Como ecuatorianos, a pesar de nuestra juventud, llevamos en el corazón
la música de nuestra tierra que viene desde que nacemos y forma parte
de nuestra cultura. Aunque tengamos influencia de ritmos modernos, no podemos
negar nuestro gusto por ella, ya que nuestros ritmos nos llenan de recuerdos
al conectarnos directamente con nuestro país Ecuador a pesar de que estemos
lejos de esta patria.
Son canciones con ritmos que nos vinculan al principio musical de nuestros ancestros y remueven nuestro espíritu, basado en los sentimientos de lo que un día vivieron nuestros antepasados con el sufrimiento de la conquista española que fusiono la tristeza de su realidad esclavizada y añadió nuevos ritmos que nos hicieron adaptarnos al mestizaje y adquirir otros ritmos musicales que a lo largo de la historia han contado esta bella evolución, en la que nos hemos adaptado a nuevos y diversos ritmos, pero que en su esencia aun mantenemos lo nuestro en festividades o en melancolía.
De la música ecuatoriana no se conoce mucho antes de la conquista española, solo se han encontrado ciertas partes en las que se puede ver su importancia para nuestros antepasados indígenas, la música constituía una parte fundamental de ceremonias y festividades.La influencia española y africana han constituido un fuerte lazo al mezclarse con nuestros ritmos en que el rondador de carrizo o canutos, el pingullo, las dulzainas, el tambor, la flauta para guagua, la bocina de huaramo y la guaraca distinguen nuestra influencia indígena, de tal manera que se ha formado a lo largo de la historia ritmos únicos y muy nuestros que hoy forman parte de nuestra cultura y que actualmente aún se escuchan en su ritmo tradicional como el albazo, la bomba, la capishca, el pasacalle y el yaraví, o con variaciones con ritmos más modernos como el pop y el rock.
La música ecuatoriana se inició por la conquista de los españoles en el siglo XVI. Nuestra cultura indígena utilizaba tambores, rondadores y ociarías. A la llegada de los españoles se introdujo la guitarra, la vihuela y las castañuelas.
A mediados del siglo XVIII llegaron los primeros habitantes africanos como náufragos, los cuales introdujeron la marimba, fusionando nuestra música con nuevos tonos musicales tales como el San Juanito y el albazo. Sus ritmos alegres se bailan al cierre de la festividad.El pasillo constituye el himno ecuatoriano ya que enaltecen a la mujer ecuatoriana, nos habla de amores perdidos que nos llevan a la nostalgia que invaden nuestra alma.Otros ritmos como la cumbia de Colombia se han entremezclado con ritmos ecuatorianos dando como resultado la cumbia ecuatoriana.La música en el Ecuador ha ido evolucionando y en la actualidad otros ritmos como el rock o el pop, también han ido fusionándose con ritmos nuestros incorporando instrumentos electrónicos a la música tradicional ecuatoriana (techno-sanjuanito o techno -pasacalle).A pesar del transcurrir del tiempo y aunque nuevos instrumentos se incorporen para fusionarse en nuevos ritmos, nuestras raíces siempre saldrán a flote, para recordarnos que la música ecuatoriana es parte de nuestra nacionalidad y estará siempre en nuestros corazones.Esta breve reseña acerca de la música ecuatoriana me ha brindado la posibilidad de conocer los inicios de nuestros ritmos ancestrales y cómo surgió la fusión con ritmos españoles y africanos, que a través del tiempo, han ido evolucionando a lo que se conoce actualmente como nuestra música ecuatoriana, llenándome de orgullo e identidad.
Compositores ecuatorianos
1. Julio Jaramillo Laurido, conocido como "El ruiseñor de América", paseó su fama en varios países de América. Cantó infinidad de canciones. Aunque él popularizó el bolero Nuestro Juramento, que se ha alzado como el himno de los ecuatorianos en el exterior cuando recuerdan con nostalgia su patria.
2. Carlota Jaramillo, llamada también la Reina del Pasillo, fue cantante y actriz. No solo se la recuerda en el mundo musical por su voz, por su sencillez, por su interpretación o por ser la artista ecuatoriana que en un mes de 1938 vendió mil copias del disco con el pasillo Honda pena. Otra de las canciones por la que es recordada es Sendas distintas, de autoría de su esposo Jorge Araujo.
3. Olga Gutiérrez, argentina, nacionalizada en Ecuador. Después de cantar en muchos países de América, se quedó en Ecuador y se volvió embajadora del pasillo. Cantó en el Trío Los Brillantes, que a decir del maestro Carlos Rubira Infante ha sido el mejor trío que ha tenido el Ecuador. También formó un dúo con Kiko González llamado Olga y Kiko, con quien cantó siempre música ecuatoriana.
4. Fresia Saavedra es una de las figuras más relevantes de la música nacional. Ha grabado infinidad de discos y canciones. Ha paseado su voz por todo el Ecuador y el exterior.
5. Hilda Murillo debutó a los 7 años en el canto, tal vez inspirada por sus padres: Washington Murillo, compositor y músico; y su madre, Fresia Saavedra, intérprete y compositora. Lo hizo con la orquesta América cuando grabaron un disco con canciones infantiles.
6. Dúo Hnos. Miño Naranjo, desde hace 56 años han cantado música nacional e internacional dentro y fuera de nuestras fronteras. Nacidos en Ambato, Héctor Danilo y Luis Eduardo cuentan que el arreglista Rosalino Quinteros los oyó cantar y dijo: Yo voy a hacer de los Miño Naranjo lo que hice de Julio Jaramillo. Así, grabaron su primer disco y "Sin tu amor" fue un éxito tan grande que pegó en todo el Ecuador.
7. Dúo Benítez y Valencia, conformado por Gonzalo Benítez Gómez y Luis Alberto 'Potolo' Valencia Córdoba desde 1942 hasta 1970, año en el cual éste último muere. Sus interpretaciones incluyeron varias canciones de diversos géneros musicales típicos del folclor ecuatoriano, como el yaraví, pasillo, albazo, alza y danzante. Tras la muerte del Potolo Valencia, Gonzalo Benítez prosiguió su carrera musical hasta el año 2005, cuando falleció.
Se deben también resaltar los nombres de Pepe Jaramillo, hermano de Julio y gran cantante, conocido como 'El Señor del Pasillo'; además, Mélida Jaramillo, Leonardo Enrique Vega, Los Hermanos Montecel, Eduardo Brito, Máxima Mejía, Néstor Sellán, Irma Aráuz, Mery Aráuz, Juanita Córdova, entre otros.
8. Nicasio Safadi compuso más de 300 melodías de ritmos nacionales, entre esos pasillos. Está considerado como el más importante compositor nacido en Líbano, pero asentado en Guayaquil desdel os 5 años, y uno de los más notables músicos nacionales de la primera mitad del siglo XX. El más recordado es Guayaquil de mis amores.
9. Carlos Rubira Infante, compositor ecuatoriano de música popular. A los 20 años empezó a interpretar sus canciones en "La hora agrícola'. El creador del emblemático tema Guayaquileño, madera de guerrero, es autor de cerca de 600 canciones.
10. Francisco Paredes Herrera, el "Príncipe del Pasillo
ecuatoriano" fue quien musicalizó los pasillos destacados: Alma
en los Labios, Rosario de Besos, Manabí y entre otros: Tú y Yo
que ganó el premio Iberoamericano de la Canción en España
en la década de los años 60.
Principales géneros ecuatorianos
El pasillo: es un género musical y danza autóctono y folclórico de Colombia y Ecuador, donde es considerado un símbolo musical de la nacionalidad. De Colombia se extendió hacia Centroamérica, donde adquirió carácter folclórico también en Panamá y en Costa Rica. Luego se extendió y popularizó en Nicaragua y El Salvador. En cada una de estas naciones tiene características regionales propias. En Venezuela se le conoce como valse; y en el Perú el pasillo ecuatoriano goza de relativa popularidad, principalmente en el norte del país. Su máximo representante en nuestro país es Julio JaramilloEl pasacalle: Género musical de Ecuador y Perú. Al igual que el pasillo, el pasacalle es un género de origen europeo. Se trata de una composición instrumental en la que un corto tema a cargo de los bajos es un número de veces de igual extensión, cada vez con variados contrapuntos de las secciones más agudas.En Ecuador los pasacalles son interpretados por las bandas, tienen similitud con el pasodoble español del cual tiene su ritmo, compás y estructura general pero conservando y resaltando la particularidad nacional.El albazo: es un tipo de música de la sierra del Ecuador. Es de origen indígena y mestizo. Tiene un ritmo alegre y usualmente es interpretada con guitarra y requinto. Es también común que se lo interprete por una banda de pueblo. El albazo es un ritmo que ha sido generalmente asociado con la banda de músicos, llamadas bandas de pueblo, que recorren las calles durante las grandes festividades en el alba.El sanjuanito: es un género musical autóctono ecuatoriano de música andina. Muy popular a inicios del siglo XX, es un género originario de la provincia de Imbabura. El "sanjuanito" tiene origen preincaico, es decir existe antes de la conquista española.A diferencia del pasillo es un género alegre y bailable que se ejecuta en las festividades de la cultura mestiza e indígena en Ecuador.
Folklor Ecuatoriano: Según su etimología, la palabra folklore se forma de dos voces: folk, que significa pueblo, y lore, conocimiento, sabiduría. Entre las diversas definiciones de la palabra folklore, una de las más ajustadas a la realidad es la que dice: "Folklore significa sabiduría de las gentes del pueblo, sabiduría popular, en contraposición a conocimiento científico, a sabiduría de los sabios; se viene a suponer que es folklórico todo lo que perdura grabado en la memoria popular, en la retentiva de las gentes, guardado por tradición oral, por la capacidad conservadora de las muchedumbres"
El yaraví: es otro de los géneros musicales propios de la región andina.Yaraví es una deformación española del término harawi, es un nombre que se compone de aya-aru-hui: aya significa difunto y aru que significa hablar, por lo tanto yaraví es el canto que habla de los muertos
Bomba del Chota: La Bomba del Chota es un género musical afrodescendiente originario del Valle del Chota, Ecuador que se encuentra en los límites de las provincias de Imbabura y Carchi. Es un ritmo creado por la mayoritaria población afro-ecuatoriana de esa localidad. Usualmente se la toca con tambores junto con instrumentos de origen español o mestizo como son la guitarra, el requinto o el guiro. En ritmo y velocidad puede variar desde un tiempo ligero bailable hasta una intensidad veloz típica de muchos ritmos africanos o afro-americanos en donde destaca el ritmo y la percusión así como el movimiento de cadera y el bailar pegado en formas eróticas. Otra variación es la llamada Banda Mocha que en sus inicios estuvo compuesta por instrumentos rudimentarios como hojas de naranjo, flautas, machetes, bombo y cornetas hechas de calabazo seco, además de puros, pencos, peinillas, etc.
Es un ritmo que acompaña las fiestas diversas en el Valle del Chota y es muy escuchado especialmente en la Sierra Norte del Ecuador desde Carchi, Imbabura hasta la ciudad de Quito donde existe una fuerte comunidad afro-choteña. En el resto del país tiene menos difusión aunque en tiempos recientes ya se lo puede escuchar en otras partes del país y es escuchado también por indígenas y mestizos.
Capishca: El capishca es un género musical de música andina, que se baila y se escucha en Ecuador, especialmente en las provincias de Chimborazo y Azuay. La palabra "capishca" viene del verbo quichua capina que significa exprimir.
Es un ritmo mestizo alegre y movido de estructura rítmica en tonalidad menor muy parecida al albazo, en donde se pone a prueba la aptitud física de la pareja que lo danza, al hacer pases y entradas con muestras de picardía y galanteo.
Hay piezas musicales compuestas en compás binario de 6/8 en tonalidad menor (parecido al albazo) y otras en compás ternario de 3/4 (parecidos al aire típico
).
Biografía de compositores famosos
Ludwig van Beethoven
(Bonn, actualmente Alemania, 1770 – Viena, 1827) Compositor alemán. Nacido en el seno de una familia de origen flamenco, su padre, ante las evidentes cualidades para la música que demostraba el pequeño Ludwig, intentó hacer de él un segundo Mozart, aunque con escaso éxito.
La verdadera vocación musical de Beethoven no comenzó en realidad hasta 1779, cuando entró en contacto con el organista Christian Gottlob Neefe, quien se convirtió en su maestro. Él fue, por ejemplo, quien le introdujo en el estudio de Johann Sebastian Bach, músico al que Beethoven siempre profesaría una profunda devoción.
Miembro de la orquesta de la corte de Bonn desde 1783, en 1787 Ludwig
van Beethoven realizó un primer viaje a Viena con el propósito
de recibir clases de Mozart. Sin embargo, la enfermedad y el posterior deceso
de su madre le obligaron a regresar a su ciudad natal pocas semanas después
de su llegada.
En 1792 Beethoven viajó de nuevo a la capital austriaca para trabajar con Haydn y Antonio Salieri, y se dio a conocer como compositor y pianista en un concierto que tuvo lugar en 1795 con gran éxito. Su carrera como intérprete quedó bruscamente interrumpida a consecuencia de la sordera que comenzó a afectarle a partir de 1796 y que desde 1815 le privó por completo de la facultad auditiva.
Los últimos años de la vida de Beethoven estuvieron marcados también por la soledad y una progresiva introspección, pese a lo cual prosiguió su labor compositiva, e incluso fue la época en que creó sus obras más impresionantes y avanzadas.
Obras de Ludwig van Beethoven
La tradición divide la carrera de Beethoven en tres grandes períodos creativos o estilos, y si bien el uso los ha convertido en tópicos, no por ello resultan menos útiles a la hora de encuadrar su legado.
La primera época abarca las composiciones escritas hasta 1800, caracterizadas por seguir de cerca el modelo establecido por Mozart y Joseph Haydn y el clasicismo en general, sin excesivas innovaciones o rasgos personales. A este período pertenecen obras como el célebre Septimino o sus dos primeros conciertos para piano.
Una segunda manera o estilo abarca desde 1801 hasta 1814, período este que puede considerarse de madurez, con obras plenamente originales en las que Ludwig van Beethoven hace gala de un dominio absoluto de la forma y la expresión (la ópera Fidelio, sus ocho primeras sinfonías, sus tres últimos conciertos para piano, el Concierto para violín).
La tercera etapa comprende hasta la muerte del músico y está dominada por sus obras más innovadoras y personales, incomprendidas en su tiempo por la novedad de su lenguaje armónico y su forma poco convencional; la Sinfonía n.º 9, la Missa solemnis y los últimos cuartetos de cuerda y sonatas para piano representan la culminación de este período y del estilo de Ludwig van Beethoven.
En estas obras, Beethoven anticipó muchos de los rasgos que habían de caracterizar la posterior música romántica e, incluso, la del siglo XX. La obra de Ludwig van Beethoven se sitúa entre el clasicismo de Mozart y Haydn y el romanticismo de un Schumann o un Brahms. No cabe duda que, como compositor, señala un antes y un después en la historia de la música y refleja, quizá como ningún otro -a excepción de su contemporáneo Francisco de Goya-, no sólo el cambio entre el gusto clásico y el romántico, entre el formalismo del primero y el subjetivismo del segundo, sino también entre el Antiguo Régimen y la nueva situación social y política surgida de la Revolución Francesa.
Efectivamente, en 1789 caía La Bastilla y con ella toda una concepción del mundo que incluía el papel del artista en su sociedad. Siguiendo los pasos de su admirado Mozart, Ludwig van Beethoven fue el primer músico que consiguió independizarse y vivir de los encargos que se le realizaban, sin estar al servicio de un príncipe o un aristócrata, si bien, a diferencia del salzburgués, él consiguió triunfar y ganarse el respeto y el reconocimiento de sus contemporáneos.
Wolfgang Amadeus Mozart
Compositor austríaco nacido en Salzburgo el 27 de enero de 1756. Sus prodigiosas dotes musicales fueron pronto observadas por su padre, Leopold, que decidió educarlo y, simultáneamente, exhibirlo (conjuntamente con la hermana grande Nannerl –Maria Anna–) como fuente de ingresos. A la edad de seis años, Mozart ya era un intèrprete avanzado de instrumentos de tecla y un eficaz violinista, al mismo tiempo que demostraba una extraordinaria capacidad para la improvisación y la lectura de partituras. Aún hoy en día se interpretan cinco pequeñas piezas para piano que compuso a aquella edad.El año 1762 Leopold comenzó a llevar a su hijo de gira por las cortes europeas. Primeramente a Munich y a Viena y, en 1763 los Mozart emprendieron un largo viaje de tres años y medio que supuso para el pequeño Wolfgang valiosas experiencias: conoció la cèlebre orquesta y el estilo de Mannheim, la música francesa en París, y el estilo galante de J.Ch. Bach en Londres. Durante este periodo escribió sonatas, tanto para piano como para violín (1763) y una sinfonía (K.16, 1764).Ya de regreso a Salzburgo, continuó sus primeras composiciones, entre les cuales encontramos la primera parte de un oratorio, Die Schuldigkeit des ersten Gebots (La obligación del Primer Mandamiento), la ópera cómica La finta semplice, y Bastien und Bastienne, su primer singspiel (tipo de ópera alemana con partes recitadas). El año 1769, con 13 años, era nombrado Konzertmeister del arzobispado de su ciudad.Después de unos cuantos años en casa, padre e hijo marcharon a Italia (1769-71). En Milán, Mozart conoció al compositor G.B. Sammartini; en Roma, el Papa lo condecoró con la distinción de Caballero de la Espuela de Oro y en Bolonia contactó con el padre Martini y realizó con éxito los exámenes de acceso a la prestigiosa Accademia Filarmonica. El año 1770 le encargaron escribir la que es su primera gran ópera, Mitridate, re di Ponto (1770), escrita en Milán. Con esta obra, su reputación como músico se hizo aún más patente.Mozart volvió a Salzburgo en 1771. De los años inmediatamente posteriores datan los primeros cuartetos para cuerda, las sinfonías K.183, 199 y 200 (1773), el concierto para fagot K.191 (1774), las óperas La finta giardiniera e Il re pastore (1775), diversos conciertos para piano, la serie de concirtos para violín y las primeras sonatas para piano (1774-75).En 1777 Mozart marchó hacia Munich con su madre, Anna Maria. A la edad de veintiún años Mozart buscaba por las corte europeas un lugar mejor remunerado y más satisfactorio que el que tenía en Salzburgo bajo las órdenes del arzobispo Colloredo, pero sus deseos no se cumplieron. Llegó a Mannheim, capital musical de Europa por aquella época, con la idea de conseguir un puesto en su orquesta, y allí se enamoró de Aloysia Weber. Posteriormente Leopold envió a su esposa e hijo a París, donde éste estrenó la sinfonia K.297 y el ballet "Les petits riens". La muerte de su madre en la capital francesa en 1778, el rechazo de Weber -después del segundo encuentro de Mozart con la familia– y el menosprecio de los aristócratas para los que trabajaba, hicieron que los dos años transcurridos entre su llegada a París y el retorno a Salzburgo en 1779 fueran un periodo muy difícil en su vida.Durante los años siguientes compuso misas, las sinfonías K.318, 319 y 338 y la ópera Idomeneo, re di Creta (Munich, 1781), influída por Gluck pero con un sello ya totalmente propio.El año 1781, Mozart rompe sus relaciones laborales con el príncipe-arzobispo de Salzburgo y decide trasladarse definitivamente a Viena. Allí compone el singspiel Die Entführung aus dem Serail (El rapto en el serrallo), encargada en 1782 por el emperador José II.Este mismo año se casa con Constanze Weber, hermana pequeña de Aloysia; juntos vivieron frecuentemente perseguidos por las deudas hasta la muerte de Mozart.De esta época data su amistad con F.J. Haydn a quien le dedicó seis cuartetos (1782-85); estrenó también la sinfonía Haffner (K.385, 1785) y otras obras, de expresividad muy superior a la de la música de su tiempo. La llegada de Lorenzo da Ponte a Viena le proporcionó un libretista de excepción para tres de sus mejores óperas: Le nozze di Figaro (1786), Don Giovanni (1787) y Così fan tutte (1790). Muerto ése año Gluck, el emperador José II concedió el cargo de kapellmeister a Mozart, pero redujo el salario, hecho que impidió que saliese del círculo vicioso de deudas. Estas crisis se reflejaron en obres como en el quinteto de cuerda K.516, en las tres últimas sinfonías (K.543, 550 i 551, Júpiter, del 1788), los últimos conciertos para piano, etc., contribuciones ingentes a estos géneros. Los años finales Mozart escribió sus últimas óperas, Die Zauberflöte (La flauta mágica) y La Clemenza di Tito, (1791) -escrita con motivo de la coronación del nuevo emperador Leopold II-. Precisamente mientras trabajaba en La flauta mágica, con libreto de Emmanuel Schikaneder, el emisario de un misterioso conde Walsegg le encargó una misa de réquiem. El Réquiem en Re menor K.626, inacabado por la muerte de Mozart -el 5 de diciembre de 1791- fue su última composición, acabada por su discípulo F.X. Süssmayr.
Mozart se ha considerado el compositor más destacado de la historia de la música occidental y su influencia fue profundísima, tanto en el mundo germánico com en el latíno; su extensa producción incluye casi todos los géneros (desde el lied y las danzas alemanas hasta los conciertos para instrumento, las sinfonías y las óperas), y en cualquiera de ellos podemos encontrar obras maestras que nos hacen recordar la apasionada opinión de Goethe al referirse al compositor: "¿Cómo, si no, podría manifestarse la Divinidad, a no ser por la evidencia de los milagros que se producen en algunos hombres, que no hacen sino asombrarnos y desconcertarnos?".
Richard Wagner
(Leipzig, actual Alemania, 1813-Venecia, Italia, 1883) Compositor, director de orquesta, poeta y teórico musical alemán. Aunque Wagner prácticamente sólo compuso para la escena, su influencia en la música es un hecho incuestionable. Las grandes corrientes musicales surgidas con posterioridad, desde el expresionismo hasta el impresionismo, por continuación o por reacción, encuentran en él su verdadero origen, hasta el punto de que algunos críticos sostienen que toda la música contemporánea nace de la armonía, rica en cromatismos, en disonancias no resueltas, de Tristán e Isolda.
La infancia de Wagner se vio influida por su padrastro Ludwig Geyer,
actor, pintor y poeta, que suscitó en el niño su temprano entusiasmo
por toda manifestación artística. La literatura, además
de la música, fue desde el principio su gran pasión, pero el conocimiento
de Weber y, sobre todo, el descubrimiento de la Sinfonía núm.
9 de Beethoven lo orientaron definitivamente hacia el cultivo del arte de los
sonidos, aunque sin abandonar por ello su vocación literaria, que le
permitiría escribir sus propios libretos operísticos.
De formación autodidacta, sus progresos en la composición fueron lentos y difíciles, agravados por una inestable situación financiera, la necesidad de dedicarse a tareas ingratas (transcripciones de partituras, dirección de teatros provincianos) y las dificultades para dar a conocer sus composiciones. Sus primeras óperas -Las hadas, La prohibición de amar, Rienzi- mostraban su supeditación a unos modelos en exceso evidentes (Weber, Marschner, Bellini, Meyerbeer), sin revelar nada del futuro arte del compositor.
Hasta el estreno, en 1843, de El holandés errante, no encontró el compositor su voz personal y propia, aún deudora de algunas convenciones formales que en posteriores trabajos fueron desapareciendo. Tannhäuser y Lohengrin señalaron el camino hacia el drama musical, la renovación de la música escénica que llevó a cabo Wagner, tanto a nivel teórico como práctico, en sus siguientes partituras: El oro del Rin (primera parte de la tetralogía El anillo de los nibelungos) y Tristán e Isolda.
En estas obras se elimina la separación entre números, entre recitativos y partes cantadas, de modo que todo el drama queda configurado como un fluido musical continuo, de carácter sinfónico, en el que la unidad viene dada por el empleo de unos breves temas musicales, los leitmotiv, cuya función, además de estructural, es simbólica: cada uno de ellos viene a ser la representación de un elemento, una situación o un personaje que aparece en el drama.
No sólo en el aspecto formal fue revolucionaria la aportación wagneriana: en los campos de la melodía, la armonía y la orquestación -con el uso de una orquesta sinfónica de proporciones muy superiores a las que tenían las habituales orquestas de ópera-, sino que también dejó una impronta duradera. Su gran aspiración no era otra que la de lograr la Gesamtkunstwerk, la «obra de arte total» en la que se sintetizaran todos los lenguajes artísticos.
Sus ideas tuvieron tantos partidarios como detractores. Uno de sus más entusiastas seguidores fue el rey Luis II de Baviera, gracias a cuya ayuda económica el músico pudo construir el Festspielhaus de Bayreuth, un teatro destinado exclusivamente a la representación de sus dramas musicales, cuya complejidad superaba con mucho la capacidad técnica de las salas de ópera convencionales. En 1876 se procedió a su solemne inauguración, con el estreno del ciclo completo de El anillo de los nibelungos. Años antes, en 1870, el compositor había contraído matrimonio con la hija de Franz Liszt, Cosima, con quien había mantenido una tormentosa relación cuando aún estaba casada con el director de orquesta Hans von Bülow. Wagner dedicó los últimos años de su vida a concluir la composición de Parsifal.
Frédéric Chopin
(Fryderyk Franciszek Chopin; Zelazowa Wola, actual Polonia, 1810-París, 1849) Compositor y pianista polaco. Si el piano es el instrumento romántico por excelencia se debe en gran parte a la aportación de Frédéric Chopin: en el extremo opuesto del pianismo orquestal de su contemporáneo Liszt -representante de la faceta más extrovertida y apasionada, casi exhibicionista, del Romanticismo-, el compositor polaco exploró un estilo intrínsecamente poético, de un lirismo tan refinado como sutil, que aún no ha sido igualado. Pocos son los músicos que, a través de la exploración de los recursos tímbricos y dinámicos del piano, han hecho «cantar» al instrumento con la maestría con qué él lo hizo. Y es que el canto constituía precisamente la base, la esencia, de su estilo como intérprete y como compositor.
Hijo de un maestro francés emigrado a Polonia, Chopin fue un niño
prodigio que desde los seis años empezó a frecuentar los grandes
salones de la aristocracia y la burguesía polacas, donde suscitó
el asombro de los asistentes gracias a su sorprendente talento. De esa época
datan también sus primeras incursiones en la composición.
Wojciech Zywny fue su primer maestro, al que siguió Jozef Elsner, director de la Escuela de Música de Varsovia. Sus valiosas enseñanzas proporcionaron una sólida base teórica y técnica al talento del muchacho, quien desde 1829 emprendió su carrera profesional como solista con una serie de conciertos en Viena.
El fracaso de la revolución polaca de 1830 contra el poder ruso provocó su exilio en Francia, donde muy pronto se dio a conocer como pianista y compositor, hasta convertirse en el favorito de los grandes salones parisinos. En ellos conoció a algunos de los mejores compositores de su tiempo, como Berlioz, Rossini, Cherubini y Bellini, y también, en 1836, a la que había de ser uno de los grandes amores de su vida, la escritora George Sand.
Por su índole novelesco y lo incompatible de los caracteres de uno y otro, su relación se ha prestado a infinidad de interpretaciones. Se separaron en 1847. Para entonces Chopin se hallaba gravemente afectado por la tuberculosis que apenas dos años más tarde lo llevaría a la tumba. En 1848 realizó aún una última gira de conciertos por Inglaterra y Escocia, que se saldó con un extraordinario éxito.
Excepto los dos juveniles conciertos para piano y alguna otra obra concertante (Fantasía sobre aires polacos Op. 13, Krakowiak Op. 14) o camerística (Sonata para violoncelo y piano), toda la producción de Chopin está dirigida a su instrumento musical, el piano, del que fue un virtuoso incomparable. Sin embargo, su música dista de ser un mero vehículo de lucimiento para este mismo virtuosismo: en sus composiciones hay mucho de la tradición clásica, de Mozart y Beethoven, y también algo de Bach, lo que confiere a sus obras una envergadura técnica y formal que no se encuentra en otros compositores contemporáneos, más afectos a la estética de salón.
La melodía de los operistas italianos, con Bellini en primer lugar, y el folclor de su tierra natal polaca, evidente en sus series de mazurcas y polonesas, son otras influencias que otorgan a su música su peculiar e inimitable fisonomía.
A todo ello hay que añadir la propia personalidad del músico, que si bien en una primera etapa cultivó las formas clásicas (Sonata núm. 1, los dos conciertos para piano), a partir de mediados de la década de 1830 prefirió otras formas más libres y simples, como los impromptus, preludios, fantasías, scherzi y danzas.
Son obras éstas tan brillantes -si no más- como las de
sus predecesores John Field y Carl Maria von Weber, pero que no buscan tanto
la brillantez en sí misma como la expresión de un ideal secreto;
música de salón que sobrepasa los criterios estéticos de
un momento histórico determinado. Sus poéticos nocturnos constituyen
una excelente prueba de ello: de exquisito refinamiento expresivo, tienen una
calidad lírica difícilmente explicable con palabras.
Autor:
Stalin