Hebreo arcaico
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Hebreo arcaico
Este artículo pretende contestar lo más
eficaz y sencillamente posible la siguiente pregunta, basada en
los estudios profundos del Génesis: ¿Qué
ventajas hay, realmente, en leer el Génesis en el idioma
original en el que fue escrito?
Es evidente que una buena traducción del
Génesis requiere tener muy presente el idioma original en
que fue escrito, es decir, el lenguaje hebreo usado por
Moisés, el escritor de este libro sagrado. Pero conviene
tener un punto de vista equilibrado en cuanto a ello, evitando
extremos dogmáticos e irrazonables que carecen de apoyo
bíblico. Por ejemplo, al parecer ha habido individuos que
han afirmado que es imposible alcanzar un entendimiento acertado
de las Santas Escrituras cuando éstas se estudian y leen
en una lengua diferente del hebreo empleado por Moisés; es
posible que este punto de vista, estricto y subjetivo, haya
facilitado la consolidación del misticismo cabalista, un
camino de error que lleva a la superstición y a la
desorientación espiritual. La revista LA ATALAYA del
1-4-2000, páginas 29-31, editada por la Sociedad
Watchtower Bible And Tract, comenta lo siguiente:
«La idea de que el texto de la Biblia tiene un
código secreto no es nueva. Es un concepto fundamental de
la Cábala, término que designa la tradición
mística del judaísmo. Según los maestros de
la Cábala, el sentido elemental del texto bíblico
no corresponde a su verdadero significado. Ellos creen que Dios
utilizó las letras del texto hebreo de la Biblia como
símbolos que, una vez comprendidos debidamente, revelan
una verdad mayor. En su opinión, Dios colocó cada
letra hebrea en el lugar que ocupa con un propósito
específico.
Jeffrey Satinover, investigador del código
bíblico, explica que estos místicos judíos
creen que las letras hebreas utilizadas en el libro de
Génesis para poner por escrito el relato de la
creación poseen un increíble poder místico.
En su obra dice: "En resumen, Génesis no es tan
sólo una descripción, es el instrumento del propio
acto de la creación, un plano en la mente de Dios hecho
manifiesto de forma física".
Bachya ben Asher, rabino cabalista del siglo XIII nacido
en Zaragoza (España), escribió tocante a cierta
información secreta que le fue revelada cuando leyó
1 de cada 42 letras de un pasaje de Génesis. Este
método de saltarse letras en una secuencia particular para
tratar de descubrir mensajes secretos es la base del concepto
moderno del código bíblico».
Lenguas sagradas.
A lo largo de la historia de la humanidad, las clases
religiosas o sacerdotales de diferentes culturas han propagado
(implícita o explícitamente) la idea de que existen
lenguas sagradas con un rango superior a las demás lenguas
debido al hecho de que han sido utilizadas por la divinidad para
transmitir mensajes sobrenaturales. Entre dichas lenguas, tenidas
por sagradas, figuran el hebreo arcaico (o primitivo), arameo,
griego koiné (o común, de la antigüedad),
latín eclesiástico, árabe clásico o
islámico, sánscrito, parsi, tibetano, maya, egipcio
antiguo, chino clásico, etc.
Si de entre todas esas lenguas
tuviéramos que escoger la más elevada o meritoria,
probablemente saldría elegido el Hebreo
Arcaico. ¿Por qué? Primero, porque fue la lengua
que el Creador implantó en el primer hombre, según
se desprende del relato creativo del Génesis (ver G018:
Día y noche; páginas 1-4; El hebreo arcaico; El
origen de la escritura). Por lo tanto, ¿qué otra
lengua sobre la Tierra podría ser considerada más
perfecta que el hebreo original? Segundo, porque el hebreo
arcaico fue el idioma al que se vertieron las primeras
revelaciones divinas dadas a la humanidad, como la historia de
los días creativos del Génesis (ver G017: Luz
difusa, página 3). En consecuencia, ¿por qué
abandonar el hebreo primitivo a la hora de comunicar a los
hombres las demás revelaciones sobrenaturales que
vendrían después? ¿Por qué optar por
una lengua posterior, resultado de la confusión del habla
en Babel o derivada de los lenguajes posbabelianos y
evidentemente modificada arbitrariamente por el
hombre?
Al parecer, el "hebreo arcaico" correspondería al
antecesor del "hebreo bíblico" y sería muy similar
a él, cuya existencia se extendería desde su
creación, es decir, desde la creación del primer
hombre, hasta el fin de la denominada "época patriarcal",
siendo Jacob posiblemente el último patriarca. Por otra
parte, el "hebreo bíblico" pertenecería al periodo
inmediatamente posterior, desde Moisés, el escritor del
Génesis, hasta el fin de la "época de los reyes" de
Israel y Judá. Finalmente, el "hebreo antiguo"
aparecería tras el fin de la dinastía real
judía, o desde la deportación a Babilonia, hasta la
destrucción de Jerusalén por los romanos en el
año 70 de nuestra era.
En realidad, no parece que el Creador del ser humano
haya considerado importante preservar el idioma hebreo arcaico,
ni cualquier otra variante posterior del mismo, para que la
humanidad lo tenga por sagrado. Según el relato
bíblico: "Jehová Dios estaba formando del suelo
toda bestia salvaje del campo y toda criatura voladora de los
cielos, y empezó a traerlas al hombre para ver lo que
llamaría a cada una; y lo que el hombre la llamaba, a cada
alma viviente, ése era su nombre. De modo que el hombre
iba dando nombres a todos los animales domésticos y a las
criaturas voladoras de los cielos y a toda bestia salvaje del
campo" (Génesis 2: 19 y 20).
Parece razonable pensar que el Creador dio
al primer humano un lenguaje básico, a partir del cual
el mismo hombre debería ampliarlo y
modificarlo de acuerdo con las necesidades que fueran surgiendo.
Por lo tanto, más que un lenguaje sagrado, el hebreo
arcaico nació como un medio de comunicación entre
la criatura humana y su Hacedor. Cualquier otra
pretensión, por parte de algún exaltado defensor de
la supuesta "eminencia sagrada" del idioma hebreo,
pudiera llevar a una distorsión del verdadero
propósito de la Sagrada Escritura y propiciar más
bien un enfoque místico o supersticioso del contenido de
la misma.
Bien es verdad que el conocimiento del hebreo
bíblico tiene una indiscutible utilidad, y es fundamental,
a la hora de llevar a cabo una escrupulosa traducción del
Génesis a las lenguas modernas. Pero esto es sólo
una porción de la tarea que lleva a progresar en la
captación de la verdad revelada por el Supremo Hacedor. La
lectura del Génesis en su lengua original, en el hebreo
bíblico, no garantiza al lector su permanencia en la
verdad revelada (ver NOTA, abajo). Por otra parte, la
traducción del Génesis a lenguas posteriores y muy
diferentes del hebreo, como el griego koiné, el
latín, el español, el inglés, o cualquiera
de los muchos idiomas que se hablan hoy día, no ha
obstaculizado el progreso en el entendimiento y
comprensión del Génesis, independientemente de su
lengua hebrea de origen (ver la misma NOTA, abajo).
NOTA:
El Génesis describe la caída en el error
de Adán y Eva, quienes habían recibido en el idioma
original de la humanidad claras instrucciones divinas en cuanto a
no comer del árbol denominado "del conocimiento de lo
bueno y lo malo"; pero una astuta criatura espiritual, usando una
serpiente como señuelo, indujo a la mujer a pecar contra
su Creador por medio de tergiversar los claros mandatos del
Todopoderoso; tras esto, Adán se sumó a la mujer en
rebelión. De nada sirvió, pues, que Adán y
Eva dispusieran de normas divinas dadas en el idioma que Dios
mismo les había otorgado, puesto que la mentira y el
pecado surgieron al amparo de ese lenguaje original
(Génesis 3: 1-7). Por lo tanto, no es el lenguaje en
sí lo que previene del error en general sino más
bien la disposición del corazón del hablante, sin
importar el idioma que se utilice (Génesis 6:
5-7).
Actualmente, el Génesis está
traducido al español, el inglés y otros idiomas. En
español, por ejemplo, se puede obtener un conocimiento
bastante exacto del contenido de este libro sagrado sin necesidad
de saber hebreo. Existe suficiente documentación como para
llegar a comprender plenamente no sólo lo que debieron
entender los patriarcas cuando leían el Génesis
sino más allá, es decir, más que ellos. Esto
se debe al hecho de que el Génesis, al igual que todo otro
libro sagrado, contiene muchas afirmaciones y revelaciones que
superan en conocimiento a lo que el profeta ancestral y sus
contemporáneos eran capaces de entender. Sólo el
tiempo, junto con el avance de las ciencias y de la cultura
bíblica, así como posteriores revelaciones que
esclarecieron pasajes de las primeras revelaciones, ha permitido
profundizar en el conocimiento del Génesis, llegando
muchísimo más lejos en esclarecimiento que los
patriarcas de la antigüedad, a pesar de que éstos
atesoraron con gran fervor las palabras del Génesis y
poseían el idioma original en el que fue dado.
La ciencia ha aportado grandes conocimientos
astronómicos que muestran la formidable extensión
del universo detectable y la estructura a grandes rasgos del
mismo, así como el lugar que ocupa nuestro planeta en toda
esa inmensidad. De este modo, más que nunca antes, los
creyentes actuales disponen de un esquema cósmico que
eleva la noción de grandeza del Creador a unos niveles
insospechados. Para el patriarca de la antigüedad, el
universo observable era poco más de lo que se ve a simple
vista (unas pocas miles de estrellas, unas lumbreras sobre la
expansión de los cielos y una tierra aparentemente plana
sin límites precisables); también, el concepto de
altísimas energías que se despliegan en los
fenómenos cosmológicos eran ignorados por
éste; en consecuencia, dado que nuestro conocimiento y
entendimiento de las cosas está integrado en un mapa
conceptual donde las ideas interaccionan unas con otras y
establecen entre sí vínculos comparativos, la
noción que el ser humano antiguo tuviera de la
magnificencia divina tenía que ser necesariamente
más pobre que la que hoy día tiene un creyente
instruido en estas maravillas del universo (Salmo 19: 1).
Así, pues, no es el hebreo bíblico, en este caso,
el idioma que permite avistar con mayor exactitud la grandeza del
Creador, sino los conocimientos aportados por la ciencia actual
en cualquier idioma contemporáneo.
La Sociedad Watchtower Bible And Tract, por
ejemplo, dispone de un archivo de artículos e
informaciones que proporcionan un conocimiento y un
entendimiento sin precedentes del Génesis y de la
demás Sagrada Escritura, fundamentalmente en el idioma
inglés. También, los presentes estudios profundos
del Génesis, del que forma parte el artículo que
estamos considerando, en el idioma español
contemporáneo, los cuales se basan en mucha
información publicada por esa Sociedad Bíblica
fidedigna, contribuyen a la propagación del conocimiento y
el entendimiento del primer libro sagrado a un nivel mucho
más elevado de lo que podría haber atisbado
cualquier profeta hebreo de la antigüedad.
Autor:
Jesús Castro