Conducta consumista: acerca de la obsolescencia programada y su impacto en el medioambiente
- Introducción
- Historia de la obsolescencia
programada - Problemática actual de la obsolescencia
programada en productos
electrónicos - ¿Qué se hace actualmente para
contrarrestar la obsolescencia programada? - Conclusión
- Bibliografía
1.
Introducción
La conducta consumista de las sociedades
nos ha traído problemas de desechos, basura, y residuos
desde hace ya bastante tiempo, desde los tiempos del desarrollo
de la industria. Hoy estamos en pleno auge hablando en cantidad
de desechos que hay por habitante en el planeta.
La humanidad crece en número de
individuos y paralelamente crece también el desarrollo
tecnológico, el cual podemos utilizar para encontrar
soluciones innovadoras frente a estos problemas ambientales de
gran magnitud.
En la década del 30 se empezó
a aplicar la obsolescencia programada en productos
eléctricos y electrónicos. El concepto de
obsolescencia programada consiste en planear desde el
diseño la "fecha de caducidad" de un producto para que
deje de funcionar en un determinado tiempo de uso. Hoy
está aplicada en, desde zapatillas, ropa,
automóviles, hasta la mayoría de productos
electrónicos, como por ejemplo, calculadoras,
computadoras, celulares, televisores, ventiladores, etc. Los
productos electrónicos en particular son un gran problema
medioambiental, porque están hechos de materiales
peligrosos y nocivos para el ser humano y para el ambiente. Si no
se tratan correctamente puede desestabilizar todo un ecosistema.
Estos aparatos contienen metales pesados y químicos
peligrosos, pero cuando los tenemos en nuestras casas no son
peligrosos porque están en un estado "latente", al exponer
estos aparatos a los elementos se liberan todos los
tóxicos.
En este trabajo se tratará de
responder las principales preguntas que surgen sobre este tema,
por ejemplo:
¿En qué afecta que haya o no
obsolescencia programada? ¿Qué consecuencias
medioambientales tiene?
¿Habrá una solución
realista y viable frente a este problema? ¿Podemos
prescindir de la obsolescencia programada sin detener el avance
tecnológico y económico de la humanidad?
¿Qué puede hacer uno, como individuo, para
contribuir a la solución? y también se
buscará confirmar la hipótesis principal sobre el
por qué se puede erradicar la obsolescencia programada sin
que sea necesariamente destruida la economía
mundial.
2. Historia de la
obsolescencia programada
En el año 1880 el estadounidense
Thomas Alva Edison fue el primero en patentar la bombilla
incandescente de filamento de carbono, esta bombilla era viable
comercialmente, o sea, podía permanecer funcionando fuera
del laboratorio. En el año 1881 Edison puso a la venta su
primera lámpara que tenía una duración
de 1500 horas.
En el año 1924 se fundó la
compañía Phoebus S.A. la cual tenía los
principales fabricantes de lamparitas y anunciaba con orgullo una
vida útil de sus lámparas de 2500 hs, esta empresa
además intercambiaba patentes y controlaba la
producción en ese entonces. En ese mismo año, en la
ciudad de Ginebra se reunieron para controlar el mercado mundial,
y el siguiente año en 1925 se creó el
"comité de las 1000 horas de vida", el objetivo de esto
era generar más ingreso de dinero, más ganancias
(si las lamparitas se rompían la gente
tendría que volver a comprarlas en un determinado tiempo).
Luego de dos años la vida útil de las lamparitas
pasó de 2500 horas a menos de 1500 horas.
En ese momento había varias
lamparitas patentadas, incluso una que tenía una
duración de 100.000 horas, pero nunca salió a la
venta porque no cumplía con el tratado de las 1000
horas.
En el Estado de California, ciudad de
Livermore (EEUU), hasta el día de hoy, hay una lamparita
que lleva encendida desde 1901 (980.000 horas), ubicada en una
estación de bomberos, la descubrieron en 1977. Se
fabricó en 1895 en Ohio, su creador fue Adolphe Chaillet y
la inventó pa ra que sea lo más duradera posible ,
pero lamentablemente el secreto de la composición del
filamento murió con él.
Aplicada no solo al mercado de las
lamparitas, la obsolescencia programada fue ganando terreno en
todo tipo de productos, como por ejemplo medias para mujeres,
antes eran de nylon, un material muy resistente, al darse cuenta
que una vez que compraban una no volvían a necesitar otra
porque no se rompían, decidieron hacerlas de un nuevo
material más susceptible a perforaciones y roturas. De
este modo la gente se vería obligada a comprar otra vez el
producto.
En 1932 un inversor inmobiliario llamado
Bernard London planteó la obsolescencia programada como
obligatoria para poder sacar al país de la crisis
económica que había en ese entonces, los
consumidores le darían el producto a una agencia del
gobierno una vez que éste estuviera legalmente muerto,
esto nunca se puso en práctica.
3.
Problemática actual de la obsolescencia programada en
productos electrónicos
La obsolescencia planeada causa un gran desperdicio de
materiales preciosos y de difícil extracción, como
el oro, coltán, cobre, que luego son tirados a la basura
después de poco tiempo de uso. La ONU calcula que en el
mundo se producen por año 50.000.000 toneladas de residuos
electrónicos, en el caso de Argentina el 40%
de los RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y
Electrónicos) se entierra o se descarta en basurales y
rellenos, solo el 10% ingresa a esquemas informales o formales de
gestión de residuos, Colombia posee cifras similares. Cada
año, cientos de miles de viejos ordenadores y
teléfonos móviles son tirados en vertederos o
incinerados. Miles más son exportados, a menudo
ilegalmente, de Europa, EEUU, Japón y otros
países industrializados, a Asia y África.
Allí, los trabajadores que desmantelan estos residuos,
algunos de ellos niños y niñas, son expuestos a un
cóctel de sustancias químicas tóxicas y
venenosas que reducen considerablemente su calidad de vida,
causando, entre otros, cáncer, intoxicación por
plomo, y el más alto índice de aborto.
3.1. Sobre el impac to amb ie nta l de
los residuos ele ctrónicos
La mayor consecuencia de los RAEE son las
sustancias de las que están hechos, causan enfermedades
muy serias, matan cuanta vida haya en el agua que rodea los
vertederos, al igual con las plantas, no pueden sobrevivir a este
tipo de ambiente contaminado y las personas que más se ven
afectadas son las que trabajan manipulando estos residuos en
vertederos o procesos de reciclado.
La mayoría de los productos
electrónicos comparten componentes y materiales en
común, como por ejemplo, metales pesados como el plomo,
berilio, mercurio, cadmio, retardantes de llama bromados, PVC que
al calentarse emite dioxinas y furanos.
Estos compuestos pueden causar trastornos
en la capacidad de aprender y memorizar, pueden interferir en las
funciones de la tiroides, actuar como disruptores hormonales,
causar trastornos en el desarrollo intelectual en niños,
trastornos en el sistema nervioso, sanguíneo y
reproductor, daño en el cerebro y sistema nervioso
central, cáncer, entre otros.
China es el mayor receptor de RAEE del
mundo y la cuidad de Guiyu, en la provincia de Guangdong, lidera
a las ciudades con mayor caudal de recepción. Recibe cada
año un millón de toneladas de desechos
electrónicos provenientes de todo el mundo. La cuidad es
conocida como "el cementerio de los electrónicos" (Figura
1).
Ghana, situada en el continente africano es
el nuevo vertedero de la basura de Europa (Figura 2 y3), este
país recibe también los RAEE que son llevados
ilegalmente por vía marítima, violando la
Convención de Basilea de Naciones Unidas, que según
este acuerdo, los RAEE no pueden ser exportados a países
en vías de desarrollo. Con la excusa del reciclado, los
países desarrollados envían sus desechos
electrónicos a Ghana. Lo cierto es que solo el 20% de
estos residuos se reciclan.
Figura 1. Ciudadano chino en vertedero de residuos
electrónicos de la ciudad de Guiyu.
Figuras 2 y 3. Situación actual
en Ghana y sus vertederos de
RAEE.
3.2. Dise ño derroch
ador
El mayor problema de diseñar toda
nuestra economía entorno a productos de bajo costo y corto
tiempo de uso, es sin duda el costo medioambiental que conlleva
este sistema. El planeta es un sistema que se autocorrige, pero
para asimilar, degradar, y neutralizar tantas millones de
toneladas de desechos tóxicos se tardarían decenas
de miles de años. Hay que tener en cuenta que no es
conveniente pensar que el planeta tiene recursos infinitos y que
es ilimitado, mas no lo es, pero es de esa forma en que lo estamo
s viendo.
Sin cuidar los principios más
básicos de la vida y del manejo responsable de recursos,
estamos en un sistema que se lo puede definir como
"antieconómico", que se encarga solo de vender más
y más sin tener en cuenta las responsabilidades y
obligaciones que deberían cumplirse al diseñar
estos productos. Hasta en algunos casos las empresas gastan
más dinero en la publicidad, que en la fabricación
del producto en sí.
En las primeras etapas de
fabricación de bombitas eléctricas, los
diseñadores e ing enieros estuvieron experimentando nuevos
materiales justamente para encontrar la duración o tiempo
de vida que necesitaban que tuvieran estas lamparitas. Hasta el
día de hoy se sigue haciendo, y en algunos casos
más disimuladamente, como por ejemplo en las impresoras,
las cuales vienen integradas con un chip (Figura 4) que hace el
conteo de las impresiones y deja inhabilitada la máquina
después de unas 18.000 a 20.000 impresiones, eso es
aproximadamente de 3 a 5 años de uso.
Es evidente entonces ahora más que
nunca la obsolescencia programada en productos
electrónicos, en el caso de la impresora, cuando deja de
funcionar, la reparación cuesta en 120 € y una nueva
unos 39 €. El consumidor obviamente opta por una nueva, ya
que no le conviene gastar un 67,5 % más dinero en una
simple reparación.
Figura 4. Chip que lleva el conteo de
las impresiones realizadas.
3.3. ¿Es impres cindible la
obsolesce ncia program ada p ara nuestro av ance tecnológ
ico y econó mico?
No, la sociedad ha demostrado que puede
avanzar y crecer tecnológica y económicamente
hablando, sin necesitar como requisito obligatorio una
obsolescencia programada. Al contrario de lo que se hace y
piensa, cuidar los recursos y manejar con responsabilidad los
desechos es fundamental par a el bienestar de la especie humana y
del ecosistema, no hay que buscar mucho para ver las
consecuencias de no hacerlo.
En Rusia (una de las principales potencias
tecnológicas del mundo) tenían un sistema
económico totalmente sin obsolescencia planeada, las
heladeras que fabricaban duraban 25 años y era lo
normal.
Nuestro sistema económico
debería tratarse sobre "economizar", no de
despilfarrar.
Todo lo que se necesita es una "estrategia de
eficiencia" para la propia mecánica de producción
que deberíamos tener (Zeitgeist: Moving Forward).
Hay apenas solo tres protocolos específicos a los que
tenemos que adherirnos:
1) Cada bien que producimos debe ser
diseñado para durar tanto como sea posible. Naturalmente,
cuantas más cosas se estropeen, más recursos
necesitaremos para reemplazarlas y más desperdicio
será producido.
2) Cuando las cosas se estropeen o dejen de
ser útiles por algún motivo, es crítico que
cosechemos o reciclemos tanto como podamos. De modo que el
diseño productivo debe tener esto en consider ación
directamente en las etapas iniciales.
3) Las tecnologías de
evolución rápida, como la electrónica, que
son sometidas a las más altas tasas de obsolescencia
tecnológica, necesitarán ser diseñadas para
prever y acomodar actualizaciones físicas. Lo
último que se busca hacer es desechar un sistema
informático completo sólo porque se ha
dañado una sola parte o es obsoleto. Así que
simplemente se diseñaría los componentes para ser
fácilmente actualizados pieza por pieza, estandarizados y
universalmente inte rcambiados.
4.
¿Qué se hace actualmente para contrarrestar la
obsolescencia programada?
La mayoría de las acciones que se
realizan en contra de la obsolescencia planeada, son
individuales. Pocas o ningunas soluciones vienen de parte de
gobiernos, instituciones, y empresas, fundamentalmente son los
consumidores quienes deciden actuar, ya sea para no ser
perjudicados económicamente o para no generar
desechos.
Lo más frecuente es reparar los
objetos en vez de desecharlos, en internet hay miles de manu ales
que indican como reparar los problemas más comunes que
suelen tener los aparatos electrónicos, existen
páginas independientes que se dedican exclusivamente al
tema, con videotutoriales para el que quiera reparar sus
electrodomésticos o cualquier otro producto
electrónico que tenga. Inclusive un programador ruso
diseñó un programa para poder resetear el chip
contador de impresiones que llevan dentro las impresoras, con el
objetivo de que no se deseche, para que pueda volver a
funcionar.
Las grandes corporaciones multinacionales
productoras de tablets, PC, teléfonos móviles,
diseñan estos aparatos para que se les pueda conectar
únicamente el cargador de su propia marca. Hay una
propuesta europea llamada Universal Charging Solution
que busca resolver e ste problema, si todos los modelos de
teléfonos móviles tuvieran un mismo cargador
universal USB se evitarían de 51.000 a 82.000 toneladas de
basura electrónica al año. Esta basura supone 13,6
millones de toneladas al añ o de gases de efecto
invernadero.
En cuanto a los residuos provocados por
obsolescencia en teléfonos móviles, un joven
diseñador holandés llamado Dave Hakkens propuso una
solución: los phoneblocks (Figura 5). Se trata de una
nueva idea que consta de separar en bloques cada parte que
compone a un teléfono móvil (antena, wi -fi,
pantalla, procesador, memorias, antenas, batería, etc) y
ensamblarlo, al romperse o al querer actualizar alguna de las
partes, simplemente se compra y cambia el repuesto en
cuestión, sin tener que desechar el aparato
completo.
Figura 5. Esquema de un
phoneblock.
Empresas que se promocionan como jóvenes y
ambientalistas, como por ejemplo Apple, producen millones de
iPods a los que no se le puede cambiar la batería ni
reemplazar ninguna parte del hardware, si la batería
falla, se tiene que descartar todo el dispositivo y comprar uno
nuevo, esto es un gran desperdicio. El nuevo iPhone 5 tiene un
nuevo cargador que es incompatible con los 173 millones de
iPhone, 73 millones de iPad y 275 millones de iPod
vendidos en todo el mundo.
También hay obsolescencia a nivel software, no
solo hardware, el famoso sistema operativo de PC, Windows
(diseñado por Microsoft), se vuelve lento con el tiempo, y
es vulnerable a todo tipo de virus informáticos, su
competidor Linux sin embargo no tiene este problema.
Por otra parte, distintas empresas
están fabricando lamparitas de LED, las cuales consumen un
92% menos de energía eléctrica que las de filamento
de tungsteno, y tienen una reducción del 70% de
liberación de CO2 a la atmósfera, pueden llegar a
durar 25 años.
Mientras tanto, lo que cada uno de nosotros
deberíamos hacer básicamente para no contribuir a
la expansión de este paradigma derrochador es:
1) Reparar. Con esto se reducen los residuos y nos
beneficia económicamente.
2) No consumir marcas que usen de manera comprobada la
obsolescencia programada.
3) Comprar con referencias, averiguar sobre el producto
en cuestión.
4) Pensar si es necesario comprarlo. Muchas
veces pasa que queremos cosas que no necesitamos realmente, que
compramos porque la sociedad lo exige, por marca, modelo o por
simple moda.
5) Comprar y vender en los mercados de
segunda mano. Esto es mejor que descartarlo directamente,
quizás alguien necesita el producto que usted ya no y las
dos partes se verían beneficiadas.
Todos estos puntos se podrían
resumir con la simple palabra "responsabilidad" a la hora de
comprar un producto.
5.
Conclusión
Hemos aprendido que para mantener una
economía en pie, no es imprescindible la obsolescencia
programada, con un buen uso de recursos y una estrategia de
producción, se puede salir adelante. De hecho el libro
Cradle to cradle, se trata sobre replantear la
ingeniería y proceso de producción de los productos
, utilizando un nuevo paradigma en el cual no va a haber
disminución de residuos, sino, que los residuos mismos
serán materias primas para otras cosas, y que deben
devolver nutrientes a la biosfera. En el caso de los RAEE el
principal problema es la cantidad de los mismos, y la baja tasa
de reutilización, reparación y
reciclado.
No obstante, ¿Es realmente posible
la conversión de un sistema al otro de la noche a la
mañana? ¿Qué pasaría con las miles de
personas pobres que subsisten gracias a este sistema derrochador?
En los primeros que hay que pensar en este caso, es en los
más afectados, en las personas que cobran su mísero
sueldo a costa del reciclado de los RAEE, ellos, al no haber
obsolescencia programada, no obtendrían dinero , por
ausencia de fuente de trabajo. Ese sería el principal
problema a solucionar, y de hecho, no es imposible. Lo mismo para
con los trabajadores de las fábricas u otros lugares de
producción, la obsolescencia programada ha construido el
mundo como lo conocemos, millones de empleados depende n de ella
por el momento.
Un cambio total de paradigma es
difícil, pero indispensable, es un camino largo, pero
posible. Una famosa y acertada frase podría usarse para
describir esta situación: el mundo es suficientemente
grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre
será demasiado pequeño para satisfacer la avaricia
de algunos (Ghandi).
6.
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Autor:
Nahuel Escobedo
Universidad Favaloro, Buenos
Aires