLTEOTL

    Diosa de la Inmundicia.

    Madre de la Tierra.

    Día 15

    CUAUHTLI

    Aguila XIPE

    Nuestro Señor el Desollado.

    Dios de las Siembras.

    Día 16

    COZCAQUAUTLI

    Zopilote ITZPAPALOTL

    Mariposa de Obsidiana.

    Diosa Estelar.

    Día 17

    OLLIN

    Movimiento XOLOTL

    Dios Monstruo. El Doble.

    Gemelo de Quetzalcoatl.

    Día 18

    TECPATL

    Cuchillo de Pedernal CHALCHIUHTOTOLIN

    Gran Dios Ave Enjoyada.

    TEZCATLIPOCA

    Espejo Humeante.

    Cuchillo de Obsidiana Grabado.

    Día 19

    QUIAUITL

    Lluvia CHANTICO

    Diosa del Fuego Doméstico.

    Día 20

    XOCHITL

    Flor XOCHIQUETZAL

    Diosa de las Flores. Flor de Plumas.

    CUARTO CIRCULO.

    En este círculo están representados los
    doscientos sesenta días de

    que consta el TONALAMATL, o calendario
    incompleto, que usaban los sacerdotes en sus actos de
    adivinación, para asignar nombres a los nuevos seres que
    nacían y, principalmente, para regir las

    actividades agrícolas de la comunidad.

    Los doscientos sesenta días se obtienen
    multiplicando los cincuenta

    y dos casilleros de que consta este cuarto
    círculo, por cinco,

    número que está representado dentro de
    cada casillero por cinco

    circulitos colocados sobre una plancha de
    jade.

    Unicamente visibles treinta y ocho casilleros, porque
    cubiertos por

    las figuras de "V", que ascienden hacia los
    círculos quinto y sexto,

    se encuentran catorce más: cinco cubiertos por la
    "V" inferior, y

    nueve que cubren las otras tres "V", tres por cada una
    de ellas.

    El TONALAMATL, que fue regido por las deidades
    agrícolas, difiere en la fecha de iniciación con el
    año civil azteca, pues tenía que adaptarse a las
    labores propias del campo, basándose principalmente en las
    del cultivo del maíz, ya que esta planta, hasta la fecha,
    ha sido la base de la alimentación de los
    pueblos de América
    Latina.

    En la meseta de ANAHUAC, el TONALAMATL
    daba principio el día dos de marzo del calendario
    actual.

    Testimonios dados por Colón, por Cabeza
    de Vaca
    , por Córdova y,

    principalmente, por Hernán Cortés,
    han venido a demostrar que los

    pobladores de la América
    precolombina no sólo tuvieron conocimientos que hoy
    podríamos llamar técnicos para el cultivo del
    maíz, sino que también le dieron a esa planta un
    profundo sentido religioso manifestándolo en las
    esculturas de algunas de sus deidades como la de la diosa
    CHICOMECOATL (Siete Culebras), en sus ceremoniales y en
    sus leyendas y
    tradiciones.

    Durante las fiestas que se celebraban tanto en la
    siembra como

    durante la cosecha del maíz, las mujeres danzaban
    con los cabellos

    al viento simulando el penacho de los
    maizales.

    Los aztecas dieron un muy variado uso como alimento al
    maíz,

    destacándose las tortillas (tlaxcalli),
    que son una especie de pan,

    el atole (atolli), que es una bebida muy
    nutritiva y los tamales

    (tamalli), que son otra especie de
    pan.

    El maíz, como mazorca o como planta, fue usado
    como emblema en los escudos de los guerreros y de los nobles y
    fue símbolo de

    fertilidad, de inmortalidad, de abundancia y de
    riqueza.

    Hace poco un grupo de
    investigadores ha encontrado que la planta del maíz era
    una especie silvestre, raquítica y pobre para
    la

    alimentación, y que los aborígenes
    llamaron TEOSINTE (grano sagrado o grano de dios) que con
    el tiempo y
    mediante el cultivo la

    mejoraron hasta lograr la clase de maíz que
    conocieron los

    conquistadores.

    QUINTO Y SEXTO CIRCULOS.

    Estos dos círculos representan la tierra y el
    cielo. La tierra es

    el quinto círculo y el cielo es el sexto
    círculo.

    Uniendo los dos círculos se encuentran unas
    figuras en forma de "V"

    que representan a los rayos creadores y vivificantes del
    Sol, y a la

    vez, marcan o limitan los ocho espacios que
    correspondieron a cada

    una de las ocho partes en que los aztecas dividieron el
    día. Esta

    figuras no sólo indicaban las divisiones del
    día, sino que también

    hacían referencia a los puntos
    cardinales.

    Las figuras que presentan unas volutas en sus extremos
    indican los

    cuatro puntos cardinales principales; la de arriba el
    Norte; la de

    abajo el Sur; la de la derecha el Oriente (Este); y la
    de la izquierda el Occidente (Oeste).

    La otras cuatro figuras que no presentan volutas en sus
    extremos

    corresponden a los cuatro puntos cardinales
    intermedios.

    Alternando con los rayos solares hay otras ocho figuras
    de forma

    rectangular que señalaron las ocho partes en que
    los aztecas

    dividieron la noche. Esta figuras, además,
    simbolizaron la luz,
    la

    fuerza y la belleza del Sol.

    Estos rectángulos están formados por
    placas de jade adornadas en el

    centro por cinco chalchihuites de color
    rojo.

    Las placas de jade están sujetas por medio de
    correas de color
    rojo

    y adornadas en su parte superior por tres puntas de
    pluma sobre las

    que descansa una voluta en forma de perla.

    En toda la corcunferecia de este quinto círculo
    hay repetido un

    grabado que es el emblema que aparece en la frente de
    TONATIUH, que está en el centro de la Piedra del
    Sol. Estas figuras no son solamente un adorno en el monolito, ya
    que están en un lugar impropio para serlo.

    Por el número total de estos elementos que deben
    aparecer en la

    circunferencia, y que es de ciento cuarto, se deduce que
    cada uno de

    ellos representa un año y que el total significa
    el HUEHUETILIZTLI, es decir, el ciclo de ciento cuatro
    años que fue una de las bases para la medición del
    tiempo entre
    los aztecas.

    Ahora bien, de los emblemas son visibles solamente
    setenta y los

    otros treinta y cuatro están cubiertos por las
    figuras superpuestas a ellos: veinticuatro emblemas los cubren
    las figuras en forma de "V", tres por cada una de ellas; de la
    parte inferior del séptimo círculo se desprenden,
    hacia el sexto y quinto círculos, los penachos de dos
    caras; cada penacho cubre cinco emblemas que son en total los
    diez que faltan para formar el conjunto de ciento
    cuatro.

    Descansando sobre las figuras anteriores se encuentran
    grupos
    de

    líneas paralelas, adornado cada uno de ellos con
    un chalchihuite,

    que representan la sangre que
    alimenta y da vida a la tierra.

    En el sexto círculo hay grabadas unas figuras que
    afectan la forma

    de una espuela. Se cree que estos elementos son gotas de
    sangre
    que

    se desprenden del cielo; pero multitud de
    representaciones de gotas

    de sangre que existen en los códices no tienen
    tal forma, es decir,

    no tiene la prolongación en la parte superior,
    sino que su corte

    clásico es, como corresponde a una gota de sangre
    cuajada, la de una

    figura circular cóncava hacia abajo.

    Las figuras que se acaban de describir son formas
    estilizadas del

    joyel de QUETZALCOATL y, por tanto, vienen a ser
    signos netamente venusinos.

    En el sexto círculo, y desprendiéndose de
    la parte interior del

    séptimo círculo, se ven unas figuras que
    simbolizan una llamas de

    fuego intenso.

    Cada figura tiene un grupo de
    cuatro barras que contienen un sentido

    cronológico. En el séptimo círculo,
    que es el exterior y el último del

    Calendario Azteca, están grabadas dos Serpientes
    de Fuego llamadas

    XIUCOATLS, cubriendo cada una de ellas una
    semicircunferencia y

    tocándose en la parte superior del monolito con
    sus colas y, en la

    parte inferior, con sus lenguas.

    SEPTIMO Y OCTAVO CIRCULOS.

    En la parte inferior de este séptimo
    círculo, del lado derecho y de

    entre la fauces de la sepiente, surge la cara de
    TONATIUH, el Sol.

    Su identificación es sencilla, pues en la frente
    ostenta el símbolo

    que presenta la cara central de la Piedra del Sol y que
    sólo es

    caracteristica de esta divinidad.

    Otro detalle que permite la plena identificación
    de TONATIUH en esta cara es la orejera que está
    formada de un disco del que pende una pieza semejante a la que
    tiene la cara central.

    La cara que asoma de entre las fauces de la
    XIUCOATL del lado

    izquierdo es la de QUETZALCOATL en una de sus
    múltiples

    representaciones, que en este caso es la del planeta
    Venus cuando

    desempeña el papel de
    lucero de la mañana y al que los aztecas

    denominaban TLAHUIZCALPANTECUHTLI.

    La orejera de este personaje se reduce a un simple
    disco. En la parte inferior del rostro se pueden apreciar unas
    líneas entrecruzadas que simbolizan una malla en forma de
    máscara y que es una característica del dios QUETZALCOATL
    en la representación de la

    oscuridad y de la noche.

    El emblema de la luz en la
    mitología Nahoa fue la lengua humana,
    y

    aquí, en la Piedra del Sol, en la parte inferior
    de este séptimo

    círculo y formando un total con los rostros que
    aparecen entre las

    fauces de las XIUCOATLS, sale, de cada uno de
    ellos, una lengua en
    forma de cuchillo de obsidiana, tocándose ambas para
    confundirse y simbolizar que el Sol y Venus se aproximan en la
    bóveda celeste, por la tarde, cada vez que el cielo se
    cierra para dar paso a la noche, o por la mañana, cuando
    el cielo se abre para dar comienzo a un nuevo día. Este
    conjunto simboliza la lucha diaria TONATIUH, el Sol, en
    contra del Dios de la Noche, para aparecer en el horizonte a la
    mañana siguiente y continuar proporcionando alimento a la
    vida en la Tierra.

    En la representación del ser mitológico
    XIUCOATL aparecen siempre los mismos signos generales: el
    cuerpo compuesto por varias secciones; un tocado peculiar en la
    frente que es una voluta o

    trompa invertida adornada con siete círculos
    característicos que representan a la
    constelación de la Pléyades.

    El cuerpo de cada una de las dos XIUCOATLS
    está formado por trece segmentos, simbolizando cada uno de
    ellos a un año al que los

    aztecas llamaron XIUHUITL.

    Los trece segmentos de cada una de las dos Serpientes de
    Fuego

    formaron una nueva unidad cíclica, a la que
    denominaron TLALPILLI.

    Cerca del final de la cola de cada una de las serpientes
    aparece un

    XIUHUITL con un atado formado por cuatro tiras de
    amatl, que era una especie de papel que
    usaron los aztecas y que lo obtenían del agave.

    Esta atadura significó que el TLALPILLI
    debía multiplicarse por

    cuatro, pues cuatro son las cintas de esta atadura, lo
    que da como

    resultado un ciclo de cincuenta y dos años al que
    nombraron

    XIUHUMOLPILLI.

    La suma de los dos XIUHMOLPILLIS formaba un nuevo
    ciclo, el

    HUEHUETALIZTLI, que estuvo constituido por ciento
    cuatro años.

    El MEZTALI (mes de veinte días), el
    XIUHUITL (año de trescientos sesenta y cinco
    días), el TLALPILLI (período de trece
    años), el XIUHUMOLPILLI (período de
    cincuenta y dos años) y el HUEHUETALIZTLI
    (período de ciento cuatro años) fueron las unidades
    cíclicas para la medición del tiempo entre los
    aztecas, sujetas todas ellas a los ritos religiosos.

    Los aztecas usaron dos calendarios: el de doscientos
    sesenta días y

    el de trescientos sesenta y cinco. El primero fue el que
    conoció el

    pueblo en general y que se utilizaba principalmente para
    las

    actividades agrícolas y en el que tomaban parte
    activa bajo la

    dirección de sus sacerdotes. El segundo
    calendario fue únicamente

    del dominio de la
    clase sacerdotal y de determinados miembros de la

    nobleza por lo complicado y difícil que era su
    conocimiento
    y

    aplicación, ya que para comprenderlo y poder hacer
    las correcciones

    necesarias para formar los años que en el
    calendario por el que nos

    regimos ahora se llaman bisiestos y que constan de
    trescientos

    sesenta y seis días, se necesitaban una amplia y
    más sólida

    preparación.

    En la parte superior central de la Piedra del Sol, entre
    las dos

    colas de las serpientes, se ve una figura en forma de
    cuadrilátero,

    que es la placa de la consagración y
    dedicación de este monolito. En

    esta placa está grabada la fecha MATLACTLI
    OMEY ACATL
    (trece caña) que es en la que se
    terminó esta gran obra lapidaria y que corresponde al
    año de 1479 de nuestra era.

    Por último, en el borde de la Piedra del Sol
    están grabados unos

    símbolos que representan las estrellas en el
    cielo nocturno, unas

    dagas de obsidiana que simbolizan los rayos de la
    luz solar en
    el

    cielo diurno y unos signos del planeta Venus.

     

     

    Autor:

    Ivan Emmanuel Rangel Montemayor

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